Yo - Cuarta parte
Violeta,la esclava. Mi Amo me castiga duro porque lo merezco. Debo aprender a ser más obediente, más sumisa. Estoy agradecida. No puedo negarle nada. Aquí estoy.
YO
Tercera parte
Shibari
y
castigo
A mi Amo le gusta practicar shibari. El arte de las cuerdas y las ataduras. Sensual y erótico. Me entrenó y disfruto de esta entrega distinta, inmovilizada, amordazada, con las cuerdas apretando zonas erógenas muy sensibles. Me entrego por completo a sus deseos.
Los recuerdos vienen a mi mente mientras continúo esperándolo, suspendida por las cuerdas. Mis senos apretados duelen y adquieren un color morado. Los pezones inflamados y me siento cada vez más mojada.
Percibo que el ambiente cambia. Una presencia, un tenue perfume y el rumor de pasos me anuncian que mi Sr. ha llegado.
Si me toca, tendré un orgasmo. (Uy, eso está prohibido por Min)
He aprendido a amar las cuerdas tanto o más que él. Me excitan sólo con verlas y cuando me abrazan, apretando mis zonas más sensibles, me convierto en una mujer capaz de hacer lo que sea para dar placer a mi dueño. Su placer es el mío.
Mi dueño. Suena como música para mis oídos y afrodisíaco para mis sentidos. Saber que no soy libre sexualmente, que estoy para servir, complacer y obedecer a un hombre. No tengo derechos, soy lo que él quiere, hago lo que me ordena, aunque a veces me cueste. Ese es el objetivo de mi vida sexual. Hacerlo feliz. Y yo también lo soy.
Min gira a mi alrededor y después mueve con suavidad las cuerdas. Lentamente me va desnudando, hasta dejarme sólo con los blancos escarpines.
Toma en sus manos la tela blanca que cubría mis genitales y la lleva a su nariz (Ay! Lo mojé mucho)
-Exquisito- dice olfateando y escucho que su respiración se acelera. La mía lo está desde que llegó.
Se sienta frente a mi; estoy totalmente expuesta. Los labios de mi coño separados por la obligada abertura de mis piernas, se sienten mojados y mi clítoris pide su atención.
Permanecemos en silencio un rato,sólo con el sonido de nuestra respiración agitada y mi balanceo, suspendida, inmovilizada y caliente. Yo expectante,dispuesta.
- Orina para mi, ya - ordena con voz tranquila
- Aflojo mi esfínter y suelto un chorro fuerte y largo ante su mirada atenta.
- Excelente perrita, tomaste abundante líquido y lo retuviste, cumples bien mis órdenes. Eso me gusta-
No puedo responder por los palitos con los que el Sr. japonés trabó mi lengua fuera de la boca. Me impiden hablar y me provocan dolor y una continua caída de saliva que va mojando mi pecho y senos. Mis ojos están fijos en Min, atractivo en su kimono bajo el cual veo su potente erección. ( si se entera que lo llamo Min, castigo seguro. Un día lo haré)
Aprieta un control y mi cuerpo se desplaza hasta quedar sobre él. Mi culo, mi coño, todo frente a sus ojos. Acaricia mi pelo, lo huele y se levanta quedando frente a mi.
Acaricia mis tetas y mi pecho mojados, pellizca mis sensibles pezones extendiendo mi saliva. Ohhhh, me calienta más aún y gimo con la respiración acelerada.
-Adoro verte así esclava, entregada, lista para ser usada y mía- dice mientras con sus dedos recorre mi boca y acaricia mi lengua, besando suave las comisuras.
Me desespera y sale más saliva. Sus dedos recorren mis encías y se detienen acariciando mi lengua, produciéndome unas cosquillas que me hacen gemir más porque van directo a mi clítoris y me sigo empapando. Lo sabe. Y juega conmigo a propósito.
Libera mi lengua y me besa con dureza, chupando todo y entrando en mi boca, recorriéndola toda. Respondo con entusiasmo y oigo los gemidos que brotan de mis entrañas ya demasiado calientes. Estoy al borde de correrme. Apenas logro articular alguna palabra para a decir:
- Permisoooo mi Sr. Me autorizaaaa ?- y estallo en un orgasmo que me sacude hasta la punta de los dedos. Inmovilizada, los orgasmos parecen más fuertes, sacuden mi cuerpo entero que quiero mover pero no puedo y grito su nombre y palabras inconexas.
- Te gusta, esclava, quieres más? Pero sabes que te corriste en mi mano y sin mi permiso, no esperaste-
- Si mi Sr. - gimoteo, y pienso que bien me siento después del orgasmo.
- Esa falta de obediencia merece un castigo, lo sabes-
- Si mi Sr. su esclava merece ser castigada- en este estado hago promesas y digo lo que sea. No puedo pensar.
Toca mis hinchados pezones y amasa mis senos ya morados por las cuerdas. Gimo, gruño,me siguen brotando sonidos de puro placer. Y veo su rostro transportado disfrutando mi entrega.
Chupa mis pezones, los muerde, tira y retuerce los aros que los adornan y me arranca gritos de dolor y placer.
-Quieres más?
- Si mi Sr, digo con dificultad.
Me los pinza bien apretados y engancha tirante una cadena al aro que tiene mi collar de esclava. Es un collar que siempre llevo puesto con orgullo, porque es el símbolo de que soy suya. Cuando salimos juntos, algunas mujeres me miran con envidia y los hombres con lascivia. Debo caminar dos o tres pasos detrás de él y salir en público no es frecuente.
Se ubica detrás de mí y sé que me va a azotar.
- Te voy a castigar duro, esclava, para que recuerdes que tus orgasmos me pertenecen, esclava
- Si mi Sr. Yo soy tuya.
Escucho el silbido de una vara de castigo y casi enseguida llega el primer azote en mis abiertas nalgas. Comienza un ritmo que me arranca gritos de dolor. Golpea mis nalgas, mis muslos y de vez en cuando cambia hacia mis zonas más sensibles. Lloro, lágrimas y mocos corren por mi cara, suplico perdón, pero en realidad me voy sintiendo más caliente y siento los fluidos de mi vagina mojar los labios de mi coño.Voy perdiendo la capacidad de pensar con coherencia, mientras mi Amo continúa implacable descargando golpes cada vez más fuertes, al punto que siento algunos que abren mi piel.
- Esclava, puta y desobediente! - eso es lo que eres-
- Te castigo hasta marcarte, así cuando te mires recordarás cómo debes actuar con tu Amo, entendido?
- Si mi Amo, entiendo y acepto el castigo-
- Lo aceptas?- quién crees que eres para aceptar?- me dice con voz dominante. Una esclava no tiene derechos y no puede negarse a nada que su Amo le exija,hago contigo lo que quiera, entendido?
- Si Sr. Min perdóneme, digo entre sollozos
- Sr. Min? Acaso te di permiso para llamarme así cuando estás colgada. No aprendes más perra esclava. Voy a tener que disciplinarte mejor!!
- Si mi Amo, su perra debe ser disciplinada-
Y no puedo hablar más. Estoy cerca de perder el sentido. Quiero que me folle por cualquiera de mis agujeros. Quiero tragar su semen y lamer su culo. Quiero tocarlo con mis manos y pegar mi cuerpo al suyo. Lo quiero todo de él. Que me siga castigando y me lleve a la cima del placer.
Los azotes pararon y a lo lejos escucho caer la vara que después me hará limpiar de mi sangre con la lengua.
Se ubica frente a mi, tira la cadena de mis pezones y aúllo por el dolor y el placer mezclados.
Me sujeta y finalmente me penetra con su polla llenando mi vagina y por la posición roza fuerte mi clítoris
-Córrete ahora! recibo la orden al tiempo que él se va en mis entrañas, que sienten su semen caliente
Y yo vuelo a las estrellas, atada, inmovilizada, marcada por los azotes. Experimento dos orgasmos seguidos, incontrolables, con espasmos que me recorren y luchando por arquearme, por moverme, solamente puedo sentir y gritar.
Mi Amo se retira despacio de mi cuerpo y aunque lo siento quedo inmóvil, casi sin sentido, con restos de placer trazando su camino por mi interior.
-Hermosa Violeta, mi esclava, mi perra. Me haces un hombre feliz.
Lo escucho, pero sigo envuelta en la nube de dolor y placer que me regaló.
- Amo, merezco más castigo, me escucho decir sin pensar.
- Que esclava puta eres. Tendrás más dolor.
Moja mis zonas azotadas y lastimadas. Y de pronto el dolor se vuelve insoportable. Me arde todo. Como un fuego. Mi Amo me puso salmuera!! Apenas logro decir - gracias mi Amo, y todo se torna oscuro.
Cuando abro los ojos, me ha bajado y está cortando las cuerdas. Las últimas son las que envuelven y aprietan mis tetas. Las saca con un solo corte y es un nuevo dolor que se agrega a todos los que ya tengo. Me las masajea suave, y me duelen más a medida que recuperan la sangre, pero rápidamente disminuye el dolor.
- Gracias Amo por disciplinarme
- Qué aprendiste, esclava?
- Que no debo correrme sin tu permiso porque mis orgasmos te pertenecen. Tu ordenas Amo y yo, tu perra puta y esclava debo cumplir y ser agradecida.
- Buena hembra- dice jugando con mi pelo y masajeando mi cabeza.
Me siento en el paraíso. Soy feliz. Los dolores en mi cuerpo me dan pequeños espasmos de placer.
-Amo, puedo limpiarte con mi boca?
-Si puta. Lame, chupa y traga,
Y a eso me dedico con entusiasmo y esmero. Cuando su polla está reluciente, lamo sus huevos y los meto en mi boca, Gime de placer. Sigo con mi lengua hasta su ano, ese esfínter apretado, perfecto, que lamo un rato, lo abro un poquito con dos dedos y meto mi lengua todo lo posible. Comienzo a follarle el culo alternando con chupones fuertes lo que me me pone muy caliente y a él también. Me ingenio para seguir abriendo su esfínter con dedos de una sola mano y con la otra comienzo a masturbarlo. Su verga se va engrosando y sus gemidos aumentan al igual que mi calentura. Con un movimiento brusco se gira, me acuesta en el piso y eyacula sobre mi cara.
Su leche escurre hacia mi pelo, mojando algunos mechones. Saco mi lengua y quito todo el semen que alcanzo de mis labios. Lo trago ante su mirada atenta. Yo también lo miro y la vista es excelente!
Permanecemos acostados juntos, en silencio, acariciando levemente nuestros cuerpos.
- Te duele mucho,Violeta? pregunta acariciando levemente mis merecidas heridas.
- Si Amo, pero me gusta. Siento que soy tuya.
- Puedes tomar analgésicos
- Claro que no Amo. Quiero sentirte. Mañana la masajista seguro me pondrá algo para el dolor. Me odia, pero hace bien su trabajo
- Por qué te va a odiar la masajista, esclava?
- Ay Amo, tienes necesidad de preguntarlo?
Me responde el silencio y veo una sonrisa de comprensión en ese rostro fuerte y hermoso de Min, mi Amo coreano.