Yo creo en ti - Cap. 12 y 13

Soltando un toque de aire al compás de cada choque, sus pechos níveos se movían de abajo hacia arriba con cada embestida que recibía.

12 [Liz]

Su cuerpo blanco casi se confundía con las sábanas. Sus manos, sobre su cabeza, se aferraban a la almohada con tanta fuerza que sus dedos palidecían por la falta de flujo de sangre. Las mejillas de Allison estaban rojas por el esfuerzo y algunas gotas de sudor resbalaban por su frente mientras mantenía los ojos cerrados y la boca apretada en una mueca que no sabría si describir como de dolor o de placer. Soltando un toque de aire al compás de cada choque, sus pechos níveos se movían de abajo hacia arriba con cada embestida que recibía. No pude evitar fijarme en el tamaño de estos: eran pequeños, acordes a su complexión y perfectos para ser apresados con una sola mano, que era como estaban siendo tomados. Los músculos de su cuello se tensaban cada que el ritmo del masaje de su entrepierna aumentaba – coincidiendo con la aceleración de las arremetidas también – y sus costillas se marcaban con tanto fervor debajo de la piel de sus costados que parecía iban a traspasarla en cualquier momento.

Los gemidos habían cesado desde que el cuerpo de James dejó de aplastarla. Era tan delgada que un peso tan grande como el de él fácilmente le oprimía los pulmones sacándole todo el aire. Pero es que ¿acaso lo estaba disfrutando? No, no podía ser eso. ¿O tal vez sí? ¿Qué tal si era yo con quien estaba jugando? ¿Qué tal si yo era el chiste aquí? ¿Qué tal si sólo quería tomar lo más que pudiera de mi? No, ella no haría eso. Ella no haría eso. Me lo repetiría hasta que me lo creyera, porque ELLA NO HARÍA ESO.

La diminuta pantalla del DVD parpadeaba con 2:30 minutos de reproducción y contando. Esos dos minutos y medio habían parecido dos horas. Dos horas en las que James había tomado a Allison a placer. Dos horas en las que había saciado su apetito animal en la más delicada de las criaturas humanas. Dos horas en las que mientras yo la había amado en silencio ella se entregaba a los placeres de él.

Oí como la puerta de la habitación se abría y cerraba, como las pantuflas que usaba cada noche desde hacía poco más de dos meses se arrastraban sobre la alfombra que cubría la suite. Vi como su cuerpo sentaba junto al mío en el sillón de la sala esperando encontrar en la pantalla otra de las películas que le había prometido. Pasaron unos segundos antes de que Allison tomara desesperadamente el control y pausara la reproducción del video, pero ya era tarde. Los cuerpos de ambos habían llegado al clímax y ahora ella yacía recostada sin fuerza respirando agitadamente. Él había caído a un costado de ella aún penetrándola mientras que sus manos recorrían sin descaro los muslos y los pechos de mi ángel.

La imagen congelada capturaba la mirada de Allison directamente a la cámara. Era una mirada perdida, tal vez porque aún no se componía del éxtasis; tal vez porque el placer había sido tanto que no le importó que James la hubiera grabado; tal vez porque estaba satisfecha; tal vez, porque esa era la vida que en verdad quería y era algo que yo no le podía dar.

– ¿Liz? – su voz era como un eco en lo profundo, oscurecida por el silencio que se apoderaba de mi – Liz ... – sentí como sus manos movían mi brazo intentando llamar mi atención pero sólo desvié la mirada del televisor para posarla sobre los papeles que yacían regados por el piso. Eran fotografías de Allison desnuda, en todas las posiciones imaginables y otras que nunca se me habían ocurrido. Esa noche el mayordomo del hotel me había entregado un sobre; dijo que un joven lo había dejado en recepción para mi. Fue hasta que leí la nota que llevaba doblada dentro que supe de quién se trataba. Esa horrenda caligrafía no tenía comparación y aunque pasaran mil años nunca olvidaría tan horrenda letra.

"Tu amiguita vale todo lo que predicas de ella; sobre todo en la cama. Ahora entiendo porqué la quieres sólo para ti. No creo que Melody sepa hacerlo mejor. P.D.      El mejor sexo de mi vida."

– Liz, déjame explicarte – la oía perdirme pero mi mente estaba en otro lado; se había quedado en las escenas del video; en cada beso forzado por él, o tal vez regalado por ella. Qué sabía yo.

– Liz... Liz, por favor mírame –.

–No puedo –.

–¿Por qué no? –.

–... –.

–Dime algo–.

–No hay nada que decir –.

13 [Allison]

Era viernes, noche de películas como la había bautizado Liz. Mientras cambiaba de ropa en la habitación pensaba en lo extraña que se había vuelto nuestra relación. Ni siquiera estaba segura de qué éramos. Habíamos pasado de dos completas desconocidas a ¿amigas? ¿Era esa nuestro tipo de relación? Cuando salíamos ella me tomaba de la mano, y, bueno, yo la dejaba porque me sentía bien en su compañía. Algunas noches me había abrazado porque hacia frío; otras acariciaba mi rostro y decía que tenía unos ojos hermosos. Esas cosas hacen las amigas, ¿cierto? Se cuidan, como ella me cuidaba a mi. O tal vez sólo estaba buscando una justificante a lo que estaba comenzando a sentir; a ese hormigueo que me recorría todo el cuerpo con el más mínimo contacto de su piel con la mía; a ese estremecimiento que me disparaba los sentidos cuando, al despedirse, rozaba con sus labios mi frente, porque así se despiden las amigas: con un beso en la frente ¿cierto?; a esa tranquilidad que sentía en noches como esta de sólo saberla en la misma habitación que yo; a esa extraña sensación que se apoderaba de mi cuando comentaba incluso la más mínima cosa sobre Melody, ¿acaso eran celos?

Tres meses habían pasado muy rápido desde aquel primer sábado que me había llevado a ese mismo hotel. La primera noche estaba aterrada de que fuera una mujer, de por si ya resultaba difícil lo que hacía, con una mujer era algo que nunca me había paso por la mente antes. Cuando la segunda noche me pidió que hiciera algo "especial" para ella entré en pánico. Resultaba ser igual a todos.

Flashback

– Haremos una parada antes de ir al hotel – dijo echando el auto a andar para dejar atrás atrás aquel parque mal alumbrado – tengo antojo de fresas con chocolate para esta noche – me dijo.

"¿Fresas con chocolate? Esta mujer sí que es sucia" pensé porque, en mi situación, ¿qué más puedes esperar cuando te dicen algo así? Media hora después estábamos en la habitación del hotel con un bote de chocolate derretido y un kilo de fresas del supermercado.

– Allison, esto es lo que quiero que hagas para mi – dijo mientras se adentraba en la habitación para regresar con los dos vasos de vidrio que había junto al lavabo del baño – venga ya, quita esa cara que no es nada que no hayas hecho antes –.

– La verdad es que yo nunca... bueno... no con una... – traté de explicarle pero su risa cortó mi torpe excusa.

– Jajajaja lo siento, es sólo que... – y rió otro poco dirigiéndose a la cocina con lo que habíamos comprado más los dos vasos – ¿puedes ayudarme con esto? –.

La alcancé cuando sacaba las fresas de la bolsa y se disponía a lavarlas – ponle un poco de chocolate a los vasos mientras yo corto las fresas – me indicó y aún con un poco de duda me dispuse a hacerlo. Una vez que hubo lavado la mitad de la bolsa sacó un cuchillo del cajón y comenzó a cortarlas. Yo sólo la observaba preguntándome qué es lo que quería de mi.

– ¡Ah! Mierda – dijo abriendo la llave del agua. Un río rojo se perdía dentro de la coladera y la sangre no dejaba de salir. Después de un minuto me atreví a ayudarla.

– ¿Puedo? – le dije un poco temerosa.

– Te lo agradecería, esto de la sangre no se me da nada bien – me dijo riendo. ¿Es que acaso se reía de todo esta mujer? Tomé un par de servilletas para envolver su dedo dentro de ellas y aplicar un poco de presión.

– ¡Ah! Eso duele – me dijo haciendo una mueca.

– Ya, no seas llorona – me arrepentí de inmediato de lo que había dicho – perdón, no quise decir que ... –.

– Claro que quisiste decirlo – otra vez esa risa en el fondo de su voz – y la verdad sí lo soy – ahora sí termino riendo – Al, ¿te puedo decir Al? –.

Sólo asentí como respuesta y ella sonrió – Al, esto es lo que quiero que hagas para mi. Son un par de cosas en realidad. No quiero que me tengas miedo. Háblame con toda confianza – había una luz en sus ojos que no podía ignorar, eran cálidos y me invitaban a tomarle la palabra. Algo dentro de mi quería creerle – quiero que me trates como tu igual porque lo soy. Yo quiero ser tu amiga ¿vale? –.

No podría hablar. No sabía qué decir. Este escenario ni siquiera figuraba entre las posibilidades que me había planteado cuando comencé a hacer esto.

– Vamos, dime algo –.

– ... –.

– Hey, puedo llegar a ser buena amiga ¿sabes? – esa sonrisa, ¿cómo es que lograba mantenerla siempre en su lugar? Acomodó delicadamente el cabello de mi frente y acarició mi mejilla con el dorso de su mano – Por favor, déjame entrar. Quiero ayudarte pequeña –.

¿Pequeña? Hacía años que nadie me decía así; la última persona fue mi hermana el día antes de huir. Ahora llegaba esta desconocida que de alguna forma me invitaba a creerle todo lo que decía.

– ¿Qué dices? ¿Me dejas ayudarte? –.

De nuevo sólo pude asentir. No tenía palabras para lo que sentía. Por un lado veía en ella mi escape, algo que llevaba esperando mucho tiempo; pero más allá había algo que no me dejaba tranquila. Algo dentro de mi me decía que esas cosas no pasaban.

Fin del flashback

Cuando terminé de cambiarme guarde la ropa de noche de fin en la maleta. Me arrastré a la sala con el cansancio de la semana esperando encontrar a Liz comiendo palomitas o alguna botana. Ni siquiera reparó en mi llegada, esa película debía de ser su favorita o algo por el estilo. Mi plan era aclarar todo lo que nos estaba sucediendo cuando terminara, pero todo se vino abajo cuando reconocí lo que había en la pantalla. ¿Esa de ahí era yo? Y ese, ese definitivamente era James. ¿Pero cómo? Le puse pausa a la reproducción y la imagen se congeló en una toma que mostraba perfectamente mi rostro. No había forma de negar eso.

— Liz — no hubo respuesta — Liz ... — una vez más — dime algo —.

— No hay nada que decir — respondió y se adentró en la habitación cerrando la puerta. El sonido del seguro no sólo atravesó el marco de la puerta sino mi pecho. Un dolor sin precedente se apoderó de mí haciendo que mis nervios ardieran. No estaba segura de qué es lo que ella veía en mí, pero después de esto lo único que podía perder era su poco respeto.


Una disculpa de ante mano por la tardanza. He estado a full con la uni :'$ Nunca creí que estoy pudiera estar tan pesado :O Pero les prometí que esta historia se termina y es lo que planeo hacer :) ¡Saludos y gracias por leer!

P.D.: Espero que la historia siga a la altura :$ Si tienen dudas, comentarios, sugerencias, quejas, son bienvenidas. ¡Comenten por favor!

vane (ID: 1378022) : Me alegro que te esté gustando mi historia :D ¿Qué te pareció este capítulo?

aurora la diosa (ID: 1363822) (1): ¡Ay, me siento presionada! XD jaja ntc. Sí, Mel es un poco... mandona >:( y sí, también, Liz quiere cuidar a Allison... pero después de esto, ¡¿quién sabe qué pasará!?.... O.O ¡Saludos! :D

HombreFX (ID: 853437) : Gracias :) Saludos.

nataly (ID: 1380388) : ¡Gracias! Jaja, bueno, esta vez el sexo no pasó a segundo plano jaja ¡Saludos hasta Argentina! 0/

Kao no nai tsuki (ID: 1393705) : Para nada, el placer es que tú me leas :) ¡Saludos hasta Venezuela!

scorpio10 (ID: 1387302) : Un comentario interesante que me hizo pensar mucho....  1. No, no es Noúmeno porque Kant lo plantea como algo que no pertence al mundo sensible y Liz, bueno, ella es pura sensibilidad y emoción. Sí, efectivamente Mel la ayudó, no a recuperarse al 100% pero sí a sobrevivir. No, no es emo ni tampoco altruísta porque sí tiene un propósito. Tampoco nihilista porque, al contrario de pensar que la vida carece de propósito o sinificado, después de todo lo que pasó sabe que hay algo más. La vida no termina cuando una perdida así de grande sucede sino que te muestra que hay un fin más grande. Nadaísta, en parte. Sí, hay protesta contra la prostitución como contexto para Allison pero no más allá; simplemente porque Al se ve envuela en esa situación, de otra forma no haría algo al respecto para cambiarlo. 2. No, no se alimenta del dolor de terceros. No se quiere rodear de alguien que está en una situación más precaria que la de ella para sentirse mejor. Sino que por ya haber estado ahí, no quiere dejar que alguien más lo sufra, menos si puede hacer algo al respecto. Definitivamente mucha observación y análisis critico. Es muy exigente con su persona, excepto en los ámbitos que involucran relacionarse con terceros, por eso dejó que Mel la arrastrara a la Facultad de Derecho sin poner sus intereses primero. 3. Suicida.... Lo fue. Aunque esto será revelado en otro capítulo. Es un tema algo delicado. 4. ¿Causas imposíbles? No entiendo tu pregunta :$ 5. ¡Gracias! ¡Y siguel leyendo! :D

Nellaria (ID: 1390860) : Jajaja no, para nada, cada quien a lo que se le da :) ¡Saludos!

Rebeca (ID: 1377266) : Espero que esto lo haga aún más llamativo :)

angie (ID: 1388487) (x2): ¿Qué tal este nuevo episodio? :O jaja

labrys28 (ID: 1381566) : Tienes toda la razón, el amor no se exige, ni se agradece :)

Uma (ID: 1366827) : Bueno, ahora ya sabés qué es eso "especial" que le pidió. Jajaja pues no te voy a negar que es muy hermoso México, pero no podría decir que más o menos que Argentina puesto que no la conozco :( ¡Espero que nos visites pronto! :D ¡Saludos!

Nirvana (ID: 1317108) (x2): Jeje gracias, pero pues sólo hago lo que se me da :) Lamento la tardanza :( ¡Saludos!

Capricornio7 (ID: 1400690) : Woooow, ¡qué genial vivir en un lugar tan hermoso! :D Ahora sabes qué es lo que quiere de ella, y ¿porqué Mel se siente dueña de Allison? Bueno, porque ella piensa que Liz le debe algo. :O ¡Saludos

Gia (ID: 1405053) : ¡Siento haber tardado tanto! D: Espero que siga siendo de tu agrado :)

aurora la diosa (ID: 1363822) (2): Jeje, qué honor que me pidas así la conti :O Bueno, ¡aquí está! (Y no sé porqué siento que "otra ocasión" se acerca :$ jaja) ¡Saludos!