Yo 53 mi socio 32

Nos conocimos como socios y terminamos como amantes

Hola, me llamo Mercedes, tengo 53 años, casada, hijos grandes, y soy profesional. Soy de estatura mediana, delgada, mi pelo es rubio, no tengo mucho busto pero si dicen que poseo un hermoso culito.

Hace unos meses decidí ampliar mis horizontes y dio la casualidad que una de mis clientas tenía un conocido, amigo del esposo que deseaba hacer alguna inversión en algo diferente, para hacerlo corto, nos reunimos un día Alex que es el nombre de este muchacho, Pedro que es su amigo y socio y otro minoritario Andrés. De entrada coincidimos en que mi trabajo les interesaba, era parte de lo que buscaban y a mí me intereso, que no tenían problemas de plata. Pasaron unas pocas semanas y ya éramos socios los cuatro. Buscamos locales, casi siempre éramos yo y Alex, el me pasaba a buscar y recorríamos varias inmobiliarias hasta que encontramos lo que buscábamos, realmente era muy atento conmigo, siempre dispuesto a llevarme a todos lados complacido, y de vuelta me dejaba en casa. Pasaron los meses y siempre la voz cantante era el y yo lo secundaba. Ya instalados, teníamos reuniones diarias de varias horas los dos solos en mi oficina. Llegamos a fin de año y decidimos hacer una cena no solo para festejar la inauguración sino para despedir el año. Lo fijamos para un Viernes a las 10 de la noche, pero sin los familiares, solo los socios y el personal, éramos 10 y daba la casualidad que éramos 5 varones y 5 mujeres, la cena empezó con el a la cabeza y yo sentada a su lado. Les cuento que yo estaba con un palazo negro y una remera aunque con cuello permitía ver mis tetas algo alimentadas, virtud de un corpiño para tal efecto. Tomamos un buen vino una cena discreta pero entretenida, y a eso de la una de la mañana cuando ya estábamos haciendo los arreglos de cómo me acercaban a casa, se le ocurre a Alex la idea de terminar la noche diferente, yo aclaro que no voy ni a bailar ni a ningún boliche, de lleno me frena y me dice si me gustaba el casino, a lo que le digo que si, y listo todos en dos autos al casino, no me pareció mal la idea, no tenía nada raro, y era una forma de festejar con algo realmente diferente.

Salimos en su camioneta, el manejando, yo a su lado, y dos empleadas atrás con un supervisor y un vendedor. Llegamos al casino, y ahí realmente no coincidíamos, que las maquinitas la mujeres, la ruleta los hombres y nos separamos. Yo me posicione en una que me gusto, y claro después de una hora, con el ruido, la música, la gente que habla hasta por los codos, quede aturdida, mas el buen vino que había tomado, estaba entre contenta y boleada, sigo jugando y noto que me toman de la cintura, yo estaba que no podía conmigo, en otra circunstancia hubiera reaccionado, pero no, solo me di vuelta y vi que era Alex, me pregunto cómo estaba y no quitaba sus manos de mi cintura, lo extraño es que yo no me inmutaba por eso, me pregunto cómo me iba, igual le dije, ni pierdo ni gano, estoy un poco mareada, y necesito un poco de aire, me ayudo a bajarme de esos asientos altos, y sin encontrar a la vista a nuestros compañeros de fiesta, nos encaminamos hacia afuera, ahora que lo pienso en frio, el me llevaba de la cintura y note que me acariciaba, levemente pero lo hacía, esa sensación era nueva para mí y me complació, un poco por la excitación, por el vino etc. , ya afuera le digo que quiero fumar un cigarrillo y no se como en un segundo me estaba besando, estábamos en el estacionamiento entre su camioneta y otra, metió sus manos por mi cintura pero debajo de la remera y sentí como se desarmaba mi espalda en sus manos, pero ni temblé me deje llevar, les digo que Alex tiente 32 años y yo les dije 53. Vámonos un ratito me dijo, subirte rápido a la camioneta, ya eran las 3 de la mañana, a donde le pregunto, a sacarte esa modorra. Yo seguía en la luna de valencia, diez minutos más tarde estábamos estacionado delante de un hotel de lujo en el centro y sin mediar palabras mías, aparecimos en una habitación. Les cuento que yo estaba y se lo imaginan entre absorta, caliente, desorientada, y enloquecida, y con un nivel de inconsciencia que ni les cuento, me paro contra la puerta, cuando quise decir algo me tapo la boca con sus manos y luego con una de ellas comenzó a acariciarme, primero las mejillas, el pelo la nuca, bajo por mi espalda y volvió a meterme la mano por debajo de la remera, subió por las vértebras como tocando las teclas de un piano y me desabrocho el corpiño, esta altura yo ya estaba con mi lengua en su boca, y mis ojos bien cerrados, como que no quería despertar de este sueño. Subió mis brazos por sobre mi cabeza y comenzó a quitarme la remera, le desabroche la camisa, y ya estaba desatada, me tomo de la cabeza y comenzó a hacer una pequeña presión como para que yo me agachara, lo hice, llegue con mis ojos a su hebilla del cinturón y se lo desabroche, luego el botón de la cintura y por ultimo baje el cierre de su bragueta, comencé a deslizar el bóxer que tenia puesto, y ahí si abrí mis ojos y vi un perfecto pene al palo frente a mí, eleve mis ojos para mirarlo fijamente, y luego de una sonrisa comencé finamente a pasar mi lengua de abajo hacia arriba, y otra vez abajo, con cada llegada de mi lengua a su cabeza, notaba como se embrabitada, daba unos empellones como que se ponía increíblemente mas dura y erguida, hasta que opte por metérmele en la boca, así si no pude para y se la envolvía con mi lengua, para acá y para allá, de ida y vuelta hasta que tuvo que tomarme de los pelos y tirarme para arriba, él acababa ya si no me paraba en ese momento,

Nos besamos así unos minutos, me quito el pantalón, luego la tanguita, que era diminuta, de lo cual hasta hoy hace comentarios, me tiro sobre la cama, y comenzó a recorrerme con sus manos, de aquí para allá, y no les puedo relatar cómo me ponía cuando se detenía me mi clítoris, no sé si me lo tocaron alguna vez así, pero ese día pareció el mejor. Luego y les digo que no me recuerdo como, estaba dentro mil, yo con mis piernas enlazadas en su cintura y el con una cadencia de ida y vuelta, de cómo nos gusta a nosotras, sin prisa sin pausa, pero de bien afuera hasta el fondo, y sin cambiar de ritmo. Así pasamos como media hora, yo ya repuesta, pedí que nos fuéramos, y cuando llegamos al casino, ni se habían dado cuenta de nuestra ausencia, aunque ya sé que saben lo que pasa entre nosotros, pero no creo que pienses que comenzó ese día. Me llevo a casa, y de ahí en más comenzó un encuentro mensual entre una veterana con ganas y un pendejo que disfruta como de su mejor juguete. Les digo que me encanta cuando se cree que no me doy cuenta, y me lleva antes del hotel y después de estar en el, por cualquier motivo, o al taller de sus amigos, para que van lo que se está comiendo, pone por ejemplo que se le está por quedar la camioneta, y me lleva al taller, vienen sus amigos la revisan y le dicen que si escucha ese ruidito otra vez, la traiga, salimos del hotel y pasamos nuevamente por el telo, y lo que todos miran es mi pelo, a ver si esta mojado, cosa de pendejos, pero dice el dicho acuéstate con jóvenes, y te follaran de novela.