Yeli y la Yeli y la Audiencia
Yeli, iba de tacones de punta de aguja de unos 10 cm, traje sastre negro, una blusa rosa, labios color un rosa tenue, su cabello lacio suelto; el traje hacía lucir sus lindas piernas y esas deliciosas nalgas, bien formaditas.
Yeli y la Audiencia
Después del encuentro en el automóvil; Yeli y su servidor, se entablo una excelente amistad, y comencé a apoyarle en diferentes gestiones jurídicas de corte penal.
Hace unos días me llama de emergencia al móvil; para plantearme que le había consignado su asunto ante el Juez, y que apenas el cliente le había llevado las copias del expediente y la audiencia era en unas horas.
La oficina estaba con muy poca actividad; por lo cual accedí a apoyarle con su proceso, por las prematuras de tiempo quedamos de vernos en los juzgados que están en la cárcel en el pueblito en las afueras de ciudad central, como a 50 minutos en auto y una hora y media en bus.
El clima era frio, como parte de la temporada; iba vestido normal, como un día tranquilo de oficina, jeans, bóxer, playera tipo polo y un sueter casual. Prepare mis libros de legislación penal y con la bendición del grandísimo, porque no sabía a qué nos íbamos a enfrentar.
Le pedí a Spain, uno de los abogados que me acompañara, a lo cual dijo que va; en el camino íbamos platicando de las cosas y casos sin importancia e irrelevancia.
Al llegar a los juzgados, Yeli, iba de tacones de punta de aguja de unos 10 cm, traje sastre negro, una blusa rosa, labios color un rosa tenue, su cabello lacio suelto; el traje hacia lucir sus lindas piernas y esas deliciosas nalgas, bien formaditas.
Para mi mala suerte iba acompañada de su auxiliar, un joven abogado de unos 22 años, que no se le despegaba por nada en el mundo.
Yeli: Hola Lic. Guido, gracias por venir, mira este es el asunto.
Guido: Primero salúdame, que dormimos juntos.
Y: (dándome un beso en la mejilla y a Lic. Spain) te presento a Cabito, es el sobrino del Lic. Cabo y va ser mi auxiliar.
La Audiencia Inicial se llevo con toda calma, era un Delito por Robo; estábamos sentados el detenido, la Licenciada Yely y yo; aprovechaba la ocación para acariciarle las piernas sobre su pantalón, otras veces se las arañaba, veía como su piel se ponía de gallina, y empezaba abrir y cerrar las piernas.
Entre jugueteos y maldades, que no se percataron ni el acusado, mi los abogados Spain y Cabito, menor el juez o la fiscal, terminamos la Audiencia con calma, y nos citaron para aportar pruebas en 30 días, dejando al cliente de Yeli en libertad provisional, con el pago de una fianza e ir a firmar cada 30 días en lo que duraba su proceso.
Salimos del juzgado penal, en eso pasa la auxiliar del Juez, una mujer alta, pierna gordita, un trasero pronunciado y unos senos voluminosos, tacones rojos de punta y un vestido de jaguar de una sola pieza con una abertura que nos llevaba hasta la gloria.
Y: Se les va caer la baba.
G: Es que queríamos que fuera su caminar, tipo Guardianes de la Bahía.
Cabo: Lic. Nadamos mire eso al caminar
Spain: Pero son falsa, nada más vean ese bambolear.
Muriéndonos de risa, debatiendo que era o no era natural de la Auxiliar del Juez y que era producto del silicón. Nos dividimos en los vehículos y rutas, el Lic. Spain se fue con el auxiliar con de la Lic. Yeli, ya que iban por el mismo rumbo, nos despedimos.
Ya en el coche:
Y: Guido, eres un maldito mula; estábamos en plena audiencia y tu arañándome las piernas.
G: Es que se te ven muy bonitas en ese pantalón.
Y: Que bueno que no me traje falda.
G: Que lastima, sino hubiera acariciado con más delicia.
Y: Eras capaz de violarme en plena audiencia.
G: Pero puedo violarte ahora mismo.
Nos acercamos y nos damos un beso profundo, mientras mis manos se meten entre su saco sastre y su blusa.
Y: Te creo capaz, pero vámonos que tengo que llegar a terminar una demanda a mi despacho.
G: Vámonos entonces, que si no nos va a caer el chahuistle.
En el camino de salida del pueblito, eran parajes muy sólidos, oscuros y abandonados; solo pasaban los coches oficiales, patrullas y los vehículos de los abogados.
G: Esta como pararnos y comerte todita.
Y: No sigas, que hiciste que me mojara en la audiencia.
G: Haber
Metiendo sin preámbulo la mano de golpe en su pantalón y una tanguita de delgada, acariciando sus labios vaginales y sobando su clítoris con la facilidad que me daba su humedad y sus inmediatos gemidos, echando su cuerpo hacia atrás del asiento y apoyando sus manos en el brazo de la puerta y el descansadero del centro.
Veía como tenía cerrado sus ojos, mordiéndose los labios; su espalda arqueada que hacía que el botón de su blusa a la altura de sus senos, estuviese a punto de reventar y liberarlos, se podía apreciar un fino brassier de lencería gris.
Tanta era la agitación de Yeli, que voló el botón de su pantalón y el cierre se venció por sí solo, dándome mayor movilidad; su cara de placer me deleitaba y sus gemidos eran música para mis oídos.
Los vidrios del auto empezaron a empañarse; por lo cual no percate que se aceraba una patrulla; ya atrás de nosotros prenden la torreta y suena la sirena; de golpe saque la mano dentro de Yeli, y como que se desconectó, se veía desvanecida.
POLICIA.- Buenas noches, todo bien.
G: Si, poli; todo bien aquí hablado con mi social de la audiencia.
El policía observaba a Yeli, buscando ver con morbo si estaba semidesnuda; pero por la misma oscuridad de la noche, creo yo, que no pudo apreciar que estaba abierto el pantalón de ella y mucho menor ver una pequeña evidencia de una tanga gris, en eso reacciona Yeli.
Y: Así es oficial, nos detuvimos; porque empecé a sentir mareos.
P: Esta muy bien pero no es zona para pararse. Los voy a escoltar hasta la salida del pueblito, ya que andan por aquí los chicos malos.
G: No hay problema.
El policía se fue, siento que decepcionado; aunque el aroma a sexo impregnaba todo el coche.
G: El policía te quería ver desnuda, te comia con la mirada.
Y: Al que me quería comer, era a otro (sobándome sobre el pantalón).
Salimos de pueblito, y lleve a Yeli a su casa; me dio un beso muy prendido. Diciéndome al oído:
Y: Me dejaste muy mojada, que audiencia mi Lic.