Yeguas y caballos

Hay que ser muy hombre y tener el culo bien roto para disfrutar del sexo pasivo.

Esta historia va de tipos normales con pollas normales, con sus defectos y sus virtudes. Llevo mucho tiempo en pareja, mi chico siempre se queja de que no le doy el culo, la verdad es que me cuesta y resulta molesta que me penetren, él dice que lo que me falta es que me partan el culo en condiciones y que un verdadero hombre aguanta lo que le echen.

Tenemos una sexualidad abierta y cada semana uno de nosotros escoge que se hará ese fin de semana, no nos podemos negar. Este fin de semana pasado le tocó escoger a el y lo único que me dijo a partir de este sábado te voy a poder follar bien follado. La verdad me bajo el libido un poco, no me agrada la idea de ser pasivo.

Su propuesta era una cerdada, una fiesta de yeguas y caballos en la capital. La fiesta cosiste en que llegan los pasivos una hora antes se colocan suspensorios o cinturones de castidad, se preparan, se dilatan y cubren su cara quedando a ciegas. Los activos o también llamados caballos llegan después se desvisten y pueden follarse al que les de la gana y si quieren pueden escoger varios. El pasivo no puede opinar sólo puede dar el culo, no hay sexo oral sólo anal. En estas fiestas el sexo es seguro y hay árbitros supervisándolo todo.

La verdad tenía que cumplir su deseo y me dió la dirección y una bolsa del gym. Llego al lugar, un gimnasio vacio, me abren la puerta y me acompañan a las taquillas y me indican que tengo 1 h para prepararme, tras ducharme abro la bolsa y veo lo que contiene un plug anal de tamaño medio y lubrícate con una nota que dice “PREPÁRATE EL CAMINO SERÁ MEOS DOLOROSO” hago lo que indica todo esto delante de unos 30 pasivos (yeguas) y unos 10 árbitros. Lo siguiente en la bolsa era un cinturón de castidad metálico una especie de reja para mi pene, todos mis compañeros en suspensorio y yo con esto, me ayuda un arbitro con aspecto de oso que se veía por lo que marca su pantalón que se lo estaba pasando genial. Cerramos el candado, y nos gritan ya están los caballos listos, tenéis suerte so unos 60 dos pa cada una. Lo ultimo en la bolsa es una mordaza con una bola y una nota que dice “VAS A NECESITAR MORDER ALGO” me ayuda a ponerla el arbitro y tras esto me pone una capucha negra con la que no lograba ver nada y me dice te sacas el plug o te lo saco yo, no puedes salir así, no espero contestación y me lo arrancó de una tras dame unos azotes y guiarnos a la sala.

Llegue a la sala y casi ni pude adaptarme al sitio, en dos segundos me inclinaron sobre una superficie fría y me follaron. Grite, mordí duramente la mordaza, di puñetazos sobre lo que supongo que era una mesa. La banda sonora era excitante gemidos, gritos de yeguas empotradas. No se cuantos me follaron, no se si eran pequeños o grandes, gordos o flacos, feos o guapos. Cuando terminó todo y salieron los caballos nos quitaron las capuchas, el suelo estaba lleno de condones lefados, estaba exhausto. Nos acompaña a las duchas para adecentarnos y ahí el arbitro oso que me ayudo me hecha una mano para sacarme el cinturón de castidad, nota mi polla morcillona y me dice TE GUSTÓ. Se colocó a mis espaldas para desabrochar la mordaza y pega su polla a mi culo diciéndome UNA MÁS NO TE IMPORTARÁ. Ya dilatado entro con facilidad, me encantó y me hice una buena paja mientras era embestido. TENIA RAZÓN MI NOVIO ME HACÍA FALTA QUE ME ROMPIESEN EL CULO BIEN ROTO.