Yasmina - 3

Un niño que qiere ser niña su historia

YASMINA – 3

Aquel primer cliente, había despertado en mí el deseo de complacer y ser complacida, de encontrarme más como mujer. Comencé a tomar una serie de decisiones y ajustes en torno a mi cuerpo que antes no me las hubiese imaginado, yo antes me veía como una mujer pero no sentía el deseo de ser poseída, no se había despertado en mí el deseo de la sexualidad. No sabía lo que era en si la sexualidad.

Ahora, me ponía delante del espejo, en ropa interior y me encontraba bella, hermosa, me gustaban mis turgentes senos y mi recién estrenada vagina, me la frotaba incluso de vez en cuando utilizaba los dilatadores que me habían dado en la clínica para masturbarme incluso un día comencé a utilizarlos analmente.

Mi segundo cliente fue un hombre de unos 64 años, su complexión, no era muy atlética que digamos, pero se le notaba que en su juventud había practicado algo de deporte, le comenzaba a salir una incipiente barriga cervecera, no muy pronunciada que vestido no se le notaba.

Cuando entro en el cuarto, me saludo, me pregunto por mi nombre, cuantos años tenía, porque había llegado a ese lugar las clásicas preguntas que nos hacían a las chicas de “El porque”,

en parte le conté la verdad, los años, mi nombre que estaba en eso por reveses económicos y que además me gustaba el sexo (esto comenzaba a ser verdad), le invite a una copa, mientras se desnudaba, y me recosté en la cama esperando a que se pusiese a mi lado, cuando lo hizo, comenzó a besarme por todo el cuerpo, no dejo cm. que no fuese besado y tocado, yo le correspondía con la misma moneda y por primera vez le bese el pene, me dijo que no le gustaba que lo hiciese, que él lo tenía para otra cosa, en parte me alegro ya que ami no me hacía mucha gracia hacerle una mamada, sobre todo si no era una persona limpia.

Le pregunte como quería hacerlo y me dijo que a lo perrito, me coloque de rodillas sobre la cama poniendo mi vagina a su disposición, me la acaricio, metió un par de dedos para comprobar si estaba mojadas, yo meneaba mi trasero con el afán de excitarlo y que terminásemos cuanto antes coloco su pene a la puerta de la cueva de Ali Baba y comenzó a meter su pene lentamente, le insinuaba de que mi coño estaba ansioso de recibir a tan ilustre visitante, mis labios mayores, frotaban su glande que poco a poco hacían que se fuesen separando dejando vía libre para la penetración, note como con sus dedos, me abría el coño poniendo su pene mismo a la entrada, y sin darme cuenta comenzó a introducirlo, lentamente hasta que sus testículos chocaron con mis muslos, la tenía toda dentro. Comenzó a moverse en un mete y saca que me daba una sensación de estar hinchando la rueda de una bicicleta con aquellos bombines de mano, que se calentaban con el roce del embolo. Yo comenzaba a sentir un calor producido por el roce de su pene con las paredes de mi vagina, poco a poco con la fricción mi vagina se lubrico mas disminuyendo ese calor del roce pero aumentando el deseo de penetración. Le decía.

Así cariñito, dame mas, quiero toda tu leche en mi coño, llénamelo de tu leche calentita, dame dame toda para mi, mis palabras parecía que le excitaban mas y en un momento dijo, “Ya me viene, prepárate que me voy a descargar”

Si mi Amor descárgate dentro de mi venga yo la recibo, le decía, y en eso dio un pequeño grito y sentí en mi interior los chorros de semen golpeando las paredes de mi vagina.

Que rico me lo has dado todo, le dije, cuando note que su pene ya estaba en reposo, me separe de él y lo lleve al baño para lavarlo, luego se tumbo en la cama agotado, le bese y quedamos un rato charlando, me indico, que nunca había disfrutado con un polvo como el que me había echado y me prometió que volvería, me beso varias veces mas y al terminar de vestirse me apretó el culo y me dio una buena propina.

La Madame, al salir el cliente recibió los halagos sobre mi persona, indicándole que había quedado muy satisfecho y que regresaría. Entro a decírmelo y añadió “ Parece ser que el repaso que tedio el jefe te espabilo y ahora te gusta, eso es bueno para ti, se lo diré al jefe para ver si te cambia para el exterior y vuelves a Secretaria de dirección”.

Eso sería estupendo, podría tener mejores propinas y conocer gente interesante.

Mi tercer cliente, era un hombre de apariencia brusco su aspecto indicaba que era trabajador pero su aseo dejaba mucho que desear, su hablar era tosco y soez le di una copa que se la tomo de un solo trago, como el olor que despedía, no era nada agradable le invite a ducharnos los dos juntos, le pareció bien, lo lleve al baño, prepare la ducha y los dos juntos comenzamos a recibir el agua que a una temperatura corporal se agradecía, lo enjabone, al mismo tiempo que él me enjabonaba a mí, su pene, flácido en un principio, fue creciendo según se lo lavaba , le pasaba la esponja por su culo y lo besaba, el me acariciaba los pechos y mis nalgas, su pene en plena erección estaba atrapado entre mis piernas, el estaba a mis espaldas con una mano acariciaba mis pechos y con la otra metía los dedos en mi coño.

Cuando terminamos lo seque, mis manos acariciaban todo su cuerpo, me puse de rodillas y al ver aquel pene en erección y bien limpio lo bese, y poco a poco me lo fui metiendo en mi boca. Me levanto y me dijo. “Esta verga no se mete en una boca tan preciosa”, me llevo a la cama y me puso de rodillas. Metió un dedo en mi culo, yo como dije, había comenzado a dilatarme el ano con los dilatadores vaginales, al ver la intención que tenia, le dije que esperase, me levante y busque un frasco de lubricante que tenia, lo abrí, me puse en mi culo una buena cantidad y frote su pene con otra buena cantidad, me puse en posición y le dije.

“Cuando quieras, mi culo te está esperando, quiero que me lo llenes con tu esperma”.

Se acerco, comenzó a golpearme las nalgas con su verga, grande y gruesa, la acerco a mi esfínter y empujo un poco, sentí una pequeña presión que fue cediendo lentamente, al mismo tiempo que notaba que mi ano comenzaba a abrirse, me tenia agarrada por las caderas, lentamente empezó a empujar y su glande entro en mi culo. Lo sentí y me gusto, la presión que ejercía sobre mí, fue aumentando y cuando me di cuenta ya tenía dentro de mi culo, todo su pene, me dijo.

“Ya está dentro y ahora vamos a movernos un poquito” empezó con un mete y saca al mismo tiempo que yo movía lateralmente mi trasero y le gritaba.

“Que bien lo haces, como me llenas te siento dentro de mí como no he sentido a nadie, me llenas completamente”

“Dame tu leche” “lléname el culo con ella” yo me movía cada vez más rápido para que el se descargara lo antes posible, entre mis palabras y mis movimientos conseguí que en un par de minutos me llenara el culo de esperma.

“Si que rico como me llenas no te quedes con nada, la quiero toda para mi, dame más me encanta que me den por el culo” como es de suponer todas las frases que decía no eran verdad, todas fingidas y para que el terminase cuanto antes. Cuando se le quedo como un gusanito, nos separamos, le cogí de la mano y al baño a lavárselo, se lo lave bien lavadito tanto le gusto que le hice una mamada sin llegar a eyacular, quedo satisfecho, prometiéndome que regresaría.

Al salir, me agarro por la cintura, me dio un beso con lengua al mismo tiempo que me metía en es escote dos billetes de 500, le respondí con otro beso con lengua.

Así fueron pasando clientes, nuevos y repetidores, para que les hiciese lo mismo con posturas diferentes. Me había convertido en una verdadera puta. Disfrutaba con el sexo y por la noche me masturbaba sola, pensando que algún día llegaría un príncipe azul, me veía como Julia Robert y Richard Gere en Pretty Woman, alguien me retirase.

Un día la Madame, me dijo que me preparase que tendría que hacer un servicio fuera como Secretaria de Dirección, que me presentase en el hotel que me indicaba y preguntase por el Sr. Hans.

A la hora señalada, estaba en el hotel, busque al Sr. Hans, que ya concia del primer día y me dijo que esperase que el cliente todavía no había llegado. Tras media hora, llegaron un grupo de Srs. Muy bien trajeados, su tez era morena como quemada por el sol, pelo negro algunos con barba, muy bien cuidada dando escolta a un hombre de 1,75 m ojos verdes, con el mismo tipo de piel, hablaba el ingles correctamente, se dirigió a su habitación, todo el personal del hotel lo trataba con un respeto fuera de lo exquisito.

Media hora más tarde, me vinieron a buscar dos de los hombres que le daban escolta a aquel individuo, subí con ellos

a su cuarto, era la Suite Presidencial, abrieron la puerta y me invitaron a entrar. El estaba sentado en un sofá, me vio y en ingles me pregunto qué idiomas hablaba, le dije, Ingles, Francés y Alemán, cuantos años tenia y mis estudios.

Me informo que durante los días que permaneciese en el país, sería su secretaria personal y que le debía acompañar a todos los eventos a los que asistiese, si no tenía la ropa necesaria, una persona de su sequito me la facilitaría, me pregunto el nombre y cuando le dije Yasmina, quedo sorprendido, que llevase un nombre árabe, que significaba “Flor del Desierto”, que en lo que quedaba del día no me iba a necesitar y que un coche me llevaría a mi casa y me recogería mañana a las 8 de la mañana.

Me extraño todo lo que había pasado, en comparación con el primer día que había actuado como secretaria de Dirección. Cuando me llevaron a la casa, le pregunte al chofer quien era ese señor, tan elegante y educado.

Me dijo que era el hijo del sultán de Bahréin, y que estaba en el país para cerrar unos acuerdos comerciales con diferentes empresas.

Me quede lívida, me iba a acostar con el hijo de un sultán, tenía que dar muy buena impresión ya que si me portaba mal, sería capaz de comprarme y convertirme en esclava o vete a saber lo que harían conmigo . Al día siguiente un coche estaba a la puerta de la casa a las 7,30 para recogerme, me había puesto un traje de chaqueta, color gris perla un suéter cuello cisne color granate y un pequeño collar de perlas cultivadas heredadas de mi madre, zapatos negros de medio tacón, ya que no sabía que trote tendríamos y si me ponía los de aguja, terminaría muerta, medias color carne y una cartera

con un bloc para anotaciones.

Al llegar al hotel me dijeron que les esperase en el hall y si necesitaba tomar algo que lo pidiese al camarero, aproveche y pedí un desayuno, ya que en casa no me había dado tiempo para desayunar.

Cuando estaba dando el primer sorbo al café que me habían puesto, apareció el hijo del sultán, le vi a los ojos, el me vio, eran verdes como esmeraldas y destacaban sobre el tono oscuro de su piel, me puse de pie y le dije que estaba dispuesta a comenzar la jornada de trabajo.

Salimos del hotel y subimos a un coche, un Mercedes de gama alta, carrocería blindada y cristales tintados.

El subió primero y yo le seguí, me senté a su lado entre los dos teníamos una separación de casi 60 cm. comenzó a darme instrucciones que fui anotando rápidamente, fuimos a una empresa de construcciones, a ministerios a empresas petroleras, no paramos en toda la mañana.

A la hora de almorzar, el chofer nos llevo a un restaurante donde tenían un salón reservado para él, yo me quede fuera con el resto de la comitiva, almorzando con ellos. Al terminar quiso visitar uno de los museos de arte de la ciudad, me pidió que le hiciese de guía en el mismo, como había trabajado en dicho museo, lo conocía bien. Le fui mostrando las pinturas y esculturas que en él se exponían tras la visita, solicito que lo llevasen a mezquita que había en la ciudad para efectuar los rezos propios de su fe.

Nos trasladamos a la mezquita, entro en ella mientras yo lo esperaba en el exterior. Cuando salió le dijo al chofer que nos llevase al hotel. Se bajo del coche y le dijo al chofer que me llevase a mi casa, me indico que estuviese preparada para el día siguiente que irían a recogerme a la misma hora, que por hoy ya no necesitaba mis servicios.

Al trasladarme al hotel, le pregunte al chofer como me tenía que dirigir a el, si me preguntaba alguna cosa en particular, me indico que lo tratase de Alteza, pero que nunca le preguntase yo a él, sería una falta de respeto, y que cualquier cosa le me dijese le contestase con

SI ALTEZA.

Durante los tres días que permaneció en la capital, la relación que hubo entre ambos siempre fue la misma, en ningún momento me pidió que me quedase en el hotel para satisfacerlo. La víspera de su marcha, una persona de su sequito, me dio un sobre, indicándome de que era una gratificación personal, por mi buen hacer durante la estancia de su Alteza y que en el próximo viaje que hiciese quería que yo fuese otra vez su Secretaria de Dirección, ya que había quedado muy satisfecho, un coche me traslado a mi casa.

Cuando llegue, abrí el sobre que me habían dado, dentro había 50.000 € de gratificación personal. Me caí sentada en mi habitación, para ganar ese dinero tenía que abrirme de piernas durante al menos 2 años los 365 días de cada año.

Al día siguiente, recibí una llamada del hotel en el que se había hospedado su Alteza, me dijeron que tenía un recado para mí, si podía ir a recogerlo.

Me arregle y a media mañana me presente en el hotel. Me atendió el propio director y me dijo.

Srta. Yasmina,

su Alteza, ha quedado muy satisfecho con UD. y me ha pedido que le entregue este paquete. Así mismo me indico si abría la posibilidad de que Ud. aceptase un puesto de trabajo en este hotel como secretaria particular de su Alteza cuando se encuentre entre nosotros. Únicamente, tendría que trasladar su residencia al hotel y esperar a que su Alteza nos honre con su próxima vista, podrá disfrutar de todos los servicios del hotel y percibirá una cantidad semanal para sus gastos particulares.

Todo eso me parecía un sueño, no creí la proposición le pedí que me la volviese a explicar con otras palabras más normales.

Srta. Su Alteza, no quiere que una mujer como Ud. y con perdón, se esté abriendo de piernas ante unos cretinos que engañan a sus esposas, le está ofreciendo un trabajo particular, yo no sé si el querrá después aprovecharse de Ud., y en mi humilde opinión y conociéndolo, ya que nos es la primera vez que nos honra con su vista, nunca quiso los servicios que la agencia le ofrecía atraves de Srtas. como Ud. Es todo un caballero, tiene sus creencias por su religión que yo respeto, no es necesario que me conteste ahora, pero si le ruego que no lo demore, ya que tiene la Suite, presidencial reservada para la próxima semana.

Le dije que esa misma tarde le daría contestación.

Cuando salí del hotel no me cavia en mi cabeza la proposición que me habían hecho, estuve dando vueltas durante todo el día, pensando lo que podría significar para mi, los pros y los contras. Me fui a la biblioteca y empecé a buscar todo lo que estaba escrito sobre su país, su familia etc. Quería saber algo más de lo que me habían contado.

Me entere de la extensión de la Isla, número de habitantes, el sistema sanitario renta perca pita, riquezas naturales, el nombre de su padre, cuantos hermanos tenía, si estaba casado y cuántos hijos tenia. Según lo que leí era uno de los principales exportadores de petróleo, su sistema sanitario era de los más modernos de los países árabes, y lo más importante, no se le conocía esposa alguna, tal vez era una información completamente restringida a la prensa ni si tenía hijos, ya se sabe, los árabes no tienen esposa pero tienen concubinas a las que se tiran cuando quieres y las tienen como fabricas de parir. En ese aspecto, yo no iba a parir ningún hijo suyo, si me tengo que abrir de piernas, prefiero a uno solo y que me trate bien que a un montón de cerdos que no me respetan. Entonces fue cuando abrí el paquete que me había dado el director del hotel. Era un collar de perlas autenticas, venia con una nota que decía.

“Srta. Yasmina, ese collar de perlas que lucía el primer día que la conocí, debe tener muchos recuerdos para Ud. seguramente seria de su Srª Madre, y por lo tanto muy hermoso, permítame y ruego que acepte este otro para que se lo ponga en nuestro próximo encuentro” y firmaba

Ahmed

Dentro del estuche había un collar de perlas negras terminado con un broche de diamantes.

Casi me desmayo al verlo.

Me fui al hotel, pedí hablar con el director, al poco tiempo, salió de su despacho me encontró en el hall sentada y abanicándome con una revista, estaba pálida, se acerco y me dijo que me pasaba, le enseñe la caja que me había dado, el sonrió y le dije. Acepto ese puesto, cuando puedo mudarme.

Chasqueo los dedos y dijo, que traigan el coche VIP y que Alfred, acompañe a la Srta. y le ayude en lo que necesite, que nadie la moleste.

Srta. Yasmina, bienvenida a esta su casa, Alfred la acompañara a su casa para recoger sus efectos personales, no hace falta que traiga nada mas, su habitación está preparada.

El tal Alfred, un hombretón de casi 2 metros. Me acompaño a la casa, me espero en el salón mientras yo recogía mis efectos personales y recuerdos de mis padres, le llame y subió para bajarme los paquetes. La Madame, cuando me vio que me marchaba me pregunto dónde me iba, le dije que a la libertad, me indico que no podía irme sin autorización del jefe y me agarro del brazo, Alfred se acerco a ella, la cogió por la cintura, la levantó del suelo y la sentó en un sillón, no dijo nada.