Yasmina
La historia de un niño que quiere ser niña
YASMINA
Me llamo Yasmina, no es el nombre con el que me inscribieron mis padres, pero desde muy pequeña yo decía que ese era mi nombre. Nací en un país Europeo aunque hoy día vivo en Manama (Bahréin) y esta es mi historia.
Tengo 32 años, y mi situación actual me permite satisfacer todos mis caprichos. Era hija única, pero yo nací varón, pero ya con 7 años no era feliz, no me encontraba a mí mismo, mis padres unos padres normales, trabajadores desde su juventud, eran como hormiguitas, guardaban una parte de su salario para un futuro.
En la escuela, me gustaba jugar con las niñas, el futbol y los juegos de los chicos no me llamaban, no quería ver fotos mías cuando tenía 5 – 6 años, decía que el de las fotos no era yo. Mi comportamiento alarmo a mis padres y me llevaron a psicólogos tras estudios de comportamiento me diagnosticaron que lo que padecía no era una enfermedad les indicaron que lo que padecía era que yo no estaba de acuerdo con mi cuerpo, que mentalmente era una niña, en el cuerpo de un niño, y que de momento lo que tenían que hacer era tratarme como yo me sentía, si me sentís niña, me tratasen como niña, me vistiesen como niña que hiciese toda mi vida como niña, si en un futuro mi mentalidad no cambiaba lo mejor sería un tratamiento hormonal, que podría empezar a partir de los 12 años cuando la pubertad femenina se comienza a mostrar.
En el colegio me inscribieron como Yasmina, me vestía como niña tenía amigas incluso cuando orinaba me sentaba, no quería ver mi pequeño pene, yo había visto a mi madre orinar en varias ocasiones y a mi padre también y me daba asco ver a mi padre coger su pene para orinar, cuando mi madre no lo hacía.
Cuando llego la edad recomendada por el Dr. comenzaron a hormonarme, primero con pastillas, después con inyecciones, mis padres, me informaron de todo lo que me sucedía y que comenzaría un tratamiento para cambiar mi físico poco a poco me iban informando de los cambios que sufriría en mi cuerpo. Yo comprobaba por mis amigas, que algunas les estaban creciendo los pechos y a mí no incluso en las conversaciones que teníamos las niñas de mi edad, unas decían que ya les había venido, y que algunas se habían asustado mucho y sus madres les habían informado, le pregunte a mi madre que me explicase lo que querían decir.
Ella me dijo, que con respecto a los pechos no me preocupase, a algunas niñas les crecen antes que a otras, incluso por el tamaño de los mismos, hay mujeres que tienen unos pechos grandes y otras tienen pechos pequeños, pero que la función de los mismos es la misma y no importa para ello el tamaño de los pechos. Con respecto a lo que decían que ya les había venido, me indico que se referían a la menstruación, una cosa que yo nunca tendría, ya que mi cuerpo interiormente carece de los órganos que la producen. Me explico lo que era, así como que yo nunca podría tener hijos, ya que mi aparato reproductor es de hombre y que en un futuro si quiero podría operarme, pero de eso ya hablaríamos.
Me indico que si algún día mis amigas me preguntasen si había tenido la “Visita” o estaba en “Esos días” le dijese que estaba próxima ya que había tenido unos síntomas y que yo ya se lo había explicado, en total todas esa preguntas que las niñas hacen sobre el tema mi madre me enseño las respuestas, incluso hacíamos pruebas en casa, hablando con las amigas, en mi presencia, decía que ya era una mujercita (en referencia de que ya tenía la regla).
Mi cuerpo, paulatinamente cambiaba, mi piel se hacía más suave,, el pelo era más suave y no me caía con la frecuencia habitual, los rasgos faciales se feminizaban mi madre me enseño a maquillarme ya tenía 17 años, aunque mis pechos comenzaban a mostrase aunque era todavía pequeños, salía con ella de compras, sobre todo para la ropa interior, por Internet había comprado unos pechos de silicona para aumentármelos en consonancia a mi estatura y edad, mientras no me operaban, mi madre me compraba mi ropa interior, sujetadores, bragas, tangas, culotes además de pantalones, blusas vestidos pendientes. Cuando me vestía completamente de mujer, mi carácter cambiaba, me sentía más feliz y alegre, mis padres se alegraban de verme feliz. Había comenzado la Universidad y estudiaba Historia del Arte. El día que cumplí los 21 años, mis padres me dijeron que me pagaban la operación para el implante de mamas, que buscase la fecha más idónea para no perder clases y que la gente no me echase, en falta escogí las fiestas anterior a las Navidades, si me preguntaban algo diría que salía con mis padres de vacaciones al extranjero. Antes de la operación visite al médico para escoger el tipo de implantes, y tamaño, tras mostrarme las que tenia, escogí unas en forma de gota, ya que me indico que son con las formas más naturales y de tamaño fue una 38C, ya que con respecto a mi figura eran las que mejor me quedarían, estaba midiendo en ese momento 1,87 y mis caderas median 88.
Recién empezadas las vacaciones de Navidades, ingrese en la clínica, pase en ella tres días y después me fui con mis padres a la montaña, quería descansar y verme mas como mujer, mi madre mientras me había comprado sujetadores con la medida que había escogido. Mientras no me diesen el alta definitiva, tenía que llevar un sujetador especial que me habían facilitado en la clínica, durante 15 días.
Cuando me veía ante el espejo de mi dormitorio, completamente desnuda, de la cintura para arriba, me sentía como una autentica mujer, de cintura para abajo odiaba lo que tenia colgando entre las piernas, mi asqueroso pene.
Al regresar a la Universidad, comprobé que era el centro de las miradas de los chicos, se habían dado cuenta del cambio, las chicas, me preguntaron que había hecho, les dije que había sido un regalo de Navidad de mis papas, me alagaron lo bien que me quedaban, incluso me llevaron a los aseos y me obligaron a enseñárselas, las tocaron y pudieron comprobar que eran tan reales como las suyas propias, les explique, que siempre había tenido un poco de complejo por el tamaño de mis pechos y mis papas me las regalaron. El complejo había desaparecido.
Ya no era una chica acomplejada, los muchachos se fijaban en mi y siempre tenía algún moscardón rondando a mi alrededor, salía con mis amigas a discotecas normalmente todos los sábados, tras varios meses acudiendo a una en particular, comprobé que había un hombre que siempre estaba en ella y que cada vez que por casualidad cruzábamos las miradas, el miraba hacia otro sitio, no le di importancia, supuse que era uno de esos hombres que van tras jóvenes haber lo que pueden sacar.
Un día, tras las clases, me dirigí directamente a mi casa, al llegar vi en la puerta un coche de la policía, pregunte qué pasaba, y me dijeron que tenía que ir con ello. Estaba asustada, pregunte por mis padres, nadie me decía nada. Me llevaron al hospital, allí me informaron que mis padres habían sufrido un accidente y que habían fallecido, tenía que identificar los cadáveres como el pariente más próximo. No podía creer lo que estaba pasando, llame a una de mis amigas y le conté lo que me pasaba, enseguida acudió al hospital para acompañarme. Al llegar pase al depósito donde mis padres yacían sobre unas mesas esperando la identificación. Mi amiga no se aparto de mi en ningún momento, una vez efectuados los trámites legales, me acompaño a mi casa, me dijo que no podía quedarme sola en casa, se ofreció a quedarse con migo, se lo agradecí, le ofrecí la habitación de invitados, ya que no quería que me viese en mi habitación, tenía que reservar mi intimidad. No pegue ojo en toda la noche, por el día vinieron mis compañeros de clase a acompañarme en esos momentos.
En el entierro y funeral no falto nadie de mi clase, todos me acompañaron.
Los días fueron pasando y poco a poco me fui reincorporando a la vida cotidiana, tenía que solucionar muchos asuntos legales, banco, seguro, testamento etc.
Al pasar unos meses, recibí una carta del banco invitándome a que pasase por las oficinas afín de solucionar unos asuntos de mis padres. Cuando llegue, el director muy amablemente me invito a su despacho, me informo, que mis padres habían suscrito una hipoteca y de la cual se había retrasado el pago en tres mensualidades, precisamente los tres meses que llevaban fallecidos mis padres, les dije cual había sido el motivo y que se solucionaría lo antes posible, pregunte cual era el saldo de la cuenta y los depósitos que tenían mis padres y me informaron que tanto el saldo y los depósitos no cubrían la totalidad de la deuda y me daban tres meses para saldarla.
Empecé a hacer números para ver cómo podía sacar dinero para saldar la deuda, mi operación se había llevado gran parte de los ahorros y solamente contaban con el sueldo de su trabajo, al fallecer esos ingresos habían desaparecido, y el seguro no cubría la totalidad que faltaba.
Mis problemas comenzaban a surgir