Ya no me corro(y me gusta)empieza el entrenamiento
2ª semana , mi novia me sigue entrenando para ser su perrito, y yo lo sigo disfrutando.
Ya no me corro, (y me gusta) empieza el entrenamiento. 2ª semana
Lo primero quiero agradecer los correos recibidos, unos de apoyo de otros sumisos en situaciones parecidas a la mía y otros de parejas en nuestra misma situación, estos últimos se los he pasado a mi novia para que decida lo que quiera aunque creo que es un poco pronto para conocer otras parejas por muy morboso que nos parezca.
El resto de la semana transcurrió sin mayores incidencias hasta el viernes noche que me había vuelto a citar en su casa para una “SESION”, las instrucciones eran recogerla a las nueve y media para llevarla a cenar a algún sitio íntimo, oscuro y con una carta decente para luego volver a su casa a la sesión propiamente dicha. Me había facilitado un tanga suyo, negro y con encaje que debería ponerme en vez de mis calzoncillos habituales y unas medias con elástico que me llegaban a altura del muslo. Entre la semana que llevaba de calentón y el tanga, ya iba cachondo desde que salí de mi casa, llamé al telefonillo y apareció como una autentica diosa, rubia, con moño, con una falda de cuero ajustada a la altura de la rodilla, una blusa de seda blanca, una cazadora de cuero fino rojo y los más importante y espectacular, unos zapatos de 13 centímetros de tacón metálico con una pulsera agarrada al tobillo, en ese momento empecé a gotear y mojar el tanga.
Ya sentados en el restaurante, que por cierto elegí un semisótano muy cool, con bóvedas de ladrillo y unas antorchas de diseño en las paredes, entre monasterio y gótico, muy relacionado con nuestras actividades sacó de su bolso un paquete no demasiado grande y me dijo:
-vete al baño y póntelo –
Cuando lo abrí me encontré un tubo de lubricante, un preservativo y una especie de dildo que era un “acostumbrador “ de ano, la prueba de ya estaba entregado a ella era que me lo puse sin discutir, quizás ese hubiera sido el momento de mandarla a tomar por culo, nunca mejor dicho, pero la verdad es que estaba disfrutando día a día y cada vez más de mi nuevo status. Al cabo de un rato y después de varias intentonas y tragar algún sapo conseguí ponérmelo, volví a la mesa caminando un poco pingüino y me senté con algún que otro problema.
-te lo vas a poner a partir de esta noche todos los días, hoy hasta que te lo quite yo y a partir de mañana dos horas el primer día y media hora más cada día hasta que se te abra bien ese culito, luego te compraré uno más grande –
La cena fue un suplicio, toda la noche con eso metido en el culo estaba deseando llegar a casa, iluso de mí, para quitármelo de una puta vez. En el taxi de vuelta sin mediar palabra me saco la polla por la cremallera meneándola un poco y diciendo
-así hasta llegar a casa nos crucemos con quien nos crucemos-
Afortunadamente no vimos a nadie y el taxista no se enteró de nada o hizo como que no se enteraba, en el ascensor yo estaba ya empalmado ya que ella me llevaba tirando de mi polla como si estuviera paseando un perrito y así entré en casa.
- Hazme una copa y después apóyate en la mesa con el culo en pompa, amor mío –me sacó el dildo con un guante y dijo – vete al baño limpias bien esta mierda que llevabas puesta después te desnudas dejándote puesta la ropa que te regalado, te sientas a los pies de la cama, te pones el collar y las muñequeras que están preparadas y me esperas allí hasta que me tome esta copa.-
Como habréis observado nuestra relación ya no era una relación vainilla a excepción de algún día tranquilo de cena o de cine sino que empezaba a ser una Historia de O solo que al revés, estábamos perdiendo la tranquilidad de una pareja de novios al uso por una vida sexual bastante kinky en solo unas semanas, pero solo por la adrenalina que esto me suponía la verdad es que me merecía la pena y no sabría decir si sería capaz de volver al principio. En fin allí estaba desnudo, con mi tanga y mis medias, sentado a los pies de la cama cuando oí sus pasos a lo largo del pasillo, los tacones, ese sonido que hacen que los hombres nos volvamos estemos donde estemos, cuando apareció en el umbral de la puerta, con sus tacones, unas medias negras tupidas, y un corsé que se abría en sus pechos en forma de triángulo, mi polla rápidamente se levantó para mirar fijamente al mismo sitio que mis ojos.
-abre los brazos en cruz y echa la cabeza hacía atrás –
me inmovilizó las muñequeras pasando una cuerda, previamente preparada, por las anillas, por el collar y desde arriba dando un trago de la copa dejo caer el líquido desde su boca a mi cara.
Se agachó y empezó a lamerme la cara sin besarme, sin dejar que la besara, inundándome con su aliento de ron, poniéndome sus pezones a unos milímetros de mi cara, inmovilizada por el collar, mientras me agarraba los huevos y la polla con violencia , con pasión y amagaba entre un ordeño y una masturbación salvaje, me pellizcaba los pezones o me los lamia y succionaba con mimo mientras las venas de mi polla se marcaban y alguna gota asomaba por la punta del capullo.
-Veo que tu polla me está pidiendo a gritos correrse, pero ni se te ocurra chaval –
Incorporándose acerco una silla con brazos y forma de trono y apoyándose en el respaldo empezó a juguetear con mi polla, primero pisándola contra el suelo con la planta del zapato siguiendo con los huevos, dándola unos toques con la puntera como si fuera una futbolista y poco a poco cada vez más dura empezó a clavarme el tacón metálico en los muslos y en la polla. Se sentó y empezó a hacerme una paja apretando mi polla contra el suelo cada vez más fuerte y cada vez más rápido, hasta el momento anterior a correrme.
-ni se te ocurra, he dicho-
Siguió jugando conmigo y con mi polla durante una eternidad, la tensión a la que me tenía sometido era insoportable y maravillosa, llevándome al límite una y otra vez hasta que un segundo antes de acabar paró, me desató y dijo
-ya sabes lo que tienes q hacer perrito –
Me lancé sobre su húmedo coño y empecé a lamerlo muy, muy, muy despacio, esa era mi venganza, que me rogara más energía , con mi lengua fui delineando su entrepierna , su monte , su perineo, su anillo, para volver hacia delante y entre un soplido y una caricia empecé con sus labios describiendo unos círculos cada vez más pequeños, recorriendo un laberinto con la punta de mi lengua para luego desandar el camino mientras ella suspiraba y se retorcía e intentaba fijar mi cabeza en su clítoris, le hice darse la vuelta y poniendo un almohadón debajo de su estómago empecé a comerla el culo, de arriba abajo, bordeándolo hasta meter la lengua hasta dentro mientras con la mano la acariciaba el clítoris hasta que estalló en un orgasmo tras otro y subía su culo hacia mi boca para empotrarse en mi lengua.
-hoy duermes en el salón, hasta mañana perrito –
Y sin decir nada más se acostó y así me dejo empalmado y solo camino del sofá.
Y así sigo con mi entrenamiento de sumiso, y ya os iré contando cada semana los ejercicios esi sí me he propuesto sacar nota alta.