Y todo por hacerle un favor a un amigo

Veo que no me queda otra que chupársela al padre de mi amigo, comenzando a cogérsela, agarrándola con suavidad y empezar a pajeársela al tiempo que, magrearle sus testículos sin llegármelo a decir. Y fue verme, soltándome... “Que bien lo haces maricón, ¡tenía el presentimiento que te gustaría”.

Y todo por hacerle un favor a un amigo

Todo comenzó el día que me llamo un amigo, para pedirme un favor y este no era otro que, fuera a casa de su padre a recoger unos libros. Cosa que le hice saber los motivos por el cual no iba él, pero cuya excusa suya, no solo era por no estar en Sevilla sino porque su madre no se lo permitía. Pues al estar divorciado sus padres, la custodia de mi amigo la tenía la madre, y me decía que aún no le tocaba verle. Incluso le hice ver a mi amigo, que no me gustaba ir solo, pues me sentía incómodo al estar a sola con él, acabando mi amigo que le sugiera a mi padre que me acompañe.

Y lo cierto es que no me gustaba ir a su casa solo, acabe por hacerle caso a mi amigo, acabando por pedirle a mi padre que me acompañara. El cual me hizo ver que esta persona no se comía a nadie, y además como amigo suyo que es, me hace ver que es de toda confianza. No quedándome otra que acercarme, y recuerdo que llame a la puerta, abriéndome está minutos más tarde esa persona, cuya figura ya atemoriza, pues su rostro enfadado acojono.

Abrir la puerta y esté aparecer con unas calzonas como única prenda, haciéndome pasar mientras me hace saber que estaba entrenando, casi tartamudeando fui a explicarle mis motivos por el me había presentado en su casa, cuando este me dijo que le había llamado su hijo para decírselo, resoplando quedándome más tranquilo.

Le pedí disculpa aun así por si estuviera liado con algo, volviendo a disculparme por si le había molestado, y recuerdo que este riéndose me hizo saber que para nada. Haciéndome pasar, entrando al tiempo que me rodea con su brazo derecho, cuya mano siento descender por mi espalda al tiempo que me empuja hacia las escaleras, como indicándome que debo de subirlas. Y finalmente descender hasta mis nalgas, sintiendo la amplitud de esa mano al mismo tiempo que me hace saber que, suba hacia el dormitorio de su hijo. Acabando por retirar su mano, mientras subíamos las escaleras, diciéndome...

  • “Has crecido desde la última vez que te vi, incluso ahora estas más guapo”.

Avergonzado le di las gracias, entrando en el dormitorio de su hijo al tiempo que vuelve a colocar su mano en mi hombro, indicándome que me dejaría para que pueda buscarlo con tranquilidad. Dice y vuelvo a sentir esa mano descender por mi espalda, sintiendo como un estremecimiento, mano que aleja al marcharse. Comenzando a buscar los libros que me había pedido mi amigo coger, pero con la intranquilidad que esa persona me había dado. Y salí de la habitación, baje las escaleras y busque a su padre para despedirme, viendo a esta persona en la cocina. La cual había cogido dos vasos, una lata de coca cola y otra de cerveza, y aunque agradecí el detalle de quererme invitar, quise marcharme. Cuando esté me dijo...

  • “Pero hombre, no me vas a hacer ese feo, quédate al menos para tomarte el refresco, después de todo te debemos al menos eso después de hacerle el favor a mi hijo”.

Y viendo que no me quedaba otra, tomando este las cosas y colocarlas en una bandeja, conduciéndome hacia el interior de la salita, dejando la bandeja sobre la mesa e invitarme a sentarme. Y recuerdo que iba por el segundo sorbo, cuando sentí como un calorcillo que crecía desde mi estómago, no sintiéndome mareado, pero si extraño.

El no dejaba de hablarme, no dejaba de preguntarme, ya sea por mis padres, la escuela, sobre deporte y cuales practicaba, si tenía novia e incluso si había dejado de ser virgen. Preguntas que en su mayoría no contestaba, no solo porque no era de su competencia, sino por vergüenza. Y ruborizado bajaba la vista más de una vez, acabando por darme cuenta del enorme bulto de su entrepierna, tamaño que no era otra cosa que su miembro. Volviendo a subir mi vista de golpe, mucho más ruborizado y avergonzado, descubriendo la mirada de esté hombre.

Dando por levantarme de golpe, llegando incluso a volcar las latas que por suerte cayeron dentro de la bandeja, mientras me disculpaba y le hacía saber que, debía volver a casa. Y escuchar a esté hombre reprenderme, diciéndome lo poco agradecido que estaba, pidiéndome calma. Soltándome...

  • “¿Qué pasa que nunca has visto un paquete o qué?”.

Dice y continua...

  • “Te lo pregunto, pues he notado que estabas interesado en el mío, quizás te haya picado la curiosidad por el tamaño”.

Callo no queriendo entrar en el juego, mientras siento ese calorcillo aumentar, tanto que me da por quitarme la sudadera, mientras este cogiéndome de la muñeca me hace acercarme. Y escucharle decirme y preguntarme...

  • “No te preocupes, estoy acostumbrado a que se sorprendan al ver lo grande que la tengo el tamaño. Dime... ¿Te gustaría verla?”.

Continuo sin responderle, me sentía muy nervioso y aun no comprendía que, hacia allí, por no mentar ese calorcillo interno. Volviéndome esté a decir...

  • “No estés nervioso por lo que deseas, no estoy enfadado por tu curiosidad, te digo más... me gusta que tú la tengas”.

No deja de mirarme con esos ojos, mirada que me tiene intimidado, escuchándole reír y soltarme...

  • “No temas hombre, no te preocupes, debo decirte que a tu edad es normal que tengas curiosidad, sobre todo por el tamaño de la polla de otros hombres”.

Y recuerdo que no dejo de disculparme, comportándome como un niño asustado, conducta más de un cobarde que otra cosa, pues bien, que me advirtieron de lo posesivo y mezquino que era esté hombre. Y tirando de mi muñeca hacia abajo, al mismo tiempo que me pidió que me sentara, cosa que me hizo perder el equilibrio y caer casi a sus pies. Escucharle de nuevo reír al tiempo que me dice...

  • “Que torpe eres”.

Y me da por mirarle sorprendido mas por lo que acaba de decirme que otra cosa, pues estoy en el suelo por su culpa y no mi torpeza. Cuando este me pregunta...

  • “¿Que miras chico?, no me digas que aun sientes curiosidad por el tamaño de mi verga, pues me la estas poniendo dura con tus pensamientos”.

Dice y me veo sujetado por el cuello y atraído hacia él, sujetándome con ambas manos contra su entrepierna, restregándome contra su enorme miembro. Mientras le grito qué pare, rogándole que me soltara, intentando apartarlo, pero mis fuerzas son en vano ante las suyas. Sintiendo la dureza de su miembro en mi mejilla, mientras esté me dice...

  • “Sé que estas deseando verla y tocarla, ¡pues estas notando lo dura que esta... verdad!!”.

Y aunque no dejo de rogarle que me dejara marcharme, intentando explicarle que todo ha sido un mal entendido, diciéndole mil y una cosa para que me dejara marchar. Acabándole por escuchar...

  • “Dime nene, a que se te ha puesto dura de solo sentir mi polla en tú cara, ¡a que si... eeehhh!!”.

Y recuerdo que, le contesto con temor, diciéndole que no es así, haciéndole saber que no se mea empalmado como dice. Y este sonriente, me suelta...

  • “Bueno, quizás sea porque tienes que verlo al natural, y no te sea suficiente el sentirla a través de mi prenda, verdad...”.

Y le miro más que temor... con miedo, cuando este sin tener que soltarme la muñeca, le da por bajarse las calzonas, dejando ver su enorme miembro a la vista. Y soltarme al verme apartar la vista...

  • “No seas tímido... mírala hombre, dime... ¿Qué pasa?”.

Y asombrado al ver ese pedazo de polla, verga que tranquilamente podría medir los veinte centímetros o quizás algún centímetro más, polla que este tirando de mi muñeca hacia su verga. Me dice...

  • “Venga, adelante... cógela, no tengas miedo... que no muerde, ya tendrás tú tiempo de morderla... ja ja ja”.

No viéndome con ganas de cogérsela, cuando esté nuevamente me dice...

  • “Hasta que no me la cojas, y vea que juegues con ella un rato, no pienso soltarte”.

Suelta y veo que no me queda otra que hacerlo, comenzando a cogérsela, agarrándola con suavidad y comenzar a pajeársela al tiempo que magreaba sus testículos... uuummm!!. Y verme esté, soltándome...

  • “Uuuffff!! que bien lo haces maricón, presentía que te gustaría... ooohhh!!”.

Y mientras me tenía sujeto por mis cabellos con una de sus manos, con la otra me acariciaba el cuello, espalda o pecho. Al tiempo que me decía...

  • “Siempre me has gustado, recuerdo que cuando estabas aquí con mi hijo, no dejaba de mirarte, sabía que algún día serias mío, y no había vez o noche que no te imaginaba arrodillado ante mi polla”.

Suelta y aunque me ve con mi rostro apenado, no deja de hablarme, no deja de decirme...

  • “Siempre he deseado ese cuerpo de nenaza que tienes, eres tan guapo y con esta melena, ¡eres como una fruta prohibida que debo de probar... uuummm!!”.

Y aunque me puse a decirle que no soy nada de eso, poniéndome a las malas y a la defensiva, este tirando de mis cabellos hacia arriba, acabo por soltarme...

  • “Te veo que estas hambriento... y sabes, ¡voy a darte algo para saciarte... puta!!”.

Coge y tirando de mis cabellos con fuerza e intenta acercarme hacia su miembro, oponiéndome con fuerza y este viendo mi oposición, acaba por darme una fuerte bofetada. Golpe que me hace arder mi mejilla, volviendo a obligarme a acercarme a su miembro, viéndome como por miedo comienzo a lamer su tronco y chupar su glande, mientras este gime de placer. Soltándome...

  • “Si... así se hace, lámelo suavemente, ¡buena niña... uuuffff!!”.

Siento como suelta mis cabellos para ahora cogerme por el cuello, oprimiéndome y forzarme a meterme su polla en mi boca, mientras aprieta de vez en cuando al tiempo que me advierte sobre los dientes. Soltándome...

  • “Eso puta... así... ooohhh!!, sigue... sigue, así hasta la mitad... chupa... ooohhh!!. Sigue y con entrenamiento todos los días, ¡acabaras por tragártela por completo... uuummm!!”.

Y mientras chupo su polla, tragándome su glande y magreando sus testículos, esté acaba por ordenarme...

  • “Descálzate y quítate la ropa, pues tú desde hoy serás mi nena y esas prendas que llevas son de chico”.

Y viéndome que no me desvisto, veo como levanta su otra mano, imaginándome lo que pretende hacerme, descalzándome con mis propios pies. Continuando por bajarme el pantalón y los calzoncillos, acabando por sacármelos por los pies, siendo el mismo quien tira de mi camiseta hacia arriba, dejándome desnudo. Escucharle gritar, refiriéndose al tamaño de mi pene, humillándome con sus palabras al soltarme...

  • “¿Dónde coño tiene tu verga?, dime... ¿qué le ha pasado?, y ¿porque esta tan pequeño?, contesta nena... eeehhh!!”.

Y como en verdad no puedo contestar al estarle chupando su verga, este me suelta...

  • “A... vale, por esa causa te gustan las pollas... eeehhh!!, porque como tú no tienes una verga como Dios manda, ya que la tuya es ridículamente pequeña... no!!”.

Sintiendo como apoya la planta de su pie contra mi flácido miembro, apretando y ver que no me produce daño alguno, riendo y volviéndome a humillar al decirme...

  • “No vez como toda nena, tú lo que tienes es un coñito, ¡eeehhh!!... maricona”.

Obligándome a chupársela, tomándome con ambas manos por la cien y comenzar a follarme literalmente la boca, mientras gritaba...

  • “Aaahhh!!... si... si, chupa... chupa... nena”.

  • “Sabes, creo que tu falta de adolescencia es por causa que has pasado de, ¡en vez de convertirte en un chico has pasado la naturaleza ha hecho que te conviertas en una chica... eeehhh!!”.

Y sin poderlo evitar, siento como este degenerado comienza a correrse, sintiendo como vierte toda su leche en mi boca, no pudiendo sacarme su verga al tenerme bien sujeto. No quedándome otra que tragármela entre arcadas, escuchando a este amenazarme con escupir, y entre nauseas acatar sus palabras. Pidiéndome levantar la vista, cosa que hago y ver al muy cerdo como me está grabando con una cámara. Mientras me dice...

  • “Te tengo inmortalizado, ahora cuando no te tenga, ¡tengo con solo ponerme el video para masturbarme... uuummm!!”.

No me chantajea ni extorsiona, pero siento ahora la obligación de obedecerle, mientras sonríe perversamente, diciéndome...

  • “Eres una buena nena, si me obedeces y haces todo lo que te pida, te aseguro que nos llevaremos muy bien”.

Dejándome marchar finalmente, no sin antes vestirme, mientras criticaba mis prendas, asegurándome que hará lo posible para que dejara de usarlas, o al menos en su presencia. Y cuando me marcho, este me dice...

  • “Hasta mañana, recuerda que tienes que venir, vale...”.

Marchándome hacia casa, donde mi padre me recibe y me hace ver que no ha sido tan malo ir a su casa, no dejando de comentar que, seguro que me ha tratado como un hijo, cuidándome y mostrándose bondadoso. Mientras mi madre me advierte de esta persona, diciéndome que esa familia se había separado por su culpa, habiendo denuncias por medio. Ya sea de violencia de género, como tocamientos a menores, aunque ninguna había sido probada, pero que de alguna manera queda marcado y señalado. Pero, aun así, mañana debo de ir a su casa, viéndome en la obligación de ir, aun no sé qué me esperaría, pero me temía que sí no lo hago sería peor para mí.

Debo decir hacia aquellos lectores que comparte conmigo sus criticas que, acepto todas ya que me enseñan a ver mis defectos. Pero no es mi intención entrar en un intercambio dialéctico al respecto, tampoco pido que nadie se crea mis vivencias, solo las comparto, porque son tan reales como la vida misma. No me tengo que excusar porque un día me dio por ahí, y desde entonces vivo y disfruto mi vida de una forma libertina y con pasión, dándome por compartirlo con vosotros como manera de desahogo.

Así que, aquellos que me leáis esto y no me crees, pienso que es tu problema, pero pienso que la vida hay que disfrutarla y vivirla, como uno sepa mejor porque pasa muy rápido. Y lo dicho, agradecer a todos aquellos que me seguís y me leéis, deseando que os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto).