Y todo por el recuerdo

Una mujer recuerda como es llevada al éxtasis del placer, cuando recorre la autopista a bordo de su automóvil.

(RELATO 3)

Y todo por el recuerdo

ERNESTO CASTRO SAGARDEZ

Recorrió el tramo que la separaba de la oficina a su casa a bordo de su viejo automóvil... De pronto recordó que en un recorrido similar había tenido gratos momentos con el ser amado... Recordó como él le puso la mano en una pierna y le despertó instintos que pensó jamás volvería a experimentar.

Recordó como se dejó agarrar, aunque fuera la primera vez en que se veían. Pero la atracción que sintió por él fue, sin duda, a primera vista. Era un hombre caballeroso y educado, por lo tanto no sintió ningún temor para dejarlo continuar con la caricia.

Recordó como él empezó a meter la mano por debajo del resorte del pantalón, buscando con empeño su entrepierna... No puso ninguna objección y lo dejó que continuara explorando su parte más sensitiva... El manejaba sus dedos con mucha ternura, sin apresuramientos, hasta que sintió como sus vellos púbicos se erizaban... La caricia le gustaba y le puso la carne de gallina, provocando que abriera las piernas para facilitar el toque de esa mano que buscaba el botón del placer.

Recordó también como la mano de él se humedecía con sus jugos... Al tiempo de sentir un intenso escalofrío en todo el cuerpo que le hicieron explotar en un orgasmo como nunca lo había sentido... Intentó detener el automóvil, pero él se lo impidió... Le indicó que continuaran y ella siguió su camino...

El tramo era largo y volvió a recordar esa caricia que jamás olvidaría... Así como volvió a arremeter él con esa mano, tan educada para los menesteres sexuales y de nuevo le permitió que explorara sus vellos púbicos y parecía que jugueteaba con sus dedos, sintiendo emociones fuertes... Posteriormente uno de sus dedos logró juguetear con su clitoris y eso la puso en un estado de extasis que ya no pudo más y volvió a tener un orgasmo, como nunca lo había sentido... En menos de veinte minutos había experimentado dos fuertes sacudidas en todo el cuerpo que la hicieron ver estrellas, caracolas, cascadas y jardines de flores...

No pudo más y le pidió:

  • Hazme el amor, quiero sentirte dentro de mi... Tu me has hecho la mujer más dichosa... Creí que jamás volvería a sentirme plena y tener los orgasmos que en estos momentos me has provocado...

  • Espera -repuso él-, en el hotel más cercano nos meteremos a disfrutar de nuestro amor...

El semáforo se puso al verde y el ruido de varios claxons se dejó escuchar... Despertó de su letargo... Y continuó su camino... Sin embargo, sintió una ligera humedad en su braga de algodón y al llegar a casa de inmediato se introdujo al baño y fue su mano y sus dedos los que dieron rienda suelta al instinto, que emanó tras recordar al ser amado... Llegar al paroxismo, en ese momento, la hizo experimentar un orgasmo y lanzar un leve grito de satisfacción... Y todo por el recuerdo...