Y todo a raíz de unos comentarios en una cola
Y horas más tarde, durante el trayecto de regreso a casa, acabo por preguntarme... Y entonces que, dime... ¿Qué te ha parecido saborear mi Squirt?. Preferí no contestarle, deseando dejar la contestación para un mejor momento, como...
Y todo a raíz de unos comentarios en una cola
Por unos comentarios y un chiste irónico nos conocimos, estaba en una cola de una papelería, cuando en un momento dado y sin querer hacerme el gracioso, acabe por soltarlo. Siendo ella quien llamó mi atención, no para recriminarme, sino para darme toda la razón, continuando a partir de ese momento los dos, tomándolo como algo gracioso.
Tras salir de la papelería, me presente y me dio por invitarla a un café, deseoso por conocerla aún más, deseando tener los privilegios de su compañía, y si ella quisiera de algo más. Pensé en que me daría calabazas, pero me sorprendí cuando acepto, acompañándome a una pequeña y coqueta cafetería, donde tras sentarnos, ella se me presento como Gisela, mujer casada de mente muy abierta y liberal, tanto que su marido le permite el libertinaje, mientras no se quede embarazada, coja alguna enfermedad sexual, y participar en todos sus tríos.
Confesión que te deja helado, pero aún más, cuando te dice que no se siempre siente atraída por hombres atractivos y musculosos, pues cualquier macho que le guste le sirve. Dejándome claro que, a pesar de gustarle el sexo, no se acuesta con cualquiera, dándole el tamaño que tenga o lo bueno que seas en la cama, no le gusta ir a saco, ya que, si considera una amante férrea de los preliminares, y sobre todo del sexo oral, mucho mejor si es ella quien lo recibe. Dicho esto, finaliza con una risa malévola con un comentario mordaz...
- “Me puedes caer muy bien, hacer reír, pero debes de saber que por estas causas o alguna más, ni estoy obligada a acostarme contigo en el caso que acabemos enrollándonos”.
Palabras que una vez más me vuelven a dejar helado, Gisela me mira y me hace saber que no es fachada, diciéndome que es así fuera de casa y dentro, sabiéndolo perfectamente su marido. Diciéndome...
- “No voy de princesa por la vida, me gusta serlo no te equivoques, no me gustan los cuentos pues las princesas, esperan hasta el final donde se casan y se folla al príncipe”.
Continuando...
- “Yo creo que sería más una bruja, tirándome a todos los que quisiera, utilizando mis conjuros y privilegios de la magia, e incluso aprovechándome si hiciera falta hasta de la misma princesa, pues debe de tener un coñito virginal”.
Y pensaba... ‘joder con Gisela, menuda hembra que esta echa’. Y hay estaba ella, tan hermosa como sofisticada, luciendo tipo, cuya vestimenta te obligaba a mirarla, no solo por su forma de vestir sino por lo que algunas de ellas implican. Pues ver, como aquella faldita a cuadros que le llegaba a medio muslo, extremidad cubierta por unas medias de color negra, y sobre todo por esas botas de caña alta, aquellas que le pasaban las rodillas.
Y recuerdas el día, no solo por conocer a esta hermosa y comprensible mujer, sino que, dándonos cuenta de la hora, ya que era muy tarde y debíamos de regresar a la oficina. Está cogiendo su móvil, cuya funda era una especie de ratilla rosa, llamo a alguien, escuchándola decirle al que estaba al otro lado...
- “Mira, perdona, me debo de ir a casa, me ha surgido un problema familiar que mi mi marido es capaz de solucionar, mañana ya nos vemos y os cuento, vale... venga, muchas gracias y adiós”.
Me quede perplejo, habría llamado a su jefe o supervisor, contándole una mentira y quedándose tan pancha, mirándome y decirme...
- “Ahora te toca a ti”.
Y lógicamente llamé a mi supervisor, cuya justificación no había sido tan rebuscada, pues simplemente les dije... ‘que iba a mirar unas instalaciones, cuyos datos estaban llenos de anomalías’. Continuando con nuestra conversación, acabando por preguntarme ella por mi vida sexual conyugal. Donde inicialmente me iba por las ramas, pero muy seria se me puso, haciéndome saber que ella me había abierto su corazón, no esperando que se abra de piernas para mí, sino le cuento mis intimidades.
Viéndolo de esa manera, comencé a hablarle de mi persona y en referencia al sexo, cosa que decía que le gustaba, no solo mis gustos o preferencias, sino los hombres pervertidos e inclusos degenerados. Calla y me deja proseguir, comentándole que en los últimos años nuestra vida conyugal se ha visto muy afectada, tanto que mi mujer ha perdido su apetito sexual, no queriendo hacer el amor en semanas. Conversación que se retracta de algunos comentarios dicho, razonándolos, diciéndome...
- “Y entonces significa que estas preocupado, ya que vuestro paraíso ha dejado de serlo, porque pienses que lo que parecía una sequía sexual transitoria se está convertido en un grave problema grave”.
Diciéndome ante estos casos, ante todo, debes de tener tranquilidad. Te podría decir que puede haber muchas causas, no todas pueden explicar el rechazo sexual de tu amorcito. Pero no siempre la culpa de caer en uno u otro, sino que puede ser una combinación de ambos, o incluso de diferentes factores, habiendo unos más importantes que otros, pero al final todos influyen. Comenzando por decirme...
- “Quizás tenéis problemas no resueltos, ya sabes es habitual en la pareja esconder la mierda bajo la cama para evitar porfías o discusiones, y explotará, si no lo afrontáis”.
Esta falta de complicidad y de conexión con el otro queda patente entre sábanas. Podéis hacer como que nada ha pasado, seguir con vuestra rutina, ir a la compra, ver series juntos, salir a cenar... pero tenéis ese escollo que impide que os abráis (en todos los sentidos) al otro. Solucionadlo.
También puede ser que lo que os esté afectando sea por culpa del cansancio y el estrés, ya sabes el exceso de trabajo y sobre todo si te lo llevas a casa, pues las responsabilidades pueden dejar a uno agotado. Otro factor podría ser que este consumiendo alguna medicación que le influya, podrías intentar averiguar qué clase de medicamento está tomando, puede ser que incluso este tomando alguno contra el cansancio o el estrés. Y mira por donde, dos factores en uno solo.
Y por su forma de hablar y comportarse, pensaba que se estaba divirtiendo, disfrutando de las soluciones e incluso de las sugerencias dadas. Continuando Gisela con la conversación, diciéndome que los factores más importantes a tomar en cuenta según ella, podría ser... ‘el sexo insatisfactorio’. Diciéndome...
- “Ojo... no digo que sea culpa tuya, pero puede que lo hagas mal o incorrectamente, creo que no es determinante, pero pienso, que la falta de orgasmos durante las relaciones sexuales le hagan rechazar el sexo”.
Contestándole negativamente en este factor, pues ella alcanza los dos orgasmos como mínimo a la finalización de nuestras relaciones sexuales, no deseando seguir ella, justiciándolo ya sea por cansancio o dolor, apaciguando estos con dormir o comer. Gisela me mira vuelve a sonreír, soltándome...
- “Bueno, pues ya se otro factor tuyo que me gusta”.
Pero mirándome, y como si no estuviera satisfecha con mi contestación, sigue hablando en referencia a este punto, diciéndome...
- “Dime, tu mujer es muy lineal en la cama, ya sabes es muy monótona, solo quiere el sexo cuando y donde ella quiere, y sobre todo ha perdido esa faceta de femenina y sexual”.
Obviamente le respondo a todo, haciéndole saber que cuando la conocí y quizás fuera que, con el comienzo de su perdida virginidad, comenzó a aprender y a explorar el sexo. También es verdad es que no estábamos casados, aunque eso en los primeros años no afecto nada, pero de alguna manera si lo hace, pues traen responsabilidades, letras y facturas que pagar, finalizando con los cri@s.
Continuando con confesarle que hay momentos en que me aburre hacerlo con ella, pues la rutina y la monotonía había acampado en nuestras relaciones, no solo afectando a las sensaciones sino a las mismas posturas. Dejando de ser tan femenina en la cama o fuera de ella, no arreglándose para el sexo como antes, abandonando la idea de utilizar cosas nuevas e incluso los juguetes sexuales. Abandonando la idea de probar cosas nuevas, e incluso a veces las mismas viejas, como... el sexo oral, lencería sexy, juegos, nuevas posturas, o realizar fantasías. Haciéndome pensar a veces que, puede ser tan sencillo como deje de dar la talla, pues hayamos puesto el listón tan alto que ha llegado por cansarse. Interrumpiéndome ella por soltarme...
- “As pensando que puede ser tan sencillo, como un desequilibrio hormonal, ya sabes muchas veces la falta de deseo sexual se debe a eso, muchas mujeres atraviesan la menopausia, pudiendo ser que a ella se le haya adelantado diez años de golpe”.
Continuando Gisela por decirme... ‘Aunque una de las cosas que más afectan, no es otra que las distracciones digitales, no me digas que no y lo digo por ambos. No cogéis el móvil, la table, o el mismo portátil y os habéis metido en la cama, como sino hubierais tenido suficiente con vuestra jornada laboral. Diciendo y preguntar...
- “Dime... ¿verdad o mentira?”.
Continuando con su razonamiento... ‘Mentirías si me dices que tu o tu mujer, no presta atención Twitter, Facebook, Instagram o cual quiere otra red social, o incluso a la misma televisión en vez que a vosotros mismos’.
Tras la locuaz comentarios, mirarme y soltarme... ‘Sabes, está la razón más importante, o al menos es lo que piensan la mayoría de las personas... es la Infidelidad. Siempre te decimos lo mismo, pero si crees que tiene un amante, probablemente lo tenga, obviamente si tiene todas las necesidades cubiertas para que se va a quejar. No solo me refiero no solo a las carnales, pues podría pensar que en el hogar tiene a un hombre fiel, amante y padre, una persona que la cuida y da su amor, y fuera del hogar el sexo con un amante que posiblemente cubra todas sus necesidades carnales.
Continuado por decirme Gisela, mira... ‘Nosotros, por ejemplo, te digo que dentro de una pareja que se siente segura, hay ciertas cosas que no sólo nos damos permiso, sino que también las disfrutamos. Ya sea al 50% como al 100 por cien. Intentamos compartir todo, pero también nos damos ese espacio, pudiendo realizar aquello que deseemos, sin tener que llegar a pensar si hacemos algo malo o no, no teniendo dudas y mucho menos miedo’.
Prosiguiendo... ‘También es verdad es que si tu mujer no quiera acostarse contigo es que, pueda haber otro u otra eso no se puede descartar, puede ser una infidelidad pasajera... quien no las ha tenido, pero obviamente significa que te esté poniendo los cuernos. Pero puedes hacer dos cosas, puedes decidir hacer la vista gorda y entretenerte con tu mano, o podrías hablar con ella, intentando que te explique y escuchar los motivos, intentar arreglar el problema y perdonar. Y si ves que la cosa no se arregla, siempre puedes proponer acudir a terapia de pareja, o dejarlo’.
Dice y es cuando nos damos cuenta de nuevo por la hora, dándome por invitarla a almorzar como prima por su ayuda, sugerencias, y palabras. Invitación que acepta, no sin antes volver a hacerme saber que iba al servicio [:)], dándome cuenta que había ido un par de veces, pero que esta tardaba mucho menos que el resto de las mujeres y eso que aparentaba tener más prenda. Y fue regresar del aseo, cuando se lo hice saber, respondiéndome Gisela...
- “No te creas que tengo tantas prendas, no soy como las demás mujeres, no digo que no lleve ropa interior, sino que no me tengo que bajar las medias y las braguitas para hacerlo, ya que mis medias no se bajan”.
Dice y la muy zorra separa sus piernas, mira discretamente hacia un lado y el otro, acabando por levantarse la falda, mostrándome que lleva unas medias de esas que tienen apertura central abierta, y un tanguita que enamora... uuuffff!!. Dándose cuenta esta del efecto en mi entrepierna, diciéndome...
- “Percibo que tú soldadito sea puesto firme, eso me halaga, pero para poder usarlo conmigo antes me debes de demostrar tus habilidades orales”.
Y una vez saliendo de la cafetería, dirigiéndonos hacia los coches, siguiendo hablando, le pregunte porque zona vivía, dejándole claro que no era por indagar, sino por pensar en un restaurante donde podamos almorzar. Diciéndome ella donde vive y darme la casualidad que reside por mí misma zona, finalizando ella por sugerirme que la siga, pues podría dejar el coche cerca de donde vive y recogerla. Pudiendo ir en un coche y de esa forma no levantamos sospecha, no siendo por ella, sino por mí, pues me veía no tan liberal como digo, callo como modo de darle la razón. Prosiguiendo por sugerir un restaurante que está cerca de un bar de copas y un hotel, donde podríamos descansar antes de ir a cenar.
Durante el mismo almuerzo, comenzó a hablarme de su matrimonio, donde me hizo saber que les gusta las fiestas, viviendo la vida a tope y respetando a todos, esperando lo mismo de los demás. Me cuenta que, ‘hay días en los cuales nos encanta ser románticos y tiernos, teniendo y demostrando mucho amor el uno por el otro. Mirándonos a los ojos mientras hacemos el amor, pues pensamos que es algo mágico, dándonos besos largos y dulces, esos que sientan tan bien. Y dejar que mi marido (como cualquier otro hombre, puntualizo más tarde), me desnude poco a poco, ya que es una sensación muy sugerente y excitante.
Deteniéndose y sentir como introduce su puntera entre mis piernas, como presiona sobre mi miembro, mirándome perversamente al tiempo que prosigue. Aunque también, tengo que decirte que tenemos días en los que nos va el sexo duro, y ojo... en toda su extensión, cachetadas en el culo hasta enrojecérmelo. Disfrutando de que me coja y tire de mi pelo mientras me posee por detrás, mamadas que me dejan sin espacio para pasar el aire, o incluso de disfrutar de hasta cinco hombres al mismo tiempo. Cuyas pollas me entran dos por cada orificio, mientras una sola en la boca... uuuffff!!.
Sintiendo como sin llegar ella a mover la puntera esta se mueve por mi propia erección, sonriente malévola, aprieta su pie contra mi miembro, sintiendo cierto dolor. Y llegar a preguntarme...
- “As jugado alguna vez en tus juegos sexuales a un cambio de rol, te puedo asegurar que suele gustar, yo soy de esas que suelo hacerlo”.
Y tras almorzar, pidiendo la primera copa de alcohol, asegurándose de que el camarero no nos oye, esta suelta...
- “Estoy segura que le encantarías a mi marido, podrías aprender de su versatilidad y el de tu sensualidad, ¡estoy segura que disfrutaríamos haciendo un trío... uuummm!!”.
Y con las copas en las manos, me propone subir a una habitación, deseando que demostrara mis dotes orales, haciéndome saber que ella es multiorgásmica, y que cada orgasmo suyo me pueda parecer que se está orinando, pues por cada eyaculación suelta muchísimo fluido.
Durante el ascenso en el ascensor no dejamos de besarnos, permitiéndome ella el besar su cuello y oreja, oliendo esa fragancia de su piel que me hechizo. Saliendo del ascensor, nos dirigimos hacia la habitación, donde no me permitió que la tocara mientras ella se desvestía, ¡quedándose con tan solo las botas de caño altas... uuuffff!! (joder, estaba de muerte).
Acabando por tenderse sobre la cama, separando sus piernas y permitiéndome acercare, cosa que hice y me coloque finalmente entre estas. Comencé con algo tan sencillo como besar sus muslos en dirección hacia su vagina, mientras ella gemía y suspiraba, lamí y chupé sus labios vaginales.
Saboree sus primeros fluidos, líquido diluido que es transparente y que no huele a nada, como si fuera agua. Continúe estimulando su clítoris y sobre todo el área del clítoris la vagina y la uretra, no dejando de retorcerse y suspirar. No deje de estimular de forma conjunta, sabiendo perfectamente por la reacción de su cuerpo que pronto se vendría.
Ayudándome, acabe por introducirle dos de mis dedos en vez de uno, penetrándolos con conciencia, sobre todo en la parte superior de su vagina, cuyas yemas presionaba ese pequeño botoncito. Ella no dejaba de retorcerse, no dejaba de gemir y ahora insultaba, entre suspiros y obscenidades... aaahhh!!.
Dedos que acabe por sacárselos empapados y mientras la miraba, acabe por metérmelos en la boca y relamerlos, dejando que ella viera como disfrutaba con ellos. Finalizando y volver a la faena, volviendo a chupar y lamer con énfasis, ya sea de forma circular como de arriba hacia abajo, mientras ella se retorcía, mareándose sus propios pechos... aaahhh!!.
En todo momento, no se escuchaba nada más que a ella, no dejando de gemir y jadear, comenzando a retorcerse y estremecerse, acabando por explotar y obtener un orgasmo. Eyaculación que saboree como un premio logrado, pues su sabor, aunque ciertamente agrio, no me parece mal degustarlo, fluidos de color blanquecino e incluso viscoso, muy parecido al mío.
Y que, viéndola hay tumbada descansando, intuí que deseaba más, y a pesar de haberse venido, comencé de nuevo, no pare, continúe con mi misma labor, no deje de lamer y chupar, no deje de estimularla, ayudándome en todo momento con mis dedos, comenzando ella misma a pedirme que no me detuviera. No dejando de pedirme más y más, aumentando el ritmo, cuyos dedos emulaba la penetración, entrando y saliendo de ella, y cada vez más rápido... ooohhh!!.
Hasta comenzar de nuevo a temblar y estremecerse, dando por hecho que volvería a correrse, llegando ese momento tan glorioso como el anterior... uuuffff!!. Momento que ella estallo de placer, comenzando a expulsar por su vagina mucho líquido, como así decía en su momento. No dejo de gemir y jadear, fueron tales los chorros que salían por su orificio que, me baño ‘literalmente’ eso por no hablar como dejo la cama, daba la sensación que se estaba orinando... uuuffff!!.
Momento en que Gisela, me pidió que parara ya, porque le temblaban las piernas, y sentía su corazón como si tuviera una taquicardia, no dejando de suspirar. Fue una pasada verla así, me gusto ver como había logrado que se viniera, disfrutando de su propio estado. Y pensaba que ahora me tocaba a mí, mi polla estaba que me dolía de dura, deseando metérsela de una sola embestida, pero viéndome ella y aun sabiendo mi estado. Está cogió y me dijo...
- “Déjame descansar un poco, estoy un poco mareada y rendida, tranquilo luego te recompensare”.
Dijo y verla girarse, acabando yo por tumbarme a su lado, juntando mi cuerpo al suyo, dándole calor y no dejando que cogiera frio, quedándonos dormidos al final ambos. Y despertar con el tiempo de irnos a ducharnos, no dejándome ni que tan siquiera vuelva a meter mi rostro entre sus piernas. Pero eso sí, me dejo al menos saborear de nuevo sus labios, cuello y pechos, finalizando ella por chupármela hasta hacerme correr. Marchándonos con la promesa de volver a venos, repetir mi tarea y dejarme follarla, cosa que en esa ocasión no llego a cumplir. Y durante el trayecto de regreso, acabo por preguntarme...
- “Y entonces que, dime... ¿Qué te ha parecido saborear mi ‘Squirt’?”.
Tuve que confesarle que hasta ese momento ignoraba esta práctica, pues mi idea y labor era lograr que se viniera, cosa que ella misma me hizo saber que lo logre. Continuando por decirme que esa manera de continuar, esa manera de estimularme, hizo que lograras que algo dentro de mí explotara. Confesándome que le gusto y mucho, deseando de repetir, pero no sin antes devolverme la jugada, pues sabe ella una forma parecida en los hombres. Y lo dejare aquí...
Bueno lo dicho, agradecer a todos aquellos que me leéis y os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).