¿Y si escribo un relato yo?
El día está horrible, especial para leer relatos lésbicos, o para imaginarlos, ¿y si escribo uno?
Era un día horrible, llovía, hacía frio, y los relámpagos discurrían por el cielo metiendo miedo al que se animara a andar por la calle. Y sabiendo el pronóstico, no iba a ser yo la que se animara.
Era viernes y me había preparado; no pensaba salir. En casa estaba calentita, la calefacción a tope me permitía andar con poca ropa.
Mi amiga Luisa, me había recomendado un trago internacional, según ella era la leche. Me había comprado todo lo que requería. Whisqui, shake, ron, tequila y brandy; un jugo de moras que me costó encontrarlo, canela, nuez moscada, y ralladura de una semilla de la india que había conseguido ella, parece que le daba un toque especial.
Lo preparé para dejarlo para después de la cena, metí todas las bebidas, los condimentos y le rallé la pepita esa, se me partió un pedazo y fue para dentro de la coctelera. No creía que le iba a cambiar tanto el gusto. Hay veces que lo que abunda no sobra, y ahí batí como la mejor, cuando me pareció que estaba a punto, traté de catar. ¿Presencia? buen color, ¿olor? Cierto aroma a moras con alcohol que te nublaba los ojos. ¿El gusto?, el gusto los conocía mejores; pero ¿cómo exótico? ¡asquerosamente exótico! Justo lo que necesitaba para pasar una noche cómo esa, leyendo relatos eróticos, con una bebida al lado que no me llamara tanto.
Terminé de cenar (no soy de comer mucho a la noche, me gusta estar liviana para lo que sea) junté todo, probé un poco de la bebida, que por cierto que ahora que estaba bien asentada, sabía mejor.
Me fui a mi ordenador, a ver si encontraba algo, que me ayudara a pasar una noche de fantasía.
Empecé por el correo. Me comunicaba con algunas de las que subían esos relatos, para comentarles y animarlas, que supongo que también lo necesitaban “Por si no se dieron cuenta, a mi lo que me van son las chicas. Y porque no se los dije, para que se enteren, me llamó Leticia, y soy como soy, que no viene a cuento de esta historia”
A veces encontraba algunos relatos con personajes que me gustaban, pero siempre hacían algo que yo no les hubiese hecho hacer. Yo en esa situación, hubiese hecho que se comportaran diferente.
Se los tengo comentado, ¡y vaya contestación que me daban! Pero ¿qué quieres que haga? Si hacen eso será porque quieren hacerlo.
¡Mira tú! Cómo si se escribieran solas.
¿Pero dime? ¿las protagonistas hacen lo que quieren, o lo que tú quieres que hagan?
Leti, no entiendes (ya me trata con confianza, que rica) yo pienso la trama, a medida que va, te encuentras que empiezan a ir para donde les parece que está bien. Tienes que pensar que no van a hacer siempre lo mismo, sino sería siempre el mismo relato, déjalas que vivan, que un poco hagan lo que quieren, que no hacen daño.
Me quedaba un poco desconcertada. mientras tomaba de la jarra continental, leía esos correos (qué no eran muchos) que me hacían un rulo en la cabeza.
¿Pero tú cómo eres? Grande, chica, linda, fea, joven vieja, ¿cómo eres?
Soy cómo te imaginas, todo lo que quieres que sea, para ti lo voy a ser. Para qué te voy a explicar lo que te gusta, si tu cabecita ya me imaginó. Mejor que lo que imaginaste ¡no va a ser la realidad! ¡Sí! La verdad, la tenía imaginada
Bueno, pero ¿si todo puede ser como yo lo imagino? Yo imagino que la chavala del cuento tiene bastante más que contar y tú la cortas.
¡Y sí! a lo mejor, tiene más que contar, pero te lo quiere contar a ti, imagina, escucha, y escribe. Estoy segura que tú puedes. Anda, hoy es un buen día
Ese es el último correo que me había llegado. Tomé un buen trago de la jarra y me quedé dudando, ¿abriría la página de los relatos, o imaginaría el relato mío? Me recosté sobre el respaldo mientras seguía tomando del coctel ese, que por lo demás se ve que así asentado ya no parecía asqueroso, para nada.
Imaginación tenía, pero a mí, que no me vinieran a hacer lo que se les diera la gana. Iba escribir a mi manera, y ellas chito, que la que mandaba era yo.
¡Sí! Tomé otro trago, y me decidí. Iba a escribir un cuento; un cuento donde hicieran lo que yo quisiera, como a mí me gustaba.
Bueno; antes de escribirlo, primero tendría que pensarlo.
Me puse la jarra en la mesa de luz y me acosté desnuda (me gusta dormir desnuda, sobre todo si voy a pensar cosas agradables, hay que estar preparada, una nunca sabe) tomé otro sorbo, y a meditar.
Si iba a pensar un cuento; que por lo menos me gustara a mí. Todos los fines de semana salía. Salía y casi siempre algo pillaba, esta semana de perros me quedé en casa. Ahora, no sé si por el cuento de la imaginación, o por qué; estoy un poco emocionada, (¿Excitada tal vez?) es mi primer cuento
Pues voy a usar mi excitación. Voy a pensar un cuento a mi medida, en el que me hacen lo que me gusta, lo que nunca me quisieron hacer, o nunca deje que me hicieran, ¡y a obedecer eh!
A ver, voy a pensar que estoy con una chica en la cama, ¿y cómo llegó a la cama? Bueno, eso lo pienso después.
Me chifla un poco imaginarme esa situación. El caso que quiero que este aquí a mi lado, cierro los ojos y no hace falta mirarla. Imagino esos labios carnosos acercándose a los míos, me llevo el dorso de la mano a mi boca y siento la suya, uf…cómo besa la cabrona, quisiera que me besara entera sin soltar mis labios. Sentir su aliento por todo mi cuerpo.
Puedo imaginar que hay otra más, pero ¿la primera vez? ¿y ya un trio? me parece que es una putada, ¿Qué le va a parecer? tengo que pensar algo mejor, después de todo un cuento puede quedar para la posteridad.
Me siento en la cama, bebo un poco más. A ver, ¿cómo puedo hacer que el gusto me lo dé una sola, pero que me lo de en todos lados? ¡No! algo tengo que pensar diferente, sino terminamos que el cuento va a ser lo que hago todas las semanas.
Ya sé, a mí me gusta la mitología, le cambio un poquito nada más, y va a estar.
Supongamos. Soy Afrodita, me enteré que uno de los trabajos de Hércules, es matar a la Hidra. Si ella no se iba a meter con él, ¿Por qué? Si no había necesidad, lo que pasa que son machistas y todo lo quieren arreglar a palos
. Bueno a lo mejor él no tenga la culpa, a lo mejor es ese rey Euristeo de mierda, ese que le hizo el encargo. La cosa que me voy al golfo de Argolia, a la laguna de Lerma a ver como lo convenzo.
Soy Afrodita, soy la diosa del amor, y me va la juerga, pero tampoco es que me vayan a comer de un bocado, que tonta no soy. Si no me quiere hacer caso, ¡a ver cómo le va!
Ya está, lo veo venir, lo paro, y le digo buenamente.
-Mira Hércules, tú sabes que esto de la guerra, no es lo mío, pero a esa animalita la ando necesitando, así que vamos a ver cómo nos arreglamos.
¡No! el rey Euristeo me encomendó que la tenía que matar y tengo que hacerlo, es uno de mis trabajos - yo con toda la paciencia le explicaba,
Espera, no te pongas tonto, se puede arreglar de otra manera, date cuenta que él es un rey, pero yo soy una diosa, ¿no me digas que no te das cuenta que no es lo mismo? - quería que notara la diferencia; porque fuerza no le faltaba, ¿pero burro? era burro por donde lo miraras
¡Y… sí…notar se nota! pero él puede hacerme matar
Y yo puedo hacer que no se te vuelva a poner duro el cacharro que tienes entre las piernas - abre los ojos cómo plato. Me dice casi llorando.
A mí, a Hércules le vas a hacer eso, me van a tomar para la coña.
¡Calma! cálmate que todo tiene solución; mira, yo con mis poderes hago que Hidra en vez de ser un bicho con cabezas de culebra, que sea una mujer con varias cabezas, tú te matas algunos lagartos por ahí y dices que era Hidra, total, esta no va a aparecer más, me la llevo para mi casa.
¿Y tú para que quieres una mujer con varias cabezas?
¿Y a ti qué te importa? ¿te pregunto yo para que quieres que se te ponga duro ese trasto? Si total andas con tu sobrino – se puso colorado y no dijo más nada
Al fin arreglamos, él se fue a pillar culebrones por ahí, y yo me traje a la tal hidra. La convertí en una mujer; que había que echarle. Cada carita la quería de un país diferente, internacional, como lo que me estaba tomando, que por cierto cada vez sabía mejor.
Y a la cama, las dos solitas; que eso de las orgías para este cuento no me va
Abrí los ojos y respiré, (antes también había respirado, pero respiré más). ya había resuelto como tener la chiquitina en mi cama, ahora a ver lo que hacía con ella. Bebí otro trago, ¡y ya! a pensar.
Volví a cerrar los ojos, me entretuve un rato pensándome las caras a mi gusto. Uy… que caras bonitas, así todas juntas con un solo cuerpo, el conjunto no se veía muy lindo, pero confiaba que iban a ser funcionales.
No sabía cómo tratarlas, si en plural o singular, era un problema, después había que ver como se portaban, que como lagartos, eran bastante jodidas, había que probar, sino, la des pensaba y listo.
“Eh tú, la morenita, la del lunar tan chulo, a ver como besas”
“Sí mi ama, gracias por salvarnos de ese hijo de puta, nos quería matar y no le habíamos hecho nada (hablaba en plural, ya había descubierto algo) estamos a tus ordenes, tús deseos son los nuestros”. Lo dijo y me emocioné.
“Bueno, Bueno, repártanse el trabajo que hay para todas”
La morenita se vino a besarme, pero era medio tontarrona, le iba a tener que enseñar, ¿las otras? Un desastre, creo que ni sabían para que servían, parece que antes tiraba fuego, y tenían miedo de quemarme. Yo con la calentura, si no aprendían pronto, las iba a quemar a ellas.
-A ver organicémonos, tú, la rubita, ¿ves esto? ¡Esto es una teta! y ahí vas a tener que chupar, ¿a ver? Muéstrame los dientes que la última vez que te los vi, no estaban para chupar nada, uhm…está bien, y tú la chinita, aquí hay otra, tienes que chupar lo mismo. A ver, que más hay, tú, ¡Hay! que negrita más bonita me pensé, uhm esos labios gorditos, me los vas a pasar por la raja y me vas a chupar la pepita, ¡chupar!, que con ustedes nunca se sabe.
Si mi dueña y señora, tus deseos son los nuestros
Ay…pero mira que ricas, que bien que se portan, y a ver tú, puedes meter la lengua en ese agujero; eh tú, quita la cabeza un momento para que pueda mirar esta, ¿a ver cómo andas de lengua? ¡Oye! ¿no puedes sacarla más? mira que cuando te vi, pedazo de lengua tenías, ¿a ver qué es lo que puedes?
Lo que tú mandes mi ama” empezó a sacarla, tuve que decirle que se pare, no era para envolverme.
Bueno, van a ir todas juntas, esperen a ver si quedó algo para tomar - apenas un restito, pues allí va para adentro - Me puse un almohadón abajo del culo, para que estuvieran cómodas y grité, - vamos a ver lo que saben hacer - tardé un poco en concentrarme, pero cuando lo conseguí, eso era para no creer, me gustaba que jugaran con sus lenguas, pero eso ya era un campeonato.
Las tetas, bueno, las tetas no sé cómo hacían, pero se las metían enteras en la boca, eso que no las tengo tan chicas, pero les cabía igual, los pezones míos parecían misiles. Es que me derretía de gusto.
¿Por abajo? Era un parque de diversiones, la que me chupaba el clítoris había conseguido que me creciera como la pollita de un nene, así desde aquí arriba por la mamada, le calculaba ocho centímetros más o menos, lo que siempre había soñado.
La que me metía la lengua, ¡Oh! Eso era la gloria, me recorría todo, no me lastimaba, pero me llenaba de una manera que no iba a tener lugar para correrme, bueno eso me lo pensé yo, porque cuando me empecé a correr, creo que tuvieron para beber las cinco.
Me quedó el cuerpo mojado, no sé si del sudor o las babas de ellas, ya ni podía abrir los ojos, ellas seguían, sentía sus labios por todo el cuerpo, y el cuerpo irradiaba calor. Ellas lo absorbían aliviando mi calentura. Estás habían sido medio serpientes, quizá las serpientes follen así. No sé, pero si siguen haciendo eso voy a terminar arrastrándome yo también.
Siempre quise que me chuparan los dedos de los pies, lo había visto en un video, pues ellas se enteraron y hay que ver que gusto.
No sé porque, tenía ganas de tocarme, fui llevando mi mano hasta mi abertura, se ve que cuando iba yo, ellas se retiraban porque no me las choqué nunca. Llegué hasta mi almeja, metí mis dedos adentro. Uy dios, ¿qué era eso? Eso era una laguna, si podía poner mis dedos a nadar, buscaba por si me habían dejado todo cómo la gente; pero es que eso me ponía bruta.
Ellas, como si nada; dándome lengua por todos lados, hasta se metieron con mi culito. Pues no va que se les ocurrió meterse por ahí adentro. ¿Sera cierto que los personajes, toman vida propia? ¿No será que ya me está gustando? Muchas veces tuve ganas de probar pero no me animé, pensé que podía quedar feo: pero ahora, ¿qué me importaba? Que se metiera, pero como me hicieran doler, le plantaba un bofetón que iba a saber quien mandaba en este cuento. No me dolió ¡qué va! Me metió la lengua esa, pero en plan de amiga, no me hacía doler; iba para adentro, para los costados, engordaba, me hacía delirar (si las colposcopías son así, voy a tener que revisarme seguido) la muy puerca si seguía así se iba a llenar de mierda. Y bueno, que se joda, ¿Quién la mandó?
Yo seguía con mis dedos, (que algo tenía que hacer yo también) primero fueron dos, después le fui agregando, no sé a cuantos llegué; creo que más de cinco no tenía en la mano, pero vaya tú a saber. Es que si me pongo a imaginar, no me voy a andar fijando dedo más, dedo menos; la cosa que, con semejante calentón, el coño me rebalsaba. Fui buscando mi punto G; o me aprendí el alfabeto o tenía puntos G para regalar; donde me tocaba, explotaba
Puf… que manera de correrme, pero si hasta en un momento, me pareció que eyaculé. Eyaculé o me meé, la cosa que sentía que me mojaba como si lo hiciera, (que no creo que haya sido la famosa Hidra, que si así fuera, se iba a enterar) sentí que me mojaba toda, ¡mi madre que polvazos!
Tendría que imaginar bien las cosas si no quería que terminaran conmigo, la estaba pasando como las diosas, pero tampoco abusar.
Seguían por todo mi cuerpo, lame, besa, chupa, no se separaban de mí, todo lo que alguna vez había deseado, las cabronas me lo estaban haciendo. No se me metían en el coño porque tenía la mano adentro. Me sentía cómo si tuviera un mechero adentro. Mi cuerpo expelía fuego y estás cabezotas parece que, o me querían aliviar, o se calentaban conmigo.
Los orgasmos se sucedían llevándome a la extenuación. La estaba pasando como nunca me hubiese imaginado. Cuando escriba este cuento no me lo van a creer.
¿Escribir este cuento? Eso sí terminaba viva, porque a la Hidra esta, no la veía en plan de parar de darme gusto, y a mí no me parecía nada mal.
¿A ver si todavía tenía que llamar a Hércules y dejar que la mate antes que me mate a mí de placer? ¿Será que ya está haciendo lo que se le da la gana?
Aunque ¿buscar a Hércules? Mejor no lo busco, ese paspado vaya a saber por dónde anda, aparte que mucho musculo, mucho musculo, pero me pareció un poco rarito; con Yolao, el sobrino, para mí, algo llevaba.
Tampoco era para despreciar, cinco cabezas con sus lenguas dándote el lote. No es para todos los días, que muchas pagaría buena pasta para tenerlas como yo. aj…lo único que me faltaba; meretriz.
Como una nebulosa algo me estaba invadiendo el cerebro, me estaba agotando, se me estaban acabando las pilas. Todavía las sentía cerca de mí, cómo mirándome sin saber lo que hacer.
¿Qué les podía decir? ¿Que se queden hasta mañana, que después seguimos? ¿que no me hagan lio, y si no tienen sueño que limpien un poco la casa sin hacer ruido? Bueno, que no hagan mucha bulla, que cuando descanse seguimos, que me dejen ir un rato al reino de los sueños. Que Afrodita también duerme. Y allí fui.
Un zumbido penetraba mis oídos, me senté en la cama, era el móvil, quien estaría llamando a la madrugada, atendí, era mi amiga Luisa.
-Leti, ¿no quieres venir a mi casa? estoy sola, la podemos pasar bien.
Pero Luisa ¿a ti te parece que me tienes que despertar a la madrugada para invitarme? Podías esperar a una hora decente.
Oye, la una de la tarde, será la madrugada de mañana, no me digas que estabas durmiendo.
¿Qúeeee? La una de la tarde, no pensé que había dormido tanto
¿Te preparaste el combinado que te recomendé? ¡te emborrachaste! Eso es lo que pasó ¿Le rayaste la semilla que te di?
Anda, si fui a rayar y se me fue media semilla a la jarra
¿Media semilla? y todavía estás viva, ¿verdad?
Pero sí mujer si no me hizo nada, me dio un poco de sueño nada más.
Bueno, no es eso lo que me habían contado, pero si vienes te voy a hacer yo lo que no te hizo la semillita esa.
Uhm…está bien, no sé porque, pero no tengo mucha gana de juerga, pero no te voy a dejar colgada.
Pues ven, te quedas a dormir conmigo que las ganas te las pongo yo. - cortó
Uf…como tengo la cabeza, no me duele, pero es como si estuviera abombada.
Miro la cama, esta mojada, ¿me habré meado? Tomo el olor, ¡y no!
¡Cristo! ¿Habré soñado que andaba de jodienda? Puf…si es eso, por la cantidad, no la pasé nada mal
Esto es el colmo, yo de fiesta, y no me entero, ¡lo que me faltaba!
Trato de acordarme. A ver; me traje la jarra al lado del ordenador, tomé un poquitín, (bueno no será tan poquitín porque la jarra está vacía) y me puse a leer los correos.
Ah…ahí fue que se me ocurrió escribir un relato. ¿Y después que hice? ¡Ya sé! pensé que primero lo tenía que imaginar, y me acosté a imaginarlo.
Claro, entre algo que tomé de la jarra, (o bueno, me la tomé toda) y el aburrimiento de querer pensar algo interesante, (qué se ve que no soy capaz), me quedé dormida.
Qué idea tonta, querer escribir yo que no tengo imaginación ni para imaginar un churro. Mejor me quito eso de la cabeza, necesitaría tener fantasías y yo de eso, nada
Esta bebida con esa semillita, mejor no la tomo más, me quitó las ganas de todo, en otro momento hubiese salido de estampida a pasarla bien, y hoy ni ganas que tengo, y eso que hace rato que no nos cascamos.
Si no fuera porque no le quiero hacer un feo a Luisa no iba.
Me hubiese gustado escribir un relato: pero que le voy a hacer ¡Qué pena! nunca se me ocurre nada. Eso queda para las que tienen imaginación.
Ya sé, es un estilo que se mete en el absurdo, pero me divierte, espero que a algunas también