Y que primera vez!

Tardé 18 años en darme cuenta y tres matrimonios en animarme a contarlo, espero que lo disfrurten y me alienten a seguir. Sabrina.

Yo tenia en ese entonces 18 años recién cumplidos, había terminado mi secundario sin reprobar ninguna materia y había por fin conquistado la medalla de campeón de natación intercolegial que se me había negado en años anteriores, como premio por tanto esfuerzo mis padres me había comprado mi primer autito y con unos pesos que había ahorrado decidí tomarme todo el mes de enero de vacaciones para disfrutarlo paseando por el interior del país en mi propio auto.

Llevaba un par de días de recorrer caminos cuando, hacia media tarde, se desato una fuerte tormenta que me obligo a reducir la marcha ya que el camino por el que avanzaba se había convertido en un lodazal, luego de una hora o dos de penoso avance mi auto se descontrolo y fue a parar a la cuneta donde las ruedas giraron hasta quedar completamente atascadas en el barro. Mire a mi alrededor y en la semipenumbra del atardecer alcance a divisar, a través de la cortina de agua, varias luces a una distancia que yo calcule de un kilómetro. Hacia allí me dirigí atravesando el campo a pie, pero mi avance era tan lento, sufrí tantas caídas en el barro y tuve que cruzar tantos charcos donde el agua me llegaba mas arriba de la cintura, que para cuando llegue me encontraba lleno de lodo de los pies a la cabeza y se había hecho de noche cerrada.

La que yo creí un pequeño rancho en el medio del campo resulto ser una gran casona que, como luego supe, era el casco de una estancia.

Golpee las puertas de la entrada y, luego de un rato que me pareció larguísimo, la puerta se abrió y un señor de unos cuarenta años me hizo pasar al tiempo que me dijo "Vos debes ser el que se quedo en el barro, desde aquí se escuchaban las aceleradas del motor, menos mal que se te ocurrió venir porque cuando ese camino se anega queda inutilizado hasta por semanas, en fin ¡pero qué cabeza la mía!

Yo dándote conversación y vos chorreando agua, seguime que te muestro donde podes darte un baño caliente y luego comeremos algo que ya se ha hecho la hora de la cena, lamentablemente deberá ser algo simple como una sopa, ya que me encuentro con la sola compañía de mi fiel perro Bruto, pero no le temas no te hará daño si no se lo ordeno (el animal era un gigantesco pastor alemán que me miraba con hambre), luego podrás elegir un cuarto donde pasar la noche ya que, según veo, no podrás moverte de aquí por ahora", ante la posibilidad de una ducha caliente y un plato de sopa mis tripas comenzaron a hacer ruido de placer pero me vi obligado a contestar "Mire Sr. No quisiera ser una molestia, si Ud. me permite su teléfono puedo pedir un auxilio al pueblo mas cercano para poder seguir mi viaje", " de ningún modo" dijo "además aunque lo hiciera nadie podrá entrar por ese camino hasta que se seque y eso, creo, no va a pasar por lo menos en dos semanas, por otra parte hace mucho que vivo solo, salvo por mis tres peones que viven en la casa que esta a cien metros detrás de la arboleda, de modo que me vendrá bien tener con quien conversar, en cuanto a como te sacaremos de aquí, si te parece, mañana lo veremos, por ahora, joven, date un baño caliente mientras yo preparo algo de comer ¿de acuerdo? ¡ah! Por cierto, mi nombre es Santiago" Y sin esperar respuesta comenzó a conducirme por largos pasillos y escaleras al tiempo que me mostraba la casa.

Mientras todo esto sucedía pude observar que el hombre no dejaba de mirar mi cuerpo en el que la ropa, toda mojada, se adhería y trasparentaba ya que solo llevaba puesta una camiseta de hilo y un short y había perdido una zapatilla en algún charco de barro. Lo otro que observe es que a medida que me conducía por la gran casa siempre me tomaba del brazo o de la mano, cuando no me colocaba su mano en la parte mas baja de mi espalda justo un centímetro por encima de mi trasero, lo que me producía un cierto cosquilleo, aunque no desagradable.

Cabe hacer la salvedad aquí que hasta entonces yo solo había tenido relaciones sexuales con una novia a los 17 y aunque no me pareció gran cosa, jamás se me había ocurrido que podía tenerlas con un hombre aunque, lo confieso, dos o tres veces solo en casa me había masturbado poniéndome una de las bombachas de mi hermana.

Volviendo al cuento, mi anfitrión era un hombre en el inicio de la madurez de un metro ochenta de altura que vestía ropa y botas de montar y con el rostro curtido por la vida de campo, no obstante sus modales eran lo mas refinado que vi en mi vida. Lo cierto es que llegamos a una habitación grande y profusamente decorada, y me dijo " ¿te gusta esta habitación? Perteneció a mi hija que a tu edad se fue a estudiar a Europa y luego eligió vivir allí, supongo que para escapar de un padre demasiado riguroso...en fin, así es la vida. Veni por aquí que esta el baño", se adelanto a prender la ducha y me dijo "porque no te desvistes así pongo esa ropa a secar" Allí me di cuenta de que toda mi ropa había quedado en mi valija dentro del auto y así se lo hice saber "no te preocupes ya te encontraremos algo, anda quitate la ropa", como el no amagaba a irse comencé a desvestirme y me puse de espaldas a él, pero, sin que se diera cuenta lo miraba por un espejo que había del otro lado del baño, como explicar lo que me sucedió, cuando me quite los shorts y el slip mojados y lo vi mirarme las nalgas y frotarse con las manos la entrepierna, no pude evitar sentir algo extraño que me hizo demorarme para darle mas tiempo mientras me inclinaba seductoramente para desabrocharme, muy despacio, mi única zapatilla.

Cuando por fin se fue me dijo,"te dejare ropa sobre la cama cuando estés lista baja para cenar", no podía creer lo que yo mismo había hecho, pero estaba extrañamente excitado y el se había dado cuenta, yo estaba seguro que cuando salió dijo "lista" y no "listo" ¿acaso me estaba tratando como a una mujer? ¿y entonces porque esto me excitaba? Me dije a mi mismo que era una fantasía mía y que seguro se trataba de un error y que no podía ser tan puto de seducir a un hombre y que seguro mañana estaría de vuelta en la ruta ya olvidado de estos pensamientos.

Me termine de duchar y me dedique a observar que el cuarto de baño era, evidentemente, el de una chica, revise los muebles y todavía estaban sus cosméticos y otras cosas típicas de una mujer. Me envolví en la toalla y salí al dormitorio donde me esperaba una gran sorpresa, sobre la cama estaba prolijamente extendido un conjunto completo de ropa femenina toda de color rojo sangre, había una microbambachita de encaje elastizado, un corsé también de encaje rojo con ballenas y portaligas, medias de lycra, unas sandalias con tacos altísimos del mismo color, guantes por encima de los codos y, como broche final, había un hermoso vestido de una tela también roja y muy brillante aunque bastante trasparente.

Mi sorpresa se convirtió pronto en excitación, me moría por ponerme toda esa ropa, pero también tenia vergüenza de verme ridículo frente a un desconocido.

Mientras pensaba en todo esto escuche la voz del hombre que, desde atrás de la puerta me decía "¿te encontras bien?", tardé en responder con un no muy convencido "me parece que hay un error...", "ningún error preciosa" me respondió entre mal disimuladas risitas "tomate tu tiempo, puedo esperar todo lo que sea necesario". Su respuesta fue el permiso que yo mismo me estaba negando, volví al baño y me dije, si voy a hacerlo lo haré bien.

Por suerte tengo una hermana mayor a la que vi mil veces preparándose para "la guerra", de modo que considerando que mi estatura es de 1,62 mts y peso solo 58 kilos, comencé depilándome absolutamente todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo desde el cuello hacia abajo luego, como yo uso el cabello largo hasta debajo de los hombros, aunque habitualmente lo llevo recogido, me lo alborote con gel y lo peine "sauvage" como le vi hacer a mi hermana y a continuación procedí a ponerme, siempre como aprendí de ella, un suave maquillaje en contraste con un labial que hacia juego con el vestido, rojo brillante y con el esmalte de uñas de mis manos y pies. Pase al dormitorio y me vestí demorándome para ver como me quedaba cada prenda frente al espejo, el vestido era levemente ajustado al cuerpo, y marcaba muy bien mi cola de la que se trasparentaba la bombachita y el borde de las medias, ambos de encaje, cabe mencionar que a la práctica intensiva de la natación produce una musculatura de piernas y glúteos muy parecidos a los de la mujer ya que si bien los músculos se agrandan lo hacen conservando suaves líneas redondas a diferencia de otros deportes en los que se marcan con ángulos marcados y como el corsé ceñía muy fuerte mi cintura me hacía lucir un culo casi perfecto. El último detalle fue remplazar mis aritos por unos colgantes con una gargantilla haciendo juego que encontré y rociarme con un perfume francés sumamente dulce y femenino.

Me mire en el espejo de cuerpo entero de la habitación y no lo podía creer, era un mujerón, y por cierto que estaba muy bien "hasta yo me querría coger una mina así" me dije. La sensación de las medias sobre mis piernas depiladas y la de la de la tela de los guantes en mis brazos me estaban poniendo a mil. Estaba vestida para matar.

Salí de la habitación y me dirigí al comedor principal, me iba mirando en todos los espejos y, en los que la luz quedaba detrás de mi, podía ver lo muy transparente que era mi vestido, esto me excitaba y hacia que cada vez sacara mi cola mas hacia fuera logrando un andar muy femenino, mi temperatura aumentaba a cada paso junto con mi nerviosismo, escuchaba el tic tac de mis taquitos (para mi sorpresa los domine desde el principio), hasta que por fin llegue a las grandes puertas del comedor, estire la mano para tomar el picaporte pero antes de que pudiera tocarlo la puerta se abrió de par en par y allí estaba él, "estas bellísima" me dijo "a ver date un vuelta, ¡que bien te queda Sabrina! ¿puedo llamarte así verdad?" "este... si, si... claro" tartamudee yo, "a ver camina hacia la luz" dijo y así lo hice acentuando el movimiento de mis caderas, "!guau! Esta guapísima y que hermoso cuerpo se vislumbra bajo esas trasparencias" me puse colorado aunque no se si de vergüenza o de calentura, él me tomó de la mano y me llevo hasta una mesa servida con mantel y candelabros, me descorrió la silla para que me sentara y me trato durante toda la cena como a una dama, yo estaba enloquecido encima me sirvió dos vasos de vino que me terminaron de "soltar".

Al terminar la comida se paro, subió un poco el volumen de una suave música que sonaba en algún lado, se acerco a mi, me tendió su mano, y cuando me paré me dijo "Sabrina estoy encantadísimo de que estés en mi casa, podes quedarte en ella todo el tiempo que quieras" (que insistiera en llamarme por un nombre de mujer me encantó y me encendió aun mas), luego se me acerco me tomo en sus brazos y comenzó a bailar conmigo "llevándome" con su mano derecha suavemente apoyada en mi cola, así como al descuido, con cada vuelta el se me acercaba mas y yo comencé a sentir contra mi algo duro entre sus piernas, cuando termino la música me llevo del hombro a un pequeño balcón y me abrazo muy fuerte y me besó, primero suavemente en los labios y luego fue pasándome la lengua por ellos hasta luego introducirla toda dentro de mi boca, que delicia, como me encanto sentir esa lengua caliente dentro de mi boca ¡en ese momento sentí que era una mujer! Le dije a al oído lo que sentía y que no deseaba estar en otro lugar ni con otra persona y que haría todo lo que el me pidiera para complacerlo, volvió a besarme pero esta vez sus manos comenzaron a recorrerme la espalda, la cola, llegaron a mis piernas y luego comenzaron a subir y con ellas mi falda, sus fuertes manos comenzaron a acariciarme la cola hasta ponerme a mil luego, cuando entramos, se quedo detrás de mi y comenzó a subirme del todo el vestido, lo dejo caer y se alejo para admirarme, me pidió que diera varios giros y yo lo obedecí sacando lo más que podía mi colita hacia afuera, "estas hermosa Sabrina" dijo entonces.

Yo me moría de la calentura, me acerque a él y comencé a desvestirlo, el me dejo hacer, le abrí la camisa y sentí su velludo pecho entre mis manos se lo bese y fui bajando, comencé a desabrocharle el cinturón luego los pantalones y ya podía sentir su duro miembro deseoso de salir, busque dentro de sus calzoncillos, lo tome entre mis manos y me sorprendió su enorme tamaño, lo bese en la punta, luego corrí hacia atrás la piel y le pase la lengua a todo su largo, lo puse dentro de mi boca y pude sentir como se hinchaba aun mas ¡me sentía la mujer mas puta del mundo! ¡y me encantaba!. Luego de un rato me hizo parar, me llevo hasta un mullido sillón, se sentó y me dejo a mi de pie, imagínenme vestida solo con mi corsé y braguitas diminutas medias con portaligas, guantes hasta arriba de los codos y tacos altísimos, frente a esa hermosa y gran pija que parecía decirme ¡quiero entrar en ti! Le di la espalda y como había visto en las películas comencé a moverme sugestivamente al compás de la música y a acariciarme para el, el me acerco al sillón, me bajo apenas la bombachita y, sin levantarse, comenzó a besarme la cola hasta llegar a mi agujerito con su lengua, ¡que delicia! Quería que no se terminara nunca, me metía la lengua en lo profundo de mi cola y cuando la sacaba me mordía los bordes del agujerito, ¡me estaba volviendo loca y se lo dije así!

Le pedí por favor que me cogiera pero el me seguía haciendo todas esas cosas que me enloquecían, luego me mando a buscar un pote de vaselina de arriba de la chimenea y yo corrí contenta a buscarlo, al volver me hizo acostar boca abajo en el sillón donde estaba el sentado y me puso tres almohadones debajo de mi pancita con lo que mi cola quedo totalmente expuesta al cielo, nuevamente me hizo lamerle la pija mientras el comenzaba a introducirme uno a uno los gruesos dedos de su mano en mi colita, yo deliraba de placer y cada vez que me agregaba un dedo le pedía que me pusiera otro mas, "como esta de caliente mi gatita" me dijo "¿queres que te coja ahora mujercita mía?", "siiii por favor" le suplique, entonces sin cambiarme de posición giro alrededor de mí sin dejar de mirarme y con su gran pija roja y caliente apuntando a mi traserito, vino por detrás y mientras yo me volvía loca esperando la embestida, el me dijo que iba a esposarme y le conteste que podía hacer conmigo lo que quisiera, pero que me cogiera pronto sino quería verme muerta de la calentura. Me puso las manos en la espalda me coloco un par de esposas y me acerco la punta caliente y envacelinada a mi agujerito, como disfrute de ese momento, me pareció eterno, fue metiéndomela mas con cada embestida haciéndome gemir de dolor y placer hasta que la tuve toda adentro, podía sentir sus huevos golpeando contra mi, ese hombre me estaba por fin cogiendo, me hizo cambiar de posición varias veces siempre sin sacarme las esposas hasta que por fin me dijo "sos mía" y yo le conteste "cada vez que usted lo quiera" y sentí como, luego de veinte minutos de cogerme, mi hombre me inundaba con un interminable chorro de leche caliente, Yo estaba que explotaba.

A continuación me puso de rodillas en el suelo, siempre esposada, y se sentó frente a mi, "debes terminar bien tu trabajo mujercita, limpia todo lo que has ensuciado y me acerco la cabeza a su miembro mojado por los líquidos de ambos para que los limpiara con mi lengua, por supuesto que lo haré encantada" dije "pero que haremos con toda la leche que sale de mi colita y que manchara la alfombra", " no te preocupes de eso se encargara Bruto a quien parece que le has gustado" gire mi cabeza y vi al perrazo cuando comenzaba a lamerme la cola hasta meterme la lengua muy adentro, esto me encanto tanto que paré aun mas mi colita para que pudiera hacer mejor su trabajo y me dedique a la limpieza de la gran pija de Santiago con mi lengua, como se me había ordenado.

Me sentía en el cielo y estaba por acabar cuando Roberto me dijo "creo que Bruto se ha encariñado contigo, mira como lo has puesto" me di vuelta y pude ver a Bruto con su pija roja toda afuera, no lo podía creer, era del tamaño de la de su amo sino mas grande, Santiago lo hizo girar hasta acercármela a la boca, yo no me hice esperar y comencé a chupársela con toda maestría, mientras que Roberto se masturbaba y yo veía crecer su gran palo nuevamente frente a mis ojos, al cabo de un rato cambio a bruto de posición y lo hizo montarse a mis espaldas ayudándolo a entrar su gigantesca verga en mi colita, no puedo explicar lo que se siente, la pija de bruto era mucho mas grande dentro de mi que la de Roberto ¡y muchísimo mas caliente!

Comencé a moverme y gemir como una loca hasta que Roberto me la tapo con su gigantesca picha, la que recibí en mi boca muy gustosa, me tenían clavada como yo quería, nuestros movimientos se hicieron acompasados hasta que al cabo de unos minutos, los tres aumentamos la velocidad hasta el frenesí y allí acabamos todos al mismo tiempo, de golpe mi boca se lleno del mágico, caliente y riquísimo semen de mi hombre y, al mismo tiempo, en mi cola reventó una inundación de leche hirviente, ambos me provocaron el orgasmo mas largo de mi vida, ¡no terminaba de acabar!... Quede exhausta.