Y... ¿Por qué no?

Esta historia trata de una muchacha que conoció a otra por chat, hasta el momento sólo por motivos musicales. Sin mayores expectativas, la desconocida chica comenzó siendo su amiga, y luego seduciéndola sin piedad.

Me encontraba sentada, sentada en el césped de un interminable jardín lleno de flores de todos los colores y aromas. Pero por sobre todo ese paisaje, lo que más llamaba la atención era aquella mujer. Ella estaba huyendo, huyendo de algo que no era visible a simple vista. Comencé a seguirla, pero una oscuridad me rodeó y la perdí de vista, perdiéndome en aquella soledad.

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El despertador no paraba de reproducir esa melodía molesta e interminable, y yo apenas recordaba dónde estaba. Ash, lo recordé, estaba en un profundo sueño sentada en el césped, pero no logro recordar lo otro, que va, ya no interesa. El día comenzó y los rayos de sol entraban por la ventana de mi habitación, las ganas de seguir durmiendo se comenzaban a apoderar de mí, pero de un salto salí de la cama y me dirigí a asearme al baño para un largo día. En el mp3 comenzó a sonar I can't quit you baby - Led Zeppelin. Los minutos siempre se pasan rápido así que tomé mis útiles escolares, una barra de cereal y me encaminé al instituto, donde comenzaría la primera clase del año.

Allí me esperaban mis colegas de toda la vida; Yamila, Bárbara, Romina y Ursula son mis "mejores amigas" desde que tengo memoria. Yamila es una amiga leal, siempre me saca una sonrisa y es honesta y tolerante, es de baja estatura, ojos claros y cristalinos, con una corta cabellera rubia. Bárbara al contrario es más alta que yo, ojos oscuros y cabellos color chocolate que les llegan al hombro. Romina es de baja estatura, al igual que Yamila, Cabellos negros azabache y completamente lacios, como si fueran llovidos, que le llegan casi a la cadera. Ella posee unos pechos considerablemente grandes, aproximadamente una medida de 120, con un pequeño trasero respingón y anchas caderas que resaltan, y un vientre plano con un pupo ovalado, una muchacha realmente digna de miradas, motivo de envidia de muchas muchachas del instituto. Ursula es de igual estatura que yo, ojos oscuros pero grandes, cabello negro y ondulado, labios grandes y con mucha forma, sensuales, diría yo. Yo soy de estatura media/alta, ojos muy oscuros, cabello ondulado y color chocolate, nariz pequeña y una boca pequeña y labios "bien dotados" según la opinión de mi madre (Sí, mi madre es como todas, creen que sus hijos son bellezas con patas) pero además de ella, no por presumir, soy una muchacha digna de adular, no faltan los piropos al andar por la calle y si quiero a un muchacho basta con serle indiferente y esperar. Nunca en mi vida busqué a un chico, no por orgullo, sino porque nunca me interesaron. Cuando era pequeña siempre vestía con pantalones largos y sudaderas, ya que siempre trepaba árboles o jugaba con mis mascotas, un verdadero "varoncito". Todo cambió cuando fui motivo de burlas por mis compañeras, aunque eso me distanció del grupo de amistad en el colegio, mis verdaderas amigas me aceptaron así como era, un machito, aunque con el paso del tiempo sucumbí a los típicos gustos de una adolescente y comencé a vestirme como una mujercita, aunque sin dejar mis gustos por el metal y el rock&roll, así que nunca faltaba la sudadera o la mochila con la estampa de Megadeth o Pantera.

La puerta principal del instituto estaba repleta por estudiantes del secundario, abrazándose y recibiéndose luego de 3 meses de vacaciones, sin querer aceptar que volverían a las horas intensas de estudio. Avancé por el gentío hasta dirigirme hacia el aula, donde casi tropiezo por culpa de un salvaje abrazo de Camila:

- ¡Hola Ale! -Dijo entre risas.- ¿Cómo la has pasado en estas vacaciones?

-Hola Cami, bien, extrañando reírme de nuestras estupideces semanales- Le respondí, y las dos soltamos una carcajada.

Nos dirigimos hacia el aula para ubicarnos y dejar nuestras pesadas mochilas, que nos hacían quedar como mulas de carga. Debíamos dirigirnos hacia el salón principal, para participar del acto de bienvenida, ya estábamos tarde. Allí me encontré con las demás chicas, intercambié sonrisas, saludos, abrazos, mordidas, tirones de pelo y demás.

El acto comenzó a transcurrir, muy lentamente. Matamos el tiempo con Camila riéndonos de estupideces y luego volvernos a reír de nuestras risas. Sí, una sinfonía de bobadas constantes. Los profesores recitaban discursos diferentes pero que en resumen decían lo mismo: “tengan un buen comienzo escolar” pero en diferentes palabras. Luego de 1 hora de dolor de espalda finalizó el acto, y los grupos de estudiantes comenzaron a dirigirse a sus respectivas aulas. La primera clase fue de geografía, con el querido profesor con el que todas se babean. Las siguientes horas fueron iguales pero con diferentes asignaturas, pero en todas copiamos al comienzo de la primera hoja de la carpeta la misma insignificante palabra “Bienvenidos”.

Las clases por fin finalizaron; afuera hacía un sol precioso y yo tenía hambre de aire fresco. Me despedí de mis amistades y me dirigí a mi casa. El camino se hizo corto, tomé mis llaves y abrí el portón de entrada, con los ladridos de mi perra de música de fondo, me dirigí a la puerta de mi casa y entré, la casa estaba completamente sola, como todas las tardes. Eso me alivió, prendíla PCy me conecté en el Facebook. 5 notificaciones, las revisé sin darles mucha importancia, y una solicitud de amistad de una muchacha. La acepté en mi lista de amigos sin ninguna molestia, y me tiré en la cama a pensar, y reconciliar algo de sueño. El sonido del chat del Facebook interrumpió mis pensamientos, era esa extraña muchacha la que me hablaba:

-Ey, hola. ¿A ti te gusta Marilyn Manson?-.

Una chica completamente desconocida me estaba preguntando algo, supongo que estará obsesionada con el cantante y sólo buscará personas que compartan sus mismos gustos:

-Sí, es de mi agrado. Le respondí normalmente.

-Ah, ¡Qué bien!, ¿Sabes que en Argentina se aceptará la diferencia de religiones? ¡Manson vendrá de gira a visitarnos!.- Me preguntaba a mi misma por qué tendría que importarme eso a mí, pero mantuve la calma y le seguí la corriente:

-Pues… ¡Genial! ¿Lo irás a ver?-

-Me encantaría- Respondió, y tardó unos segundos en agregar:- ¿Vendrías conmigo?

Y ahí sonó la alarma en mi cabeza de que algo estaba mal, y por fin le pregunté:

-¿Nos conocemos?.- Tardé unos segundos de más en escribir esas dos palabras, cierta confusión torturaba las articulaciones de mis dedos.

-No, pero me gustaría que seamos amigas, nadie de las amigas que me rodean comparten mis gustos, me siento algo excluida, y pienso que nosotras nos entenderemos bien.- Me respondió sin tardar. Mis ojos permanecían abiertos, comencé a teclear diciéndole que me parecía mala idea ya que nunca la había visto personalmente, pero suprimí las palabras y comencé a pensar; a pesar de que mis amigas comprendieron mis gustos musicales y demás, me siento algo excluida ya que no tengo con quien compartirlos, excepto amigos varones, que si me distraigo se aprovecharían de mí. Esta chica no parecía ninguna amenaza, y la misma frase se repetía interrumpiendo mis pensamientos:

¿Por qué no?

-Estamos en la misma, yo tampoco logro encajar en mi entorno, aunque me comprendan mis amigas, seré siempre el patito negro de la manada.- Contesté sin remordimiento, aunque seguía un poco confundida.

-Perdóname si nos conocimos tan de improviso, es que me pareciste una muchacha interesante, y te aseguro que el patito negro no serías, sino al contrario, el patito más lindo de la manada, porque resaltas con el solo hecho de aceptarte como eres.- Sus palabras tenían sentido, a mi parecer.

-Gracias por el cumplido,- Bromeé. – Pero estoy segura que tú también eres libre de decir eso de ti misma también, y a pesar de que nunca he oído sobre ti, pareces también una muchacha de muchos recursos y experiencia.

-Supongo que sí, pero como te he dicho no puedo compartir mi gran inteligencia con mi entorno porque no sería compatible,- Reí entre dientes. -pero además de chistosa y agrandada soy una buena chica, eso creo. Esta chica comenzó a caerme bien. Bajé de las nubes y me dí cuenta de que ni siquiera sabía su nombre, fui directo a su perfil dónde éste aparecía “Rocío Asselborn” y chusmeé sus fotos, me llevé una sorpresa. Me encontré con una jovencita de cabellera oscura y flequillo prolijamente recortado de forma recta que hacía que unos hermosos y grandes ojos verdes como el mar resaltaran en todo su contorno facial, unos labios femeninos rojos fuego y unas pecas que la hacían dar un aspecto de un rostro angelical. Permanecí observando la pantalla del ordenador unos 10 segundos que parecieron eternos, esta muchacha era realmente hermosa, el sueño que tenía pareció irse de golpe, hasta que aquella joven volvió a hablarme:

-¿Qué andabas haciendo?.- Por segundos el pensamiento de que ella me estaba observando recorrió mi mente.

-Nada, hablo contigo y bostezo. Le contesté sin expresar entusiasmo.

-Ah, con que tienes sueño. ¿Quieres ir a dispersarte un poco y despertarte? Hay un día tremendo afuera y nosotras dos sentadas en un ordenador.

“No hables con desconocidos” vinieron esas palabras a mi mente, siempre pronunciadas por mis padres, pero el hecho de pensar ¿Qué podría salir mal? , sólo parecía una muchacha inofensiva en busca alguien que la entienda, igual que yo.

- Claro, no tengo nada planeado, ¿Qué tienes en mente para hoy? Contesté divertida.

- ¿Qué tal unos mates en mi casa? Si tú quieres y puedes, claro.- Tardó en contestar y me sorprendió su atrevimiento. Pero qué estoy diciendo, parezco una vieja.

-Claro, sólo dime tu dirección y estaré allí en media hora.- Le respondí decididamente.

Me envió su dirección y ella vivía relativamente cerca, a unas 15 cuadras de mi casa. Eché una mirada para apagar el ordenador pero alguien estaba intentando comunicarse conmigo, Bárbara.

- Hey Ale, ¿Todo bien?- Me envió, al chat del Facebook.

- Todo tranquilo, ¿Y vos, Barby?

- Igual, viendo que hacer, hay una tarde hermosa. ¿Quieres salir a echar un vistazo a las vidrieras de ropa?

“No puedo Barby, ya tengo compromiso, me veré con una chica que nunca vi, pero parece divertida.” No le diré eso, pero que va, Barby es una amiga y le puedo confiar algunas cosas.

- No puedo, me veré con una tal Rocío, ¿La conoces?

- Eh, no personalmente, pero he oído hablar de ella.- Contestó, y luego agregó. - ¿Tú la conoces? Es decir, te verás con ella, ¿La conoces, cierto?

- Eh… A decir verdad no, pero no parece algo peligroso.-

- Qué va, seguramente es un viejo pedófilo, jaja. Broma, sólo ten cuidado, nos vemos en el colegio.

Me até el pelo, tomé mi abrigo y mi reproductor con mis auriculares y me encaminé hacia mi destino. 20 minutos más tarde me encontraba parada en frente de un ancho portón estilo gótico que resguardaba la casa de la vista de los demás y dejaba poco espacio a la imaginación. Toqué el timbre esperando respuesta pero sólo se escuchó un ruido extraño y el portón comenzó a abrirse por sí solo. Avancé por el pasillo que llevaba hacia la puerta principal de aquella gran casa y me pareció extraño nunca haberla visto antes por el barrio. Era una casona realmente preciosa, de gran tamaño y con revestimiento de piedras y colores blancos y amarillentos, una verdadera belleza arquitectónica. Un extenso parque rodeaba aquella pintoresca casa. Ya en la puerta de la casa me esperaba un señor vestido elegantemente, con un aspecto de mayordomo, que se dirigió hacia mí:

-Buenas tardes joven, la estábamos esperando.- Dijo cortésmente, y me invitó a pasar. Dentro la casa era más preciosa de lo que me imaginaba, con una fina decoración espectacular, todo debía valer fortuna.

-Rocío se encuentra en su habitación, en la segunda planta, tercera puerta al fondo. ¿Desea que la acompañe o usted ya conoce el camino, señorita?Dijo, sin perder elegancia, aunque una dulce voz llamó mi atención. Provenía de la escalera de caracol que dirigía al segundo piso, allí se encontraba Rocío, con una sonrisa en su boca. Vestía el uniforme escolar; una camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados y sin corbata, haciendo juego con una corta pollera escocesa y unos zapatos negros, se veía preciosa, una verdadera adolescente:

-No te preocupes Rob, yo me ocupo de ahora en más.-Dijo, con un ímpetu y un acento típico de la nobleza.

-¿Desea algo de beber para ambas?-

-Sí, unos licuados de frutas Rob, gracias.-El mayordomo hizo una reverencia y se dirigió a la cocina, dejándonos solas.-Nati, ven conmigo, iremos a mi habitación, arriba-.No dije una sola palabra desde que llegué a la casa, ya me estoy dando miedo. Subimos las bonitas escaleras hasta llegar a un pasillo bien iluminado, entramos a un pequeño pero acogedor cuarto, que parecía ser el de ella, y me invitó a sentarme en una silla al lado de ella. Tuvimos un silencio incómodo de unos 5 segundos, hasta que rompió el silencio:

-¿Te gusta mi casa?-Dijo sonriente, casi en un susurro.

-Sí, es preciosa.-Contesté tímidamente.

-Déjame quitarte el abrigo, aquí hace algo de calor.-Dijo esto, y a continuación se levantó de su silla invitándome a hacer lo mismo y quitó mi abrigo dejándolo en un perchero del costado. Volvimos a sentarnos y Rob, el mayordomo, trajo las bebidas.

-Y dime, Ale, ¿Cómo te fue en tu primer día de escuela?.-Dijo, intentando romper el silencio.

- Bien, supongo. Igual que todos los primeros días del año.-Reímos al unísono.

-Yo agradecí que se hayan pasado tan rápido las horas, lo único que quería era volver a casa y ponerme a dibujar.-

-¿Dibujas?-Pregunté sorprendida-¿Qué dibujas? ¿Te molestaría enseñarme algo?

-Claro que sí, no hay problema.-Dicho esto recogió de su escritorio una carpeta y me la entregó. Dentro habían hermosos dibujos de diferentes figuras, hasta que me detuve en un dibujo de una mujer, algo me parecía extraño ¡Esa chica era yo!, levanté mi cabeza para observar a Rocío y ella mantenía su vista fija en mí, incluso cuando no la miraba. Balbuceó unas palabras y tomó el libro de mis manos, ruborizada.

-¡Qué lindos dibujos! Tienes mucho talento.-Le dije, ignorando que me había dibujado para evitar un momento incómodo.

-Es algo que disfruto mucho hacer.- Dijo.

Me solté el cabello y lo acomodé a los costados de mis hombros, me acomodé en su cama como si fuera mi casa. Levanté la mirada para observar a Rocío y me tomó por sorpresa, ella estaba observándome primero, echó una rápida y ágil mirada por todos mis cabellos y mi cuerpo, creyendo que no me iba a dar cuenta, pero lo noté fácilmente. No logré mantener su furtiva mirada así que retiré la mía, nótese el intento, en vano, de no ruborizarme.

Nos terminamos los licuados y me invitó a jugar a su consola de juegos, donde nos empujamos, burlamos y distrajimos por un tiempo. Cada roce o contacto físico me ponía la piel de gallina y me permitía saborear su perfume suave pero intenso. Comenzaba a sentirme rara y me desconcentraba en el juego y me enfocaba en empujarla o burlarme de ella para que se enojara, así se veía muy tierna. Pasamos un rato conversando como si fuéramos amigas de toda la vida, me sentía realmente a gusto, el tópico de conversación iba desde la música hasta la comida que nos gusta. Me sentía realmente cómoda charlando y bromeando con ella. Las horas parecían segundos, el atardecer se asomaba por el ventanal.

-Caracoles, qué rápido atardeció, pensé que era de mediodía.- Dijo, sonriendo entre dientes, me tenté a devolverle la sonrisa.

- Es cierto, es tarde y debo volver a mi casa o mis fans se darán cuenta que estoy aquí y formarán una fila en la puerta de tú casa a pedirme autógrafos.- Dije simulando estar seria, pero las risas escaparon por sí solas de parte de las dos.

-Oye señorita famosa, a mi me gustaría conocer su casa, si no es molestia.- Dijo sonriendo, arqueando una ceja, debo admitirlo, se veía sexy.

- Solamente si eres tan cool como yo.- Bromear con ella parecía cosa de todos los días ya. – Claro Ro, no hay problema, cuando quieras. Incluso, mañana estoy libre.- Dije con una humilde sonrisa.

-Oh pues genial, entonces…- Dijo, ruborizada. – Te parece si mañana voy, y salimos a algún lado?-

- Me parece genial amiga, yo me voy retirando, ya es tarde y me quedan unas cuantas cuadras por recorrer.- Mencionado esto me dirigí a tomar mi abrigo y a saludar a Ro, pero me detuvo.

-Te acompaño a la salida amiga, estoy gorda pero aún puedo bajar las escaleras.- Le sonreí y nos encaminamos al pasillo. Un silencio se adueñó de la situación, pero fue cómodo. Llegamos al gran portón de salida y saludé a Rocío, aunque ella me sorprendió con un suave abrazo, me tenté a sentir todo su cuerpo y su piel tener contacto con la mía, era placentero.

-Nos vemos mañana, amiga.- Dijo con una sonrisa, se la devolví y me encaminé a casa. No volteé hasta llegar a la esquina. Maldición, olvidé mi MP3 en su casa. El camino fue aburrido sin música pero me dio lugar a pensar y acomodar mis pensamientos. Acabo de visitar la casa de una chica que ni conozco, ni oí de ella, ¿Qué acabo de hacer? Yo no acostumbro a hacer estas cosas, ni a responder o agregar gente que no conozco a mis redes sociales. Pero esta chica es tan bonita, ¿Qué? Eso no tiene nada que ver, pero es tan dulce, además le gusta mi música. A decir verdad es hermosa, esos ojos, esa boca, esas pecas, esos senos ¿Eh? ¡A mi no me gustan los senos! ¿O si? ¡Por dios qué estoy pensando, a mi no me gustan las chicas! Un mensaje a mi celular interrumpió mis pensamientos, gracias al cielo, que decía: “Gorda, ¿Qué vas a hacer mañana? Te extraño, Juan.” Sí, tengo novio, y se llama Juan. Tiene 20 años, ¿Bastante grande no? Pero bueno, siempre me han gustado los grandes. Él me cuida, me ama, yo también, eso creo. Su imagen vino a mi mente, pero fue vulgarmente interrumpida por la imagen de Rocío, sonriéndome ruborizada, como acostumbra a hacer. Mierda, estoy hablando como si la conociera de toda la vida. Mis pensamientos eran una verdadera ensalada de cosas. Llegué a mi casa, tomé mi violín e improvisé una melodía. Bajé de las nubes y le contesté el mensaje a Juan: “Gordo, voy a salir con una amiga, después hablamos bien, yo también te extraño, un beso, Nati” No pude evitar ser algo cortante. Prendí el equipo de audio y puse música en aleatorio. Se seleccionó The beauty of a witch – Tristania (La velleza de un hada). Si, un hada. ¿Será Rocío un hada? No, es algo así mejor como un ángel. Mierda.

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Esta historia está basada en una historia real, modificando algunos detalles para que la comodidad del lector sea ínfima. Acepto sus críticas y comentarios, soy relativamente nueva en esta página.