Y… parece que fue ayer

Relato de Dominación, sin apenas nada de sexo explícito; un Amo y Su esclava celebran su a8º aniversario.

Hoy… hoy hace 8 años que tuve la dicha de conocerla y que se Me entregara; hace 8 años que disfruto de Mi vida al lado de ella; que disfruto de su entrega y su servicio.

Sin embargo, no he dormido bien y no Me he levantado de Mi mejor humor; para Mi amargura tengo que ir a trabajar; es cierto que no debo hacerlo durante mucho rato pero hoy toca más de lo habitual y, en realidad, lo que Me apetece es quedarme en casa y ser servido y honrado por Mi esclava.

Pero eso no es posible.

Nos hemos levantado como siempre y hemos desayunado juntos pero hemos quedado que al salir la llamaba y la pasaba a recoger con el fin de que pasáramos el día por ahí juntos y disfrutando el Uno de la otra.

Al salir del trabajo veo que el día es estupendo y la aviso que Me espere en media hora en la calle.

Llego y la recojo; no puedo dejar de pensar en la inmensa suerte que tengo. Viene en su línea habitual, esa que tanto Me gusta; elegante a la vez que provocativa.

Lleva minifalda, medias de rejilla y botines de 10 cm. de tacón; en la parte superior del cuerpo viste con una camisa semitransparente y un body con pedrería que se insinúa a través del mismo que realza las tetas que tanto disfruto amasando y apretando.

Por supuesto, lleva en el cuello el collar que representa su condición y en la mano izquierda el anillo de plata con la argolla colgante.

-          Gracias, Mi niña.- la digo, mientras la beso suavemente en los labios.-estás preciosa.

-          De nada, mi Amo.- mientras Me contesta con una sonrisa perfectamente dibujada en su cara.- aunque no hace falta decirlo, me he vestido para Ud.

Nos montamos en el coche y ella levanta la falda hasta dejar el culo posado en el asiento lo que Me permite comprobar que no lleva braga; el gesto Me hace sonreír con satisfacción.

Enfilo hacia la costa y vamos todo el tiempo hablando de todo tipo de cosas; sé que a ella la gusta mucho la playa y el sol y hoy hace un día espléndido para disfrutar de ambas posibilidades.

Cada vez que paramos aprovecho para que Mi mano enrede tocando piel y media, tela y carne; noto como, con esa complicidad que nos caracteriza, ella se estremece en cada uno de Mis contactos aunque no abandona ni el ritmo ni el hilo de la conversación.

Llegamos al destino que he elegido y bajamos del coche paseando por el borde de la playa. Hablamos… hablamos del tiempo que ha pasado y de cómo hemos evolucionado del disfrute intenso del placer inesperado al más constante disfrute de la realidad de nuestra vida; ella sirviéndome, Yo dominándola.

Hablamos de cómo cada día somos más felices y nos sentimos más unidos, más fuertes en nosotros mismos y en nuestra forma de entender la D/s.

En medio de la conversación, paro, la miro con intensidad y la ofrezco palma arriba para que la homenajee ahí, en medio del paseo, con intensidad. Sin importarla la gente que lo pueda ver o no ver, lo hace; la besa y la lame.

Acaba de hacerlo, levanto su barbilla con Mi mano izquierda y la beso apoderándome de su boca con ansia como si no lo hubiera hecho nunca antes. El beso es intenso y duradero; un beso en el que Mi lengua hurga y recorre la boca de Mi esclava y al que ella corresponde tal y como debe ser, jugueteando en el interior de su boca pero dejándome hacer.

Salgo de su boca, la sonrío y la acaricio; ella levanta su dedo pulgar y lo pasa por Mis labios.

-          Se ha manchado con lápiz de labios, mi Señor.- me dice en tono que cualquiera podría oírla.

Miro el fondo de sus ojos y sé que está disfrutando de la situación, siguiendo la consigna de “no ocultar, no proclamar”.

La miro y la remiro, ella no aparta sus ojos de los Míos; como a cámara lenta acerco el sello que Me representa hacia sus labios y ella agacha la cabeza y lo besa sin despegarlos.

Sin más palabras, la tomo del pelo de la nuca y despego sus labios de Mi anillo; la miro, sonrío y la suelto, diciéndola:

-          Está muy bien, Mi niña linda, reanudemos el paseo.

Seguimos, paseando y hablando.

Nos topamos con un bar con terraza y, sin decirla nada, Me siento, ella se acerca a la mesa y Me mira. Sonrío con la cabeza ladeada mientras ella espera pacientemente hasta que el silencio se hace denso y…

-          Tráeme un txakoli y tu pídete lo que desees.- la digo al tiempo que saco la cartera del bolsillo y se la tiendo.

ella la toma y va a la barra; viene con el txakoli y con un zurito; coloca ambas bebidas encima de la mesa y espera.

-          Puedes sentarte, Mi niña.- la digo mientras sonrío ampliamente.

Hablo con un tono de voz normal y sonrío de oreja a oreja; estoy encantado de cómo es ella y deseo que se Me note.

Me mira, sonríe, hace una inclinación de cabeza pidiendo permiso; asiento con un gesto y… se levanta la falda al sentarse.

-          Jajaja.- brota una carcajada de lo más profundo de Mi ser sin poder evitarlo.

“¿Acaso hay algo mejor que una mujer entregada???” pienso para Mi coleto.

Tomamos el aperitivo mientras charlamos y compartimos esa alegre complicidad.

Acabado el mismo, cogemos el coche y nos vamos a otro pueblo de la costa; buscamos un lugar para comer y elegimos uno con un buen menú del día.

La comida es, simplemente, perfecta.

Nos sentamos a la mesa… Yo primero, ella después.

Elijo tanto la comida como la bebida para ambos.

ella sirve el vino y el agua, prueba la comida y la ajusta de sal; siempre, siempre primero Mi servicio y luego el suyo.

La comida es todo un compendio del servicio y del placer de la vida de la Dominación/sumisión tranquila asumida.

No sé si las mesas de al lado se han percatado de lo que pasaba o no pero, sinceramente, Me importa un comino.

Acabamos y considero que Mi niña se ha ganado un premio por lo que la pido un escocés con el que terminamos la comida.

Pagamos, salimos y vamos a tomar un segundo café al sol del atardecer…

Todo sigue de la misma forma y manera.

Por fin abordamos el coche y nos volvemos a nuestra casa con la tranquilidad, la felicidad y el placer de sentirnos completos instalados en nuestro interior.

Al llegar a casa, la tomo del pelo y, sorpresivamente, la pongo con las manos apoyadas en el asiento del sillón; levanto la mini falda dejando el culo al descubierto y digo:

-          Uhmmmmmmmmmmmmmm, se te ha quedado el culo frio, Mi niña; cuéntalos.

Y firme pero acompasadamente van cayendo los azotes aplicados con ambas manos

-          Uno, gracias, mi Señor

-          Dos, gracias, mi Amo

-          Tres, gracias, mi Dueño

-          …

-          …

-          Veinticuatro, gracias, mi Dueño.

El culo ha tomado una coloración rojiza intensa en la que se notan los puntos donde los azotes han sido más fuertes y sostenidos.

La tomo en Mis brazos y, despacio, la beso, la desnudo y la lleno de Mí.

Tomo su cabeza y la llevo a la altura de Mi entrepierna; ella Me mira de forma interrogante y Yo asiento.

Desembaraza Mi polla ya erecta del pantalón y la hace una profunda mamada despacio, lentamente, hasta llevarla a su máxima expresión; Yo tiro de ella y la hago ponerse en la misma posición en la que ha recibido los azotes.

La penetro, fuerte y bruscamente; tomando lo que es Mío, tanto su placer como el Mio.

Acabo y ella conmigo.

La mando a limpiarme y a limpiarse; lo hace como todo lo que lleva hecho en el día, con dedicación, con cuidado, sumisa y entregada.

Al acabar, la recibo entre Mis brazos sentado en el sillón…

Nos miramos, nos reímos y casi nos decimos pisándonos las palabras…

Mira como hace 8 años todo el día fue casi fuerte, que hablamos pero  que no paramos de hacer cosas fuertes y hoy… hoy ha sido suave, tranquilo, lleno; pero no por ello menos intenso.