Y mi madre se convirtió en una puta
Después de quedarse viuda, mi madre inició una nuava vida como una verdadera puta... (Primera parte)
Y mi madre se convirtió en una puta después de enviudar
I
Al día siguiente del entierro de mi padre, y a sus 39 años recién cumplidos, mi madre tomó la decisión de iniciar una nueva y excitante vida. Y para ello decidió hacerlo a lo grande, dejando claro quien era y a que se dedicaba, sin importarle en absoluto humillar a su familia de la forma más escandalosa y vergonzosa posible para ellos. Así que sin importarle nada ni nadie aceptó la invitación que le izo un primo de mi difunto padre del que ella siempre había sentido una especial atracción sexual, y al que llamábamos tío Paco.
Él, tras el entierro, le había propuesto a mi madre pasar una temporada en el pueblo, en la finca rústica donde trabajaba como guarda, con la clara intención de cortejarla y disfrutar sus favores sexuales sin problemas, pues su mujer vivía en otro pueblo y él pasaba largas temporadas solo cuidando los animales que tenían. El tío Paco sabía que mi madre había sido siempre una mujer caliente a la que le volvía loca los hombres, y desde que en su juventud tuvo con ella un par de escarceos puramente sexuales, nunca más volvieron a intimar después de que mis padres se casaran. Además, para él también fue una suerte el que mi padre se muriera, ya que mi hermana, que también salió tan puta como nuestra madre, fue como un gran regalo que su primo le había hecho.
Así que nos fuimos para el pueblo. En aquellas fechas yo ya era mayor de edad y me buscaba la vida a mi manera como podía, aunque al final me convertí en una especie de chulo de mi madre y de mi hermana, que también ha seguido los pasos de nuestra madre, y nuestro hermano pequeño se quedó con unos tíos que lo acogieron después de ver el camino que habíamos tomado los demás.
Allí mi madre comenzó su nueva actividad, comenzando con los numerosos hombres que durante sus años mozos habían pretendido fallársela, pero que se tuvieron que conformar, los más afortunados, conque ella les hiciese pajas o, excepcionalmente una mamada en la polla.
La noticia de que "la Puta de la Inés" estaba en el pueblo, corrió por los bares y círculos masculinos como la pólvora, provocando la consiguiente alarma entre las hembras pueblerinas, ya que empezaron a temer que más de un marido pretendería follarse a esa gran zorra.
Efectivamente. Al día siguiente de nuestra llegada, mi madre izo una visita a una amiga de la infancia con la que habían compartido tocamientos mutuos de sus vírgenes coñitos, y que había conservado, como ella, la magnífica afición a los placeres sexuales. Tras saludarse afectuosamente y mostrar su alegría por el reencuentro, pasaron mañana charlando y contándose todo tipo de confidencias, comieron juntas y por la tarde se dispusieron a dar una vuelta y dejarse ver.
Y mientras mi madre y su amiga se dedicaban como hembras en celo a la caza de machos encelados, el tío Paco se había llevado a mi hermana hasta su casa con la intención de hacer posesión de la herencia que mi padre le había dejado
Lo primero que hicieron fue disponerse a darse un baño caliente para relajarse y liberar tensiones, tenía toda la tarde para ellos solos y el tío Paco se lo tomó con calma. Él la desnudó despacio, recreándose en la contemplación de su cuerpo menudo pero excitante, mientras acariciaba con suavidad sus pechos, su pubis y su culito divino. La tarde se le presentaba a Paco de lo más excitante, así que mientras acariciaba el cuerpo de mi hermana su polla fue adquiriendo un tamaño y una dureza tal, que no tuvo más remedio que pedir a mi hermanita que le ayudase a liberarla.
La niña también se había puesto muy cachonda por los tocamientos a los que había estado sometida mientras la desnudaba, así que obediente se dispuso a desabrocharle el pantalón mientras él se despojaba de la camisa. Mi hermana desató el cinturón y desabrochó el botón con prisa, pues estaba ansiosa por ver y disfrutar del gran nabo que nuestro tío Paco le iba a ofrecer. Cuando bajó los pantalones, un enorme mástil de carne palpitante saltó de su encierro como impulsado por un muelle en tensión, sobresaltando a la pequeña que no se esperaba semejante ímpetu. Entonces, tras contemplarla unos instantes con cierto asombro, la cogió entre sus manos con suavidad y comenzó a acariciarla como si fuera su juguete favorito. Él la dejó hacer un ratito hasta que le indicó que tenían que meterse en la bañera.
Ya en remojo, se enjabonaron profusamente entre risas y bromas, toqueteándose por todos lados aumentando la excitación por momentos. Nuestro tío Paco estaba muy cachondo y pronto decidió que el baño llegaba a su fin, así que enjuagó sus cuerpos y ofreció a mi hermana su polla para que se la mamara. Mi hermana se arrodilló ante él y agarrándose a su polla comenzó a lamerle el capullo como si de una golosina dulce y exquisita se tratara.
Y mientras con sus labios y su lengua chupaba el gordo capullo, con una mano lo masturbaba lentamente y con la otra jugaba con sus gordos y colgantes cojones. Nuestro tío se moría de gusto y mi hermana disfrutaba chupándolo y dándole placer jugando con su precioso juguete entre sus manos. Cuando él sintió que pronto saldría lo que mi hermana estaba esperando, le cogió la cabeza y agarrándola por los pelos comenzó a fallársela por la boca lentamente. Mi hermana se abrazó a su culo y dejó que él tomara la iniciativa. Tan solo se limitó a abrir la boca y dejarle follar, y mientras nuestro tío hacía lo propio, ella se masturbaba el clítoris consiguiendo un maravilloso orgasmo en el momento en él soltaba su rica y abundante leche entre convulsiones y bramidos. Mi hermana se tragó con placer todo el semen que le había echado, y luego se lo agradeció lamiéndole los cojones y restregándose la cara con la polla y los huevos de nuestro complacido tío.
Cuando él se recuperó, salieron del baño y mientras se secaban el cuerpo mi hermana le pidió por favor que se la follara.
Una vez secos y perfumados se dirigieron raudos hasta la habitación. Una vez allí, mi hermana se echo en la cama alzando las piernas, abriéndolas tanto como podía con el único deseo de recibir en su interior la poderosa polla de nuestro tío. Pero él la obsequió con una sorpresa muy agradable para ella, ya que en vez de meterle el nabo metió su cara entre sus piernas y comenzó a lamerle su joven y extremadamente sensible chocho. La niña no tardó en gemir de gusto y retorcerse como una serpiente enredando sus piernas entre sus hombros. Paco, sabedor del placer que le está dando a la pequeña putilla, intensifica su acción lamiendo especialmente su excitado clítoris, provocando al momento una explosión de placer, desatando una cascada de orgasmos encadenados, uno tras otros, que hacen casi insoportable aguantar tanto gusto. Mi hermana grita, gime y se retuerce inmersa en una nebulosa de placer difícil de describir, pero que tiene su expresión en la gran cantidad de flujo acuoso que sale de chorreando de su coño como lava expulsada de un volcán, impregnando la cara de nuestro tío. Ella disfruta y aguanta con estoicismo tanta descarga de placer como está recibiendo. Se encuentra tan a gusto que no desea por nada en el mundo que ese momento acabe. Pero es inevitable que semejante práctica halla puesto al tío Paco nuevamente en excitado y que su polla vuelva a palpitar entre sus piernas y sienta una necesidad imperiosa de meterla en la caliente cavidad vaginal de mi hermana.
Llegado este punto, él se coloca en posición y separa las piernas de la niña hasta colocarlas en línea recta, apoya su gordo capullo en la entrada de su chorreante chocho y se la mete con lentitud hasta que, llegando al fondo de su útero, aprieta con fuerza hasta llegar a producirle dolor. Mi hermana aguanta como puede la impetuosa embestida de él pero no puede reprimir los gritos. Nuestro tío se crece al saberse dominador y comienza a fallársela a buen ritmo consiguiendo que el dolor que en principio siente mi hermana en sus entrañas se traduzca en un inmenso placer.
La pequeña no tarda en sentir nuevamente una cascada de orgasmos y por eso le anima para que siga follándosela con fuerza, pidiéndole con insistencia desesperada "más, más". A Paco no hace falta animarlo, pues él también está cerca de correrse y el ritmo de su follada va en aumento hasta que de tanto gusto como siente se corre inundando la vagina de mi hermana con su preciosa y rica leche. Durante un breve instante permanece él con su polla mentida en el coño de mi hermana, y cuando se la saca ella rápidamente se lanza ansiosa a besarla y chuparla agradecida como le ha enseñado la puta de nuestra madre. Luego ambos se relajaron sobre la cama mientras se fumaban un cigarro.
Y mientras mi tío Paco se había estado follando a la puta de mi hermana, mi madre, que había estado buscando rollo con la otra puta amiga suya, había conseguido enrollarse con hombre adecuado, con el que se paseo por el pueblo y exhibiese pavoneándose con su conquista. Él era un hombre con fama de mujeriego, así que todos los que les veían juntos sabían que había cazado a dos zorras de mucho cuidado. Esto excitaba mucho a mi madre pues sabía que su familia sería el centro de todas las críticas y comidillas de comadres, causándoles el daño moral que ella buscaba. Para ello no dudaba en abrazarse a él en público, y besarlo en la boca metiéndole su lengua de forma ostentosa y notoria mientras le acariciaba el bulto de su entrepierna. Su amiga ayudaba en este cometido abrazándolos y besándolos a los dos al mismo tiempo. Con esta aptitud, obscena y provocativa, conseguían los efectos deseados causando notable escándalo.
Al tío lo habían puesto cachondo perdido, y sin dejar de cogerles el culo y toquetearles las tetas se las llevó a las dos su casa.
Nada más entrar en la casa, mi madre y su amiga comenzaron a desnudar al hombre que se dejó hacer complacido. Mientras que le despojaban de la parte superior de la ropa, no dejaban de besarle y acariciarle, correspondiendo él con tocamientos y magreos de tetas. Los pantalones se los quitaron entre las dos, y cuando consiguieron dejar libre la espléndida polla, ambas se lanzaron como poseídas a mamársela.
El hombre ya la tenía suficientemente grande, pero con la mamada que le estaban haciendo las dos mujeres se le puso aún más gorda, y las dos putas se les veía locas de contenta chupando y lamiendo aquel miembro que parecía apunto de estallar. Se la estuvieron manando hasta que él lo consideró oportuno, y entonces les izo saber que había llegado la hora de follar. Por supuesto fue mi madre la primera en pedir que se la follara primero. Para eso se recostó sobre el sofá rápidamente y abrió sus piernas todo lo que pudo, y abriéndoselo con los dedos le ofreció su estupendo coño caliente y chorreando flujo. Él se echó sobre ella y le metió la polla muy lentamente hasta el fondo, y ella, sintiéndose poseída, comenzó a gemir de puro gusto sintiendo como la follaba lentamente. Y mientras él se la metía a mi madre, llenándole su vicioso coño con su potente polla, la otra puta hacía por lamer sus bamboleantes cojones metiendo su cara entre las piernas de los copulantes. El placer de sentir la polla dentro del coño y el gusto extremo de tener los cojones dentro de la boca de una mujer viciosa, provocó, al cabo de un rato, que el tío se corriera como un cerdo llenado las entrañas de mi madre de su abundante y caliente semen. Cuando le sacó la polla, la leche se la salía por la raja y su amiga se apresuró a lamérselo para no desperdiciar tan sabroso líquido.
Él tío no perdió el tiempo y en seguida se puso a comerle el coño a la amiga de mi madre, y esta a su vez, volvió a chuparle la polla a él para ponérsela de nuevo lista para follar. La otra mujer se corrió varias veces mientras le lamía su coño, y mi madre consiguió en tiempo récord volver a poner la polla del hombre dura como un tronco. Entonces él se la sacó de la boca a mi madre y se la metió en el coño a su amiga y comenzó a follándosela, pero esta vez con más intensidad. Mientras esto sucedía mi madre les acariciaba a ambos con mucha sensualidad, restregando su cuerpo sobre la espalda de él y metiendo su dedo corazón en la raja del culo del hombre para estimular su ano. También jugaba con los cojones de él y chupaba los pezones de su amiga. Gozaban tanto que los gritos y jadeos podían oírse desde la calle.
Al cabo de un rato de estar follándose a la amiga de mamá, el tío se corrió de nuevo dentro de su coño, y cuando se apartó satisfecho, mi madre se apresuró a sorber el semen que salía del coño de su amiga. El hombre contemplaba esta divertida escena, mientras las dos mujeres se daban placer mutuamente comiéndose sus coños en un sesenta y nueve perfecto. Las dos hembras se provocaban orgasmos tan intensos que se revolcaban por la alfombra gritando y gimiendo de placer. La visión de las dos putas tiradas por los suelos como enloquecidas, volvió a poner al hombre listo para seguir follándoselas, así que agarró a mi madre por los pelos y colocándola a cuatro patas abrió su culo y se la metió en el ojete de una tacada. Al pronto le produjo un fuerte dolor por la violencia de la enculada, pero en seguida, tras un fuerte grito de dolor, mi madre comenzó a soltar grandes gemidos de placer.
Mientras el tío le daba perfectamente por el culo a mi madre, su amiga le besaba apasionadamente en la boca consiguiendo con ello ponerlo aún más cachondo. Él siguió enculándola hasta que de nuevo se corrió llenándola de leche. Cuando le sacó la polla del culo, mi propia madre se lanzó a chupársela para limpiarla.
Aquel tío era un fenómeno, se había corrido ya tres veces, así que ahora había que hacerle un buen trabajo para ponerlo otra vez apunto, ya que la amiga de mi madre, celosa, también quería que le diese por el culo. Y como dos leonas hambrientas, se dispusieron a complacer al macho a base de caricias besos y todo tipo de arrumacos. Él también ponía de su parte ya que mi madre le puso al alcance la boca su lindo e insaciable coño, con su clítoris muy excitado, para que se lo comiera, cosa que izo de forma magistral, dando fuertes lametazos en el sensible clítoris que izo que mi madre gozara como una perra, consiguiendo que se correrse en varias ocasiones. Su amiga, mientras tanto, se afanaba en ponerle el nabo otra vez tieso, pues era ella la que se iba a beneficiar de potencia que consiguiera. Y así estuvieron un buen rato hasta que el objetivo fue cumplido. La polla del hombre volvió tomar una buena consistencia pétrea y mi madre había conseguido nuevos orgasmos. La amiga de mamá no dejó que el hombre se molestara y teniéndolo tumbado y con el nabo apuntando hacia el techo, se sentó sobre él clavándoselo entero en el culo. Y mientras la hembra saltaba sobre él muerta de gusto, y manteniendo las piernas bien abiertas, mi madre, como pudo, le fue comiendo el coño, lamiendo su flujo, dándole tanto placer que la muy puta no tardó en correrse.
Mi madre siguió chupándole el coño a su amiga mientras el culo de esta era perforado por la polla de aquel hombre. Él estaba disfrutando como nunca lo había hecho, y sentía tanto gusto de follarse a esas dos perras que pronto sintió que volvía a correrse. Con fuertes impulsos soltó otro cargamento de semen, esta vez dentro del culo de la amiga de mi madre, que gritaba de puro gusto.
Cuando la picha se le fue aflojando se quedó tumbado sobre la alfombra completamente extasiado y feliz. No se podía creer lo que le estaba pasando. Les había echado dos polvos a cada una y las muy putas seguían queriendo más.
Ellas le dejaron descansar, y mientras tanto se fundieron en un abrazo de pasión, y uniendo sus bocas jugaron un buen rato con sus lenguas, intercambiando tanta saliva que se les salía por la comisura de los labios. Pero en ningún momento dejaron de tocarse sus calientes e insaciables coños.
Continuaron revolcándose las dos frente al afortunado macho, comiéndose mutuamente sus húmedos chochos completando otro sesenta y nueve maravilloso. Sus lenguas recorrían los más profundos rincones de sus vaginas y los orgasmos se sucedían como una interminable cascada de placer. Gritaban de gusto como poseídas. Sus vulvas estaban enrojecidas de excitación, pero no les impedía que se frotasen sus coños entre sí entremezclando sus abundantes flujos vaginales. El hombre las contemplaba absorto, y mientras apuraba las últimas caladas de un cigarro volvía a excitarse.
Las dos mujeres se dieron cuenta de que la polla de aquel potente semental estaba poniéndose otra vez en forma, así que gateando como dos perras en celo se acercaron hasta donde él estaba y le indicaron que se recostara cómodamente en el sofá. Él obedeció y pronto notó como se aferraban a su nabo y se lo mamaban a la vez. El tío estaba en la gloria. Su polla se le endurecía mientras mi madre le chupaba todo el capullo y su amiga jugaba con sus cojones a lengüetazos. Al rato era la amiga quien chupaba su capullo y mi madre la que se metía los gordos cojones en la boca. El hombre se moría de gusto.
Así estuvieron otro buen rato, chupándole y mamándole la polla con glotonería, dándole todo el placer que podían hasta que él se corrió como un perro obsequiándolas con otra riada de leche que se apresuraron a beber con avidez. Se tragaron todo el semen que pudieron y lamieron su polla hasta dejarla limpia y reluciente. Pero cinco polvos en una tarde había sido demasiado y el hombre estaba completamente agotado y extasiado por el placer que aquellas dos putas le habían dado, por eso ellas le dejaron descansar, no sin antes besarle en la boca e intercambiarse el gusto del semen con la saliva.
Luego, mientras el hombre se preparaba una copa y se fumaba un cigarro, ellas se dieron una ducha rápida y después de vestirse, salieron abrazadas de la casa dejando que aquel hombre se recuperase.
CONTINUARÁ .