Y me hizo mujer por detrás

Carmen vende su virginidad anal a un maduro que le hará suya

Era de madrugada y Carmen no lograba conciliar el sueño, aburrida, comenzó a leer relatos eróticos y sin saber muy bien cómo, llegó a una página de contactos. Empezó a leer detenidamente algunos de los anuncios, había personas que ofrecían o buscaban sexo convencional, relaciones amo/sumiso, bondage y toda serie de perversiones.

Sin darse cuenta Carmen se empezó a excitar mientras leía aquellos anuncios hasta que dio con uno que le pareció muy chocante, una chica de su misma edad, 25 años, vendía su virginidad anal, aquello le causó un gran impacto ya que no sabía que hubiera gente que lo hiciera.

Leyó el anuncio varias veces e intrigada se puso a leer los comentarios visibles del anuncio mientras de forma casi inconsciente se apretaba los pezones y terminaba de mojar sus ya húmedas braguitas. Las respuestas eran de lo más dispares pero todas prometían una noche de placer con desvirgamiento, acompañado de una cuantiosa suma de dinero. Desde hacía tiempo, Carmen sentía curiosidad por el sexo anal, aunque siempre se había negado a probarlo, últimamente sus búsquedas cuando veía porno se centraban en sexo anal. El tema le estaba excitando sobre manera y para cuando se quiso dar cuenta, se estaba penetrando con su vibrador favorito mientras se imaginaba con un pene clavado en su culito. Estaba tan excitada que no tardó en correrse teniendo un liberador orgasmo.

Aún estaba con el vibrador incrustado en su interior, cuando, dejándose llevar por la excitación, puso un anuncio muy similar al que acababa de leer:

"Joven tradicional gordita de 25 años, 95 de pecho, castaña, busca traspasar sus límites y acabar con su virginidad anal. Escribidme en el email que pongo a continuación"

Lo acababa de mandar, cuando las dudas empezaron a apoderarse de ella, a pesar de no poner interés económico se sintió sucia; nunca había hecho algo así,  pero poco a poco le invadió el sueño y cayó profundamente dormida con el móvil en el pecho. A la mañana siguiente cuando quitó la alarma y nada más desbloquear el móvil empezó a ver que tenía varios correos contestando a su anuncio. Empezó a ponerse nerviosa mientras decidía si iba a leerlos o aquella locura había sido sólo producto de la excitación de anoche. Pero el miedo se apoderó de ella y cerró el email y se fue a la ducha. Pero no podía dejar de pensar en cómo se había excitado anoche y no tardó en salir de la ducha para tumbarse en la cama aún mojada y comenzar a leer las respuestas.

Nunca pensó que aun habiendo puesto que era gordita hubiera gente interesada en ella... así que comenzó a leer las respuestas de una en una. Sobre la marcha descartó todas, algunas mal escritas, otras en las que le ofrecían 20€ y un par en las que sólo hablaban de lo mucho que le iban a reventar el culo. Inevitablemente sintió una decepción y olvidándose del tema, cerró el email y se fue a la universidad.

Por la noche vio que tenía más mensajes pero aparentemente eran más de lo mismo, algunos le ofrecían más dinero, bastante más... Pero ella en el fondo no lo hacía por eso. Lo hacía por el morbo que le daba la situación pero tampoco quería hacerlo con cualquier degenerado que le escribiera. Pasaron los días y empezó a olvidarse del asunto, hasta que le llegó un email que ya sin abrirlo le llamó la atención, el remitente pertenecía a "Caballero con la dama hasta que entra en la cama". Aquello le hizo gracia y se puso a leerlo:

"Buenos días Carmen,

Soy un hombre serio, divorciado, tengo 55 años y tu descripción me ha llamado la atención, muchas ganas de conocerte. Me encantan las jovencitas y su morbo por descubrir nuevas sensaciones. Ven a tomar un café conmigo, nos conocemos y si te gusto, me dejas probarte. No tengas miedo pequeña, no como a nadie a no ser que me lo pidan”

Había algo que le llamaba la atención, su edad por descontado, le atraían los hombres maduros aunque no hubiera estado con ninguno, quizás fuera su determinación o lo sugerente del mensaje sin rozar lo soez. El caso es que tras pensarlo unas horas, le contestó quedando para el día siguiente en una céntrica cafetería que ella conocía.

Al día siguiente, estaba nerviosa. Muy nerviosa. Se había puesto un vestido largo que resaltaba su escote y que le hacía sentir sexy. Llevaba un par de minutos esperando en la puerta de la cafetería y empezaba a agobiarse, aquello era una locura, no sabía si ese hombre le iba a gustar o lo peor... si ella le iba a gustar a él. No todos los hombres están dispuestos a estar con una chica de su peso. Estaba a punto de irse cuando un hombre de pelo canoso, pantalón blanco y camisa rosa se le acercó y le preguntó si era Carmen. Ella asintió, no podía casi articular palabra por los nervios. Se sorprendió al encontrar a un hombre muy bien vestido y con cara amable. Él se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de los labios al mismo tiempo la cogía de la mano. Ella no sabía a qué atenerse o cómo reaccionar y le preguntó su nombre. El mirándole fijamente y sin soltarle la mano le dijo que preciosa, y sin decir nada más tiro de ella hasta el interior. Tras pedir dos refrescos, él hombre le preguntó que hacía una chica como ella en esa situación. Carmen avergonzada, se armó de valentía y le contó su verdad, había estado mucho tiempo con un chico y lo había pasado muy mal tras la ruptura, sólo había tenido esa pareja sexual. Le contó cómo se había excitado leyendo un anuncio en el que una chica vendía su virginidad y simplemente se lanzó, quería descubrir que era lo que realmente le gustaba del sexo. Tras eso, le siguieron unas cuantas preguntas más sobre su experiencia sexual. Ella le fue contestando todo poco a poco hasta que se dieron cuenta que llevaban hablando un buen rato. En un momento dado él le hizo callar y con mucha autoridad le dijo:

-"pequeña me encanta como eres físicamente, pero después de ver que tienes poca experiencia y como se te han puesto de duritos los pezones al contarme todo esto, llevo los 10 últimos minutos deseando tenerte atada en mi cama para enseñarte lo que es un hombre y follarte ese culito. Si te vienes conmigo vas a hacer lo que yo te pida, confía en mí y verás cómo gozas como la hembra que sé que eres. ¿Qué me dices?"

Ella levantó la vista y dijo un claro sí. Y a los pocos minutos estaban entrando en un hotel a dos calles de allí. Subieron directamente, mientras iban en el ascensor él le dijo que había reservado por si ella accedía y que imaginaba que no quería alejarse del centro ya que él vivía a las afueras, esto se lo decía casi en un susurro al oído mientras la agarraba firmemente por la cintura.

Nada más entrar por la puerta se lanzó a agarrar su culo mientras le besaba con ansia. Le mordió y lamió sus labios, haciendo que ella se estremeciera. Se separaron y con violencia le puso de espaldas y comenzó a quitarle el vestido mientras aprovechaba para recorrer todo su cuerpo. Carmen estaba nerviosa y muy excitada, aquel hombre sabía lo que quería y eso, le ponía extremadamente cachonda. El hombre empezó a lamerle el cuello cuando le susurró: "me llamo Arturo Carmen, sólo te lo digo para que sepas que gritar cuando te haga correrte". Ella no pudo evitar estremecerse, Arturo, se acercó a ella colocando su pene duro contra su culo mientras sacaba sus pechos del sujetador y empezaba a retorcer con fuerza sus pezones.

Carmen empezó a gemir, hacía tiempo que no estaba con nadie y ese hombre le estaba llevando al cielo del morbo. Mientras con una mano le pellizcaba los pezones con la otra él se deshizo de su pantalón y sus calzoncillos y pudo sentir por primera vez su pene contra su culo, sólo cubierto por un pequeño tanga. Arturo comenzó a bajar una de las manos por su vientre y apartó su tanga negro y empezaba a rozar su sexo, mientras le decía que le encantaba que se hubiera puesto esa prenda y jugaba a tirar del hilo que desaparecía en el interior de sus nalgas, haciendo que mojara bien su ya mal trecho tanga. Y en ese momento recibió su primer azote. Él, le desabrocho el sujetador liberando por fin sus enormes tetas que se movían con libertad al tiempo que la inclinó sobre la cama y le dio un segundo azote.

  • ¿Te gusta Carmencita? ¿Te pone cachonda que te azote el culito?

Ella no contestó por lo que Arturo le propinó dos fuertes cachetes, ella sobresaltada le dijo que creía que si pero nunca lo había experimentado antes. Empezaba a notar como su sexo empezaba a gotear y una sensación de calor recorría todas sus nalgas. Notó como él se colocaba justo detrás y le rompió el hilo del tanga. Le hizo abrir las piernas,  con cierta violencia le metió dos dedos hasta el fondo de su ser y comenzó a moverlos con fuerza. Carmen se estremeció, estaba muy excitada y no tardó en estallar en un fuerte orgasmo cayendo sobre la cama. Arturo sin dejarle un momento de descanso, agarro sus dos manos, las alzó sobre su cabeza y se sentó en su pecho, acercando su pene totalmente erecto a la boca de Carmen, ella entendió lo que quería y empezó a lamer la punta, en círculos, casi con ansia intentó alcanzar el resto del pene sorprendiendo a Arturo que metiéndosela con violencia en la boca empezó a bombear con fuerza haciéndosela tragar casi entera.

  • uff como tragas zorrita, se nota que te gusta chupar. Prepárate porque hoy vas a tragarte toda mi leche. ¿Te gusta que te llene la garganta?

-Ggppp siiiip meep gusptap quee me folles la boca cabronnpp ggppp.

  • Vaya boca más sucia tienes cuando te pones cachonda Carmencita, si parecías una niña buena. Vas a tragarte toda mi leche zorra y como te dejes una gota te enseño lo que es ser de verdad un carbón.

Arturo empezó a moverse aún más rápido, le estaba follando la boca de una forma brutal y lo estaba disfrutando como pocas veces. Bajo la vista hacía sus tetas y apenas llevaba un minuto viendo cómo se movían violentamente cuando se tensó y vació toda su esencia en la boquita de Carmen. Ella tragaba como podía, y sólo una gota calló por la comisura de sus labios, él la recogió con el dedo, y se lo metió en la boca y ella lo chupó con ganas mientras le confesaba que nunca se le habían corrido en la boca, era raro pero le había encantado. Arturo le dio un beso muy húmedo, quería que se volviera a excitar, por lo que paró en seco ese beso y le dijo al oido:

  • Carmencita, tú has venido aquí a darme algo. Ya es hora de que te reviente el culito.

  • Follame.

  • No princesa, no te voy a follar, te he dicho que te voy a reventar. Túmbate boca abajo, abre las piernas y sube los brazos hacía arriba.

Arturo se levantó y trajo una pequeña cuerda y un bote que ella imagino que era lubricante. Le agarró las muñecas y se las ató y le hizo poner los brazos sobre la cabeza.

Le abrió las piernas y sin decir nada le clavó su de nuevo duro pene hasta el fondo de su sexo. Ella gimió y se estremeció, y él le sacó y le metió con la misma fuerza su polla 10 veces seguidas. Ella sólo quería que le empezará a bombear pero a la décima vez que lo hizo notó algo frío hacerse camino entre sus nalgas, y sintió como un dedo hacía presión en su cerrado culo. Arturo en ese momento comenzó a follarsela mientras intentaba que su dedo entrara sin hacerle daño, hasta que presionó aún más y el dedo entró. Así estuvieron un rato y el metió hasta dos dedos mientras aceleraba las embestidas haciendo que Carmen se corriera por segunda vez y por tercera, momento que aprovechó para colocar su miembro en la entrada de su culo y empezó a apretar. Notaba cierta resistencia pero comenzó a estimular su clítoris y vio como ella se relajaba ligeramente, lo cual aprovechó para de un golpe meterle la cabeza de su miembro en el interior. Carmen gritó pero el poco a poco fue metiendo cm a cm hasta que estuvo toda metida.

  • Uff Carmencita que culito más cerrado tienes, como aprietas nena. Ya sabes lo que tener una polla dentro, pero ahora te voy a abrir ese culito bien.

  • Me duele un poco pero estoy muy cachonda... mmm

  • Mira, nota como salgo de ti. Y ahora prepárate que va a entrar entera. Y se la clavó despacito pero entera.

El cuerpo de la niña se tensó, le dolía, pero notaba un cosquilleo imparable y quería seguir.  Arturo empezó a moverse lentamente, que ella se relajara pero al cabo de un par de minutos, empezó a acelerar el ritmo, le hizo incorporarse y ponerse a cuatro patas con la cabeza inclinada ya que seguía atada y ya se la clavó hasta el fondo y empezó a sacársela entera y volvérsela a meter, era consciente de lo mucho que le había gustado a ella en su coñito antes. Cuando notó que ella se relajaba y dejaba de notar dolor, se embadurnó de lubricante y le echo un poquito en ya abierto agujero y se la empezó a follar. Esta vez sin parar, dándole duro y le propinaba algún azote. Uff esa niña lo traía loco. Carmen por su parte no pensaba en nada, sólo sentía una presión enorme y notaba como la polla se abría camino por sus intestinos. Estaba muy cachonda, tenía el coño chorreando y no dejaba de gritar. Arturo estaba reventándole el culo, aumentó la velocidad con la que se la metía y notó como ella se tensaba, estaba a punto de correrse, él le dio el último azote y se vació en su interior al tiempo que ella caía en la cama y jadeaba como una loca.

Le desató y le llevó a la ducha. Le hizo abrir las nalgas y ver como su esencia se derramaba por sus piernas... cogió el jabón y comenzó a lavarle suavemente todo el cuerpo empezando por la espalda. Cuando le tocó su sexo el pasó el jabón por su coño y al ver que ella se estremecía le preguntó si ya estaba lista de nuevo, ella asintió, la inclinó hacia delante y le volvió a meter los dedos de forma brutal, haciéndole gritar de nuevo, pero esta vez ella decía su nombre y cuando la tuvo donde quería se la folló mientras metía un par de dedos en su recién estrenado culo. Aquello fue demasiado para ella, y estalló en un squirt, era el primero de su vida. Estaba destrozada pero Arturo siguió dispuesto a terminar lo había empezado, siguió bombeando y jugando con sus dedos cuando notó que no podía más, arrodilló a Carmen y se corrió en sus tetas. Le puso la polla en la boca y ella se la limpio. En ese momento ya no podía más, él se arrodilló, le besó con cariño, volvió a pasar el jabón por su cuerpo mientras los restos de su esencia desaparecían con el agua. La cogió en brazos y se metieron en la cama, ella se quedó profundamente dormida.

Horas más tarde, al despertar se vio sola en la habitación. Fue al baño en busca de Arturo, pero no estaba. Al volver a la cama vio un sobre, lo abrió y descubrió una gran cantidad de dinero y una nota:

"Carmen, aquí tienes 10.000€ tu virginidad no valía menos. Te los doy porque quiero para que disfrutes con ellos, no porque me los hayas pedido, así que no te sientas mal.

He disfrutado enormemente rompiéndote el culito. Si quieres que volvamos a vernos, sólo tienes que llamarme a este número 610...

La habitación está pagada un día más, he tenido que ir a trabajar, tú quédate y disfruta del hotel.

Si no me escribes aquí acaba todo, pero si lo haces iremos a cenar esta noche y comenzaremos algo. Soy un hombre claro, te voy a tratar como una princesa pero serás sólo mía y en la cama, serás mi zorrita.

Arturo"

A los pocos minutos Carmen estaba marcando 610...