Y los sueños... sueños son... (2)

Javi no puede creer su suerte, cuando ve que ella ha aceptado irse con el... ¡No iba a dejar pasar esa oportunidad, y menos aún aquél día, que Cristina le había dejado solo, caliente, y con la miel en los labios!.

Y los sueños, sueños son… 2

Parte 2

Javier sonrió cuando aquella tímida jovencita tomó su mano y le siguió rumbo a la salida de la estación. Durante un segundo, el pensamiento había pensado que quizá ella le diría que no, dejándole solo, frustrado y tremendamente excitado. Pero gracias a cielo, ella había aceptado su propuesta y ahora juntos se dirigían a su casa.

Se dijo a sí mismo que tendría que ir con cuidado con ella. Era bastante obvio que estaba ante una chica problemática, como él las llamaba a aquellas que tenían poca experiencia, y que no sería nada bueno, si terminaba presionándola demasiado. "Mimará primero, fóllala después, y todo irá bien, Javi", se animó sonriendo satisfecho con sus planes.

Sintió el aire fresco recorriendo sus cabellos cuando salían a la calle por la boca del metro. A sólo cinco minutos de allí se encontraba el apartamento al que se dirigían y ya estaba ansioso por llegar.

De reojo, observó a su tímida acompañante, que no había dicho ni mu desde su confesión tan pintoresca de "Soy virgen"... por favor, como si eso fuera a detenerlo. Aunque siendo sinceros, hacía mucho que no se follaba a ninguna virgen... estaba demasiado acostumbrado a los polvos fáciles, en las discotecas y en los pubs a los que solía frecuentar con sus colegas, y allí no había muchas chicas "novatas" en el arte de seducir, como decía su primo jt.

"No es para nada mi tipo... Ni es rubia, ni delgada, ni caliente pero.. no sé, tiene algo en sus ojos que... me atrae".

Riéndose de sí mismo por estar pensando estupideces, agarró con más fuerza la mano de la muchacha, y la guió con energía hacia la casa. ¿Quién le hubiera dicho aquella mañana, después de discutir con Cristina, que a la noche estaría follando con otra chica a la que nunca antes había visto?

Sus planes habían sido sencillos: Ir con sus amigos, tomar unas cuantas copas, divertirse un rato bailando y luego cada uno a casita.

Pero al parecer, la suerte estaba de su lado esa noche.

-¿Cómo te llamas?- le preguntó ella sorprendiéndole.

Podría ser una chica de lo más común del mundo, pero tenía una voz muy bonita. Dulce... tímida...

¿O tal vez como estaba tan caliente, cualquier tono de voz le parecería tan atrayente?

-Javier... Javi para ti cariño- le sonrió intentando ser amable- y esta de aquí es mi casa- anunció llegando al portal que como siempre estaba abierto.

Al mencionar la palabra casa, notó como ella se paraba en el sitio y le miraba con la duda grabada en su anodino rostro.

"Maldita sea, no te eches atrás ahora, necesito follar, nena", pensó frustrado.

Era increíblemente fastidioso que Cristina aquella mañana le hubiera dejado en aquél estado, y todo porque se había enterado que la semana anterior la había puesto los cuernos con su prima. ¿Y qué había hecho para vengarse? Le había seducido... dejándole bien caliente, y salido como el pico de una mesa, y marchado justo en el mejor momento.

-Cuando sepas controlar a tu polla, me tendrás- le había dicho ella saliendo de la salita toda sonrisas la muy zorrita- Hasta entonces, apáñate con tu mano.

Y lo había intentado, que constase en acta, pero no era suficiente.

Había sido ver los ojos de aquella tímida jovencita, y ponerse duro como una roca.

-cielo...- susurró él meloso acercándose a ella para mirar a sus ojos marrones. Se excitaba con tal solo observarlos- confía en mí, no va a pasar nada que tú no desees.

-Yo.. no sé si...

-Ven- la alentó él acariciando su rostro- Si quieres sólo hablaremos... pero necesito estar a sola contigo... confía en mí, ¿qué puedes perder?

Sonrió al ver cómo ella asentía, y sin perdida de tiempo, la llevó al ascensor, y juntos subieron hasta el piso tercero, donde estaba su piso.

-¿te sirvo algo?- le preguntó minutos después una vez estuvieron dentro de la casa.

-Agua... si no es molestia... por favor...

-No es molestia cielo pero...- susurró acercándose a ella hasta ponerse a su lado- Antes de traértela... hay algo que me moría por hacer desde que salimos del metro.

La acercó a su lado, y sin esperar respuesta de ella, comenzó a besarla apasionadamente. Pensó que se resistiría, y al principio lo hizo, pero se notaba que a ella los besos le gustaban tanto como a él.

Quizá si tenga algo de experiencia, pensó él soltando su pelo para poder acariciarlo como así lo quería.

Caliente como estaba, Javi la llevó hasta apoyarla junto a la puerta de la salida sin dejar de besarla ni un instante, mientras comenzaba a acariciar sus pechos. "Esto sí que son tetas", pensó contento al descubrir la redondez en ellas, y lo grandes que eran. "una 105... mmm... me encantará comérmelas en este preciso instante".

Dispuesto a ello, apartó sus boca de los labios de ella y comenzó a lamerle y a chuparle el cuello, haciéndola estremecer.

-Eres preciosa cielo... - susurró con voz ronca mientras se frotaba con ella insistentemente- Antes tu culito me volvió loco, pero ahora... toda tú...

Metió las manos por debajo de la camiseta de ella, deseo de palpar sus tetas y chuparlas instantes después.

-Yo.. no...- musitó ella intentando quitarle las manos de ahí- no creo que...

-Nena...- susurró él de nuevo tomando una de sus manos, mientras seguía lamiendo su dulce cuello- ¿No te gusta esto?

-Sí...- susurró estremeciéndose- sí... pero... yo...

-Disfrútalo...

Volvió a la carga, alzándole la camiseta por los hombros para quitársela mientras hacia lo propio con la suya. Vio cómo a ella se le abrían los ojos al verle sin camiseta, pero se contuvo de decir algo. Se inclinó ante ella y desabrochándole el sujetador, comenzó a hacer lo que tanto deseaba: comerse aquellas fantásticas tetas, como si de un manjar se tratase.

-Son divinas... como tu...

La deseaba, y ella lo estaba disfrutando, si no fuera así le hubiera detenido... o al menos intentado. Lástima no haberle preguntado su nombre...

-Me encantas, nena- susurró volviéndola a besar en la boca, deseoso de liberar su polla y unirla a ella.

Tomó sus manos, y sin dejar de besarla, comenzó a desabrocharse los pantalones, y a bajárselos, dispuesto a follarla en ese momento, así contra la puerta.

Aquello sería algo para recordar, estaba seguro.

Pero antes quería que ella le tocase un poquito... quería sentir sus manos en su polla, masajeándola, dándole placer... quería sentirla.

-Nena... necesito...- se quedó en mitad de la frase al mirar su rostro y ver sus ojos.

Sus ojos marrones que tanto le habían excitado, ahora tenían un toque inequívoco de pasión y de ardor... sus besos lo demostraban, pero aún así había algo… algo que no estaba bien. No parecía feliz... ella no parecía tranquila...

Fue a abrir la boca para preguntarle extrañamente qué le sucedía ( lo que era muy extraño ya que tenía la polla dura a reventar, y lo único que quería en realidad era follar y no hablar), pero no le dejó. Cogió su mano derecha, y sin pedírselo si quiera, comenzó a acariciarle

tímidamente su polla tras quitarle el calzoncillo de en medio.

-Nena...- susurró dando un respingo de placer.- yo...

-Querías esto, supongo- susurró ella comenzando a besarle ella por primera vez apasionadamente mientras comenzaba a masturbarle suavemente, subiendo y bajando su mano por su polla cuan larga era.

-sigue... - consiguió decir entre beso y beso lleno de placer- me gusta como lo haces...

-¿Lo hago bien?- le preguntó ella con su forma tímida de hablar que le hizo reír.

-Lo haces genial... pero sería mejor si... lo hicieras con tu boca.

Se llamó tonto al verla estremecerse ante su comentario, aunque no de placer, y se quiso apresurar para decirle que no era necesario, cuando ella se le adelanto por segunda vez en la noche, y arrodillándose a su lado, sin mirarle ni un momento a la cara, tomó entre sus manos su polla y le paso lengua de arriba a abajo, dándole un primer lametón.

-Ahh... cariño...- susurró él tomando sus cabellos

"Mírame", deseó decirle, deseoso de ver sus ojos otra vez. "Por favor, mírame" Pero ella no lo hizo, abrió su boca, y siguiend lamiendole la base con energía.

-Chúpame... la puntita... más... más arriba cariño... ohh sí...- suspiró acariciándole la cabeza mientras cerraba los ojos- métela en la boca... con fuerza. Es tuya... chúpala.... síii...síii... así me gusta... ahhhhh siii... así... fóllame así la polla, nena.

-mmm mmm -susurraba ella

-Eres genial, lo haces.. ah... genial cariño... hazlo más rápido...

Los minutos pasaron, y Javi estaba que no podía más. Su boca era tan cálida, tan acogedora, y tan malditamente caliente, que sentía ganas de correrse en ella.

Quería hacerlo, y que ella se lo tragase todo, solo por el mero hecho de complacerle, como estaba haciendo hasta ahora... no quería pensar... solo

dejarse llevar... pero sobre todo, lo que quería era lograr que le mirarse a los ojos.

Queria correrse mientras ella le observase.

-Nena... para... ohh... para..- susurró queriendo detenerla. Necesitaba mirarla antes de terminar... no sabía por qué, nunca antes le había importado, pero ahora lo necesitaba tanto como respirar... tenía que ver sus ojos.- Mírame, nena- la apremió agarrando con energía su cabello- Voy a correrme, cariño, mm.. y quiero verte... mírame...

Y ella le obedecíó. Elevó su mirada hacia él, y nada más lo hizo, Javi no lo soportó más.

Tomó con más fuerza que antes el cabello de ella, y se corrió abundantemente sin darla tiempo a ella a reaccionar, ni a apartarse.

-Ohhh cariño...- suspiró él mientras instantes después la ayudaba a levantarse del suelo.

La notaba más retraída que antes si eso pudiera ser, pero se dijo que era porque ella aún no había logrado correrse.

-Voy al baño un momento, y enseguida vuelvo cariño- susurró acariciando su rostro con ternura, por primera vez en la noche.

Ella le sonrió levemente, y a Javi le pareció una sonrisa más bien triste. Se dijo que cuando regresase, la besaría hasta hacerla perder el aliento para que asi ella estuviese feliz. Había notado lo apasionada que era con los besos y lo quería aprovechar al máximo esa noche.

Silbando alegre entró en su baño, y tras coger un par de toallitas y arreglarse un poco, regresó al salón, y se quedó sorprendido al descubrir que estaba vacío.

Ella se había marchado sin decir nada.