Y Fernando en Babia...

Brit quiere que todos sepan lo que no le ha querido contar ni le contará nunca a su marido aunque a él le excite imaginarlo.

Aunque me llamo Berta todos me llaman Brit. Ya desde muy pequeña y quizá sea por mi aspecto sonrosado y rubicundo de corte británico. Siempre he sido pecosilla pero creo que con buen tipillo y bastante atractiva. Puede ser que, como a muchos otros, fuera así como me llamaba mi hermana pequeña cuando su lengua era muy cortita.

Ahora estoy bastante molesta. Enfadada más bien. Mi marido es médico y se ha ido a un Congreso.

¡Vaya con los Congresos Médicos! ¡Y cada vez parecía que le gustaban más hasta que he sabido el motivo! Se llama Alicia.

Lo que estoy haciendo es lo que me pide el cuerpo. Voy colgar en Internet lo que no le he querido contar ni le contaré nunca a él aunque le excite imaginarlo.

Cuando follamos a él le excita muchísimo preguntarme por mis relaciones anteriores o por mis amistades y sonsacarme hasta dónde he llegado con otros, qué les he hecho o qué he dejado de hacer. Nunca digo nada.

Ese es mi espacio y jamás le he contado ni lo más mínimo. Ahora lo sabréis todos y ¡que se folle a Alicia!.

Me casé joven y con seis años menos que él que ya tenía veintisiete y venía corrido de otras novias pero tampoco me ha contado nunca nada. Ni me importa. Dicen que los hombres quieren ser el primero en la vida de una mujer y las mujeres queremos ser la última en la vida de un hombre.

Siempre le hecho creer que yo era virgen (je, je. je…..) y que jamás había pasado de algunos morreos con algún noviete quinceañero o de algún sobeteo por encima de la ropa.

La primera vez que lo hicimos él y yo no sangré nada, claro, y le comenté, sin darle más importancia, que era por mis clases de baile o de equitación (efectivamente había "cabalgado" y "bailado" bien aunque tampoco demasiadas veces).

A los dos años de casados mis tíos nos ofrecieron pasar unos días con ellos en su apartamento de la playa tal como yo ya había venido haciendo de soltera con ellos y mis primas. Como Fernando (¡Ah sí! el muy cabrón se llama Fernando y todavía no os lo había dicho) no podía ir hasta unos días después y yo me adelanté con mis tíos.

La playa muy bien pero con veintitrés años me venía muy bien soltarme un poquito y salía con mis primas por las noches a las discotecas de la zona.

Una de esas noches encontré allí a un antiguo novio, Fredy, y estuvimos bailando bastante. Bueno… ya sabéis, el calor, el verano, las copas, la noche, la juventud….. bailé echándole los brazo al cuello y buscamos nuestras bocas. Nos dimos un morreo colosal y salimos a dar un paseo por la playa diciéndole a mis primas que volvería por mi cuenta. Ellas lo entendieron todo y se portaron maravillosamente.

Fredy me sugirió, al ver el horno tan calentito, ir al apartamento de sus padres que esos día no estaban allí y no pude negarme viendo las ganas que tenía de meterse en mi bragas.

Esa fue la primera vez que le puse los cuernos a Fernando. Acaricié la polla a Fredy por el camino llevándole a puntito. Ya en la cama, deslizó su mano bajo mis braguitas y me acarició con dulzura. Casi no hablábamos porque nos comíamos la boca a tope. Se desnudó con torpeza y recorrió con su lengua los lóbulos de mis orejas, mi cuello, mi hombro.

Yo estaba en una nube y sólo quería que me comiera las tetas… que me acariciara….. que me besara ….. y aunque todavía no tenía claro lo de follar lo uno fue llevando a lo otro

La verdad es que con Fredy fue un polvo espectacular, muy diferente y deseado después de llevarlo haciendo dos años solamente con Fernando.

Me volqué con Fredy, le comí la polla con ansia y me la metío con energía. Yo estaba en el cielo pero, en cierta manera, se rompió la magia cuando se corrió en mis tetas.

Fue como si despertara con cierta angustia pero la follada ya nos la habíamos pegado. Es más, Fredy estuvo el resto del verano –incluso cuando ya Fernando estaba conmigo- detrás de mí como un perro salido. No interpretó bien la excepción y tuve que dejarle claro, dos semanas después, que solo había sido un desfogue porque, al fin y al cabo, yo quería a Fernando.

Y Fernando en Babia.

Años después y por motivos de trabajo conocí a un solterón atractivo, Miguel, que se encaprichó de mí y estaba siempre descaradamente requiriéndome. Coincidió con Fernando pero no dejó de cortejarme de una u otra forma aún sabiendo de nuestra bastante buena relación como pareja. Hasta tal punto que Fernando se dio cuenta pero no reaccionó muy mal. Incluso me hablaba de Miguel cuando follábamos y fantaseaba con lo que sabía que yo le gustaba. Eso a mi me fastidiaba e incluso me cortaba el rollo porque realmente a mí Miguel no me gustaba.

Yo siempre me he jactado de liberal y progresista, sobre todo de igualdad entre hombre y mujer. Por eso cuando Miguel me invitó una tarde, al salir de mi trabajo, a un café y despúes a subir a su casa para darme unos discos en que yo estaba interesada, no puse ninguna objección. Es más… recogí los discos… le dí un pequeño corte a sus aspiraciones e incluso se lo conté a Fernando.

Este no se lo creyó. Fernando estaba convencido de que había follado con Miguel en su casa y siempre estaba sonsacándome de cómo lo habíamos hecho. Le aseguré –y no mentía- que me había limitado a recoger los discos pero tanto me hartó…… que fui a devolverle los discos a Miguel.

Repito que no he contado nunca nada a Fernando… ni a nadie… hasta ahora que lo hago a vosotros.

Miguel se llevó el premio. Estuvimos en su casa a media tarde y yo no regresé a la mía demasiado tarde aunque tenía además una pequeña coartada y Fernando ni se lo olió, pero…… ¡vaya como me folló Miguel!. Me volvió loca y me mantuvo encendida durante horas. Abrazándome primero como un novio romántico, besándome como un torpe principiante, desnudándome como un experto y metiendómela como un héroe.

Desnuda… estirada en su cama, al principio estaba un poco avergonzada pero cuando me rozaba con sus manos me ardían las ingles y todo mi cuerpo pedía sexo y más sexo. Ruborizada y con los ojos cerrados, toda yo estaba en mis pezones, en mi clítoris, en la curva de mi cadera o en mi ano. Miguel era feliz haciéndome feliz y eso multiplicaba nuestras sensaciones.

Resbalando su glande sobre los labios de mi vagina me hacía sentir como una doncella y metiéndome la polla en el coño con sus huevos golpeando mi culo me convertía en una ninfómana. Comía mi sexo con glotonería y sensibilidad de gourmet mientras metía dos dedos en mi culo con la energía de un hambriento…. eso sí, con vaselina.

Y Fernando en Babia… o no tan en Babia; de vez en cuando me preguntaba por Miguel e incluso llegaba a fantasear con un trío para acabar corriéndose como un caballo. Eso le pone.

Cómo son los hombre. En el fondo creo que los entiendo. Una vez leí algo del imperativo genético y de que los hombres, aún más o menos domeñados por la cultura vigente y por las leyes de la exigente monogamia, necesitan imperiosamente -y aunque ni ellos mismos sepan explicarlo- fecundar, o intentarlo, a todas la hembras que puedan durante todos los días de su vida sexual activa.

Creo que es verdad, siempre están deseando follar… al acostarse, al levantarse, al ducharse, al irse o al volver.

Nosotras, sin embargo, somos bastante más esporádicas… más ciclícas. Alguien dirá que yo soy machista pero es que a mi no me apetece follar a todas horas ni todos los días y a Miguel, a Fernando, a Fredy y a todos los tíos que he conocido se les levanta la polla por nada…. los pobres.

A mi me gusta que me cortejen, que me cuiden, que me exciten y excitar despacito. Jugar con los volantes de mi falda, con el encaje de mis braguitas, con los botones desabrochados de mi blusa. Me gusta notar como se encampanan y se engallan por un perfume o por un pecho desafiante. Me gusta ver como se levanta su polla y cómo me hago la dueña de su mundo y de sus ansias.

Bueno, que me pierdo; estaba follando con Miguel y con Fernando fantaseando con que otro me la meta y si él está delante mejor.

Pues vale……….. seguiré contando cosas, lo del trío con Miguel y Pablo, pero…. no le digáis nada a Fernando…. Al menos por el momento.

Joder… he releído todo para corregirlo y me he excitado un huevo. Estoy mojadita y me apetece hacerme un dedito y contaróslo…….. Bueno… h a s t a…… l u e g o…….. MMMMM