¿Y a tí no te dan ganas?

Ella y yo nos conocimos por una red social y comenzamos a hablar de la vida. Entre diferentes cosas, conversamos de cómo aparecen las fantasías sexuales. Hablando del tema, ella se calienta y terminamos masturbándonos por celular.

Soy Rafael. No soy de los que maneja redes sociales, no me gusta hacer amistades de forma impersonal. Las relaciones son más divertidas cuando conoces a las personas en vivo y en directo, cuando ves sus ojos y en su mirada conoces si hay o no buenas intenciones. Esta vez, nos conocimos por una invitación virtual. Esa foto de su perfil me decía que era sincera, pero que ocultaba algo. Ella, con su mirada fuerte, profunda y misteriosa hablaba por sus ojos pidiendo algo que no entendí hasta que hablamos.

Cuando recuerdo lo que pensé de ella, me doy cuenta que en el fondo admiraba muchas cosas que estaban ocultas. Si la describo, no exagero al decir que sus fotos reflejan sus formas muy atractivas: tiene unos senos enormes y bien formados, con sus escotes se ven unas tetas muy deseables e inspiran malos pensamientos (sinceramente no sentía deseo por ella, aún). En otras fotos, tenía unas piernas largas y torneadas, con esos tacos altos que levantaban su culo y lo ponía redondo y provocador (insisto, hasta ese día, no sabía que la iba a desear tanto). Y sobretodo, tenía una cara de ternura pero con una mirada matadora, esa mirada que después entendí, que pedía alguien libere su deseo sexual y que lo explote, la desate y lo vuelva desenfrenado.

Todo empieza, cuando estoy en un hotel, sólo y aburrido. Me pongo a escribir con ella y conversamos. Desde un inicio, hablamos de todo, de gustos y disgustos, de sabores y sinsabores, de lo bueno, lo malo y lo feo. Así pasamos conversando por una media hora, hasta que hablamos de cosas personales, de nuestros ex y de lo que nos pasaba con ellos. Pero todo lo dicho, se detenía y cambiamos de tema conforme se hablaba. Todo fluyó perfectamente, hasta que hubo un punto en que de forma natural empecé a hablar de situaciones sexuales en las que estuve y otras fantasías que desearía hacer. Debo decir que tengo el poder de controlar mis impulsos sexuales. Puedo hablar de sexo y no sentir deseo, cosa que no todos pueden hacer. Mientras hablaba de cómo había cogido en una piscina con mi ex,. de coger al aire libre y una fantasía de coger en una cabina de teleférico, ella empezó a calentarse. No sabía que con eso iba a despertar al demonio más delicioso y exquisito que podía probar.

Mientras describía como quiero subir a una cabina de teleférico, hablaba de una "ella" que representaba a cualquier mujer con la que podría hacer esa fantasía. Vale (la chica del chat), me sorprende y me pregunta: ¿oye, y hablar de esto, no te da ganas?. Ante esa pregunta reaccioné y me di cuenta que ella se encendió con mis comentarios y le respondí que no. Vale se sorprendió y me volvió a preguntar si en verdad no me daban ganas. Después de eso, sentí que en mi pantalón se ponía dura mi verga. Con el tiempo de lo que hablábamos, sentía como mi leche estaba queriendo salir.

Le pregunté si quería jugar por el chat, y ella tan caliente como la provoqué, dijo que sí. Fue la respuesta que deseaba para empezar a masturbarme. Empezamos a hablar de las fantasías de los dos y con ellas nos poníamos más y más excitados. Deseaba que estuviera en mi cama para poder cogerla en ese instante, pero con la dificultad de la distancia, empezamos a enviar fotos para encender más las locuras. Ella me enviaba fotos de sus senos deliciosos, esos pezones estaban parados los acariciaba conforme le decía que lo hiciera, son tan grandes que le pedía que pasara su lengua por ellos y en cada lamida, me excitaba más y más, la imaginaba conmigo y yo chupando esas tetas grandes.

Ella me pedía fotos de mi verga, se la mandaba para que supiera lo dura que me la ponía y cómo se iba humedeciendo. A ella le gustaba verla y decía cómo me la iba a chupar con su boca. Ahí recordaba esos labios grandes y jugosos de sus fotos y me los imaginaba con su lengua jugando en la cabeza de mi verga. Ella se excitaba mucho de pensar en eso y me decía como se estaba masturbando. Me mandaba fotos con sus dedos en la concha, ante eso veía que su vagina era deliciosa. Le pedía que me mande fotos de su concha y ella me complacía. Me gusta ver sus labios abiertos, esa cavidad donde puedo meter mi verga para darnos placer. Y ella como una buena puta me daba gusto en lo que quería. Deseaba tenerla y que me mirara con esos ojos negros y profundos como el caos. Ella tenía un caos en su cuerpo que después lo descubriría y sería domado por mí. La imaginaba montándola, y con ese cuerpo debajo de mí sometido. La imaginaba contra el auto y contra la pared. Y toda esa imaginación sacaba leche a borbotones de mi verga. En las fotos de Vale, podía ver que su concha estaba húmeda y sus dedos mojados. Le decía que con esa humedad le debería estar rompiendo el culo. A lo que me confesó que había tenido sexo anal pero que no lo había hecho hace mucho. Con eso me dieron más ganas porque quería romperle y ser yo quien le de placer suficiente para que aprenda a disfrutar de mi verga en su ano.

Pasamos horas masturbándonos, jugando a que ella era mi puta y yo su macho. Creo que terminé unas 5 veces en esa noche y después de cada una, Vale sabía llenar mis testículos de leche con la imaginación de las locuras que me proponía. Ella terminó un sin fin de veces también. Fue una experiencia deliciosa, a pesar de ser dos desconocidos que jugaban virtualmente a cogerse. Después de eso, ella se convertiría en mi puta personal, la mujer más deliciosa para coger. Y ella sería con la que podría hacer realidad mi fantasía de coger en la cabina de un teleférico, la que me dió el culo para romperlo y ahora disfruta de mi verga siempre que podemos. En otra ocasión ella, les contará sobre nuestras fantasías hechas realidad.