xxx010178

Tengo un amigo en el chat.

010178 dice: Chao, mi amor. Cuídate

190651 dice: Lo mismo te digo. Felices sueños.

010178 dice: Besos.

190651 dice: Un beso muy fuerte, cariño.

"Es posible que 010178 no responda, parece no tener conexión."

"un beso muy fuerte, cariño, no ha podido ser entregado"


Un sentimiento de frustración recorrió todo su ser. ¡Maldito sistema!. Pero la conexión era así de fría. El golpe dado sobre la tecla de fin de sesión era imparable.

¡Cuántas frases sin decir se habían quedado!. Frases de cariño, de amor, de pasión, de deseos desenfrenados.

Ya nada quedaba por hacer. ¿O sí?. Con el sabor amargo de la despedida en los labios, cerró su conexión on-line y se dispuso a escribir a su amado. Otro golpe de tecla y abrió su cuenta de correo electrónico.

El cursor parpadeaba en la casilla "para:.." Lo desplazó hasta la primera línea de texto. Allí lo dejó titilando mientras rebuscaba en su mente las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos.

Al cabo de unos segundos de incertidumbre, empezó a escribir. Lo hacía con rapidez, empleando todos los dedos de sus manos tal y como había aprendido hacía ya algunos años, equivocándose cuando quería escribir sin mirar al teclado y corrigiendo los errores que iban surgiendo y que eran mas numerosos de los que quisiera.

" Acabo de cerrar el chat y estoy deseando estar contigo de nuevo. Ya se que solo podemos estar juntos a través de la pantalla, pero me siento tan vacío si no te tengo a mi lado. Como siempre que abro el chat, abro también el archivo con tu fotografía. Adapto su tamaño hasta tenerla junto a la ventana del chat ocupando toda la pantalla. Así, mientras nos escribimos, te veo. Miro tus lindos ojos negros de azabache, tus rojos y carnosos labios. Inmóviles en la foto, parecen ser los que leen tus palabras escritas, susurrándome al oído tus palabras de amor y pasión.

" Has jugado con ventaja. Me has dicho que no tienes webcam y que yo no te podía ver en ese momento. Me has pedido que yo conectara la mía. Que querías verme y así lo he hecho. No puedo negarte nada de lo que me pidas, todo lo hago por amor a ti, para satisfacerte.

" He ido realizando todas las peticiones que escribías y que mirándote a los ojos cumplía como buen amante que quiere gozar y hacer que su amado disfrute. ¿Recuerdas?

¡Afuera la camisa! – leí en la pantalla a la par que mi imaginación hizo que lo oyera de tus labios mudos, de una manera tajante, como una orden dada por un superior a un soldadito. Así lo hice. Faltaba una música de fondo, una música del estilo de la que suena en los locales de strip-tease pues eso era lo que yo iba a hacer para ti.

Fui desabotonándola lentamente, imaginándome como uno de los boys de esos locales, bajo la luz potente de un foco y con tus ojos fijos en mi cuerpo. Me desembaracé de ella y dejé mi torso desnudo frente a la cámara.

"Me gusta tu pecho velludo" – escribiste-dijiste. Eso me gustaba, la cosa prometía y aumentó mi excitación. Mis tetillas se pusieron duras y las empecé a acariciar para ti, pasando mis pulgares sobre ellas, a la par que acercaba mi torso a la cámara para que pudieras comprobar lo turgentes que estaban los pezones.

"Mmm, pareces un profesional, - leí-escuché.

"No tanto,- escribí-dije a mi vez, usando solo una mano solo mientras la otra seguía acariciándome los pequeños pezones.- Sigue mirando, yo no podré escribir para no interrumpir con el trabajo que me has encomendado.

"Proseguí con mis autocaricias, seguro que estabas extasiado de mis evoluciones sobre mi cuerpo. Pasé las yemas de mis dedos por mi cuello, mientras cerraba los ojos, imaginando que eras tú el que me acariciabas. Llevé un dedo a mi boca y lo chupé. Ya no me pertenecía. Era tu dedo el que sentía dentro de mi boca, al que lamí con fruición. Mi excitación iba en aumento. Sentirme todo tuyo y sentirte todo mío. ¡Placeres que se sienten al estar dos cuerpos unidos muy pegados, uno junto al otro!.

Volví a abrir los ojos para ver si habías escrito algo, pero no. Tus líneas de texto estaban vacías. Te veía ensimismado viendo tu pantalla y a mí ocupándola toda entera. Retiré un poco la silla del escritorio para que la cámara ampliara el campo de visión. El pequeño rectángulo que me servía de guía para lo que estaba haciendo me mostró todo lo que yo quería enseñarte.

Sentado a la silla, continué acariciándome. Mi mano derecha se dirigió al pantalón y sobre la tela sobé el paquete mientras el dedo pulgar de mi mano izquierda era chupado con deleite por mis-tus labios.

¿Te gusta la cerveza?

La pregunta me sorprendió. –Sí,- respondí. Y caí inmediatamente en el porqué de esa pregunta. Uno no se da cuenta al mirarse en el espejo de hasta qué punto la ingesta de cerveza se nota en el cuerpo. Las cámaras son unas arpías en lo que se refiere a mostrar los cuerpos cómo son en realidad. Una barriguita algo prominente se asomaba a la pantalla. La cerveza y la falta de ejercicio son los causantes de que mi cuerpo no sea del tipo atlético que salen en los anuncios de los yogures.

-Lo siento, soy un verdadero dejado en lo que se refiere al mantenimiento del cuerpo – escribí.

-Jajajaja. Me gustas tal y como eres.

(¿Me mentiste, no querías herir mis sentimientos si hubieras dicho que preferirías que mi abdomen estuviera bien dibujado, con los músculos abdominales perfilados?. No lo se, ni me importa. Solo se que disfruto estando contigo y que quiero creer que tú también disfrutas con mi conversación.)

-Quiero que te quites el pantalón.- Volví a leer en tus líneas. Y eso hice. Me puse de pie y tuve que ajustar la cámara para que me pudieras ver perfectamente. Hice algo más. Encendí otra luz para que me vieras mejor.

-¡Fuera el calzoncillo! - escribiste, encerrando la frase entre signos de admiración para que yo pudiera comprender que era una exigencia que me imponías.

-Espera – te respondí – No seas impaciente. No corras tanto.

Mis manos recorrían por encima del slip mi ya abultado miembro. Pasé las manos junto a el y acaricié mis muslos. Me di la vuelta manteniendo la mirada en la pantalla para ver de no salirme del encuadre de la cámara y te mostré el culo. Introduje las manos por debajo del calzoncillo y me acaricié a la par de movía mis caderas. No era yo quien me acariciaba. Podía sentir tus manos tibias sobre mi trasero, bajando lentamente el calzoncillo hasta descubrir mis algo peludas nalgas.

Volví a voltearme para que me admiraras por delante. Metí ambas manos por el calzoncillo a ambos lados de mis caderas y lo fui bajando lentamente, moviéndome al compás de una música imaginaria. El slip tropezón con mi hinchada verga y cuando ésta quedó liberada de la traba, saltó hacia arriba como si estuviera dotada de un resorte. Tal era el grado de erección que poseía.

-Mmm, te la comería ahora mismo- releí

-Me gustaría que lo hicieras. Respondí. Con un dedo limpié una tenue gota que salía de la rajita del bálano y me lo llevé a mi boca. –Manjar de dioses – volvía a escribirte.

-Me pones a mil por hora

(¿Seguro, es verdad lo que me escribes?. Vuelvo a repetir que no me importa si es cierto o no lo que me escribes) solo es cierto que me siento muy a gusto haciendo lo que hago, pensando que ello te gusta.)

Sentado a la silla, retrepé mi cuerpo y acerqué la cámara enfocando directamente mis manos sobre mi sexo. Entonces, cuando mi polla ocupaba toda la pantalla, empecé a masajearla arriba y abajo, lenta, pausadamente, poniendo en cada movimiento todo el erotismo que era capaz de proyectar en esos momentos.

Te imaginaba sentado a tu mesa, recreándote en el ejercicio que te ofrecía, con tus manos a su vez metidas por debajo de tus calzoncillos acariciándote. Eso hacía que mi verga se agigantara entre mis manos. Yo seguía acariciando el glande, el cuerpo de mi pijo, desde la corona hasta la bolsa testicular. Apretaba su nacimiento y te lo mostraba duro, turgente.

Torpemente, empleando solamente la mano izquierda, escribí -¿Te gustaría que te la metiera por el culo?.

Tardaste un poco en contestar. Seguro que la pregunta te pilló en un instante de autosatisfacción, tus manos ocupadas bajo el pantalón.

-¡Ah, si estuvieras aquí conmigo!- respondió la pantalla en letras todo mayúsculas y de un rojo intenso – No se lo que haría contigo. Si, sí me gustaría sentirla toda dentro de mi. Me lo imagino y estoy a punto de venirme.

-Aguanta,- le escribí-. Espera que llegue el momento, te haré una seña cuando me vaya a correr.

Seguí meneando mi miembro. Con la palma de la mano masajeaba la cabeza del glande, que refulgía bajo la directa luz debido a las múltiples gotas de líquido seminal que escapaban de su orificio. Yo quería retrasar todo lo que pudiera mi orgasmo que era ya casi inminente.

-No aguanto mas- leí de pronto en la pantalla.- ¡Me corro, me estoy viniendooooo!

Estas palabras aceleraron mi orgasmo. No tuve tiempo de hacerte la señal prometida. Mi polla empezó a tener unos espasmos que concluyeron en la emisión de un potente chorro de semen al que siguieron otros ya mas pequeños. Hacía tiempo que no me corría de esa forma. El estímulo que sentía siendo observado por tus ojos tras la cámara fue el motivo de tan magna explosión de leche, estoy seguro de ello.

-Yujuu- escribiste – me ha gustado que nos hayamos corrido los dos casi al mismo tiempo.

Yo leía estas palabras mientras devoraba la leche que había derramado sobre la palma de mi mano. Acerqué la cámara hasta casi rozarla. Quería que sintieras el regusto con que yo estaba saboreando mi propia leche.

Cuando terminé de paladearla, te escribí. –Me imaginaba que era tu propia leche la que estaba dentro de mi boca.

-Eso me hace muy feliz- contestaste. También escribiste algo que no me gustó en absoluto.-Están llamando a la puerta, tengo que abrir el despacho.

Tardaste unos minutos en volver a llenar de letras tu pantalla.

Lo siento, he apagado la cámara. No estoy solo. Ya te llamaré....Chao, mi amor. Cuídate


Todo esto ha ocurrido hace unos momentos. Al rememorarlos he ido recreándolo todo y de nuevo he tenido la necesidad imperiosa de masturbarme. Lo he hecho para ti, ya sin cámara, sin luces extras, sin nada, solo el resplandor azulado de la pantalla. ¿Sabes?, esa luz le daba un toque mas sensual a mi paja. El próximo día, pondré una luz así para que tu me veas.

Ahora debo dejarte. Estoy algo cansado después de la noche que me has popinado. Te quiero, te deseo y anhelo que llegue pronto el momento de volver a estar contigo.

Te quiero


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