@}}---,--- (xvii)

Escuché que alguien llamó detrás de mí; me volví y encontré un chico corriendo hacia mí, al detenerse, sostuvimos la mirada por un rato, sonreía entre jadeos –hola- saludó enternecido; no sabía qué reacción tener, no lo recordaba de ninguna parte

Previamente en @}}---,---...

~ (...)¿Qué pasó con Harvey?(...) ~ (...)Hola, en el momento no puedo atenderte, pero déjame tu mensaje y regresaré la llamada tan pronto pueda hacerlo(...) ~ (...)Es que… luego de que te fuiste el sábado…(...) ~ (...)Dilan, ¿podrías por favor asegurarte que la beba toda?(...) ~ (...)…Eres el tercer hombre con quien tengo relaciones… y el quinto en total(...) ~ (...)¿Qué hay sobre… mí?(...) ~

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

XVII

Harvey

-¿No es algo… tarde para ir a clases, Henry?- preguntó la Sra. Elaine al verme entrar.

-Algo… sí, pero no voy a clases- dije -¿Ve?- pregunté girando sobre mi eje –sin uniforme.

-Ya recuperaste la voz- cambió el tema de conversación poniéndose de pie y caminando a la cocina, asumí que iría por mi plato.

-Un poco, aún tengo voz nasal, pero es mejor que ninguna, supongo- dije sentándome en la mesa del comedor.

-¿Caliento tu desayuno?- preguntó elevando el plato frente al horno microondas; “¡NO SE ATREVA!” exclamé en mi mente.

-No, no… no se preocupe Sra. Elaine, así está bien… me gusta el desayuno frío…

-¿Seguro?

-Sí, por supuesto, muy seguro- afirmé agitando mi mano como atrayéndola hacia mí, si lo calentaba en la estufa o en el horno estaba bien, pero no en el microondas, no en el suyo, para ser más exactos.

-Como quieras, Henry, eres tú el que lo comerá- comentó ella encogiéndose de hombros y girando para tomar un vaso de leche del refrigerador.

-Así es, Sra. Elaine… yo y nadie más- repliqué aliviado; se acercó y puso el desayuno frente a mí, charlamos por un largo rato, me puso al tanto de las desgracias más morbosas de nuestros vecinos, así como desgracias pasadas y escándalos de los que no fui testigo; una conversación en verdad enriquecedora.

-Debo irme, Sra. Elaine, necesito reclamar un certificado de estudiante, en vista de que soy mayor de edad ahora- expliqué poniéndome de pie.

-Que te vaya bien, hijo, ve con cuidado- respondió –cierras la puerta al salir- completó encaminándose a su habitación.

-Vale- finalicé; cerré la puerta al abandonar la sala, subí a la segunda planta, cepillé mis dientes, tomé mis cosas, abandoné la habitación y me dispuse a marcharme a La Regional.

El autobús tardó un poco más de lo usual, pero no tenía prisa de igual forma, ya que no iría a clases; ingresé al edificio de mi facultad y subí al tercer piso, que correspondía al departamento administrativo y académico.

-Hola, Xiomy- dije tiernamente mientras cerraba la puerta de la oficina, ella sólo desvió la mirada de la computadora y me miró por encima de sus lentes; le sonreí tanto como mi rostro me lo permitió pero ella no lo hizo de regreso; la cosa es… que yo siempre recurría a ella cuando necesitaba hojas en blanco para realizar trabajos o fólderes vacíos para guardar trabajos… o ambos.

-No tengo hojas, Harvey- lanzó muy seria volviendo la mirada a la pantalla.

-No vengo por hojas- comenté sonriente, intentando manipularla.

-…Ni fólderes.

-Me siento tremendamente ofendido- dijo poniéndome una mano en el corazón y frunciendo el ceño.

-…Ni esferos.

-Me rompes el corazón, Xiomara, ¿En qué clase de concepto me tienes?- ella volvió a girar hacia mí -¿Acaso no puedo… subir a preguntar cómo has estado?- ella levantó una ceja.

-Estoy bien- dijo girando nuevamente.

-Bien… eso era todo- dije fingiendo abrir la puerta –Ugh… ¿A quién quiero engañar?- dije rindiéndome y sentándome frente a su escritorio –necesito un certificado de estudiante, Xiomy.

-Los certificados de estudiante los entregan en la Literaria, Harvey- dijo mientras tecleaba sin despegar la mirada del ordenador.

-No lo dices en serio- lancé con una sonrisa.

-Estoy ocupada, Harvey, no te voy a rogar que me creas.

-¡No es justo Xiomara!, me niegas un certificado sólo porque no subo a saludarte, ¡es tu deber dármelo! Quiero mi certificado, me lo debes- espeté estirando mi mano hasta el otro lado del escritorio; ella giró nuevamente, esta vez con una sonrisa, a la que no respondí, me mantendría firme.

-Harvey, ya deja a Xiomy, no me la distraigas- escuché una voz detrás de mí.

-Moni, necesito un certificado de estudiante… y Xiomara no quiere entregármelo- dije poniéndome en pie y dándome la vuelta acusándola.

-Esos certificados se expiden en el centro de admisiones, o sea… en la Literaria… aquí no- dijo apoyando su hombro en el marco de la puerta que daba a su oficina.

-No puedo ir hasta la Literaria, Moni… ¡está demasiado lejos!

-Hagamos esto… hoy, tú irás a pagar y a dar tu información personal para su elaboración… y cuando esté listo yo iré a buscarlo- ofreció encogiéndose de hombros.

-Una buena tía, haría ambas cosas- comenté en voz baja, mientras me cruzaba de brazos y desviaba la mirada.

-Y un buen sobrino, rechazaría el ofrecimiento y lo haría todo él solo- contraatacó divertida –no puedo dejar la facultad sola, Harvey, además para la financiación hay que hacer fila, no puedo perder tiempo allá.

-Estoy seguro que a los decanos les evitan la fila.

-Te equivocas- dijo aproximándose al escritorio de Xiomara y sujetando un folder –a propósito ¿no deberías estar en histología ahora mismo?- preguntó mientras buscaba algo en él.

-Me encantaría quedarme a hablar más sobre eso, pero tengo que expedir el certificado o tu hermana me hará una escena por el teléfono, Moni, adiós- dije apresurándome a la salida- adiós, Xiomy- lancé mientras escapaba.

-¡Esa asignatura se reprueba con seis inasistencias, Harvey!- alcancé a escuchar en lo que la puerta se cerraba.

Ir a la Literaria eran demasiadas molestias por un papel que no necesitaría. Tomé un autobús que tardó alrededor de dos álbumes del reproductor en llegar; la sede literaria de La Regional, era la más antigua de las sedes, al contrario de la Médica que fue la última en instaurarse; era rectangular, con torres en sus vértices, en medio se encontraba un gran jardín, adornado con bustos de los fundadores de la misma y bancas para los estudiantes, las cuatro paredes de la sede poseían cuatro plantas, era la sede más alta de las tres; una de las torres poseía una campana, la torre que daba hacia el norte de la ciudad, pero esta nunca sonaba, desde hacía mucho, advirtieron que si esta campana siquiera se columpiaba, la torre se vendría abajo inevitablemente, muchos nos preguntábamos… “¿Por qué seguía ahí?” “¿Por qué no quitarla?”, y la razón era que las instalaciones de la Literaria habían recibido un título especial que no puedo recordar, que sostenía que no podía ser alterada bajo ninguna circunstancia, podían hacerse arreglos mínimos e inspecciones de mantenimiento de los edificios, pero eso era todo, incluso pintar su exterior requería la solicitud de una autorización… que fácilmente podía ser negada; a mi manera de ver las cosas, no era el mejor lugar para dictar clases a tantos estudiantes, la sede literalmente se caía a pedazos, en unas cuantas columnas podían apreciarse la falta de concreto en algunos lugares y la viga de metal atravesar el sitio que debería estar cubierto.

Esperé en la fila de la financiación del certificado alrededor de 30 minutos, y en la fila para el suministro de datos 20 minutos más, hasta que estuve frente al mostrador.

-Puede venir por su certificado luego de 72 horas hábiles- dijo un hombre guardando mis datos en un folder.

-Muy bien, muchas gracias- finalicé girando sobre mi eje, dispuesto a abandonar la sala; caminé unos metros lejos de la puerta de la oficina y marqué el número de Dil, empezaba a extrañarlo.

-Hola, Harvey- su voz me tranquilizaba y sentía la frustración menguar lentamente.

-Hola, Dil, ¿Cómo estás?

-Tan bien como se puede cuando no estás conmigo- contestó con un dejo de tristeza, Dilan hacía eso todo el tiempo, y mi reacción era siempre la misma, latidos acelerados y un escalofrío en la espina, después de casi una semana, no podía creer que estuviésemos juntos - ¿y tú?

- Algo agotado, ¿Sabías que los certificados se entregan en la Literaria?

-¿En serio? No tenía idea.

-¿Eso quiere decir que no tienes seguro?

-Sí, pero no fui yo quien fue por él; cumplí en navidad, Harvey, no iba a viajar en navidad por un papel; mi tía arregló todo por mí.

-Entiendo… Uhm… Oye Dil… Te llamaba para preguntarte si viajarás hoy.

-Sí, ¿Por qué? ¿Pasa algo? ¿Necesitas que me quede?- se apresuró.

-No, no es eso, te lo preguntaba porque… si quieres yo puedo ir a buscarte a la Numérica y de ahí podíamos ir por tu maleta y luego a la terminal, si tú quieres claro- completé tímido, realmente quería verlo.

-¿Venir hasta acá? No, Harvey, eso es demasiado, no puedo pedirte que vengas- me detuvo.

-Estoy más bien pidiéndote permiso, Dil.

-Descuida, Harvey, no hace falta- se apresuró –acabas de decirme que estabas agotado, ¿no es así?

- Sí, pero…

- ¿Qué tal si yo voy a buscarte a casa de la Sra. Elaine al salir?- se oía agitado, nervioso.

-¿Estás seguro?

-Sí, sí, no te preocupes- lanzó.

-Bien…- no quería hacerlo enfadar con mi insistencia, por lo que decidí dejar el tema de lado, tal vez estaba ocupado y yo lo estaba distrayendo -¿Estás en clases?

-No, estoy en el patio de la sede- replicó; por alguna razón, esa respuesta me hizo sentir mal, en vista de que anulaba la hipótesis que justificaba el por qué del afán por terminar la conversación.

-Bien… bueno, entonces… te veo luego- completé con dificultad –te quiero, Dil.

-Y yo a ti, Harvey- respondió más pausadamente y con un tono más suave, aunque eso no me hizo sentir mejor – espera mi llamada.

-Claro… adiós- dije colgando; realmente me había desanimado en gran manera la rapidez con la que Dil quería cerrar el teléfono del otro lado, me sentía afligido al tiempo que me sentía frustrado conmigo mismo, nos veríamos de cualquier forma, estar así por algo tan insignificante como eso era estúpido, sin embargo no podía controlarlo o evitarlo. Guardé el teléfono en la mochila y emprendí la marcha a la salida; caminaba despacio, rogando que mi teléfono sonara y que Dil me dijese del otro lado que fuese a buscarlo, pero, sabía que no sería así.

-¡HARVEY!- escuché que alguien llamó detrás de mí; me volví y encontré un chico corriendo hacia mí, al detenerse, sostuvimos la mirada por un rato, sonreía entre jadeos –hola- saludó enternecido; no sabía qué reacción tener, no lo recordaba de ninguna parte; era castaño, de cabello algo largo, alcanzaba la mitad de su cuello y cubría la mitad de su rostro, liso, piel bronceada, ojos rasgados y de un azul marino, cejas rectas, nariz recta, con labios rojos y de tamaño regular y barba de unas semanas, era un poco más alto que yo y se veía ejercitado, pero esa clase físico que da el deporte, no el gimnasio.

-Hola- correspondí.

-¿No… me recuerdas?- preguntó; lo que me temía, el chico con seguridad tenía una buena imagen mía y yo por el contrario había olvidado por completo su rostro, lo más probable era que nos hubiésemos conocido en la fiesta, de la que no recuerdo dos tercios de los rostros o nombres de los individuos que asistieron a ella; me di un último intento y bajé la mirada inspeccionándolo, tratando de encontrar algo que me permitiese reconocerlo, y encontré en el dorso de la base de su pulgar derecho un tatuaje, una “H” mayúscula, de un tamaño considerable, color negro, adornada con bucles, como la letra inicial de un pergamino; podía escuchar mis latidos en mi oído, mi salivación se detuvo de golpe, mi respiración se volvió voluntaria, mi sangre empezaba a calentarse, “esto no está pasando”.

-Tengo que irme- lancé girando sobre mi eje.

-¡Hey!...- se apresuró sujetando mi hombro, a lo que respondí sacudiéndolo con violencia hacia adelante para que me soltara –Harvey, espera- exclamó tomando mi muñeca.

-¡Suéltame!- espeté dándome la vuelta y sacudiendo mi brazo con furia, a lo que él no dijo nada –no tengo tiempo para esto.

-Entonces… ya me recordaste- inquirió con sumisión.

-No tienes NI IDEA… de la facilidad con la que las palabras crean complejos en un adolescente… sobre todo si vienen de la persona de la que menos lo esperabas- no podía dejar de apretar los puños y los dientes, sentía la necesidad de romper o de golpear algo.

-Harvey… tenemos que hablar- dijo en tono apaciguador y acercándose.

-Si te acercas te golpearé- dije dando los mismos pasos que él dio hacia mí hacia atrás.

-No te dejaré ir sin que hablemos, Harvey, no después de haberte buscado como lo hice- sostuvimos miradas por un momento -…por favor.

-Aléjate de mí, Ian… déjame en paz- dije dándole la espalda.

-…Por favor, Harvey- dijo detrás de mí sujetándome de los brazos –…es importante- suspiré tratando de calmarme, para ese punto sentía unas cuantas miradas sobre nosotros.

-Si te escucho… ¿me dejarás ir?- pregunté dándome la vuelta, él asintió con energía –bien… cinco minutos- él dejó caer sus hombros y sus cejas con inconformidad -¿Quieres que sean tres?- pregunté desafiante y levantando una ceja; él exhaló rindiéndose y latigando con su cabeza indicándome que lo siguiera, bordeamos el jardín central hasta llegar a la cafetería de la sede, nos sentamos uno frente al otro en la mesa más próxima a la salida.

-Te he estado buscando desde la última vez que hablamos- dijo con cara de arrepentimiento.

-Eres un terrible investigador en ese caso… cosa que agradezco- lancé desviando la mirada, él sonrió y bajó la cabeza, esa era la última reacción que esperaba de él -¿Y? ¿Qué era eso TAN importante?

-Quería, hablar sobre la última conversación que tuvimos… quería disculparme, Harvey… lo siento… siento haberte dicho lo que te dije y haberte tratado como te traté… fui un imbécil.

-¿Disculparte? ¿Después de tres años?- pregunté divertido, tratando de confirmar lo que había oído apoyando mi cabeza en mi palma abierta que descansaba sobre la mesa.

-Es estúpido, sí, pero… no es tarde aún- dijo fijando su mirada en la mía.

-¿Ah, no?- pregunté sarcástico.

-Sigues molesto, Harvey, eso quiere decir que aún tiene significado para ti, de otra forma no le darías importancia.

-Siéndote franco, Ian… lo había olvidado… hasta que vi eso- dije apuntando a su tatuaje –como pudiste darte cuenta, me olvidé incluso de tu rostro- esa última parte no era cierta, su cabello y su barba me impidieron reconocerlo, pero eso era todo y es que hacía tres años, Ian no tenía vello facial y manejaba un corte de cabello corto, relativamente rapado.

-Sí… eso lo noté- parafraseó entre dientes con desgano, como rehusándose a aceptarlo -Y… ¿Cómo has estado?

-Muy bien- espeté casi automáticamente a lo que él asintió.

-Harvey…

-¿Mmm?

-Hay algo más…- parafraseó, saltando directamente al punto, en vista de que una conversación amistosa entre nosotros estaba fuera de lugar.

-Bueno… si me dices todo lo que tengas que decirme ahora… eso quiere decir que no tendremos la necesidad de volvernos a ver o hablar… jamás- completé con una sonrisa.

-Harvey, estás siendo infantil.

-Si me dices lo que tengas que decirme ya… no tendrás que soportar esto de nuevo, ¿Vale?, ahora habla.

-Ya para, Harvey, te dije que lo sentía.

-¡Eso no es suficiente, Ian! ¡Un “lo siento” no va a reparar todo el daño que me causaste! ¡Un “lo siento” no hará que las cosas sean como antes! ¡ES…MUY… TARDE… para un “lo siento”!- no pude evitar salirme de mis casillas, a pesar del hecho de que Ian no hacía nada para provocarme, solo tenerlo sentado frente a mí me ponía de mal humor -Y de cualquier forma… una disculpa es absolutamente innecesaria e irrelevante para este punto, ¿no podías… no sé… pretender no haberme visto? Eso hubiera hecho yo de cualquier forma- dije encogiéndome de hombros y dejándome caer sobre el espaldar de la silla; irónicamente, los contraargumentos agresivos y cortantes brotaban espontáneamente de mis labios, sólo… salían sin que yo siquiera los elaborara en mi cabeza; nos suspendimos en silencio por un momento hasta decidí que ya había sido suficiente.

-Debo irme- dije poniéndome en pie.

-¡Quiero otra oportunidad, Harvey!- lanzó de la nada; solicitud que me tomó por sorpresa, aunque no lo evidencié.

-¿”Otra oportunidad”? ¿Por qué? Quiero decir… sigo siendo el mismo hijo de puta de hace tres años…

-Harvey…

-…El mismo malnacido, desconsiderado, inmaduro, egoísta…

-Para…

-…Incapaz de pensar en alguien diferente a sí…

-Oye…

-…la misma perra que sólo buscaba acostarse contigo…

-Harvey…

-…y que cuando lo logró te abandonó como un perfecto cobarde, sin siquiera tener en cuenta lo que tú pudieses sentir por mí…

-Ya…

-…muy típico de los niños ricos como yo, que siempre…

-¡BASTA, HARVEY!- gritó azotando los puños contra la mesa, su reacción provocó que diera un pequeño salto hacia atrás y que volviera la mirada hacia el resto del lugar, todas las mesas, sin excepción voltearon a ver qué sucedía –sé bien qué fue lo que dije, no tienes por qué repetírmelo- dijo con la cabeza gacha –pienso en eso todo el tiempo.

-Escúchame, Ian…- dije apoyando las manos sobre la mesa e inclinándome sobre él -…no sé qué intentas ni tu propósito… pero no va a funcionar, si es alguna clase de venganza patética tuya o lo que sea, no caeré en tu jueguito, estoy con alguien más ahora y soy feliz- él levantó la mirada sin disimular su descontento, se veía sorprendido.

-No lo dices en serio…- dijo en voz baja.

-No te voy a rogar que me creas, Ian… y aunque no fuese así, de cualquier modo no iba a volver contigo, no voy a caer… ya te lo dije... tengo que irme- dije incorporándome y alejándome de la mesa, cuando sentí que una silla se movía y alguien me sostenía de la muñeca.

-Harvey…- permanecimos inmóviles por unos segundos -…si me creíste todo lo que dije hace tres años, cuando aún era un niño, ¿Por qué no ahora que veo las cosas con más claridad?- preguntó con la voz quebrada detrás de mí.

-Teníamos un acuerdo, Ian- dije ignorando su pregunta; lentamente sentí cómo aflojaba mi muñeca, lo que me dio oportunidad de zafar mi brazo, pero en el momento en el que nuestras palmas se encontraron, volvió apretarme.

-Harvey…- llamó, a lo que yo sólo giré un poco mi cabeza sobre mi hombro para hacerle saber que le ponía atención –lo siento mucho…

-Yo también, Ian…- finalicé volviendo la mirada al frente y tirando con firmeza para liberar mi mano de la suya; abrí la puerta de la cafetería y me dispuse a marcharme, no faltaba mucho para que las clases de Dilan acabaran y yo debía esperar por él en casa de la Sra. Elaine, como lo habíamos acordado.

Dilan

No podía dejar de pensar en Harvey y en la conversación que habíamos tenido, había cerrado el teléfono sin darme tiempo de despedirme de él, sin mencionar el tono en su voz; me había comportado como un torpe, me asustaba tanto el hecho de que él se encontrase con Simón o con Edward que preferí rechazar su ofrecimiento de venir por mí, aún siendo consciente de lo mucho que quería verlo, tocarlo, besarlo… sentirlo; miraba mi teléfono sin saber qué hacer, si hubiese llamado y dicho que había cambiado de parecer, lo más seguro era la exigencia de un “¿por qué?” de su parte, y aunque ya le había hablado indirectamente de Edward, el tema de Simón aún seguía inexplorado.

Abandoné la sede hasta la parada, el viento era fuerte, el cielo estaba cubierto de nubes, como siempre; la ciudad siempre mantenía ese ambiente sombrío y marchito, pero al menos siempre estaba fresco, aunque las noches eran algo frías, no lo suficiente para crear vaho, ni para usar abrigos, pero el cambio del día a la noche sí era algo brusco; tomé el autobús un tanto agitado, jugaba con mis dedos y juntaba y separaba mis rodillas en el asiento mientras miraba por la ventana; quería verlo y arreglar las cosas si no estábamos bien.

Al llegar a la parada, caminé a paso rápido hasta la casa de la Sra. Elaine, abrí las rejas de la terraza y soné el candado de las rejas de las escaleras esperando respuesta.

-¿Diga?

-Hola- saludé tímido.

-Está abierto, Dil, pasa- lanzó Harvey desde la cima de las escaleras; abrí la reja y la cerré tras entrar, subí las escaleras hasta que estuve frente a él, sujeté su mejilla y lo besé, fue un beso lento y extenso; él respondió sujetando mi cintura; nos separamos por un momento y busqué su mirada, pero él desvió la suya al pasillo, oficialmente algo no iba bien –voy por mis cosas- parafraseó.

-Vale- respondí guardando las manos en mis bolsillos; él se adentró en el pasillo y lo escuché entrar en su habitación, caminé un poco detrás de él hasta llegar a la puerta.

-Regresas al tiro, ¿bueno?- escuché la voz de Camilo –nada de quedarse en la terminal o ir a otro lado.

-No prometo nada- dijo Harvey entre risas al tiempo que aparecieron en mi campo visual; Camilo y yo nos hicimos un gesto con la mano y Harvey cerró la puerta tras su salida –vámonos- lanzó; lo seguí a través del pasillo y nos dispusimos a marcharnos a casa de mi tía; en el trayecto hablamos del certificado que debió tramitar en la Literaria, aunque él se mostró algo esquivo en algunos puntos de la conversación y nunca levantó la mirada del suelo, situación que sólo aumentó mi nerviosismo. Al llegar a casa de Sandra, decidí hacerle frente a la situación.

-¿Harvey?

-¿Sí?- respondió sin voltear tomando mi maleta.

-Sobre la conversación de hace rato…

-No te preocupes por eso, Dilan, necesitas espacio, lo entiendo, no pasa nada- interrumpió restándole importancia al asunto, habiéndolo interpretado de la peor forma.

-No, Harvey…- dije sujetando la maleta y arrancándola de sus manos –no quiero espacio- completé dejándola caer –eso es lo último que quiero entre nosotros- me acerqué a él y lo besé sujetando sus muñecas; deslicé mis manos hacia abajo hasta encontrar las suyas, sentí cómo Harvey entrelazaba sus dedos con los míos con una de las manos mientras envolvía mi cintura con la otra, yo posé la mano que tenía libre sobre su hombro, respondiendo con el mismo deseo y el mismo entusiasmo con el que él me besaba, de un momento a otro llevó su mano de mi cintura hasta mi entrepierna y empezó a apretarla, a lo que respondía con gemidos en su boca, entendí entonces dónde terminaría esto; empecé a dar pasos hacia atrás hasta que di contra una pared, Harvey pegó su cuerpo contra mío, y liberó mi mano para sujetar mi cintura nuevamente, su lengua se movía con avidez en mi boca y tenía la respiración agitada; con ambas manos sujeté sus hombros y empecé a empujarlo lentamente, mientras aún estimulaba mi miembro a través de mis pantalones, que entre otras cosas ya estaba a tope; nos giré y abrí los ojos, conduciéndolo de espalda hasta la habitación, en ella, sujeté su camiseta desde la base y la retiré, busqué la boca de Harvey sin demora; sentí cómo se agachaba por momentos mientras nos besábamos para terminar con un extraño movimiento de brazos seguido del sonido de sus zapatos impactándose contra el suelo de la  habitación.

Luego de eso, buscó con sus dedos la base de mi camiseta y la sacó sin dificultad, me dio un lento beso en la mejilla y empezó a descender hasta mi cuello y entonces fue cuando empecé a gemir desinhibídamente, la punta de la nariz de Harvey acariciando mi cuello, acompañada de la humedad, la suavidad y calidez de sus labios me hacían moverme inquieto en el mismo lugar, llenarme de deseo y ansiedad; apreté su bíceps en mi mano y lentamente subí por su hombro hasta llegar a su cuello, sentí cómo él me hizo más hacia él de un tirón mientras empezaba a mover su miembro restregándolo contra el mío a través de nuestros jeans, el calor que Harvey emanaba era envolvente; por un momento él volvió a mi boca y sentí cómo con sus labios y sus manos me empujaba haciéndome caer sobre la cama, me hice un poco hacia atrás para que mi cuerpo quedara completamente en esta, mientras Harvey se deshacía de sus jeans y gateaba sobre mi ubicando sus piernas entre las mías, al alcanzar mi altura en la cama, inclinó su cabeza y metió su lengua en mi oído acompañado de una tenue exhalación que me produjo un cosquilleo que me erizó la piel; antes de que Harvey se desplomara sobre mí, procedí a quitarme mis propios pantalones, pero sólo pude desabrocharlos, bajar mi zipper y dejarlos un poco más abajo de mi culo, antes de que él se dejara caer sobre mí completamente; con su boca descendió por mi pecho con rapidez, lamiendo mi pezón y mi abdomen, nos quedaba poco tiempo, se detuvo en mi ombligo y metió su lengua en él mientras flexionaba mis piernas para quitarme los zapatos; al hacerlo se irguió y tiró de mis jeans y seguidamente de mis bóxers; levantó mis piernas con ambas manos cuando lo vi bajar su cabeza hasta detrás de miembro, su lengua me tomó por sorpresa, el gemido siguiente al contacto fue completamente espontáneo, no lo esperaba, me sentía vulnerable, indefenso, apretaba las sabanas entre mis dedos, mi miembro latía y empezaba a doler, la lengua de Harvey lubricaba y anestesiaba mi esfínter, provocándome cosquillas, frotaba la cama con mis talones con violencia, giré al buró y estiré la mano, tratando de buscar un condón, basándome sólo en mi tacto, aunque lo hacía con torpeza; al encontrar uno, sentí que Harvey tiró de mí hacia abajo sujetándome de la base de mis muslos seguido de una fría corriente desde mi culo hasta me punta de mi mástil que inundó todo mi sistema nervioso, lancé un fuerte gemido y volví la mirada a Harvey, que me regresó una sonrisa nerviosa.

-Lo siento- dijo divertido –tendré más cuidado- completó mostrándome su blanca dentadura y despareciendo de nueva cuenta debajo de mí; me sentía agotado, respiraba con dificultad, y yo realmente no había hecho nada, Harvey estaba haciéndolo todo, entre tanto placer, llegué a sentir miedo, miedo a volverme dependiente de las sensaciones que Harvey despertaba en mí, la manera única en la que él sacudía mi universo, la forma en la que con tan poco esfuerzo él podía invadirme de pies a cabeza, ese placer tan exquisito e insuperable, esa satisfacción e imperturbabilidad que sentía sólo cuando estaba con él, una dicha que no imaginé podría llegar a experimentar jamás, algo con lo que nunca hubiese podido soñar, algo con lo que no puedes siquiera delirar, una experiencia que al vivirla, no queda registrada en la memoria, que se siente tan intensa como la primera vez cada vez que sucede.

Dejé caer mi cabeza hacia atrás nuevamente y mis brazos a lo largo de mi cuerpo, sentía que tendría un orgasmo sin siquiera tocarme; Harvey alcanzó mi mano con la suya y arrancó el condón de entre mis dedos, se incorporó y me di cuenta de que ya se había despojado de sus bóxers, con destreza, retiró la envoltura del condón y cubrió su herramienta con él, estiró su mano hacia mí y suspendiéndola en el aire, pidiéndome que le alcanzara una de las almohadas en la cabecera de la cama y así lo hice, él la tomó y la situó debajo de mí, dejando mi pelvis más alta que el resto de mi cuerpo, sujetó su miembro y lo presionó lentamente contra mi entrada, que gracias al trabajo previo no opuso resistencia, presionó lenta y firmemente, al sentir todo su miembro dentro de mí y su pelvis rozar mi culo, ambos dejamos escapar un gemido, él se inclinó lentamente sobre mí para encontrarse con mis labios, que lo recibieron ansioso, al igual que mis brazos, pero él tomó mis manos entre las suyas y las movió por encima de mi cabeza entrelazando nuestros dedos, me besaba lenta y apasionadamente, percibí un tierno sabor a dentífrico, además podía sentir sus latidos en mi pecho; sentir su peso sobre mi miembro y la fricción del roce de nuestros cuerpos me volvía loco, empezó a moverse lentamente sobre mí, sacándome tenues gemidos, su olor me envolvía; permanecimos de esa manera por un momento, cuando sentí que apretó mis manos y aceleró sus estocadas, yo respondí envolviéndolo entre mis piernas y mordiendo su labio, sacándole un fuerte gemido, empezó a besarme con más ansias y avidez, sentía que hundía mi cabeza en la almohada al tiempo que yo presionaba su cabeza con mis labios hacia arriba, abrí los ojos y encontré sus penetrantes ojos amarillos enfilados hacia los míos, permanecimos en la mirada del otro por largo rato, sin desviarla o parpadear, fue un momento intenso y sofocante, hasta que yo volví a cerrar los míos y empecé a dejarme llevar por sus labios, él dejó de apretar mi mano pero no la soltó, trasladó su cabeza a un lado de la mía y sus embestidas se convirtieron en golpes secos, que me hacían gemir su nombre con cada golpe, estaba a punto de correrme cuando liberé mis manos de las suyas y envolví su cuello, a lo que él respondió sosteniendo mis piernas, busqué refugio en sus labios y en ellos me quedé hasta que exploté entre nuestros cuerpos, con un gemido por espasmo; fue liberador, un placer completo e inconmensurable; puse mi frente en la suya y lo miré, tenía los ojos cerrados y jadeaba, cuando liberó un gemido y sentí que cayó completamente sobre mí, acarició mi nariz con la suya mientras sonreía complacido, abrió sus ojos medianamente y me dio un tierno y pequeño beso que indicaba que había terminado.

Se levantó de mí y se sentó en el borde de la cama para reponerse, acto que imité; me senté junto a él y sostuvo mi mano en silencio; por mínimo e insignificante que pudiese parecer, cada detalle, cada muestra de afecto, cada señal de Harvey para indicar que me quería y necesitaba hacían que mi corazón diera un vuelco.

-Tenemos que apresurarnos, llegarás muy tarde a la otra ciudad, Dil- dijo; a lo que yo sólo asentí con una sonrisa; él pasó el dedo de su otra mano por el rastro de semen que yo había dejado con mi orgasmo en su abdomen y al haberlo recogido todo, lo puso en su boca, de manera muy natural, cosa que me impresionó y me hizo sonrojar, además de excitarme sobremanera; él liberó mi mano, se quitó y anudó el condón y se incorporó para vestirse, yo por mi parte caminé hasta el sanitario, limpié los vestigios de lo ocurrido con papel de baño y luego regresé a vestirme para marcharnos.

Ya listos, tomamos mi maleta, abandonamos el lugar y abordamos un taxi camino a la terminal; no tuvimos una conversación en lo más mínimo, sólo hubo miradas y sonrisas, y no me incomodó, habíamos alcanzado ese punto en el que las miradas lo decían todo.

Al llegar a la terminal, me embargó la desolación, era nuestro primer fin de semana juntos y yo tenía que irme.

-Espérame en la plataforma, iré por el tiquete- le indiqué, él asintió y me quitó la maleta de las manos, no pude dejar de observarlo mientras se alejaba; había un par de personas delante de mí en la taquilla, por lo que tuve que esperar un rato hasta que me atendieran; ya con el tiquete en mi poder, me dirigí a encontrarme con Harvey a paso rápido, y lo encontré en la misma banca en la que nos sentamos la última vez, en la que me confesó todo lo que sentía por mí en ese momento y yo no fui capaz de interpretarlo o de atrapar la indirecta; me acerqué a él y me extendió una botella de agua que había comprado para mí en lo que hacía la fila en la taquilla.

-Gracias- dije sosteniendo la botella, a lo que él asintió.

-Salimos tan rápido de casa de tu tía, que no nos detuvimos ni a beber algo de agua- comentó desviando la mirada, había pasado un rato desde que había escuchado su voz.

-Sí- dije sentándome a su lado.

-¿A qué horas dice el tiquete que es tu hora de salida?

-17:30

-Llegarás demasiado tarde, Dil- dijo frunciendo el ceño mirando a la nada.

-Valió la pena- comenté divertido, a lo que él sonrió minúsculamente.

-No me gusta la idea de que sigas en carretera a las 23:00.

-No va  a pasarme nada, Harvey, voy a estar bien- dije dándole una palmada en la pierna tratando de animarlo y de animarme, a mí tampoco me agradaba la idea de viajar a esa hora, era por eso que siempre viajaba en las mañanas para llegar en las tardes, pero el horario del nuevo semestre había jodido las cosas –oye…- llamé para distraerlo del tema.

-¿Mmm…?- gimió dubitativo.

-¿Recuerdas la última conversación que tuvimos aquí?

-Sí…- sonrió –recuerdo que sentí como si me hubiese quitado un piano del hombro al haberte dicho lo que sentía, no recuerdo haber dormido tan bien como esa noche, después de conocerte- giró hacia mí enternecido -¿Por qué?

-Pues… cuando hablaste de “D”… pensé que te referías a Dakota- ella no era un tema de mi real interés, de hecho creo que me incomodaba traerla a colación, pero quería distraer a Harvey del hecho de mi llegada tan tarde a casa, y distraerme a mí de paso, además, así resolvería viejas dudas e investigaría un poco más.

-¿Dakota?

-Uh huh, pensé que buscabas algo con ella.

-No- negó divertido por mi conclusión –Dakota y yo somos sólo amigos, es todo lo que hay y lo que habrá entre nosotros.

-Víctor piensa que ya follaron.

-Sí, bueno… al principio, ella llamó mi atención, y nos buscábamos, salíamos, almorzábamos juntos en la universidad y esas cosas, de hecho, Dakota, fue la primera que conocí en La Regional, ella estaba matriculándose en odontología el mismo día que yo fui a matricularme para medicina, y bueno, yo había ido solo y no tenía idea de qué hacer y ella en cambio estaba matriculándose por cuarta vez, así que estuvo conmigo en todo el proceso, luego de eso… empecé a escuchar rumores de ella que me hicieron verla de otra forma, con otros ojos, no ojos de desprecio, todo lo contrario, llamó mi atención como mujer todavía más, pero… me di cuenta de que Vico la arrastraba disimuladamente a nuestras conversaciones, así que inquirí que le había gustado, por lo que en mi mente la veté, y por el contrario, asumí una actitud paternal con Vico- rió -me molestaba que él hablara de ella, pero no por celos, sino porque conocía los alcances de Dakota, aunque soy consciente de que él no es tampoco un santo.

-Pero a mi manera de ver las cosas, Víctor no gusta mucho de ella.

-Sí… creo que la culpa de eso la…- la conversación fue interrumpida por una llamada que había recibido Harvey, tomó y revisó la pantalla, era un número desconocido.

-¿Diga?

-(…)

-Sí, él habla… ¿Quién llama?

-(…)

-¡Hola! ¿Qué tal?- exclamó –Es simón- susurró cubriendo el micrófono del teléfono, mi cara de disgusto fue inocultable y ni siquiera me molesté en disimularla, Harvey ya sabía que Simón no era de mi agrado; fruncí el ceño y me crucé de brazos, para hacerle saber que me incomodaba que hablase con él.

­-(…)

-¿Hoy? ¿Por qué?

-(…)

-¿En serio?

-(…)

-Uhhh…- titubeó -quiere invitarme a Breeze, hoy a las 21:00- me informó cubriendo el micrófono.

-No estás pidiéndome permiso, ¿Cierto?- espeté; él me miró en silencio por unos segundos.

-¡No, claro que no!- reaccionó saliendo de su meditación fingiendo ofensa, “sí estaba pidiéndome permiso” pensé -¿Simón?- habló descubriendo el micrófono.

-(…)

-Simón, lo siento, pero no podré ir, es que… tengo que afinar detalles acerca de un proyecto de grupo y uno de los integrantes viajará mañana y regresará el martes…- dijo mirándome con frustración al hacerlo mentir de semejante forma –…y tenemos que entregar el proyecto terminado el lunes, lo que nos deja sólo el día de hoy para terminarlo- negó con decepción con sus ojos fijos en mí.

-(…)

-Sí, lo sé, que manera de pasar un viernes.

-(…)

-De cualquier forma gracias por la invitación, que te diviertas.

-(…)

-Vale, tú también, adiós- finalizó cerrando –creo que tendré pesadillas por eso- comentó mirando su teléfono.

-Puedes llamarlo y decirle que cambiaste de opinión- espeté desviando la mirada.

-No entiendo exactamente qué es lo que te molesta tanto de él- dijo en mi espalda.

-Ese tipo quiere contigo.

-No quiere conmigo, Dil, recién nos conocemos.

-Bueno, recién conocerte no le impide desnudarte con la mirada cuando te ve.

-Él no me…- enmudeció –Dilan… ¿acaso fue él el motivo por el que no quisiste que te fuese a buscar hoy a la Numérica?- inquirió; hipótesis a la que sólo respondí encogiéndome de hombros; luego de eso hubo silencio, sentía que nuestra primera discusión se avecinaba; giré hacia él en vista de que había enmudecido y lo encontré sonriéndome como un niño, con las manos apoyadas en sus piernas cruzadas sobre el banco de frente a mí -¿Te das cuenta de lo que está pasando?- yo levanté una ceja –Dil… me celas con un heterosexual- dijo divertido.

-Simón no es heterosexual- repliqué desviando la mirada nuevamente.

-Estás siendo prejuicioso, Dilan, apenas lo conoces.

-No, Harvey…- tomé aire –conozco a Simón, es gay, te lo digo.

-¿Ah, sí? ¿De dónde sacas eso?- preguntó en tono infantil; Harvey no conocía a Simón de la forma en la que yo lo conocía.

-Harvey…- giré hacia él -… yo conocía antes de que me lo presentaras.

-¿Uh?

-Él y yo tenemos pasado… y no es algo de lo que me sienta orgulloso.

-¿Él… fue tu primera vez?- preguntó frunciendo su ceño minúsculamente, interesado en el tema.

-No… fue alguien más, aunque él me hizo la propuesta, pero me negué.

-Y… ¿Por qué… me mentiste?- preguntó en voz baja.

-Porque no quería que se te acercara y le dije que si quería hablarte tendría que buscar la forma él solo, que no me usaría ni de vehículo ni de tema de conversación… no pensé que fuese a hacerlo al final- comenté -…así de irresistible resultaste ser- agregué mirando hacia el lado opuesto; vi una mano pasar frente a mí que sostuvo mi mejilla y la presiono haciéndome girar nuevamente hacia Harvey cuando sentí que unos labios se unían con los míos; fue imprudente, sí, ya que pudimos haber sido vistos, sin embargo, no podía dejar de besarlo, el sabor de sus labios era simplemente cautivador y adictivo.

-Estoy contigo, Dilan, con nadie más, eres todo lo que quiero y necesito, ¿vale?- preguntó sosteniendo mi cuello con ambas manos y mirándome fijo; ante su mirada yo sólo pude asentir como un tonto –bien… no vayas a olvidarlo- completó con una pequeña sonrisa.

-No lo haré- balbuceé; él desvió la mirada sobre mi hombro y luego se incorporó sujetando la maleta, me volví para ver que lo había hecho levantarse y encontré al conductor del microbús leyendo la tablilla con los registros de los tiquetes; me incorporé con él y sujeté la mano con la que él sostenía la maleta.

-Nuestro primer fin de semana juntos y tienes que irte- dijo cabizbajo con una mueca en la boca y ojos entristecidos.

-Ya vendrán más, Harvey- traté de animarlo sonriéndole y apretando su mano dentro de la mía; a mí también me frustraba el hecho de que no pudiese quedarme con él –no te preocupes, volveremos a vernos el domingo, tomaré el primer microbús de la jornada- el semblante de Harvey cambió de golpe.

-¿Qué dijiste?

-Que tomaré el primer microbús- repetí confundido.

-No, no… antes.

-¿…que volveremos a vernos el domingo?- él sonrió -¿Qué? ¿Qué dije?

-Dil, eso fue lo que me dijiste cuando hablabas dormido la primera vez que viajamos juntos, cuando nos conocimos- dijo tímido; recordé entonces aquella primera conversación que habíamos tenido, justo antes de bajar del microbús; Harvey tenía una excelente memoria; yo sonreí a su comentario y él desvió la mirada nervioso; tomé la maleta de su mano y junté mi frente a la suya, no quería irme, quería quedarme con él, sentía que era tiempo valioso que no recuperaría ya –por favor, llámame tan pronto estés allá… necesito saber que llegaste bien- susurró.

-Lo haré- contesté de la misma forma; di unos pasos hacia atrás y me di vuelta; ingresé al microbús y este encendió el motor, tomé asiento y me di cuenta que del otro lado del pasillo del microbús una mujer de edad avanzada, me miraba con disgusto y apretaba su bolso contra su pecho asqueada, ella vio el momento en el que Harvey y yo nos dimos el beso, pero no me preocupé, todo lo contrario, encontré su reacción divertida.

-Y antes de venir aquí a la terminal…- me incliné hacia ella como a punto de contarle un secreto -…hicimos el amor- completé desviando la mirada, sólo quería asustarla un poco más, realmente lo que ella pudiese pensar no era de mi interés en lo más mínimo; busqué a Harvey en la ventana, caminaba hacia la salida con las manos en los bolsillos y con la mirada en el suelo, no pude evitar sentirme algo culpable, “eso fue lo que me dijiste cuando hablabas dormido la primera vez que viajamos juntos, cuando nos conocimos”, repetí el momento en mi mente, “entonces… los sueños sí se vuelven realidad”, suspiré complacido.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

La próxima semana...

~ (...)si mi novio se encuentra con su exnovio y él le pide una oportunidad, es algo de lo que yo querría enterarme(...) ~ (...)¿Ves lo que haces? ¡Me dejaste empezado!(...) ~ (...)¡Lo haces siempre que él viene a la conversación!(...) ~ (...)palaras más palabras menos… ¡vete!(...) ~ (...)no puedo hacerme responsable por la manera en la que él interpretó las cosas(...) ~ (...)Lo que tenemos… ¿significa algo para ti?(...) ~ (...)…temo tanto perderte…(...) ~

@}}---,---

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Antes que cualquier otra cosa... me disculpo con todos ustedes, dejé pasar demasiado tiempo entre esta y la publicación pasada, no tengo excusas que puedan justificar la falta, de cualquier modo espero que no hayan perdido el interés en el relato, no dejen de valorar y comentar el capítulo, gracias de antemano, nos vemos en ocho días, saludos '^^