@}}---,--- (xvi)

-Hola, en el momento no puedo atenderte, pero déjame tu mensaje y regresaré la llamada tan pronto pueda hacerlo… aunque si el mensaje se reprodujo completo, sé que se trata de ti Lila- colgué muerto de pánico, Harvey había apagado su celular

Previamente en @}}---,---...

~ (...)¿Él dijo en algún momento que no volvería?(...) ~ (...)Sexy…(...) ~ (...)voy a acostarme en tus piernas en lo que llego a casa, ¿vale?(...) ~ (...)Wow… quiero una novia como él(...) ~ (...)Me debes una explicación(...) ~ (...)¡Es una horrible idea, Dilan!(...) ~ (...)yo no babeo cuando beso(...) ~

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XVI

Dilan

Me levanté ansioso, no había sabido más de Harvey desde que salió de casa el sábado, después de que estuvimos juntos; quería verlo otra vez, tocarlo, besarlo, extrañaba su olor, su sonrisa, su voz, lo extrañaba más que cualquier otro fin de semana que hubiese pasado después de conocerlo.

-¡Dilan!- escuché un grito del otro lado de la calle que me sacó de mis pensamientos, alcé la mirada y encontré a Alex en el auto, mi corazón se aceleró, volvería a ver a Harvey.

Caminé frente al auto y vi que Alex abrió la puerta del copiloto, a través del parabrisas ese asiento estaba vacío, me senté en él e inevitablemente giré a los asiento de atrás y no encontré a nadie.

-Hola- lancé volviendo a acomodarme en el asiento.

-Hola, ¿Qué tal el fin de semana?- respondió echando marcha.

-Estuvo bien, ¿qué tal el tuyo?

-Bien, también- asentí.

-¿Qué pasó con Harvey?- me apresuré, estaba algo confundido -¿Y con Wanda?- agregué algo tarde.

-No los encontré en la parada, así que llamé a Wanda y ella me dijo que algunos lunes, su profesor tenía que atender clases en otra universidad por lo que enviaba un trabajo, y sobre Harvey… ella me dijo que no tenía idea, la escuché gritar un par de veces su nombre, como llamándolo, pero no hubo respuesta.

-¿No dijo nada más?- esa información no era suficiente.

-No, creo que mi llamada la despertó de hecho, ¿Por qué? ¿Harvey te debe dinero?- preguntó.

-No, es sólo que…- nada se me venía a la cabeza que justificara tanto interés en el hecho de que Harvey se hubiese ausentado -…quería disculparme por no haber ido a la fiesta- “estuvo cerca”.

-Ah, entiendo, y ¿por qué no fuiste?

-Tuve que ir a otro lugar, a cumplir con un compromiso importante que ya había pospuesto, no me hubiesen dejado aplazarlo nuevamente- Alex asintió -¿Cómo estuvo?

-Fue una buena fiesta, al menos yo no pude seguirle el ritmo- comentó –la cantidad de personas fue algo que nos tomó por sorpresa a todos, Wanda llevó a media ciudad a su casa.

-¿En serio?

-Uh huh, y según lo que hablé con ella el día siguiente, el último grupo que se fue, se fue a las 8:00 el sábado, incluso hubo unos que la ayudaron a arreglar la casa antes de marcharse- luego de unos comentarios más de Alex acerca de la fiesta, me convencí del hecho de que no haber ido fue lo mejor.

-Bien, Dilan, aquí estamos- dijo estacionándose frente a la sede.

-Gracias, Alex- chocamos puños y me bajé del vehículo. Caminé hasta el aula y el profesor aún no había llegado; tomé asiento y decidí aclarar mi mente; estaba demasiado tenso por nada, tal vez Harvey se levantó algo tarde hoy… aunque eso no explicaba por qué no me había llamado en el fin de semana; nunca lo hacía, pero esta vez era diferente, habíamos hecho el amor, eso debía valer algo para él; me armé de valor y busqué su número en mi directorio telefónico, respiré profundo y llamé.

- Hola, en el momento no puedo atenderte, pero déjame tu mensaje y regresaré la llamada tan pronto pueda hacerlo… aunque si el mensaje se reprodujo completo, sé que se trata de ti Lila- colgué muerto de pánico, Harvey había apagado su celular, las preguntas empezaron a brotar espontáneamente y a arremolinarse en mi cabeza “¿Y si él sólo quería sexo?”, “¿Y si lo único que buscaba era acostarse conmigo por diversión?”, “¿Y si todo este tiempo, nuestra amistad fue un engaño?”, “¿Y si al final resulté un completo fracaso en la cama?”, “¿Y si ya no quería saber más de mí?” empecé a sentirme inconsolable, estaba muy asustado, sudaba como un loco, y paradójicamente mi boca se secó, por momentos tenía arcadas, no podía concentrarme en nada, jugaba con mis manos y zapateaba en el asiento.

Las clases se me hicieron eternas e inaguantables, no escuché nada de lo que dijeron los maestros, no podía sacarme a Harvey ni a la grabación en su teléfono de la cabeza; en cuanto llegó el mediodía, abandoné la sede, si no aclaraba las cosas, no pondría atención a nada y sería un desperdicio de día, habría ido por nada.

Corrí fuera de la sede y tomé un taxi a casa de Harvey, no podía esperar a que el autobús cumpliera con su ruta, no en esas condiciones. Sentí que el taxi tardó siglos en llegar a casa de la Sra. Elaine; pagué el cobro y me apresuré a bajarme, caminé hacia la reja de las escaleras que llevan a la segunda planta, soné el candado y esperé.

-¿Sí?- preguntó un chico desde la cima de las escaleras.

-¿Está Harvey?- pregunté, el chico regresó al pasillo y volvió a los pocos segundos, bajó las escaleras y vi que se trataba del mismo chico de cabello rubio y piel de porcelana con rasgos delicados que había visto cuando vine por la cita doble con Sonia y Miranda; abrió el candado y me hizo pasar.

-Cierra la reja y sígueme- lanzó –pon el candado, pero no lo cierres- advirtió de espaldas a mí; obedecí y me apresuré a seguirlo.

-Harvey, tienes visita- dijo entrando en la habitación, di unos pasos dentro de esta y encontré a Harvey, sentado en la cama, con su espalda apoyada en una almohada contra la cabecera de esta, con el torso desnudo y sus piernas extendidas sobre el colchón, cubiertas por una sábana.

-Hola, Dil- alcancé a escuchar con un hilo de voz y sacudiendo su mano en el aire con una sonrisa; sólo era paranoia, estábamos bien.

-El viernes, luego de irse de su propia fiesta de cumpleaños, parece que la lluvia lo encontró lejos de un techo y se resfrió- dijo el chico detrás de mí –ya regreso- completó abandonando la habitación, al cerrar la puerta, hubo silencio entre nosotros.

-Hola- dije tratando de romper la tensión.

-¿Qué tal tu día?- alcancé a escuchar, no tenía nada de voz.

-Creo… que el tuyo estuvo mejor- lancé, tenía que sacarme esa sensación del pecho y aclarar lo que había entre nosotros; él ladeó su cabeza como un niño con cara de no haber entendido.

-¿Qué sucedió?- dijo acomodándose en la cabecera y dando unos golpes en la cama, invitándome a sentarme.

-Es que… luego de que te fuiste el sábado…-me senté, tomé aire y traté de calmarme “sólo sácalo en lo que exhalas, Dilan”- ¡CUANDO TE FUISTE NO SUPE MÁS DE TI Y LLAMÉ PERO TU TELÉFONO ESTABA APAGADO Y PENSÉ QUE…!- Harvey me miraba sorprendido, con los ojos bien abiertos –pensé que… me evitabas- fue increíblemente liberador decírselo.

-Dil, yo… el viernes le dejé mi teléfono a Xander y no nos hemos vuelto a ver desde entonces… y no fui a verte ayer porque… no quería que pensaras… que estaba sofocándote- sonrió apenado –lo siento- sentí cómo sujetaba mi mano, su temperatura estaba increíblemente elevada, su sonrisa, acompañada del ámbar en sus ojos, eran un poderoso sedante, entendí que él sentía por mí, lo mismo que yo por él; me estiré a él a darle un beso -Dil… estoy enfermo, no quiero contagiarte- me detuvo poniendo su mano en mi pecho; decidí no hacerle caso y retiré su mano dándole el beso de todos modos, beso al que él no tardó en responder, un beso lento, lleno de sentimiento, en el que se decían cosas que las palabras no alcanzarían a describir, en el que el habla sobraba.

-Ahem…- carraspeó alguien detrás de mí, mis labios dejaron de moverse, se me aceleró el pulso, entré en pánico, me alejé lentamente de Harvey y clavé mi mirada en la suya, pero él no me miraba, sus ojos estaban enfilados a la entrada de la habitación, lentamente giré mi cabeza y encontré al chico rubio sosteniendo un plato, rojo de vergüenza –me alcanzas el banquillo, por favor.

-Sí, por supuesto- me incorporé y me apresuré a tomar el mueble -¿Dónde lo quieres?

-Junto a la cama de Harvey- di unos pasos y situé el banquillo donde él lo había pedido, se aproximó y puso el plato sobre este, un plato hondo con un agua blanca desagradable a la vista.

-¿Qué es eso?- lanzó Harvey de tajo, asqueado.

-Es agua de ajo, Elaine dice que te servirá, así que… buen provecho.

-No la tomaré- dijo echándose hacia atrás.

-Sí lo harás- replicó el chico; se acercó a Harvey y posó su mano sobre su frente, su mejilla y luego sobre su cuello, no pude evitar ponerme celoso y un tanto arisco -¿A qué hora tomamos tu temperatura por última vez?

-No lo recuerdo.

-Tenemos que tomarla, aunque no siento mejoría- dijo caminando hacia la puerta.

-Olvidas el plato- murmuró Harvey apretando los ojos y los labios, esperando un regaño por parte del chico.

-¡No, Harvey!, ¡no olvido el plato!- replicó este dándose la vuelta –Dilan, ¿podrías por favor asegurarte que la beba toda?- el chico sabía mi nombre, hecho que me descolocó completamente.

-Sí… claro.

-Gracias- dijo regresando a la puerta -recuerda… soplar antes de tomarla, está algo caliente- finalizó abandonando la habitación.

-¿Él sabe de mí?- pregunté girando hacia Harvey.

-Seh.

-¿Y también sabe que tú y yo…?

-Sí… bueno, ahora lo sabe- dijo encogiéndose de hombros.

-¿Está bien que lo sepa?

-No te preocupes, confío en Cami, tiene sus momentos, como todos, pero no es un mal chico, te agradará, ya verás- dijo apretando mi muslo –y… ¿qué hay de mi explicación?

-¿Qué explicación?- dije levantando el plato y acercándolo a él.

-Sonia, Miranda, la cita doble- dijo retirando su cara, tratando de sacar conversación para distraerme de la tarea que me había sido encomendada.

-Sonia nunca fue algo realmente significativo, sólo salíamos juntos, ella planea llegar virgen al matrimonio- dije elevando la cuchara hasta él -y la cita doble fue un error, nunca planeé encontrarnos con ellas en el centro comercial, la idea original era que estuviésemos solos.

-Entiendo… ¿y tú nunca…?

-¡Harvey! ¡Abre la boca!- lo interrumpí, sentencia a la que obedeció de inmediato, seguida de una mueca- ¿yo nunca…?

-Eso no sólo tiene ajo, hay algo más- dijo sacudiendo su cabeza con los ojos apretados.

-¿Y sabes qué es lo mejor? Debes beberla toda- dije tomando otra cucharada divertido.

-¿Nunca habías estado… con un hombre antes?- recordé de inmediato a Edward, me había olvidado completamente de él y los lunes no teníamos clases compartidas, por lo que no le había visto.

-Sí, con uno… abre, Harvey- dije llevando la cuchara hasta su boca, repitiendo el proceso, con muecas y lo demás -y… ¿Tú habías estado con alguien más antes?

-Sí, de hecho…- caviló desviando la mirada.

Harvey

-…Eres el tercer hombre con quien tengo relaciones… y el quinto en total- dije tomando el plato de sus manos y pegando mis labios en el borde de este, bebiendo de golpe todo ese horrible brebaje de la Sra. Elaine, con el propósito de ocultar mi rostro avergonzado de él; no quería espantar a Dil, pero creí que lo mejor era serle sincero, porque de otra forma podía arruinar las cosas, y perderlo era algo que simplemente me rehusaba a soportar, ahora que estábamos tan cerca el uno del otro; al terminar la poción, sostuve el plato frente a mi rostro, esperando alguna clase de reacción.

-¿El quinto?- preguntó detrás del plato; bajé un poco el objeto hasta encontrarme con su mirada y asentí una vez; se veía sorprendido –entiendo- dijo con voz baja y desviando la mirada.

-¿Estás bien?- me apresuré; su reacción me aterró en sobremanera.

-Es hora de tomar la temperatura del enfermo- interrumpió Randy, entrando en la habitación.

-Randy…- Su entrada me sorprendió un poco -¿No sabes tocar? Y… ¿Por qué sostienes el termómetro por el extremo?- lancé cambiando el tema, dejándolo de lado; Camilo sabía lo que sentía por Dil, pero Randy, ni siquiera sabía que yo era bisexual.

-Porque… si no lo hago… se… ¿caería?- me miró con cara de tonto, como si ignorase que estaba actuando erradamente; me di cuenta de que Dil regresó la mirada al suelo, sonriente, divertido por la situación.

-Si lo sostienes por el medio, no creo que vaya a caerse tampoco- comenté.

-Harvey, estás más caliente que yo, no es como que nuestras temperaturas vayan a mezclarse- se defendió.

-No, no… no lo digo por eso, Randy, el extremo que sostienes, lo pondré en mi boca, y mi intuición femenina me dice que no lavaste tus manos antes de sostenerlo por donde lo sostienes ahora mismo- espeté.

-¿Y Qué te hace pensar que no lavé mis manos antes de venir?- preguntó desafiante.

-…Y si ese fue el caso, están sucias otra vez, porque necesitas ambas manos para abrir la reja de las esca…- enmudecí dubitativo -¿Dónde estuvo el termómetro en lo que abrías la reja, Randy?

-Aquí- dijo señalando un costado de su cabeza sonriente –detrás de mi oreja.

-¡Bajarás y esterilizarás esa cosa de nuevo, Randall!- sin mi voz, mis amenazas sonaban más como parte del monólogo de un comediante que como verdaderas amenazas.

-Harvey…- dijo limpiando la punta de mercurio del termómetro restregándola contra su camiseta y acercándose –Lo peor que puede pasar es que te enfermes… y ya lo estás.

-No, Randy, no es así como funciona, otro proceso infeccioso…

-Lo siento, no puedo escucharte, tienes que levantar la voz- dijo acercando el instrumento a mi rostro.

-No es divertido, Randy, aleja eso de mi cara- dije haciéndome hacia atrás.

-Harvey, no voy a bajar a la primera planta a sumergir esto en alcohol antiséptico de nuevo sólo porque lo sostuve de la punta unos segundos.

-¡¿ALCOHOL ANT…?!

-¡HA!- dijo apresurándose a introducir el termómetro en mi boca por la fuerza, con tal precisión que aterrizó debajo de mi lengua –¡Listo! Vuelvo en un momento- dijo abandonando la habitación; de inmediato saqué el termómetro de mi boca, tragué saliva para pasar el sabor y situé el instrumento bajo mi brazo.

-¿Dil?- pregunté volviendo a nuestro tema; él sólo giró hacia mí, la sonrisa generada por Randy menguó -¿estamos bien?- Dil asintió dudoso -¿seguro?

-Sí… estamos bien- completó con voz queda y sosteniendo mi mano, en un vago intento de que olvidara el tema.

-Oye, Dil, sé que…- necesitaba mi voz, odiaba tener que hablar como si estuviese susurrando algo -…sé que haber estado con cinco personas diferentes a esta edad no es la mejor tarjeta de presentación, y que tal vez la idea que tenías de mí haya cambiado, pero…- no sabía qué decir, no encontraba una forma de repararlo sin mentir, y no quería hacerlo, no quería mentirle, ¿”…Si no hubieses usado a Sonia para pretender heterosexualidad, serías el tercero, porque fue tratando de olvidarte que acepté la invitación de Andrew a Andrómeda, en donde tuve sexo mediocre con una bailarina y luego sexo salvaje con un turista”? esa era la verdad y esa era la explicación que debía dar en caso de que quisiese que se alejara, estaba atrapado.

-¿Pero…?- repitió Dil, como si estuviese esperando por una explicación, pidiéndome algo que no estaba ahí, o tal vez sí estaba, pero no podía hallarlo estaba demasiado tenso para pensar con claridad.

-No hay “pero”…- suspiré -no hay nada que pueda decir para cambiar eso- completé bajando la mirada.

-¿Qué marca el termómetro?- Preguntó Randy entrando en la habitación nuevamente; Dil estiró su mano hasta él y tiró de este, sacándolo de debajo de mi brazo.

-38°C- dijo extendiéndoselo tras leerlo.

-¿Eso es bueno o es malo?

-Estoy enfermo, ¿no? ¿Tú qué crees que eso signifique?

-Que es… ¿malo?- Dil rió mudo, él aún no estaba familiarizado con el comportamiento infantil de Randy; yo me encogí de hombros y apreté mis labios con una sonrisa, haciéndolo sacar sus propias conclusiones –Bien, mi trabajo aquí está hecho, además no quiero contagiarme- finalizó alzando su mano en señal de despedida y azotando la puerta al salir; con su partida otra vez hubo silencio, provocando que la discusión pausada cargara el ambiente de tensión nuevamente.

-Y… ¿Qué hay sobre… mí? ¿Sobre… lo que tenemos?- preguntó Dil, interrumpiendo el silencio; entendí que él me estaba poniendo a prueba, él buscaba algo que le dijera que valía la pena, a Dil no le importaba lo que pude haber hecho antes, él no estaba interesado en mi pasado, él necesitaba saber lo que pensaba ahora, mi concepción de las cosas, el presente… nuestro futuro.

-Hace unas semanas… en la terminal, cuando fui a llevarte, te hablé de alguien, ¿lo recuerdas?- mi comentario atrajo su atención de inmediato.

-Sí- asintió una vez, frunciendo su ceño minúsculamente.

-Yo… hablaba de ti… Dilan- él giró todo su cuerpo hacia mí –desde que te vi en el microbús, lo único que he hecho es pensar en ti, cosas que normalmente deberían ser una prioridad para mí, han pasado a segundo plano, encuentro muy difícil concentrarme en algo, despejar mi mente por un momento se ha convertido en un verdadero desafío desde que te conocí, y cuando supe de Sonia… todo empeoró, me pulverizaba por dentro verte con ella o el simple hecho de saber que estaba contigo, imaginarme todas las atenciones que recibía de tu parte, y aún peor que eso, que me hubieses dicho que llevaban seis meses juntos, me llevó a pensar que de verdad la amabas, que sí existía un vínculo entre ustedes y que entre nosotros no pasaría absolutamente nada diferente a lo que ya estaba ocurriendo… una simple amistad- Dil enmudeció, no pronunció palabra, ni efectuó sonido de ningún tipo, sólo me miraba.

-Harvey… yo… siento exactamente lo mismo por ti- algo hizo clic dentro de mí, mi piel se erizó de golpe y mi corazón se aceleró al escucharlo.

-¿Qué dijiste?

-Harvey, yo tampoco dejo de pensar en ti desde que te vi, pero estaba convencido de que eras hetero y me metí con alguien más… pensando que eso me haría olvidarte pero… no funcionó… luego de eso no podía dejar de sentirme frustrado y confundido, la ocasión en la que fuiste a buscarme, cuando no estaba bien, ¿recuerdas? Que te había dicho que estaba enfermo…

-Uh huh- asentí.

-Te mentí, no estaba enfermo, me sentía culpable… como si hubiese roto una promesa o… como si te hubiese fallado… pero no podía simplemente… decírtelo, no quería que te alejaras al saber lo que realmente sentía por ti… tenía miedo de que… me odiaras- guardó  silencio y desvió la mirada con algo de resignación –Y… ¿Qué pasará ahora?- preguntó volviendo la mirada hacia mí.

-Sé que… no quiero… perderte… no quiero que te apartes, o que pienses que soy incapaz de estar con alguien por un tiempo prolongado, porque no es así… quiero esto estar contigo, Dil, no sabes cuánto… no puedo prometerte que será perfecto, porque sería ingenuo, pero… sí puedo prometerte que… daré lo mejor de mí.

-Eso es suficiente para mí- dijo con una sonrisa y acercando su rostro al mío besándome, mi corazón latía como loco, todo mi cuerpo se relajó, mi piel se erizó nuevamente, había dado la respuesta correcta… y no había mentido; sentí mientras nos besábamos cómo Dil subía en la cama y se sentaba en mis piernas, apresándome en las suyas, a lo que yo respondí envolviendo su cuello con mi brazo y metiendo mi otra mano en su cabello. Sentí la mano de Dilan deslizarse por mi torso hasta mi abdomen para luego alcanzar las sábanas con la yema de sus dedos.

-¿Podemos?- susurró en mi boca.

-¿Quieres?

-Sí quiero.

-Sí podemos- finalicé despegando mi espalda de la cabecera de la cama y apretando a Dil contra mí, moviendo mis manos de su cabeza a su cintura sin dejar de besarlo.

Camilo

-Tierra llamando a Cami- dijo Alicia sacudiendo su mano frente a mí y sacándome de mi meditación.

-Discúlpame, Ali, ¿Decías?

-No decía nada- se encogió de hombros riendo –pero vi que dejaste de parpadear y me preocupé, ¿Pasa algo?

-No- dije acompañando mi negación con mi cabeza –estoy bien, sólo algo… pensativo.

-¿La gripa de Harvey no te dejó dormir anoche?

-No, no…- dije riendo –no tiene nada que ver con eso.

-¿Seguro? Porque yo no pude pegar el ojo… ahora… tú que lo tenías prácticamente encima…- lanzó desviando la mirada; “Harvey encima de mí… quisiera…” pensé con frustración.

-Estoy seguro, Ali, estaba pensando en la universidad- mentí. Haber visto a Dilan y a Harvey tan juntos me desequilibró por completo y la imagen de ellos no salía de mi mente, en una situación diferente, la imagen me hubiese disparado la libido, dos chicos atractivos y muy bien ejercitados mostrándose afecto en un tierno beso, pero el simple hecho de saber que Harvey era una de las partes lo echaba todo a perder.

-¡Dilan!- gritó Alicia desde la sala hacia la terraza, donde se encontraba el chico a punto de irse.

-Hola- dijo tímido entrando a la primera planta.

-¿Qué haces acá?- preguntó Alicia mientras él se le acercaba a darle un beso en la mejilla.

-Vine a ver a Harvey.

-¿Luego no habían terminado?

-¿Eso dijo?- preguntó con una pequeña sonrisa, Dilan sabía que Alicia fastidiaba a Harvey con él.

-Sí, que odioso, ¿cierto?

-Sí, hablaré con él- afirmó divertido.

-Eso, eso, reclámale- completó Alicia; la conversación siguió un curso relativamente normal, intervenciones interminables de Alicia y comentarios breves por parte de Dilan, en una que otra ocasión nos sostuvimos la mirada, pero él siempre la desviaba a Alicia, después de todo era con ella con quien hablaba.

-Me voy ya, es algo tarde- dijo poniéndose en pie.

-¿Desde qué hora llegaste, Dilan?- preguntó Alicia.

-Mediodía.

-¿No has… almorzado?- él negó -Dilan, que lindo eres, yo quiero un novio como tú- lanzó Alicia lamentándose, a lo que él sólo sonrió, para ese punto pensé que Alicia sabía de lo que hablaba o a Dilan no le importaba que ella supiera que era gay y que estaba ahora con Harvey.

-Yo sí tengo que irme ya- comenté poniéndome de pie.

-Igual yo- dijo incorporándose conmigo, lo que me permitió darme cuenta que uno de sus cordones estaba desatado.

-Dilan, tu cordón- dije apuntando a él, fingiendo desinterés; ¿a quién se le desatan los cordones con sólo sentarse en el costado de una cama a hablar? Me resistía a pensar que él y Harvey habían tenido sexo en la segunda planta mientras nosotros estábamos aquí preocupados por el estado de Harvey.

-Gracias- dijo agachándose para ocuparse de ellos.

-Buenas- interrumpió Wanda -Dilan, ¿qué haces acá?

-Vine a ver a Harvey- comentó levantándose nuevamente.

-Alexander sí es chismoso- lanzó Wanda, a lo que él rió.

-Bueno, tengo que ir a revisar a Harvey- dije para escurrirme del lugar.

-Hasta luego, fue un placer- comentó Dilan estirándome la mano.

-Igual- respondí estrechando su mano, tenía un apretón firme. Abandoné el lugar y me aproximé a las escaleras de la segunda planta, subí a través de ellas hasta llegar a la habitación, al entrar encontré a Harvey profundo o más bien exhausto, no entendía cómo se exigía de esa manera, forzándose a sí mismo a tirar con fiebre y gripa. Me acerqué a la cama y me senté en un costado, lo observé por un rato, me invadía una sensación de frustración acompañada de celos, tan cerca y a la vez tan lejos, no podía enfadarme con él, me había hablado de Dilan, habíamos arreglado que sólo seríamos amigos, que estuviesen juntos sólo era cuestión de tiempo; sujeté su rostro con mi mejilla, respiraba hondo, tratando de controlarme, se sentía cálido, producto de la fiebre; “no puedes quejarte, Camilo, él te dio la oportunidad y lo arruinaste”.

-Hola, Cami- murmuró Harvey mientras abría los ojos.

-Lo siento, no quería despertarte.

-No te preocupes.

-¿Cómo te sientes?

-Algo agotado- sonrió apenado; “lo sabía… follaron” retumbó en mi mente, lo que hizo que me llenara de aún más frustración.

-Te dejaré descansar entonces- repliqué desviando la mirada, empecé a sentir un hormigueo en mi cuello, los celos se empezaban a transformar en desconsuelo.

-Gracias por cuidar de mí, Cami- escuché, a lo que sólo asentí sin volver a verlo; apoyé mis manos sobre la cama para impulsarme y marcharme, Dilan había dicho que se iría, así que ya para ese momento debió haberlo hecho –Cami…- interrumpió sosteniendo mi mano; volví a verlo y en su mirada vi algo de preocupación –que esté ahora con Dilan, no cambia lo que hay entre nosotros… seguimos igual- dijo con una pequeña sonrisa, tratando de animarme.

-No, Harvey, no estamos igual… estamos todo menos igual- espeté automáticamente desviando la mirada, en un vano intento por descargarme; no podía creer mi egoísmo, si de verdad lo amaba no tenía por qué importarme que su felicidad no estuviese conmigo, pero no era así, no me sentía bien, me sentía completamente desanimado, saber que él no me vería de la forma que veía a Dilan, que no lo tendría de la forma que yo quería, me di cuenta entonces que era muy caprichoso y que exigía en demasía.

Harvey soltó mi mano lentamente, giré un poco mis ojos hacia él, se veía algo inquieto, sin saber qué decir –lo siento- me anticipé –no quise decir eso, no me hagas caso- completé, no podía sonreírle para tranquilizarlo porque simplemente no lo sentía en ese momento.

-¿Me das un abrazo?- preguntó con timidez, solicitud a la que no pude simplemente negarme; sin pensarlo dos veces me dejé caer sobre él, mientras me envolvía entre sus brazos, apreté mis ojos y junté mi cabeza a la suya; lo amaba, como un loco, tanto que no podía simplemente apartarlo de mí.

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En el próximo capítulo...

~ (...)necesito un certificado de estudiante(...) ~ (...)No puedo ir hasta la Literaria… ¡está demasiado lejos!(...) ~ (...)¿No… me recuerdas?(...) ~ (...)No tienes NI IDEA… de la facilidad con la que las palabras crean complejos en un adolescente…(...) ~ (...)No te dejaré ir sin que hablemos, no después de haberte buscado como lo hice(...) ~ (...)siento haberte dicho lo que te dije y haberte tratado como te traté… fui un imbécil(...) ~ (...)¡Quiero otra oportunidad!(...) ~ (...)No te preocupes por eso, necesitas espacio, lo entiendo, no pasa nada(...) ~ (...)eso es lo último que quiero entre nosotros(...) ~ (...)Dakota y yo somos sólo amigos(...) ~

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Capítulo décimo sexto... despúes de exactamente dos meses... me disculpo con ustedes, pero las cosas no han estado fáciles y el semestre defiende su reputación con todas sus armas y bueh... de cualquier forma espero que el capitulo les haya gustado, no dejen de valorar, comentar y demás; quisiera no tardar con la publicaión del próximo... pero no puedo prometerles nada y como ya le había explicado a algunos lectores y escritores, no puedo publicar "A" sin haber escrito "B" por eso de "En el próximo capítulo" por lo que las publicaciones tardan un poco más; eso sería todo de momento y... hasta la próxima entrega, adiós ~