Ximena y Yo
Mi primer acercamiento sexual bajo los efectos del Pisco Peruano.
Si sus ojos muertos de miedo no me advertían lo que ella en su interior realmente sentía, nadie hubiera podido saber hasta que punto hubiesemos llegado ese día presos del alcohol. Yo soy un chico muy bien parecido y me dí cuanta de que yo le atraía de sobremanera; no por nada se hubiera dejado tocar la vagina ni los senos aquel día en la fiesta de mi colegio.
Yo y mi amigo habíamos planeado todo con mucha anticipación. Cuando fuimos a recogerlas ya teníamos el buen pisco peruano en mi mochila. Subimos al primer taxi que encontramos, en ese momento tenía la polla hambrienta y preparada para todo. Llegamos sin mas preambulos hasta la casa de la tía de mi amigo que estaba completamente sola. Entramos cautelosos, cuidando que ningún vecino lograse ver a nuestras fugacez y nuevas acompañantes. Todo fue rápido, yo llevé a Ximena (así se llamaba la chica) al cuarto contiguo cerré la puerta y con mentiras le dije:
Sabes, ¿Me gustas desde hace tiempo? - Sus ojos saltaron inquietos
¡No es cierto!, A tí no te podría gustar una chica tan fea como yo - A decir verdad no era tan fea, sus labios carnosos estaban como para una rica chupada
Atrevidamente me le acerque y la comenzé a besar, una que otra me había besado mejor pero más no podía pedir. Después de un momento comenzé a tocarle muy despacio los grandes y bien puestos senos que lucía, llevaba una blusa a lo árabe que era muy accesible, esa blusa fue mi complice en muchas oportunidades. Sus grandes melones comenzaban a ponerse duros al tacto, la suave brisa de su aliento era inquietada cada vez más.
Mi pene comenzó a reaccionar algo tarde por los efectos de la bebida peruana. Ella hizó un movimiento algo brusco al sentir que apoyaba mi pantalón abultado por mi pene duro. Los besos siguieron hasta que no aguante más, subi su prenda superior, hize a un lado el sostén y... ¡ A chupar se ha dicho!, los pechos calientes de la muchacha tenían los pezones más pequeños de los que había imagiando alguna vez.
Comenzé a juguetear con ellos, con la mano daba suaves masajes hacia arriba y abajo , apretando con delicadeza para no dañar la gran atmosfera placentera que sentíamos en el ambiente. Una mamada más y de vuelta a la boca, su lengua lechaba contra la mía en una guerra de amor sin límites. Ella bajando lentamente la mano llegó hasta mi barriga, la sensación fue tan radical que casi me vengo ese momento , pero... yo quería acabar con mi semen en la boca de la señorita. Detuve un momento los ardientes besos y me apresuré a quitarme la correa, luego me bajé el pantalón hasta las rodillas y acontinuación el boxer negro que tenía. Me comenzé a masajear el pene y con tono pícaro le pregunté:
¿Esta pequeño?
No esta bien.
Me sonrió y quitó mi mano, aún mirandome ella tomó la palanca de cambios que estaba con la cabeza roja y con las venas muy sobresalientes. Su mano fría timidamente recorría, descubría todo los rincones de mi orgáno inflamado. Le pedí que nos paremos, ella accedió.
- Bajate las braguitas... no seas mala.
Ante una primera negativa le permití que siga agasajando a mi miembro. Le comenzé a tocar la vagina por encima del calzón, su respiración se aceleró aún más. Cuando al final aceptó a quitarse las bragas mi mano derecha entusiasmada fue a parar entre sus labios, era la primera vez que tocaba una papa, era tan delicioso, estaba muy húmedo y tan jabonoso, no dudé en sacar la mano y probar esos ricos jugos, el sabor no era tan agradable asi que continué acariciando aquellos labios mojaditos... ¡Qué sensación mas deliciosa!.
de pronto la mamá de mi primo entró al cuarto... no supe que hacer