@}}---,--- (xiii)

“las mejores cosas suceden cuando no las planeabas supongo”

Previamente en @}}---,---...

~ (...)Y ¿A qué debo el honor de tu visita?(...) ~ (...)Bueno, entonces, te invito a jugar tenis, ¿Qué dices?(...)

~ (...)Es obvio que no te has dado cuenta de la forma en que te mira(...)

~ (...)¿Qué pasó el miércoles? Cuando decidiste no ir a clases(...)

~ (...)¿Cuál es el número máximo de personas del que te has enamorado al mismo tiempo?(...)

~ (...)¿Por qué te importa tanto, Camilo? Si alguien me tratase como dices que te trata, lo hubiese mandado a la mierda hace tiempo ya(...)

~ (...)¡Pues esto no hubiese ocurrido de no ser por ti!(...)

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XIII

Dilan

-¿Dilan?- sentí que alguien apretaba mi hombro.

-¿Qué quieres, Sergio?- lancé sin levantar la cabeza.

-¿Estás enfermo hoy también?

-¿Por qué lo dices?

-Porque… dormiste dos horas seguidas- dijo pausadamente, para que yo lo asimilara. Levanté mi cabeza de golpe.

-¿Dos horas?

-Son las 12:09, chico, ¿Seguro que estás bien?

-Sí, estoy bien, gracias- dije incorporándome y desperezándome.

-¿Cafetería?- dijo con una sonrisa.

-Cafetería- asentí tallando mis ojos.

Al llegar, tomé asiento en una mesa y le pedí a Sergio que comprara algo por mí, inspeccioné la cafetería, estaba algo saturada, el lugar estaba lleno de los ecos de conversaciones ajenas, me dediqué a observar a Sergio desde la mesa en lo que lo atendían, cuando sentí que alguien se sentaba en la mesa conmigo.

-Hola, Dilan.

-Hola, Ed- dije extendiéndole mi mano sobre la mesa sin voltear a verle, sentí como su palma se posó sobre la mía y la apreté suavemente, volví a verle y sonreía con timidez, recordé entonces que habíamos tenido una discusión el sábado en una discoteca, en la que también se encontraba Simón… ebrio y con ganas de escena.

-Feliz día de San Valentín- dijo nervioso; “¿San Valentín?, ¡Hoy era el cumpleaños de Harvey!”.

-Feliz día de San Valentín, Edward- le dije con una sonrisa.

-¿Cómo estás?

-Siento que me pasó un tren por encima- dije retirando mi mano, dejándome caer sobre el espaldar de la silla.

-¿Así de intenso fue tu lunes?- preguntó con una sonrisa.

-No, me siento así desde esta mañana, y ¿tú cómo estás?

-Estuve algo preocupado por la discusión del sábado.

-Pudo evitarse, lo sabes ¿No?

-Lo sé, pero ¿Qué querías que hiciera, Dilan?

-Creo que no entiendo, porque así como suena la pregunta, la respuesta te la había dado ya.

-Veo que sigues molesto.

-No, Edward, no estoy molesto, ya no- dije girando a la barra y vi a Sergio aproximarse a la mesa en la lejanía.

-¿Crees que pueda… ir a tu casa hoy? ¿Después de clases?- preguntó nervioso, como esperando un “NO”.

-Supongo que no habrá problema, mi tía me notificó que llegaría tarde hoy- dije encogiéndome de hombros.

-Hola, Edward- dijo Sergio tomando asiento y entregándome una bolsa de frituras.

-Hola.

-Dilan, ¿Hoy también irás a la facultad de Sonia? Hay algo con lo que necesito que me ayudes, o más bien alguien.

-¿“Alguien”?

-Sí, el fin de semana, en una fiesta, conocí a una chica, estudia enla Regional, odontología, un diez.

-¿Va a tercero?

-Sí- dijo extrañado.

-¿Estudió antes psicología en la misma sede?

-Parece que la conoces.

-¿Dakota?- asintió atontado –sólo la conozco de haberla visto, pero conozco a alguien que está tras ella, sin mencionar que creo que tiene novio.

-Nunca mencionó que tuviese novio, y en cuanto al otro… ¿Debería preocuparme?

-¿A qué te refieres?

-A si es atractivo- dijo Edward.

-Gracias, Eddie- dijo Sergio, Ed sólo asintió.

-Puedo describírtelo, o puedes venir conmigo a la sede, lo conoces y luego te llevo con Dakota, o tal vez estén juntos ¿Quién quita?- no negaré que la situación me divertía, Sergio era algo inseguro y no le agradaba la competencia, él quería las cosas fáciles.

-¿Irás ahora?

-Sí, ¿Vendrás?

-Vale, quiero saber a quien me enfrento- dijo poniéndose en pie; me incorporé enérgico con él, la idea de Sergio peleando por una chica me había emocionado. Nos despedimos de Ed y nos encaminamos a la otra sede, en el trayecto Sergio hizo algunas preguntas sobre Harvey, obviamente, exageré las respuestas para asustarlo un poco, para añadir algo de emoción al asunto; Sergio físicamente no estaba mal, el problema era que, no se cuidaba mucho, no se preocupaba por su físico, era un poco más bajo que yo, de cabello castaño muy oscuro, ondulado, enmarañado, blanco hasta la exageración, ojos negros, nariz recta, mirada adormecida, cejas delgadas, labios pequeños, rosas y algo robusto, de espalda ancha, no diré obeso, porque no alcanzaba ese punto.

Al llegar nos desviamos a un costado del edificio de la facultad de medicina, pero no estaban, desde ahí podía verse que no se encontraban en la base del otro edificio.

-Vamos a la cafetería- le indiqué, Sergio no dijo nada, creo que estaba inquieto por conocer a su contrincante. Al llegar a la cafetería, encontré a quienes buscaba sentados en una mesa no muy lejos de la puerta; todos llevaban uniformes, excepto Harvey, llevaba una camiseta blanca, la misma que llevaba puesta la primera vez que nos vimos, unos jeans y chanclas, en cuanto me vio, levantó su brazo y sacudió su mano con una sonrisa, seguido de Wanda, lo que provocó que Víctor y Alex giraran hacia la puerta.

-Es él, el de camiseta blanca, Sergio- dije retomando la marcha hacia la mesa.

-¿Él es Harvey?- preguntó detrás de mí, respondí asintiendo.

Harvey

-Hola, Dilan- dijo Wanda desde su asiento –feliz día de San Valentín.

-Gracias, Wanda, feliz día de San Valentín- respondió al tiempo que saludaba a los demás de la mesa.

-Siéntate, Dil- dije sacando la silla del extremo de la mesa. Pero antes de sentarse, sujetó mi mano y tiró de ella, haciéndome poner en pie y pasó su brazo sobre mi hombro.

-Feliz cumpleaños, Harvey- susurró en mi oído, fue una sensación muy difícil de explicar, era… ansiedad, emoción, nervios, Dilan había recordado mi cumpleaños, aun cuando sólo se lo mencioné una vez.

-Gracias, Dil- dije envolviendo su cintura con mis brazos, quería sentirlo más cerca de mí.

-¿Qué harás hoy?- preguntó en mi oído.

-Saldré con mi tía y mis primas- dije soltando su cintura, arruinando el momento, no quería hacerlo pero su calor corporal empezaba a surtir efecto en mi entrepierna -siéntate- insistí, dejándome caer sobre el asiento.

-Gracias, a propósito, él es Sergio- dijo señalando a un chico que venía con él -ellos son Alexander, Víctor, Wanda y Harvey- dijo apuntando a cada uno de los presentes.

-Toma asiento, brother- dijo Víctor sacando la silla del otro extremo, Sergio caminó hasta ella se sentó; iniciamos una conversación de seis personas, Sergio se desenvolvió muy bien en la conversación, aunque no me quitaba la mirada de encima, cosa que me incomodaba, se veía preocupado y algo descontento, empezaba a creer que a los compañeros de Dilan les molestaba que tuviese un conocido en medicina; por un momento, desvié la mirada hacia la puerta y vi a Dakota caminando hacia nosotros, de inmediato, me puse de pie.

-Toma, gracias- dijo ella acercándose –tienes una llamada perdida- asentí con una sonrisa tomando mi teléfono –hola, amigo- dijo apretando los hombros de Dil.

-Hola- dijo él alzando la mirada hacia ella, Dakota se inclinó y le dio un beso en la mejilla.

-Feliz día de San Valentín, ¿Cómo estás?

-Bien, gracias, feliz día de San Valentín.

-Dakota, él es Dilan, Dilan, ella es Dakota- dije señalándolos a cada uno.

-Mucho gusto- dijo extendiendo su mano sonriente.

-Igual- respondió Dilan sosteniendo su palma.

-Bueno, me voy- dijo mezclando el cabello de Dil -¡Ay! Hola Sergio, no te había visto, feliz día de San Valentín.

-Hola, necesito hablar contigo- dijo este tímido desde el otro lado de la mesa.

-Seguro, vamos hablando en lo que llegamos a la facultad, hasta luego niños- dijo hacia todos, al tiempo que Sergio se ponía de pie –feliz cumpleaños de nuevo, Santiago- dijo dándome un abrazo.

-Gracias- respondí en voz baja.

-Me harán vomitar- gruñó Víctor desde su asiento.

-Víctor…- lanzó Dilan.

-¡Dilan, no los viste cuando se encontraron por primera vez en el día! ¡Fue vergonzoso en muchos niveles! ¡Te perdiste ese espectáculo! Creo que ya fue bastante… y estás igual que Alex, regañándome por todo- reprochó cruzándose de brazos y desviando la mirada, miré a Xander y sólo pegó la botella de refresco a sus labios divertido por el berrinche.

-Bueno ya me voy, Víctor, ¡alégrate!- lanzó Dakota entre risas, él no dijo nada –vámonos Sergio- dijo echando marcha hacia la salida. Luego de la partida de ambos la conversación siguió un flujo normal, por parte de los cinco de nosotros.

-Bueno, me voy- dije incorporándome.

-¿Ya?- lanzó Wanda fingiendo tristeza.

-Sí, ya- contesté arrugando mi nariz con una sonrisa.

-Harvey, espérame, también me iré, tengo clases, además debo ir por Sergio- dijo Dil poniéndose en pie. Nos despedimos y caminamos hasta la salida de la cafetería.

-Bueno, supongo que te veré mañana- dijo Dil guardando sus manos en sus bolsillos.

-Sí… nos veremos mañana- dije encogiéndome de hombros, giré sobre mi eje y me dispuse a marcharme.

-Harvey.

-¿Sí?- dije girando.

-¿Dónde está la facultad de odontología?

-Al doblar la esquina del edificio, la primera puerta, hay un letrero de bronce “Facultad de Odontología”, no tiene pierde.

-Vale.

-¿Te doy un consejo? Vuelve a la cafetería y espera por él ahí, esa facultad es algo grande, sin mencionar que tiene dos salidas, como todas, eventualmente Sergio volverá.

-Creo que esperaré aquí- dijo curvando su espalda hacia adelante, tratando de localizar la puerta desde ahí.

-¿Quieres que espere a que vuelva contigo?- “di que sí, ¡di que sí!”.

-Sí, claro- dijo asintiendo enérgico, cosa que me emocionó mucho. Caminamos unos metros lejos de la puerta de la cafetería, y nos sentamos en unas mesas de piedra frente a la facultad de química & farmacia; hablamos por un largo rato, no estoy seguro de cuanto, pero era algo que necesitaba, hacía ya tiempo en el cual Dilan y yo no teníamos una conversación tan extensa, y eso realmente me subió el ánimo; sé que eso no significaba mucho, pero debajo de la mesa me gustaba el contacto de su zapato en mi pie, por lo que me quité las chanclas y dejé mis pies sueltos para intercalar estos con los suyos, cosa con la que aparentemente, él no estuvo en desacuerdo.

-¡Ya!- dijo Sergio dejando caer su mano sobre el hombro de Dilan, se veía complacido –no creo que debamos ir a esta clase, debió empezar hace unos 10 minutos, mejor esperaremos la que sigue ¿nos vamos?

-Sí, dame un momento.

-Vale- dijo el chico alejándose.

-Bueno, ya ahora sí tengo que irme- dijo mientras nos incorporábamos.

-Vale, adiós- dije extendiéndole mi mano.

-Adiós- dijo sosteniéndola –feliz cumpleaños, de nuevo- sonrió.

-Gracias, Dil, ¡Ah! A propósito, habrá una fiesta, este viernes.

-¿Por tu cumpleaños?

-Sí, será en casa de Wanda- Dil me miró con cara de tonto, la misma cara que Víctor, Xander y yo habíamos puesto cuando Wanda la ofreció –lo sé, no tiene sentido, pero dijo que se estaba independizando de sus padres, por eso no vivía con ellos, pero seguía siendo su casa.

-Entiendo.

-Entonces, ¿Irás?

-No lo sé, recuerda que este viernes debo viajar- dijo algo avergonzado.

-Cierto- dije desviando la mirada.

-Pero… siempre podría hacer una excepción- comentó divertido, no pude evitar levantar la mirada hacia él de inmediato, me di cuenta que sonreía entusiasmado, se veía tierno, hermoso, y los alambres luminosos que apresaban su sonrisa le daban un toque de inocencia; no pude evitar sonrojarme, por lo que bajé la mirada y me di cuenta que nuestras manos aún se sostenían entre ellas, de inmediato la retiré y la guardé entre mi brazo y mis costillas –nos vemos luego, Harvey- lo escuché decir, y al alzar la mirada, ya me había dado la espalda y comenzado a caminar hacia su compañero.

Camilo

-Buenas tardes- dije desde la puerta hacia el interior de la planta -¿Alicia?- me detuve en seco –Es mediodía, en varias ocasiones te he encontrado a horas poco usuales aquí, ¿te despidieron?

-¡Cami!- gritó ella desde la mesa eufórica –No, necesitaba un permiso de la oficina hoy, ven, pasa, para que conozcas a alguien- dijo haciendo un gesto con su mano, como atrayéndome hacia ella; abrí la reja e ingresé a la sala –él es Randy, mi hermano- dijo señalando hacia un chico en el otro extremo de la mesa; tenían similitudes, sí, pero eran más las diferencias; Randy, era alto, demasiado, era incluso más alto que Sandro, y eso era decir mucho; era blanco, pálido, igual que Alicia, tenía el cabello largo, aunque no llegaba a sus hombros, caía hasta la mitad de su cuello, negro, ondulado, de nuevo, igual que Alicia, que intentaba cubrir con un pasamontañas, tenía el rostro algo alargado, cejas curvadas, ojos azules profundos, redondos y expresivos, nariz recta y pequeña, labios pálidos y pequeños; de no ser por su aterradora altura, sería perfecto; traía ropa ancha por lo que no pude analizar su cuerpo.

-Hola- dijo extendiéndome su inmensa mano –mucho gusto.

-Igualmente, soy Camilo- dije estrechándolo.

-Él va a tomar la habitación de Sandro- dijo Alicia detrás de mí. Tomé asiento y conversamos por un rato; me di cuenta que Randy, era igual de infantil a su hermana, debía tratarse de algo genético, sin mencionar que no existía esa tensión entre hermanos que suele haber, los desacuerdos que tenían en la conversación, lo resolvían con patadas debajo de la mesa, muy maduro de su parte, sin mencionar que Alicia se veía muy emocionada de tenerlo ahí.

-Buenas tardes- dijo Harvey irrumpiendo en el lugar.

-Buenas tardes- respondimos al tiempo y casi en coro. Él entró en el lugar, revolvió mi cabello y le dio un beso en la mejilla a Alicia para luego caminar hasta la cocina y tomar una botella de agua.

-Harvey, él es Randy, mi hermano, ocupará la habitación de Sandro- dijo Alicia señalando al chico; Harvey lo inspeccionó desde donde se encontraba, caminó hasta Randy y le extendió su mano.

-Mucho gusto, Harvey- lanzó.

-Randy- dijo este sosteniendo su mano.

-¿Y qué harás para tu San Valentín-Cumpleaños, Harvey?- preguntó Alicia.

-Saldré con mi tía y mis primas.

-¿No harás nada con Dilan?- la sola mención de su nombre, produjo la contracción de todos mis músculos y trajo de manera inmediata la discusión que Harvey y yo habíamos tenido con Sandro, y la que tuvimos luego de que me recibiese drogado, en la que me dejó muy claro que lo mejor era que fuésemos amigos, en la que decía apreciarme y que no podía estar conmigo porque quería a alguien más y sería injusto involucrarse en una relación tomando ventaja de lo que yo sentía por él si pensaba en otro y me habló de sus sentimientos hacia el sujeto.

-No, no saldré con Dilan, él y yo, terminamos- dijo apretando los labios y asintiendo con una sonrisa.

-¡¿Por qué?!- dijo Alicia con voz de drama y cara de tragedia.

-Larga historia, poco tiempo y fecha inapropiada para hablarlo, Ali- cortó Harvey –tengo que prepararme para salir, adiós- dijo abandonando el lugar.

-¡La conversación aún no acaba!- lanzó ella desde la mesa, a lo que él no respondió.

-¿Quién es Dilan?- preguntó Randy.

-El ahora exnovio de Harvey- dijo ella echada a la pena –hacían una linda pareja- Randy sólo sonrió, aparentemente, conocía bien a su hermana y a sus bromas de mal gusto, o tal vez no era homofóbico, o tal vez él era gay y se había interesado en Harvey, esa sonrisa era muy ambigua.

-Bueno, los dejo, tengo cosas que hacer- dije dando unas palmadas sobre la mesa y poniéndome en pie. Caminé hasta las escaleras y subí a través de ellas hasta llegar a la habitación, encontré a Harvey desvistiéndose y atándose la toalla en la cintura mientras tomaba sus objetos de aseo personal.

-Harvey.

-¿Sí?

-Oye… compré algo para ti- dije avergonzado.

-¿Para mí?- preguntó algo nervioso. Metí mi mano en el bolsillo de mi pantalón y saqué una pequeña bolsa de tela adornada con escarcha y esas cosas y se lo extendí.

-Cami… no tenías por qué- dijo poniendo sus cosas en la cama y caminando hacia mí.

-Feliz cumpleaños, Harvey- dije sacudiendo el regalo en el aire, él lo miraba temeroso, abría su boca tratando de articular palabra pero enmudecía de tajo –recíbelo, bobo- dije con una sonrisa, tratando de romper la tensión del momento. Él puso su mano debajo de él, lo dejé caer sobre ella y lo acercó hasta sí, lentamente deshizo el nudo y metió sus dedos en la bolsa con duda; finalmente, tiró lentamente de los cordones, hasta que ambos collares estuvieron fuera de la bolsa, los miró por largo rato sin pronunciar palabra, sonrió y puso la bolsa en su cintura entre su cuerpo y su toalla.

-¿Y? ¿Te gustó?

-Mucho- dijo mirándolos –toma uno- dijo extendiendo sus manos poniendo un collar en cada palma.

-¿Qué? No, Harvey, el otro es para alguien especial para ti.

-Así es, ahora toma uno- dijo sonriente; no pude evitar enrojecer de vergüenza.

-No seas tonto, usa uno y guarda el otro, creí que estabas retrasado.

-No nos iremos de aquí hasta que tomes uno, Camilo- lanzó decidido.

-Bien, ¿Cuál tomarás tú?

-El que quede, el que no elijas.

-Pero no sé cuál elegir.

-Bien, según lo que he leído; el yin representa… la noche, la luna, la perspicacia, el invierno, el agua, la oscuridad, el frío, la pasividad, lo negativo y aunque suene sexista, representa la carga femenil del universo; y el yang pues todo lo contrario… el día, el sol, la lógica, la primavera, el fuego, la luz, el calor, la actividad, lo positivo y masculino.

-Bueno… a mí me gusta la primavera.

-Y a mí la noche, está decidido- dijo llevándose uno de los collares a la boca, tomó el otro y cuidadosamente lo pasó por mi cabeza, eran graduables por lo que podían colgar o ser tensados alrededor del cuello como una gargantilla.

-Listo- dijo dando un paso hacia atrás.

-Déjame ponerte el tuyo- dije sujetando el collar que sostenía con su mordida; él abrió su boca obediente y procedí a pasarlo sobre su cabeza y a ajustarlo; mientras lo hacía no pude evitar darme cuenta que Harvey me miraba fijo a los ojos, sonriendo infantilmente, aunque yo no lo hice directamente, el contacto visual directo a esa distancia tan reducida era algo incómoda, tenía la sensación de que Harvey iba a besarme en cualquier momento, por lo que traté de apresurar el proceso.

-Listo- dije alejándome aliviado.

-Gracias, Cami- dijo dándome un beso en la mejilla acompañado de un abrazo, envolviendo mi cuello; yo respondí a él, sujetándolo con mis palmas bien abiertas por la espalda, era la única oportunidad que tenía de sentirlo tan cerca de mí, su temperatura corporal estaba más elevada de lo normal, como era costumbre en él, permanecimos así por un momento, hasta que decidí que eso no le hacía bien a nadie.

-¿Harvey?- dije en su hombro.

-¿Mmm…?

-¿Recuerdas la conversación que tuvimos sobre ser amigos?- él asintió junto a mi cabeza –bueno… lo que siento por ti… todo sigue aquí y… abrazarme desnudo no me ayuda- dije algo avergonzado; él se apartó de mí rápidamente sujetándome de los hombros, no pude evitar sonrojarme al tiro, por lo que me vi obligado a bajar la cabeza.

-Lo siento- yo asentí sin alzar la mirada –iré a… bañarme ahora- dijo tomando sus objetos de aseo de la cama, yo sólo pude asentir nuevamente, vi sus piernas envueltas por la toalla caminar fuera de la habitación, al escuchar la puerta del baño cerrarse, levanté nuevamente la cabeza y la apoyé en el marco de la puerta, tomando la pieza de metal que colgaba de mi cuello entre mis dedos, “lo superarás, Camilo, siempre lo haces”.

Dilan

-¿Diga?- pregunté abriendo la puerta.

-Hola- dijo Edward tímido.

-Pasa- dije abriendo esta por completo; él caminó unos pasos hacia la sala y procedí a cerrar la puerta, al hacerlo, Edward se volvió hacia mí y se acercó dándome un suave beso y sujetando mi camiseta, a lo que respondí sosteniendo su mejilla con una mano, no me sentía 100% a gusto con Edward, aunque no fuese su culpa, él no era un mal chico, pero… no era Harvey; dejaría que la relación siguiera su curso natural como fue en el caso de Sonia y luego pensaría en lo demás.

-Vine a invitarte a salir- dijo con una sonrisa inocente.

-¿A salir?

-Aunque obviamente, preferiría quedarnos y tener sexo, hoy podríamos cambiar la rutina, anda, di que sí, por San Valentín- dijo sujetando mi mano.

-Vale, dame un momento, iré por zapatos- dije bajando la mirada a mis pies y moviendo mis dedos.

-Te espero- dijo Edward caminando hacia el sofá; caminé hasta mi habitación y me puse unos zapatos deportivos, abandoné la habitación y luego el lugar acompañado de Edward. Tomamos un taxi hasta un centro comercial y al llegar nos dispusimos a ir por comida; era algo raro ya que era San Valentín, por lo que sólo había parejas heteros o grupos amplios de amigos, éramos los únicos en dúo y del mismo sexo, aunque el común pareció ignorarlo, estaban muy ocupados en su festividad como para notarlo. La conversación entre Edward y yo tuvo un flujo normal, me di cuenta que come demasiado, para sus proporciones, y conservaba una buena figura, era algo de admirar; al terminar, abandonamos el local y comenzamos a caminar por centro comercial, esperando la hora indicada para ir al cinema.

-¡Lily, descúbrele los ojos a Harvey, o harás que tropiece!- escuché del otro lado del nivel en el que nos encontrábamos, giré y vi a Harvey cargando en su espalda a una niña que cubría sus ojos, y a unos pasos de ellos, dos mujeres, una podía estar entre los cuarenta y la otra entre los veinte, debía tratarse de su tía y sus primas, con quienes me había dicho que pasaría su cumpleaños; las mujeres detrás de Harvey traían bolsas de compras y parece que no habían tenido suficiente, porque la niña le indicó algo a Harvey que no se pudo oír del otro lado, en el que nos encontrábamos Edward y yo, pero Harvey giró cuidadosamente a su izquierda y entraron en otro almacén.

Quise acercarme a hablar con él, de lo que fuese, no importaba realmente el tema, él era la compañía que quería en esa fecha.

-Deberíamos ir a revisar las carteleras de cine, a ver si es una buena idea esperar, o podríamos ira a otro lugar- le dije a Edward.

-Vale, vamos.

-Adelántate, iré al baño.

-Puedo acompañarte- “coño, olvidé que él también podía entrar al mismo baño”.

-Ed, es San Valentín, estoy seguro que no vamos a ser los únicos que iremos al baño con esa intención… nos verán- él me sonrió con resignación y luego se encaminó a los cinemas al tercer nivel del centro comercial, me senté en una banca a esperar a que Harvey saliera del almacén, miraba a todos lados, esperando no ver a Edward cerca, no éramos oficialmente pareja, pero el título estaba implícito.

-¡DILAN!- escuché una voz al final del pasillo, giré y encontré a Edward corriendo hacia mí.

-¿Qué sucede?

-Pensé que irías al baño.

-Lo hice, es sólo que… había una pareja en él y me cohibí- “wow, sí que sabes mentir” escuché en mi oído.

-¿Ahora mismo?

-No, hace un rato ya, pero no quiero volver a entrar y encontrar otra escena.

-¡¿Los viste?!

-No, no, escuché sus gemidos desde un cubículo.

-Claro…- dijo riendo- oye, acaban de llamarme, surgió algo importante en casa, tengo que irme- “¿eso es algo bueno o algo malo? / Es malo, porque tendremos que llevarlo”

-¿Quieres que te lleve?

-Sólo hasta la entrada del centro comercial, no quiero incomodarte, Dilan- caminamos hasta la salida, y pedí un taxi para Edward, parecía que se trataba de algo importante, se veía tenso.

-¿También te irás?- preguntó con un pie ya dentro del vehículo.

-Caminaré un rato más- dije sosteniendo su mejilla. Él se metió por completo en el auto y se marchó. Me adentré en el centro comercial nuevamente, buscaría algo de beber y luego buscaría a Harvey, tenía mucho tiempo, después de todo.

-Disculpe.

-¿A la orden?

-Uhm… ¿Soda? Tamaño personal.

-Claro, ¿Algún sabor en particular?

-No, no se preocupe.

-En seguida- dijo la joven alejándose del mostrador.

-Entonces… ¿tú me ganarías en una competencia de beber cervezas?- escuché a alguien acercarse al mostrador.

-Sí… Alto, caballo, ya llegamos- dijo la niña.

-¿Está la chica del mostrador?

-No, no está.

-Hola- dije interrumpiendo, la niña giró de inmediato, mientras Harvey no efectuó movimiento, tenía los ojos cubiertos de cualquier forma.

-Hola- dijo ella tímida, era atractiva, tenía también los ojos ámbar y rasgos delicados, y un cabello castaño ondulado.

-Lily… necesito mis ojos, o dame una descripción al menos- dijo él girando su cuerpo hacia mí.

-Cabello largo.

-¿Qué tanto?

-Hasta las mejillas.

-Uh huh.

-Frenos.

-¿Dilan?- la niña me miró expectante, negué con la cabeza.

-Nuh uh.

-¿Segura?

-Él dijo que no.

-¿Su cabello es negro?

-Sí.

-¿Es blanco?

-Sí- Harvey hizo una mueca con la boca, como meditando su siguiente evaluación.

-Camiseta apretada, se pueden ver sus pezones a través de ella- su comentario me dejó sin habla.

-Sí, mucho- contestó la niña asintiendo divertida, la faltaban algunos dientes por salir; desvié la mirada al suelo avergonzado, dibujando una sonrisa con dificultad.

-Aquí está su soda, lamento la demora, se habían acabado los vasos y tuvieron que ir por ellos a la bodega- dijo la chica extendiéndome el vaso.

-No se preocupe- dije extendiéndole el dinero.

-Me da un vaso de soda de naranja, tamaño familiar- se apresuró Lily.

-¿Familiar? Yo creo que no; que sea personal- dijo Harvey dirigiéndose a la mujer del mostrador con los ojos aún cubiertos.

-¿Por qué no familiar?- dijo ella con voz de puchero y retirando las manos de la cara de Harvey, envolviendo su cuello.

-Porque la dejarás a la mitad, y yo tendré que beber el resto de ella, caliente y sin gas, además tú soplas a través del pitillo- replicó él, giré a ver a la chica y ella observaba divertida, sosteniendo mi cambio.

-La beberé toda, Harvey.

-Lo sé, así que ¿por qué íbamos a arriesgarnos comprando una familiar?, sabiendo que la personal hace el mismo trabajo, a excepción de la parte en la que me tomo tu baba- dijo mirándola con una sonrisa.

-Tamaño personal- dijo Lily con aire de tristeza, apoyando la cabeza en el hombro de Harvey.

-En seguida- dijo la mujer.

-Espere…- interrumpió Harvey, seguido de un profundo suspiro- que sea familiar- finalizó desviando la mirada, frustrado por dejarse influenciar tan fácilmente.

-Que lindo- dijo la chica sonriente –en un momento traigo su pedido.

-Seré un pésimo padre- comentó mirando a la nada.

-Puedes dejarle el trabajo duro a la madre- sugerí; él giró y me sonrió.

-¿Cómo estás?

-Un poco solo- él mostró expresión de sorpresa –pero no desde hace mucho, vengo de dejar a mi cita en la estación de taxis.

-Uh, ¿Está todo bien?

-Sí, todo bien- asentí.

-Aquí está el pedido- dijo la mujer, Harvey le extendió el dinero y le hizo entrega del vaso a la niña y nos marchamos.

-A propósito, ella es Lily; Lily, él es Dilan.

-Hola- dijo ella tímida, igual que la primera vez que nos saludamos.

-Mucho gusto- le dije sonriendo, ella sólo asintió y luego escondió su cabeza en el hombro de Harvey más alejado de mí.

-Y ¿también te irás?- preguntó Harvey.

-Supongo que me quedaré un rato, ¿y tú?

-¿Necesitas compañía?- preguntó, mi corazón empezó a latir con rapidez, me puse nervioso.

-¿Me vas a acompañar?

-Sólo si tú quieres, cla…

-Seguro- me apresuré, cagándola, él en un principio se mostró sorprendido y luego sonrió desviando la mirada al suelo.

-Hablaré con mi tía, ella me espera en la salida, le diré que me quedaré, quédate aquí- dijo señalándome un banco; me senté y los vi desaparecer detrás del muro “las mejores cosas suceden cuando no las planeabas supongo”.

-Y… otra vez, yo tenía razón- dijo Harvey acercándose y levantando el vaso de soda.

-Y… ¿está muy lleno?

-No, no mucho, pero eso no le quitará el hecho de que Lily sopló el pitillo- reí al comentario.

-¿Vamos?- dije poniéndome de pie.

-¿A dónde?

-No lo sé… planeaba ver una película.

-Me gusta, sí, vamos- dijo latigando su cabeza y guardando sus manos en sus bolsillos con una sonrisa; caminamos en silencio, aún no podía creer que pasaría San Valentín con Harvey; al llegar a la taquilla la espera fue algo larga, conversamos en lo que llegamos a la taquilla, pagué los boletos, las palomitas y la soda, para mí, ya que Harvey tenía un vaso pendiente; al entrar, fue algo incómodo, ambos asumimos un comportamiento bastante hetero, hacíamos comentarios esporádicos sobre la película, incluso nos cuidábamos de no meter las manos en la cubeta de palomitas al mismo tiempo.

-No estuvo tan mal- comenté mientras tiraba el vaso de soda y la cubeta de palomitas.

-Bueno… fue una de esas películas en las que te gustaría que el protagonista muriera, por su insufrible ego- sugirió con una sonrisa.

-Sí, pensé que sólo me pasaba a mí- dije regresando a su lado -¿Qué hora es?

-23:46- respondió tras sacar su teléfono –aún es temprano.

-¿Algún otro lugar al que se te ocurra ir, a esta hora?- él negó –supongo que algo encontraremos en el camino- finalicé y echamos marcha; después de la película me sentía muy tenso, ansioso, cada vez que hablaba sentía que lo incomodaba, que me estaba esforzando demasiado, lo que me volvía un nudo de inseguridades y me obligaba a hablarle de nuevo para asegurarme que estábamos bien, repitiendo el ciclo; después de encontrarnos con muchos locales cerrados, encontramos un pequeño restaurante abierto.

-¿…Y?

-Vamos- dijo encaminándose a la entrada; al entrar nos dimos cuenta que el lugar estaba algo lleno, sin mencionar que el ambiente no era muy apropiado para dos amigos; caminamos unos metros y tomamos asiento en una pequeña mesa, uno frente al otro.

-Bienvenidos- dijo la mesera –aquí tienen el menú… discúlpenme un momento, ya regreso, es que estamos algo llenos.

-No se preocupe- dijo Harvey recibiendo la carta.

-Gracias- agregué.

-Con mucho gusto, señor, en un momento vuelvo por la orden suya y la de su novio- dijo alejándose; creo haberme sonrojado, sentí una sensación de calidez por dentro, vi cómo Harvey la observaba al alejarse, ido por el comentario.

-Te dijo “señor”- dijo sonriendo sin dejar de verla, “¿eso quiere decir que no le molesta que seamos pareja, por esa noche?”.

-¿En serio eso fue lo único raro que escuchaste?- pregunté para asegurarme.

-Bueno, Dil, hay globos de helio en forma de corazón en el techo, música clásica de fondo, luces bajas de color rosa, mesas con dos asientos solamente, suponer que somos pareja no tendría nada de raro, además, ten en cuenta la hora y la fecha, ¿te molesta que piense que lo somos?, porque cuando regrese, podríamos aclarárselo.

-No te preocupes, no se me ocurre alguien mejor con quien me tomen de gay- comenté en broma. Él sólo asintió desviando la mirada, recorriendo el lugar y de repente se detuvo un punto fijo, giré con él y encontré dos chicas sentadas en una mesa.

-Tal vez vengan como nosotros- dije mirándolo.

-O tal vez no- dijo abriendo los ojos, impresionado; volví a ver a las chicas y se estaban besando apasionadamente; curiosamente Harvey no les quitaba la mirada de encima.

-Se te quiere ir el ojo, Harvey- comenté, fingiendo celos, que no eran del todo fingidos; esa actitud era tan hetero.

-Lo siento, amor- dijo volviendo la mirada a la mesa, avergonzado, la sola idea de que pudiese recibir ese trato de su parte fue realmente excitante.

-¿Ya decidieron que van a comer?- preguntó una voz sobre nosotros. Ambos negamos, regresando las cartas -¿Por qué no prueban el especial de San Valentín?

-¿Dil?

-Sí, claro- lancé.

-Muy bien, no se preocupen que el especial sale súper rápido- dijo la mujer animosa mientras se alejaba. En lo que volvía, Harvey y yo tuvimos una corta conversación, ya que efectivamente, el especial sí llegó bastante rápido.

-Necesito que uno de los dos, se cambie de lugar y se siente junto al otro, porque es un solo plato- dijo la mujer sosteniendo un gran plato con ambas manos; Harvey se puso de pie y se sentó junto a mí; de inmediato la mujer nos hizo entrega de los cubiertos y puso el plato en la mesa; el especial de San Valentín: pasta, con un gran corazón de kétchup en el medio, muy Disney.

-Que lo disfruten, feliz día de San Valentín, ya vienen las bebidas- dijo la mujer marchándose. La situación sí era algo embarazosa.

-Wow…- dijo Harvey mirando al plato.

-Sí…- dije asintiendo.

-Es… demasiada kétchup- dijo abrazándose a sí mismo, con cara de sorpresa, yo sólo me limité a mirarlo con una sonrisa y levantando una ceja –Y… obviamente el corazón está también muy fuera de lugar- dijo mirándome, levantando las cejas y asintiendo una vez, como diciendo “¿mejor así?”, a lo que yo sólo pude reír.

-Bueno, empecemos- dije tomando los cubiertos.

-Espera- interrumpió Harvey, tomó su tenedor y esparció el corazón de Ketchup encima de toda la pasta, deformándolo, antes de molestarme, el acto me produjo mucha gracia -sigue siendo mucha kétchup, pero ya no es incómodo… no tanto- dijo sonriéndome, luego de eso sí empezamos a comer desde los lados alejados del plato; tuvimos una conversación ligera, y poco a poco fuimos llegando al centro del plato.

-¿Dil?

-¿Sí?

-Tienes…- dijo haciendo gestos con su mano alrededor de su cara.

-¿Qué?

-Dame tu tenedor- dijo extendiendo su mano, y así lo hice, luego de eso, Harvey, lo pasó suavemente por la comisura de mi labio, como tratando de quitar kétchup de él y luego de hacerlo puso cara de haberla cagado.

-¿Empeoró?- él asintió divertido y avergonzado –arréglalo, Harvey, ¿ves lo que haces?- sentencié.

-No hay servilletas, Dil- dijo hurgando en la mesa, y luego de eso acercó su mano a mi rostro y rápidamente retiró la salsa con su pulgar; intencionalmente, mientras él limpiaba mi cara, hice mi cabeza un poco hacia su mano, pero no era mucho lo que había que limpiar en mí, por lo que el momento no fue muy largo; luego de eso, Harvey limpió su dedo pasándolo por la parte inferior de la mesa.

-Listo- dijo sacando su mano de debajo del mantel.

-Bien, gracias- sonreí.

-Espera- dijo Harvey interrumpiendo nuevamente.

-¿Qué sucede?- él tomó el cuchillo y lo pasó por el medio del plato, cortando todas las hebras de pasta que rozaban bajo el filo del utensilio.

-Listo.

-Que mal… yo quería que sostuviéramos la misma hebra por extremos diferentes y nos encontrásemos en el medio- lancé; el tiempo que estuve con él, no fue suficiente para vencer mi miedo y mi inseguridad con su cercanía, pero sentía que entre nosotros había un poco más de confianza, lo que me daba la oportunidad de lanzar esa clase de indirectas, que eran tan directas que podían confundirse fácilmente con una broma.

-Dil, no necesitas usar una hebra de pasta para darme un beso, puedes hacerlo cuando quieras, eres mi novio después de todo, ¿recuerdas?- dijo sin levantar la mirada del plato, como si se tratara de algo obvio.

-Es bueno saberlo- concluí, dejando el tema a un lado, mi entrepierna empezó a latir como loca.

Al terminar, Harvey se acercó a la caja, pagó por la cena y se distrajo con la mujer que nos atendió, que por momentos miraba hacia donde me encontraba, riendo.

-¿Nos vamos?- dijo de regreso.

-¿Qué hablaste con ella? Miraba mucho hacia acá- pregunté incorporándome.

-Me preguntó cuánto tiempo llevábamos juntos… y luego me felicitó- dijo frunciendo mirando a la nada.

-¿Te felicitó?

-Dijo que éramos muy valientes… un desperdicio, pero valientes- no me molesté en contener las risas, en las que él me acompañó.

-Y ¿Cuánto tiempo tenemos juntos?

-Unas semanas- dijo apresurándose a la salida.

Al abandonar el centro comercial, tomamos un taxi a casa; no conversamos en el recorrido, de vez en cuando nuestras miradas se encontraron y sólo nos dirigíamos una sonrisa, para luego volver la mirada al cristal, aunque a veces sentía un tremendo agotamiento que hacía que mis párpados cayeran solos.

-¿Dil?- sentí la voz de Harvey en mi frente y una mano que apretaba mi rodilla –Dil, ya llegamos- abrí mis ojos con algo dificultad y me di cuenta que me había quedado dormido en el hombro de Harvey; en esa ocasión, no me aterré tanto como la primera vez que sucedió, en lo absoluto, por el contrario me tomé un tiempo para levantar mi cabeza de su hombro.

-Tardamos un poco- dije levantando mi cabeza, restándole importancia al hecho.

-Sí, algo, ¿Quieres que te acompañe a la entrada?

-No, gracias Harvey, no hace falta, luego tendrías que irte caminando y es algo peligroso.

-Vale… gracias por hoy, Dil… me divertí- giré a verlo y me sonreía con todos los dientes, era la sonrisa más hermosa que hubiese visto.

-Sí… yo también me divertí- confesé tímido, su sonrisa menguó y nos suspendimos en la mirada del otro por un momento, giré mi cuerpo un poco hacia él y mi mirada se desvió hacia sus labios.

-¿Cuándo quiera?- pregunté recordando la conversación en el restaurante, esperando que él lo recordara también.

-¿Uh?- dijo Harvey poniendo cara de no haber entendido.

-¿Dilan?- sentí una voz detrás de mí, fuera del auto; giré y vi que se trataba de mi tía.

-¿Sandra? ¿Qué haces fuera a esta hora?

-Te dije que iba a llegar tarde, bueno, vámonos, son casi las 02:00.

-Adiós, Dilan- dijo Harvey con voz baja detrás de mí.

-Adiós- dije girando nuevamente por un momento y bajándome del vehículo; cerré la puerta y sentí cómo el auto echaba marcha detrás de nosotros.

-¿Qué hacías afuera a esta hora si mañana tienes clases?

-Es que… fui a una cita doble- mentí –es San Valentín, Sandra.

-¿Cita doble? Que poco románticos- lanzó -¿De quién fue la idea?

-Mutuo acuerdo.

-Y ¿Cómo les fue?

-Excelente- comenté complacido –de hecho, fue el mejor San Valentín de todos.

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La próxima semana...

~ (...)¡VINO MÁS GENTE DE LA QUE ESPERABA!(...) ~ (...)Sólo me la quiero follar, no casarme... además tengo novia(...) ~ (...)¡NO PUDE HACER NADA, EL BAÑO ESTABA OCUPADO, HABÍA UNA PAREJA FOLLANDO!(...) ~ (...)¡Eres un perro y un imbécil!(...) ~ (...)¡ES QUE TERMINÉ CON DILAN!(...) ~ (...)¿Qué pasa, Harvey?(...) ~ (...)Dilan… antes que nada… necesito que me perdones por esto que estoy a punto de hacer…(...) ~

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Décimo tercer capítulo, no hay mucho que decir en esta nota al pie, excepto que a partir de la otra semana... ya no serán "próximas semanas" sino "próximos capítulos" en vista de que empieza un nuevo semestre de la carrera que curso. Nos vemos en ocho días. Saludos.