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-¿Cuál es el número máximo de personas del que te has enamorado al mismo tiempo?- la pregunta me tomó por sorpresa, me arrepentía enormemente de haber tratado de inmiscuirme, quise echar marcha atrás, porque divisaba en la lejanía un gran número de punzadas directo al corazón...

Previamente en @}}---,---...

~ (...)No… yo vengo a ver a alguien(...) ~ (...)Pensé que no te vería hasta que estuviese en el aeropuerto(...) ~ (...)No fuiste el primero… pero sí el último(...) ~ (...)¿Sabes si está saliendo con alguien?(...) ~ (...)Si no atiende cuando son ustedes, ¿Por qué atendería tratándose de mí?(...) ~ (...)Intenta ora vez, empiezo a asustarme(...) ~ (...)suenas raro, como si te hubieses despertado o como si hubieses llorado(...) ~ (...)No es lo más extraño que ha hecho, creo que esto es bastante softcore en comparación(...) ~ (...)Un hombre que se deja hacer marcas de arañazos de otra tipa no es exactamente un santo(...) ~

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XII

Harvey

-¿Harvey?- sentí un dedo en mi hombro, que me sacó de mi meditación.

-¿Sí?

-El profesor te está haciendo una pregunta- dijo Víctor algo tímido.

-¿Qué era profesor?

-Cuando la trasmisión del virus es de la madre al hijo, ¿De qué tipo de trasmisión hablamos?

-Vertical.

-¿Y de qué virus estamos hablando?- entendí entonces que su intención era ponerme en ridículo, él no contaba con que yo respondiese la primera pregunta.

-Retrovirus- respondí sumiso; podía esquivar todas sus preguntas, pero yo no estaba de humor para seguirle el juego. El profesor me miró algo frustrado y volvió la mirada a las diapositivas.

-Pensé que iban a fusilarte, no pareciera que estuvieses prestando atención- dijo Víctor entre risas.

-No lo hacía- su cara cambió de golpe.

-Que ñoño eres- dijo cruzándose de brazos en la silla y deslizando su cuerpo hacia delante frunciendo el ceño.

-Shhh… Víctor, harás que saquen a Harvey de clases- escuché susurrar a Xander del otro lado de Víctor.

-Alex, no lo has visto, está ido, me preocupa, tiene el uniforme empapado de saliva que olvidó tragar- Xander soltó un fuerte ronquido tratando de contener la risa, lo que provocó que Víctor también rompiera a reír.

-Santiago, Salinas y Santodomingo, abandonen el salón de clases- lanzó el profesor apoyando su mano en el escritorio mientras zapateaba; me puse en pie sin protestar y todos me miraron sorprendidos; uno pudiese pensar que prometeríamos mejorar al comportamiento, pero ser sacados de clase por motivos de indisciplina era ya muy normal en nosotros, aunque esta fuese la primera vez que yo no pusiese resistencia, lamentablemente arrastrábamos a Xander, Víctor y yo éramos unas malas influencias para él, quien sólo estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado; golpeé a Víctor con la rodilla para que me dejase pasar, él me miró tonto al ver mi reacción como si yo estuviese esperando que me sacaran, Víctor se puso en pie y luego Xander y caminamos en fila india con la cabeza en alto hasta la salida. Ya fuera, Víctor soltó la carcajada con más ganas, la puerta del aula ni siquiera había terminado de cerrarse, como si quisiese hacerle saber al profesor que le importaba mierda lo que hiciera.

Nos sentamos en las mesas del edificio de la facultad a conversar, bueno Víctor y Xander conversaron, yo sólo escuchaba, cuando decidí irme.

-Me voy- dije poniéndome de pie.

-¿Cómo que te vas?- se alarmó Víctor levantándose del espaldar –No puedes dejarme solo con… él- dijo volteando a Xander –el miércoles fue insufriblemente aburrido, Harvey no me puedes hacer esto a mí.

-Estarás bien Vico, deberías quedarte más tiempo solo con Xandy, a veces intenta hacerse el aburrido, pero si te portas lo suficientemente infantil, se dará cuenta que la madurez no tiene lugar contigo, además ¡Hey! Anímate, esta vez, por primera vez en tres semestres, nos sacaron de clases por su culpa- dije echándome la mochila al hombro –los veré el lunes- dije girando sobre mi eje.

Abandoné la sede y me encaminé colina arriba, aLa Regionalnumérica. Al llegar le envié un mensaje a Dil para avisarle que estaba ahí, respondiéndome que esperara por él en la cafetería y así lo hice, caminé hasta la barra y pedí una botella de  refresco y tome asiento en una mesa vacía. Me distraje haciendo siluetas con agua que había sobre la mesa, proveniente de botellas previamente situadas en el lugar, al cabo de un momento sentí que alguien se sentaba junto a mí.

-Hola- alcé la mirada y encontré a Simón, sonriente, animado, no entendía cómo hacía para mantenerse tan enérgico.

-Hola, Simón.

-Y ¿A qué debo el honor de tu visita?

-Vine a buscar a Dilan.

-¿Dilan?- preguntó con cara de tonto y levantando una ceja.

-El administrador- sonreí.

-¡Ah! Dilan claro, el que viniste a buscar el lunes- dijo recargándose en el espaldar.

-Sí, ese Dilan.

-¿Son Vecinos?

-Relativamente- la conversación siguió un flujo normal y un poco monótono, hubo un momento en el que me desconecté de la conversación y fue cuando un chico entró en la cafetería, clavó su mirada en mí desde el momento en el que entró, encontré en él cierta similitud con Xander, sólo que él era más bajo, tenía rasgos más aniñados, tenía una mirada cortante y de desconfianza, sólo apartó su mirada al momento de acercarse a la barra y de regreso fue exactamente lo mismo, hasta que abandonó el lugar.

-A propósito Harvey, ¿Qué harás esta noche?

-No he planeado nada especial, ¿Por qué?

-¿Juegas tenis?- preguntó dudoso

-Sí, claro, lo jugaba en la escuela- dije sonriendo.

-Bueno, entonces, te invito a jugar tenis, ¿Qué dices?- la idea me animaba, los últimos días había estado algo cabizbajo tras la partida de Drew, pensé que necesitaba una distracción, un escape a todo eso que me envolvía.

-No tengo raqueta- confesé, “esta es la parte en la que me ofreces una de las tuyas”, dije para mis adentros.

-No te preocupes, puedo prestarte una mía- dijo encogiéndose de hombros; “sí”.

-Vale, suena bien, me apunto- una sonrisa de complacencia se dibujó casi de golpe.

-Hecho, nos vemos en la plaza a las 19:00, ¿está bien a esa hora?

-Por supuesto.

-Nos vemos entonces- dijo poniéndose de pie –no llegues tarde- sentenció divertido.

-No lo haré- dije girando mis ojos con una mueca. Tomó su mochila y caminó a la salida; al cabo de unos segundos, vi entrar a Dil, todavía, a pesar de todo lo que había intentado para sacármelo de la cabeza, sentía fuertes sacudidas con su presencia; me buscó con la mirada y tan pronto me halló, me sonrió tiernamente, caminó hacia mí y chocamos puños.

-Hola- dijo algo agitado.

-¿Venías corriendo?

-Sí, pensé que ya te había hecho esperar bastante- dijo avergonzado -¿Ya empacaste?- la pregunta me dejó algo descolocado.

-¿Que si ya empaqué?

-Sí, para irnos- “¡Claro! Hoy se cumplían dos semanas, su plazo había acabado”.

-No, yo… no viajaré Dil, me quedaré aquí- dije algo apenado, vi en su rostro que la noticia no le agradó mucho.

-¿No?

-No, pero, si tú quieres, podría acompañarte hasta la terminal- dije encogiéndome de hombros.

-No hace falta- lanzó forzando una sonrisa.

-Lo haré- dije decidido -¿ya empacaste?

-Sí, lo hice esta mañana.

-Vale, entonces vamos- dije poniéndome en pie.

Caminamos fuera de la cafetería, cuando nos encontramos de frente con el chico con el que sostuve miradas en cafetería, aparentemente él me conocía de algún lugar, y no guardaba un recuerdo muy grato de mí.

-Dilan, ¿Vienes un momento?- dijo sujetando su hombro.

-Dame un momento, Harvey.

-Seguro, te espero en la salida.

-No, no hace falta, quédate aquí- dijo alejándose con el misterioso acompañante; me apoyé en la pared de la cafetería, esperando pacientemente.

Dilan

-Dile que no hace falta que te lleve, que puedes ir solo, yo iré contigo.

-No, Ed, Harvey y yo teníamos un trato, nos iríamos juntos.

-Pero él no va a viajar, y aún así pretende escoltarte hasta allá, Dilan por favor, no puedes ser tan ingenuo como para caer en algo así.

-Ed, me está acompañando porque se suponía que vendría, es una manera de, no sé, compensarlo- empezaba a cabrearme.

-Dilan, no confío en él.

-Edward, no te estoy pidiendo que confíes en él, te estoy pidiendo que confíes en mí.

-Es obvio que no te has dado cuenta de la forma en que te mira- me lanzó con el ceño fruncido, acercando su cara a la mía amenazante.

-¿Sabes Edward? Estaba esperando el momento para decírtelo, pero creo que lo haré ahora, el lunes, cuando te dije lo que te dije, no sé si eso significó algo para ti, pero lo decía muy en serio, al punto que hace dos días terminé con Sonia, pero escenas como esta, me hacen replantearme las cosas y cuestionarme sobre si habré hecho lo correcto- dije asumiendo el papel de ofendido, su semblante cambió de golpe, se puso nervioso y desvió la mirada avergonzado, lo había doblegado.

-¿Terminaste con Sonia?

-Tengo que irme, Edward, te veré el lunes- dije girando sobre mi eje. Edward me había dañado la tarde, si ya me encontraba lo suficientemente frustrado por el hecho de que Harvey no viajaría este fin de semana, su escena sólo lo empeoró. Aceleré un poco el paso hasta encontrarme con Harvey, quien se había quedado en el mismo lugar en el que lo había dejado.

-Listo.

-¿Está todo bien?

-Sí, vámonos.

Caminamos hasta la salida donde Harvey pidió un taxi, en el recorrido no cruzamos palabra, pasé todo el camino mirándolo a través del reflejo de la ventana.

-Ve, por la maleta, Dil, te espero aquí, no tardes.

Bajé del auto, y caminé a paso rápido, entré en casa y tomé la maleta, dejando en su lugar, la mochila con mis libros, salí y me regresé al taxi con Harvey, quien aparentemente, había caído en un profundo estado de meditación nuevamente, al igual que el día que lo hallé en el autobús.

Al llegar a la terminal, decidí preguntarle que había sucedido, sólo debía escoger el momento propicio.

-Espérame en la plataforma, iré por el tiquete- le indiqué.

-Vale- dijo echando marcha. Me aproximé a la taquilla, y tras comprar el tiquete, me armé de valor, no me iría sin saber el por qué de su extraño comportamiento en los últimos días; tras cruzar el umbral de la plataforma lo encontré sentado en una banca, frente al espacio vacío del microbús que se supone me llevaría a casa.

-Harvey- dije sentándome junto a él.

-¿Sí?

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-¿Otra?- dijo sonriendo.

-Sí… otra- no pude evitar sonreír también.

-Claro.

-¿Qué pasó el miércoles? Cuando decidiste no ir a clases- lancé a quemarropa. La sonrisa, lentamente se desdibujó y volvió la mirada al suelo, “la cagaste” pensé.

-Dilan.

-¿Mmm…?

-¿Cuál es el número máximo de personas del que te has enamorado al mismo tiempo?- la pregunta me tomó por sorpresa, me arrepentía enormemente de haber tratado de inmiscuirme, quise echar marcha atrás, porque divisaba en la lejanía un gran número de punzadas directo al corazón, pero ya había prendido la mecha, tenía que seguir adelante; suplicaba que el microbús no tardara en aparecer y me dejara el tema a medias, antes de lanzarme el comentario más hiriente. Levanté lentamente el dedo índice, que supuse divisó con el rabillo del ojo, ya que no volteó a mirarme, sólo asintió, con su mirada en el suelo.

-¿Y tú?

-Tres.

-¿Ese es el problema?

-No… el problema es que me enamoré de la persona equivocada… tres veces.

-¿Equivocadas?- asintió, su mirada no se despegaba del suelo, su rostro no movía músculos que pudiesen sugerir algún sentimiento que lo estuviese invadiendo en ese momento, o tal vez su cabello no me permitía divisarlo con claridad -Y ¿Por qué equivocadas?

-Bueno… como te dije… eran tres… a quienes llamaremos “A”, “C” y “D”, ¿entiendes hasta ahora?- asentí, deduje que el hecho de saltar la letra “B” sugería que no se trataba de letras al azar, eran iniciales de nombres.

-“A”… se marchó el miércoles; ese día, Dilan, no estuve en la playa, no toda la mañana… estaba en el aeropuerto, despidiéndome.

-¿Aeropuerto? ¿No era de aquí?

-No, “A” ni siquiera era de este país, nos conocimos en la playa, fuimos a una cita hace exactamente ocho días… y me involucré de más, bastante estúpido, ¿cierto?- primera punzada.

-Y ¿Qué piensa “A”?

-Que regresará, dice que no sabe cuando, pero que regresará y que cuando lo haga, nos casaremos- segunda y tercera punzada de golpe.

-¿Se casarán?

-Eso aún no se ha discutido a profundidad.

-¿No le crees?

-“A” tiene 22, yo tengo 17, creo que ya para hoy se habrá olvidado de mí, o al menos a eso quiero aferrarme, de esa forma, no es tan duro el hecho de que no esté aquí- las heridas tras la partida de “A” seguían abiertas, eso era evidente, por la forma en la que hablaba de ella.

-Y, ¿”C”?

-“C”… - guardó silencio un instante –no sé, Dil, “C” es muy lábil, sin mencionar bipolar, a veces estamos bien, a veces estamos mal y… como estamos ahora.

-¿Así de mal?

-Nuestra relación se ha limitado a “buen día” y a “buenas noches”- hubo una pausa, acompañada de una profunda exhalación –no sé qué hacer con “C”.

-Pero ¿Te gusta?- “Dilan, tú sabes bien que no queremos saber esa respuesta”.

-Mucho-  cuarta punzada, “Ahora somos masoquistas… que bien” –pero… si llega a suceder algo entre nosotros, ¿Qué pasará si no corrige ese comportamiento? No estoy seguro de poder tolerarlo, Dil, siempre… hay algo, siempre algo sucede, no hay forma en la que podamos estar bien por un tiempo prolongado.

-Tal vez sea eso lo que te gusta.

-No sé que sea que lo que me guste de “C”, pero si de algo estoy seguro, es que no es eso.

-Y ¿tú le gustas?

-Eso me ha hecho creer, pero lo cierto es que… no para de ponerme trabas, sin mencionar que espera mucho de mí.

-¿Se lo has dicho?

-¿Que me pone muchas trabas? Lo hice en la última discusión que tuvimos, desde entonces, no hemos vuelto a hablar.

-¿Se molestó cuando le dijiste eso?

-Eso y otras cosas, pero… soy yo quien ha estado esquivando el diálogo… No sé si sea con todos, pero al menos conmigo, tiene la facilidad de manipularme sin que me dé cuenta y… ya no estoy seguro de si querer que me dé alas para luego quitármelas a unos pocos metros del suelo.

-Y… ¿”D”?-  Harvey tomó aire y alzó la mirada al cielo.

-“D”…- una minúscula sonrisa se dibujó en su rostro –No sé siquiera porque traje a mención su caso, no entiendo porque aún… pienso en “D” de la forma que lo hago ahora, sabiendo que es incluso más inalcanzable que “A”.

-¿Vive lejos de aquí?

-No, está a mi acceso, y supongo que eso sólo lo empeora, de “A” espero olvidarme con el tiempo, en tanto no vea su rostro, confío en que lo superaré… pero “D”… veo su cara con mucha regularidad.

-Y ¿Qué te detiene?

-“D”… está muy fuera de mi liga- “esa no me la creo, mira que yo soy chico y boto la baba por ti, no creo que una chica este fuera de tu liga, a menos que esté muerta o muy lejos de aquí, y dices ver su rostro con regularidad, lo que anula ambas posibilidades”.

-¿”Fuera de tu liga”?

-Así es, y aún peor que eso, lo que me hiere todavía más… es que está con alguien- por un momento desvió la mirada hacia otro lado y sentí que aspiró bruscamente.

-¿”Alguien más”?

-Y, es indiscutible el hecho… de que no puedo darle lo que recibe de esa persona, es una batalla que perdí mucho antes de darla, algo para lo que no debí apuntarme- sus bruscas aspiraciones se hacían más frecuentes y la punta de su nariz empezaba a enrojecer, sentía la quinta punzada hundirse lentamente.

-Harvey, eso no lo sabes- dije tratando de animarlo.

-Dilan, de eso puedes darte cuenta si tienes ojos… es todo lo que necesitas- dijo despegándose del espaldar.

-¿Le has preguntado por ese alguien? Tal vez no desee esa relación- dije despegándome también, buscando su rostro.

-No, Dil, suficiente tengo con verlos, como para arrastrar a esa persona a nuestra conversación también, sería un poco masoquista, ¿no crees?- nuevamente hubo silencio –Siento… que recorro un vía crucis en línea recta directo a la zona de amigos y no entiendo por qué me cuesta tanto aceptarlo, quiero decir… no importa cuánto me esfuerce, ni lo que haga, de cualquier modo, es allí a donde pertenezco.

-Y ¿no sabes qué siente “D”, por ti?

-No hay forma de preguntárselo sin que sea raro, y tengo miedo de perder lo poco que recibo de su parte- “¡Sí! ¡Lo sé! ¡Es exactamente lo que me pasa contigo!”.

-Y ¿Si le mandas indirectas?

-Para este momento, ya he enviado muchas indirectas, Dilan, no sé si de verdad no las entiende o simplemente decide hacer caso omiso de ellas, aunque si es lo segundo, creo que es bastante obvio hacia donde va nuestra relación.

-Creo creo creo… que deberías ser más directo, así no podrá simplemente zafarse y tendrá que darte una respuesta, porque así como vas, vivirás en la incertidumbre por rato, al menos hasta que lo hagas- estaba alentándolo ciegamente a alejarse de mí.

-No es tan fácil, Dilan- lanzó sin pensarlo.

-Lo es, es como… Harvey, me gustas y necesito saber si sientes lo mismo por mí… ¿ves?- lancé, seguido de una sonrisa, me quité un enorme peso de encima y ahora, el futuro entre él y yo, dependía expresamente de él, la culpa no me abrumaría.

-Es diferente, Dilan… tú y yo sabemos que no lo dices en serio, que es mentira.

-¿Cómo lo sabes?

-No es divertido- lanzó cortante.

-No intentaba serlo- dije inclinándome hacia él para ver su reacción, lentamente giró su rostro hacia mí y clavó sus brillantes ojos amarillos en los míos, hubo silencio, empecé a traspirar “Sólo… acércate y bésalo Dilan, puedes hacerlo”, pero Harvey tenía razón, no era tan fácil como sólo decirlo; me acobardé y desvié la mirada, arruinándolo todo –deberías decírselo.

-Sería egoísta, sin mencionar suicida, no podría simplemente decírselo, estaría sugiriendo que estoy en completo desacuerdo con su relación actual, como si le planteara que conmigo las cosas serán mejor y… aunque sé que haría lo posible porque fuese feliz, reemplazar o superar su pareja actual, es simplemente imposible- dijo volviendo la mirada al suelo.

-Y ¿Quién llegó primero y quién llegó después?

-Yo llegué al último… y es… he tratado de alejar esto de mí, fue tratando de olvidarme de “D” que conocí a “A”, pero… no funcionó, es su forma de ser… el trato que me da… sólo lo empeora, no puedo simplemente pedirle que se aparte, no es eso lo que quiero, no quiero que lo que siento hacia esa persona muera, quiero que esa persona sienta lo que yo siento por ella, quiero estar a su lado siempre… cuando estoy con “D” me siento…- alzó la mirada, con un profundo suspiro –no sé cómo describirlo, pero el punto es… que no quiero dejar de tener esa sensación con su cercanía, lo que me hace dudar de si quiero esto o no, y aunque las razones para un “No” son muchas, la razón del “Sí”, es tan o quizá más pesadas que todos los “No” juntos, “D” es… como una droga para mí- al escuchar esa última frase, mi mente empezó a juntar retazos de toda la conversación… “zona de amigos” “veo su cara con mucha regularidad” “ya he enviado muchas indirectas, no sé si de verdad no las entiende o simplemente decide hacer caso omiso de ellas” “es… como una droga para mí” lo que trajo de muy del fondo de mí una frase que fue inevitable no conectar con esta “Dakota, resulta ser la droga de Harvey” y si las letras eran las iniciales de los nombres, “D”, correspondía a “D”-akota, mi corazón se hizo trizas de inmediato, sabía que esto pasaría, sabía que terminaría completamente derrumbado; al escuchar las cosas que Harvey decía al referirse a “D” sólo me imaginaba una letra flotando sobre el vacío, poner la imagen de Dakota hizo que mi interior diera un vuelco.

No podía evitar sentir una terrible frustración al ver a Harvey, siendo destrozado de esa manera, por alguien que no lo merecía, alguien tan ciego y hueco, alguien indispuesto a quererlo de la forma que yo complacidamente haría si él me diera la oportunidad.

-Y ¿Si se lo dices cuando haya terminado con ese alguien? No creo que se lo tome a mal- ciertamente, me perturbaba en gran medida ver a Harvey en esas condiciones, y si había decidido decirme esas cosas, era porque buscaba apoyo.

-Han estado juntos por meses, si la relación no fuese tan profunda, hubiesen terminado durante las vacaciones de final de año, y ya ves, siguen juntos.

-Creo que te estás restando crédito, Harvey- giró a verme, y nuevamente nos suspendimos en la mirada del otro en silencio, “Dilan, ¿Cómo puedes amar a alguien de este modo a sabiendas de que no hay forma posible en la que puedas ser correspondido? ¿Cómo es que encuentras tanto placer en causarte tanto daño?” –asegúrate que te ve como un amigo antes de darlo por hecho basándote en supuestos.

-Entonces… debería confesárselo.

-Cuando haya terminado su relación, claro; no lo hagas por “D”, hazlo por ti- dije sonriendo con hipocresía. Sentí como un vehículo se estacionó frente a nosotros.

-¿Ustedes viajan aquí?- dijo un hombre bajando del microbus. Asentí -bien, suban que nos vamos de inmediato- dijo caminando hacia las taquillas de tiquetes con una tablilla en sus manos.

-Bueno… ya es hora- dijo Harvey poniéndose de pie.

-Sí, oye y ¿Qué harás que te hizo quedarte?

-Nada en particular, sólo que si me quedo, algo arreglaré con Xander o Víctor; planeado… sólo tengo un partido de tenis esta noche, con Simón, ¿te acuerdas de él?- creí que vomitaría al escuchar eso, eran demasiados sentimientos encontrados en esa tarde.

-¿Simón?

-Sí, con el que estaba hablando la vez que fui a buscarte.

-¡Ah! ¿El que te pretende?

-No me pretende, Dilan, harás que me ande con cuidado con él involuntariamente, deja eso.

-Vale, nos vemos el lunes- dije tomando mi maleta y caminando hacia el microbús.

-Dilan- escuché en mi espalda.

-¿Sí?- dije girando. De pronto sentí un cuerpo juntarse al mío, al tiempo que rodeaba mi cuello con sus brazos, no pude evitar dejar caer la maleta de la conmoción.

-Gracias por hoy- susurró Harvey en mi oído, apretándome a él, se sentía tan cálido, era el mejor lugar para habitar, el sitio ideal para existir; rodee su cintura con mis manos y exhalé hondo, dejándome invadir por ese sentimiento que Harvey desataba en mí de una forma tan incontrolable; amor.

-Seguro, Harvey- parafraseé cerrando mis ojos, dejándome envolver por su olor, hubiese preferido quedarme ahí, así con él, el fin de semana completo, en el mismo lugar y en la misma posición; pero Harvey se alejó de mí lentamente dando pasos hacia atrás sonriéndome, volví a tomar mi maleta y abordé el microbús, vuelto un nudo de sentimientos.

Harvey

-¿Seguro que juegas tenis, Simón? Porque si así es, no puedo evitar pensar que me dejaste ganar a propósito.

-Te dije que me lesioné el hombro desde el principio- dijo dejando caer su cabeza en el espaldar del asiento con una sonrisa que mostraba vergüenza.

-Vale, te creo- dije con una sonrisa, dando el tema por cancelado.

-El Mirador- dijo el taxista desde el asiento de adelante.

-¿Podría ahora entrar por la calle con el cartel del centro veterinario?

-Claro.

-Gracias…- repliqué -gracias, Simón- dije entregándole la raqueta que me había prestado.

-Seguro, deberíamos repetirla- dijo sonriente.

-Claro que sí- volví la mirada al parabrisa –Aquí, esta es la casa, en la que está la joven en la puerta- dije sacando dinero de mi bolsillo y entregándole al taxista mi parte del pago –Adiós, Simón.

-Hasta el lunes, Harvey- bajé del auto y encontré  a Alicia, con los puños en su cintura, con una ceja levantada, zapateando desde el marco de la puerta.

-Hola.

-Ese no era Dilan- dijo en tono de reclamo.

-Ya sé, Dilan no está, él viajó- respondí encogiéndome de hombros.

-¿Sabe que estabas con ese?

-Sí, se lo dije cuando lo llevé a la terminal- levantó su labio inferior y arrugó su mentón con los ojos entrecerrados como meditando la respuesta.

-Y ¿Qué tal estuvo la cita?- preguntó desafiante.

-No fue una cita, estábamos jugando tenis.

-¿Tenis? O quizá ¿Béisbol? O ¿Golf?- su tono no cambiaba, era una muy buena actriz.

-¿Uh?

-Son analogías sexuales, Harvey.

-Que enferma estás- dije dando la vuelta hacia las escaleras.

-¿Para donde vas? La discusión no acaba, maldito infiel- espetó detrás de mí.

-¿Qué pasa ahora?- dije girando y conteniendo las risas.

-Para jugar tenis, necesitas una raqueta… y tus manos están vacías- dijo abriendo los ojos y estirando su cuello hacia mis manos.

-Es porque Simón me prestó su raqueta, ¡Duuuh!- dije poniendo cara de retrasado.

-Jugaste entonces con la raqueta de Simón- concluyó cruzándose de brazos.

-Sí- respondí altaneramente.

-Y asumo que también jugaste con las bolas de Simón… ¿Cierto?

-Necesitas ayuda, Alicia, en serio- mis ojos empezaban a humedecerse, por tratar de no explotar en risas.

-¿Yo ayuda? Eres tú el ninfomano come hombres, que acaba de llevar a su novio a la terminal y ya encuentra un reemplazo para él, que asco me das- dijo recorriéndome con la mirada.

-No he reemplazado a Dilan… y ¿Qué hacías en la puerta de cualquier modo, Alicia?

-Esperando ala Sra.Elaine-dijo cambiando el tono, saliéndose del papel, la escena había acabado –me dijo que no me encerrara en el cuarto, que la esperara un momento en lo que volvía, que no dejara la primera planta sola.

-¿Te acompaño?

-Sí, dale, gracias, Harvey, tú siempre salvándome- me hizo pasar y nos sentamos en la mesa; conversamos un rato en lo que cenaba hasta quela Sra.Elainehizo su aparición. Me despedí de ambas y me dirigí a la segunda planta; al llegar a la habitación, encontré mi teléfono en mi cama “¿Cómo fue que no me di cuenta que no lo llevaba conmigo?” me di cuenta además que Camilo no estaba ahí, me preocupé un poco pero no le di mucho protagonismo al hecho por lo que estábamos en malos términos, así que simplemente me deshice de la ropa que traía puesta, me puse unos shorts y me preparé para dormir.

“¿No descargaste antes de acostarte?”

-No lo recuerdo.

“Pues a juzgar por la punción en la vejiga…”

-Pero es… estoy demasiado cómodo.

“¿Qué hora es?”

-La 2:57- dije para mí, tras sacar el teléfono de debajo de almohada.

“¿Camilo llegó?” Giré mi cabeza por un momento.

-No.

“¿Estará bien?”

-Eso espero, él nunca había hecho esto, no en lo que he estado aquí.

“Pues vamos a descargar ya, antes de que se hinche la vejiga y no salga nada”

-Eso no se oye tan mal.

“Harvey…”

-Ya voy…- me incorporé de mala gana, y arrastré los pasos hacia el baño; me dejé caer sobre la pared del baño frente al inodoro, eché mis piernas un poco hacia delante y las separé para no mojarme, saqué mi miembro y apunté un poco más arriba de lo normal para que no saliera de los contornos del retrete, teniendo en cuenta que no estaba sobre él sino diagonal hacia arriba, tomé aire y pujé para forzar la salida de líquido, cuando sentí que terminaría, me impulsé presionando mi cabeza contra la pared y haciendo mi cuerpo hacia delante para que no cayera nada fuera del inodoro, pero fue inevitable; “Bueno, al menos cayó hacia delante y no sobre los shorts”, tomé algo de papel de baño y limpié el asiento, lavé mis baños, descargué el retrete y caminé fuera del baño, cuando escuché que alguien azotaba el candado de las escaleras, me acerqué con cuidado y me posé en la cima de estas cuando vi a un chico, moreno cabello castaño, corto, en pie frente a la reja y en la base de de esta, Camilo sentado de espaldas a la entrada.

-Hola- escuché decir al chico; lentamente bajé las escaleras, estaba vestido de una manera poco apropiada para el momento, afortunadamente, las escaleras no tenían ningún tipo de iluminación, aunque la luz de afuera alcanzaba los primeros peldaños; los suficientes para revelar que sólo tenía unos shorts que terminaban muy por encima de mis rodillas.

-Hola- respondí algo avergonzado.

-Vine a Dejar a Camilo- dijo señalándolo –estaba en casa de unos amigos y… se pasó de tragos…

-¿Está ebrio?

-¡No estoy ebrio!- lanzó Camilo, poniéndose de pie rápidamente y girando en su eje, lo que provocó que tuviese que sostenerse de la reja, sí se veía ebrio -¿Me das las llaves ahora?- dijo estirando su mano hacia su acompañante.

-No lo creo- dijo sacando las llaves de su bolsillo y extendiéndolas hacia mí, estiré mi mano y las tomé.

-¡Ugh!- lanzó Camilo desviando la mirada.

-Soy Miguel Ángel, a propósito.

-Claro que sí- dije sonriendo incómodo.

-Tú debes ser Harvey- asentí.

-Y a propósito de Harvey… ¿Dónde está?- preguntó Camilo mirándome, haciéndome caer en cuenta del estado de embriaguez en el que se encontraba; fruncí el ceño y dejé caer mi mandíbula de la impresión, el hecho de que me hiciese esa pregunta viéndome a la cara era inverosímil. Giré hacia Miguel, buscando alguna clase de explicación por haber permitido que Camilo alcanzara ese estado, pero él sólo se limitó a esconder sus labios en su boca, conteniendo las risas, tenía que tratarse de alguna clase de broma.

-Yo… yo pensé que estaba contigo- decidí seguirle el juego.

-¡Ha! Quisiera- dijo bajando la mirada.

-¿Eso qué significa?

-Harvey me odia, no he parado de comportarme como un imbécil con él y… la última pelea… no terminó bien.

-Entiendo- dije esperando dar el tema por finiquitado.

-No, no lo entiendes, cada vez lo siento más lejos de mí… siento… cómo se escapa de entre mis brazos, no sé que hacer- tener esa conversación con un tercero en ella me resultaba algo incómoda, bueno… muy, quería que Camilo cortara o empezara a decir cosas sin sentido.

-¿Te gusta?- preguntó el chico, se veía algo interesado en el tema.

-Creo que es algo más profundo que eso- dijo dándose la vuelta y dejándose caer sobre la reja nuevamente, dándome la espalda –lo que siento por Harvey… va más allá de lo físico… en un principio, sólo pensaba en… acostarme con él, follar hasta reventar… pero luego… Miguel tienes que conocerlo… es…- enmudeció.

-¿…Es?- lanzó.

-Creo que deberías entrar ya, Camilo- interrumpí.

-Sí, hace frío- dijo incorporándose con dificultad. Abrí los candados y le extendí mi mano para que no fuese a tropezar.

-¡¿Es qué, Camilo?!- repitió Miguel desesperado.

-¿Qué cosa, Migue?

-¡Ugh! ¡Olvídalo!- lanzó frustrado, caminando hacia un auto estacionado frente a la casa –Hasta luego, Harvey, fue un placer.

-Igualmente- lancé. Retiré mi mano de la de Camilo y decidí hacerlo apoyarse sobre mi espalda; tomé su mano y la pasé sobre mi hombro, sujetando su cintura con la otra mano.

-Que bien que Harvey no está- dijo mientras subíamos las escaleras.

-¿Por qué lo dices?

-No quiero que me vea con uno y luego con otro y con otro… no puedo creer que se lo haya reprochado cuando yo no soy un abstemio exactamente.

-¿Reprocharle?

-Sí… le dije que era un cerdo, que se quería tirar a todo el mundo.

-¿Todo el mundo? Eso suena exagerado.

-Y lo peor… fue que yo lo malinterpreté todo y ahora me odia.

-¿Ya se lo preguntaste? Si te odia.

-No tengo que preguntárselo… lo sé, además me evita.

-Eso no sugiere que te odie, creo que si de verdad no le importase, se mostraría indiferente, pero te evita a propósito, ¿no?

-No lo sé, pero a propósito o no, duele igual- estaba volviendo a caer en su juego, quería creer en sus palabras. Al alcanzar la cima de la escalera lo hice apoyarse en una pared.

-¿Seguro que no lo viste?

-¿Por qué te importa tanto, Camilo? Si alguien me tratase como dices que te trata, lo hubiese mandado a la mierda hace tiempo ya.

-Porque sé que ese no es él, no lo conoces, pero si lo hicieras, estoy seguro que estuvieras de su lado y no del mío- empezaba sentirme invadido por la culpa.

-No… no lo he visto ¿Por qué no… revisas la habitación?

-Tal vez esté dormido, tienes razón- caminó hacia la habitación sosteniéndose de la pared, caminé detrás para sostenerlo en caso de que tropezara, me detuve por un momento para encender el bombillo del pasillo mientras él entraba en la habitación, me acerqué hasta el marco de la puerta y ahí me detuve, creo que supo que me había acercado al ver mi sombra proyectada en el suelo.

-No está, debe seguir af… ¡Harvey!- dijo al voltear y encontrarme apoyado en el marco, con la iluminación del pasillo sí pudo reconocerme- hola…- dijo con la cabeza gacha y escondiendo sus manos detrás de él.

-Hola.

-¿Dónde estabas?

-Creo… que… me… quedé dormido en el retrete- mentí, él sonrió divertido -¿Cómo estás?- alzó la cabeza alarmado, no esperaba que yo fuese a prolongar la conversación.

-Bien, supongo… pensé mucho en ti hoy- lanzó a quemarropa.

-¿En serio?- asintió apenado -¿Cosas buenas o malas?

-Buenas- se apresuró a decir.

-Yo también pensé en ti, pero… no fueron cosas buenas.

-Entiendo- dijo volviendo a bajar la cabeza.

-Estaba algo preocupado- completé.

-¿Preocupado?- volvió a levantar la cabeza enérgico.

-Sí… es algo tarde, pensé que te había ocurrido algo- mostró una sonrisa pequeña de complacencia y luego de eso hubo silencio.

-Oye, ¿no viste a alguien hace un momento aquí?

-Me pareció ver a un chico bajar las escaleras en lo que salía del baño ¿Venía contigo?

-Sí… bueno no- se apresuró a decir –no es… lo que parece, él sólo me ayudó a subir las escaleras… y ni siquiera le di las gracias, ni pregunté su nombre- dijo en voz baja, casi para sí -¡Pero eso fue todo! ¡No pasó nada más!

-Tranquilízate, Camilo, te creo- le dije con una sonrisa.

-Bueno… creo que me iré a dormir ya- dijo con una sonrisa tímida.

-Deberías ir a vomitar primero… antes de que lo hagas sobre el suelo de la habitación.

-Tienes razón, no quiero que Elaine vuelva a reprenderme por eso… cuando lo hizo, por un momento olvidé que se trataba de ella y no de mi madre- balbuceó mientras pasaba junto a mí camino al baño -¿No vas a ayudarme?- escuché detrás de mí.

-No me digas que no sabes forzar el vómito.

-Harvey, puedo resbalarme en el baño.

-Vale, te acompaño- caminé unos pasos detrás de él y me detuve en el marco de la puerta. Él volvió su mirada a mí y yo apunté con mi palma hacia el inodoro.

-¡Ponte detrás de mí, Harvey!- dijo algo harto de mi actitud, como si fuese algo obvio; caminé detrás de él, estábamos algo apretados, ya que la distancia entre el inodoro y la pared frente a este era algo corta, apenas había lugar para una persona.

-Sostenme- dicho esto lo sujeté de la nuca -Y ¿Cómo se supone que vomite si me sujetas del cuello, Harvey Santiago?

-Lo siento- dije retirando mi mano, y esta vez, sujeté un trozo de tela de la parte posterior de su camiseta con el puño completo.

-¿Es en serio?- se escuchaba algo molesto, buscó en su punto ciego mis manos con las suyas, y luego de encontrarlas las llevó a su ingle -Ahí- espetó, y luego de eso, vi desde su espalda como llevaba su dedo medio hasta dentro de su boca, escuché unas cuantas arcadas; Camilo continuó efectuando el mismo procedimiento hasta que la primera bocanada de jugos gástricos alcanzó su garganta, y sin esperar más se inclinó hacia delante apoyando sus manos en el tanque del inodoro y hundiendo la cabeza más allá de sus brazos, al inclinarse, fue inevitable que su culo se pegara a mi pelvis, apretando mi miembro; traté de hacerme hacia atrás pero la pared no me lo permitió y lo que fue un intento de alejamiento pasó más bien como un roce intencional hacia el culo de Camilo; la imagen de mis manos en la ingle de Camilo mientras este se flexionaba hacia delante era muy insinuante, o al menos desde mi ángulo, que veía la escena desde arriba; la acción se repitió unas cuantas veces más, lo que provocó que mi miembro empezase a despertar contra mi voluntad, pero traté de controlarme, reproduciendo una canción en mi mente, cuando escuché la descarga del inodoro, sentí que el cuerpo de Camilo cayó sobre el mío y este apoyó su cabeza en mi mejilla, respiraba hondo, como exhausto, “Las manos, Santiago… ya las puedes quitar” escuché dentro de mi oído, retiré mis manos y con una de ellas apunté al lavamanos, Camilo dio unos pasos y enjuagó su boca en él, al terminar se dio la vuelta y volvió a verme con una sonrisa de alivio.

-¿Mejor?- pregunté con una pequeña sonrisa, oficialmente había empezado a ceder ante él.

-Mucho- respondió a la sonrisa con una más amplia.

-Parece que su reunión fue algo intensa.

-No fue una reunión.

-¿No?

-No, yo… estuve en una fiesta, en un bar.

-¿En serio?

-Sí… como hasta eso de las… 00:00.

-Veo.

-Me fui del lugar con unos hombres, tenían apariencia de turistas, eran atractivos- siempre que escucho “turistas” no puedo evitar alarmarme y no precisamente por Drew, yo ya tenía esa psicosis desde mucho antes de conocerle.

-¿Turistas?

-Tenían un español gracioso- dijo dejando escapar unas risas –me llevaron a su departamento, me hicieron sentarme en un sofá y empezaron a desnudarse y a follar entre ellos diciéndome que me sintiera libre de interrumpir cuando se me antojara.

-Uh huh- empezaba a temer lo peor.

-Me acobardé y… pedí permiso de ir al baño y ahí llamé a Migue… para que fuese a buscarme; tardé en salir del baño, y cuando lo hice encontré implementos algo perturbadores; ropa de cuero, accesorios con púas e inyecciones…- la palabra “inyecciones” provocó que se me pusiera la piel de gallina, me alteré y sujeté a Camilo de los hombros, nos giré dejándolo del lado de la pared y a mí frente a él cuando empecé a buscar marcas de agujas en sus antebrazos, suplicando no encontrar nada, pero no fue así, en su brazo izquierdo hallé un punto rojo, Camilo era derecho, por lo que lo más probable era que él se hubiese puesto la inyección en medio de su borrachera; sentí que se me iba el color del cuerpo al ver la marca, alcé la mirada hacia él quien sonreía como un tonto.

-Es gracioso, porque Migue hizo esa misma expresión.

-A mí no me hace ninguna gracia, Camilo, ¡¿En qué pensabas?!- espeté dejando ir su brazo con violencia contra la pared, la risa de Camilo me alteró.

-¡Pues esto no hubiese ocurrido de no ser por ti!- lanzó molesto por mi reclamo, sostuvimos miradas, pero él desvió la suya al piso del baño, cambiando a un rostro apesadumbrado y adolorido –Harvey… ¿Quién es Víctor?- la pregunta me tomó fuera de lugar.

-¿Estuviste revisando mi teléfono?

-¡Eso no es de lo que estamos hablando!- contraatacó; lo cierto es que Víctor era algo pesado y le gustaba incomodarme; enviaba mensajes con trozos de poemas de amor entre las 00:00 y las 4:00 sólo para despertarme y puede que en la galería de el teléfono tenga imágenes con él, tengo con todos, pero con él hay algunas en las que tengo mi cabeza en su hombro y viceversa, además algunas otras que fácilmente podrían prestarse para malas interpretaciones.

-Camilo… Víctor, es mi mejor amigo, ya te lo había dicho- frunció el ceño y me miró como si le hubiese dado la respuesta más tonta que pude inventar.

-Mientes.

-No, te digo la verdad, Camilo, te había hablado de él antes.

-¡Es mentira, Harvey, no es tu mejor amigo!- su voz empezaba a cortarse –no me tomes por imbécil, porque no lo soy- dijo dándome un golpe en el pecho.

-Cami, yo…

-¡Nada de “Cami”, Harvey, dime la verdad!- sus ojos empezaban a humedecer.

-Lo estás haciendo de nuevo, saltas a conclusiones precipitadamente.

-¡Harvey, por favor! No le dices “Amor” a tu mejor amigo, ¡¿En qué planeta hacen eso?! ¡¿Uh?!- lanzó otro puño.

-Deja de golpearme, Camilo- sus puños no hacían mucho daño, pero me sacaban un poco de quicio.

-Entonces… deja… de… mentir- dijo dándome un golpe por palabra. Sujeté su último puño y con la otra mano llevé su cuerpo hacia el mío, rodeándolo con mi brazo, atrapando los suyos entre nuestros cuerpos; trató de zafarse en un principio, pero lentamente cedía, cuando se dejó vencer por el llanto y empezó a sollozar en mi cuello.

-¿Puedo soltarte ahora? ¿No vas a golpearme?

-Por favor, no lo hagas- escuché decirle; acomodé mis brazos, bajándolos hasta su cintura, mientras él envolvió mi cuello con los suyos, permanecimos así por un rato.

-No sabes lo doloroso que es estar enamorado y no ser correspondido, Harvey- balbuceó “¿Por qué dejaste que llegaran a ese punto? ¿Cómo es que te propusiste lastimarlo en esa forma tan cruel? A sabiendas de lo que él siente por ti, Harvey ¿Acaso no lo ves? Él te ama… pero eso ya lo sabías ¿cierto?, fue eso lo que te hizo pensar que estabas en absoluto control y te llevó a deliberar que herirlo fuera la mejor forma de enseñarle la lección, y de cualquier forma… ¿Qué lección le enseñaste? Viste la marca de aguja en su antebrazo, debiste hablar con él, no ignorarlo, ¿Recuerdas cuando Dilan dejó de hablar porque tenía dolor de cabeza? No fue tu culpa, sin mencionar que no fuiste el único a quien decidió tratar con indiferencia ese día, sin embargo, eres consciente de lo mal que te sentiste hasta saberlo, ahora pregúntate, ¿Cómo te hubieses sentido si él te hubiese dicho que era por tu culpa y que hubiese tomado la decisión de ignorarte sólo a ti?” / “Odio decirlo, Harvey, pero… Él tiene razón, fuiste algo injusto con Camilo, él no merece el trato que le das y no me lo has preguntado, pero Dilan tampoco merece tantas atenciones de tu parte, sé que en un principio, te incité a que nos fuéramos sobre él, pero ver a Camilo así… ya olvídate de él, no va a verte como tú lo ves por más que intentes, está con alguien más y no eres exactamente un contrincante para ella” / “Harvey, yo quiero creer que no estás usando a Camilo para descargarte por el hecho de no ser correspondido por Dilan, eso sería verdaderamente despreciable de tu parte” / “Debemos empezar a trabajar en tus prioridades, Harvey, cuanto antes… mejor”. La penúltima intervención de mi dualidad retumbó muy dentro de mí “¿y si de verdad estaba inconscientemente desquitándome con Camilo por el rechazo de Dilan?”; aparté mi cabeza de la suya y vi que aún tenía lágrimas en sus ojos, tomé su rostro en mis manos y pasé cada uno de mis pulgares en ellos para limpiarlos, luego de eso puse mi pulgar y mi dedo índice en la punta de su nariz.

-Sopla- le ordené, y así lo hizo, mientras lo hacía abría y cerraba sus fosas para extraer todo, al final del soplo, tiré de su nariz con mis dedos y al haber recogido todo, latigueé mi índice sobre el piso de la ducha.

-Eso fue asqueroso, Harvey- dijo sonriente.

-Ven, te llevaré a la habitación- me agaché un poco y lo tomé de los muslos levantándolo del suelo, él respondió rodeando mi cintura con sus piernas y mi cuello con sus brazos nuevamente; caminé hasta estar junto a su cama, apoyé una de mis rodillas en el colchón y me incliné hasta asegurarme que su espalda hiciera contacto, luego de eso, me alejé un poco quedando frente a él, encontrando nuestras miradas, con nuestros rostros muy cerca del otro; sentí como las yemas de los dedos de Camilo se posaron en mis mejillas y lentamente descendían por mi cuello, mi pecho, mi abdomen y mi ombligo, deteniéndose en el inicio de mis shorts, sentí cómo lentamente el metía sus dedos entre él pero lo detuve.

-Ahora no, Camilo, un paso a la vez- dije sin dejar de mirarlo. Él sólo asintió y apartó sus manos, me acerqué y besé su frente –descansa.

-Igual tú, Harvey- me puse en pie, abandoné la habitación por un momento, apagué todos los bombillos que habíamos encendido y regresé a la habitación, en donde Camilo se había acomodado de espaldas a mí, caminé hacia él y le quité los zapatos para que pudiera dormir más cómodo, “a partir de ahora, las cosas cambiarán, Cami, te lo prometo”; di unos pasos atrás y me dejé caer sobre mi cama, hasta el amanecer.

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La próxima semana...

~ (...)¿Crees que pueda… ir a tu casa hoy?(...) ~ (...)Vale, quiero saber a quien me enfrento(...) ~ (...)¡Ah! A propósito, habrá una fiesta, este viernes(...) ~ (...)él es Randy, mi hermano(...) ~ (...)Oye… compré algo para ti(...) ~ (...)Aunque obviamente, preferiría quedarnos y tener sexo, hoy podríamos cambiar la rutina(...) ~ (...)Con mucho gusto, señor, en un momento vuelvo por la orden suya y la de su novio(...) ~ (...)Te dijo señor(...) ~

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Décimo segundo capítulo, no sé que tal haya quedado, pero me gustó más que el anterior, los invito a comentar y a valorar, espero que también les haya gustado, nos vemos en ocho días.