Xenia, laura y fredy el cubano (parte 5 y final)

Final de esta historia donde la dulce Xenia recibe más de lo que deseaba

XENIA, LAURA Y FREDY EL CUBANO (Parte 5 y final)

La vida de Xenia se complicó después de aquel sábado. Por un lado no se hablaba con su marido tras la bronca que habían tenido. El domingo por la mañana Oscar pidió explicaciones sobre donde había estado toda la noche y Xenia se negó a responderle lo que hizo su relación más tensa. Por otro lado lo que había sucedido, primero en el local con el trío y más tarde con Wesner en el callejón la tenía descolocada. Le costaba creer que había disfrutado con otra mujer, pero más aún que aquel viejito la había hecho estremecerse como nunca, en un mugriento callejón. Además aquella conversación con Wesner le había abierto la mente y empezaba a considerar cosas que antes no se le pasaban por la cabeza. Así, mientras veía la televisión, actores que antes le habían parecido atractivos como Brad Pitt ya no la llamaban la atención. En cambio le despertaban interés otro tipo de hombres como el famoso protagonista de la serie “Los Soprano”, James Gandolfini. Por alguna razón creía que ese tipo podría montarla como ella necesitaba y se imaginaba siendo poseída por él en algún inmundo baño o cuarto oscuro, lo cual la excitaba al máximo.

Además había decidido darse una semana de vacaciones en cuanto a las clases de baile. No quería enfadar más a Oscar y necesitaba reflexionar, alejarse un poco de todo aquello, darse un poco de distancia. Pero su cuerpo seguía exigiendo pasión y sexo y más de una vez estuvo tentada de llamar a Fredy o a Wesner. En realidad quería llamar al viejo pero la daba vergüenza admitirlo, una joven casada y con una hija necesitaba que un anciano la montase para satisfacer sus más bajos instintos.

Aguantó la tentación durante una semana entera pero el lunes ya no pudo más y se presentó de nuevo en el local, ansiosa y nerviosa, como siempre.

Cuando entró, a las 7 de la tarde, no había nadie más que Fredy y Wesner y ni siquiera sonaba la música, algo pasaba. El cubano se acercó a ella con cara de preocupación.

-

Lo siento mi amor, hoy no va a haber clase.

-

¿Y eso?

-

Hemos tenido un pequeño problema con la compañía eléctrica y nos han cortado.

-

¿Cómo?

-

Pues básicamente es falta de pago, tenemos problemas de liquidez y el arrendatario también anda detrás nuestro, tenemos unos días para pagar o se nos hunde el negocio. Las demás ya lo sabían, la semana pasada comenté que esta no habría clases, pero como no viniste.

-

Que faena, si puedo hacer algo para ayudar. Pues no creo, de momento Wesner ha hablado con unos compatriotas suyos que pueden estar interesados en invertir en el local, tenemos ahora una reunión con ellos.

-

Bueno, lo siento mucho, Fredy.

-

No te preocupes, ya encontraremos la forma de salir adelante. Pero no hablemos de cosas tan serias, vamos a tomar algo y a charlar relajados mientras llegan los de la reunión.

Se acercaron a la barra y Wesner se puso a preparar tres mojitos con su arte de siempre.

-

Bueno amor, ¿cuando nos frotamos otra vez?

-

Fredy, se discreto.

-

¿Por Wesner dices? No te preocupes, mi compadre está al tanto de todo lo que hago y dejo de hacer, es de fiar.

-

Si, señorita, por mi no se preocupe, se que es usted casada pero yo soy una tumba.

-

Bueno Wesner, eso espero, confío en ti.

La rubia estaba sonrojada, el viejo le guiñó un ojo en señal de complicidad, Fredy no podía ni imaginar lo que había pasado entre ellos dos.

-

Bueno cielito, por donde íbamos, si, me muero de ganas por darte otro apretón.

-

Jajajaja, me pongo roja, Fredy.

-

Vamos, si lo gozas conmigo y lo sabes.

-

Si, es cierto pero estoy casada y no puedo escaparme cuando quiera.

-

No te cojo ahora porque tengo esa reunión que si no.

-

Bueno, y ¿quién te ha dicho a ti que yo quiero coger contigo?

-

Tu mirada me lo dice, mi amor.

-

Bueno, pues otra vez será.

-

Podemos organizar otra reunión como la del sábado.

-

No se, no estoy segura de que quiera volver a hacer eso.

-

Pero mamita, si lo gozaste, que te vi como sobabas a esa tetona jajaja.

-

Fredy, por favor, un poco de discreción.

Mientras charlaban entró en el local un grupo de cinco hombres con mal aspecto. Eran negros y vestían con ropa oscura, gafas de sol y llamaban la atención sus cadenas de oro y grandes anillos que todos lucían orgullosos. Entre ellos destacaba uno, el líder, que lucía un peinado con trencitas al más puro estilo americano. Este fue el que se adelantó y comenzó a hablar dirigiéndose a Wesner.

-

Wesner supongo, y este otro debe ser el pendejo del que me han hablado.

-

Si, tú debes de ser Mike, este es mi compadre Fredy, el dueño del local.

-

Bueno, el dueño ahora soy yo.

Fredy por un momento perdió la sonrisa, estaba asustado y Xenia creyó que era el momento de irse.

-

Bueno, Fredy yo me marcho que veo que tenéis asuntos pendientes.

-

¿Tan pronto, preciosa? Si apenas acabamos de llegar – dijo el tal Mike en un tono que no gustó nada a la rubia.

-

Si, si, tengo prisa.

Y sin decir nada más escapó del local. Ya afuera, caminó rápido, le habían dado muy mala sensación aquellos tipos, tenían pinta de todo menos de buena gente.

Mientras tanto dentro siguió la conversación.

-

Bueno, muchachos, subamos arriba y hablemos esto más tranquilamente.

-

Nada de subir a ningún lado, esto es muy sencillo y te lo aclaro en un momento. Tú no tienes plata, así que yo paso a ser el dueño. El local me gusta, pequeño, discreto, en una zona apartada, así que me lo quedo. Tú sigues con tu historia de los bailes y de cogerte viejas y yo hago aquí mis negocios y pago los recibos.

-

Pero ¿qué clase de negocios? No se si me interesa.

-

Pendejo de mierda, ya sabes de sobra que clase de negocios son, vender coca, hijo de puta, y como me hinches más las pelotas a lo mejor te quito de en medio y solucionamos un problema.

-

No, no, Mike, no te preocupes, estoy de acuerdo, solo que esto es muy pequeño, la gente podría empezar a hablar y la policía sospechar y…

-

¿Me estás diciendo como hacer mis negocios?

-

No, no, ni mucho menos, solo que me da la sensación de que no conocéis mucho el pueblo y yo ya se como funciona esto.

-

Pero que cojones….

-

Mantengamos la calma, solo estoy diciendo que este pueblo es demasiado pequeño y hay que hacer las cosas con cautela, porque enseguida todo se sabe.

-

Me estás empezando a aburrir con tus historias, negro de mierda, te vamos a romper esos dientes que tienes para que no me pongas más pegas, vamos chicos, que sea rápido.

-

No, no, no, por favor, no hay ningún problema, haré lo que me pidáis, pero tranquilicémonos

-

Eso está mejor. Mira, para empezar y como señal de buena voluntad estaría bien que nos ofrecieses a esa rubia que acaba de salir, se la ve cachonda y necesitada. Así, en plan gangbang, como en las películas porno.

-

No se si podré, Mike, es casada….

Mientras decía esto el tal Mike le hizo una seña con la cara a uno de sus secuaces, un tipo enorme, no demasiado alto pero exageradamente obeso, que acto seguido le arreó un puñetazo en el estomago al cubano que lo hizo flexionarse y caer de rodillas.

-

Está bien, está bien, haré lo que dices – acertó a decir el cubano desde el suelo.

-

Así me gusta. ¿Ves que fácil es llevarse bien conmigo?

-

Voy a ver como lo consigo.

-

Toma, cerdo, para que pagues la luz.

Mientras decía esto, Mike tiró un billete de 100 euros al suelo y se encaminó a la puerta seguido de su pandilla.

Fredy se levantó renqueante por el tremendo puñetazo recibido y se agarró a la barra. Allí Wesner estaba impasible, como si nada hubiese pasado.

-

Pero ¿a quien mierdas me has traído aquí, Wesner?

-

Ya te dije que era gente de drogas.

-

Pensé que serían unos vendedores de marihuana o pastillas, unos niñatos a los que poder manejar.

-

Lo siento, Fredy, me pasó el contacto un compadre pero no me dijo nada de esto.

-

Pues casi prefiero cerrar.

-

Voy a llamar a mi contacto para ver quien es este tipo.

-

Ok

Fredy estaba preocupado. La cosa venía de lejos. Su tren de vida era demasiado alto y las clases no daban para cubrir los gastos, muchas alumnas habían dejado de ir ante los continuos rumores sobre el local y ya apenas tenía clientas del otro tipo. Edu se había buscado la vida por otro lado viendo lo que se avecinaba pero Wesner había permanecido fiel, intentando encontrar una solución. Movió algunos hilos y le pusieron en contacto con el tal Mike.

Mientras Fredy pensaba en el lío en el que se había metido, Wesner hizo la llamada.

-

Ray, soy Wesner.

-

……………….

-

¿Pero a quien cojones me has mandado aquí?

-

……………….

-

Si, el tal Mike.

-

……………….

-

Joder Ray, es un puto traficante, te dije algo para salir del bache.

-

……………….

-

Pero ¿cómo de peligroso?

-

………………..

-

Me llevan los demonios Ray, nos has puesto en manos de un jodido criminal. Nos has jodido bien.

Fredy había escuchado con atención la conversación y no hizo falta que Wesner le explicase lo que le habían dicho.

-

Es un hijo de puta peligroso, Fredy. Ha estado en la cárcel por drogas y parece que ya le ha dado pasaporte a un par de cabrones que se le cruzaron de por medio.

-

Joder, la madre que me parió, Wes, ¿Dónde cojones nos hemos metido?

-

Bueno, no nos pongamos nerviosos, vamos a colaborar de momento. Si vemos que la cosa se pone fea nos largamos.

-

Si, de momento vamos a darle lo que pide. Que se coman a la rubia lo que quieran y más, a ver como la convencemos.

-

No hay problema, la engañamos para que venga y luego que se arregle con ellos.

Xenia, ajena a todo ello, llegaba a su casa donde la situación era insostenible. Oscar la ignoraba por completo y ella no daba su brazo a torcer. Habían tenido problemas en el pasado pero nunca habían estado tanto tiempo sin dirigirse la palabra. Xenia ya no veía un divorcio como algo descabellado.

Mike y su pandilla no tardaron en establecerse en el local de Fredy. Ocuparon su cuarto privado y pronto un río de gente de mala calaña comenzó a fluir y campar a sus anchas por allí. Las pocas alumnas que quedaban en la academia huyeron despavoridas al ver como aquello se llenaba de drogadictos, y tal como Fredy había pronosticado, los rumores comenzaron a correr a toda velocidad.

Fredy pasó a ser un mero espectador durante las siguientes semanas en aquel negocio y Wesner se convirtió en el camarero personal de Mike y sus secuaces con los que trabó cierta amistad. Ya no tenía nada que hacer allí el cubano y así se lo comunicó a Wesner, una tarde de viernes mientras se tomaban unos mojitos en la barra de la antigua academia de baile.

-

Compadre, me marcho.

-

¿Pero qué me dices, Fredy?

-

Si, voy a desaparecer. Ya no pinto nada aquí.

-

Pero compadre, no se si les hará gracia a estos tipos.

-

Me da igual, me voy a ir donde no me encuentren.

-

Esta gente si quieren te encuentran.

-

¿Y para que van a querer encontrarme? Ya se han quedado con mi local.

-

Si, pero les prometiste algo que no has cumplido.

-

¿Lo de Xenia?

-

Exactamente.

-

No se si hacerle eso a Xeni.

-

Te recomiendo que no dejes deudas pendientes con ellos. Además que…

Mientras decía esto entró por la puerta Mike, acompañado del inseparable gordo que lo seguía a todas partes, un tal Jimy.

-

Pero mira, Jimy, quien está aquí. Con este pendejo precisamente quería yo hablar.

-

Hola Mike – se adelantó Fredy visiblemente nervioso.

-

Si no recuerdo mal, tú, negro de mierda, me debes algo.

-

Si, si, de eso estábamos hablando justo ahora.

-

¿Para cuándo voy a tener a esa rubia mamando de mi polla? Estoy empezando a perder la paciencia.

-

Ya casi lo tengo todo a punto.

-

Más te vale, porque este fin de semana me voy a follar un culo, prefiero el de la rubia pero si no puede ser a lo mejor desfloro el tuyo.

Fredy, aterrorizado ante la sola idea de volver a pasar por aquello contestó raudo y veloz.

-

Este sábado tendrás aquí a esa rubia para lo que quieras.

-

Eso espero.

Mike subió hacia su privado mientras Fredy, presa del pánico, pensaba en aquello. Y es que Fredy había pasado por la cárcel, en Cuba y allí había sufrido experiencias que no quería volver a repetir. Les iba a entregar a Xenia a aquellos salvajes y que la hiciesen lo que fuera pero su culo no se volvía a tocar.

-

Wesner, el sábado tenemos que darles a Xenia, cueste lo que cueste.

-

Si, compadre, ya encontraremos como.

El cubano pensó en la forma de atraer a la rubia a su local. Llevaba algunas semanas sin verla y seguramente ya habría perdido el interés en él, o quizás fuese simplemente miedo a que su marido se enterase. El caso es que no iba a ser fácil. Le dio vueltas al asunto y al final, falto de ideas, simplemente la llamó e improvisó.

-

Hola Fredy.

-

Hola mi amor.

-

¿Por qué me llamas?

-

Tengo un problema, un problema grave.

-

¿Qué ha pasado?

-

No te lo puedo contar por aquí.

-

¿Por qué? No entiendo nada.

-

Tienes que venir a verme, el sábado.

-

¿Cómo? No, lo siento, Fredy, estoy intentando arreglar las cosas con mi marido.

-

Xeni, si no fuese vital para mi no te lo pediría, pero por favor, ven, me estoy jugando el pellejo.

A Xenia le entraron las dudas. Todo le sonaba extraño pero Fredy parecía realmente asustado. Lo que no le cuadraba es como podría ella ayudarlo.

-

Pero ¿necesitas dinero o algo?

-

No, bueno si, pero no es eso, por favor ven el sábado por la noche al local y te lo cuento, te lo contamos.

-

¿Contamos?

-

Si, el pobre Wesner también se la está jugando.

-

No se Fredy, no se si podré, Oscar….

-

Bueno, en tu conciencia quedará. Si no nos volvemos a ver fue un placer haberte conocido.

-

Pero Fredy, ¿qué estás diciendo?

-

Lo siento tengo que cortar, el sábado por la noche, recuerda, sobre las 12, adiós.

-

Fredy espera, espera.

-

Piiiiiiiiiiiiiii

Xenia no terminaba de asimilar todo aquello. No la gustaba lo más mínimo. Además no podía salir de casa así como así un sábado a media noche, menos ahora que parecía que las cosas con Oscar se estaban reconduciendo. Claro que no era como antes, ella no le había perdonado del todo aquella falta de respeto a su familia y él aún estaba molesto por la insinuación de que su polla era pequeña. No habían tenido sexo durante aquellas semanas tras la discusión, algo que era normal en su monótona vida, pero ambos sabían que la situación iba a ser extraña cuando lo volviesen a intentar. Por otra parte la ausencia de sexo para la rubia había sido algo traumática después de las intensas experiencias anteriores. En realidad estaba continuamente cachonda y se masturbaba

a diario para intentar aliviarse aunque fuese un poco. Había mantenido a Fredy y a Wesner fuera de su mente durante semanas pero ahora volvían y su cuerpo la pedía que fuese a aquella cita. Probablemente Fredy solo quería volver a follar con ella y se había inventado todo aquello, o a lo mejor querían cogérsela entre los dos, tal vez habían hablado entre ellos y estaban preparando un trío o una orgía con ella y Laura. Xenia se estaba calentando muchísimo de solo imaginar todo aquello. Su cuerpo volvía a hablarla y ya no tenía claro que hacer, si ir o no ir, estaba confusa.

Mientras tanto en el local Fredy y Wesner estudiaban como manejar la situación.

-

No se, Wes, no se si vendrá.

-

No te preocupes, Fredy, vendrá, tiene que venir.

-

No las tengo todas conmigo, nos la estamos jugando.

-

Ten fe, amigo.

-

¿Y si nos marchamos y lo dejamos todo?

-

No, Fredy, estos tipos están muy conectados y tú no eres una persona que pase desapercibida, te encontrarían y sería peor.

-

Tengamos fe, entonces.

Xenia era un mar de dudas. El viernes pasó el resto del día pensando en lo que iba a hacer. Por momentos estaba convencida de ir y acto seguido se arrepentía y se preguntaba si estaba loca. Además no tenía ninguna excusa para escaparse el sábado por la noche, por lo tanto no había opción. Pero en el fondo sabía que quería ir, volver a experimentar y saborear el sexo salvaje, con Fredy, con Wesner, con Laura, con todos. Tenía que encontrar la forma y luego ya decidiría lo que iba a hacer. Hizo unas llamadas, a sus amigas de siempre, a antiguas compañeras del trabajo pero nadie le ofrecía un plan para escaparse. Por último llamó a su prima Vero que era como una hermana para ella pero que hacía tiempo no veía.

-

Xeni, que milagro.

-

Hola Vero.

-

¿Qué es de tu vida?

-

Pues nada, igual que siempre, algo aburrida.

-

Bueno, eso tiene fácil solución.

-

¿Qué me propones?

-

Mañana nos vamos a las fiestas de un pueblo de aquí al lado, no me acuerdo del nombre pero está cerca y creo que están muy bien. Hay orquesta y casetas y me han dicho que buena fiesta. Vamos Eva, Diana, Sara y yo así que hay sitio para una más en el coche. Te apunto.

-

Me gusta el plan, cuenta conmigo.

-

Pues a las 8 más o menos pasamos a recogerte por casa.

-

Perfecto.

Las cosas se habían solucionado de forma sencilla para ella. Tenía la coartada, podía irse con ellas y luego regresar sola en taxi. Ahora solo faltaba saber si lo haría, eso era más difícil de solucionar. De momento iba a comunicarle a Oscar lo de su salida el sábado y después ya vería. Oscar no le hizo buena cara, pero aceptó a regañadientes quedarse con Anita.

El sábado pasó volando para Xenia, con las dudas en su cabeza pero atareada entre las compras, hacer la comida y arreglarse para la salida, cuando se quiso dar cuenta su prima estaba pitando en puerta con su coche.

-

Cariño, tu prima te está esperando afuera.

-

Ya voy, un minuto.

Xenia apareció entonces radiante ante Oscar, ligeramente maquillada y con un vestido rojo y escotado que se ceñía a su cuerpo dejando poco a la imaginación y unas sandalias a juego. El pelo suelto y humedecido por la laca le daba un aspecto sensacional.

-

¿No vas demasiado, demasiado, no se, demasiado puesta?

-

Amor, para una vez que salgo

-

Bueno, ten cuidado con los moscones.

-

Lo tendré.

Xenia se despidió con un beso en la mejilla y salió afuera donde las chicas la esperaban.

Pronto llegaron al pueblo costero, a apenas 25 minutos de viaje, y comenzaron a tomar cervezas y chupitos en los bares, donde las invitaban a rondas por el carácter festivo de las fechas. Xenia que nunca tuvo demasiado aguante para el alcohol pronto se alegró aunque seguía con el tema de Fredy en mente. A cada cerveza que tomaba estaba más cerca de ir en su ayuda.

Mientras tanto en el antiguo local de Fredy, éste esperaba la llegada de Xenia, junto a Wesner, bebiendo whisky de forma compulsiva. Hacía tiempo que Mike y sus secuaces estaban arriba, de fiesta, esperando su regalo.

-

No va a venir Wesner.

-

Tranquilo, aún es pronto, le dijiste a las 12 y apenas son las 11.

-

Pero no va a venir y ese hijo de puta me va a cortar las pelotas.

-

No saques conclusiones precipitadas.

Desde abajo se oía la música rap que escuchaban continuamente esos negros y que Fredy detestaba. En ese instante se oyó abrirse la puerta y por el balconcillo apareció Mike.

-

Negro de mierda, ¿dónde está esa rubia? Estamos cachondos y nos vamos a chingar a alguien hoy.

-

Tranquilo Mike, vendrá.

-

Más te vale, cabrón.

Fredy estaba al borde de un ataque de nervios así que llamó a Xenia.

-

Fredy, ¿qué pasa?

-

¿Vas a venir?

-

No te oigo bien

-

¿Dónde mierdas estás?

Xenia andaba metida en un bar y apenas oía nada. Entre la fiesta y las cervezas la fiesta había perdido la noción del tiempo. Salió del garito y ya en silencio pudo hablar.

-

A ver Fredy, ahora te oigo mejor.

-

¿Vas a venir?

-

No se, me suena raro todo lo que me dijiste.

-

Por favor nena, te necesito.

-

¿Para qué?

-

Tú ven, preciosa, hazme ese favor.

-

Bueno, voy a pasar por allí pero solo para que me cuentes que es lo que sucede.

-

Ok, aquí te esperamos.

Xenia, pensó en la forma de escabullirse y optó por lo más sencillo, apagó su teléfono y se fue sin más, dejando a las chicas dentro, a lo suyo. Tomó un taxi y en apenas 30 minutos estuvo en su ciudad, cerca del local. Aún no las tenía todas consigo, le seguía pareciendo muy extraño todo aquello pero la curiosidad era demasiado fuerte. Además, aunque intentase negárselo tenía la esperanza de que aquella noche la volviesen a follar salvajemente.

Cuando entró al local, a las 12:15 de la noche, notó como la cara de Fredy se iluminaba. El negro estaba como enfermo entre el alcohol y los nervios. Estaba solo en la barra con una copa en la mano.

-

Mi amor, que alegría verte.

-

Bueno, explícame para que me necesitas.

-

Que directa, eres, relájate un poco.

-

Fredy, dime que es lo que pasa o me marcho ahora mismo.

-

Ok, ok. Mira, no se si sabes que ahora aquí hay un nuevo dueño.

-

Si, el negro que vi aquel día supongo. Algo he oído sobre el nuevo negocio que os traéis entre manos.

-

Si bueno. Pues digamos que tengo una deuda con ese tipo y no se la puedo pagar.

-

Y quieres que te de dinero, supongo.

-

No, no, no se trata de dinero. Es un tipo peligroso. Desde el día que te vio se quedó prendado de ti y quiere….

-

¿Cómo? ¿no creerás que me voy a acostar con ese tipo? ¿piensas que soy tu puta o algo así? Me marcho.

-

No, no, no, nena, no es eso. Solo le he prometido a Mike que vendrías esta noche, el intentará seducirte, tú le ríes las gracias y luego te marchas. Solo es eso.

-

Ni hablar, con un traficante de drogas.

-

Nena, me estoy jugando el pellejo, si no subes me liquida, está loco ese tipo. Mi vida está en tus manos y la de Wesner.

Xenia, un poco borracha aún estaba considerando sus opciones. Lo lógico y normal sería marcharse y alejarse de aquel turbio asunto, pero ¿y si les pasaba algo a Fredy y Wesner? Eso la perseguiría por el resto de su vida, se sentiría culpable siempre, no sabía que hacer.

-

Mi amor, no te lo pediría si me quedase otra opción. He pensado en escapar pero este pirado te persigue y está muy bien relacionado.

-

Fredy, ¿te das cuenta de lo que me estás pidiendo? Me puede pasar cualquier cosa ahí arriba.

-

Lo se, y te estaremos eternamente agradecidos. Mira, haz tu papel, sube, tomas una copa, te ríes, dejas que te toquen un poco la pierna y luego te vas.

-

No se, me da miedo.

-

Vamos, linda, hazlo por mí.

Xenia lo miró y empujada por la labia del cubano accedió.

-

Está bien, pero en cuanto pueda me marcho.

-

Si mi cielo, y yo me quedaré más tranquilo. Vamos, sube, que ya nos están esperando arriba.

Así, engañada por Fredy, subió los escalones seguida de Fredy que se había retrasado para echar llave al local.

Una vez arriba se quedó esperando en la puerta a que fuese Fredy el que entrase primero, mientras escuchaba la música que salía del interior, o lo que fuese aquello. El cubano, sin pensarlo dos veces abrió la puerta y agarrando a Xenia de la cintura la introdujo al cuarto consigo.

Cuando la dulce rubia entró en el cuarto se dio cuenta inmediatamente del error que había cometido. Entre una inmensa humareda se reconocían las figuras de los 5 negros que había visto aquel día sentados en el sofá y unos butacones alrededor de una mesa sobre la que había dos pistolas, una bolsa de un polvo blanco que seguramente sería cocaína y varias copas vacías. Wesner estaba al fondo del cuarto en una improvisada barra afanándose en preparar copas.

Fue el tal Mike el primero en hablar.

-

Pero bueno, mirad compadres quien tenemos por fin aquí.

-

Hola – dijo Xenia, tímida, dirigiéndose al líder.

-

Al final le has salvado el culo a este negro de mierda. Supongo que te habrá contado de nuestro pequeño trato.

-

Si, bueno, algo me ha dicho.

-

Perfecto, así no hay malentendidos. Estás preciosa, reina.

-

Gracias.

-

Pues bueno, empecemos con la fiesta.

Mientras decía esto último, Mike se iba bajando los pantalones y pronto sus secuaces le siguieron. Xenia aturdida, miró a Fredy como pidiéndole explicaciones, pero el negro evitó su mirada manteniendo la calma.

-

Bueno rubia, cuando quieras empieza a tragar rabo, que esta noche te vas a empachar de tranca negra jajaja

-

Pero, esto no es… yo no…

Xenia estaba como paralizada, no sabía donde se había metido ni que decir mientras observaba las negras pollas de aquellos mafiosos. Se habían desnudado todos menos el gordo inmenso. Eran cuatro pollas de variados tamaños pero todas bien grandes. Destacaba una sobre las demás, la de un gorila que estaba completamente desnudo y que marcaba unos músculos fuera de lo normal. Parecía un culturista y su polla era bastante larga y gorda pero ella ya había hecho frente a cosas mayores.

-

Vamos nena, ya se que son bonitas pero no estás aquí para mirar. Empieza a chupar antes de que me enfade.

-

Fredy, esto no es lo que habíamos hablado. Yo solo estoy aquí para….

Xenia sentía pánico, Fredy la había vendido y no sabía como iba a salir de aquello.

-

Vamos a ver nena, esto es muy sencillo, tu amiguito Fredy nos ha ofrecido tu culo para salvar el suyo y ahora nos lo vamos a cobrar o si no rajamos ahora mismo al negro este de mierda.

-

Pero yo… no soy….una puta.

-

Claro que si, todas lo sois.

Fredy que había permanecido impasible durante todo el rato abrió la boca por fin.

-

Tranquilo Mike, le gusta hacerse la difícil pero es todo una guarra, podéis follarla como queráis, al final va a terminar pidiendo más.

-

Eso pensaba yo.

Dicho esto Mike se acercó, ya sin pantalones, a la preciosa rubia y agarrándola del pelo la hizo arrodillarse ante su polla, un buen trabuco, negro como el carbón, que colgaba flácido.

Xenia, frente al primer enemigo de la noche gimoteaba sin saber como había podido acabar en esa situación. Aunque si lo sabía, su ardor, su calentura y sus ganas de sexo la habían llevado allí.

-

Vamos, guarra, empieza a tragar o lo hacemos por las malas.

La nena, resignándose a su suerte se metió toda aquella polla en la boca de una vez comenzando a succionar cada centímetro de carne con todas sus ganas, tratando de que el suplicio que la esperaba durase lo menos posible.

-

Oh, si, nena, que bien la chupas, trágala entera.

Pronto la polla comenzó a crecer en su boca y alcanzó un tamaño que le era difícil contener en su interior, pero aquel camello no aceptaba un no por respuesta y haciendo presión comenzó a atacar la garganta de Xenia que notaba como aquel falo penetraba en su garganta. Acostumbrada al tamaño de Fredy no le fue difícil tragarse aquel nabo.

-

Ahhh, esta guarra es una profesional, hasta la garganta, la vamos a disfrutar, pero vamos, maricones, que puede con más de uno a la vez.

Sus secuaces se rieron mientras se acercaban y comenzaron a sobar a la rubia. Pronto estuvo completamente desnuda, con sus maravillosos pechos al aire. Sentía manos por todo su cuerpo mientras engullía el rabo de Mike. Notó como algunos dedos empezaban a juguetear en su entrepierna mientras dos manos agarraban sus tetas con fuerza. Ella empezaba a tener sensaciones contradictorias. Por un lado quería llorar, estaba siendo violada por un puñado de negros, pero su cuerpo, tan necesitado de sexo, comenzaba a responder a las caricias.

-

Mike, esta cerda se está empezando a mojar.

-

Ya os dije que enseguida se pone cachonda y pide más – agregó Fredy desde una esquina en tono burlón.

Aquel comentario hirió a Xenia que en esos momentos odiaba al cubano. Mike se follaba la boca de la rubia de forma cada vez más salvaje, sacando completamente toda su polla y volviendo a meterla de golpe hasta que sus huevos se estrellaban en la barbilla de la dulce rubia que expulsaba babas para no ahogarse. El traficante estaba disfrutando de aquella boquita y se regocijaba con comentarios burlescos.

-

Esta rubia es como una aspiradora, oh, como la chupa.

-

Vamos Mike, deja algo para los demás – le jaleaba uno de sus compinches.

-

Ok, voy a probar sus otros agujeros, toma tú este.

Sin apenas tiempo para reponerse de la salvaje follada de boca que había recibido del líder, Xenia recibió otra polla, tan grande como la anterior, que entró como un misil hasta el fondo de su garganta. Mike por su parte se había colocado detrás de la rubia y levantando sus caderas la dispuso para ser penetrada, pero antes hundió su cara en el culo de la nena, lamiendo cada centímetro de su intimidad, succionando su húmedo coño y llegando con su lengua hasta su delicado ano.

Ante estas caricias Xenia reaccionó intentando gemir de placer pero la polla que atacaba su boca se lo impedía. Se estaba excitando, aquel negro sabía como lamerla y el contacto con todas aquellas pollas la empezaba a volver loca. Y es que los otros dos negros se habían colocado a su lado y Xenia agarraba con sus delicadas manos aquellos garrotes, en especial uno, el del negro musculado que era inmenso. Los masturbaba a buen ritmo mientras por un lado chupaba y por el otro la chupaba. Mike, considerando ya listo el chochito de la nena se irguió y apuntando su lanza se la clavó de una vez hasta el fondo. A pesar de tener la boca tapada, la rubia exhaló un gemido de placer inmenso. Que fue recibido con vítores.

-

Oh, que puta es, se va a hartar de rabo.

-

Vamos Mike, machácala, hasta que se la saques por la boca.

Mike comenzó a follarla con brutalidad, de forma que con cada embestida la desplazaba hacia delante, lo cual fue aprovechado por el negro que la atacaba por delante. Quieto como una estatua, esperaba que Xenia se tragara su polla por el impulso de los pollazos de Mike. La situación era increíble, más propia de una película porno. Así estuvieron varios minutos hasta que el tipo de los músculos decidió que era su turno y apartando al otro se hizo en su posición. La pobre Xenia seguía en la misma posición pero el rabo que atacaba ahora su boca era de mayores dimensiones y le resultaba más difícil tragársela pero poco a poco fue amoldándose a la nueva situación. Mike por su parte seguía incansable, atacando con furia el mojado chochito de la rubia que empezaba a disfrutar de aquella sobredosis de pollas. Los tipos por su parte se iban turnando en su boca que engullía con gusto cada una de las tres pollas que le quedaban mientras el negro obeso seguía sentado observando la escena.

-

Bueno, creo que ya es hora de probar este culo – dijo Mike

-

Vamos jefe, rómpele el culo a esta blanquita, que sepa lo que es coger con colombianos – le animaba el tipo de los músculos.

-

La voy a partir a la mitad.

Xenia, que veía lo que se le venía encima se intentó relajar todo lo que pudo para que la penetración fuera lo menos dolorosa. Aunque después de Fredy y Wesner su culo estaba preparado para recibir a aquellos tipos.

Fredy se escupió en la polla y luego comenzó a hundirla en el trasero de la dulce rubia que con otro rabo en la boca intentaba emitir gemidos. Entraba fácilmente y Mike seguía apretando con fuerza.

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Ohhh, como traga este culo, se la ha comida entera jajaja.

-

Vaya puta que nos ha regalado el cubano, jefe.

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Si, Fredy, buen trabajo, eso si, te la vamos a reventar.

Fredy en una esquina seguía impasible, satisfecho de que Xenia estuviese cumpliendo con su misión. Wesner por su parte se había sentado en una silla y disfrutaba del espectáculo.

La nena por su parte notaba aquel invasor en su culo y no podía negar que la estaba gustando aquello. Se sentía violada pero su cuerpo pensaba de forma diferente y comenzaba a convulsionarse, con el primer orgasmo muy cerca.

Mike viendo que aquel agujero se amoldaba bien a su polla comenzó a follarla con rudeza, a golpe de cadera que resonaba por todo el cuarto al chocar sus pelotas con la blanca piel de Xenia.

-

Esta puta me va a sacar la leche muy rápido, como aprieta este culo.

Xenia, sacándose la polla de la boca empezó a gemir de forma sensual, demostrando que estaba disfrutando como una perra en celo para regocijo de sus compañeros sexuales. Se iba a correr de un momento a otro.

-

Pero mira como disfruta, es increíble esta perra. Tápala la boca que me voy a correr yo como siga así.

-

Como mande, jefe.

E inmediatamente la rubia vio como el tipo de la polla más grande la volvía a encajar todo su trabuco hasta la garganta. Pero ya la daba igual. Sentía como dos pollas la atacaban simultáneamente, una por la boca y otra por el culo y eso la estaba excitando. Todos aquellos tipos abusando de ella, el gordo mirando, Wesner también, Fredy en una esquina. Era el centro de atención y aquello la volvía loca. Tan loca que no aguantó más y se vino en un fuerte orgasmo, encorvando su espalda y con espasmos que fueron evidentes para todos los presentes. No gritó porque la gran polla que tenía en su boca se lo impedía pero disfrutó enormemente.

-

Esta cerda se ha venido, chicos. La vamos a matar de placer a pollazos jajaja.

Todos reían ante las tonterías de Mike.

-

Y eso que Jimy no ha empezado todavía.

El gordo esgrimió una pequeña sonrisa pero luego siguió en su pose seria.

Fredy ya empezaba a dar síntomas de fatiga así que se salió de aquel maravilloso culo y se sentó en el sofá, con la polla dura como un hierro apuntando al cielo. Sin prestar atención a los demás agarró a Xenia y liberándola de la otra polla que la atacaba indicó que le cabalgase. La rubia, ya totalmente sumisa accedió inmediatamente, metiéndose en su coñito aquel negro rabo y quedando cara a cara con aquel mafioso de trencitas y cara de tipo peligroso.

-

Pero que tetas tienes, zorra, con esta vas a dar bien de comer al negro que te voy a dejar dentro pero primero me las voy a comer yo.

Después de decir esto hundió su cara entre los perfectos pechos de la nena que con la polla encajada en su entrepierna se limitaba a disfrutar de la situación. Mike la chupaba sus enormes pezones con fuerza, provocándola un ligero dolor, daba pequeños mordisquitos que la hacían gemir y enseguida pasaba a la otra teta. Mientras con sus manos amasaba el suculento culo que acababa de follarse. El traficante estaba disfrutando como un niño en un juguetería con el manjar que se le ofrecía pero enseguida quiso más.

-

Vamos, guarra, cabalga.

-

Si.

-

Si, mi amo, a partir de ahora me dirás así.

-

Si, mi amo.

-

Muy bien, que te quede claro que a partir de hoy eres mi puta y te voy a follar cuando me apetezca y como me apetezca.

-

Si mi amo.

La rubia había comenzado un tímido sube y baja sobre el rabo de su nuevo amo y volvía a calentarse.

-

Más rápido, puta, dame placer.

-

Ahhhh, si, si, mi amo.

Xenia no sabía lo que decía ya, simplemente se limitaba a complacer las exigencias de aquel tipo. Detrás los otros tres tipos aguardaban desnudos, sobándose sus pollas para no perder la dureza, a que Mike les diese la orden para atacar. La rubia ya cabalgaba a buen ritmo y había puesto sus manos sobre los hombros del negro que disfrutaba de aquel espectacular cuerpo agarrándose los pechos que botaban delante suyo y las nalgas que subían y bajaban al compás.

-

Bueno chicos, ha llegado la hora de darle doble ración de carne de negro a esta yegua.

-

Ahhhh, ahhhh, ahhhh.

Xenia se concentraba en gozar de la cabalgada, buscando otro orgasmo y ni cuenta se dio de lo que acaba de decir Mike. Mientras los otros tres tipos peleaban por ser quien atacase el ano de la rubia pero la imponente figura del tipo musculoso se impuso. Se acomodó detrás de la nena y apuntó su enorme lanza al culo de Xenia que hasta que no notó el contacto de la polla en su entrada trasera no fue consciente de lo que se disponían a hacer. Soltó un grito pero ya era demasiado tarde.

-

Noooooo, que haces, para, que me vais a romper.

-

Quieta, yegua, que te va a encantar.

La rubia intentó resistirse pero Mike se adelantó y agarrándola de los brazos la mantuvo quieta mientras la empalaban por detrás en lo que era la primera doble penetración de su vida.

Xenia sintió que iba a desmayarse, aquello era demasiado para su cuerpo, notaba que la negra barra de carne entraba en su culo como un hierro ardiente, la quemaba y sentía que no había espacio en su interior para todo aquello, que algo se le iba a romper dentro.

-

Ohh, que culo, como entra – se jactaba el enorme negro – se la voy a meter hasta el fondo.

-

Vamos a darle duro a esta yegua, que sepa lo que es follar con nosotros, como la última, de aquí derechita al hospital jajajaja.

Se reían todos al unísono recordando algún abuso anterior. Xenia, tenía miedo y trataba de acostumbrarse a tener dos pollas en su interior pero la apretaban demasiado y eso con Mike quieto mientras el otro negro iba metiendo poco a poco su tranca. No quería imaginarse como iba a sufrir cuando empezasen a bombear a la vez.

-

Auuuu, ahh, auuu, por favor, parad, me vais a romper.

-

Jajaja, si acabamos de empezar, ya verás cuando te demos con todo – dijo Mike mientras se reía – Vamos, Fer, aprieta duro y sin miedo.

-

Eso está hecho jefe.

Después de oír la señal de su jefe el inmenso negro empujó más fuerte y llegó casi hasta el fondo de la rubia que se desvanecía por momentos entre gritos de dolor. El tal Fer empezó un mete y saca cada vez a mayor ritmo. Cada golpe de cadera que recibía era para Xenia como si le clavasen una lanza, no sabía cuanto iba a aguantar su delicado cuerpo aquel castigo. Además Mike por debajo empezaba a moverse también lo cual la producía más dolor. El ritmo era cada vez mayor y los golpes de las pelotas de ambos empezaban a resonar en la habitación al chocar con las nalgas de la dulce rubia, que poco a poco iba amoldándose al ataque de aquellos dos bestias que ya bombeaban sin piedad.

-

Ahhh, parad por favor, me matáis, más despacio.

-

Dale más duro, Fer, para que aprenda a tener la boquita cerrada.

Y el negro, obedeciendo a su jefe comenzó a follarla con más fuerza. Su gran polla se perdía en el blanco culo de Xenia que se había dilatado ya lo suficiente como para que el castigo que estaba soportando fuese soportable. Incluso empezaba a disfrutar las embestidas que recibía en ambos agujeros. Su cuerpo se estaba acostumbrando a aquellos tamaños y no pudo evitar que algunos sensuales gemidos escaparan de su boca.

-

Aaaaaaaahhhh, aaaaaahhhhhh, ahhhhh.

-

Oh, esta zorra lo está gozando, pero que grandísima puta nos estamos cogiendo.

Aquellos insultos no hacían sino excitar un poco más a Xenia, que empezaba a disfrutar la situación. Sentirse una puta, montada por un montón de negros, otros mirando, insultándola, era demasiado.

-

Vamos Fer, hasta que la rompas el culo.

-

A la orden, jefe.

Y el negro aumentó aún más el ritmo de sus pollazos. A cada embestida parecía que iba a sacar a Xenia por encima del sofá, pero Mike la tenía bien sujeta y se entretenía en chupar sus pezones, contribuyendo a excitarla aún más. La rubia estaba cerca del éxtasis y no pudo reprimir sus palabras.

-

Ahhhh, más, más.

-

Oh nena, te vas a arrepentir de esas palabras.

Mike bajo a la nena de su posición sin previo aviso y la volteo, dejándola boca arriba sobre él, que metió su polla en el culo de la nena. Empalada como estaba vio que Fer se volvía a aproximar para clavársela en el coño esta vez comenzando de nuevo una doble penetración que terminó de enloquecer a la rubia llevándola al éxtasis a los pocos minutos. Tuvo un tremendo orgasmo mientras era empalada por las dos negras vergas que no se detuvieron a pesar de los espasmos y convulsiones.

-

Ahhhhhh, que bueno, ahhhhh, ahhhhhh

-

Fer, estamos matando de placer a esta perra, la próxima vez mínimo viene por su propia voluntad.

-

Si jefe, es insaciable esta guarra.

Aquello siguió durante más de dos horas, intercambiándose los negros de posición, siempre con dos pollas atendiendo los agujeros de la rubia, cuando no tres. Xenia iba de orgasmo en orgasmo entre tanta carne, ella misma se follaba y pedía más, como una perra en celo, ya no le dolía nada y solo quería llegar al límite de su cuerpo pero antes que el suyo comenzó a llegar el de sus violadores.

-

Ohh, me corro, me corro –decía el negro musculoso.

-

Échalo en un vaso, que esta nena necesita reponer energías – dijo Mike

El negro, cogiendo un vaso vacío que había sobre la mesa comenzó a derramarse en su interior con potentes descargas que llenaron un buen trozo del recipiente de cristal. Poco después cayeron otros dos que siguieron rellenando el vaso con buenas cantidades de leche caliente. Ya solo quedaba Mike montando a Xenia que se encontraba a cuatro patas jaleando al negro.

-

Vamos hijo de puta, rómpeme el culo.

-

Ahhhh, pero que puta eres, nunca tienes suficiente.

-

Vamos, más rápido.

-

Ohhhh, perra, te voy con todo.

Y haciendo un último esfuerzo Mike echó el resto hasta que no se contuvo y terminó como sus secuaces en el vaso, con fuertes chorros que lo llenaron de semen hasta la mitad.

Xenia, sin ninguna polla atacándola por primera vez en mucho tiempo se sintió vacía, con sus maltrechos agujeros intentando recuperarse de la brutal follada que habían recibido. Se sentó en el suelo y vio el vaso de semen que Mike sostenía en la mano temiéndose lo que vendría a continuación.

-

Mamita, has gastado muchas energías y que mejor que un vaso de leche para reponer.

-

¿Quieres que me beba eso?

-

Si, te lo vas a beber ahora mismo hasta que no quede ni una gota.

La rubia, excitada y sabiendo que no le quedaba otra opción accedió a los deseos del negro, cogió el vaso y se lo acercó, lo olió primero, el aroma era nauseabundo pero mejor no pensarlo. Se lo llevó a la boca y dejó caer el espeso líquido a través de su boca mientras los negros observaban con cara de asombro. Era una buena cantidad pero Xenia lo fue tragando sin titubear, incluso repasó el vaso con su lengua una vez había acabado para regocijo de los traficantes.

-

Ohhhh, esta rubia es una campeona jajajaja.

-

La mayor puta que nos hemos follado, jefe.

-

Sin duda, Fer, pero todavía le queda terminar con Jimy jajaja.

Xenia no entendió muy bien la referencia a Jimy, aquel inmenso gordo que había permanecido sentado en su sitio durante todo el tiempo sin mover un solo músculo.

-

Verás rubia, mi compadre Jimy, tiene ciertos problemas de movilidad por lo que no puede participar de nuestras orgías, solo nos entorpecería. Por eso hay que darle un trato personalizado.

-

¿Se la tengo que chupar? – preguntó tímidamente la rubia.

-

Bueno, chupársela y lo que el te pida.

-

Bueno….

-

Además, Jimy tiene unos gustos un poco raritos, por eso mejor dejarlo para el final jajaja.

Todos se rieron, hasta el tal Jimy, con aquella última frase que Xenia no entendió pero no le gustaba nada.

-

Vamos, atiéndelo.

Mike señaló al gordo y Xenia se acercó a él, no sabía que hacer pero pronto Jimy tomó la iniciativa. Se bajó los pantalones cortos que llevaba y los calzoncillos y dejó al aire una polla grotesca, de longitud muy reducida, apenas tendría 10 centímetros pero de un grosor enorme, acorde con su dueño. Era extrañísima y la acompañaban unos huevos inmensos, parecía tener allí dos tumores en vez de pelotas. Xenia, con cierta reticencia se arrodilló frente a aquel pene y comenzó a mamarlo con suavidad. El sabor era repugnante pero después de haberse tragado un vaso de lefa podía con cualquier cosa. Se dispuso a hacerle una tranquila mamada y terminar con aquello cuanto antes, pero entonces notó las manos del gordo rodeando su cabeza y atrayéndola hacia él con una fuerza bestial que obligó a la preciosa nena a tragarse aquella gorda polla de una vez y sin tiempo para acostumbrarse. El gordo empezó a emitir gemidos animales y agarrando del pelo a la rubia inició una brutal follada de boca. La cabeza de Xenia iba y venía como un balón al ritmo que marcaba Jimy entro los ruidos guturales que la pobre nena hacía y los alaridos del gordo.

Por su parte el resto de asistentes hacía videos con sus teléfonos móviles y jaleaba al obeso negro que aceleraba aún más. Xenia no daba más de si, la polla entraba hasta su garganta con potencia y pronto la saliva empezó a escurrir por entre sus labios. Pero el gordo no tenía mucho aguante y enseguida estuvo próximo a terminar. Justo antes de acabar se levanto, agarró a la rubia por el pelo y la llevó hasta el baño metiéndola en la ducha de rodillas. Con aquel bombón esperando su final, el gordo comenzó a masturbarse a toda velocidad y en un santiamén empezó a eyacular sobre el bello rostro de Xenia que resignada recibió la descarga. No fue muy abundante pero tenía un ojo cerrado. Con el otro pudo ver como aquel repugnante tipo seguía apuntando a su cara mientras Mike y los otros miraban y se reían detrás. No sabía que esperaban, ya había terminado todo pero pronto lo descubrió. De la polla de Jimy emergió con potencia un chorro de orina que fue directo a su cara y así comenzó una cálida lluvia dorada que duró más de treinta segundos en los que Xenia tuvo que aguantar las arcadas para no vomitar allí mismo. Al fin, el gordo terminó y todo se acabó entre risas de los asistentes y comentarios jocosos.

-

Muy bien nena, ya has acabado, y además te hemos dejado duchada jajaja – decía Mike

-

Esta puta ha disfrutado hasta la meada jajaja.

-

Ha estado bárbaro, tenemos que convertir esto en tradición semanal, chicos.

Los negros se retiraron aún haciendo bromas sobre la rubia mientras Xenia, devastada se recuperaba de la última traumática experiencia que había sufrido ese día. Había experimentado mucho, demasiado y necesitaba aclararse. Giró la llave de la ducha y comenzó a aclararse y limpiarse mientras recapacitaba sobre todo lo acontecido.

Con una pastilla de jabón comenzó a frotarse todos los rincones de su cuerpo para quitarse aquel repugnante olor a orines y notó que sus orificios, sobre todo el trasero, estaban doloridos, había sido mucho tiempo con dos pollas en su interior.

Cuando terminó, cogió una toalla que había colgada en un gancho y se secó. Fue entonces cuando oyó los gritos afuera, no entendía que sucedía, cada vez era mayor el escándalo y su corazón se paró durante un segundo cuando oyó un disparo. Instintivamente se tiró al suelo y se acurrucó con la cabeza entre las manos. Hubo más disparos, era todo un tiroteo. Xenia estaba muerta del pánico y no quería saber que estaba pasando afuera. Por fin los tiros cesaron y se volvieron a oír las voces.

-

Al suelo, al suelo y las manos donde las vea, hijo de puta.

De repente Xenia oyó un fuerte golpe y la puerta del baño se abrió de golpe. Tumbada de cara a la pared y apenas cubierta con la toalla no quiso ver quien entraba, se temía lo peor.

-

Policía, señorita, haga el favor de levantarse.

Xenia respiró y volviendo en si, se giró y se levantó tratando de taparse lo más posible con la pequeña toalla.

-

Vamos, vístase y salga del cuarto, la vamos a llevar a comisaría para prestar declaración y que nos diga que hace usted aquí y cual es su relación con la gente que había ahí afuera.

-

Si, si.

Xenia se vistió y al salir de nuevo al cuarto privado quedó horrorizada ante lo que vio. Sangre esparcida por el suelo y tres sábanas cubriendo cuerpos que más tarde supo que eran los de Fredy, Mike y el tal Fer. Además un policía había resultado herido de gravedad y el gordo Jimy estaba también camino del hospital en condición crítica.

El resto iba camino de la comisaría. Intentó no mirar mucho aquella escena, jamás había visto un muerto y aunque estuvieran bajo la sábana el impacto era grande. Pero lo peor para Xenia estaba por llegar. Al salir del local, esposada y acompañada por un policía pudo comprobar el enorme gentío que se arremolinaba alrededor del local, alertados por los coches de policía y más tarde por el ruido de los disparos aquello no tardó en llenarse de curiosos que en ese pueblo crecían como la mala hierba. Vio caras conocidas, notó como algunos la señalaban e incluso oyó un par de veces su nombre. Su vida, como la conocía hasta ahora acababa de terminar.

FINAL DE ESTA HISTORIA AUNQUE XENIA CONTINUARÁ POR OTRA PARTE.