Xenia, Laura y Fredy el cubano (parte 3)

Continua la historia centrándose ahora en Fredy

3- Fredy

Fredy estaba sentado en su cómodo sofá, fumándose un puro, mientras le daba un repaso a su existencia, ahora que había cumplido 40 años. La vida le sonreía, si, pero no siempre había sido así. Desde niño vivió en la penuria de los barrios marginales de la Habana. Ya con 8 años, con su madre muerta y su padre en la cárcel, comenzó a ganarse la vida con el rebusque, bailaba para los turistas o se ofrecía de guía a cambio de alguna moneda para llevar algo de comida a su casa donde tenía que cuidar de su abuela. Siempre odió aquello, detestaba las limosnas y mucho más las miradas de pena de los viajeros que le veían como ese pobre desgraciado. Creció albergando un gran odio en su interior, hacia todo y hacia todos, pero pronto aprendió que era mejor ocultar esos sentimientos tras la bonita sonrisa que sabía dibujar en su cara.

Su talento para el baile le abrió algunas puertas pero todo era complicado en la Cuba de Fidel por lo que pronto descubrió que era su otra habilidad la que le llevaría más lejos. Y es que además de su facilidad para el baile Fredy había sido bendecido con una descomunal herramienta entre sus piernas, capaz de hacer estremecerse a cualquier mujer del mundo y la Habana era un lugar propicio para comenzar un pequeño negocio. Así empezó a prostituirse, sobre todo con turistas que lo encontraban irresistible ya con 16 años, cuando su cuerpo empezaba a florecer. Al principio le desagradaba hacer aquello pero pronto lo vio como un trabajo más y llegó a disfrutarlo con el paso del tiempo. Así se hizo famoso en la Habana y comenzó a ganar dinero pero su suerte cambió una noche, en un bar, una pelea, un inglés que perdió un ojo y él su libertad. Pasó dos años en la cárcel en los que siguió acumulando odio y odio en su interior. Sufrió cosas terribles que es mejor no relatar y cuando salió su único objetivo era salir de aquella maldita isla. Tenía algún dinero ahorrado y sin pensarlo pagó para meterse en una lancha dirección a Miami. Era la libertad o volver a prisión. Consiguió llegar a Miami y allí volvió a la prostitución. Era la forma más fácil de hacer dinero para un ilegal como él. También participó en alguna película porno y poco a poco fue sacando la cabeza con una sola idea, llegar a España. Con un pasaporte falso se embarcó rumbo a Madrid a sus 30 años. Allí volvió a empezar de cero. Por suerte pronto conoció a Eduardo, otro cubano algo más mayor que él, casado y con dos hijos y de historia similar a la suya, que le ofreció alojamiento e incluso le consiguió trabajo en la construcción. Las cosas les fueron bien durante el boom del ladrillo español y Fredy pudo hacer dinero, lo suficiente para mudarse al norte y abrir su propio negocio, un bar y academia de baile latino, lo que siempre había querido.

Así emprendió el rumbo a una pequeña ciudad costera del norte de España acompañado de Eduardo, que viendo como se acercaba el fin del negocio de la construcción se lanzó a la aventura. Abrió la academia de “Fredy el cubano” y las cosas le comenzaron a ir relativamente bien, pero aquello no daba para vivir como Fredy soñaba y pronto se dio cuenta que casi todas las alumnas eran mujeres de una cierta edad, necesitadas de emociones y con dinero para gastar, por lo que inició paralelamente un negocio clandestino. Reclutó unos cuantos negros más, todos ellos dispuestos a todo a cambio de dinero fácil y todo fue sobre ruedas. No es que follarse a aquellas señoras fuese el sueño de su vida pero le proporcionaba unos ingresos suficientes para vivir más que bien y de vez en cuando se le presentaba un bombón como aquella noche. Si, había sido un gran polvo con Laura y no la había cobrado, sus planes iban mucho más allá para ella. Aquella tetona iba a sufrir su ira y su sadismo, todo aquello que llevaba dentro y solo muy de vez en cuando dejaba salir. Ya había sembrado en ella el deseo, una vez probada su polla era muy difícil para una mujer resistirse a la tentación de repetir.

La noche había ido bien pero algo le inquietaba. Su compadre Eduardo se había cepillado a Xenia, la dulce Xenia que quería también para él, había caído en las manos del sucio Eduardo y tal vez la habría espantado. Xenia era su gran fijación, llevaba meses trabajándosela y deseaba cogérsela brutalmente y sodomizarla hasta romperla el culo pero ahora no sabía como reaccionaría. No debería haber aparecido esa noche, todo se había torcido y ahora necesitaba recuperarla. Quería moler a golpes a Edu pero realmente no podía enfadarse con su compadre. Él le acogió cuando llegó a España y por eso le estaría agradecido siempre. Decidió llamarle a pesar de que eran las 3 de la mañana.

-

Edu, guevón, ¿donde mierdas andas?

-

Donde mierdas voy a andar, en la cama, con mi parienta, voy al baño para no despertarla.

-

Hijo de puta, te cogiste a Xenia.

-

Ohhhh, compadre, siento habértela quitado pero la nena andaba caliente y no me pude aguantar.

-

Por lo menos te la habrás cogido bien, habrá quedado satisfecha ¿no?

-

Uffff, como mama esa rubia y que tetas tiene. Además anda muy necesitada de rabo. Y satisfecha ya te digo que ha quedado, dos veces por lo menos jajaja

-

Que pelotudo estás hecho, por lo menos no la habrás floreado el culo ¿no?

-

No compadre, no aguanté tanto, yo quería pero me vine antes, es que está tan estrechita que uno no puede aguantar.

-

Bueno, entonces su culo para mi jajaja.

-

No se yo si con esa tranca que te gastas vas a poder encularla, ya te digo que está súper estrecha.

-

Por eso no te preocupes. Anda vuelve a la cama, pedazo de cabrón.

-

Hasta mañana, compadre.

Fredy quedó un poco más tranquilo aunque no se fiaba de Edu, con lo mal que olía aquel gordo tal vez habría traumatizado a la dulce rubia, aunque si era cierto que estaba necesitada de polla. Bueno, el lunes comprobaría si era así.

Pasó el fin de semana sin poder quitarse de la cabeza las palabras de Edu. Fredy estaba empezando a obsesionarse con la preciosa rubia, quería ponerla de rodillas y encajarle su enorme polla en la boca, quería follarse aquellas tetas y luego perforarle sus agujeros pero debía ir con tacto, tranquilo, las prisas nunca son buenas.

Así llegó el lunes y a las 7 de la tarde, puntual como siempre, apareció la dulce Xenia por la puerta, acompañada por doña Adela. Fredy rápidamente fue a saludarla y comenzó a bailar con ella. Quería tranquilizarla así que la apartó un poco y comenzó a charlar mientras se movían al son de la música, pero fue Xenia la que entró directa al asunto.

-

Supongo que ya te habrá contado Edu lo del viernes.

-

Si, algo me ha dicho mi compadre además de lo que pude oír yo.

-

Mira Fredy, ya sabes que soy casada y esto no puede salir de aquí.

-

No te preocupes princesa, aquí somos discretos y además nadie te vio más que esas chicas que ni siquiera eran de aquí.

-

Ufff, mejor, es que no se que me pasó, el alcohol o yo que se.

-

Mira Xenia, lo que te pasó es que estás necesitada, como tantas otras mujeres, estoy seguro de que tu marido no sabe apreciar lo que tiene en casa.

-

Bueno, eso es privado.

-

Así que tengo razón. No hay de que avergonzarse mi amor, acá le dais demasiada importancia a la fidelidad pero el cuerpo tiene necesidades y si en casa no te las sacian hay que buscar fuera. Es lo más normal del mundo.

-

Puede que tengas razón pero es que me siento mal por lo que hice.

-

Normal, no elegiste bien. Edu es un cochino, yo lo quiero, es mi amigo pero solo a él se le ocurre meterte en ese cuarto.

-

Bueno, no se, es todo.

-

Si hubieses venido conmigo…

-

Tú estabas muy bien acompañado por la pechugona aquella.

-

Mi amor, eso es simple trabajo, creo que a estas alturas ya sabes que aquí hay dos negocios y que las facturas no se pagan con los 5 euros que ponéis por clase. Pero tú me gustas de verdad y se que yo a ti también. Vi como mirabas por la rendija de la puerta, vi la lujuria en tus ojos y el deseo. ¿Sabes? La dejé abierta así para ti

Xenia se puso roja, se estaba creyendo las mentiras que Fredy le contaba, estaba cayendo en su red.

-

Si, me gustas, ¿y qué? Sigo estando casada

-

Eso no impide que tú y yo nos demos una alegría de vez en cuando. Se que te mueres por probar esto.

Y mientras decía esta última frase agarró a Xenia por la cintura y la atrajo hacia él frotándola contra su paquete.

-

Bueno, si, tengo curiosidad.

-

Pues no esperemos más, el tiempo pasa y de lo que no vivas ahora te arrepentirás mañana.

-

No se….

-

Mira, yo no puedo obligarte a nada, tu vida es tu vida, pero te voy a hacer una proposición. El viernes a media noche estaré aquí solo, esperándote. Está en tu mano, preciosa.

-

No cuentes con que venga, no puedo, llevo toda la semana comiéndome la cabeza con lo que pasó el otro día.

-

Como te he dicho es tu decisión pero piensa en esto. El viernes pasado disfrutaste más con Edu en ese cuarto asqueroso que con tu marido en años. Imagínate lo que puedes gozar conmigo.

Xenia no dijo nada, se quedó pensando en lo que le había dicho Fredy y no podía negar que aquel maldito cubano tenía razón.

La clase terminó y cuando Xenia se acercó a despedirse de Fredy el cubano le susurró al oído un “piensa en ello” que aún la dejó más confundida.

Por su parte Edu que no había tenido ocasión de acercarse a la rubia la tocó el hombro cuando se marchaba.

-

Princesa, los dos estamos casados pero si quieres otro achuchón aquí estoy para ti.

-

Lo siento Edu pero eso no volverá a suceder.

-

Como quieras, mi reina, pero yo siempre estoy dispuesto con un bombón como tú.

La rubia se fue con sus dudas a casa y Fredy se quedó ansioso, sin saber si el viernes acudiría a su cita.

Xenia no acudió a la clase de las 7 el miércoles ni del viernes lo cual puso más nervioso al negro que no tenía claro que fuese a acudir a la cita de la media noche. Estaba loco por cogerse a aquella rubia, quería poseerla y follarla hasta que le doliese la polla. Esa piel blanca, esas piernas finas y delicadas, su culo bien puesto, sus pechos perfectos y esa boquita de piñón le volvían loco. Para mayor desesperación el propio viernes tenía un encargo. Doña Amparo, una señora de unos 50 años, fea y estropeada, se quedaría después de las 10 con él. No tenía ganas ni estómago para aquello pero los 200 euros que cobraba por sesión le hacían falta, más aún cuando el viernes anterior había sido tan generoso con Laura. No tenía claro que fuese a ponerse duro con aquel carcamal así que prefirió no arriesgar y se tomó brebaje cubano que siempre le ayudaba. La señora Amparo se quedó tras la clase como era habitual y subieron al privado. Fredy quería terminar rápido con aquello, a las 12 esperaba visita y ya eran las 10:30. Raudo y veloz se puso a sobar a la señora que no siendo su primera vez se dejó hacer y echo mano del paquete del negro. La siguiente media hora la pasó Fredy montando su número sin quitar nunca la sonrisa de la cara y contándole mentiras a la señora acerca de lo bien que se conservaba y como le excitaba su cuerpo. Doña Amparo se corrió hasta tres veces pero Fredy no llegó al orgasmo aunque lo fingió bastante bien escondiendo luego el condón. Cuando despachó a doña Amparo ya eran las 11:45 de la noche. Se vistió y se apoyó en la barra a degustar un Jack Daniels con hielo. La espera se le hizo eterna y Fredy pensó que la rubia no había mordido su anzuelo cuando dieron las 12:15, aún seguía empalmado y caliente como una moto. Pero todo cambió cuando a las 12:24 de la madrugada sonaron unos golpes en la puerta. Fredy se giró y allí vio a aquel ángel rubio que esa noche iba a ser empalado por su estaca. La niña lucía espectacular, con unos zapatos marrones con tacón no muy alto, una falda negra y un top de piel de leopardo que dejaba entrever un canalillo más que apetecible. Llevaba una ligera capa de maquillaje, algo de sombra de ojos y los labios pintados de un rojo tenue. Fredy abrió la puerta y la recibió con un abrazo.

-

Pensé que ya no venías.

-

Bueno, me has convencido. Mi esposo se ha ido a un rally y ni siquiera me ha preguntado si quería ir con él.

-

¿Y la niña?

-

Con mi madre

-

¿quieres tomar algo?

-

Si, un vodka naranja por favor.

Fredy se pasó al otro lado de la barra y preparó la copa. La rubia aún no tenía muy claro lo que iba a hacer y prefería aclarar sus ideas con un poco de alcohol.

-

Estás preciosa hoy.

-

Gracias, tú también estás muy guapo.

-

Bueno, uno hace lo que puede.

El negro vestía para la ocasión un pantalón beige ancho y una camisa blanca de manga larga remangada y abierta hasta la mitad dejando ver su cadena de oro.

-

¿Estás preparada para descubrir lo que es el sexo de verdad?

-

No se, lo que vi el otro día me asustó un poco.

-

Todas se asustan cuando ven a mi amiguito, pero al final lo adoran.

Ya cada uno con su copa subieron al cuarto privado y esta vez Fredy cerró la puerta por completo. Se sentaron en el sofá y dejando las copas en la pequeña mesita Fredy no esperó más y se lanzó sobre la rubia que cogida por sorpresa no supo ni pudo decir que no. El negro la besaba ardientemente, como hacía tiempo que la dulce Xenia no sentía, y sus manos comenzaban a magrearla el culo y los pechos por encima de la ropa. La rubia que aún albergaba alguna duda antes de entrar al local ya no pensaba en otra cosa que saciarse por completo con aquel cubano. Después de un rato de besos y sobeteo ambos comenzaron a desnudarse, quedando Xenia pronto en tanga y sujetador y Fredy solo con su bóxer blanco que dejaba ver una monstruosa polla totalmente empalmada. Xenia al ver aquello de cerca se asustó. Cuando atisbó aquel rabo desde la puerta le pareció monstruoso pero ahora más cerca y aún bajo el calzoncillo no daba crédito. Fredy atento a la cara de la rubia se puso en pie y la habló.

-

Vamos nena, no tengas miedo, sácalo.

-

Es demasiado grande, me vas a destrozar

-

Si, al principio te va a doler pero luego no vas a querer que pare, y yo cuando empiezo no paro.

La dulce niña asustada se acercó a su amante y con su temblorosa mano bajó el bóxer haciendo aparecer ante si la terrible polla negra como el carbón que aquella noche la iba a poseer. Ya desnudo completamente Fredy agarró la cabeza de Xenia con ambas manos y la atrajo hacia su entrepierna con fuerza. La dulce nena sin tiempo para pensar solo abrió la boca y notó como aquel monstruo entraba rozando sus labios hasta tocar en su garganta. No podía creerlo, tenía su boca abierta al máximo y a duras penas podía alojar un tercio de aquel descomunal rabo. El negro por su parte notaba la calidez de la boca de aquella delicia rodeando la punta de su verga y se sentía en el paraíso, por fin la había cazado y no iba a parar ya hasta calmar todas sus ansias. Así, con sus dedos enredados en los sedosos rizos de la rubia y haciendo una pequeña presión comenzó lentamente a follarse aquella boca que tanto había deseado.

-

Ohhhh, Edu tenía razón, la mamas de vicio.

-

Ahhhgg ahhhgg ahhhggg

-

Te voy a follar todos los agujeros, nena, cuando acabe contigo vas a tener que ir derecha al hospital.

La rubia se concentraba en no ahogarse con aquel pitón que invadía su boca, nunca la habían follado así pero en contra de lo que pudiese parecer estaba comenzando a excitarse con la situación, aunque aquello de follarla todos los agujeros la había dado un poco de miedo. No sabía si era una forma de hablar o si realmente pretendía darla por el culo con aquel pollón. Ella había practicado el sexo anal con Oscar pero las dimensiones de la polla de su marido eran perfectas para ello. La sola idea de meterse aquello por el culo la estremecía.

En ese momento Fredy la soltó la cabeza y la rubia aprovechó para sacarse la polla de la boca y respirar mientras la aguantaba con su mano derecha. El cubano no perdía tiempo y ya estaba desabrochando su sujetador para liberar sus preciosos y blancos pechos.

-

Ohhh, mamacita, pero que tetas tienes, uhhh, y que pezonazos.

-

¿Te gustan?

-

Me encantan, nena.

-

Pero seguro que te gustan más las del otro día.

-

Ohhhh, nena, no estés celosa, esas están en otra categoría, pero la tuyas son perfectas

-

¿Me las quieres mamar?

-

Todo a su tiempo, amor, ahora sigue mamando tú.

La rubia ya sin la presión de su amante comenzó a recorrer con su lengua la inmensa longitud de aquel falo, a ratos la chupaba, a ratos le comía los huevos, intentando darle el máximo placer a aquel negro que entretanto no dejaba de amasar sus lechosos pechos con ambas manos. Después de varios minutos el cubano no aguantó más y levantando a la rubia la tumbo boca arriba sobre el brazo del sofá para acto seguido arrodillarse y después de sacar el delicado tanga rojo hundir su cabeza entre las piernas de la rubia. Su coño, perfectamente depilado para la ocasión, pronto notó los hábiles lenguetazos del cubano que recorrían sus partes íntimas con velocidad haciéndola estremecer. Se iba a correr de un momento a otro, lo notaba, y apenas habían empezado pero estaba tan necesitada que no podía evitarlo. Cuando Fredy introdujo el primer dedo en su cueva la sobrevino un terrible orgasmo entre jadeos y gemidos.

-

Ahhhh, ahhhh ahhh ahhhhhhhhhhhh

-

Ohh nena, estás mas necesitada de lo que creía, pero para eso estoy yo.

-

Ohhh, no pares, hazme lo que quieras pero no pares.

La rubia en estado de excitación máxima no sabía lo que decía. Fredy disfrutando de la situación metió dos dedos en su chocho mientras con su lengua lamía el rosado ano de la rubia que volvía a excitarse a gran velocidad. Viendo que su amante estaba fuera de si comenzó a perforarle el ano con su índice sin sacar sus otros dedos del coño. Xenia volvía a estar a mil, no sabía que la estaban haciendo pero la encantaba. Fredy la masturbaba ya salvajemente con ambas manos, dos dedos en cada uno de sus estrechos orificios, follándola a un ritmo brutal. Pero cuando parecía que Xenia iba a alcanzar su segundo orgasmo el negro paró, incorporándose y la rubia mirando hacia él, como preguntándose por que, vio como se preparaba para embestirla con aquel terrible bate. El negro agarró las dos blancas piernas y separándolas ligeramente se colocó una en cada hombro, quedando la rubia a la altura perfecta para la penetración.

-

Ten cuidado, Fredy, por favor.

-

No te preocupes amor, un poco de dolor no le hace mal a nadie, luego lo gozarás.

-

Es que no estoy acostumbrada a algo tan grande.

-

¿Quieres que pare?

-

Noooo, no pares. Pero…

-

Pero nada, una vez que empiezo no paro.

Y sin mas preámbulos el negro dirigió su cimbrel a la entrepierna de Xenia, que a pesar de estar completamente mojada notó un fuerte dolor cuando el negro la penetró. No tuvo delicadeza alguna Fredy, estaba demasiado caliente, llevaba mucho tiempo esperando ese momento y quería montar a Xenia de forma salvaje. Cuando empujó notó la estrechez de aquel coño y su enorme calidez, era mejor de lo que había imaginado. Intentó clavarle su estaca de una vez pero fue imposible, así que retrocedió y volvió a atacar con más fuerza llegando hasta bien adentro pero todo su rabo no iba a entrar ahí así que viendo hasta donde podía llegar comenzó su mete y saca a ritmo frenético sin importarle lo más mínimo los alaridos de dolor que la rubia profería.

-

Ahhhhhh, ahhhhhh, ayyyyyy, mas suave, Fredy, por favor.

-

Ohhhhh, guarra, que estrecha estás, como me pones.

-

Auuuuu, ahuuu, auuuu,

-

Ohhhh, puta, cuando termine contigo no vas a poder sentarte en una semana.

Xenia trataba de acostumbrarse a aquellas dimensiones pero no podía, era demasiado grande para ella, sentía mucho dolor y solo una pizca de placer aunque lo peor había pasado ya. Los primeros pollazos si que la habían dolido. Ahora solo intentaba no desmayarse ante las potentes embestidas del cubano. Pero poco a poco su cuerpo se fue amoldando a esa polla, lo que parecía imposible hacía unos minutos estaba sucediendo y la rubia se empezaba a estremecer de placer también. Fredy por su parte seguía bombeando como un maniaco, agarrando los blanquecinos pechos de su perra, observando directamente su preciosa cara con una mueca, mezcla de placer y de dolor, que exhalaba gemidos cada vez más sensuales.

-

Ohhh, zorra, ya lo empiezas a gozar.

-

Ahhh, si.

-

Sois todas unas putas, la tetona del otro día igual, al principio se quejaba y al final terminó pidiendo más.

-

Ahhhh, ¿te gusta más ella que yo?

-

Fredy tiene amor para todas.

-

¿Pero te gusta más ella?

-

No, puta, me gustas más tú.

Ya llevaban 10 minutos follando y Xenia se había acoplado perfectamente al tamaño de su agresor, apenas sentía dolor y solo quería que aquello siguiese toda la noche. Pero Fredy tenía otros planes, había soñado día y noche con sodomizar a aquella rubia, atravesar con su negra estaca las lechosas nalgas de Xenia y nada se lo iba a impedir.

-

Nena, prepárate que te voy a romper el culo

-

Noooo, el culo no.

-

No me digas que eres virgen de atrás.

-

No, pero es demasiado grande, me vas a romper.

-

La tetona se dejó.

Aquello hirió el orgullo de Xenia. Por alguna razón había entrado en una especie de competencia con aquella chica a la que no conocía. Tal vez el sentimiento de propiedad sobre Fredy que había desarrollado, su macho, y el verlo follando con otra.

-

Ten cuidado, por favor.

-

No te preocupes, nena, te dolerá al principio nada más.

Y sin mediar mas palabra, agarró a la rubia como si fuese una muñeca, la giró, dejando su estomago apoyado sobre el brazo del sofá y su culo expuesto y listo para ser penetrado. Fredy escupió en las nalgas de Xenia y con un dedo empezó a penetrarla. Comprobando que entraba con facilidad metió el segundo y comenzó el sube y baja. Sabía que debía dilatarlo más pero el cubano estaba excitado como nunca en su vida y no pudo aguantar, hundió su polla una vez más en el coño de la rubia para lubricarla y luego lo colocó en la entrada posterior de la rubia para empezar a hacer presión. Entró con relativa facilidad. Le resultó sorprendente como aquel culo recibía su polla que entró despacio pero con facilidad hasta la mitad, momento en el que Xenia poniendo sus manos a modo de barrera impidió que siguiera avanzando más.

-

Pero que culo tienes, nena, como se traga mi polla.

-

Ahhh, me duele, ten cuidado.

-

Nunca se la he conseguido meter entera a nadie, hasta los huevos, la tetona estuvo cerca de tragársela entera pero falto un poco.

El negro sabedor de aquella extraña rivalidad que Xenia tenía con Laura la picaba con sus comentarios, que por otra parte eran ciertos.

Xenia al oír esto quitó sus manos y el negro tomando ese gesto como una señal de barra libre retrocedió unos centímetros para de una tremendo pollazo empalar casi por completo a la rubia que creyó morirse por momentos al notar como aquel inmenso rabo invadía su recto. Gritó con fuerza pero Fredy estaba descontrolado y ya nada podía pararlo. Agarró a la rubia de su preciosa cabellera y comenzó a montarla salvajemente llegando en cada estocada un poco más lejos. El culo de Xenia era espectacular, parecía diseñado para recibir su polla y en cada embestida se salía casi por completo para percutir con más fuerza. Ya estaba, ya lo había conseguido, todas su polla estaba dentro de aquel delicado culo que nunca pensó que podría alojar más de la mitad de su pene. Los golpes de sus huevos rebotando contra las nalgas de la rubia sonaban como música celestial en sus oídos, no quería acabar nunca pero la sensación era demasiado agradable y no sabía cuanto podría aguantar.

Por su parte Xenia se sentía fuera de si, el culo la ardía pero estaba muy excitada también, sentía un terrible dolor pero un inmenso placer a su vez y a cada pollazo que recibía su ano, estaba más cerca de un nuevo orgasmo. Notaba como todo aquel rabo recorría su intestino hasta que las negras pelotas golpeaban en su culo haciéndola entrar en trance. Pensaba que su culo ya nunca más se iba a cerrar después de aquello, pero la daba igual solo quería volver a correrse, estaba cerca y pronto llegó, tan pronto como notó el primer chorro de lefa llenándola el recto. Fredy gritaba como un loco descargando inauditas cantidades de leches en su interior y ella se unió con un orgasmo espectacular, era lo mejor que había sentido en su vida, se estremecía mezclando sus gritos con los del cubano, su culo se agitaba aún con la tranca dentro y las piernas le temblaban, estaba en otro mundo. El orgasmo de ambos fue simultáneo y duró unos 30 segundos, los 30 mejores segundos de la vida de Xenia, mejor que todo, mejor que su boda, que el nacimiento de Anita, que cualquier grato recuerdo de su anodina existencia, aquello era lo mejor que la había sucedido jamás.

Fredy, ya calmado sacó con cuidado la polla de aquel delicioso culo, dejando un boquete de proporciones épicas que se resistía a cerrarse, por el que asomaban finos hilos de espeso líquido blanco.

-

Ah, cabrón, me has roto el culo.

-

Pero ha merecido la pena.

-

Ufff, ha sido el mejor orgasmo de mi vida, pero te has pasado, me ha dolido mucho.

-

La próxima vez te dolerá menos y disfrutarás más.

-

No se si habrá próxima vez.

-

Claro que la habrá nena, estamos hechos el uno para el otro, hemos nacido para follar juntos. Tu culo está hecho a la medida de mi polla, nunca ninguna mujer se habida tragado por la cola mi rabo entero.

-

No se que decir.

-

Di que el viernes que viene volverás.

-

No lo se.

Xenia se levantó y cogiendo su ropa se fue al baño, se sentó en la baza y expulsó toda la leche que había en su culo, era muchísimo, aquella corrida era también de proporciones exageradas. Luego se adecentó y después de vestirse salió de nuevo notando un ligero malestar en sus nalgas. Aquella enculada le iba a pasar factura. Fredy se había sentado en el sofá desnudo, con su polla colgando y que aún flácida seguía siendo descomunal. Xenia, no podía apartar la mirada de aquel rabo que tenía restos de lefa por todo su contorno. Levantó la mirada y vio que Fredy le hacía un gesto para que se volviese a acercar a él. Ella no se opuso y se sentó en el sofá.

-

No pretenderás dejar a mi amiguito así de sucio.

-

¿Cómo?

-

Si, con lo que te ha hecho disfrutar se merece al menos unos besos de despedida.

-

Es que ya me he limpiado.

Pero Fredy no la dejó hablar más y con una mano la dirigió de nuevo hacia su entrepierna. Ella, no se negó y agarró aquel negro pollón llevándoselo a la boca. Pronto notó el sabor de la lefa pero no se detuvo, tragó las gotas que caían aún de su rabo y comenzó a chupar a buen ritmo, sintiendo como poco a poco se volvía a poner duro. Fredy la recogió el pelo para que no la molestase en su tarea y la dejó hacer. Mamaba realmente bien aquella rubia y quería volver a correrse pero esta vez en su boca y así fue. Después de cinco minutos de intensa chupada descargó por segunda vez sus huevos ahora en la deliciosa boca de aquella maravillosa rubia que a partir de ese día sería su juguete sexual. Xenia notó como su boca se inundaba de semen, no podía creer que después de haberse corrido hacía apenas 10 minutos volviese a eyacular de aquella forma. Fredy la pidió que se lo tragase y ella, sumisa accedió, dejando bien limpia la polla del cubano. No le fue desagradable tragarse su semen, algo que nunca había hecho con Oscar. Sentía una cierta devoción por aquel negro, por su polla, por su ruda forma de follar, sentía que era lo que necesitaba, lo que había estado buscando y solo deseaba pasar más noches con él.

Después de esto Xenia se despidió y se marchó dando evidentes muestras de su malestar rectal. Fredy se quedó terminando su copa y disfrutando el momento. Por fin Xenia había caído en sus manos y no la iba a dejar escapar hasta que todas las perversiones que planeaba fueran satisfechas. Aquella rubia iba a sufrir y mucho, pero todo a su tiempo. Además estaba Laura, aquella inesperada maravilla podría regresar en busca de más. Una idea comenzaba a rondarle la cabeza, no sería fácil pero había que intentarlo.

CONTINUARÁ.