Xena, la princesa guerrera: Perversiones

Secuestradas por un grupo de guerreros, Xena y Gabrielle serán sometidas a toda clase de abusos sexuales y vejaciones, descubriendo que la depravación no conoce límites.

XENA, LA PRINCESA GUERRERA: PERVERSIONES

En la época de los dioses, los señores de la guerra, y los reyes,

Una tierra convulsionada, clamaba por un héroe

Ella era Xena, una princesa forjada en el calor de la batalla.

Poderosa…pasional…peligrosa…su coraje cambió el mundo

Después de su aventura con el Rey Sísifo, que había encadenado a Celesta, la muerte, para ser inmortal, Xena y Gabrielle se encontraban en pleno bosque, junto al fuego, viendo las estrellas. Gabrielle, con la pluma en su mano, escribía sin parar en un pergamino, mientras Xena la observaba con expresión curiosa.

-¿Qué haces escribiendo tanto-preguntó-?.

-Quiero ser barda, o poetisa. Narraré todas las hazañas de Xena la guerrera, la implacable justiciera-dijo con un tono de alegría-…y si en el poco tiempo que llevo contigo he visto el reino de los sueños, al dios Ares, y a la mismísima encarnación de la muerte, creo que a tu lado tendré más que de sobra para empezar-bromeó-

Xena hizo una risa ahogada.

-Tú misma, pero recuerda que si estás a punto de morir, una pluma servirá de poco. Tu cayado servirá mejor, y no digamos una buena espada

Gabrielle la miró con vehemencia. Se notaba que la mujer que tenía delante era alguien curtida en las artes de la guerra.

-¿Me enseñarías las artes más extremas de supervivencia-preguntó finalmente-?.

-¿Cómo?.

-Ya sabes…técnicas de muerte, puntos de presión, esas cosas

Xena la miró un poco, luego ladeó la cabeza y la observó divertida.

-Mastúrbate.

Gabrielle fue cogida por sorpresa. Ni de lejos hubiera esperado algo así.

-¿¡QUÉEEEEEEEE-preguntó, aún perpleja-!?.

-Para sobrevivir has de estar dispuesta a todo, en cualquier momento y lugar. Quería probarte para ver tu reacción, pero ya veo que no estás preparada. Otra vez será. Buenas noches

Xena se echó y se durmió rápidamente. Gabrielle se quedó mirándose, pensando sus palabras. Mirando a todos lados, se desnudó con cierta timidez sobre la hierba. Al estar completamente desnuda, observó sus pechos, su cintura, sus muslos, y comenzó a acariciarse. Una mano se posó sobre su rubio pubis y empezó a moverse, a excitarse. Ahogaba sus gemidos como podía. La otra mano se fue a sus pechos y se acariciaba los pezones, endureciéndolos, excitándolos. La joven barda descubría, en plena naturaleza, el placer de satisfacerse a sí misma. Movida por su lujuria, acercó su cayado y comenzó a metérselo en su húmeda vulva, poniéndose una mano en la boca para no lanzar gritos de placer que le provocaba aquella situación, a la que se añadía el morbo de tener cerca a Xena, y que no se enterara. Su cuerpo recibía plácidamente sus caricias y su boca se humedecía. Sus dedos se empapaban de sus jugos y se los llevaba a la boca para gozar de su sabor. Era suave, dulce, le encantaba. Su clítoris fue excitado por sus dedos índice y corazón, meneado de un lado a otro mientras ella se agitaba en su lecho. Como un enorme alud de nieve, su primer orgasmo llegó salvajemente y se derrumbó, sudando y jadeando. Sus fluidos habían salido en exceso y mojado alrededor. Gabrielle sonreía, satisfecha. No podía creer que hubiera disfrutado tanto. Xena miró por el rabillo del ojo y vio lo ocurrido. "¿Será posible-pensó-, que ha sido capaz de hacerlo?". Se hizo la dormida, pero le sorprendió la determinación de Gabrielle. Había más en ella de lo que aparentaba a simple vista.

A la mañana siguiente, Xena despertó y se encontró a Gabrielle haciendo prácticas de espadachina, y jugando con su chakram a intentar lanzarlo y que volviera. La risa inicial se tornó alarma cuando, lanzando el circular chakram, éste comenzó a rebotar en las piedras y casi consiguió darle a Xena en la cabeza.

-¡¡GABRIELLE-gritó enfadada-!!. No juegues más con eso.

-Lo siento…es que, me entusiasmé…No quería hacer daño a nadie

-Lo sé, pero hay que tener cuidado. Si no sabes manejarlas acabarías haciendo daño a alguien.

-¿Puedo preguntar algo?.

-Adelante.

-Anoche ¿por qué me pediste que me masturbara?.

-¿Eso?...Para saber hasta donde estarías dispuesta a llegar. Cuando te veas en peligro, usa lo que tengas más a mano. Si estás enfrente de un hombre y éste va a matarte, usa tu cuerpo contra él, haz que baje la guardia, ¿lo entiendes?.

-Sí, ahora sí. Podrías habérmelo explicado antes, ¿no crees?.

-Era mejor dejarte con la duda un rato.

Su conversación fue interrumpida por un grito. Las dos mujeres miraron a la vez: Xena a su izquierda y Gabrielle a su derecha. Sabían que algo estaba pasando. De inmediato se armaron y salieron hasta encontrar la fuente del grito: una mujer que era zarandeada por no menos de diez hombres, fuertemente armados, que se reían.

-¡¡BASTA-gritó Xena-!!.

-¿Qué-preguntó uno de ellos-?. Mirad chicos, dos nuevas adquisiciones

-Dejad a esa mujer pacíficamente, y nadie saldrá herido-repuso Xena-. Y si no lo hacéis por las buenas, lo haréis por las malas. ¿Entendido?.

-¡¡A por ellas!!.

Bien preparada, Xena se lanzó a por ellos mientras Gabrielle, cayado en mano, se preparada para enfrentarse a los que le vinieran. Con rapidez y eficacia, las dos mujeres golpeaban a los guerreros hasta dejarlos inconscientes, eficacia que fue rota, inesperadamente, cuando Gabrielle perdió la noción de la batalla al mirar a Xena para ver si la necesitaba. Un fuerte puñetazo la golpeó y la hizo caer al suelo. Xena lo vio.

-¡¡GABRIELLEEEEEEEEEEEEE!!...

Corrió hacia ella tanto como pudo, y justo antes de dar un salto que la hubiera puesto entre ella y sus atacantes, un fuerte golpe en la nuca la dejó inconsciente. Los guerreros se miraron entre ellos, y uno, algo más alto que los demás, fue donde estaba Gabrielle.

-Eh jefe…mira lo que nos ha traído el gato-bromeó-…dos nuevas mujeres

-Xanos-dijo otro-, ¿que hacemos con ellas?.

-Que me maten las Furias ahora mismo si esa de allí no es la mismísima Xena. Ésta de aquí debe ser alguna acompañante. ¡Atad a la otra, ésta nos lo hará pasar muy bien!.

Cuatro de ellos cogieron cuerdas y fueron a por Xena. El resto se puso al lado de Gabrielle, quien despertó, pero hubiera preferido seguir durmiendo al ver lo que se le avecinaba. Uno de ellos se abalanzó sobre ella y metió mano con fuerza entre sus muslos para palpar sus entrañas. Sus intentos de resistirse hicieron que los demás se rieran, deleitándose con el espectáculo. Gabrielle fue incapaz de resistirse mucho tiempo, y el guerrero consiguió desvestirla y penetrarla con brutalidad.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH…para…nooooooooooooo

-JAAAAJAJAJAJAAJAJAA…esto te encantará nena…vas a saber lo que es un hombre de verdad

-No…para…déjame ir…nooooooooooo-sollózo-

-¿Qué pasa?. ¿No te gustan los hombres? Jajajajajaajaja-rió, acompañado por los demás-…cuando acabemos contigo, serás una fiel esclava nuestra…Ahora, ¡prepárate!.

Dicho lo cual la agarró con fuerzas de las caderas y comenzó a violarla sin pudor alguno, delante de los demás, algunos de los cuales ya estaban esperando su turno. El guerrero le lamió el cuello y la besó con sus labios sucios y sus dientes amarillentos. Gabrielle sentía morirse por el asco que le daba. En sus últimos esfuerzos la joven guerrera sintió como su violador arremetió más fuerte hasta hacerla gozar. Inundó sus entrañas de semen y se salió, siendo recibido entre vítores por sus compañeros. Otro, más corpulento, fue sobre ella.

-Esta nena va a ser lo que significa gozar de verdad. Vais a ver porqué la tranca de Mernos es tan famosa desde Corinto hasta el mismísimo Olimpo...

Se detuvo a saborear la dilatada vulva de Gabrielle, la cual, a su pesar, se debatía entre el placer que le estaban dando y el horror que soportaba de lo que se adivinaba como una enorme sesión continua de perversión. Mernos siguió devorando la enrojecida vulva hasta ver que ya estaba humedecida, y sin darle tiempo a reaccionar, la penetró con tanta fuerza que Gabrielle se sintió morir. La estaban partiendo en dos. Le dolía. Le dolía la forma tan asquerosa y brutal de forzarla. Fue cuando comprendió que Mernos no alardeaba: el tamaño de su miembro era muy grande, casi no le cabía dentro. Notaba como llegaba hasta el fondo de sus entrañas y aún así quedaba un poco fuera. Con sencillez la cogió en sus brazos como una ramita y la bombeó una vez, ¡y otra, y otra, y otra!, hasta hacerla gritar. Sus pechos se movían a ritmo de sus embestidas, que prácticamente la dejaban en estado de shock. Animados por la escena, los demás comenzaron a cuchichear entre ellos y antes de darse cuenta, Gabrielle estaba atrapada entre tres guerreros. No comprendía lo que iba a pasar.

-Abre la boca, pequeña…es hora de tomar tu biberón

Gabrielle se negó, pero el guerrero tapó su nariz y sin oxígeno, tuvo que abrir la boca de par en par para respirar, momento en que aprovechó para meterle todo su miembro en la boca. Los otros dos, detrás de ella, la penetraron por sus dos agujeros. Un dolor más intenso de lo que nunca había sentido la atravesó por todo su ser cuando sintió que su culo había sido desvirgado, y no era para menos: el propio Mernos(un gigante de 2 metros calvo, de ojos oscuros) había sido el responsable. Comenzó entonces una carrera entre los diversos hombres para ver quien disfrutaba antes de la rubia muchacha. Mernos, desde atrás, arremetía con su fuerza animal, mientras Doclo(un enano de 1’57, de pelo negro, largo) la penetraba, echado debajo de ella, y Seion(un rubio de 1’65, de ojos verdes y cara sucia) la forzaba a que se la chupara. Gabrielle no salía de su asombro, no se imaginaba que una mujer pudiera ser tan humillada en su vida. De haber sabido lo ocurrido, nunca hubiera seguido a Xena. Hubiera sido mejor quedarse en su aldea. Se sentía rodeada de demonios, que la estaban forzando a más no poder. Y aún quedan más por venir. Durante algo más de una hora, la joven barba descubrió lo que era la humillación total. Su cara, su pelo y sus entrañas estaban cubiertas de semen. Estaba sin fuerzas, desnuda, tumbada en el suelo, cuando Xanos ordenó que la ataran y la llevaran al castillo. Los demás cogieron las armas y las ropas de las guerreras y las llevaron para quedárselas.

Cuando Xena despertó, lo hizo atada de pies y manos, en el suelo. Su coraza había volado, lo mismo que el resto de su ropa y sus armas. Estaba completamente desnuda, en una habitación sin ventanas, adornada con extraños símbolos de la pared al techo, que le parecieron de algún culto religioso que desconocía. En ese momento, Xanos apareció al lado de ella: un hombre de color, de ojos negros profundos y mirada altiva, casi de odio.

-Hola Xena. Es un placer conocerte. Perdona que te atemos, pero es por precaución. No queremos que intentes matar a ninguno de los nuestros-se escucharon numerosas risas de fondo, ante lo cual vio que no estaba solo-…¿sabes una cosa?. La chica que hiciste huir tenía que cumplir un designio muy importante, pero ya que no la encontramos, tu joven amiga servirá para nuestro propósito

-Dejad en paz a Gabrielle cerdos. Si queréis hacer algo, que sea a mí. Hacédmelo a mí antes que a ella

-Oh, no te preocupes por eso. Te haremos lo mismo que a ella, de eso puedes estar segura.

Xanos se bajó sus pantalones y Xena entendió de inmediato lo que ocurriría. Aparte de la repugnancia que sentía, sabía lo que debía hacer. Calló y dejó que él se pusiera en posición, encima de ella, y la penetrara.

-Mmmmmmmmmmmm…Xena la guerrera…es todo un honor

-Noooooooooooo…paraaaaaaaaaaaa…aaaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaaahhh…no sigas

-Que ardor…Se nota que eres guerrera…tienes fuego dentro

Más risas. Debían ser cinco, según calculó Xena. Y entre ellos, el que pudiera sacarla del apuro, pero debía esperar. Xanos, por su lado, fue a probar las legendarias tetas de la princesa guerrera, que mordisqueó y lamió como un demente.

-Vaya tetas…chicos, esto hay que probarlo…ésta zorra tiene unas tetas más apetecibles que las de la propia Afrodita

Siguió chupándolas un buen rato, mientras su mente no dejaba en pensar en Gabrielle. Ésta, en un altar, había sido vestida de blanco impoluto de pies a cabeza, mientras monjes vestidos de rojo y negro cogían plumas y hacían signos sobre él. Como en trance, Gabrielle deslizó el traje, y su cuerpo quedó al descubierto. Uno de ellos hizo una marca en su muslo izquierdo, justo al lado de su vulva, y luego recitó algo. Acariciaron su cuerpo por todas partes, sintiendo su dulzura, su frescor, su juventud. Después ella se echó en el altar, y el primer monje se acercó, se desnudó y comenzó a penetrarla sin que ella protestase. Los demás monjes seguían rezando mientras esperaban su turno: uno tras otro, en lenta parsimonia, penetraron a Gabrielle, algunas veces dos o tres al mismo tiempo, disfrutando de tenerla en trance, sin que pudiera protestar. Era su juguete sexual particular. En otra parte, Xanos había gozado del cuerpo de Xena, la cual estaba con la cara manchada de semen. Seion fue el siguiente.

-Qué bien te ves con tu carita manchada, "princesa guerrera"-le dijo-. Cuando acabemos contigo serás nuestra esclava, como tu amiguita jajajajaajajajaja…vamos allá…uuuuummmmm aaaaaaaaahhh…voy a gozar como un dios

-Noooooooo…bastaaaaaaaaaa…noooooooooooooo….aaaaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaahh…por los dioses, para, paraaaaaaa-dijo Xena, con lágrimas en los ojos-…déjameeeeeeeeeee

Seion no dijo nada. Solo siguió acariciando el atado cuerpo de Xena y lo hizo elevarse un poco para poder acometerla mejor. El desgarro que sentía no era comparable al odio que crecía segundo a segundo. En cuanto llegase el momento, no iba a dejar piedra sobre piedra de ese lugar. La polla de Seion trabajaba como un martillo de ritmo incesante, la penetraba sin parar, y éste dejaba caer saliva sobre los pechos de Xena. La sensación de sentirlo hizo que ella tuviera nauseas. Después le pellizcó los pezones con fuerza, haciéndola gemir de dolor. También metió sus dedos en el culo de la guerrera, relamiéndose de ver como ella sollozaba y gemía de dolor, para luego sacar su espada y meterle el mango en el culo, desgarrando su ano. Los hombres estaban encantados de ver a la poderosa Xena dispuesta para satisfacer sus caprichos, de verla no solo humillada si no indefensa, y se maravillaban al descubrir que el fuego que demostraba en la batalla no era el único fuego que poseía. Las lágrimas de Xena caían incontenibles por su cara. No deseaba hacerlo, pero le era imposible aguantarlas en su interior. La sensación de humillación que sentía era inmensa.

-Aaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaahh…nooooo, déjameeeee…déjame...

-Uuuuufffff que caliente estás, tus entrañas son como un volcán…aaaaahh aaaaaaahh aaaaaaahh…oooooohhh que fuego…oooooohh ooooooohh ooooohh oooooooohh oooooohh…síiii, ¡¡SÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!....

-NO, NOOOOOOOO…¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!...

Consumada la violación, Seion recogió su espada y dejó paso a otro, pero no fue uno quien si no dos los que fueron, ya que Mernos consiguió, pese a que estaba maniatada, ponerse debajo de ella, y apuntando bien, enterró toda su enormidad dentro del culo Xena, quien dio un grito que resonó por todas partes. Jamás había sentado un dolor tan intenso, ni cuando el mango de la espada de Seion la había forzado. Mientras Doclo la penetraba desde arriba Mernos taladraba su ahora desvirgado ano con una furia tremenda, casi demoníaca. Su boca abierta emitía jadeos sin parar, pero fue acallada cuando Xanos se acercó y se la metió en la boca. Entre una cosa y otra, Xena fue violada por todos sus agujeros repetidas veces, durante una eternidad. Agotados, se fueron dejándola con un guardia, mientras Xanos, oyó decir, iba a hablar con cierta guerrera del templo. Sabiendo que estarían solos, sonrió: por fin había llegado el momento que tanto deseaba, el momento de su venganza. Xanos, por su parte, había llegado a las estancias de la guardiana, que estaba desnuda, sobre las rodillas de un guerrero, dándole la espalda, al tiempo que lo cabalgaba, con sus pechos rebotando del meneo. Otros dos, a su lado, estaban quietos mientras ella los masturbaba, y uno, casi sentado sobre el que cabalgaba a la guerrera, la penetraba analmente. "Es increíble-se dijo él-, como aguanta esta mujer, es insaciable".

-Gran Guerrera, tengo novedades que contarte

-¡¡Bájate los pantalones, ahora!!.

Tan alto y tremendo fue el tono que Xanos no tuvo tiempo de reaccionar. Solo obedeció y la guerrera, sin dilación, comenzó a chupársela a Xanos por completo, mientras pajeaba a otros dos y dos la penetraban. La guerrera iba arriba y abajo como si tuviera muelles en sus muslos. Cinco contra una y podía con ellos. Por los gemidos de ellos ella sabía que se acercaban al goce y aceleró sus sentadas. Entre estertores y fuertes gritos de placer, la guerra gozó del que tenía entre sus piernas, luego del que tenía en su culo, y después se centró en los demás para que gozaran. Se sacó la tranca de Xanos de la boca y le ordenó que acabara él solo el trabajo. Uno tras otro, los tres eyacularon sobre el rostro de la guerrera, que se tragó todo el semen con avaricia. Luego se pasó la mano por la cara para limpiarse, y sus ojos, que mostraban una alegría casi esquizofrénica, miraron a Xanos.

-Has eyaculado muy poco. ¿Qué has hecho antes de venir?.

-Es lo que venía a decirte. Hemos encontrado a dos mujeres. A una la están haciendo el ritual y a la otra nos la hemos trabajado los chicos

Sin palabra alguna, la guerrera se vistió y cogió su armadura y su arma, para ver que pasaba. Los demás la siguieron.

Minutos antes, en cuanto Xanos se hubo ido de la habitación donde Xena estaba atada, ésta se vio sola con el guarda, y no perdió el tiempo.

-¡Eh, tú!. ¿No quieres hacérmelo una vez más?. Estamos los dos solos, y si me sueltas una mano, te haré la mejor paja que hayas tenido en tu vida

-Yo…no puedo…además, si te soltara una mano podrías liberarte…Xanos me mataría

-Tonto, tú tienes una espada, y yo estoy indefensa…seré muy obediente, haré todo lo que pidas-dijo haciendo gestos de chica pura e inocente-

Alentado por las palabras, y aludiendo a su orgullo, Xena había convencido al guarda, que se puso encima de ella, con los pantalones bajados, para que ella le masturbara. Con la espada apuntando al cuello desató una mano y tal y como había dicho, comenzó a masturbarlo. El guarda pronto cerró los ojos absorto, y de golpe, la mano de Xena se lanzó a por su cuello, apretando puntos de presión y paralizándolo.

-Así aprenderás a fiarte de las mujeres.

Poco a poco consiguió desatarse y una vez libre vagó desnuda por el templo, esperando encontrar la armería. Con el miedo de ser encontrada y vuelta a ser forzada, aumentó su precaución. Mientras tanto, en el altar, los monjes ya habían acabado de violar a Gabrielle, en algunos en posturas tan obscenas que sería imposible describirlas. Entonaron entonces el último cántico para concluir la ceremonia.

-La marca está colocada. Esta mujer ha sido la gran elegida-dijo uno-.

-Sí, hermano-replicó otro-. Más tarde o más temprano, esta mujer alumbrará al mal más grande que la humanidad haya visto, a la fuerza más malévola desde Dahak.

Mientras algunos se felicitaban, Xena había conseguido, de casualidad, dar con la armería y ya estaba preparada para el combate. No solo cogió su equipo si no también el de Gabrielle, para cuando la encontrara. Matando a cuantos se interpusieran en su camino, llegó hasta el altar, donde tropezó con la horrible ceremonia diabólica. Justo en ese momento Xanos y la guerrera encontraban al guarda en el suelo paralizado y con los pantalones bajados.

-Esa perra ha conseguido escaparse. Dad la señal de alarma. ¡¡Daré mil monedas de oro a quien me la traigaaaaaa-gritó Xanos-!!...

Xanos fue con los demás, mientras la guerrera quedó mirando unos segundos la habitación y el lugar donde Xena estuvo atada, con expresión sorprendida.

-No es una guerrera cualquiera-se dijo-, si estando maniatada y desnuda pudo derrotar a un guarda y soltarse

Inmediatamente se fue con Xanos y los demás, mientras las alarmas sonaban tarde. En el gran altar bullía el caos más absoluto. Entregada a sus viejos instintos asesinos, Xena mataba a todos los monjes y guardas que se pusieran a tiro. Lanzando su chakram, desató las correas de Gabrielle, pero un temblor de tierra se sucedió y un agujero se abrió justo detrás de su compañera, la cual seguía inmóvil. La bestia cogió a Gabrielle con sus tentáculos y la atrajo hacía sí. Fue hacia ella queriendo salvarla, pero más guardas se interponían, y mientras Xena iba abriéndose paso como podía, la bestia penetró a Gabrielle y comenzó a violarla doblemente con un tentáculo especial surgido de entre los demás, que perforó sus dos agujeros. Sus pechos fueron rodeados por dos pequeños tentáculos y movidos, mientras dos ventosas se colocaron en sus pezones y comenzaron a succionar de ellos. Xena contempló horrorizada aquella escena, y para cuando la bestia acabó en Gabrielle, Xena pudo lanzar su chakram y cortó un par de tentáculos. Gabrielle cayó al suelo y pudo recogerla antes de que se estrellase. De una fuente cercana le echó agua y salió del trance.

-Oh Xena…¡¡Xenaaaaaa!!. Yo lo veía…pero no podía protestar…Sabía que vendrías, lo sabía-sollozó-

-Luego me lo agradecerás…Ahora debemos irnos

Primeramente, y antes de que llegaran los demás, Xena cargó contra la bestia, con una forma entre calamar y buitre, matándola. En su moribundo retorcerse, su cuerpo dio contra un par de pilares y el templo comenzó a temblar en señal de que se venía abajo. En ese momento Xanos y los demás llegaron al altar, encontrándolas allí. Gabrielle acababa de vestirse y con su cayado en mano estaba preparada. Los demás las rodearon, pero se mostraban algo temerosos, lo que no pasó desapercibido.

-Vais a morir todos-dijo Xena-.

-Ya lo veremos-contestó Xanos-.

Uno tras otro comenzaron a luchar contra las dos mujeres, y uno tras otro fueron derrotados y muertos, algunos antes de caer al suelo. En menos de minuto y medio solo quedaban Mernos y Xanos. Sin darse cuenta, en mitad del combate Xena y la guerrera del templo entablaron una breve batalla, que acabó cuando la otra guerrera quedó noqueada casi de inmediato. Solo quedaban cuatro personas en pie.

-¡¡Mernos es mío-gritó Gabrielle furiosa-!!.

-Es todo tuyo. Vamos Xanos…ven por mí

Haciendo dos combates simultáneos, Xena y Gabrielle se enfrentaron a sus violadores con verdadera ira asesina. Si bien Xanos demostró ser un fiero guerrero, no pudo superar a Xena, y tras una zancadilla, ésta lo mandó contra las paredes, clavándose un tronco que sobresalía en mitad del pecho. Gabrielle, por su parte, hizo que Mernos bajara la guardia al enseñarle los pechos, y aprovechó para darle una fortísima sacudida en su entrepierna. Dolorido, se sacudió en el suelo. Gabrielle dudó un momento, y luego, sin más, fue hacia él y con la espada de Xena lo remató. Los temblores se hicieron más fuertes y fue cuando se decidieron a salir. Tras esquivar piedras que caían del techo y muros que se venían abajo, salieron del templo y Xena vio más de cerca los símbolos.

-Era una especie de templo de la oscuridad. Debían tramar algo importante.

-Me hicieron algo Xena. Me hicieron algo horrible

-Lo sé. De noche lo veremos. Ahora salgamos de aquí

A los pocos segundos de irse, otra figura salió del templo, y detrás de ella, Seion, quien parecía haber sobrevivido milagrosamente.

-¿Quién era esa-preguntó ella-?.

-Es la gran Xena-respondió él-. ¿Qué piensas hacer ahora, Calisto?.

-Pues seguirla. Me ha quitado el mejor trabajo que tenía, me ha derrotado como si fuera una cualquiera, y para colmo, ha matado a Xanos, el mejor hombre que había conocido. Juro odio eterno a Xena-repuso con un tono furioso, entre dientes-. Pienso seguirla, pienso matarla, y lo haré sola.

Cogió su espada y sin volverse mató a Seion de un tajo, decapitándole. Con su sonrisa demente, comenzó a caminar, sin prisas, hasta donde Xena pudiera ir para darle alcance. Sabía que, de algún modo, volvería a encontrarla

De noche, Xena miraba a Gabrielle, la cual tenía un papiro en su mano y una pluma en la otra, que temblaba notablemente. Cuando hizo el intento de escribir algo Xena la detuvo.

-¿Se puede hacer que haces?.

-Puedes dar testimonio, para recordarlo.

-Si escribes algo de esto-dijo sacando su espada-, te la meteré en tus entrañas y te violaré con ella hasta desangrarte. Esto no se sabrá, ¿¿¡¡ENTENDIDO!!??.

-De sobra-dijo asustada-. Quiero tener hijos algún día

Xena dejó la espada y le dijo a Gabrielle que no se moviera, para ir comprobando sus daños corporales y luego revisando su vulva, mirando la extraña señal, que estaba desvaneciéndose con el paso de las horas.

-Te repondrás-asentó-. Con el tiempo, pero te repondrás.

-Por fuera, quizá-contestó cabizbaja, mientras Xena iba junto al fuego para calentarse-, pero ¿cómo podremos vivir con el recuerdo de todo esto, de todo lo ocurrido, aún sin anotarlo?. Ha sido terrible

Xena calló, meditabunda, mirando las llamas.

-Hay una manera-dijo sin volverse para mirarla-.

Gabrielle giró la cabeza, sorprendida. El tono pesimista de su compañera no auguraba nada bueno. Sabiendo que ella lo diría de todos modos, no preguntó.

-Existen un par de puntos de presión-respondió-, en la nuca y la cabeza. Si calco correctamente, todo lo ocurrido en las últimas 24 horas lo olvidaremos. Será como un mal sueño

-¿Todo?, ¿todo todo?.

-Sí, todo-dijo tajante-.

-¿Cuál es la trampa?.

-¿La trampa?...Que no es un remedio absoluto. Eso quiere decir que con el paso de los años, volveremos a recordarlo.

-¿Cuánto tiempo?.

-Depende de la persona. Dos, tres años…o quizá cinco o seis, como mucho.

-¿Crees que para entonces, tanto tú como yo seremos más maduras, que seremos más fuertes de cuerpo y mente?...Lo que quiero decir es

-Ya te he entendido. Es posible. Quizá para entonces podamos afrontarlo mejor.

-Entonces hazlo. Será lo mejor

Xena fue hacia Gabrielle y puso sus manos en la posición correcta. Un momento antes de hacer la presión, Gabrielle se adelantó y la besó.

-¿Qué haces?.

-Estar dispuesta a todo-susurró-

Como queriendo librarse del mal recuerdo, Xena no se resistió, dejando que su compañera y ahora amante la abrazase. La calidez de sus bocas y el amor que ahora se profesaban hacia que poco a poco lo ocurrido hace tan solo unas horas comenzase a ser olvidado. Gabrielle tumbó a Xena en el suelo, quitándole la coraza para verla desnuda. Xena respiraba con rapidez; estaba tan excitada como Gabrielle.

-Tienes un cuerpo precioso Xena…eres muy guapa

-Vamos, ven a mí…ven y ámame…ámameeeeeee

Había una enorme necesidad en sus palabras. Gabrielle lo notó y fue hacia ella, acariciando los pechos de su admirada acompañante y probando el sabor de sus pezones. Tomándolos en la boca, pasaba la lengua por ellos y notaba como se endurecían y lo bien que sabían. Xena comenzó a retorcerse de placer mientras abrazaba su amante para que siguiera gozándola. La mano derecha de la joven bajó por su vientre y notó la humedad que había entre las piernas de la fogosa guerrera. Los dedos se movían ágiles y febriles, excitándola por cada uno de los rincones de su cuerpo. Le lamió el canalillo y volvieron a besarse un buen rato, hasta que Gabrielle fue, con su lengua pegada al cuerpo, lamiéndola hasta llegar a su coño húmedo y chuparla con fuerza. Rodeó con sus brazos los muslos de Xena y se aferró a ellos para seguir chupándola. El calor que emanaba de ella excitaba sus sentidos y la azoraba, lo mismo que el sabor de su excitación. Se sentía incapaz de pararse: aquello la encantaba hasta extremos enloquecedores. Cada jadeo que Xena daba era una señal a seguir haciéndole el amor.

-Aaaaaaah aaaaaaaah aaaaaaaaaaah aaaaaaaahh…que maravilla…por fin alguien me domina, para variar…por fiiiiiiiiinn…domíname Gabrielle…hazme tuya

-Vamos Xena…ahora me vas a comer a mí…Vas a probar mi sabor

Girándose 180 grados, Gabrielle puso su coño en la cara de Xena para que ésta comenzara a lamerla, mientras Gabrielle seguía bebiéndoselo todo. En aquel 69 lésbico las dos mujeres se entregaron totalmente a una a la otra, chupándose y acariciándose por todos los rincones de sus cuerpos desnudos, acelerando al sentir la inminente explosión de placer que iba a hacerlas gozar de verdad.

-Mmmmmm mmmmmm mmmmmm mmmmmm mmmmmmm…vamos Xena vamos…córrete conmigo….aaaaaaaaaahhh que bien me chupas…aaaaaaaaaahh aaaahh aaaaaaaaaahh

-Aaaaaah aaaaaaah aaaaaaaaah aaaaaaaaahh…mmmmmmm sigue, sigue…oh dios…Gabrielle…¡¡¡GABRIELLEEEEEEEEEEE!!...te amoooooooo

Con sus manos en la vulva de otra se pusieron cara con cara y se frotaron con fuerza hasta gritar de verdad. Tumbadas la una junto a la otra se prodigaban en caricias y besos. Gabrielle puso sus pechos a la cara de Xena para que los lamiera un rato. Después se dieron un largo beso con lengua sellando un momento mágico.

-Ha sido maravilloso…te quiero Gabrielle…eres mi amor

-Lástima que lo vayamos a olvidar-se lamentó Gabrielle-

-El amor no se olvida, no para siempre. Si debemos acabar juntas, ten por seguro que más tarde o más temprano, ocurrirá. ¿Lista?.

Gabrielle afirmó con la cabeza y se vistió, echándose luego al otro lado del fuego. Xena fue hacia ella y presionando con fuerza, la dejó inconsciente. Después volvió a su sitio, se vistió, acariciándose un momento y pensando "ojalá no tarde mucho en volver a sentir la boca de Gabrielle en mi cuerpo", y presionando los mismos puntos en ella misma, quedó inconsciente en el acto.

Al despertar, poco después de despuntar el alba, las dos lo hicieron con un sentimiento de extrañeza, ya que se sentían desplazadas, como si no fuera allí donde se habían ido a dormir la noche anterior.

-¿Qué tal has dormido Xena?.

-Muy bien, como un tronco. Creo que pocas veces he dormido tan a gusto.

-Lo mismo digo. Oye, ¿no tienes la sensación de que nos han cambiado de lugar o algo así?.

-Sí, es cierto, o quizá que nosotras no recordemos bien el sitio. En cualquier caso, ya no tiene remedio. Creo que no estamos lejos de donde viven las Amazonas, ¿te apetece ir a verlas?.

-Sí, claro-contestó ilusionada-.

Recogieron sus cosas y se pusieron en marcha. Justo antes de partir, vio en su muslo izquierdo una extraña marca, pero al volver a mirar segundos después, había desaparecido. "Bah, ilusiones mías", se dijo, y comenzaron su viaje, sin acordarse de lo vivido el día anterior, pero sabiendo en sus corazones que, pasado el tiempo, volverían a recordarlo con todo el horror que habían padecido en sus propias carnes

FIN

XENA Y GABRIELLE

CALISTO