XaharaX (Encuentro)

Si alguna vez tuviera la oportunidad. Pero como me cuesta olvidarte.

  • "Llegaré a Madrid el próximo día 17. Apenas si estaré algo más de 24 horas. Allá nos conoceremos".

Era incapaz de contestar al mensaje recibido. Lo leía y volvía a leer, "Llegaré a Madrid ..."

  • "Holaaaaa, sigues ahí?"

  • "q?. lo siento xaharax, luego te busco. un beso".

Fue lo único que acertó a escribir antes de cerrar el Yahoo! Messenger. Y aún permaneció un buen rato mirando la pantalla. Dejó caer su cuerpo contra el respaldo de la silla mientras levantaba su mirada hacia el techo y cerraba los ojos. Y el aire se hacía insuficiente por más profundo que intentaba inspirar.

"Llegaré a Madrid ...". Dos días y xaharax estaría en Madrid. No acertaba a concretar en su mente si aquel mensaje debía ser interpretado como una buena o mala noticia.

Lo que más había deseado, conocer a xaharax, su compañera virtual, su amante virtual, su cómplice durante tantas horas ... su duende.

Xaharax siempre había sido especial, desde el mismo día en que la conoció en el chat. Aún recordaba el escalofrío que recorrió su espalda cuando xaharax escribió "... es como si aún estuviera en tu regazo ...", entonces supo lo que realmente era sentir placer, una placer especial, sentir su presencia tan real, tan lejana y tan real. Había pasado tiempo pero todavía esbozaba una sonrisa especial cada vez que lo recordaba.

Dos días interminables y dos días demasiado cortos. Tantas y tantas sensaciones ... resultaba complicado intentar ordenarlas. Demasiado complejo.

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Miraba con nerviosismo hacia la puerta. Perdía la mirada siguiendo los pasos que no llevan a ninguna parte. Un paso, otro, de nuevo la mirada fija y un extraño dolor en la boca del estomago y, de pronto, un sudor frío en la frente y cálido en las manos.

No dudó un instante. Ahora si era real, morena, vestida con un top y un pantalón ajustado. Su cuerpo se adivinaba mostrando una belleza especial.

Fue a su encuentro. La boca reseca y el latido tan acelerado que cualquiera que estuviera cerca y atento podría haberlo percibido. Tan solo unos metros más cuando se detuvo en seco y buscó en el bolsillo de su pantalón el tabaco. Xaharax miraba a su alrededor intentando adivinar quien de entre tantas personas podría ser él. Unos segundos y dubitativa reanudó la marcha.

  • ¿Silvia?. Y las miradas se encontraron. Fijas una contra otra, con tal intensidad que pareciera real la unión. Un minuto, ¿dos minutos quizás?, el tiempo no importa, no tiene valor y tiene valor infinito.

Los labios entreabiertos de ambos mostraban el deseo por hacer real tantas y tantas sensaciones acumuladas ... apenas unos centímetros, un espacio infinito entre el deseo físico y el encanto de lo desconocido. Una imperceptible caricia en la mejilla de xaharax y sus labios se unieron con tal ternura que sus cuerpos parecieron desvanecerse y fundirse en una nube irreal.

  • ¿Cómo estáis?

  • Bienvenida amor.

Sobran las palabras cuando las miradas hablan y las caricias poseen la capacidad de transmitir sentimientos. A veces, faltan palabras para expresar la magia de un instante, entonces, son las almas las que hablan ... y sus almas ya eran viejas amigas.

Cogidos por la mano se perdieron en la mañana de Madrid. El cielo claro hacia presagiar un día caluroso.

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