XaharaX (24 horas)
Volver a vivir. Si no te echara de menos no sufriría.
Xaharax estaba ilusionada. La Sierra de Madrid tiene un color especial al atardecer, un color que solo aprecian personas muy especiales y Xaharax lo apreciaba. Fijaba su mirada sobre "Maliciosa", a veces parecía que lo hacía de manera desafiante y otras con cierto rubor, pero era seguro que hablaba con ella.
Pasearon durante horas.
Xaharax miraba desde la ventana de la habitación el agua del lago. Apenas podía distinguirse excepto por el reflejo de la luna. El cielo estrellado, la noche tranquila ... la noche más mágica.
Se acercó a ella por su espalda. Cogió con ambas manos sus hombros y la aproximó hasta contactar con su pecho. Apartó con suavidad su pelo hasta dejar descubierto su cuello y la besó ... sus manos acariciaban su vientre, subió su top y sintió en sus dedos la suavidad de sus pechos. Uno a uno los botones de su pantalón hasta tocar su ropa interior. Enredando entre sus dedos el vello de su pubis y encontrar la parte más sensible ... húmeda.
Quedó tumbada en la cama mostrando la espléndida belleza de su desnudez. Sus ojos casi cerrados la hacían parecer como dormida. Sus piernas entreabiertas permitían apreciar el color más rosado de su sexo. Se acercó y besó con suavidad su vientre, sus labios entreabiertos recorrían su cuerpo y en ocasiones se detenía y pasaba su lengua intentando memorizar su sabor. Xaharax se contraía, movía su cabeza hacia los lados y emitía suaves gemidos. Su respiración se aceleraba, se hacía más profunda.
Sintió como separaban sus piernas y acariciaban sus muslos, el calor del aliento aproximándose a su sexo y la humedad de la lengua al pasar sobre sus labios. Notaba como su sexo se abría con los movimientos de la lengua y como, poco a poco, aumentaba la sensación de calor en su vientre.
Todo su cuerpo se tensó al sentir que era abrazada, que entre sus piernas se colocaba otro cuerpo. Los susurros al oído y la sensación de convertirse en un solo cuerpo íntimamente unidos. Y no había palabras, tan solo el calor interno que iba convirtiéndose en placer ... después la tranquilidad, una inmensa tranquilidad.
Amanecía. Al abrir los ojos lo primero que pudo apreciar fue la figura desnuda de Xaharax al contraluz de la ventana. La luz del sol resaltaba su contorno y parecía hacer brillar con luz propia su piel hasta hacerla irreal. Las suaves líneas de su cuerpo resultaban maravillosas, eróticas y excitantes ...
- Xaharax ven ...
Permanecía tumbado en la cama. Desnudo. Xaharax se subió sobre él colocando juntos sus sexos. Se movía lentamente, casi como una caricia. Se inclinó sobre él besándole tiernamente, sus lenguas se encontraron, sus manos se entrelazaron, cada parte parecía disfrutar de vida propia y entre ellas jugaban a un juego cada vez más intenso ... encontrarse para ser un único cuerpo. Unidos de nuevo, sintiéndose cada uno en el interior del otro, hasta llegar al abrazo más fuerte ... hasta alcanzar el placer. Quedar extenuados, juntos, satisfechos ... llenos el uno del otro y felices por sentirse compenetrados y amados.
Disfrutar de los cuerpos acariciándolos bajo el agua tibia y vestirse el uno al otro. Correr, saltar ... aprender a volar. Hablar, callar, mirarse, reírse ... sentirse feliz. Un abrazo, un beso, un poema ... aprender a vivir.
- Es tarde debemos irnos.
Y el encantamiento saltó en mil pedazos y quedó roto como un juguete que ya no sirve.
Por su mente cruzó fugazmente una idea ... no permitiría dejar marchar a Xaharax ...
- Por favor. Es muy tarde.
Y volvió a la realidad.
24 horas pueden ser toda una vida si se viven intensamente ... en 24 horas es posible vivir toda una vida pero también hay que estar dispuesto a perderla ...