Welcome: viviendo con él (inicio)

Este es un relato inspirado en un sueño y fantasía que tuve, sus comentarios son bienvenidos.

Welcome : viviendo con él (inicio)

By: Martha Caramelo

Hola a todos, mi nombre es Martha, soy una chica mexicana, de 19 años, la cual ha pasado por una experiencia que jamás creí vivir. Para comenzar me describiré: soy alta, mido 1.65m, morena clara,  de pelo castaño oscuro, ondulado y brillante, largo, que llega hasta donde la espalda pierde su nombre. Mi complexión no es muy delgada, no poseo un cuerpo de modelo, aunque mi principal encanto son mis senos copa 38C, que acompañados de cualquier tipo de blusa me hacen ver deliciosamente atractiva. La parte de mi cuerpo que más me gusta son mis ojos: grandes, café oscuro, tengo una mirada muy sexy y profunda, capaz de intimidar a la persona que observe fijamente. Aunado a esto, uso lentes de armazón negro, a decir verdad, no necesito de ellos, pero siento que me hacen ver sexy, adornan mi mirada. No soy la única persona a la que le parezco sexy con lentes y para mi desgracia, el uso de ellos me provocó un gran problema.

Soy estudiante de universidad y por causas de fuerza mayor tenía que mudarme de casa para que la escuela me quedara más cerca. Fueron meses muy largos buscando departamento. Había variadas opciones con la familia pero a mí no me parecía correcto vivir con gente de mayor edad, como lo eran mis ancianos tíos, por lo que perdí toda esperanza de pronto mudarme. Pero un día, mientras estaba en la sala de mi casa revisando el periódico acompañada de mi madre, llegó mi padre con una expresión de felicidad rara en su rostro, ya que él es de carácter agrio y aburrido. Y emocionado dijo:

-Familia, Martha ya tiene casa para vivir.

Fue una verdadera sorpresa, ya que él jamás había intervenido en el asunto de mi mudanza, porque no estaba de acuerdo en que me fuera de casa. Hice un gesto de aburrimiento y con tono sarcástico le pregunté:

-¿Así? ¿Puedo saber a qué aburrido lugar vas a mandarme?

Se sentó frente a nosotras y dijo:

-Sabes, hoy por casualidad me encontré a Jesús tu primo, el hijo de tu tía Aurora, ¿te acuerdas de él?

Jesús era el hijo adoptado de mi tía Aurora, un chico de aproximadamente 27 años, el cual no veía desde hacía 10 años. Recuerdo que cada que íbamos a visitar a mi tía el siempre me saludaba y yo era tan tímida que nunca respondía y me escondía para que no me hablara. Debo decirlo, fue mi primer amor, por lo que mi expresión de aburrimiento cambio a felicidad, tanta, que tenía que disimular mi sonrisa. Respiré para calmar mi mente y pregunté:

-Ah, qué bien -traté de parecer aburrida-, ¿y ahora qué?

-No te preocupes –dijo-, ya todo está arreglado, en dos semanas más te vas.

El tiempo pasó demasiado rápido para mi gusto, arreglé mis últimos asuntos, empaqué mis cosas y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en la puerta de la casa de mi primo, acompañada de mis padres y a punto de empezar una nueva vida.

Toqué el timbre y rápidamente me coloqué en medio de mis papás, como buscando protección igual que cuando era pequeña y me daba pena hablar. La puerta principal se abrió y apareció una mujer joven, pero que por su manera de vestir, aparentaba mayor edad. Completamente desarreglada y sin peinar. Nos observó y preguntó:

-¿Ustedes quién demonios son? ¿Qué quieren?

Mis padres empezaron a decirle que yo era la joven que llegaría a rentar el cuarto del tercer piso (el único que estaba, y en la azotea de la casa), que éramos familia de Jesús, pero antes de que continuaran hablando ella interrumpió:

-Ah, con que tú eres Martha –dijo mirándome de pies a cabeza haciendo una expresión de disgusto-, sí, me dijo Jesús que llegarías hoy pero no pensé que tan temprano (eran las 11:30 am). Mucho gusto, mi nombre es Jessica y soy la esposa de Jesús. Fui la única sorprendida porque no sabía que estaba casado, pero pues era algo natural, aunque al ver las expresiones corporales de ella, sabía que vivir a su lado no sería nada sencillo, su amargura casi se podía respirar, además de que se notaba que yo no le agradaba. Mis papás debían de regresar a trabajar por lo que se despidieron de mí y me dejaron con ella en la sala de la casa: todo era hermoso, los colores, los cuadros de la pared, se conservaba tal y como mi tía la había dejado antes de su muerte, me agradaba mucho. Justo observaba la fotografía familiar cuando del largo pasillo aparecieron dos pequeños, una niña y un niño, muy sonrientes corrieron hacia mí y amablemente se presentaron conmigo, me parecieron adorables y muy educados.

-Papá llegará pronto –me dijo el pequeño - hoy es sábado y llega de trabajar a las 2. Me llamo Alejandro y tengo 6 años. Ella es mi hermanita, se llama Perla y tiene 4 años.

Jessica les ordenó que se fueran a jugar para que no me molestaran, yo no amo a los niños pero estos eran muy simpáticos y realmente me agradaban. Subí hasta mi nuevo cuarto a dejar mis pertenecías, además de limpiar un poco. Las cosas en esa casa seguían tan iguales por que nunca limpiaba nadie. Tardé como una hora en dejar todo en orden, cansada, me recosté en la cama, no me tomó mucho tiempo quedarme dormida, pero un ruido me despertó; era la puerta de mi cuarto que estaba abierta y en frente de ella se encontraba Jesús, de pie y sonriente. No me esperaba verlo en ese momento, estaba igual que siempre y fue entonces cuando recordé lo que creí haber olvidado: su rostro.

Era alto, un poco más que yo, de complexión atlética, moreno claro, pelo negro y perfectamente cortado, tan joven y guapo, con una sonrisa encantadora que al verla me emocionaba. Pero lo que más me gustaba era su perfume, que invadió mi cuarto y me hizo estremecer al respirarlo.

-¿Martha? ¿Eres tú? ¡Dios mío estás tan cambiada! Aún recuerdo cuando eras pequeña, quien diría que te podrías tan… mmm, tan…

-¿Tan qué? –Dije interrumpiendo y animándolo a que hablara-.

-Tan perfectamente hermosa. No cabe duda que eres toda una mujer. Bienvenida, espero que tu estancia aquí sea realmente agradable, me siento muy feliz.

-Gracias Jesús, la verdad no tienes idea de todo lo que batallé buscando casa pero yo igual me siento muy feliz de estar aquí. Aunque creo que la que no está feliz es tu esposa…

-Por Jessica no te preocupes, yo decidí y deberá de respetarse ¿ok? Todo está a tu disposición, ahora debemos salir a visitar a mis suegros, volvemos mañana en la noche, aquí están las llaves, cuídate y no le abras a nadie.

-¡Jesús, como me van a dejar sola!

-No pasa nada pequeña –puso las llaves en una mesita con dinero a un lado-, compra comida y no hagas travesuras jajaja –dijo sonriendo y alejándose de mí cuarto-.

El fin de semana pasó rápido, fue bueno estar sola en casa, poder poner música y relajarme. Sabía que el regreso a la escuela no sería fácil ya que estaba acostumbrada a dormir de día y estar despierta de noche.

Comencé a trabajar en las mañanas y en las tardes acudir a la escuela. Llegaba a casa a las 8 pm, en realidad estaba libre desde las 7 pm pero me iba con mis amigas a comer a sus casas porque Jessica nunca dejaba comida para mí y se molestaba si usaba sus cosas. Pronto la rutina se apoderó de mi vida: trabajo, escuela, casa. Por lo que decidí hacer algo bueno: ayudar a los niños a hacer su tarea del kínder. Era algo demasiado fácil pero su inocencia y sus pláticas me alegraban, tanta dulzura me gustaba, jugábamos y nos divertíamos.

Jesús llegaba de trabajar a las 8:30 pm, pasaba a la sala a saludarnos, iba a comer a la cocina y a los pocos minutos se escuchaba la discusión de siempre con su esposa: peleaban, comenzaban a gritar, hasta en ocasiones se aventaban objetos, yo solo permanecía con los niños en la sala y para que no tuvieran miedo los llevaba a comprar una paleta o jugábamos. El resultado era el de siempre, Jesús se encerraba en su estudio ubicado en el segundo piso, Jessica me regañaba por darles dulces a los niños y nos mandaba a dormir.

Un día, antes de irme a mi cuarto, decidí ir a ver como estaba Jesús, toqué la puerta y abrió de manera agresiva.

-¿Qué quieres?

-No era mi intención molestarte, solo quería saber cómo estabas…

-¡Martha perdóname! Juraba que eras Jessica. Pasa por favor a mi segundo cuarto, donde realmente vivo –dijo esto sonriendo e invitándome a pasar-.

Su estudio de trabajo era todo el segundo piso de la casa: enorme, con una mesa de trabajo, documentos, una sala cómoda, se percibía el olor a café y sonaba una melodía de Rammstein.

-¿Te gusta esa canción? ¡Creí que era la única¡

  • Jaja –dijo sonriendo y mientras se sentaba en el sofá agregó- desde antes de los quince años a mí me gustaba esta música pero con el tiempo por diversas circunstancias ya no pude escucharlo, aparte de que Jessica odia el rock.

-Que mal que no respete tus gustos –dije- si recuerdo que eras así en tu época rebelde, y luego ¿Qué más haces cuando estás aquí?

-La verdad nunca traigo trabajo a casa, solo le digo eso a Jessica eso para que me deje en paz. Es muy celosa y controladora, por eso peleamos todos los días, vengo aquí para relajarme, tomar café, escuchar mi música y chatear con mi amigo del trabajo, se llama Antonio. Jessica también lo odia porque con el me voy a embriagar cada que puedo –dijo burlándose-.

  • No quiero sonar grosera, pero en los 2 meses que llevo viviendo aquí he notado que el ambiente es muy tenso, además de que creo que me odia tu esposa.

  • A decir verdad –dijo muy serio-, ella no te quiere aquí, esta celosa porque dice que tú me gustas y que le quieres quitar a la familia que construyó, ni siquiera le gusta que le ayudes a los niños con su tarea, es más, hasta dice que les das consejos malos.

-Eso no es cierto, aprecio a tus hijos y le agradezco a ella el aceptarme en su casa, pero créeme que mi intención no es mala. Yo solo quiero ayudar.

Se puso de pie frente a mí y me abrazo, al tiempo que me dijo: -lo sé pequeña, gracias y no te preocupes, mejor dime, ¿te gusta está canción? –tomó el control del estéreo y cambio la melodía-. Así pasamos mucho tiempo hablando de música y tomando café.

Los días siguieron pasando, peleaban, se encerraba y yo iba a platicar con él, la verdad era que una amistad entre mi primo y yo empezaba a surgir cada vez más, me trataba como su hermanita pequeña, o al menos eso pensaba, hasta que una noche la pelea entre Jesús y Jessica fue terrible: él estaba en su estudio, ella fue y le empezó a gritar muchas cosas, yo solo tomé a los niños y los llevé al cuarto de visitas, que estaba hasta el fondo en la parte de atrás de la casa, poco después, escuché un portazo, vi a Jesús salir enojado y se fue en su auto mientras Jessica histérica gritaba.

Empezó a grita mi nombre muchas veces, dejé a los niños encerrados y salí.

-¡Ya estarás contenta zorra. Por tu culpa Jesús se enojó! ¿Crees que es tan fácil como llegar y quitarme mi lugar en esta casa? ¡Pues muy bien puta de mierda, me largo, para que seas feliz follando con él, pero no te dejaré las cosas fáciles, te dejo a mis hijos, para que por lo menos los mantengan!

-Las cosas no son así. Entre Jesús y yo no hay nada. Somos familia. No tienes por qué mal interpretar. Además los niños no tienen por qué escuchar todo esto que no tiene razón de ser. ¡Piensa en ellos¡

-¿Qué crees tú? ¿Qué estoy pendeja? ¡Si ya vi que hasta el cabrón de Antonio sabe que existes! Su maldito cómplice con el que chatea en las noches sobre ti. ¡Vallanse a la mierda los tres! Yo me largo.

Dicho esto, tomó sus cosas en una maleta que ya tenía preparada, salió de la casa y ni de sus hijos se despidió. Después, llevé a los niños a su cuarto, traté de tranquilizarlos diciéndoles que su mamá había salido de viaje. Al cabo de un rato los niños se durmieron. Las palabras de Jessica daban vueltas en mi mente –el chat con Antonio-. Debía verlo para saber que hablaban de mí, la intriga era demasiada.

Como no había nadie en casa, solo los niños durmiendo, decidí entrar al estudio de Jesús para ver si podía acceder a sus archivos. Subí las escaleras, abrí la puerta y todo estaba como siempre: la música, el café, la tranquilidad, pero sobre todo, la computadora encendida. Al revisar el escritorio del PC noté que había varios mensajes de Antonio sin leer, desplegué la pestaña y comencé a leer la conversación:

-Hoy llegó mi prima Martha tú crees. Casi no la reconocí cuando la vi. Está tan cambiada.

-Cambiada en que aspecto. Pues hace cuanto no la veías.

-Desde que mi madre falleció. Como unos 12 años o algo así. Está hermosa.

-Ohhh, parece que a alguien le gusta la primita jajaja.

-No como crees, recuerda que soy casado. Además Jessica no estaba de acuerdo en que ella viniera, no quiero que se encele por cosas que no son. Somos familia y ya.

-No tiene nada de malo que te guste otra mujer, además me imagino que ha de estar buenísima.

-Pues no precisamente pero sus ojos. Sus malditos ojos me encantan. Usa lentes y creo que ese es mi fetiche, no puedo dejar de verla, por eso prefiero encerrarme aquí para evitarla. Creo que me excita.

Por primera vez supe los sentimientos que provocaba en mi primo. Le gustaba y me quería más allá de un familiar. Empezaba a verme como mujer. Esa conversación era del día que aparecí en sus vidas, dos meses atrás. Por lo que desplacé la barra hasta las conversaciones más próximas. Lo que leí me sorprendió:

-Antonio, qué bueno que te conectas cabrón, estaba a punto de salir a hablar con Martha. No sabes lo difícil que me es hablar con ella sin verla de otra forma, sin quererla tocar, su perfume delicioso, pero sus ojos, sus malditos ojos, lo vuelvo a decir, la deseo y no hay duda. Mi matrimonio se va a la mierda cada día y yo sigo pensando en Martha. Creo que la amo.

-Tranquilo hermano, no pasa nada, tú no la amas, sólo te la quieres coger. ¿Sigues con esos sueños?

-Si. Cada día que pasa son más reales. Sueño que la hago mía. Que por fin la tengo entre mis brazos. ¿Pero sabes que es lo que más me excita? Que sueño que viene hacia mí, la beso, la toco y luego se va bajando cada vez más hasta que llega a mi pantalón, me lo baja, me saca el pene y me hace una mamada deliciosa. Y que mientras me la chupa, me observa fijamente con esos ojos hermosos, y en su fuerte mirada puedo ver cómo me pide que me la coja sin piedad. Eso me hace enloquecer, arrodillada y mamándola. No, no, no hace que me ponga duro. Todos los días me masturbo pensando en ese momento. ¿Qué hago Antonio?

-Fácil, te la coges o la corres de tu casa. No hay de otra. Te vas a volver loco.

Dejé de leer la conversación. Me recosté en el sofá tratando de procesar todo lo que había pasado. Ya era más de la una de la mañana y las conversaciones sobre mí no terminaban. Comprendí por primera vez a Jessica. Sus celos no eran por nada. Leí la última línea de la conversación.

-Aquí te espero a las 10.

Jesús sin duda estaba con Antonio, ahora sólo faltaba esperar que estuviera bien. Me quedé  dormida en su sofá, hasta que escuché el ruido de un auto, afuera de la casa. Me asomé y vi dos siluetas que entraban a la casa. Bajé rápidamente creyendo que era Jesús que traía de regreso a Jessica pero no fue así. Estaba por llegar a la puerta cuando se abrió sola. Para mi sorpresa, entró Jesús completamente ebrio y detrás de él, un hombre de aproximadamente 25 años, de mi estatura, moreno, de pelo castaño y complexión fuerte, más bien un poco gordito.

-Hola pequeña –dijo Jesús-, ¿Qué haces despierta a esta hora? Son las 2 am y las niñas buenas como tú ya deben de estar dormidas. Mira, él es mi amigo Antonio y se va a quedar hoy a seguir la fiesta conmigo, así que si escuchas ruido no te molestes ¿ok?

Dirigí mi mirada hacia Antonio, quien tenía sus ojos clavados en mí, me recorría de arriba abajo, mientras sonreía, una sonrisa tan macabra. Por primera vez me intimidé con la mirada de alguien más, no dije nada hasta que Jesús dijo:

-¿No le vas a saludar? Te está diciendo hola.

Recobré el sentido del tiempo y levemente le dije hola, el estrecho mi mano con fuerza y dijo:

-Qué hermosa criatura de ojos brillantes y labios carnosos. Qué bonita familia.

No soltaba mi mano hasta que le pedí que me dejara. Mi nerviosismo era mucho por lo que busqué la manera de salir de esa situación rápido. Mi primo me deseaba y al parecer su amigo también por lo que inventé un pretexto:

-Bueno yo tengo mucho sueño y debo ir a dormir porque mañana voy a la escuela, buenas noches.

Sin esperar a que dijeran nada, di la vuelta y me dirigí rápidamente a las escaleras. Llegué a mi cuarto y me encerré con llave. Mis manos estaban tan heladas y mi corazón latía rápido. Me vi en el espejo y por primera vez en mucho tiempo me sentí tan sexy. Me gustaba que me desearan dos hombres pero a la vez tenía miedo. De tan extraña que me sentía decidí salir a la terraza, a fin de cuentas vivía en la azotea así que había suficiente espacio, y me puse a fumar cigarro tras cigarro, nada me calmaba hasta que, después de dos años, volví a fumar weed. La calma que me provocó la hierba fue casi inmediata. Veía la ciudad desde el techo, tan brillante y hermosa, en calma total, hasta que el silencio fue interrumpido por música, eran Jesús y Antonio en el segundo piso con su fiesta. Vi el reloj. Eran las 2:40 am por lo que decidí irme a dormir. La droga me hizo sentirme feliz, calor y frio, por lo que entré, aventé la puerta y de suerte se cerró. Me tiré en mi cama y en cuestión de segundos estaba durmiendo.

No había pasado ni una hora, cuando escuché un cristal que se quebró, era afuera de mi cuarto. Se escuchó la puerta abrirse, voltee sorprendida y mi asombro fue mayor cuando vi a Antonio de pie en frente de mi cama.

-Hermosa, ¿me puedes decir dónde están los vasos por favor? Es que el mío se acaba de romper.

-Aquí es mi cuarto Antonio, yo no tengo vasos, mejor pregúntale a Jesús, por cierto, ¿en dónde está?

-Está dormido y pues yo necesito compañía. Si quieres te digo un secreto.

Yo seguía acostada en mi cama, me enderecé hasta quedar sentada sobre las almohadas, viéndolo, no tenía miedo, solo que estaba mareada por fumar tanto. Mi mente olvidó que estaba ahí, me puse a pensar en otras cosas hasta que su voz me trajo de nuevo al lugar donde estábamos.

-Te lo digo o no.

Al escuchar esto, Antonio ya estaba sentado al lado mío. Apestaba a alcohol. Lo vi y lo único que dije fue:

-¿Qué?

-Mira pequeña, Jesús me dijo que te desea mucho, yo sé que tú ya lo sabes, destruiste su matrimonio, no pensé que fueras una niña tan mala. Si se ve que eres buena persona, aunque por dentro seas una pilla.

-Yo no soy mala, no destruí ningún matrimonio. Esta situación se encontraba así desde antes que yo llegara. Lo que sienta Jesús hacia mí no es mi problema.

Se acercó hasta mi oreja, bajo la voz y empezó a susurrarme.

-¿Sabes cuál es mi secreto? Yo también te deseo, aunque no te conociera, te imaginaba como eras y cada noche pensaba en ti. Ese si es un problema.

-Te lo dije y lo vuelvo a repetir –grité-, Yo no quiero nada con nadie y mucho menos contigo. Ni te conozco así que vete de mi cuarto.

Lo empujé tan fuerte que cayó al suelo, como pudo y perdiendo por momentos el equilibrio, se puso de pie y quebrando un jarrón por coraje me dijo:

-¿Así que me desprecias eh? ¿Así que sólo te gusta la verga de Jesús verdad zorrita? No has visto aun lo que tengo para ti. Así que abre las piernas y déjame entrar en tu vagina.

La situación estaba fuera de control, así que me levanté rápidamente y salí corriendo hacia la puerta, pero con su enorme fuerza me tomó de la cintura y me arrojó contra la cama. Inmediatamente se fue sobre mí, sentándose sobre mi abdomen y sujetando mis muñecas con sus enormes manos. No tenía zapatos, por lo que me percaté que me había cortado en el pie gracias al jarrón que había quebrado. No le importó y me rompió la blusa, dejando mis senos casi expuestos, cubiertos únicamente con aquel bra fiusha con negro de media copa que me hacían ver mis pechos deliciosos.

-Te voy a follar bebé.

He inmediatamente empezó a besarme, bajó por mi cuello y me chupaba, provocándome enormes moretones en forma de chupetones.

-Voy a dejarte marcas en tu piel para que recuerdes este momento mañana y siempre.

Empezó a meter su cara entre mis senos mientras apretaba con una sola mano mis muñecas y con la otra me tapaba la boca. En ese momento escuché la puerta nuevamente. Antonio y yo volteamos a la vez y vimos a Jesús de pie en la puerta, observando la escena.

-¿Qué pasa aquí?

-Jesús que bueno que viniste, no dejes que me haga nada por favor, ¡ayúdame! –Le dije al tiempo que intentaba soltarme-.

-No la escuches, es tu oportunidad de cumplir tu fantasía. Hazlo Jesús.

Se puso frente a los trozos del jarrón roto y me pidió que los juntara.

-Suéltala Antonio, este ha sido un mal momento que debemos olvidar.

Me dejó libre, me puse la primera blusa que encontré y rápido me arrodillé para recoger el tiradero. No lo hubiera hecho. Voltee a ver a Antonio, quien sonreía viendo a Jesús, el por su parte me observaba fijamente, de rodillas frente a él, voltee hacia arriba y lo vi a los ojos por un momento. Por la luz de la luna mis ojos brillaban y en ese momento me dijo:

-Te vez tal y como siempre te soñé. Hermosa.

-Jesús, yo…

-Chúpamela Martha, hazlo.

-¿Qué?

-Que me la chupes, que me hagas una mamada ahorita mismo, ¿Qué no entiendes?

Mi corazón latía muy rápido, sabía que algo malo estaba por pasar, empecé a llorar y supliqué.

-No Jesús. Por favor no me hagas esto. No te conviertas en lo mismo que este degenerado –lo dije señalando a Antonio-, tu eres diferente, por favor, ¡no!

Se hizo un silencio en el cuarto. Antonio seguía viendo a Jesús, quien no me quitaba la mirada de encima. Antonio empezó a sonreír como siempre. Comprendí que debía huir por lo que intenté correr. Apenas me levanté y Antonio me detuvo del brazo, jalándome hasta en frente de Jesús quien aún me observaba.

-Arrodíllate Martha –dijo viéndome fijamente-.

-No. Por favor.

-¡Que te arrodilles te digo!

Después de decir eso, me jaló el pelo, lastimándome. Antonio me pegó en las piernas y caí al suelo de rodillas. Antonio no me soltaba del pelo y me detenía de una mano.

-Chúpasela –dijo Antonio- se niña buena, te conviene.

En eso, sin quitarme la mirada de encima, Jesús se desabrochó el pantalón, se bajó el zíper y se quedó solo en bóxer. Se notaba su pene duro y grande. Yo seguía llorando. Se bajó el bóxer y como si fuera un resorte, su pene botó hacia el frente, libre, erecto y enfundado en su piel.

-Hazlo pequeña –me dijo- no seré malo contigo si me lo haces, no te lastimaré ok, solo quiero sentir tu boca en mi pene.

-Si no lo haces –dijo Antonio- voy a arrancarte el pelo a jalones, voy a violarte y lastimarte mucho así que tu di si quieres seguir sufriendo esto –lo dijo mientras tiró de mi pelo provocándome un dolor tan profundo que me hizo llorar aún más-.

Siempre me pregunté que haría sin me encontrara en una situación similar. La respuesta siempre había sido cooperar. Ya era jueves y en 2 días tendría que ir a mi casa. No podía presentarme toda lastimada, por lo que vi más factible complacer a mi primo, así evitaría dolor y le agradecería por su hospitalidad. Antonio era un hijo de puta y me tenía sin cuidado.

-Pero no sé cómo hacerlo.

Era real, jamás había hecho una mamada. Era virgen. A pesar de haber tenido muchos novios, jamás había pasado del nivel de una simple agarrada de bubies o de vagina. Nunca una mamada ni una penetración.

-Chúpalo como una paleta, hazle la fundita de piel para atrás y lámbelo. Comételo mi amor. Ándale –me decía mientras acariciaba mis mejillas llenas de lágrimas- no quiero lastimarte preciosa, si me gusta lo que me haces me harás feliz, sino, pues te digo como me gusta para que lo hagas, ¿ok?

Asentí con la cabeza, tomé aire y me dispuse a hacerlo: lo tomé con mi mano derecha, no sabía cómo comenzar así que traté de recorrerle poquito la piel, se asomó la cabecita y pasé mi lengua por la puntita, lo que provocó que Jesús cerrara los ojos. Seguí lamiéndolo lentamente hasta que poco a poco fue quedando descubierto, lo recorría de punta a punta con la lengua muy mojada. Su sabor no era muy agradable pero si lo toleraba. Movía rápido la lengua y no dejaba ningún espacio sin chupar.

-Que rico pequeña. Métetelo a la boca y mámalo como paleta.

Mojé mis labios, lamí la punta de nuevo y poco a poco se fue deslizando entre mis carnosos labios, mientras con la lengua lo acariciaba. Cumplí con su fantasía, lo veía fijamente a los ojos mientras chupaba, seguía llorando a causa del dolor que sentía en mi cuerpo, pero a la vez, una excitación empezaba a invadirme.

-Ooooohhh amor que rica boca, mámalo ándale, así.

Empecé a mover mi cabeza de atrás para adelante. Solo pensaba en películas porno, en como lo hacían para yo hacer lo mismo, entonces me acordé que chupaban los testículos y los masajeaban. Lo empecé a hacer, pasaba mi mano masajeándoselos, apretándolos suavemente, al tiempo que seguía mamándoselo. Él estaba gimiendo y con su mano dirigía mi cabeza, dominaba la velocidad. A decir verdad eso me gustaba. Lo que me preocupaba era que Antonio ya se estaba masturbando, excitado con la escena que veía. Sin duda iban a querer cogerme y eso yo no quería.

Cuando yo empezaba a disfrutar su miembro duro en mi boca, Jesús se detuvo y me sacó el pene de la boca.

-¿Por qué no se los echaste? –Dijo Antonio-.

-Aún hay más –dijo Jesús viéndolo-. Levántate pequeña, lo has hecho muy bien. Te felicito. Antonio, sujétale las manos por la espalda y que se quede de pie.

Y así fue, no me soltaba, yo empecé a llorar otra vez, no sabía cuál iba a ser mi destino. Has cumplido mi fantasía bebé y te voy a recompensar. Dicho esto, me desabrochó el pantalón, lo bajó y me lo quitó, dejándome únicamente en bragas. Acercó su mano para tocar mi vagina que estaba muy mojada junto con mis braguitas, lo estiró y lo hizo a un lado.

-Mmmmmm que tenemos aquí.

Era mi vagina, mojadísima y un poco velluda. En medio de eso se asomaba mi clítoris, hinchado, erecto y caliente, completamente excitado. Con una mano hacia mis bragas a un lado, Antonio solo veía. Jesús se acercó hasta mi vagina, cerré los ojos y sentí en ese momento su lengua moverse lento en la punta de mi clítoris. Me estremecí. Siguió lamiendo hasta que la empezó a mover más y más.

-Aaaahhh –sin quererlo empecé a gemir-.

Era la primera vez que lo sentía y me encantaba. Chupaba y mamaba mi ardiente vagina haciéndome mojar más y más. Me tomó de la cintura y sin dejar de lamer, me tumbó en la cama. No resistió más, me fue bajando poco a poco el bóxer empapado. Era difícil quitármelo y seguir lamiendo pero así lo hizo. Antonio juntó mis manos sobre mi cabeza y con su mano me tenía inmóvil. Me quitó una vez más la blusa y me lamia el cuello, los hombros, hasta que me quitó el bra, dejando mis senos expuestos, mis pezones oscuros erectos completamente, pasaba su lengua húmeda sobre ellos y me hacía gemir, mientras Jesús seguía lamiendo mi clítoris. Antonio vio a Jesús, sonrieron y mientras Antonio seguía chupando mi cuello, Jesús dejo de lamer para empezar a mamarme rápidamente el clítoris.

-Aaaaaahhhhhhhh siiiiiiiiii –grité fuerte-.

Sentía mi clítoris en su boca, como un pequeño dulce siendo lamido y chupado al mismo tiempo. Antonio me empezó a besar y yo estaba tan caliente que no era beso, era más bien lenguas rozándose salvajemente, también lo chupé y lo lamí. Hasta que me arrimó su verga a la cara, un poco más chica que la de Jesús.

-Puedes hacerlo si quieres pequeña, solo si es tu deseo –me dijo Jesús deteniéndose por un momento.

-Bésame más –le dije a Antonio-.

Jesús regresó a seguir mamándomela, yo me sentía completamente caliente gimiendo y gritando, mi cuerpo se movía como si estuviera cogiendo, tenía contracciones de vagina, apretando su cabeza con mis piernas. De repente Jesús se detuvo y me dijo:

-Pequeña, tú estas caliente y yo también así que voy a cogerte.

Dicho esto me tomó de los pies y me jaló a la orilla de la cama. Mis pompas quedaron al ras de la orilla, mis piernas colgaban. Jesús se arrodilló y empezó de nuevo a chuparme, inconscientemente yo empecé a abrir las piernas hacia arriba. Cuando tenía ya las piernas abiertas y estaba caliente, Jesús se colocó frente a mí, tomó mis rodillas y las separó, con su pene caliente rozó mi clítoris de arriba hacia abajo, masturbándome y haciéndome gemir como loca. Antonio se colocó cercas de mi cabeza, sosteniendo mis piernas por los tobillos, abriéndolas, Jesús poco a poco fue bajando su pene hasta llegar a mi chorreante entrada. Sentí su cabeza, como se iba abriendo paso y lentamente empezaba a penetrarme, estaba tan mojada en cuestión de segundos me entró complemente y sin dolor.

-Aaaaaaaaaaahhhhhhhhh

Grité mientras Jesús se movía lento y Antonio me sujetaba las piernas.

-Aaaahh sii, me gusta, mmmmm sigue.

A los pocos minutos la velocidad aumentó, Antonio se masturbaba frente de mí, sobre mi cabeza, por lo que me enderecé, tomé su pene y me lo metí a la boca, mamándosela mientras Jesús me cogía. Antonio gemía, tocaba mis suaves senos y pellizcaba mis pezones, yo se la mamaba rápido, como si tuviera hambre de ella hasta que lo hice venirse en mí, llenando mis senos y mi abdomen de su leche caliente.

-Aaaaahhh Martha que rico me la mamaste, me encantas –me empezó a besar-.

Yo seguía con Jesús dentro y al ver como sudaba y como se movía, presentí que el orgasmo estaba cercas. El mío también así que empecé a moverme más y más rápido, el también, apretando el interior de mi vagina para maximizar las sensaciones. Me tomó de la cintura y me jalaba hacia él.

-Te voy a inundar de mi lechita pequeña.

Yo estaba como loca gimiendo y gritando, lo sentí temblar y como poco a poco se empezaba a vaciar dentro de mí.

-Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh

Se vino dentro y se sentía calientito. Sin sacármela, yo seguí moviéndome, una ola de calor me invadió desde los pies hasta la cabeza, abrí las piernas lo más que pude mientras mis movimientos ya eran frenéticos.

-Oooh siii

-Que rico

-Aaaahhh

-Cógeme más ah sí cógeme

-Cógeme

-Cogemeeeeeee

Ya no podía contenerme estaba por llegar, pero Antonio se puso a un lado de mí, la cama estaba tan mojada de mis jugos, que llenó su dedo medio y me lo metió en el ano, me hizo gritar más, me encantaba que me metiera el dedo a la vez. Aguanté unos minutos así hasta que llegó el orgasmo final.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Grité y prácticamente convulsioné, siendo esto maravilloso.  Terminé tan cansada que no tenía fuerzas ni para levantarme. Jesús se recostó a mi lado mientras Antonio se recostaba en el sofá.  Me dejaron dormir el resto de la noche. El destino se ha vuelto incierto y esto apenas comienza.

Si alguien desea escibirme o enviarme sus comentarios puede hacerlo a mi Skype: martha.zombie

Gracias