Welcome: final de serie. Una familia feliz.
Final de mi primera serie publicada, con especial dedicatoria a mi amiga C.C a quien le agradezco sus comentarios.
En la puerta, se encontraba Jesús, con una cara de asombro al vernos a mí y a Jess juntas.
-¿Qué está pasando aquí?- dijo en un tono molesto.
-Verás Jesús- dije yo- Jess ha venido a que le ayude a mejorar su apariencia física, ella en verdad quiere agradarte. Por favor, no te molestes, ya estaba por irse.
En ese momento, apareció Antonio detrás de Jesús, viéndome con esa sonrisa macabra que lo caracterizaba y con sus ojos llenos de lujuria. Me aterré, haciéndome hacia atrás cuando en eso Jesús dijo:
-Cierra la puerta Antonio, estas putas no van a ningún lado. Agarra a Jessica, debo hablar con Martha.
Al decir eso, Antonio inmediatamente se fue encima de Jess, tumbándola al sofá de la sala e inmovilizándola. Yo me di la vuelta para intentar correr pero los brazos de Jesús me tomaron de la cintura, levantándome del piso y jalándome hacia el cuarto de este extraño matrimonio. Entramos, me empujó a la cama y cerró la puerta.
-¿Se puede saber por qué carajos permites que Jess entre a la casa? Qué estaban haciendo en todo el día eh zorra- dijo mientras me abofeteaba- Ya sé que no fuiste a clases así que quiero saber que está pasando aquí.
No pude decir nada. El confesarle a Jesús que su esposa era bisexual, era algo que a mí no me correspondía decir.
-¡Te estoy hablando!- dijo esto tomándome del pelo y acercándome a su rostro. Yo tenía mucho miedo y empecé a llorar.
Me volvió a empujar a la cama y subiéndose sobre mi abdomen puso su mano en mi cuello y la otra en mis muñecas, las cuales juntó y apresó con su imponente fuerza.
-Mira pequeña- dijo mientras me respiraba literalmente en la cara- si no me dices que estaba pasando aquí contigo y Jess voy a rajarte la cara con esta navaja.
Dicho esto, acercó a mi cara una navaja brillante y filosa. La pasaba de lado a lado con la amenaza de cortarme. Yo lloré mucho más hasta que sentí un corte cercas de mi oído, en la mejilla. Tomó la sangre que empezó a salir y me la metió a la boca con sus dedos. Mi llanto por el dolor y el miedo no se detenía así que tuve que confesar:
-Detente por favor Jesús. Yo no quería decírtelo pero tengo qué- tomé aire y continué- Jess es bisexual. Hoy me lo confesó y pues tuvimos sexo. Lo siento, en verdad yo no debí hacer esto pero no pudimos detenern…
No me dejó terminar la oración, me levantó del cabello y me tiró al suelo. Enseguida, se puso frente a mí y empezó a patearme. Yo no podía respirar y trataba de proteger mi abdomen. El aire cada vez era menos y sus golpes eran fuertes.
Se detuvo por fin y salió de la habitación. No podía ni levantarme. Me había lastimado realmente mucho. En eso, escuché unos gritos, era Jess. Vi a través de la puerta, aun yo sobre el piso y pude observar que la pateaban los dos. Yo seguía llorando y tratando de levantarme cuando en eso entró Antonio al cuarto. Me paralicé y su mirada lo indicaba todo: iba a golpearme.
Hice el intento de levantarme pero él me cargó en brazos y me recostó tiernamente en la cama. Salió de la habitación una vez más. A los pocos minutos Jess empezó a gritar como loca. No eran gritos de placer, si no de dolor. Yo me enderecé para tratar de ver que ocurría. Me caí al piso y me arrastré hasta que pude abrir la puerta un poco y desde el suelo vi:
Antonio estaba recostado sobre el sofá, con Jessica montándolo. Estaba follándola fuertemente mientras Jesús la follaba también pero por el ano. Antonio intentaba taparle la boca pero de vez en cuando ella emitía pequeños gritos que se ahogaban con sus lágrimas. Estaban violándola de una manera salvajemente. Ella me vio y yo con mi mirada quise decirle que resistiera, estos no podían lastimarla todo el tiempo. Se dieron cuenta de mi presencia y Jesús se salió de ella y se dirigió directamente a mí.
Cerré la puerta pero no pude ponerle ningún tipo de seguridad. Mi cuerpo dolía, ardía mucho las heridas e intenté regresar a la cama cuando el portazo de la puerta me empujó, lastimando mi hombro.
-Así que tú también quieres lo tuyo verdad. Eres una puta Martha. Me cogiste a mí, a mi esposa y no sé a quién coños más.
Dejando la puerta abierta, y yo en el suelo, me puso en posición de perrito, bajando mi pantalón y mis bragas hasta la rodilla y sin piedad me la clavó en mi pequeño anito. Mi grito de dolor fue tan fuerte que pensé que todos nos escucharían. Pero Antonio había encendido el estéreo con la música muy fuerte. Yo seguía llorando del dolor. No tenía excitación alguna. Me abrazaba de las costillas lastimándome más.
Levanté la vista y pude ver como Jess se arrastraba desnuda hacia la puerta, entró e intentó alcanzar mi mano pero cuando estaba por hacerlo entró Antonio.
-Saca a esta perra de aquí y llévala al cuarto de visitas- le dijo Jesús a Antonio mientras seguía cogiéndome.
Antonio se agachó, tomó del pelo a Jessica y se la llevó arrastrando hasta que ya no pude verla.
-Jesús- le dije entre lágrimas- detente por favor. Me duele mucho, no quiero más. Deja a Jess en paz. No quisimos que pasara esto.
Se detuvo, me pateó y caí boca abajo en el suelo. Tomó mis piernas y empezó a jalarme hacia fuera de la habitación, arrastrándome por el pasillo rumbo al cuarto de visitas. Con mis manos intenté sostenerme de algo para no ir pero me fue imposible. Jesús estaba furioso y no iba a soltarme.
Dentro del cuarto, Jessica gritaba nuevamente. Antonio la está violando otra vez. Esto lo pude ver porque Jesús me empujó contra la ventana del cuarto, observando hacia adentro lo que ocurría. Con todas mis fuerzas intentaba mantenerme de pie. Jesús me cortó la ropa con unas tijeras, dejándome desnuda frente a la ventana. Antonio tenía a Jessica sobre la cama, sosteniendo sus manos y en la posición del misionero, le daba una tremenda cogida. Seguía llorando y yo también cuando Jesús se colocó detrás de mí. Desnudo completamente le dijo a Antonio:
Pon a Jessica frente a Martha, que se recargue sobre la ventana. El cristal era lo único que nos dividía. Antonio salió y se puso detrás de mí. Jesús ser encontraba detrás de Jessica. Me hizo abrir las piernas un poco. Me abrazó fuerte y me dijo:
-Ahora me toca a mí probarte- sonriendo burlescamente.
Cerré mis ojos, de nuevo sabía lo que venía pero mientras me abrazaba, empezó a besar mi cuello, mis mejillas, lamiendo la sangre de la herida que Jesús me había hecho. Pasaba sus manos sobre mis hombros y senos. Pellizcando mis pezones y con su otra mano acariciaba mi entrepierna. Mi clítoris se empezó a mojar, pues a pesar del miedo que tenía, sus caricias eran realmente deliciosas.
-Mmmmmmmm- dije cuando sentí sus dedos hurgando en mi vagina.
Su miembro estaba duro, lo sentía en mi trasero, me lo repegaba y eso me excitaba mucho más. Se bajó poco a poco besando mi espalda y empezó a darme una mamada deliciosa. Estaba de pie y mis piernas hacían fuerza por no doblarse. Agaché la cabeza y lo vi: jugando como un niño, mi clítoris era su caramelo. Estiraba sus manos y tocaba mis enormes senos. El calor me invadía y empecé a jadear. Levanté la mirada y a través del espejo estaba Jess, Jesús no se veía, le estaba haciendo lo mismo que Antonio a mí.
Las dos casi gemíamos a la vez, nos veíamos extasiadas de placer y fue en ese momento cuando Jess abrió la venta, nos quedamos viendo fijamente y unimos nuestras bocas en una: nuestras lenguas mojadas se entrelazaban, entre gemidos y lamidas. Era un beso realmente delicioso. Me chupaba el cuello y le mamaba sus senos. Se detuvieron y Jesús jaló a Jess a la cama, la colocó en posición de perrito y se la empezó a follar. Era tan delicioso esa imagen y a la vez Antonio en mi vagina, chupándola, que no pude evitar venirme en su boca.
Me dejé caer en sus brazos. Me sentó en la ventana y me empezó a besar, mezclando mis jugos con nuestras salivas. En sabor me encantaba. Poco a poco abrió mis piernas y se metió entre ellas.
-Ahora sí, vas a ser mía hermosa mujer de labios carnosos.
Al estar dentro de mis piernas, tomó su pene y me lo introdujo de un tiro.
-Mmmmmmmmm- exclamé mientras lo abrazaba, acariciando su espalda y rodeando su cadera con mis piernas para que pudiera penetrarme más profundamente. Puse mis manos a los costados de la ventana, soportando sus embestidas y empezamos a gemir. Estaba realmente muy caliente y el también. Se detuvo, me abrazó y cargándome en brazos aun con su verga adentro, me llevó a la misma cama donde estaban Jess y Jesús. Me acostó al ras de la orilla, como aquella vez lo había hecho Jesús e inmediatamente empezó a cogerme. La cabeza de Jessica estaba sobre mí, su cabello golpeaba mi cara, se movía rápido pues Jesús seguía follándola.
Nos empezamos a besar, tocar nuestros senos y cuerpo. Era maravilloso. Antonio abrió mis piernas y yo las puse alrededor de su cintura, una vez más para que me la metiera más fuerte. Jesús tomaba violentamente las caderas de Jessica y rápidamente la follaba. Sin duda, los dos estaban por correrse. Antonio me tomó también de la cintura. Yo hice presión con mis piernas y me empezó a jalar hacia él. Se recostó sobre mí y bañado en sudor me besaba, mordía mis pezones y de vez en cuando chupaba a Jess también. Yo le lamía el sudor que recorría su pecho y cuello, llegando a su boca. Sabía riquísimo.
-Eres la mejor perra que me he cogido- dicho esto, me estrujó con fuerza, metió su mano en mi vagina y me masturbaba a la vez que me cogía.
-¡Aaaaaaaaaaaahhhhh!- grité, a la vez que empezaba a tener contracciones de vagina que hacían que Antonio se volviera loco de placer. Mi humedad tenía lleno a mi amante hasta los vellos púbicos de su tórax.
De pronto, emitió un grito y sentí como me inundaba de su leche. Yo me seguía moviendo, lo abracé del cuello jalándolo hacia mí y me vine con una fuerza tremenda. Inclusive lloré más de lo que ya había llorado. Realmente mi orgasmo había sido intenso.
Antonio calló exhausto sobre mí. Me vio a los ojos y empezó a besarme tiernamente. Me veía muy tranquilamente y por primera vez no sentía miedo de él. A nuestro lado, Jessica y Jesús se corrían al mismo tiempo, gritando y gimiendo. Jess colocó su cabeza junto a la mía y también nos besamos.
Creo que nos quedamos dormidos hasta que en la mañana siguiente desperté. Jess estaba al lado mío pero los hombres no estaban. Las cosas eran muy confusas por lo que había pasado. Nos vimos y nos empezamos a reír felizmente. Jess ahora era más que mi amiga.
………………….
Suena el timbre. Alguien llama a la puerta. Me apresuro a abrir mientras Antonio espera en la entrada de nuestra sala. Son los visitantes, Jesús y Jessica los que este sábado vienen a comer con nosotros.
-¡Bienvenidos a su casa! Dije a la pareja invitándolos a pasar. Ellos me saludan mientras Antonio sonríe desde la puerta. Jess corre a los brazos de Antonio y se funden en un beso francés. Siento los brazos de Jesús que rodean mi vientre y me jalan tiernamente hacia él. Su perfume embriagador me excita.
-! Hey!- nos dice Antonio- ¡adivina lo que compré para esta ocasión tan especial! Mi aniversario de bodas con Martha debe festejarse con placer puro- dicho esto, sacó un arnés color negro, largo y rosa.
Jess y Antonio volvieron a besarse hasta que entraron a la habitación. Jesús me abrazaba con fuerza, tocaba mi pelo y mi cuerpo. Me besaba y acariciaba mis mejillas.
-Tus ojos mi amor, son tan hermosos. Mi pequeña, te amo pero mi excitación sexual me indica que debo follarte hoy.
Me levantó en sus brazos y mientras nos besábamos, entramos al mismo cuarto que Jess y Antonio habían entrado previamente. Era noche de desvelo, tal cual como ocurrió en la casa de mi primo. Nuestro sentimiento era cada vez más fuerte, el arnés me esperaba para hacerme gozar, mis compañeros de aventura también, nunca imaginé lo que iba a pasar el día que me fui a vivir con el…
Es fácil comentar más no publicar, por eso agradezco a los que a pesar de todo me han comentado, pronto estaré subiendo una nueva historia más corta. Saludos y mi skype ya lo saben. :)