Weekend en Londres-Secuelas y confesiones

Una mujer hace realidad un sueño y se lo hace saber a su amiga

Querida Sara: Me encantó leer tu relato y como te prometí ahora  contaré, como  pediste que hiciera, todos los detalles de lo que ocurrió la otra tarde entre tu esposo y yo, pero antes deseo agradecerte tus buenas artes en preparar el encuentro de forma tan sutil.

Jamás hubiese pensado que cuando te llamé para decirte que mi marido debía salir de viaje un par de días tuvieras la capacidad de improvisar provocando que en lugar tuyo fuese tu marido quien viniera a mi casa, yo te llamé para poder pasar contigo aquella tarde como hacemos tantas y tantas veces que tenemos oportunidad de estar solas, ahora te cuento todo tal como ocurrió

Habíamos hablado por teléfono unas horas antes y quedamos  en vernos por la tarde en mi casa, me extraño que al mediodía me llamaras para decir que tenías el antojo de que me depilara la ingle, sabes que muchas veces hemos comentado el asunto pero jamás ninguna de las dos lo habíamos puesto en práctica, siempre dices que tu marido te lo pide a ti pero  no quieres concederle ese capricho, yo sin embargo cuando me lo pediste lo hice inmediatamente para cumplir lo que pensaba era un capricho tuyo y con la esperanza que me compensarías durante nuestro encuentro, además  dijiste que te esperara vestida o digamos más bien casi desnuda llevando puesto el juego de ropa interior más erótico que tengo en el armario, me puse aquel de color fucsia que tanto te gusta.

Esperaba excitada que llegaras y pasaban unos minutos de las cinco cuando sonó el timbre, abrí la puerta y me quedé de piedra al ver a tu marido con un paquete en las manos, solo reaccioné cuando dijo:

- Hola Marta, ¿está tu marido?, dudé que debía contestar pero finalmente dije

- No, ha salido de viaje esta mañana, estará dos días fuera, iba a ver a su hermano que le operan y como es el único familiar ha tenido que ir a acompañarle.

-Pues no me ha dicho nada, de todas formas… le interrumpí

- Pero pasa, no te quedes ahí, entró en casa y fuimos hasta el salón, continuó hablando

- Te decía que Sara me ha pedido que trajera estos libros que tu marido le había dejado para las oposiciones de técnico del ministerio, al final ella no se presentara pues con la niñas tiene mucho trabajo, estaba de pie y respondí

- Dámelos, ya se lo diré cuando vuelva, perdona, ¿quieres tomar algo?

-No gracias, solo he venido a devolver los libros, Sara ha ido a buscar las niñas y he quedado con ella que pasaría a recogerla por casa de sus padres, nos quedaremos allí a cenar.

-No tengas tanta prisa, toma una cerveza, sin darle tiempo a contestar tomé el camino de la cocina, cuando abrí la nevera recordé como iba vestida, llevaba puesto un batín de seda que transparentaba la ropa interior que Sara había pedido me pusiera, me ruboricé y volví al encuentro de su marido que encontré sentado en el sofá,

- perdona, pero me has pillado probándome ropa y como esperaba a una vecina que tiene que venir a buscar unas cosas he abierto con estas guisas, tenía la vista clavada en mí y tardo en contestar:

- no te preocupes, Sara cuando está en casa aburrida pasa el rato quitándose y poniéndose ropa, las mujeres sois todas iguales.. Tomé asiento frente a él, dio un sorbo de cerveza y el silencio duro unos segundos hasta que decidí romperlo con una banalidad:

- Aprieta el frio, tengo la calefacción puesta a tope, me miró fijamente y sonriendo dijo:

- podrías ahorrar en calefacción si te pusieras algo más de ropa, su expresión mientras hablaba fue de sarcasmo, pensé la respuesta y decidí decirle:

- tienes razón, estoy medio en pelotas delante de ti y pensaras que soy una descarada, su respuesta no se hizo esperar:

- A mí no me molesta, más bien y para ser sincero te diré que me encanta, tu marido tiene suerte si le recibes así cada día cuando vuelve a casa, mientras hablaba hizo un gesto de tocarse la entrepierna que llamó mi atención, pude apreciar que se marcaba paquete e intentaba disimular, le sonreí y dije:

- A mí me encanta que un hombre tan joven y guapo como tú se fije en una madurita como yo, además teniendo una mujer como Sara, me interrumpió diciendo:

- no tiene nada que ver una cosa con la otra, Sara es muy guapa pero tú no te quedas atrás, noté que me ponía colorada mientras pensaba que Sara había sido muy hábil en organizar este encuentro pero tenía dudas si yo sería capaz de aprovechar la ocasión de liarme con su marido, me estaba poniendo nerviosa y ansiosa en saber cómo acabaría la situación, ante mi largo silenció él volvió a hablar:

- te noto nerviosa, ¡chica que no pasa nada!, me acabo la cerveza y me voy, en ese momento sentí un pinchazo en el estómago, decididamente  no estaba dispuesta a dejar pasar la oportunidad que llevaba tanto tiempo soñando,  perdí cualquier vestigio de pudor y sin más solté:

- no estoy nerviosa, más bien estoy acalorada y excitada por estar así medio desnudada delante de ti, si no fueras el marido de mi mejor amiga ya te hubiera dicho claramente que no me importaría ir a la cama contigo, las mejillas me ardían y temblaba, él me miraba completamente relajado, tras pensar un rato dijo:

- mira por donde estaba pensando que no me importaría tener una aventura contigo, para ser sincero te diré que solamente por la amistad que tengo con tu marido no he intentado jamás antes hacer nada, cuando se levantó del sillón y vi que se acercaba noté cosquilleo en todo el cuerpo, esperé inmóvil  a saber que iba a hacer, en silencio abrió la bata y los pechos quedaron al descubierto, se desabrochó el cinturón y los pantalones cayeron al suelo, después se deshizo del calzoncillo y apareció la polla que mostraba síntomas de estar medio erecta, la puso entre las tetas y comenzó a frotarse con una tranquilidad pasmosa, yo incapaz de reaccionar  le miraba boquiabierta mientras notaba cada vez mayor excitación , no tardé en notar humedad en la vagina y entonces sentí alivio al comprender que ya no había vuelta atrás.

Su polla de tamaño normal acariciaba mis pechos y sentí necesidad de llevarla a mi boca, la agarré con una mano y acerqué los labios al glande que estaba hinchado, lo mojé con saliva y comencé a chuparlo intensamente, yo continuaba sentada y el de pie, llevaba un rato lamiendo el capullo y cuando comenzaba a dar los primeros suspiros, dijo:

-¿Por qué no nos ponemos más cómodos?

-vamos al dormitorio, dije sin pensarlo, mientras cruzábamos el pasillo el caminaba detrás, pidió que acabara de desnudarme y braguitas y sujetador quedaron en el suelo, me alegró oírle decir que tenía el culo precioso, lo primero que hice al llegar al dormitorio fue esconder la foto de mi boda en el cajón de la mesita de noche, al verlo sonrió y dijo:

- creo que desde la foto tu marido no podrá vernos, no dejé que siguiera hablando, me tiré sobre la cama y dije

- hazme lo que quieras y yo te compensaré después, se acercó, llevó la lengua a mi coño, lamió un par de veces y levantó el rostro para decir:

- ¿Cómo sabias que me gustan los coñitos afeitados?, la pregunta me cogió por sorpresa y necesité tiempo para responder:

- No lo sabía pero siempre lo llevo así, mentí pues no fui capaz de encontrar otra explicación, continuó lo que estaba haciendo, desde el primer roce de la lengua en los labios vaginales me puse a cien, cada lamida era una sensación de placer bestial, cuando decidió meterla dentro  me retorcí de gusto esforzándome en no hablar ni expresar sentimiento alguno, no tardé en comenzar a soltar jugos que corrían por la parte interior de mis muslos provocando una sensación de humedad muy agradable, él tenía las manos aferradas en  mis caderas y el rostro clavado en medio de ellas, no tardé en gemir y sentí un suave orgasmo que quise evitar fuera más intenso  diciéndole que no teníamos prisa alguna, separó la boca del coño y la llevó a las tetas, las besaba con frenesí  recreándose con glotonería  en un pezón y otro, las acariciaba con las manos estrujándolas de tanto en tanto, me ardía todo el cuerpo y la vagina ya era un manantial de flujo que manaba sin cesar.

Cuando él quiso dejó de besarme y arrodillándose puso la polla a la altura de mi boca, lo tomé como una invitación a que se la comiera y comencé a chuparla, la tragué metiéndola toda en la boca, la punta casi me rozaba la campanilla y la comencé a succionar haciendo que desde el primer momento empezara a gemir y a dar alaridos, con la manos acariciaba el escroto que colgaba rozándome la barbilla, quería  que disfrutara como instantes antes había hecho él conmigo, los gemidos pasaron a ser jadeos dando la sensación de que estaba a punto de correrse, paré de chupársela y le miré a los ojos diciéndole:

¿Quieres más preliminares o pasamos a follar directamente?, se estaba reponiendo de la mamada y creo que le sorprendió la manera clara de dirigirme a él, no me dio tiempo a reaccionar cuando me sujetó la cintura y me colocó de espaldas a cuatro grapas, no podía verle pero supe que pretendía  cuando separó mis piernas, me penetró la vagina en una sola embestida, noté el golpe seco de su polla en el interior de mi coño y la sensación de placer me pareció de una intensidad bestial, la metía y la sacaba lentamente haciéndome disfrutar en cada embestida, de vez en cuando daba una suave palmada en mis nalgas que conseguían excitarme aún más de lo que la polla ya hacía, yo me balanceaba suavemente para acrecentar la sensación de placer buscando que el roce de la polla con el interior de la vagina fuese más intenso y me hiciera sentir más gusto, en un momento de clarividencia deseé decirle en tono cínico:

-¿estás pasándolo bien con esta madurita?, tardó en contestar supuse que por el esfuerzo que estaba haciendo:

- más de lo que piensas, no había metido jamás la polla en un coño tan mojado como el tuyo, sus palabras salieron a trompicones en medio de jadeos muestra de que estaba sintiendo gusto igual que yo que ya comenzaba a notar las primeras sensaciones de estar casi a punto de llegar al orgasmo.

Los dos habíamos cogido el ritmo, el embestía y yo le recibía procurando que cada golpe de su pelvis en mi culo fuese una sensación placentera cada vez mayor, éramos dos animales fornicando simplemente por gusto, entre nosotros todo era físico sin el más mínimo signo de sentimiento, yo miraba fijamente la colcha sobre la que estábamos follando e intentaba concentrarme en disfrutar del placer que el macho que me tenía ensartada me estaba dando, escuchaba sus gemidos y la respiración profunda que salía de su garganta, me sentía feliz por ser capaz de disfrutar y hacerle disfrutar con un hombre sin que hubiese nada más que la búsqueda del placer.

Noté que estaba a punto de correrme cuando un calambre recorrió mi espalda desde el cerebro a la vagina y le advertí que estaba a punto de llegar al clímax, su respuesta fue inmediata y avisó que también estaba a punto de dejarse ir, solté un grito agudo cuando noté que comenzaba a sentir un orgasmo y no me reprimí en el momento que la sensación de placer inundó cada uno de los poros de mi cuerpo, él seguía metiendo y sacando cada vez con más fuerza dando continuos alaridos que desaparecieron justo en el instante que me regaba de caliente humedad el coño, ese momento coincidió con el punto máximo de placer que sentí en el cerebro a modo de sensación de éxtasis, se vació del todo mientras pasaba la palma de sus manos por mi espalda como quien amansa una fiera, yo resoplaba con fuerza y le oía  como tomaba y soltaba aire intentando recuperarse.

Cuando volví a cruzar la mirada con él tuve el deseo de expresar algún sentimiento pero no encontré la palabra adecuada, tampoco él dijo nada, las miradas entrecruzadas lo decían todo que es lo mismo que nada,  teníamos los ojos húmedos  y dábamos sensación de estar extenuados, rompí el silencio intentando desdramatizar la escena:

- creo que he cubierto tus expectativas, las mías las has superado de sobras, me miró fijamente con aire de sentirse satisfecho por el comentario,  pensó durante un instante y dijo:

- ¿habrá otra vez?, lo dijo como si deseara que la hubiera

- eso depende de nosotros, pensé un instante y quizás sin ser consciente pregunté:

-¿ Ha sido la primera vez?, quiero decir la primera vez que engañas a Sara, me miró mientras tomaba su tiempo para responder y finalmente dijo:

- sí, lo dijo rotundamente, como si quisiera dejar muy claro que  había sido la primera vez,  debió pensar que su respuesta me había sorprendido y entonces preguntó:

-y tú, ¿ha sido la primera vez?, no dudé en contestarcon una mentira:

- sí, lo dije rotundamente aunque sentí vergüenza por mentir, en segundos recordé a Sara, a mi hijo y a su amigo de Londres, amantes que le habían precedido pasando a ser él uno más de la lista, sentí necesidad de acabar la conversación  y no se me ocurrió otra cosa que decir:

- ¿quieres volver a hacerlo?, su respuesta fue otra pregunta que me lanzó inmediatamente:

- ¿no te he dejado satisfecha?, me apresuré a contestar:

- no es eso, me has hecho disfrutar pero quiero saciarme, no cada día tendré la oportunidad de estar así contigo, acerqué el rostro a su polla que estaba flácida y la acaricié con la lengua, noté el sabor de semen y pensé que en todos los hombres era el mismo, no tardó en ponerse dura y firme, seguí chupando y lamiendo hasta que le oí suspirar intensamente, desde el principio de la mamada me acariciaba el coño que volvía a segregar liquido vaginal, cuando dejé de chupársela dejo de acariciarme, entonces pregunté:

-¿Cómo quieres hacerlo ahora?, pretendía que eligiera su postura favorita para que me diera más gusto

- ¿te gusta por detrás?, preguntó  inmediatamente

- como quieras, iba a colocarme de rodillas sobre la cama pero lo impidió, cogió mi cintura e hizo que me sentara sobre su cadera con las piernas abiertas y de espaldas a él, se ayudó de una mano y llevó la polla a la entrada de mi coño, deduje que pretendía y me moví lo suficiente para que pudiera penetrarme, una vez lo había hecho comenzamos a movernos con un suave balanceo, cada vaivén hacía que el pene entrara más adentro de mi vagina y no tardé en sentir gusto, aquella postura era nueva para mí y me estaba gustando, los dos nos movíamos acompasados y pronto noté que no iba a tardar en correrme, él por su parte parecía tener controlada la situación, le oía respirar y dar algún que otro suspiro, no tardé en descontrolarme y fui en busca de sentir el anunciado orgasmo que disfruté intensamente dando gritos y jadeando por el placer incontenido que sentía en todo el cuerpo, noté que sus manos intentaban alzar un poco mis nalgas y como con los dedos mojaba mi ano con la humedad que desprendía la vagina, cuando sentí su polla en la entrada del ojete me puse tensa y cuando lo perforó me quejé pero solo fue una reacción de un instante, pronto estaba sintiendo placer acrecentado por el masaje de sus dedos dentro de la vagina, sentía gusto por los dos sitios y tenía la sensación de estar a punto de alcanzar la gloria.

Transcurría el tiempo y seguíamos dándonos placer mutuamente, los dos nos movíamos acompasados y en silencio, solo suspiros y jadeos se dejaban oír en la habitación, debió notar cansancio por mi peso al igual que yo lo notaba por mi postura, le escuché decir:

- ahora si ponte a cuatro patas, obedecí su orden como una esclava y me coloqué según su deseo, inmediatamente su polla volvía a estar en mis entrañas, estaba tan mojada que resbalaba fácilmente y no sentía ápice de dolor,  la sensación de placer era inmensa, cuando escuché que sus jadeos estaban creciendo de forma irrefrenable decidí  aumentar su ansiedad diciendo:

- sigue……. Sigue……… no pares de darme por culo……me gusta…..sigue…..no pares….oh…..oh…..oh….sigue……a si…….si..si….si , seguía metiendo y sacando a un ritmo cada vez más rápido, yo hacía rato que disfrutaba como una loca y a cada embestida estaba a punto de decir basta pero era mayor el deseo de seguir sintiendo el inmenso placer que me estaba dando, en medio del fulgor sentí admiración por el aguante que estaba mostrando mi amante y pensé en la suerte que tenía Sara de tenerlo a su disposición siempre que quisiera, fue justo  ese momento que saco su polla de mi culo, de repente lo tuve frente a mí, se apretaba el pene con el puño cerrado y cuando lo tuvo apuntando a mi rostro  comenzó a descargar el semen que llevaba acumulado, abundantes chorros húmedos fueron impactando por mi cara, con los ojos cerrados podía notar primero el calor y después la humedad del líquido resbalando por mi rostro, tardé en abrir los ojos pues estaba impregnada de semen, el seguía acariciándose la polla y me la ofreció para que la chupara hasta que soltase la última gota, atendí su deseo y tuve tiempo de volver a degustar el sabor del semen que no me era desconocido.

Ahora si había quedado satisfecha y extenuada, además se había hecho tarde, se lo hice saber y respondió que no tenía prisa pues había quedado con Sara en casa de sus padres para cenar,  pidió permiso para ducharse y no puse objeción alguna, salió del dormitorio y quedé rendida sobre la cama, satisfecha y con la mente en blanco, cuando escuché el ruido de la ducha pensé que durante toda la sesión de sexo ninguno de los dos nos habíamos besado en la boca ni tampoco habíamos expresado sentimiento alguno……un te amo, un te quiero, nada de nada, simplemente nos habíamos dado placer mutuamente, había sido como si hubiéramos concertado un servicio para satisfacernos mutuamente y la verdad es que había resultado muy agradable y excitante, había pasado un buen rato y hecho realidad un sueño, me sentía bien y había quedado relajada.

Ya a solas fui al aseo, bajo la ducha pensé en Sara, en mi marido y en la vorágine que estaba tomando mi vida, tenía la conciencia tranquila sin ápice de arrepentimiento, después fui al salón, envié un mensaje al móvil de mi amiga poniendo simplemente gracias , llamé a mi marido para preguntar  si todo iba bien, contestó afirmativamente sin extenderse más en la respuesta, entendí que no teníamos más cosas que decirnos y simplemente nos dseamos buenas noches, cené frugalmente y fui a dormir, la cama estaba revuelta y olía a sexo, todavía quedaban restos de humedad sobre la colcha y las sábanas pero no me importó, cerré los ojos y pensé en el próximo viaje a Londres del puente de la constitución.

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