W.C. Man

Historia de como un hombre normal se va convirtiendo poco a poco y voluntariamente en el W.C. que siempre soñó.

La conocí a través de un anuncio en las páginas de contactos del periódico local, después de quince años de feliz, fiel y aburrido matrimonio y algunos escarceos por clubs, casas de citas e incluso chicas de las que se ofrecen en las orillas de las carretera, yo sabía muy bien lo que quería, pero a pesar de haberlo buscado primero dentro de casa, llegó un día en que me lancé casi a la desesperada, yo diría que compulsivamente, pero seguía sin encontrar lo que buscaba, mi experiencia con las mujeres “profesionales” era totalmente nula (realmente había sido fiel) y lo que encontré después de numerosas citas no se correspondía en absoluto con el ideal que me rondaba la cabeza, la mayoría no practicaban lo que yo quería y las poquitas que decían que si, cobraban una exageración porque decían que “eso” era especial y además lo hacían de una forma demasiado aséptica y mirándome como un bicho raro, en resumen que seguiría buscando.

Una tarde después de terminar el trabajo, desde el despacho y ojeando las páginas de contactos del periódico, llamé a uno de los anuncios que aparecían como nuevos:

-Hola, mira te llamo por lo del anuncio.

-Si dime (respondió con un acento que demostraba que no era española)

-Pues nada, saber qué es lo que haces y que precios tienes.

-Hago de todo y los precios son a partir de veinte euros ¿vas a venir?

-Pero ¿de todo de todo?

-Si te digo que hago todo, es que hago todo ¿vas a venir o no?

-Bueno vale, dime donde estas y te aseguro que voy a ir a verte.

-Pues mira estamos en la calle …., nº…., piso…., te esperamos.

Cuando colgué el teléfono pensé que como siempre sería como todas las anteriores, pero había algo que me animaba a pensar que esta podía ser diferente, su contundencia a asegurarme que hacía de todo, los precios que me había dicho, …, no se pero había algo, y por probar tampoco se perdía mucho, así que cogí y sin llamar a ninguna más me encaminé a la dirección que llevaba apuntada en un papel.

…/…

-Hola te he llamado antes y hemos quedado por teléfono.

-Si ya me acuerdo, pasa.

Pasé y cerró la puerta, seguidamente nos dirigimos a una de las habitaciones del apartamento, entramos y también cerró la puerta, sin mediar mas palabras empezó a desnudarse, entonces me preguntó

-¿Cuánto tiempo quieres? ¿quince minutos, media hora o más?

-Media hora.

-Son treinta euros, por favor ponlos encima de la mesa.

Ya casi había terminado de desnudarse, cogí el dinero y lo puse donde dijo, cuando ya estaba completamente desnuda, se sentó al lado de mi en la cama.

-Bueno ¿qué es lo que quieres que hagamos?

-Me has dicho que hacías de todo.

-Sí, y parece que no terminas de creértelo, ¿Qué es lo que quieres?

-Mira, acabo de conocerte y me gustas, eres muy guapa, cuéntame un poco, cómo te llamas, cuántos años tienes, de donde eres, cuánto tiempo llevas en España, porque te dedicas a esto, te gusta lo que haces, no se por conocerte un poco, no te vayas a creer que soy policía ni nada de eso, pero me gusta conocer un poco a las personas, ah y por el tiempo no te preocupes, si nos pasamos te vuelvo a pagar.

-Pues muy bien, me llamo Andreea y tengo dieciocho años, soy de Moldavia y vine a España hace un año porque se murió mi padre y en casa lo estábamos pasando muy mal, tengo mi madre y dos hermanos pequeños, al principio intenté lo que hago aquí en mi país junto con mi madre, pero allí no se gana nada de dinero y la vida cada vez es más cara, una vecina había estado aquí trabajando y dijo que no estaba nada mal, y como además sabía un poco de español por las telenovelas, sin pensármelo más me vine y aquí estoy, lo de si me gusta lo que hago, te diré que es un trabajo como otro cualquiera, que se gana dinero y que con ese dinero me gano la vida y además ayudo a mi familia.

Mientras hablaba se había recostado en la cama, yo todavía permanecía completamente vestido, pero me recosté junto a ella y comencé a acariciarla por todo su cuerpo.

-Bueno y tu ¿Qué me cuentas? ¿Has venido solo a conocerme? ¿Qué es lo que quieres con tanto misterio?

-No hay ningún misterio, me llamo José, estoy casado y tengo una hija, trabajo en una empresa con unos socios y tengo una fantasía que me gustaría cumplir, lo que pasa es que lo he intentado primero con mi mujer y luego con chicas profesionales y no termino de encontrar lo que yo quiero.

-Y ¿Qué es eso que te cuesta tanto decirme? Porque llevamos ya bastante rato y todavía no se para que has venido.

-Qué guapa que eres, realmente me gustas. Vamos a ver, yo no he venido a follar contigo ni a que me la chupes ni nada de eso, que es lo normal y habitual en tu “trabajo”, mi fantasía es que una chica guapa y joven como tú me use como su wáter ¿comprendes?

-Claro que comprendo ¿y ya está? ¿sólo eso?, estabas empezando a preocuparme, pensaba que eras una especie de psicópata o algo así.

-Sí, solo eso, no tienes nada porque preocuparte ¿quieres hacerlo?

-Por supuesto que sí, bueno, tú dirás como quieres que lo hagamos, porque el tiempo se acaba, además me has puesto un poco nerviosa y precisamente tengo ganas de mear.

Yo me recosté boca arriba en la cama sin desnudarme.

-Tienes que hacérmelo en la boca y no te preocupes por la ropa de cama, yo me lo beberé todo, eso sí, por favor no lo hagas todo de golpe, piensa que estoy bebiendo, si lo haces poco a poco no habrá ningún problema.

Y sin mediar mas palabras se puso de rodillas con una pierna a cada lado de mi cabeza, nos acomodamos un poco para hacer coincidir su coño con mi boca y enseguida comenzó a orinar, yo a su vez comencé a tragar todo sin dar lugar a derramar ni una sola gota de aquel preciado néctar, parece ser que si que estaba nerviosa, porque  fue bastante abundante, aunque la ejecución fue perfecta.

Cuando terminó se sentó encima de la cama y se quedo mirándome.

-Perfecto, lo has hecho muy bien. ¿Habías hecho esto antes? ¿Te ha gustado?

-En una ocasión un cliente me pidió que le meara encima, pero no se bebió ni una sola gota, no me gustó mucho, pero lo de ahora ha sido diferente, sí que me ha gustado y se nota que a ti también te ha gustado, quizás sea por eso, si el cliente se queda satisfecho yo también estoy satisfecha.

Mientras me comentaba sus sensaciones había empezado a vestirse y cuando acabó me pregunto,

-Y tu ¿Qué? ¿te vas a quedar ahí toda la tarde?

-Perdona, estaba tan a gusto que no me he dado cuenta de la hora que es, no sé el tiempo que ha pasado, ¿te tengo que pagar más dinero?

-No, pero si hemos terminado, lo normal es que tú te vayas.

-Vale, vale, pero te digo que me ha gustado mucho y te aseguro que volveré bastante a menudo.

Cuando volví al coche me quedé un rato pensando, la chica era un autentico bombón, no había puesto ningún reparo a lo que yo quería, lo hizo verdaderamente bien y el toque de profesionalidad que ponía en su “trabajo” no me desagradaba en absoluto, estaba muy excitado y presentía que podía haber encontrado lo que tanto había buscado y deseado.

Durante esa semana volví a ver a Andreea tres veces más, y las tres fueron idénticas a la primera, salvo en que ya nos conocíamos, yo la llamaba por teléfono le decía si le venía bien que fuese, siempre me dijo que si, a los pocos minutos me presentaba en su casa, entrabamos a la habitación, yo le dejaba el dinero donde siempre, ella se desnudaba, siempre se desnudaba, nos acomodábamos, me orinaba mientras yo me lo bebía y al terminar mientras ella se volvía a vestir solíamos comentar cualquier cosa intrascendente, nos despedíamos y hasta la próxima. Todo estaba saliendo de maravilla y yo no paraba de darle vueltas, me súper excitaba la situación y percibía que había tropezado con la persona idónea para vivir mis fantasías, a estas alturas había podido averiguar que no estaba sola en el piso, que lo compartía con otras cuatro chicas, todas de la Europa del Este, que todas trabajaban en el piso, aunque esporádicamente, algunas de ellas se iban a trabajar a un club de alterne de la ciudad del que conocían al dueño; también pude percibir que Andreea estaba bastante angustiada por el dinero, el trabajo comenzaba a no ir como en tiempos pasados, algunas de las chicas no podían hacer frente a su cuota de gastos del piso (alquiler, luz, agua, teléfonos, alimentación, productos de limpieza, etc.), y en concreto ella que ejercía de líder debía de hacerse cargo de lo que las demás no podían cumplir, con el consiguiente perjuicio que se traducía bastante a menudo en que no podía mandar a su familia el dinero que ella contaba.

A la semana siguiente, el primer día que volví, cuando ya estaba desnuda le dije que se sentara en la cama a mi lado porque quería comentarle unas cosas que había estado pensando,

-Andreea, siéntate un momento quiero comentarte unas cosas.

-No me digas que ya no vas a venir más. Era lo último que me faltaba, yo no sé qué es lo que está pasando, pero cada vez hay menos clientes y menos dinero. Como siga la cosa así no sé qué es lo que voy a hacer… .

-Bueno, tranquilízate, veo que estas muy preocupada por el dinero, parece que vamos camino de una crisis, pero yo lo que te quería comentar es todo lo contrario.

-Uf, menos mal, dime.

-He estado pensando este fin de semana y la verdad es que le doy muchas vueltas a todo, yo me siento muy a gusto con tu trabajo, pero comprenderás que apenas estamos como mucho diez minutos, y como veo que te hace falta el dinero he pensado que la posible rebaja en el precio la podíamos compensar con mas visitas, además de comprometerme a venir todos y cada uno de los días, es decir, que yo vendría todos los días, tres veces al día, y tendrías garantizados novecientos euros míos todos los meses, es más, si algún día no pudiera venir por lo que fuera, también te lo pagaría ¿Qué te parece?

-No sé qué decir ¿de verdad que no me estás engañando?

-Ya me irás conociendo, pero te aseguro que lo que te he dicho es verdad y estoy dispuesto a cumplirlo por mucho tiempo.

-Es que estoy muy agobiada con lo del dinero, además estas tontas (refiriéndose a sus compañeras de piso) no las comprendo, no se para que han venido a España, les da lo mismo todo, claro como aquí está Andreea para solucionarlo todo… .

-Mira, de eso también quería hablarte, si a ti no te parece mal, cuando venga a verte a ti, también me ofrezco a ser el wáter de ellas, por supuesto pagando a parte y si ellas quieren ¿Qué te parece?

-Me parece fenomenal, a ver si ganan algún euro, pero no sé qué es lo que me van a decir, te digo que están muy estúpidas.

-Bueno pues coméntaselo y ya me dices algo.

-Vale, mañana te cuento lo que me han dicho.

-Ah, y por último, cuando te dije que mi fantasía era la de ser tu wáter, me refería a tu wáter de verdad, para todas tus necesidades, y como veo que solamente orinas, a lo mejor es que vas muy estreñida o te da corte o no quieres hacer lo otro, no sé… .

-No, ¿qué dices?, como me va a dar corte, te dije que hacía de todo y hago de todo hasta lo que no he hecho nunca, pero la verdad es que últimamente, con tanto problema, voy un poco estreñida, pero no te preocupes que pronto vas a tener lo que quieres. ¿Alguna cosa más?

-No, nada más, mañana empezamos, si te parece bien, he pensado en venir por la mañana no muy temprano, después de comer y por la noche no muy tarde, de todas maneras siempre antes de venir te llamaré ¿qué te parece?

-O.K.

-Pues si está todo claro, vamos a lo nuestro.

Me recosté en la cama y ella como siempre se puso de rodillas, en cuanto estuvimos acoplados comenzó a orinar, parecía que había estado nerviosa o que se había aguantado bastante, pero la verdad es que no acababa nunca, verdaderamente fue abundante, la más grande que me había ofrecido hasta ese momento.

A la mañana siguiente, la llamé a las diez, me dijo que se acababa de despertar y que me esperaba para levantarse a que yo llegará, para así darme la primera de la mañana, le pregunté si había hablado con sus compañeras y me dijo que si, y que una se negaba a hacer esas cosas, las otras en principio no le pusieron muchos reparos, también me dijo que estaban durmiendo, pero que ya era tarde y que cuando ella acabara las despertaría para que me dieran también el primero de la mañana. Me puse como una moto, y en quince minutos ya estaba en su casa, todo fue según lo previsto, primero ella y luego las otras tres: Angélica, Helena y Simona, siendo todas ellas muy abundantes, en poco más de treinta minutos y con cuarenta euros, todo arreglado y nos despedimos para después de comer. Me encontraba eufórico, todo empezaba a funcionar, incluso por encima de las primeras previsiones, no solo era el wáter de una chica, sino que me había convertido en el wáter de una casa de chicas. La cosa no había hecho nada más que empezar y mi cabeza no hacía otra cosa que darle vueltas a como podía terminar.

Efectivamente, Andreea no me había engañado, esa misma tarde cumplió con su promesa y además de una fantástica meada me dio su primera cagada, abundante y dura, casi como una mazorca de maíz, fruto de largos días de estreñimiento, cuando salió de su culo, solamente una pequeña parte de la punta de la mazorca se instaló dentro de mi boca, el resto se alzaba a lo alto como el más majestuoso tótem, el cual tuve que coger con ambas manos para que no se callera, y una vez en esa postura comenzar a masticar y tragar como si se tratara de un bocadillo, lógicamente me entraron arcadas y ganas de vomitar, yo sabía lo que estaba comiendo, literalmente mierda, pero era tanta la excitación que hizo de un momento completamente desagradable el más maravilloso de los momentos, efectivamente fue la primera y como tal es, incluso hoy en día, extraordinariamente recordada. Esa misma tarde las otras chicas solo orinaron, pero se enteraron que el uso del wáter podía ser completo, al parecer, cuando Andreea habló con ellas solo les comentó lo de orinar. De hecho, cuando volví por la noche, Angélica también me ofreció su primera mazorca.

Con esta nueva situación estuvimos alrededor de mes y medio, yo puntualmente todos los días iba tres veces a casa de Andreea a hacer de wáter de cuatro maravillosas chicas, todas siempre orinaban y en cuanto a lo de cagar Andreea y Simona iban un poco estreñidas únicamente lo hacían cada dos o tres días, sin embargo tanto Angélica como Helena eran perfectamente regulares y lo hacían diariamente, era todo muy mecánico y a mí me parecía la más maravillosa de las rutinas.

Sin embargo todo ese esfuerzo (económico) por mi parte, no consiguió atenuar la preocupación de Andreea por el tema del dinero, por que el dinero que yo le pagaba a las otras chicas, al final de mes no se traducía en desahogo a la hora de las aportaciones de cada una en los gastos para mantener el apartamento y como siempre a final de mes llegaban los reproches entre ellas, en cambio yo no me podía quejar, pero al haber conseguido lo que tanto había anhelado, pronto surgieron nuevas metas en forma de fantasías, me había convertido en un auténtico obseso y me pasaba horas y horas delante del ordenador visitando todo tipo de páginas con contenido extremo y poco a poco me iba ilusionando con ello, en ese corto periodo de tiempo, tanto mi situación familiar como laboral y empresarial estaban a punto de dar un gran vuelco, primero fue la disolución de la sociedad por discrepancias con mis socios debido a la crisis y por consiguiente al descenso del trabajo, por otro lado, a lo mejor por mi nueva vida emocional, vivía en una nube con lo de Andreea y sus compañeras, mi situación matrimonial terminó deteriorándose de tal manera que de mutuo acuerdo mi mujer y yo disolvimos lo poquito que hasta entonces nos había mantenido unidos, total, que además de haber conseguido lo que tanto tiempo había perseguido, me encontraba libre como un pájaro para poder acometer cualquier tipo de nueva fantasía que me rondara la cabeza, pero eso sí, una cosa tenía clara, cualquiera que fuese lo que fuera a hacer, la primera que lo sabría sería Andreea, ya que ella había sido la pieza fundamental de mi actual situación.

La verdad es que ya llevaba varios días dándole vueltas a la cabeza e imaginándome cosas, y en una de las visitas a casa de Andreea coincidiendo en una de las ahora habituales broncas entre ellas, aproveché y cuando terminaron todas de usarme, le dije,

-Andreea, me gustaría comentarte unas cosas que he estado pensando.

-Vale, pero mejor lo hacemos fuera de aquí, espérame un momento que me cambie, y bajamos, nos tomamos un café y hablamos lo que quieras, necesito salir un poco.

-Me parece fenomenal, no tardes.

Enseguida se había cambiado y salimos a una cafetería que estaba cerca de su casa, fuimos andando,  era la primera vez que íbamos juntos a un sitio, cuando llegamos nos sentamos en una mesa y pedimos unos cafés.

-No sé que voy a hacer con las chicas, me tienen harta, no las soporto y además de lo que tú estás haciendo no hemos conseguido nada, todos los meses la misma historia, y yo ya no estoy dispuesta a seguir haciéndome cargo de todo.

-Tranquilízate, precisamente de todo eso quería hablarte, me he dado cuenta de la situación y la verdad es que a mí me tratáis muy bien y no me quejo de nada, pero como veo que tú no estás bien,

-No, pero contigo no tiene nada que ver, es con ellas.

-Ya, ya lo sé, déjame terminar, lo que quiero decir es que si tú no estás bien, puede llegar un momento en que lo mandes todo a la mierda y yo te pierda, entonces yo ya no estaría bien, lo comprendes?

-Vale

-Entonces, he estado pensando de qué forma se podría solucionar la situación.

-Muy bien, yo quiero seguir, pero así no puedo.

-Mira a ver lo que te parece: tienes que coger y dejar el apartamento y las chicas y empezar de cero.

-No te entiendo

-He estado hablando con un conocido y ahora debido a la crisis, los alquileres han bajado muchísimo, y me ha conseguido un chalet a las afueras con todas las comodidades por mil euros al mes con todos los gastos incluidos ¿Qué te parece?

-Me parece muy bonito, pero si ahora no podemos pagar el piso ¿Cómo vamos a pagar el chalet?

-Como te he dicho antes debes de dejar a las chicas y coger chicas nuevas a las que desde el principio tú les pongas las condiciones, además en el chalet podéis estar bien tu y seis chichas mas, con lo que para todas es más asequible.

-Empieza a gustarme, sigue.

-Y tú te preguntarás ¿Qué pinto yo en todo esto?, pues muy fácil, lo primero,  yo te facilito lo de la cancelación del contrato del piso que tienes ahora y con mi conocido el nuevo contrato del chalet, luego entras tu con la elección de las nuevas chicas, lo que no quita que a estas cuatro que tienes ahora se lo expongas con las nuevas condiciones y si tu quieres y ellas también pues adelante, con todas ellas firmaríais un contrato que en caso de incumplimiento te permita poder prescindir de ellas sin ningún esfuerzo, no te preocupes que en todo eso yo te ayudo. Y ahora lo principal y más importante , para mí, entre tú y yo también firmaríamos un contrato.

-¿Y eso? No lo entiendo.

-Firmaríamos un contrato de sumisión absoluta por mi parte hacia ti, las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana, lo que implicaría que yo también viviría en el chalet, lo que supondría para ti una contraprestación económica de dos mil euros al mes que yo todos los meses, por adelantado te pagaría a ti y solo a ti, las chicas no verían nada de ese dinero, sin embargo ellas si tendrían que usarme de wáter y lo que tu quisieras, en virtud del contrato y las nuevas condiciones de subarriendo que firmarían contigo a la hora de entrar a vivir en el chalet. ¿Lo entiendes?

-Ya lo voy pillando, sigue.

-Pues no hay mucho mas, las condiciones del contrato de sumisión son las que ahora mismo estoy concretando y en cuanto las tenga definidas te pasaré una copia para que le des el visto bueno, una de las cosas que siempre me ha gustado de ti, es tu profesionalidad y estoy convencido en que ahora también vas a ser capaz de asumir el nuevo rol que te propongo.

-No sé qué decirte, veo que lo tienes bastante claro, en principio me gusta todo lo que me has explicado y en cuanto al contrato ese que dices de sumisión, tú sabrás, pero sabes que lo que tú quieras lo vamos a hacer, no hace falta que te lo prometa, ya lo sabes. Desde ahora mismo te vuelvo a decir que si a todo y que ya solo depende de ti que el cambio sea lo antes posible. No sé como podre agradecerte todo lo que estás haciendo por mí.

-No te preocupes ya casi lo tengo todo preparado, hoy es viernes y para el próximo lunes podríamos trasladarnos ya al chalet, tienes que hablar con las chicas y explicarles las nuevas condiciones y si no están dispuestas buscar a las que te falten hasta completar el número de seis, en cuanto a lo de agradecérmelo, solo tienes que cumplir como tú ya sabes, tu parte del contrato, que por cierto mañana te traeré una copia para que sepas lo que tienes que hacer y preguntar por todo aquello que tengas dudas.

-Está todo claro, yo voy ahora mismo a hablar con las chicas, luego cuando vengas a la noche ya te cuento, vamos a pagar estos cafés y vámonos que llevamos bastante tiempo fuera de nuestros sitios.

-No te preocupes, ya pago yo, no te puedes ni imaginar las ganas que tengo de que nuestros sitios, como tú dices, cambien y mi sitio sea el que tú decidas.

-Vale.

Pagué los cafés nos despedimos y nos fuimos cada uno por un lado.

De vuelta en el despacho de mi casa y a la espera de que se hiciera la hora de volver a casa de Andreea, la actividad se me amontonaba, llame a mi amigo para confirmarle lo del chalet para el lunes, redacté el contrato que tenían que firmar las chicas que se vinieran a vivir con Andreea y conmigo y sobre todo terminar de perfilar  mi contrato de sumisión.

El contrato de las chicas garantizaba a favor de Andreea que todas y cada una de las chicas se hacían cargo de todos los gastos que conllevaba vivir y trabajar en el nuevo domicilio, con la condición de que en el caso de no cumplir con dicha obligación se extinguía automáticamente el contrato y debían abandonar la casa, además estaba la particularidad de que se debía obedecer y acatar las normas que Andreea adoptara para la buena marcha del negocio y la convivencia, la primera de ellas es que todas se comprometían a usar siempre el exclusivo wáter de la casa. El incumplimiento de las normas de convivencia también llevaban a la extinción de los contratos.

En cuanto a mi contrato de sumisión, se cedía por mi parte todo el protagonismo a Andreea, que en virtud del mismo se convertía en mi ama y señora, yo pasaba de cliente a esclavo, esclavo W.C., acatando todas las ordenes que a partir de entonces me diera mi ama, en el mismo las únicas obligaciones que se detallaban eran por mi parte, primero pagar por anticipado y mensualmente la cantidad convenida de dos mil euros, y luego que mi misión principal, pero no única, sería la de servir de wáter de todas las personas que habitaran en la casa, además de eso me sometía completamente a la voluntad de Andreea que además tenía la obligación de hacer cumplir los contratos en lo referente al uso del wáter y en esmerarse día a día en hacer que mi estancia en la casa, tanto por ella como por las chicas, fuera lo más amena posible en cuanto a actividades de dominación, extremas, sado-masoquistas, y de todo ese tipo de modalidades, a lo cual yo accedía sin posibilidad de vuelta atrás. Siendo Andreea la encargada de pensar, incluso de documentarse en una larga lista de páginas de internet que le adjuntaba, y dictar las normas y actividades que se tenían que hacer conmigo por parte de todo el mundo que estuviera en la casa.

El tiempo pasó enseguida y se hizo la hora de volver a casa de Andreea y una vez cumplido el ritual del wáter con las cuatro, Andreea y yo volvimos a hablar.

-He estado hablando con las chicas y Micaela y Simona me han dicho que no ven claro lo del chalet y que se van a trabajar al club de mi amigo, que allí también pueden vivir, y Helena y Angélica me han dicho que si, que confían en mí y que lo que yo haga está bien hecho, también he estado hablando con mi amigo el del club y mañana me mandará varias chicas para que las vea y les diga las condiciones y si estamos de acuerdo pues que se vengan a vivir con nosotros el lunes.

-Me parece estupendo y me gusta verte tan ilusionada.

-Estoy convencida que este cambio va a ser bueno para todos y sobre todo para mi, a ver si de una vez se acaban los problemas y nos podemos dedicar a trabajar y estar bien.

-Yo también estoy convencido de que va a ser para mejor, mira estos son los contratos, estos los de las chicas y este es el mío, échales un vistazo y dime que te parecen.

Después de estar un buen rato leyéndoselos detenidamente,

-Este de las chicas, me parece fenomenal que si no cumplen con sus obligaciones, económicas y de cumplimiento de las normas, se tengan que ir automáticamente. Y en cuanto al tuyo, espero que eso que pones sea lo que realmente quieres, porque te garantizo que después de todo lo que estás haciendo, sobre todo por mí, no te vas a quedar insatisfecho,  creo que hay muchas de esas prácticas que tu mencionas que desconozco, pero te prometo que me voy a informar y documentar en serio sobre todas ellas y las que puedan habérsete olvidado y tanto las chicas como yo haremos que, como tú mismo dices, las veinticuatro horas de los siete días de todas las semanas, estés en el infierno que tú mismo has querido estar.

-Te aseguro que eso es lo que quiero, y en absoluto dudo de que tú, con la profesionalidad que hasta ahora has demostrado y con el agradecimiento que dices que tienes hacia mí, vas a hacer todo, absolutamente todo, lo que tengas que hacer para cumplir tus obligaciones contractuales.

-Puedes estar tranquilo, desde ya mismo me voy a poner a consultar todas esas páginas de internet, además también se lo voy a decir a las chicas para que ellas también se documenten porque a ellas también se les pueden ir ocurriendo cosas o que sepan de algo que hayan oído o lo que sea, porque todas ellas deben de participar en todas las actividades contigo.

-Eso espero, bueno si no tienes nada más que preguntar, nos vemos mañana.

-Vale nos vemos mañana.

El último fin de semana como persona normal, además de las preceptivas visitas a casa de Andreea, lo dediqué en dejar ordenada las transferencias periódicas a la cuenta de Andreea todos los primeros de mes, a recoger mis cosas personales y llevarlas a un trastero de un amigo con la excusa de que iba a hacer un largo viaje y a cancelar los contratos tanto del apartamento de soltero que usaba desde que me divorcié, como el del piso que hasta entonces venían ocupando Andreea y las chicas.

En esas últimas visitas a casa de Andreea, pude comprobar que realmente se estaba documentando en todo ese nuevo mundo de la dominación femenina, incluso le vi un brillo en los ojos que hasta entonces no lo tenía, se le veía con ganas de que llegara el lunes y por fin poder comenzar con la nueva etapa de nuestra relación, además ya había elegido a las cuatro chicas nuevas que nos iban a acompañar y, como siempre, había hecho gala de su gran profesionalidad eligiendo, de las muchas que le había mandado su amigo, a las más atractivas y con más experiencia, se trataba de Roxi, Raluca, Alexandra y Alina, había tenido la ocasión de conocerlas previamente porque me las presento Andreea, y la verdad es que cada vez estaba más desesperado porque llegara el lunes y me encerrara con aquellas siete maravillosas chicas en aquel chalet para que hicieran conmigo todo lo que quisieran.    …/… continuará (os lo aseguro).