Want U Back (3: Cerrando heridas)

Le quiero gritar que yo le quería... Que cuando me abandonó me di cuenta de lo enamorado que estaba... Y eso me dolió más que nada...

Antes de nada me gustaría agradecer a todos aquellos que habeis leido mis anteriores relatos, sois geniales.

Con especial cariño a aquellos que habéis comentado o valorado, no sabéis cuánto me ayudais.

Como no quiero haceros esperar...

Aqui os dejo la tercera parte de Want U Back.

Espero que os guste

-Héctor... Héctor... ¡HÉCTOR!

El grito de mi madre me sobresalta tanto que casi me caigo de la silla en la que estoy sentado.

-Joder mamá... Qué susto.- le digo molesto.

-¿Es tánto pedir que me hagas caso cuando te estoy hablando?- me dice mi madre enfadada.

-Pff...- resoplo.

-Estás empanado hijo mío.

-Si mamá... - le digo realmente sin prestarle demasiada atención.

-¡Bueno, ya es suficiente!- me dice mi madre visiblemente enfadada.

Veo cómo mi madre se levanta y se va de la cocina.

Vale, sí... Lo sé.

Tiene razones para enfadarse, pero no puedo evitarlo.

Últimamente solo puedo pensar en una cosa.

Bueno, mejor dicho, solo puedo pensar en él.

En sus ojos verdes.

Ya han pasado dos días desde ese gran día en el parque, desde entonces mi mente está totalmente embobada. Me paso largos ratos con sólo una imagen en mi cabeza, esos dos ojos verdes. Relucientes y puros mirándome con intesidad.

Recuerdo perfectamente cómo después de besarnos él me miró de esa manera.

De esa manera que me sentí la persona más especial en el planeta.

Ni siquiera me preocupé por mirar a nuestro alrededor por si alguien nos hubiese visto.

No me importaba.

Yo solo podía contemplar sus ojos.

Verdes.

Especiales.

Solo para mí.

Sus ojos me transmitían cariño, calor, confianza y mucha ternura.

No hizo falta hablar más.

Volvimos con su hermana y el perro hasta mi casa. Me acompañó hasta la puerta de mi casa, me cojió de la mano y sólo me dijo una palabra mirándome a los ojos.

"Gracias."

Sentía que me iba a derretir por la intensidad de su mirada.

No había nadie por la calle.

Acto seguido con una mano le tapó los ojos a su hermana y me miró sonriente.

Lo comprendí.

Me incliné y nos besamos.

Yo con mis brazos alrededor de su cuello y él con uno de los suyos en mi espalda.

Nuestras lenguas se encontraron y se dieron amor la una a la otra.

Ni siquiera me importó que sus labios supieran a queso... Todo me supo a gloria.

Estaba en cielo.

Feliz.

Suspiro.

¿Me estaré enamorando?

No creo...

Desde que nos besamos no le he vuelto a ver...

A veces no puedo evitar pensar... ¿Tan mal beso que lo he espantado?

No, no puede ser eso.

Fue especial.

Y para él también.

Bueno, o eso espero.

Sacudo la cabeza, no puedo rallarme tanto por alguien que acabo de conocer...

¡Pero es que es tan guapo!

Y fue tan bonito...

Tan irreal...

Bueno, ya es suficiente. Tengo que ir a disculparme con mi madre, no me gusta que esté enfadada conmigo.

Me levanto de la silla y me dispongo a buscar a mi madre.

Voy como en una nube, pero un repentino sonido me devuelve a la realidad de golpe.

¡¡¡PPPIIIIIIPPPPIIIIIIPPPPIIIIIIIPPPIIIII!!!

Segundo sobresalto del día.

Me encantaría decir que no ha pasado nada...

Pero no.

El susto del pitido hace que de un pequeño salto... Haciendo que me tropiece con mi propia pierna y cuando creo no puedo sentirme más estúpido me apoyo a loprimero que consigo agarrar para no caerme al suelo...

Supongo que en teoría lo de agarrarme a algo es buena idea...

En teoria.

Se ve que lo de la practica no es lo mio, ya que lo primero que consigo agarrar es la manilla de la puerta de la cocina.

Y cómo no, en mi afán de abrirme la cabeza de la forma más estúpida posible... La manilla cede ante mi peso y la puerta se abre hacia afuera.

La entrada triunfal que hago en el salón de mi casa ante la mirada atónita de mi madre es de película.

Supongo que una madre no espera que su hijo abra la puerta y lo primero que haga sea esmorrarse contra el suelo frenando con la cara...

No hace falta que digáis nada...

Como payaso de circo no tengo precio.

Todo ocurre deprisa, pero aún así no tardo ni dos segundos en escuchar el ataque de risa que le acaba de entrar a mi madre.

Gracias por preocuparte mamá, yo también te quiero.

Me levanto por fin del suelo un poco mareado del golpe.

-Mierda de móvil...- digo.

Realmente tengo que cambierle el tono de llamada.

Todo hubiese quedado en una divertida anécdota si no fuera porque hay dos pares de ojos mirándome.

Mi madre que ya está casi por los suelos de la risa...

Y...

Dos ojos azules que me miran divertidos.

Ahora mismo me arrepiento de no haber caído más fuerte para así haberme quedado inconsciente...

Siento que mi corazón empieza a latir más rápido de lo normal.

Se me hace un nudo en la garganta.

¡¿Qué demonios hace él en mi salón?!

-Bueno chicos yo os dejo, que tengo cosas que hacer...- nos dice mi madre riéndose todavía.

Acto seguido mi madre se va de casa dejándonos solos.

Él y yo...

Solos.

Una encerrona...

¡En mi propia casa!

-Se...- toso para aclararme la garganta- ¿Se puede saber qué haces tú aquí?- le pregunto de una manera un poco más dura de lo que hubiese deseado.

Aunque... ¡Qué demonios!

Odio que esté delante mío con esa mirada divertida y sonriéndome.

No tiene ningún derecho de presentarse en mi casa y reírse de mí.

-¡¡ALEX!!- le grito.

Es una advertencia.

Parece que lo ha pillado, la sonrisa se le ha borrado de la cara.

-Héctor...

Un escalofrío me recorre el cuerpo.

Sólo ha pronunciado mi nombre, pero son tantos los recuerdos que me traen su voz...

Tantos buenos momentos...

Tanto dolor.

-Héctor,- sigue Alex- ya sé que no quieres hablar conmigo pero...

-¡¿Entonces?!- le corto de mala manera.

Son tantas las emociones que me recorren el cuerpo... Enfado, tristeza, añoranza... ¿Emoción?

No sabría describir cómo me siento.

-Pero te pido por favor que escuches lo que tengo que decirte.- Termina Alex.

-¿Y por qué debería hacerlo?- le respondo.

Me tiemblan las piernas.

-Porque... - Alex mira hacia el suelo y se empieza a morder el labio inferior, está nervioso. - He sido un completo... Y verdadero idiota.

Cuando dice esto último lo hace mirándome y en sus ojos encuentro franqueza y tristeza.

Es como si algo me presionara el pecho y me impidiera respirar con normalidad.

-Por favor, dame solo un momento.- Me dice con expresión triste.

No puedo hablar.

Solo soy capaz de mirarle a los ojos y preguntarme una y otra vez...

¿Por qué?

¿Por qué me dice esto ahora?

-Necesito sentarme.- consigo decir en un suspiro.

Alex asiente y los dos nos sentamos en el sofá.

Alex cierra los ojos un momento y respira hondo.

-Verás... No sé muy bien cómo empezar... Hace ya tiempo que tú y yo no hablamos. El otro día cuando te vi en el bus me di cuenta de lo idiota que he sido. Nos separamos y la verdad es que me siento fatal por ello...

-¿Que te sientes fatal?- le pregunto intentando no alzar la voz. Algo en mi estómago ha empezado a bullir.

Mal asunto.

-Si, éras mi mejor amigo...- me dice Alex en voz baja.

Noto cómo algo frío me atraviesa el corazón.

-Fuiste tú quién me abandonaste.- le recuerdo lo más calmadamente que puedo.

Algo en mi cabeza parece que va a estallar, estoy a punto de perder el control de mí mismo.

-Yo... - Alex no me mira y eso me enfurece más.

Cobarde.

-Tú fuiste quien de un día para otro me dejó de hablar, tú fuiste el que pasó de mí sin ninguna razon... Tú...- A medida que voy hablando el tono de mi voz se vuelve más agresivo.

-Lo sé y lo siento.- Me corta Alex.

-¿Que lo sientes?- le digo ya gritando.- ¿¡Que lo sientes?! ¡¡No lo creo!! ¡¿Te crees que me sirve de algo que me digas eso... Ahora?!

Le quiero gritar que yo le quería... Que cuando me abandonó me di cuenta de lo enamorado que estaba... Y eso me dolió más que nada...

Alex me mira perplejo.

-Yo...- Alex parece que no sabe lo que decir.- Yo...

Pero a mi ya no me importa, aprovecho su confusión para arremeter contra él.

-¡Tú, tú y tú! ¡Sólo tú! ¡Ese es el problema contigo! ¡Que sólo piensas en tí mismo! ¡Porque claro... ¿Para qué preocuparse por mí?! ¡¡Total, Héctor seguro que se encuentra perfectamente después de que su mejor amigo le deje tirado!! ¡¿Acaso alguna vez te he importado lo más mínimo?!- le grito sintiendo cada palabra que digo.

-Pues claro... ¿Cómo puedes pensar...- empieza Alex confuso.

-¡¡MENTIROSO!!- le grito con todas mis fuerzas.- ¡Si te importara lo más mínimo no me hubieses abandonado!

-Héctor... Te entiendo pero...- Alex me mira triste.

-¡¿Que me entiendes?!- en ese momento algo estalla en mi interior. Una herida que llevaba sangrando mucho tiempo... Una parte de mí que llevaba dormida demasiado tiempo, como un volcán que entra en erupción. Toda mi frustración y mi sufrimiento explotan dentro de mí y las palabras que tanto llevaba guardando al fin salen a la superficie.-¡¿QUE ME ENTIENDES?! ¡¡A NO!! ¡¡TU NO ENTIENDES NADA!! ¡No puedes ni imaginarte lo que fue para mi que de un día para otro la persona más importante para mí me dejara de lado! ¡No tenías ninguna razón para hacerlo, pero lo hiciste! ¡Me abandonaste! ¡Me dejaste de hablar... Joder si es que ni me mirabas! ¡Éramos pequeños y yo no entendía nada! ¡De hecho sigo sin entenderlo!

-Héctor...- empieza Alex con voz suplicante.

-¡¡CALLATE!! ¡No tienes nigún derecho a venir a mi casa a decirme que lo sientes! ¡No sirve de nada! ¡¿Pero sabes qué es lo peor?! ... ¡No lo entendía! ¡Creía que tenía que haber una explicación lógica! ¡Por más que lo pensaba no se me ocurría nada...! ¡Y soy gilipollas! ¡¿Sabes por qué?! ... ¡Sólo se me ocurría que tenía que haber sido culpa mía! ¡¡Pensé que la había cagado!! ¡¡Pensé que había hecho que mi mejor amigo me odiara!! ¡¡ Como no se me ocurría nada que pudiera haber hecho... me frustré aún más!! ¡¡Pensé mil excusas para que me hubieras dejado de hablar...!! ¡¡Pero siempre echándome a mí mismo la culpa!! ¡¡Porque claro... ¿Cómo iba a dejarme tirado mi mejor amigo sin ninguna excusa? ...!! ¡¡Pensé que lo había jodido todo sin quererlo!!¡¿Sabes cómo me sentí?! Joder... ¡¿Acaso sabes cómo me sentía?! ¡¡Como una mierda!!... ¡¡PEOR!! ¡PENSÉ QUE MI VIDA SE HABÍA IDO A LA MIERDA POR MI CULPA! ¡JODER, QUERÍA MORIRME! ¡¿Tú sabes lo que es algo así para un niño que acababa de perder a su padre?! ¡Pensé que ya no me quedaba nadie en la vida! ¡No tienes ni idea... Ni puta idea del infierno que pasé! ¡Yo lloraba todas las noches y luego tenía que aguantar verte feliz al día siguiente con tus nuevos amigos! ¡Como si nada hubiera pasado! ¡Como si nunca hubiera existido nuestra amistad!... Fue horrible...

De pronto me doy cuenta de que estoy de pie delante de Alex. No se exáctamente cuándo me he levantado.

Tampoco sé exáctamente cuándo he empezado a llorar.

Pero tengo la cara empapada y las lágrimas no cesan de caer por mis mejillas.

Por fin.

Por fin lo he dicho todo.

Ya lo he soltado.

Tanto tiempo de sufrimiento.

Tanto dolor.

Entonces es cuando me doy cuenta de algo.

Alex me está mirando con una mirada de tristeza que nunca antes había visto.

Sus ojos azules están teñidos de un rojo intenso.

Él también está llorando.

Hace tiempo el corazón se me hubiera roto al verle así.

Pero no ahora.

Que sufra.

Que sufra por lo menos una millonésima parte de lo que sufrí yo por su culpa.

Con lo que no contaba era con que después de haberme vaciado de tal manera las fuerzas me iban a abandonar de esta manera...

Las piernas se me han quedado sin fuerzas, a penas puedo mantenerme de pie.

Pero miro una última vez a Alex.

Y no siento nada al verle llorar.

Con las últimas fuerzas que me quedan salgo corriendo por la puerta de mi casa y corro calle abajo.

No miro atrás.

Nunca más.

No he parado de llorar.

Corro por la calle, solo quiero alejarme lo máximo posible.

Ni siquiera me doy cuenta de que me lo cruzo.

Él grita mi nombre.

No me giro.

Solo quiero llegar lo más lejos que mis piernas me permitan.

Pero él corre más que yo.

Me alcanza por detrás y después de un ligero forcejeo consigue sujetarme.

Yo grito.

No quiero.

Siento que unos ojos azules se me clavan en el alma...

Pero cuando abro los ojos veo que no son azules los ojos que tengo delante.

Son verdes.

Me mira con ojos preocupados.

-Antes te he llamado y como no cojías he decidido venir...

Ve que yo no respondo.

Suavemente me arrastra hasta un árbol cercano.

No me he dado cuenta, pero corriendo he llegado hasta el parque de hace dos días, el lugar donde lo besé.

Supongo que he corrido en esta dirección de manera intuitiva...

Sus ojos brillan cuando me miran.

No puedo más y rompo a llorar en su hombro hasta que no me quedan más lágrimas.

Él suavemente me rodea con sus brazos.

No decimos nada.

No hace falta.

Está conmigo.

Sus ojos me transmiten fuerza.

Verdes como la esperanza que me dan.

Me tranquilizo ya que lo entiendo

Por mucho que yo me caiga o me hunda David va a estar ahí para ayudarme a levantarme otra vez.

Tres cosas antes de terminar de momento.

Por un lado quiero pediros disculpas si os ha molestado la extensión de este relato, se que es bastante corto...

Pero realmente he sentido que no había nada más que decir en este relato.

Como compensación os prometo un siguiente capitulo bastante largo y lleno de sorpresas, os aviso de que a partir del siguiente capitulo las cosas se van a complicar bastante.

Tengo muchas ideas, que creo que son bastante buenas... Pero voy a ser sincero con vosotros, no soy ni de lejos un escritor, acabo de empezar a ello y voy aprendiendo sobre la marcha... Asi que supongo que me da un poco de miedo no estar, de que mi escritura no esté a la altura de lo que pretendo contar o expresar.

Solo os puedo prometer que lo voy a hacer lo mejor que pueda.

Por otro lado a aquellos que decís ser mis fans... Gracias. Sabéis cómo hacerme feliz.

Por último poner a vuestra disposición mi correo para cualquier consejo, queja o aspecto que queráis comentarme: thotdyehut@hotmail.com

Nada más por mi parte de momento.

Hasta la próxima.