Vulcanóloga

La historia de una vulcanóloga

Vulcanóloga

NEREA

Hola me llamo Nerea y tengo veinticuatro años, mi pelo es rubio con rizos y mis ojos son de color miel, mido un metro setenta y tengo los pechos de un tamaño mediano, soy muy blanca, todos me dices que debería tomar más el sol, detesto tomar el sol me aburre.

Me acabo de licenciar en geología tomando la rama de vulcanología, diréis ¿Por qué?, muy sencillo, los volcanes me aterran y fascinan a partes iguales, pero para ser sinceros fue el padre de Aizea mi mejor amiga desde siempre y mi novia desde hace algunos años.

Yo siempre he tenido claro cuál era mi condición sexual, nunca he sentido interés por los hombres que no seria cariño por una amistad o por familia, pero jamás me he sentido atraída por ninguno, sin embargo con las mujeres era distinto, después de las clases de educación física me solía duchar la última pues sentía un picor y una humedad en mi sexo que al principio no sabía por qué era, pero que aprendí rápido.

Nunca lo escondí en casa mis padres se llevaron un disgusto, sobre todo mi madre, pero no les quedo otra que aceptarlo, yo era su única hija y me querían así que después de hablarlo mucho entre los tres recapacitaron.

Aizea sin embargo lucho contra lo que sentía durante muchos años, lo normal era que te gustaran los chicos siendo chica según todos y Aizea no quería salir de ese pensamiento era muy cabezona, quedaba con chicos, pero cuando la cosa pasaba a mayores siempre terminaba yéndose a casa.

Aizea no reconoció lo que sentía hasta que cumplió los veinte años, yo la espere pues estaba enamorada de ella desde siempre, era una tortura ver como se iba con los chicos cuando me tenía a mí tan cerca y las dos sabiendo que a ella le atraían las chicas.

Fue cuando entramos en la universidad a estudiar geología, cogiendo una habitación para las dos cuando se sinceró finalmente, según me dijo sentía miedo de la reacción de la gente, que la dejaran de lado.

Me pidió perdón por ser tan cobarde y no reconocer lo obvio mucho antes, la verdad que se quitó un peso de encima, quería que sus padres se enteraran por ella misma y no por terceros así que yo le acompañe primero a ver a su madre y después a su padre, como habréis deducido los padres de Aizea estaban separados, el padre de Aizea viajaba mucho por su trabajo y su madre le fue infiel con un compañero del trabajo.

No hicieron ningún drama, se divorciaron sin hacer ningún ruido, pero ese hecho alejo mucho a Aizea de su madre, hasta el punto de pasarse largas temporadas sin hablarse, nunca le perdono que traicionara a su padre, no es que no quisiera a su madre, pero lo que sentía por su padre era devoción.

La visita a su madre fue peor de lo que nos esperábamos, se lo tomo muy mal y lo peor fue que me culpo a mí por convertir a su hija en lesbiana, si ya estaban mal, esa tarde se rompió lo poco de relación que quedaba entre madre e hija, la visita a su padre fue muy diferente, este ya sabia que su hija era lesbiana, pero no quería influir en ella y espero a que su hija diera el primer paso que era reconocerlo, la abrazo y le dijo que siempre estaría para ella.

Que Aizea reconociera su condición sexual nos unió más, pero la separo de sus amigas como ella tanto temía, no sé si se pensaban que juntándose con nosotras las íbamos a convertir, fue duro para Aizea, pero siempre me tuvo a su lado, poco a poco vi como su forma de actuar hacia mí iba cambiando, sé bestia cada vez más provocativa delante de mí, me tenía cardiaca todo el día, pero todo cambio cuando cumplí los veintiún años, como estábamos en época de exámenes decidimos quedarnos él la universidad y lo festejaríamos saliendo las dos juntas.

Durante las dos anteriores semanas trabajamos duro para adelantar materia y así poder salir ese sábado a la noche, cenamos en un restaurante y después nos fuimos a un local a tomas una copa, estábamos en la pista de baile bailando cuando sonó una lenta y Aizea se abrazó a mí moviéndose al son de la canción, tenía su cabeza pegada a mi pecho.

Cuando la levanto vi que estaba llorando, se fue acercando poco a poco a mí y me beso, al principio fue un beso tímido, pero enseguida se convirtió en un beso del todo húmedo, la canción la pista de baile incluso la gente desapareció de nuestro alrededor solo estábamos ella y yo, fue un momento sumamente feliz para mí.

Ahora que me doy cuenta no he descrito a Aizea todavía, ella tiene mi misma altura, tiene el pelo negro como la noche y los ojos azules, sus pechos son un pelin mayores a los míos y su fuerte es su culo, tiene un culo como para volverte loca, como iba diciendo la canción termino y entonces me dijo.

Aizea- Ya es hora que te dé tu regalo.

Yo- Miedo me das.

Aizea empezó a reírse y cociéndome de la mano me saco del local en donde estábamos y volvimos a nuestra habitación, cuando llegamos me dijo que me pusiera cómoda, cogió algunas cosas y se metió en el baño, cuando salió casi me da un infarto, estaba totalmente desnuda y solo llevaba un lazo envolviendo su cuerpo en donde ponía Zorionak (Felicidades).

Aizea a diferencia de mí que llevo el coño peludo, ella lo lleva totalmente rasurado, no le importa que el mió tenga pelos, de hecho mi mata de pelo rubio la vuelve loca, pero ella no soporta el vello en su coño, no todo podía ser perfecto.

Me quede petrificada como si medusa me hubiera echado un vistazo, fue Aizea quien me empezó a desnudar, pero no tarde en salir de mi trance, y casi arrancándome la ropa la bese enfebrecidamente, las dos éramos vírgenes, pero tanto una como la otra nos guiamos por nuestros instintos y el mió me decía que me lanzara a comerle esos pezones grandes que tenía, Aizea empezó a gemir, pronto empecé a ver que su sexo empezaba a brillar por la humedad, la tumbe en la cama y probé el coño de una mujer por primera vez en mi vida, la experiencia fue sublime el olor el sabor me gusto tanto, que no pare de lamerle hasta que escuche que su respiración se aceleraba y su cuerpo se contorsionaba, todo termino en un grito de Aizea y mi cara perdida de flujos, después llego su turno, ella se centró en mi coño desde el principio, para ser la primera vez lo estaba haciendo muy bien o eso creía yo, porque me estaba dando un placer que no creía que pudiera existir, tuve que taparme la boca con la mano para no gritar cuando me llego el orgasmo, después Aizea fue ascendiendo dándome mordisquitos por distintas partes de mi cuerpo hasta que llego a mis pechos que también mordió con suavidad sacándome más gemidos y culmino besándome impregnándome con mi propio aroma, un aroma que conocía bien.

La noche termino las dos abrazadas mirándonos a los ojos y fue cunado Aizea me dijo.

Aizea- Me he enamorado de ti, ¿tú sientes lo mismo?

Yo- Llevo enamorada de ti desde el principio Aizea te amo más que a mi propia vida.

Nos volvimos a besar y así empezó nuestra relación, no nos escondíamos de nadie, como ya he dicho antes mucha gente nos hizo él vació, pero nos dio igual, éramos felices y eso era lo que realmente importaba.

Las dos nos centramos primero en nuestra carrera y después en nosotras, el primer año de relación fue como una luna de miel, pero en el segundo surgieron algunos problemas, las amigas de Aizea que no mías claras, se empezaron a acercar otra vez a nosotras, yo no me fiaba y tuvimos más de una discusión a cuenta de esas arpías, Aizea decía que habrían recapacitado, yo le dije que donde estuvieron cuando toda la gente nos hacía él vació o nos miraban como si fuéramos bichos raros.

Aizea no contestaba, pero estaba claro que quería quedar con ellas, por mucho que me molestara no seria yo la que le cuartara su vida, pero cuando empezó a quedar más con ellas también empezó a quedar menos conmigo, en esa época empecé a ver una cara de Aizea que no me gustaba, ella tenía sus amigas que no me querían ver ni en pintura mientras yo no tenía a nadie.

Llegaba el fin de semana y mientras ella salía yo me quedaba en nuestra habitación pues cometí el error de centrarme mucho en Aizea y dejando mi vida aparcada y llegado ese momento yo no tenía a nadie, me resigne y aproveche esos fines de semana para estudiar y sacar los exámenes con unas notas altísimas, Aizea ese año se le atragantaron un poco las asignaturas y su rendimiento bajo bastante, tanto que su padre llamo para interesarse pues ese rendimiento tan bajo no era normal en ella.

Se acercaba mi cumpleaños y se lo dejé clarito a Aizea.

Yo- Este fin de semana es mi cumpleaños, si no lo pasas conmigo, cuando llegues al día siguiente como todos los fines de semana de estos meses, yo no estaré aquí.

Aizea recapacito y se dio cuenta de que estaba echando por tierra lo mejor que le había pasado, me prometió que esté sería el último fin de semana de desfase y que quería que yo fuera con ellas.

Yo- ¡Pero si no les caigo bien!

Aizea- Ya bueno, si de verdad son mis amigas respetaran mi relación.

Yo por una parte no quería ir con esa gente, pero por otra parte me gusto el detalle de Aizea de querer ir conmigo, ya se que soy muy blanda, pero estoy enamorada que le vamos a hacer, la noche fue un fiasco, pero no para mí, cuando aparecimos las dos todas pusieron una cara como si les habrían vaciado encima un camión de estiércol, Aizea tomo nota y se puso muy seria, no me hablaron en toda la noche, me dio igual porque mi novia no me dejo sola en ningún momento menos para ir la baño, momento que dos de sus amigas aprovecharon para acercarse a mí y ponerme las pilas, como no me fiaba de esas mosquitas muertas puse el móvil en modo grabación.

Amigas de Aizea- Tú lo que tendrías que hacer es dejar tranquila a Aize, y dejar de llenarla la cabeza de pájaros.

Yo- ¡Para pajarracas ya os tiene a vosotras!

Las amigas de Aizea se pusieron como dos basiliscos, pero yo no me amedrente y les plante cara, cuando Aizea salió del baño y vio la trifulca se acercó.

Aizea- ¿Qué está ocurriendo aquí?

Amigas de Aizea- Ha empezado ella te lo juramos Aize.

Yo no me podía creer tamaño de cinismo gastaban estas dos pajarracas, no dije nada, saque el móvil del bolsillo y se lo pase a mi novia, esta al escuchar la grabación se empezó a poner de un rojo ira que daba hasta miedo, se dio cuenta de que de amigas nada, lo que querían era romper nuestra relación como hiciera falta y mi novia les había pillado.

Yo con el mosqueo que tenía encima y viendo lo juntitas que estaban solté mi mano derecha y les solté un tortazo a las dos, casi se caen al suelo, no me reí porque estaba muy cabreada, pero la forma en que tropezaron fue muy graciosa, se recompusieron muy deprisa y fueron a por mí, pero mi idea le debió parecer buenísima a Aizea porque en esta ocasión fue ella la que soltó su mano izquierda y esta vez las dos pajarracas sí que cayeron al suelo.

Aizea- ¡No me llaméis más os ha quedado claro, casi pierdo a la mujer que amo por quedar con vosotras!

Salimos del local y fuimos a un parque cercano, Aizea iba con la cabeza gacha, sentía mucha vergüenza de su comportamiento, cuando llegamos lo primero que hizo fue despulparse.

Aizea- Perdóname de verdad Nerea, estaba tan ensimismada que no me di cuenta hasta que punto estaba metiendo la pata.

Yo- ¡Estos meses he visto comportamientos de ti que no me han gustado nada, he estado a punto de romper lo nuestro!

Mi tono era duro, me había dejado tirada por quedar con personas que en realidad ni siquiera la querían a ella, solo querían salvarla de la lesbiana que le había sorbido el cerebro.

Aizea estaba llorando, se abrazó a mí y me dijo que me compensaría, esa noche se esmeró, me hizo una comida de coño que me lo dejo hinchado de las veces que me corrí, yo por mi parte le enseñe el regalo que me había hecho ella, cunado lo vio puso cara de traviesa.

Era un arnés con un dildo, esa noche nos follamos mutuamente con el arnés que además de darle placer a la que penetran también da placer a la persona que penetra, fue una noche larga, pero productiva pues las cosas volvieron a su cauce y yo poco a poco fui cambiando mi actitud hacia ella, cada día era menos fría y me acercaba más a ella.

El tercer año de relación fue el más duro para las dos por distintos motivos, el padre de Aizea empezó a llevarnos con el cuando teníamos vacaciones a visitar ciudades que tenían volcanes, así aprovechaba y hacíamos trabajo de campo con él recogiendo muestras y aprendiendo el oficio, como él decía en el futuro nos vendría bien.

Visitamos la ciudad de Pompeya, ver lo destructivo que puede ser un volcán me puso los pelos de punta, la gente cree que la lava es el mayor peligro de un volcán, pero no es así, normalmente se mueve muy lento, a la gente que vive alrededor de los volcanes les dé tiempo a huir sin peligro, eso si todo lo que toca la lava queda destruido.

Existen otros peligros en una erupción como los flujos de lodo, avalanchas, lluvia de ceniza, los gases volcánicos y la que a mi más miedo me da de todas los flujos piroclásticos, estos son una mezcla de gas y bloques de lava calientes que pueden dar lugar a explosiones o a colapsos del domo de lava y pueden alcanzar una velocidad superior a los 400 km/h.

Verlo de cerca te enseñaba a tener el debido respeto a la naturaleza, esta podía destruirte cuando quisiera y que el padre de Aizea nos lo recordara estuvo bien.

En las vacaciones del verano y después de aprobar todo con unas notas altísimas, esta vez Aizea tuvo que meter horas como una loca para recuperar todo el tiempo que había perdido con las pajarracas, pero aprobó con una notazas.

Como premio el padre de Aizea nos invitó a acompañarle a estudiar un volcán en la isla de Islandia, las dos estábamos entusiasmadas porque hasta ahora los volcanes que habíamos visitado estaban dormidos, pero esa aunque tranquilo estaba despierto, sería el primero y estábamos muy emocionadas.

El vuelo fue estupendo y como allí también era verano aunque hacia frío no era lo mismo al que habríamos sentido si llegamos a ir en invierno, nos hospedamos en el hotel que el padre de Aizea tenía hechas las reservas y esa noche nos metimos pronto a dormir para estar lo más despejadas posible, no dormimos ni una hora en toda la noche la excitación era tremenda.

Por la mañana el padre de Aizea nos miró a la cara y se rió de ver las ojeras que teníamos, nos pusimos en marcha hacia el volcán, yo me di cuenta de que llevaba cuerda y le pregunte al padre de Aizea.

Yo- ¿Y estas cuerdas?

Padre de Aizea- Alrededor del volcán aunque parece haber suelo solidó, no lo es ahí muchos tubos de lava y algunos son muy profundos, nos ataremos a esta cuerda y si el suelo se rompe quedaremos colgando.

Aizea se emocionó, pero a mí no me hizo ninguna gracia, sabía que eran gajes del oficio, pero hasta ahora todo había sido teórico, ahora empezaba lo practico y lo peligroso, cuando llegamos descargamos todo el material y el padre de Aizea clavo enana roca grande los clavos donde se irían enganchadas las cuerdas, nos pusimos los arneses y después de hacer los debidos nudos a la cuerda nos pusimos en marcha, el suelo crujía, pero parecía aguantar bien.

Cuando nos quedaba muy poco para llegar al volcán empezamos a notar un gran calor, al padre de Aizea se le cambió la cara y grito que íbamos a dar la vuelta, no le dio tiempo de terminar la frase, el suelo a nuestro pies fallo y se abrió un socavón, pero en él no había un agujero, era una pequeña caldera llena de magma, el calor era insoportable y eso que estaríamos a unos veinte metros de altura del magma.

El padre a Aizea y yo nos quedamos colgando, el padre de Aizea mantenía la calma, pero yo estaba cagada, si la cuerda fallaba tendríamos una muerte horrible, solo esperaba que los veinte metros de altura fueran suficientes para matarnos y no morir calcinados por esa masa de piedra derretida a mil doscientos grados.

La unida que quedo de pie fue Aizea que intentaba subirnos, pero pesábamos mucho, el padre de Aizea consiguió anclar los pies en la pared y me ayudo a subir, pero en ese momento la cuerda empezó a echar humo, si no sacábamos pronto al padre de Aizea terminaría cayendo, al final la cuerda se rompió y conseguí cogerlo del brazo, el calor me estaba abrasando los brazos, intentaba subirlo pero no podía.

Aizea intento acercarse, pero su padre le dijo que no se acercara, la cornisa en la que estábamos podía fallar y morir los tres, entonces el padre de Aizea me dijo.

Padre de Aizea- Cuida bien de Aizea, prométemelo.

Yo- ¡Pero que dices, te podemos subir!

Padre de Aizea- Prométemelo.

Yo- Te lo prometo.

En ese momento hizo un movimiento brusco, soltándose de mi agarre y cayendo hacia ese infierno ardiente, para cuando Aizea fue consiente de lo que había pasado su padre ya estaba siendo consumido por las llamas, no grito con suerte murió del golpe contra ese espeso material, para Aizea fue como si una bomba explotara y la onda expansiva se lo llevo todo por delante incluso nuestra relación.

El viaje de vuelta fue en silencio, Aizea no me dejaba ni que la tocara, me culpaba de la muerte de su padre, cuando volvimos las dos recibimos ayuda sicológica, pero una cosa tengo clara jamás se me olvidara la cara de ese hombre mientras caía en la vida, esa tarde vimos la peor cara de los volcanes, después del entierro Aizea se matriculó en otra facultad en otra ciudad y se marchó sin tan siquiera despedirse, para mí fue un tiempo muy duro, mis padres fueron un gran apoyo y con su ayuda me centre en lo único que me distraía mi carrera.

Ahora más que nunca tenía claro lo importante que era el trabajo de un vulcanólogo y estaba decidida a trabajar duro, mis padres me alquilaron una casa pequeña para el último año, si no era Aizea no quería estar con nadie más y saque la licenciatura con las notas más altas.

Tenía intención tomarme un año sabático y descansar, pero uno de los profesores de la universidad me llamo y me dijo que le había contactado una vulcanóloga interesada en contratarme como su ayudante, me pregunto si me interesaba, le dije que claro como no iba a interesarme.

A los dos días fui con el mismo profesor a recogerla al aeropuerto, cuando la vi me quede si habla, era un poco más alta que yo, tenía el cabello castaño y rizado como yo, bestia una camiseta y unos vaqueros que le quedaban como un guante y tenía los ojos verdes más bonitos que había visto en mi vida.

Tendría unos treinta y cinco años y con su sonrisa ya me tenía ganada alargo su mano y se presentó.

Vulcanóloga- Hola me llamo Lara.

Yo- Hola me llamo Nerea.

Continuará