Vuelta al club de intercambio.

Relato de intercambios sobre una pequeña orgía en un club.

Este jueves hicimos una nueva visita al club liberal con nuestro amigo Roberto, entramos los tres a la zona de parejas y pedimos nuestros habituales benjamines de cava, comenzando a charlar mientras Roberto iba acariciando los muslos de María y besaba su cuello, todo muy despacio.

Cuando terminamos el primer benjamín y yo pedía el segundo, ella entró en el vestuario y salió vestida de forma espectacular, no me esperaba esta sorpresa, un tanga abierto por delante con una tira de pequeñas perlas de plástico que rozaban su clítoris y un sujetador negro con los pezones al aire, además de unos zapatos de tacón muy alto.

Desde la zona de chicos solos, que está separada por una cortina y permite la visión, se empezaron a escuchar suspiros, mientras miraban lujuriosamente a María, que seguía a lo suyo dejándose magrear por Roberto y por mí.

Al terminar nuestras bebidas, decidimos entrar a la zona reservada, allí nos dirigimos a una habitación separada de la zona de chicos por una reja, la puse de espaldas a la reja y le vendé los ojos, quedando su espectacular trasero a disposición de los chicos pero sin que se la pudiera intentar penetrar, enseguida, varias manos comenzaron a acariciar sus pechos mientras otras tocaban sus nalgas.

Mientras un chico lamía su cuello desde atrás, otro comenzó a acariciar sus pezones y dos bocas lamían sus nalgas, la situación era de lo más morbosa, mientras, yo me senté junto a Roberto en un sofá que había delante de la reja y nos dedicamos a mirar mientras yo acariciaba su miembro, totalmente erecto.

En un momento dado, decidí ir al servicio y me entretuve viendo a una pareja que follaba de forma aparatosa en un reservado con las puertas abiertas, cuando volví la reja estaba vacía, pero escuché cerca gemidos de placer de María, estaba a cuatro patas chupándosela a Roberto mientras un chico la penetraba desde atrás, al ver aquello, no quise interrumpir y me quedé mirando disimuladamente desde la entrada, al poco un chico, que dada la oscuridad de la zona, no se dio cuenta de que yo era la pareja de María, entró en la habitación y, tras bajarse los pantalones, comenzó a masturbarse mientras María había cambiado de postura y era follada boca arriba y Roberto se corría abundantemente sobre sus pechos.

El nuevo chico se puso de rodillas y acercó su pene a la boca de María, que comenzó a chuparlo, Roberto al pasar a mi lado camino del servicio para limpiarse un poco, me sonrió y me preguntó en voz baja si me gustaba el espectáculo que me había preparado, yo le contesté que era una de mis fantasías, el chico que follaba a María se corrió abundantemente y el nuevo visitante, tras ponerse un preservativo, comenzó a penetrarla también boca arriba.

Tras un rato de follada, el nuevo chico tenía un aguante brutal, la sacó de su coño, se quitó el preservativo, y le dijo que se pusiera de rodillas, penetrándole la boca hasta el fondo, mientras el anterior follador y Roberto se acercaron a ella, ya con sus pollas algo recuperadas, que comenzó a acariciarlas y masturbarlas.

Yo seguía espiando y estaba a tope, a la vez, otra pareja se puso a mi lado a mirar y yo fui acariciando lentamente el trasero de ella.

Simultáneamente, el chico que penetraba la boca de María se corrió abundantemente sobre sus pechos, uniéndose su corrida a la de Roberto y se retiró, el primer follador se tumbó sobre una cama y Roberto le dijo a María que se la chupara a cuatro patas mientras él, que se recupera con mucha facilidad, comenzó a penetrarla por detrás empezando los dos un vaivén de movimientos simultáneos de caderas totalmente excitante.

La chica de la otra pareja se acercó y comenzó a besar y acariciar la espalda de María y, cuando el chico al que se la chupaba se corrió nuevamente, se puso en posición 69 con María, pasando su lengua por su coño y los testículos de Roberto, que eyaculó también.

La otra chica inició una comida de coño a María totalmente brutal hasta que su pareja tomó el puesto de Roberto follándosela también, mi esposa no sabía cuántos orgasmos llevaba ya.

Roberto y el otro chico fueron a asearse y yo seguí contemplando el maravilloso espectáculo porno que me brindaban, ya he contado en alguna ocasión que soy bastante voyeur, y María comía el coño de la otra chica que tuvo un brutal orgasmo simultaneo con el de su pareja.

Cuando se fueron los dos, siguiendo mi costumbre, aproveché la ocasión y postura para sodomizar a María, su culo estaba empapado de saliva y fluidos, hasta que también me corrí.

Cuando terminamos, María y yo apenas nos sosteníamos en pie.