Vuelo FR22546 destino Dubái

Todo empezó en el vuelo de Emirates de Barcelona a Dubái, cuando mi destino se cruza al de una mujer mayor con mucho que enseñarme.

Hola, como algunos ya sabéis, soy un chico de 40 años, 1.80 de altura, moreno, con el pelo castaño oscuro con alguna cana, y un cuerpo cuidado, por mucho que no inflado de gimnasio. Mi afición a escribir fantasías en mis tiempos libres hace que a veces me entretenga y pierda la noción de todo lo que me rodea, y ese día fue exactamente lo que pasó. Diremos que me llamo Jose.

La historia que os contaré empieza dentro de un avión destino Dubái. La verdad que recuerdo poco del vuelo, pues como os acabo de comentar, a veces me evado de la realidad escribiendo mis historias.

Ese día, subí al avión con una fantasía en mente, que quería escribir durante las 5 horas del vuelo. Estaba tan inmerso en mi relato, que después de subir, observar a mi alrededor y despegar, abrí mi portátil y empecé a escribir.

Del avión recuerdo que tenía ventanilla, a mi lado, una mujer muy elegante y el que parecía su marido al asiento que daba al pasillo. Lo recuerdo porque después de despegar, cuando empezaba a escribir las primeras líneas de mi relato la mujer me pidió un cambio de asiento. Me giré a mi izquierda para hablar con ella y aceptar el cambio, y ofrecí al que parecía su marido que ocupara el asiento del medio, cosa que él desestimó por así poderse levantar cuando quisiera sin molestar.

Al hacer el cambio de asiento, aproveche para dar un buen repaso a esa mujer, que me parecía de las más elegantes que he visto.

Ella tendría aproximadamente unos 55 años, era relativamente bajita, pero con unos buenos tacones que la alzaban hasta los 1,65cm. Su ropa, y sus maneras, muy elegantes, una falda roja, a conjunto con el tacón y suela de sus botas negras, y una camisa del mismo color que las botas, con botones también rojos. Parecía todo conjuntado a la perfección, pues por encima de la camisa llevaba una chaqueta / americana también roja de la misma tela que la falda, que le llegaba justo encima las rodillas. Su cara era muy fina, bien cuidada, o quizás bien operada, y el pelo rubio teñido hasta la altura de los hombros. Su constitución era muy delgada, lo que me hacía pensar que sus exuberantes pechos eran operados.

Cómo podréis imaginar, aproveché la descripción de la mujer para mi relato. Pensé, ya está, ya tengo la descripción perfecta de la protagonista femenina… Así que después del repaso, empecé con la historia.

Mi historia pasaba en un bar de copas y en ella, yo conocía por una de esas casualidades de la vida, a una mujer casada que había salido con su marido a celebrar las bodas de plata. Empecé como siempre con la descripción del lugar, de las personas y seguí adentrándome en la acción, en cómo coincidí con ellos, como entablamos conversación, cómo me las apañaba para separar a la mujer de su marido y escaparme un rato con ella…. La verdad que mi inspiración y la idea de imaginar a la pareja que tenía al lado de ayuda en las descripciones hizo que terminara con la historia una hora antes de aterrizar, así que paré el PC con la intención de cerrar los ojos un rato para descansar.

Justo al guardar el PC, la mujer empezó a entablar conversación conmigo con la excusa de que su marido estaba durmiendo desde la salida de Barcelona y que al ser de noche ya no se apreciaba nada por la ventanilla.

I – Hola, disculpa que te moleste, en primer lugar me llamo Ivonne, podemos hablar un rato? Los aterrizajes me dan un poco de pánico y cómo ves, mi marido es una marmota.

J – Hola, encantado, yo me llamo Jose, ningún problema, al contrario, encantado de poder conversar con usted, aunque mi vida es bastante aburrida, no sé si la voy a poder ayudar mucho.

I – Aburrida? Seguro? He visto que escribías todo el rato, eres escritor?

J – Bueno, aficionado, a veces me gusta dejar volar mi imaginación y escribirlas para poderlas releer en un futuro o para que otras las puedan disfrutar.

I – Ah si? Y que escribes? Se puede contar?

En ese momento me puse como un tomate, estaba claro que no le podía decir a esa mujer tan elegante que acababa de escribir como me gustaría empotrármela en el lavabo de un bar de copas mientras su marido la esperaba fuera… Así que aproveché para cambiar de tema.

J – Bueno, son aburridas, hablemos mejor de tienen pensado hacer en Dubái.

I – Tan aburridas no deben ser, porque te veía sonreír a ratos mientras escribías, pero ningún problema. Hemos venido porque mi marido tiene que cerrar unos acuerdos, y yo le acompaño y me iré a de compras, al desierto, a disfrutar del hotel o a lo que me apetezca. Tu?

J – Yo por turismo.

La conversación siguió fluyendo, nuestros hoteles estaban cerca, y planeamos qué podríamos hacer por la ciudad mientras su marido pasaba la mañana de reuniones varias. Nos pasamos los números de móvil y acordamos contactar al llegar al hotel para quedar para mañana.

No nos dimos ni cuenta y el avión ya había aterrizado.

Camino al punto de recogida de equipajes, Ivonne puso al día a su marido de la nueva amistad que había hecho durante el vuelo y él me ofreció subir con ellos al transporte que tenían alquilado para ir al hotel. Primero me dejaron a mí, pues mi hotel estaba al lado de la calle por donde estábamos circulando, y luego dio la vuelta y bajaron ellos al otro lado de la calle.

Una vez instalado, y tal y como habíamos quedado, conecté la wifi y la mandé a Ivonne mi numero de habitación y teléfono para que mañana fuera ella quien contactara conmigo. Al mandarle el was, me sorprendió su foto de perfil. Era una foto espectacular. Estaba en una playa que parecía del Caribe, sin nadie más en la foto, y arrodillada a la arena, con las piernas un poco abiertas, el torso recto y sus manos detrás de la cabeza como agarrándose del pelo. Un bikini diminuto y una camiseta blanca completamente mojada que dejaba entrever sus pezones era toda la ropa que la acompañaba… No pude evitar opinar sobre la foto, con un “por cierto, tu foto de perfil…” y un emoticono de admiración con una cara y estrellas rojas en los ojos.

Ella no hizo mención a mi último mensaje, pero sí que me ofreció ir a hacer una copa al hall de su hotel, para así poder verlo por dentro, pues era mucho más espectacular que el mío, a lo que yo accedí.

Entré en su hotel, realmente merecía la pena verlo, era un hotel de más de 70 plantas de altura, con el suelo de mármol y la decoración de madera muy oscura con detalles dorados por todos lados. Ella me esperaba en recepción, le dio tiempo a cambiarse, y ahora me deleitaba los ojos con un vestido de baile color verde champán, de tela muy fina, parecida a la seda, un escote importante del que no podía apartar la vista y unas sandalias también verdes, con un tacón de más de 10cm sujetadas por unas cuerdas finas entrelazadas al tobillo.

J – “UAU”, siempre vistes tan espectacular?

I – No siempre, pero he pensado que después de tu comentario sobte mi foto de perfil, te gustaría verme así

J – Pues no te equivocabas…

I – Vamos a tomar una copa, no?

Empezó a andar dirección al bar, adornado con una luz muy tenue y unos sofás con sitio para dos personas delante unas mesas bajas… Ella se sentó en uno de los sofás que daban a recepción y me invitó a sentarme a su lado. Nos pedimos una copa, y estuvimos hablando  de todo bastante rato. Su marido se había quedado durmiendo porque mañana madrugaba pero nosotros con el cambio horario no teníamos demasiado sueño. Al acabar la copa, ella se levantó y me agarró de la mano.

I – Ahora, vamos a ver el bar de tu hotel no?

J – Ostras, por mi sí, pero tu marido?

I – Durmiendo, pero yo estoy de vacaciones, la noche es joven.

Así que cambiamos de hotel dirección al mío.

I – Oye, tu habitación tiene mesa y sillas o sofá?

J – Si, por?

I – Porque aquí a estas horas están a punto de cerrarlo todo, que te parece si nos lo tomamos en tu habitación? Te incomoda?

J – Para nada… Yo no soy de incomodarme, me parece bien.

Entramos al hotel y pedimos una botella de champán para la habitación, tiempo de subir por el ascensor, ya teníamos al botones delante la puerta esperándonos con la cubitera, el champán y las dos copas.

Nos sentamos en el sofá de mi habitación, y ella me pidió permiso para descalzarse, pues esas sandalias eran espectaculares, pero debían doler bastante. Mientras yo serví el champán.

Nos pusimos cómodos y seguimos con la conversación interminable, hasta que después de un par de copas ella recordó el tema de mi texto del avión.

I – Por cierto, ahora sí que me puedes dejar leer lo que has escrito verdad? Ya nos conocemos y hace nada me has dicho que no eras de incomodarte…

J – Es que… no sé si te va a gustar… no creo que sea adecuado para leer aquí y ahora.

I – Por? Porque es erótico?

Ella dijo eso mirándome a los ojos y separándose un poco de mí, puso uno de sus pies encima mi entrepierna

J – Ostras, que haces?

I – Que no te gusta?

J – Si, pero…

I – Pero qué? Sé que no te has dado cuenta, pero mientras lo escribías lo he ido leyendo todo y estoy mojadisima en tu habitación esperando que hagas realidad tu relato….

Después de esto, su pie apretó un poco más mi entrepierna, y aprovecho para dejarse caer hacia atrás abriendo las rodillas de manera que me dejaba ver su falta de ropa interior.

Yo ya no pensé en nada más y me dejé llevar. Empecé a besar su pierna, subiendo por su gemelo directo al muslo, mientras con una de las manos, subía por fuera de la otra pierna acariciándola a la vez que iba apartando el vestido. Iba directo a su sexo, sin siquiera entretenerme en sus labios. No sabía cómo se lo iba a tomar ella, pero estaba muy caliente y el hecho que me dijera que estaba tan mojada, me dio unas ganas locas de comérmelo.

Ella se dejó hacer, y cuándo notó mi momento de duda sobre si seguir hacia arriba o parar, me agarró la cabeza con sus dos manos y me la aplastó contra su sexo. Realmente estaba mojada, empecé besando sus labios y pasando la lengua entre ellos, buscando la entrada a su sexo, y una vez saciado, me dediqué un poco a su clítoris para provocar sus primeros suspiros de placer.

Poco a poco, fui cambiando mi boca pos mis dedos, y mi boca fue subiendo hacia su torso. Ella, me abrió paso bajándose las tiras del vestido y dejando sus pechos al descubierto. Yo los deseaba desde que vi esa foto de perfil del was. Sus pezones eran color marrón oscuro, grandes, puntiagudos, desproporcionados igual que su pecho tan grande en un cuerpo tan delgado, pero excitantes y sabrosos.

Poco a poco mis dedos aceleraban el movimiento de presión de su clítoris y percusión de su vagina y mi boca subía ya hacia su cuello y sus orejas, mientras  ella cambiaba los suspiros por gemidos.

I – Vuelve abajo! (me ordenó)

Yo ya estaba en ese punto que no podía hacer más que cumplir órdenes. Ella aprovechó que mi cuerpo se puso entre sus piernas para quitarse del todo el vestido, y yo empecé de nuevo a comerme su sexo, cada vez mas mojado.

I – Mira a cámara (me volvió a ordenar con su móvil en la mano mientras me sacaba una foto con mi cara entre sus piernas)

I – Te gusta? (me dijo enseñándome la foto en la que se veían perfectamente sus pechos con mi cara y mi lengua comiéndole el sexo)

J – Me encanta!

Y sin decir ni pensar más, seguí concentrado en darle placer sin parar, cómo ella me había ordenado.

A los pocos segundos, escuché su móvil, un was. Por sus gemidos estaba a punto de correrse, pero a la vez, levanté un poco la cabeza y la vi waseando cómo si no fuera con ella.

J -  Qué haces?

I -  Estoy hablando con mi marido, tu calla y come, le he mandado la foto y quiero grabarme mientras me haces correr!

Eso lejos de asustarme, me puso a mil, y me hizo acelerar mis movimientos con la lengua y los dedos para darle más placer aun. Ella empezó  a gemir de una manera exagerada, con el móvil en la mano, grabándose el audio mientras se corría y empezando a eyacular delante mi cara. Aguantamos así un par de minutos, sin parar, sin darle descanso, hasta que volví a escuchar el móvil y ella me pidió que parara.

I -  Para y desnúdate, quiero que me empotres contra el mueble, cómo en tu relato.  Pero debes hacer todo lo que te diga.

En ese momento, se escuchan unos golpes en la puerta.

I – Abre, será mi marido

J – Como???

I – Tú abre, tranquilo, recuerda, todo lo que te diga….

Con lo caliente que estaba, no podía parar ahora, así que abrí la puerta y efectivamente, era su marido. Sin decir nada, entró en la habitación, se desnudó del todo como nosotros, y se sentó encima el mueble del recibidor del hotel.

I – Ahora sí, ahora me empotraras cómo decías en tu relato.

Ella se acercó al mueble donde estaba su marido sentado con las piernas abiertas, y le agarró el miembro para ponérselo en la boca. Una vez en la boca, se apoyó con las dos manos al mueble, y fue su marido el que dio el pistoletazo de salida, pidiéndome que la empotrara ya!

Cómo todo en esa noche, seguí sin resistirme a la tentación y la agarré fuerte por la cadera y metí mi miembro dentro de su vagina. Estaba tan mojada que entró fácilmente, y una vez dentro empecé a penetrarla hasta el fondo, rápido, duro, cómo en mi relato, como ella había venido a mi habitación a buscar…

Sus movimientos eran acompasados a mis embestidas, y cada embestida mía era una comida a su marido. Se la estaba comiendo del todo, se la metía toda dentro, mientras su marido, sin compasión de ella, le agarraba la cabeza y se la apretaba más contra él.

En nada empezaron a llegar los orgasmos de los 3… Yo me corrí el primero, dentro de ella, mientras le metía los dedos en el ano para que se sintiera llena del todo, luego se corrió ella, que casi no podía gemir al tener la boca del todo tapada. Finalmente, después de correrse ella, su marido la agarró por el pelo y le levantó la cabeza, agarrándose el miembro con la otra mano para corrérsele en su cara.

Después del espectáculo, ellos se vistieron y se fueron sin apenas intercambiar palabra conmigo.

Yo estaba cansado y me fui a la cama.

El día siguiente, el was no paraba de pitar y me despertó. Los mensajes eran de Ivonne… eran unos audios gravados ayer después de salir de mi habitación, en los que se les escuchaba gemir a los dos de manera muy muy exagerada. Luego de los audios, un video de ella de esta mañana, en la cama, delante un espejo con la misma postura que en la foto de perfil, pero esta vez desnuda del todo y masturbándose. Al finalizar el video, un mensaje de texto:

I – Mejor así que en la foto, verdad? Y si vienes y te pones debajo de mi?

Habitación 331. En recepción hay 2 personas que hablan en español, son pareja y los dos son canarios Yaiza y Daniel. Pídele al que más te apetezca de los 2 que te abra la puerta… Ellos están avisados que irás.

Continuará.... ?

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