Voyeur (punto de vista del marido)

Segunda parte de Voyeur bajo el punto de vista del marido

Mi vida no podía haber sido más perfecta, tengo un trabajo que me reporta un nivel de vida alto, un loft en una de las zonas más elitistas de la ciudad, un loft que resultaría triste y gris si no lo compartiría con quien era el amor de mi vida: mi mujer.

Nos conocimos en un fiesta hace ya diez años; ella era, aunque suene mal, el florero que repartía los obsequios a los invitados a la gala. Nunca he sido participe de esos eventos, tanta pomposidad, tanta falsa sonrisa me resulta cargante. Pero tenía que ir, mi jefe, mi mentor, insistía en que esas fiestas era necesario mi presencia en primer lugar porque esos eventos eran idóneos para conseguir un coñito (si, mi jefe parece, y lo es, un caballero pero es oler la posibilidad de pasar la noche con una azafata jovencita y se pierde) amen de que todos quieren conocer al responsable de convertir los actos semi ilegales en legales. Porque ese es mi trabajo, indagar, rebuscar y convertir todas las operaciones que fiscalmente nos podrían dar dolor de cabeza en operaciones totalmente blancas. Es un don. Y soy fiel a quien confía en mí. He recibido muchas ofertas cuantiosas por irme a otros grupos empresariales, incluso me llegaron a ofrecer esclavas sexuales y a su hija en matrimonio por irme con ellos. Pero no, ese viejo verde, en el más cariñoso sentido de la palabra, me sacó del arroyo me convirtió en su protegido y mi forma de agradecérselo es estando a su lado y ver como en cada fiesta se lleva a una de las varias azafatas que pululan por la sala a casa. Si lo mío es un don lo de él también. No falla, menuda labia tiene.

Pero sigamos, ella repartía los obsequios a la salida. A la hora de recoger el mio (una figurita que no pegaba nada con el piso en el que vivía) se me ocurrió regalárselo.

Ella se negó (la figurita en cuestión estaba valorada en tres mil quinientos euros así que imaginad la cantidad de pasta que se movía) yo insistí y entre que si y que no terminamos en la barra de la fiesta tomando algo y después en mi piso.

Su cuerpo era perfecto, con unas medidas que rozaban la perfección 88, 60,90. Una boca que invitaba a besarla y no parar (por no mencionar sus habilidades orales) su larga cabellera castaña daba el colofón a su anatomía. Pero no sólo era una cara bonita era inteligente y con don de gente. Lo mismo podías ver con ella una carrera de Formula1 que la disfrutaba como nadie, que te pasabas todo el día en un museo y le sabía a poco.

Formalizamos la relación, cuando mi jefe la conoció en una comida de empresa a la que había que llevar (si la tuvieses) a la pareja, no dijo nada, la dió dos besos hizo un par de bromas a mi costa y continuamos con la comida.

No relato como era el sexo con ella porque me resulta doloroso recordar esos momentos en los que ella era todo para mí y por lo que se ve al final yo no era nada para ella.

Con el tiempo nos fuimos a vivir juntos a mi piso, (ella compartía piso con otras chicas) ella terminó la carrera de arte dramático y por la falta de trabajo poco a poco se fue convirtiendo en una ama de casa. Me tenía como un pincel. Era agradable llegar a casa y encontrarte con alguien con quien hablar, abrazarte mientras veías la tele, salir a correr y también discutir por la película, donde iríamos de vacaciones y cosas así.

Todo iba perfecto así que el siguiente paso lógico era casarnos. La boda sería la más barata de la historia. Yo no tengo más familia que mi mentor y jefe siempre he ido de casa de acogida en casa de acogida por mis calificaciones me dieron una beca para estudiar en la universidad y allí descubrí mi don. Buscaba los recovecos para que las cosas que estaban en las zonas grises fuesen a las blancas. En una de esas incursiones me pillaron, aún era un novato en eso de burlar el sistema pero apareció un hombre que supo apreciar mi habilidad y me puso bajón su protección con lo que pude terminar la carrera y empezar a trabajar para él.

A ella le pasaba tres cuartos de lo mismo, ella quería ser actriz, sus padres pensaban que todas las actrices eran unas putas que harían lo que fuese, con quien fuese y por donde fuese para conseguir un papel. Así que la dieron un ultimátum o estudiaba otra cosa o fuera. Y a fuera que se fue. Con lo puesto la pusieron en la calle, menos mal que tenía un dinero ahorrado y con varios trabajos (azafata de congresos entre otros) se pudo o sin dificultad terminar su sueño.

Así que ahí estábamos ella y yo con mi jefe y nuestros amigos dándonos el si quiero. Como regalo de boda mi mentor nos dio las llaves de un loft "Un hombre casado no puede vivir en el picadero de soltero".

Durante los años siguientes ella tuvo varios trabajos en la pequeña pantalla pero de "bulto" de relleno en un restaurante, bar, etc... , su papel más a destacar fue de muerta en una serie de crímenes. Tras ese papel el teléfono dejó de sonar no es que le importará mucho como ya dije antes ya se había hecho al ser ama de casa.

En fin vayamos al lio.

Lo que pensaba que era un matrimonio perfecto pues ahora viéndolo hacia atrás pues no lo era.

Detalles que antes no daba importancia ahora los tiene. Los días en los que la casa lucía impoluta, los cambios de sábanas (no había un día específico para hacerlo pero ya sospecho de todo), lo del gimnasio no lo veía raro, ese cuerpazo había que cuidarlo. Si pensáis que las relaciones sexuales habían disminuido o de repente habían cambiado estáis equivocados. Eran como siempre juegos, roles, momentos de pasión y arrebato, sexo anal (desde siempre) momentos en los cuales en vez de follar hacíamos el amor.

En esos aspectos no había duda alguna.

Pero al final todo se sabe y la forma de la que me enteré fue de la más tonta.

Como he dicho antes a mi las pomposidades no me van, el jefe y yo hemos cerrado más tratos en Casa Pepe que en un restaurante de estrellas Michelin. A veces la simplicidad de un menú casero y simple habré más carteras que un menú degustacion. Ahí estábamos de sobremesa tomando un chupito hablando de la vida cuando en la mesa de al lado dos armarios de esos que se pasan su vida en el gimnasio empezaron a contar a un tercero que se acababa de sentarse con ellos la guarra a la que se acaban de follar.

Las posiciones, por donde, en donde y las veces que la habían hecho correr.

Y lo guapa que la acaban de dejar y les enseño una foto.  Las mesas en ese sitio están algo juntas (tampoco hay mucho espacio y para poner más mesas las juntan un poco)

Yo estaba de frente y pude ver como ese neardental mostraba una foto de mi mujer con la cara cubierta del semen de esos dos sonriendo y con una polla en los labios. Por suerte el cliente estaba de espaldas pero mi jefe también la vió.

Con la mayor cara de poker tuve que seguir oyendo las proezas sexuales de esa zorra la cual se follaban tres veces a la semana. Y descojonandose relataban como ella agradeciéndoles los magníficos polvos que le habían dado les había regalado una figurita horrible que tenían en el recibidor y que al empeñarla les habían dado dos mil euros. Todo ello adornado con lindezas al cornudo (osea a mí).

Ahí el jefe dio por terminada la sobremesa alegando la asquerosidad de lo que estábamos oyendo. Tras despedirnos volvimos al despacho ahí fue donde me rompí.

Esa figurita horrible que había regalado a esos dos era la figurita que la regalé a ella el día que nos conocimos y cuando nos pusimos a vivir en el loft puso en el recibidor como recordatorio de qué nos había unido. Y que hace unos días haciendo limpieza se había roto y que la había tirado por no tener arreglo. Aún recuerdo el llanto que con el que me recibió y las promesas de recompensarme por tamaña perdida.

¡Joder, con la actriz! Y su mejor papel fue de muerta, ¡Los cojones, su mejor papel fue ese!

Mi jefe solo me escuchaba en silencio; cuando ya no me quedaban fuerzas, me miró y me dijo:

  • Si lo necesitas puedo enviarte de viaje.

-No, voy a casa. A ver quien es mejor actuando si ella o yo.

El asintió y dándome un abrazo me dejó marchar. La llegada a casa fue rapidísima, cuando antes se me hacía eterna la vuelta porque estaba deseando volver, ahora que no quería llegar llegaba pronto.

Su recibimiento fue como siempre abrazandome y dándome un piquito. Mientras me quitaba la ropa y me ponía algo más cómodo ella no dejaba de hablarme sobre los cotilleos de los famosos que había oído en el gimnasio

-¿Gimnasio? - pensé - Gimnasia ha hecho pero no en el gimnasio.

Y mirando la cama me dió una arcada al ver que las sábanas habían sido cambiadas (dicho de paso ya tocaba) y salí corriendo al baño a vomitar.

Ella salió detrás mio y sujetandome la cabeza me susurraba palabras tranquilizadoras. Cuando acabé y casi sin fuerzas me metí en la cama. Ella se tumbo a mi lado abrazandome para darme calor (o ella es lo que pensaba ya que lo que me hacía tiritar era la repulsión que me ocasionaba su contacto).

  • Mi amor - me dijo - mañana no vas a trabajar. Descansa.

Durante todo el día siguiente me estuvo cuidando, hasta el punto que empecé a dudar si lo que había visto era cierto, ¿como era posible que me estaría haciendo esto?

La semana llegó y pasó con la misma rapidez, osea a paso tortuga. Las ganas de salir de casa eran enormes algunos días salía sin desayunar, y volvía cenado (lo poco que mi estómago soportaba).

Ella se comportaba comprensiblemente apoyándome ante el exceso de trabajo que presumiblemente tenía.

El lunes cuanto llegué al despacho mi mentor me está esperando.

  • Nos han traicionado - comenzó - en un principio pensé que eras tú.

Quise hablar pero él me mandó callar con un gesto.

  • La competencia posee información privilegiada, información que solo sabemos tu y yo. Así que si no soy yo y no eres tú solo puede ser otra persona.

Así que la he mandado investigar, es una espía empresarial, ni arte dramático ni leches. Tu no eras su objetivo en un principio, que te fijaras en ella fue el premio gordo. Su objetivo era John de contabilidad.

Era un trabajo a largo plazo, muy largo plazo. Los datos que nos ha ido robando eran poca cosa al principio pero poco a poco ha ido aumentando hasta que han saltado las alarmas

  • ¿Pero y los tíos a los que se follaba? ¿También...? - pregunté.

  • No, solamente se los follaba. - me dijo entrgandome un dossier en donde unas fotos me mostraban unas escenas que jamás pensaba que vería. También un vídeo que no quise ver.

Mi mujer doblemente penetrada. Mi mujer con una polla en la boca mientras otra entraba por detrás, no se si por el coño o el culo. Mi mujer con la cara llena de semen de rodillas ante esos dos. En la cama, en el sofá al que cubría con las sábanas para no mancharlo, en el suelo del salón...

  • Solamente dice - pensé para después decir - prepararé los papeles del divorcio. Me llevo las fotos y el video para el abogado. Para el viernes estará en la calle con lo puesto.

Cuando salí de casa el viernes, sabía que su estancia en esa casa tendría las horas contadas.

Me tome el café camino hacia la puerta, ella me seguía. Decidí despedirme a lo grande, me giré y dándole la taza de café la besé como hacía tiempo que no la besaba, como antes de descubrir su traición, no hacia la empresa, sino hacia mi. Lo otro se hubiera podido solucionar bastaba con descubrirla y convencerla de que dejara lo que hacía y continuase siendo mi mujer, simple y llanamente. Así era el amor que sentía por ella. Pero lo de la infidelidad, eso no había vuelta atrás. Se acabó, se finí.

Mientras la besaba introduje la mano por dentro de la bata acariciando ese culo que tantas veces había besado, lamido y penetrado y que habiendo descubierto que no era el único en hacerlo me repulsaba. No llevaba nada debajo, ambos dormíamos desnudos.

Tras el beso me despidió con un: "Chao mi amor, te quiero".

La llegada al despacho del abogado y la recogida de los papeles del divorcio en donde se detallaba el motivo adjuntando fotos y un video no me llevaron más de hora y media.

Ya más tranquilo me dirigí al despacho donde me esperaba la policía. Mi mentor blanco como el papel recibía atención médica. La secretaria se movía sin parar por toda la estancia.

  • Lo siento - me dijo un detective - su mujer ha sido... ella estaba...

  • A su mujer la han asesinado junto a sus dos amantes en su propia casa, ellos estaban... bueno digamos que se lo imagina. Parece ser que fue desde el edificio de enfrente, parece hecho por un profesional. La investigación está abierta. ¿Sabe Ud. si tenía enemigos? - continuó su compañero.

Sentándome, le enseñe el informe de la investigación sobre espionaje que la podría llevar a la cárcel por bastante tiempo y los papeles del divorcio firmados por mí, papeles que pensaba hacer que firmara esa misma tarde. Para después echarla de casa.

Por supuesto que fuí sospechoso y mi mentor también. Pero no había nada que demostrase nuestra implicación.

Y no, no fue cosa nuestra. Yo con divorciarme de ella y verla en la cárcel por robo y espionaje me bastaba.

Cuando fui a reconocer el cadáver me acordé del papel en el que hacía de muerta, la de horas que estuvo ensayando en casa, ella tumbada en una mesa de madera en ropa interior con una cámara grabandola la cara y yo haciendo ruido, viendo la tele, tosiendo de repente, incluso dejé caer un vaso que se rompió en mil pedazos para acostumbrarla a que no se moviese durante el rodaje. Firmé el documento que me dió el forense y salí de la morgue.

No sé si quería saber lo que realmente había ocurrido.

Solo tenía ganas de llegar a mi piso de soltero (al loft no tenía fuerzas para volver tras ver como había quedado) y pensar en cómo continuar mi vida.

Rehacer mi vida no entra en mis posibilidades. Pero como suelo decir.

Al tiempo