Voyeur (4)

Continuan las aventuras de Javier, las sorpresas se sucenden y su perversion aumenta

VOYEUR 4

Hola de nuevo, aquí sigo con mis aventuras de fisgón empedernido. El salir con Daiana se había convertido en todo un aliciente para mi vida, y por supuesto mi vida sexual ha ganado varios enteros. Quizás me estaba enamorando, la verdad que solo de pensarlo me preocupaba, pero esa era la realidad, aunque parezca algo frío por mi parte. Con todo y con esto yo seguía pensando en mis perversiones, cosa que me excitaba y me gustaba, antes de irme a la cama me ponía el video de la prueba que había hecho, y en el cual salimos Daiana y un servidor follando. El martes que era el día que libraba, me levanté, preparé el desayuno e hice las labores propias del hogar, a eso de la una me senté delante del ordenador y me dispuse a examinar la grabación que tenia de la casa de Yolanda. Tenía algunas horas pertenecientes al viernes, sábado y domingo noche. A pesar de que estaba librando no le había dicho nada a Daiana, de que estaba librando y estaría todo el día en casa, para así poder ver todo el material con tranquilidad, habíamos quedado sobre las once de la noches en casa, ella vendría y no tendría que madrugar, e iría directamente a casa de Yolanda a trabajar. Me puse pues a ver lo que había grabado y me llevé una terrible desilusión ya que no había recogido nada digno de mención, es más el sábado ni siquiera estuvo en su casa. Bueno pues nada, menuda faena y además le quedaba a la cámara apenas tres horas de batería y hasta la semana siguiente no le podría poner una batería nueva.

Eran poco más de las dos, pensé en bajar a ver a Daiana y darle una sorpresa, pero no, comería y me echaría una buena siesta, eso sí antes echaría una ojeada haber lo que estaba haciendo Daiana. Encendí la cámara y…. ¡joder! ¡joder! ¡joder! estaba Daiana, pero follando con el portero, ¡la madre que la parió! Esto si que era bueno, me sentí un poco mal, pero me dí cuenta que no podía apartar la mirada de la escena que tenia ante mi y encima estaba teniendo una erección, ya lo se, soy un pervertido.

Estaba viendo a la que se suponía era mi novia follando con otro, pero es que me estaba gustando y había empezado a hacerme una paja. Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas. Que bueno el portero era un tío ya maduro, rondando los cincuenta, si no los tenía ya, estaba bastante fuerte, el torso marcaba unos buenos pectorales, estaba boca arriba y se le veía bien, tenía a Daiana encima de él y la tenía agarrada por el pelo.

La tiraba hacia atrás con cierta brusquedad, cosa que a ella parecía gustarle, por las caras que el ponía parecía que la estaba insultando, ella seguía moviendo sus caderas adelante y atrás rápidamente y con brusquedad, que polvo, el la paró y salió de ella, vaya falo que gastaba nuestro amigo el portero, yo tengo una polla bien puesta, pero lo de este hombre era tremendo, ahora se la estaba chupando y podía ver bien la verga, pedazo de herramienta. Estaba disfrutando de ese polvo más incluso que el portero, sigo manteniendo que los orgasmos que consigo con la masturbación son mejores y más intensos que con el coito. Volvieron a cambiar de posición, ahora Daiana de espaldas ofrecía su culito, el portero echó saliva en su pollón y lo insertó sin piedad en su culo, ella se agarró al cabecero porqué las sacudidas que le estaba dando eran duras, sacó la polla se dio la vuelta y descargó su leche en la cara de Daiana.

Tremendo, mi novia me ponía los cuernos con el portero, que tenía una polla de escándalo y lo mejor de todo es que lo tenía grabado. Puse la cámara pensando en Yolanda y Daiana me estaba dando mejor juego. Ante mi tenia una puerta detrás de la cual había múltiples opciones de diversión sexual, vaya, vaya.

Durante toda la tarde estuve dándole vueltas a lo del polvo de Daiana con el portero y por supuesto viendo la grabación, me debatía entre decirla algo o no, me masturbe unas cuantas veces, al final de la tarde no me salía ni leche.

Era ya de noche, estaba esperando a Daiana, llamaron a la puerta, efectivamente era ella, la abrí e invité a pasar, cerré la puerta, me dio un beso apasionado, con la misma boca que le había hecho una mamada de escándalo al portero, decidí no decirla nada, ese as me lo guardaría para mejor ocasión, nos fuimos a la cama echamos el polvo de rigor y nos quedamos dormidos.

La semana pasó sin pena ni gloria, deseando que llegara el martes siguiente para poder poner las baterías a la cámara y proseguir mis observaciones, Daiana actuaba como si nada, pero yo sabia que estaba viendo al portero casi todos los días, éramos buenos actores, no creo que nos estuviéramos haciendo daño por esto, simplemente estábamos siguiendo el juego que más nos interesaba a cada uno, vamos eso pienso yo.

Teníamos buenos encuentros sexuales, ella tenía a su portero y yo mi cámara de video.

Llegó el martes y bajé a casa de Yolanda, con la excusa de ver a Daiana, sabía que no la pillaría con el portero, puesto que estaba avisada por mí de que libraría todo el día. Entré nos besamos y mientras hacia su trabajo le iba dando conversación, saqué el tema de los tamaños y que le gustaba más, falos gruesos o largos. Ella me dijo que prefería gordas, ya que le gustaba sentirse llena, pero que no me preocupara ya que yo le daba todo lo que ella necesitaba, ¡sería tía falsa! Ya, ya, pensaba para mis adentros, como si no supiera que le iba la polla larga y gorda del portero. Estaba haciendo un guiso y me pidió que lo vigilara que iba a ir al baño, ese sería mi momento, entró y sonó el pestillo, me deslicé hacia la habitación de Yolanda, subí a la cama y saqué la cámara, quité la batería y le puse otra, rápido y eficaz, ya tenia de nuevo unas cuantas horas de grabación, que debía distribuir entre Yolanda, mi chica y el corneador. El martes por la noche hice una prueba para confirmar que todo estaba en orden, al día siguiente cuando salí de casa, puse el temporizador de la cámara entre las dos y las seis de la tarde. El día se me hizo eterno pensando en lo que podría encontrar a la vuelta en casa, la polla solo de pensarlo se me ponía tiesa.

Al llegar a casa fui derecho al ordenador y me puse a ver lo que había grabado, se veía a Daiana, ir y venir, realizar sus tareas, aceleré la marcha del reproductor y no se veía nada, a lo mejor había juzgado mal a Daiana y solo había sido un desliz pasajero, de pronto apareció en escena nuestro amigo el portero, estaba sentado junto a la cama, ahora se tumbaba sobre la misma, mullia la almohada y se puesto como si fuera a ver la televisión, entró por la puerta Daiana, con un vestido de sirvienta, estaba bailando y comenzó a quitarse prendas, la leche, le estaba haciendo un baile erótico, el portero por su parte ya tenía la polla en la mano y se estaba masturbando, su falo tenía su máximo esplendor, vaya pedazo de aparato, eso si que la iba a llenar, bien llena. Daiana seguía moviéndose sensualmente y subió a la cama, el la esperaba con el falo en ristre, ella sin bragas se subió a el y de un golpe se metió el cacho de carne y comenzó a moverse, el la agarraba sus pezones aguantando las embestidas que Daiana le daba, ella miraba al techo, sin saber que allí estaba la cámara y su rostro denotaba un placer absoluto cercano al éxtasis, pararon de repente y ella de vez en cuando daba golpes de cadera.

El se debía de haber corrido, se levantaron de la cama y mientras ella estaba en el baño de la habitación el se marchó por lo que pude intuir, no se habían dado ni un beso, tenían una relación estrictamente sexual o por lo menos eso parecía.

Al día siguiente Daiana no folló con el portero, o por lo menos la cámara no lo recogió, por ahora con las grabaciones que tenia de Daiana me valía, me debía de centrar en Yolanda que era ahora la presa que más codiciaba.

Al llegar el fin de semana puse a grabar las noches del viernes y del sábado, coincidía además que era primero de mes y por lo tanto trabajaría el domingo, por el contrario libraría el lunes y martes y en esos días podría estudiar con detenimiento y tranquilidad lo que la cámara recogiera, e incluso si fuera necesario cambiaría la batería.

El fin de semana transcurrió de manera normal, el típico folleteo con Daiana y mucho trabajo. Mis sentimientos hacia Daiana se hacían cada vez más fuertes e intensos, me estaba enamorando, incluso pensé en decirle lo de las grabaciones, para ver si se sinceraba conmigo o seguiría con la farsa, por mi parte por ahora estaba claro, yo seguiría con la mía. El amor es la causa de todos los males pero también es el remedio para todos los males, eso dijo un pensador y que razón tenía el muy jodido. Debía decidirme pronto, zanjaba mi relación con Daiana o le contaba toda la verdad. Ambos casos serían traumáticos pero en esos momentos no me imaginaba perder a Daiana, estaba a gusto con ella.

El domingo al llegar a casa estuve tentado de ponerme a ver lo que había grabado, pero no tenía muchas ganas, estaba cansado, trabajar los domingos es una castaña, sigo sin acostumbrarme a ello, así que ni quedé con Daiana, llegué a casa me dí una ducha rapidita y me fui a la cama. Sin necesidad de madrugar me levanté casi a las doce de la mañana, preparé un café y me senté al ordenador, la grabación comenzaba el viernes a eso de las once, hubo poco movimiento, Yolanda no apareció hasta las tres de la madrugada y con un pedo considerable, o por lo menos eso parecía ya que se tambaleaba de manera ostensible. La grabación acabó a las seis de la mañana como tenia previsto, viernes cero patatero, pasé a la grabación del sábado y cual fue mi desilusión cuando vi que comenzaba a las once de la mañana, había errado en la hora, en vez de PM había puesto AM.

Joder que fracaso, fui pasando la cinta de todos modos, cuando de repente, Yolanda salió de la cama como si hubieran llamado a la puerta, pasados cinco minutos volvió a entrar en la habitación, pero en los brazos de un hombre, los ojos se me pusieron como platos al comprobar que era el portero el que llevaba en volandas a Yolanda, este tío se estaba convirtiendo en mi héroe.

Continuará