Votos monacales - Voto obediencia
Ultimo relato de la serie
Votos Monacales – Voto obediencia (Tercer relato)
http://www.todorelatos.com/relato/76072/ Primera Parte
http://www.todorelatos.com/relato/76243/ Segunda parte
Han trascurrido casi cuatro meses desde el ingreso en el monasterio de Santa Cristina. Durante este período de tiempo todo ha trascurrido con total normalidad, tanto Adonis, como yo estábamos sumidos en el trabajo y en la meditación en este apartado paraíso terrenal.
Adonis, a duras penas podía controlar sus impulsos eróticos, siendo una autentica y continua provocación, que con estoica paciencia tenía que soportar en no pocas ocasiones.
Hoy 23 de julio, todo sucede con total y absoluto orden. Cae la noche y llega la madrugada del 24, día que se celebra la advocación de cuyo nombre toma su denominación el monasterio.
Como cabe esperar, algo tiene que ocurrir en este día señalado, y así sucede.
Son como las doce, y comenzamos a escuchar unos cantos gregorianos que proceden de la iglesia, con tonos muy juveniles.
Tanto Adonis como yo, nos despertamos, nos enfundamos en nuestra túnica y nos dirigimos al lugar del que provienen tan bellas notas musicales.
Al llegar a la iglesia, en la penumbra de la luz de unas velas, descubrimos a cinco miembros de la comunidad. Nos saludan efusivamente cada uno de ellos.
Puedo apreciar que en general son muy jóvenes, como de dieciséis, dieciocho, diecinueve, veintidós, y treinta años el mayor.
Su vestimenta se reduce única y exclusivamente a un cordón que ciñe sus cinturas, los dos más jóvenes sin ningún nudo, los dos que le siguen en edad, con dos nudos y el de mayor edad con tres nudos.
El mayor, nos ordena desprendernos de las túnicas, tanto Adonis como yo así lo hacemos depositándolas en el suelo.
Se dirige hacia mí, el de mayor edad, portando un cordón en la mano, me lo ciñe a la cintura y acto seguido le hace dos nudos, diciendo “son el símbolo de la pobreza y la castidad hasta ahora observadas”.
Así mismo, toma otro cordón y de igual manera se lo ciñe a Adonis a la cintura señalándole “son el símbolo de la pobreza y castidad hasta ahora observadas”.
A continuación exhorta
“Adán, estamos hoy aquí reunidos en comunidad, para ser testigos de tu voto de obediencia”
Mientras esto estaba ocurriendo, me he fijado en la morfología de los miembros que formaban la comunidad
El más joven, moreno, con un aspecto de púber muy acentuado, con vellos incipientes en la zona genital así como un pene bien proporcionado, el resto del cuerpo totalmente lampiño. También he observado un gran parecido físico con el más mayor como si fuese hijo y padre.
El que le seguía también de cuerpo bien definido, se le observa una verga no demasiado grande pero sí bastante gruesa con forma de champiñón.
El tercero, con un hermoso físico, levemente musculado, pero lo que poderosamente me ha cautivado la atención fue comprobar sus pezones atravesados con sendos piercing, así como su polla de tamaño proporcionada con un piercing conocido como “Alberto Mónaco”
El cuarto mulato, de estilizado cuerpo, miembro viril igualmente proporcionado que el anterior.
El de mayor edad, con buen cuerpo, velludo, con canas incipientes, que le aportan un morbo especial, pero sobre todo una grandiosa tranca.
“Para empezar procederemos a la pulcritud de tu cuerpo”.
En esto me tienden sobre la cruz, y cada uno de ellos comienza a asearme o arreglarme una porción de mi cuerpo.
Uno me recorta el pelo de la cabeza, otro me arregla la barba que me dejan con perilla de candado, otro se dedica a recortarme bien raso el vello corporal, otro me recorta el vello púbico, dejando perfectamente definido el triángulo pubiano , el quinto me afeita los testículos, y el sexto igualmente me rasura las piernas.
Luego me dan la vuelta e igualmente me rasuran, espalda, nalgas y piernas.
Luego me llevan al fondo de la iglesia, y en un barreño con agua templada me doy un baño, que todo hay que decirlo, es un puro relax.
Me secan y de nuevo me conducen al altar, en donde, me aplican una crema hidratante y suavizante, con unos masajes que me dejan completamente relajado, es tal el grado de relajación, que me siento en un estado de duermevela.
De pronto, en la penumbra, el silencio, y frescor del recinto, la voz del maestro de ceremonia resuena en toda la iglesia “Seamos testigos de la obediencia del hermano con la comunidad”.
Me posicionan, con el vientre apoyado sobre el centro de la cruz, los pies apoyados en el suelo y los brazos estirados a lo largo de las aspas superiores de la cruz.
En este momento me percato del morbo que les está produciendo a los miembros de la congregación, la situación, pues alcanzo a ver como todos ellos muestran signos de mayor o menor excitación en sus miembros viriles. No sé por qué, pero tengo el presentimiento de que voy el chivo expiatorio de la velada.
El maestro se dirige al más joven y le dice su serás el encargado de iniciar al hermano en la obediencia.
Con una voz débil y entrecortada oigo “lubricación”, que sale de la boca del miembro más joven, en este instante noto como se posa una mano en cada nalga y hacen presión separándomelas y quedando expuesto mi esfínter. Uno de ellos se acerca y con la punta de su pene bien húmedo de preseminal , me lo restriega por todo el esfínter, me causa una sensación impactante, pues siento así mismo como algo frio y metálico roza mi entrada anal, evidentemente he sido lubricado por el hermano piercing.
Alrededor se sitúan los hermanos uno enfrente a mi cabeza, otro al alcance de cada una de mis manos, tras de mí, siento que el jovenzuelo comienza a puntear mi ano virginal, excepto por la incursión frutal anteriormente referida; noto como el glande se abre paso, fácilmente dada la lubricación y el moderado tamaño del miembro, me produce una sensación semi agradable para ser la primera vez, poco a poco noto una mayor presión y como se va incrustando hasta sentir como hacen tope los testículos del chaval con mi culo; se detiene por un momento, haciendo que mi conducto se adapte a la forma del chaval. Transcurrido un breve instante, comienza con un leve y pausado mete y saca que comienza a producirme ligeras sensaciones placenteras; para ser el comienzo, la cosa no pinta mal; pero no todo es como comienza sino como termina; trascurre el tiempo y noto un aumento en la frecuencia e intensidad de las embestidas, hasta el punto de que la respiración del joven se nota bastante agitada, como si estuviese por alcanzar el climax; siento como retira su miembro lentamente, produciéndome una leve sensación de vacío.
Ahora Adonis puedes proceder a cumplir tu fantasía, resuena en el recinto el eco de la voz de mando.
En la misma posición en la que me encuentro siento como Adonis se acerca y al igual que el púber comienza a pujar en mi ano parcialmente dilatado, el glande hace una mayor resistencia, pues a pesar de no ser demasiado grueso, si es un poco más que el anterior; poco a poco va perforando mi orto y al igual que había hecho el púber al penetrar su glande hace una pequeña pausa, hace unos ligeros movimientos que me producen unas sensaciones agradables. Trascurridos unos minutos continua la penetración hasta hacer tope con sus cojones, su polla me hace sentir un leve dolor; pues siento así mismo como ha profundizado un poco más en el recto; haciendo que en este momento abra la boca, acto que es aprovechado por el que se encuentra al frente para introducirme su verga achampiñonada en la boca; así mismo el que tiene el piercing y el mulato me hacer agarrar sus badajos, que suavemente aprieto cada vez que siento las estocadas que me está dando Adonis cada vez con mayor ahínco. Mientras está con el mete saca, Adonis solicita que le lubriquen su ano para proceder a la segunda parte de su fantasía. Tanto el púber como el líder le lubrican el orto, que dado el visionado de lo que está ocurriendo están a tope de excitación. Noto como Adonis retira su pene de mis entrañas, en el momento cumbre próximo a su orgasmo.
Parece como si hubiese una consigna en no alcanzar el climax.
Acto seguido me hacen girar apoyando mi espalda sobre la cruz, el púber comienza a manosear mi picha, con sus manos de piel suave y movimientos gráciles; hasta conseguir que se erecte mi falo, momento que es aprovechado por Adonis para cabalgarme. Primeramente se sentó muy lentamente sobre mi verga, hasta sentir como se introducía mi glande, momento en el que ha emitido un leve quejido. Muy lentamente se ha dejado resbalar sobre el mástil, hasta alcanzar introducirlo entero, tarea que no le fue nada fácil a pesar de la abundante lubricación, y emitiendo un quejido más sonoro al sentir mis testículos sobre su ano. Ayudado por el púber y el hermano mayor comenzó su cabalgada con un ritmo lento, aumentando progresivamente el ritmo. El roce de mi glande en sus entrañas le debía producir gran placer, pues cada vez se acentuaba más su agitada respiración, signo de que lo estaba disfrutando. Llegado a tal nivel de satisfacción, y sintiendo fuertes oleadas de placer descabalga de su fuente de placer.
Me preguntaba por lo bajines, quién sería el que a continuación le tocase su turno.
En la misma posición en la que estoy, me agarran de los tobillos y me elevan las piernas, son los mismos que hace unos momentos habían hecho notar sus vergas en mis manos. Noto una mano en mi esfínter, que aplica un líquido viscoso y fresco a la vez, era lubricante pero esta vez no era natural.
El poseedor de la polla achampiñónada se acerca y puja en mi esfínter, de una manera menos sutil que lo habían hecho hasta ahora los precedentes, sintiendo como se ensancha mi recto de una manera bastante considerable, mi boca es invadida, por el tierno falo del púber, que aprovecha la apertura de mi boca por la sensación de dolor y desgarro, que me produce la incursión del champiñón, para evitar los quejidos que pudiese emitir. Noto como el champiñón se frota por las paredes del recto sintiendo una sensación de calor inmensa, lo que motiva que mis puños se aferren a las vergas que tengo en mis manos, sintiéndolas palpitar y agrandarse cada vez más y más, también noto escurrirse pequeñas gotas de lubricación que por momentos se desprenden y resbalan por mis muñecas. El champiñón incrementa sus investidas y el roce cada vez me produce una sensación de flotar, una vez que desciende la sensación inicial de escozor, su respiración comienza a sentirse agitada y unas gotas de sudor desprendidas de su cara humedecen mi pene y testículos que ha vuelto a la posición de reposo. Se retira el champiñón La polla del infante se prodigó en tiernos jugos preseminales que fueron absorbidos por mi garganta, ávidamente.
De nuevo se produce un movimiento general de todos los miembros alrededor mío, me hacen descender de la cruz, la sensación de calor se va acrecentando con el tiempo.
En la penumbra veo colocarse al mulato de espaldas en la cruz, el púber le pone una buena cantidad de lubricante en su pene, que a pesar de la poca luz, se ve resplandeciente, me hacen sentarme sobre su falo bien erecto de cara al mulato, mientras tanto me acomodo sobre el mulato, el púber realiza la misma operación de lubricación con el pene del piercing, el sujeto del piercing está a reventar, el masaje que le ha propiciado el púber le ha dejado full; se encarama sobre Adán y comienza a situarse sobre su espalda intentando aproximarle el falo al recto. Adán al sentir el frio piercing, a la entrada de su ano le recorre un escalofrío a lo largo y ancho de su cuerpo. Lentamente se va introduciendo el pene, muy lentamente siente la invasión de la carne y el frio metal que recorre su esfínter. El chico del piercing comienza con mayor cadencia un mete y saca que le prodigan un placer desconocido a Adán, produciéndole una erección casi instantánea, doblemente producida por el roce del piercing sobre su próstata, así como el frotamiento de su cuerpo contra el mulato a consecuencia de las embestidas de este. Adán cada vez se siente más excitado hasta el punto que está a punto de obtener el climax, es en este punto que el chico del piercing cesa sus embates y se retira; Adán es descabalgado del mulato y le dan un pequeño respiro.
Llegados a este punto Adán no alcanza a saber cuál va ser el punto final.
Está muy Cerca.
De nuevo tumban a Adán sobre la cruz
Una voz resuena en el templo, ahora gran hermano va a realizar la última prueba, si consigues soportarla serás incluido en la comunidad de hermanos.
¿Soportar? ¿Soporrrrrrrrtarrrr? ¿Soooooooooopoooooorrrrrtaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrr?
¿Todavía me quedaba algo que superar?
Pues, sí compañeros
De nuevo en la cruz como había ocurrido en otro momento me elevan los pies sujetos por los tobillos, encima mía se sitúa en posición de un sesenta y nueve el púber chupándome la verga y yo lamiéndosela mutuamente, a su vez el púber es penetrado por Adonis, cada vez Adonis arremete contra el culo del efebo me clava su tierna polla hasta lo más profundo de mi garganta, momento en el cual abre su boca y le da un respiro a mi polla que la absorbe con glotonería innata; en este mismo instante siento en mi esfínter una gran presión es la gran polla del mayor con un capullo descomunal, su tallo un barrote duro como un fierro, mi culo dolorido, dilatado, lubricado, ensanchado no es capaz de soportar ya nuevas sensaciones; el mayor comienza a envestirme fieramente, el púber absorviendome la polla desesperadamente, yo devorando su polla su polla sin control, Adonis llevado de la lujuria penetra al púber sin piedad y desenfreno, el mulato y el del piercing se introducen el dedo gordo de mis pies en sus húmedas bocas, es tal el cúmulo de sensaciones que estoy a punto de estallar.
El mayor cada vez arremete más duramente mi culo maltrecho, ya no puedo más de un momento a otro me voy a desfallecer siento unos trallazos de semen en un costado, es el del champiñón que no se ha podido contener, esto desencadena que el mulato y el del piercing también alcancen su climáx salpicando mis piernas elevadas y el trasero del mayor, esto a su vez desencadena el orgasmo del mayor, que me inunda el culo con varios trallazos lefa ardiendo, o al menos esta es la sensación que creo percibir; Adonis se corre en el culo recién desvirgado, El púber no soporta más sensaciones y se corre copiosamente en mi boca obligándome a tragar su semen involuntariamente pues me tiene introducida su polla más allá de las admigdalas, dada la presión que está soportando del peso de Adonis, su semen dulzón y suave se escurre al fondo de mi garganta, exploto en la boca del más chico, me desfallezco.
Me despierto, una escasa luz ilumina el recinto, noto los restos de semen secos en mi piel, observo un tercer nudo en el cordón que rodea mi cintura.
Observo a mí alrededor y no veo a nadie.
Al pie de la cruz veo un sobre, acompañado de seis consoladores, parecen la réplica exacta de las pollas que me acaban de dar y me han hecho experimentar un placer hasta ahora desconocido.
Abro el sobre y pone
BIENVENIDO A LA COMUNIDAD HERMANO ADAN
P.D. El lugar sobre el que se desarrolla el relato, es real y tal cual se describe en la primera parte.
Espero que os haya gustado.