Volvió a las 7 A.M.
Ayer mi mujer se fue de fiesta con las madres de los niños. Después de la cena, copas, fiesta. Yo en casa.
Volvió a las 7 A.M.
Ayer mi mujer se fue de fiesta con las madres de los niños. Fueron todas las mamás del curso. Después de la cena, copas, fiesta.
-. Vete, no seas tonta, la animé días antes. Yo me quedo en casa cuidando a los críos.
Una copa yo solo tirado en el sofá, relajado. Algo de TV y a la cama a dormir, sin nadie que me moleste. ¡Qué gustazo!
Volvió a las 7 A.M.
Me despertó. Venía bebida. Muy bebida. La vi sentada en el borde de la cama. Fingí estar dormido. La miraba en silencio. De reojo, a oscuras. Habitación en penumbra y las piernas tan blancas. Perfecto contraste. No tenía medias. ¿se las habría quitado antes? Se levantó, cogió el pijama y volvió a sentarse. Sin quitarse el vestido, se puso el pantalón del pijama. Brevemente vi sus nalgas. Pero no la vi bajarse las bragas. Siempre empieza por bajárselas. Es la primera parte del ritual. Imprescindible. Nunca lo cambia. ¿No tendría bragas? ¿Ir sin ropa interior a una cena de mamás? Ni de coña.
Se desnudó la parte de arriba. El sujetador estaba desabrochado. No quiere decir nada, para que no apriete, a veces de fiesta lo hace. De refilón, vi sus tetas sentada en la cama, medio dándome la espalda; pedo. El maquillaje mal quitado. Supongo que se lo medio limpió sin hacer ruido para no despertar a los niños… Lo hace siempre así.
Se incorporó un poco y tiró el vestido a la silla. Buen meneo de tetas. Se puso la parte de arriba del pijama. En ese momento lo pensé. ¿se la habrían follado? En ese instante se me puso dura.
Si, seguro que sí. ¿En un hotel? No. Demasiado evidente… Me la imaginé en los asientos de atrás de un coche. Borracha. Con ese vestido, las tetas medio fuera. Abierta de piernas, con su peludo coño dispuesto. O no. Mejor aún. En los W.C. de una discoteca. Dada la vuelta, mirando a la pared, y el otro por detrás llenando su coñito de carne, penetrándola con ganas, agarrándola las tetas y empujando con ímpetu, con fuerza…
Y cuando venga, pues llenándola el coñito de leche… Está casada, no hay problema… si se queda preñada, que la den, que se lo cargue la marido… Además, con estas casadas se puede joder a pelo. Suelen follar muy poco con el marido (justo, mi caso). Estas guarrillas están sanas… y sobre todo hambrientas.
Me puse en la piel del cazador, “el follador de casadas”. Qué morbo. Esta “presa” tendría premio doble: el morbo de poner los cuernos y el saber que una casada quiere follar y no busca líos.
A la horade entrarla solo un pensamiento. Si se decide, si me la camelo, polvazo seguro. Tantear, y cuando ya la tienes separada de la manada de tías, empezar a toquetear. Si consigues morrearla, ya casi lo tienes hecho. Y ya si se deja sobar, no hay duda: esta va a tiro fijo, solo quiere follar... Luego si te he visto no me acuerdo. Por parte de los dos, claro.
El morbo. La emoción de la caza. Y cuando esté rendida, se sentirá satisfecho con la polla dura a punto de entrar. No hará ascos a su coño peludo. Ni a sus tetas ya algo caídas. Desde luego, si consigue darla la vuelta, y “hacérselo al revés” como ella dice, no le importará que su culo esté gordo ni tenga celulitis de los muslos. La dará por el culo y se quedará tan ancho. A ella, antaño la gustaba. Un día me confesó que tuvo un novio que la se lo hacía del revés y ¡la hacía morder la almohada! Cuando lo probé yo, me di cuenta que el novio en cuestión la tenía muy bien follada por el culo. Sí porque la entraba un “mercancías” por ese agujero.
Hace tiempo que no la follo por detrás. Darla por el culo, según me echa en cara ella, a diario.
¡Qué joderse, tampoco ella me la chupa! Antaño no hacia ascos a una polla y no hacía falta insistir. Ponérsela cerca de la boca y para adentro. A tragar rabo. Según dijo un día de “confesiones” antes de conocerme a mí, se había comido unas cuantas pollas. ¿Muchas? Pregunté. Bueno… muchas… no sé cuántas son muchas para ti, dijo, pero si bastantes. Y debía ser cierto, porque hacía unas mamadas deliciosas.
Me la imaginé en el coche. Borracha, los ojos medio cerrados comiéndole la polla. Y luego, ensartada. Un culo que sube y baja y una tía abrazada gimiendo como loca…
En ese momento me pregunte qué pensará una madre responsable, con cargas de familia, con niños, etc. a la hora de abrirse de piernas para que se la cepille un desconocido. ¿Un desconocido? ¿Y por qué no un conocido?… Joder… Quién sabe…
¿Y qué más da?, me pregunto. Me siento como el niño que pasa del juguete, ese que tiene tirado desde hace años en un rincón y que no juega con él, pero que en cuanto viene otro niño y se fija en él, no se le deja y se pone de uñas. Ni juega ni deja jugar con él. Vuelvo a mirarla. Dormida. Mi polla tiesa. ¿realmente me importa que se la hayan follado? La verdad es que no. Sinceramente, me igual que se la cepillen.
¿Y por qué se me pone dura? ¿Me excita el saberla follada? Hay a tíos que les encanta que se follen a su pareja. A mí me da igual. Me es indiferente. A lo mejor es el morbo de imaginarla follada como a una guarra, como las que me cepillo yo poniéndola los cuernos. No sé.
Y a ella, ¿La importará follar con otro? ¿Lo hará, lo habrá hecho? ¿Ganas de aventura? ¿Aburrimiento? Seguramente lo hará porque está mal follada. Sí. Seguro que es lo que me dice el tío que se la acaba de meter en el coño. Una mujer insatisfecha, busca lo que no encuentra en casa. Siempre hay un psicólogo en la sala. Esas zorras buscan los polvos que su marido no la echa… Y también siempre hay el chulo de discoteca.
No sé. Yo, ya hace años que no me excito mirándola. Aburrido de las sesiones del sexo de casado, sin emoción. Harto del sábado sabadete con la parte de arriba del pijama puesto. ¿Y ella por qué no va a sentir lo mismo?
Busqué las bragas. No las vi. ¿con que bragas habría salido de casa? Ya ni me fijo en la ropa interior de mi mujer. Tampoco vi las medias. Si, al final las encontré. Tiradas en el rincón. Rotas por la rodilla. Enganchón. Carrera. No quiere decir nada.
En silencio, volví a buscar las bragas, miré hasta en el cesto de la ropa sucia. No las encontré. En la habitación solo estaba ella roncando. Menuda borrachera. Si la hubiera bajado los pantalones del pijama y me la hubiera tirado ni se habría enterado. De novios, cuando estaba tan pedo, lo hacía con frecuencia…
Las bragas siguen sin aparecer. Y volví a pensarlo. ¿se la habrían follado?
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