Volviendo a vivir

comienzo a besarle sus piernas, aprovechando sus movimientos de desesperación al ser besada y golosamente acariciada su culito, bajo sus calzones, ella sube sus caderas lo que aprovecho para desnudarme...

Volviendo a vivir.

Carmen es una agraciada joven de 26 años aunque representa solo 21 años, casada con un hijo Carlos de seis meses, quien tiene el mismo nombre del padre de 29 años.

La conozco por ser vecina y creo que ella es una mujer con problemas, a veces saluda otras no, otra vez es cariñosa, etc. etc.

Es menudita, blanca, pecosa en su espalda, cabello negro , de 1.55 de altura, ojos grises y grandes, boca sensual y nariz perfilada, buenas caderas y cinturita pequeña a pesar de haber parido su hijo hace seis meses, senos 38, que la hace verse mas sensual, pero estas no son redondas sino mas bien con una leve caída, que hacen que se vean mas naturales, un trasero parado y duro sin celulitis , piernas rellenas y bellas, que cuando anda con falda corta, ¡mata!, unas manos que se las arregla cada 15 días, además de peinarse o arreglarse en la peluquería.

Un día me cuenta que el problema de ella es su marido, quien aconsejado (gracias a Dios) por una tía de este, desde los dos meses de embarazo que no la toca por temor al comienzo, de dañar al bebé en gestación al penetrarla con su pene y luego para que no se le corte la leche, la tía sigue diciéndole que la debe respetar en bien de su hijo, ( la tía tiene unas ideas mas que antiguas, pero que a mi me ayudaron a conquistar a Carmen).

Un día la encuentro llevando unos bolsos y su hijo en brazos, la llevo en mi coche y la dejo en su casa, al tiempo que entro sus bolsas, deja a su hijo en un encierro con sus juguetes y va a mi lado a recibir los bolsos, como lleva una blusa que al dejar a su hijo se desabotonaron dos botones, mostrando su par de tetas las cuales miro sin disimulos y ella se da cuenta y dice oh… se me abrió la blusa, eres un mirón, me dice sonriendo, crees que son feos mis senos, me pregunta con una sonrisa pícara en sus labios…, que va respondo son unas exquisiteces, y me gustaría tocarlos…, sabes me dice, desde los dos meses de embarazo y todo estos meses de lactancias, es decir mas de un año que estos senos no han recibido caricias alguna y no saben de apretones de manos varoniles… , que desperdicio ¿verdad?, no crees, me dice mirándome con unos ojos entrecerrados y con un brillo sexual en ellos.

Tu marido es loco o es maricon le digo, están maravillosas y si tu me permites aquí mismo te las toco, estiro mis manos y agarro sus senos con mis dedos, suavemente, moviendo estos alrededor de esos melones de carne que son los senos de Carmen, que suspira, bufa y se contrae al ser estos manoseados.

No me dice, que estoy casada con Carlos, y no puedo fallarle…, pero no se aparta.

Pero el no te toca, le digo, yo sí, continuo con el manoseo de su par de senos, como gime y se estremece, girando su cuerpo retrocediendo de espalda hacia el mío y queda cercada, rodeada por mis brazos, mientras continuo acariciando su par de senos, duros por estar rellenos de leche.

No por… favor, respétame, que tengo mi marido…, me dice…, y luego se abre mas la blusa apretándose contra mi cuerpo…, desesperada por ser satisfecha como mujer.

La guió y apoyo contra una cama y subiéndole sus vestimentas me arrodillo en la alfombra y comienzo a besarle sus piernas, aprovechando sus movimientos de desesperación al ser besada y golosamente acariciada su culito, bajo sus calzones, ella sube sus caderas lo que aprovecho para desnudarme de mis pantalones, ropa interior y me paro ubicando mi pene en su sexo, al estar este mojado por los jugos que ella vaciaba por la pasión desesperada que sentía, este resbala a su interior… en la posición en galga o de la vaca.

Los testículos quedaron a apoyados contra el colchón. Mi pene duro como un tronco ingresaba a su sexo. Era, literalmente, una violación. Mientras besaba su nuca, sus hombros.

-"Agrhhhhhh, ochhhhhhhhhhh. Retírala, retírala por favor que duele. Es demasiado gorda! Agggrrrrrrhhhhhh!!!!!!".Gritaba Carmen, mi marido lo tiene mas chico…, aahh, oohh, que tronco tienes, me…partes.

No hice caso a las súplicas, sin retroceder un centímetro me afirmé más aún y los músculos de su culo y espalda se retorcieron y dando un gruñido le sepulté todo el aparato. La cabeza del pene se aplastó contra la pared más distante del útero de Carmen, estaba clavada totalmente y se quejada ahogadamente, sin aliento.

Bombeaba con dificultad, mi pene que se refregaba contra las paredes internas de la vulva apretada. La tomé fuertemente de la cintura sólo con una mano y con la otra apunté a su cabeza acariciando su rostro. Luego tomada de los hombros por una mano y de la cintura con la otra la empujé hacia abajo y volví a sepultarle hasta el tallo mi grueso tronco, chillaba y suspiraba con los dientes apretados. En un momento ella tiró su mano izquierda hacia atrás para acariciarme los testículos. En su dedo anular brillaba su anillo de casamiento que le había regalado su marido, mientras acariciaba mi culo y mis nalgas.

Ella comenzaba a respirar muy profundamente. Se estiró sobre la cama entregándose al coito y yo me prodigaba sobre ella. Le quité los ajustados sostenes y veía sus mamas jugosas. Mis manos lo apretaban de tal manera que de vez en cuando al hacerle un cariño manaban de ellos leche. La giré y le quité todo lo que nos molestara y comencé a lamerla… Degustándome de la leche... Ella ya tenía los primeros síntomas de su orgasmo y me decía que continuara, la besé apasionadamente en sus labios, dejando ir la lengua y ya comenzando a bombear lo más violento y rápido su sexo. Sus gritos se comenzaban a oír, creo que en toda la casa, pero mi preocupación principal era acabar con la faena ya comenzada. Llegó su orgasmo y lo disfruté de buena manera… vaciándome dentro de su útero.

Más de un año sin recibir esta rica y tibia leche me dice…. Que placer…, al tiempo que me estruja apretándome el pene con su vagina. Ahora ándate que nos pueden pillar y esto debe quedar en secreto, dice… ven a verme mañana, comento… mi marido se va a trabajar tipo 9:30 horas, te estaré esperando suspira

Cojo mis ropas voy al baño y luego me retiro, no sin antes de manosear su cuerpo desnudo…, mañana, me dice mañana es otro día.

Al otro día, espero la salida de su marido y toco la puerta de su casa, ingresando a esta…, me recibe con una camiseta que apenas la cubre y unos diminutos calzones.

Anoche provoqué a mi marido y el muy tonto me digo en un mes mas me hará su mujer…, cree que voy a esperarlo tanto tiempo, me comenta.

Le dije que se desnudara, Carmen no dijo nada, alzó sus brazos y dejo que camiseta que la cubría como vestido resbalaran por sus hombros hasta caer al suelo dejando su cuerpo semidesnudo solo cubierto con unas diminutas bragas. Sus tetas de madre, he de reconocer que las tenia muy bien puestas, me gustaron y sin darle tiempo comencé a succionar, comencé a comerme los pezones, a cada movimiento de mi lengua en sus pechos ella me lo agradecía con un pequeño gemido, al tiempo que bajaba sus calzoncitos mientras jugaba con mi lengua en su ombligo, y sacaba mi miembro para introducirla en su sexo hasta el fondo, arrancando un gritito de ella que todavía estaba como en estado de aturdimiento. Primero lo hice lento, dando tiempo a las paredes vaginales a amoldarse a mi tremendo aparato, según ella, y los grititos pasaron a jadeos complacidos. Pero cuando consideré que ya le había dado tiempo suficiente el ritmo de mis embestidas, las aumenté sin ningún tipo de misericordia. Como se quejaba y como se movía, recogió un poco sus piernas y arqueó la espalda, como la poseía y ella me estaba clavando las uñas en mi espalda, pero no me importó. Yo ya estaba como loco y solo quería correrme, se lo hice saber a ella, me dijo entre suspiros y quejidos de pasión, que tuviera cuidado ya que ella no se cuidaba y no quería quedar embarazada nuevamente, igual un torrente de mi semen bañó las sinuosidades de su matriz, mientras sus uñas se enterraban cada vez mas en mi espalda, anunciándome que ella estaba en pleno trabajo de su orgasmo y con un jadeo anuncio su llegada.

Seguí siendo su amante por mas de tres meses, antes que me presentara su amiga Myryam, que otro día contaré.