Volver a encontrarte i

Sora una pequeña de ojos verdes y summer una niña despanpanante de ojos azules son separadas por 15 años y pasado este tiempo desean reencontrarse. lo lograran?

VOLVER A ENCONTRARTE

Eugenia

Sora era una niña de ocho años, tenía el pelo corto del color del sol. Si no fuera por esos ojos verdes que la caracterizaban tanto la mayoría de la gente la confundiría con un niño. Siempre estaba feliz y sonriente. La gente que la conocía la quería mucho, siempre hablaba sin parar a pesar de su corta edad. La encantaba tumbarse en la hierba y mirar las nubes encontrando alguna que otra forma en ellas.

Uno de esos días, Sora estaba tumbada en la hierba jugando con su peluche, siempre iba con ella, era un osito con un corazón dibujado en la palma de su mano. Su espléndida sonrisa se borró de su bello rostro cuando dos niños le arrebataron su querido peluche. Sora les gritaba que se lo devolvieran.

  • Dame mi osito!

  • Y si no qué?, llamarás a tu mamá?

  • He dicho que me lo des!

  • Te lo daré si vas a comprarnos chocolatinas.

  • Si te las compro... me lo darás?

  • Claro!, tu ve, y no se te ocurra tardar o me llevare a tu estúpido peluche.

Sora tenía lágrimas en los ojos, quería recuperar a su osito y para ello haría lo que fuera. Entró en la tienda más próxima que encontró. Había bastante gente y Sora no podía esperar. Una chica mas alta que ella, de cabello negro iba a ser atendida cuando la pequeña rubia se puso a su lado y tiró de su manga.

  • Perdona, podrías dejarme comprar una chocolatina a mi primero?, por favor, es muy urgente - le dijo la pequeña Sora con los ojos llenos de lágrimas.

Aquella niña se la quedó mirando fijamente, notó que la pequeña estaba asustada y tenía prisas, así que le cedió su puesto.

  • Esta bien, pasa.

  • Muchas gracias de verdad.

Sora pidió la chocolatinas y salió corriendo de la tienda. La chica morena se la quedó mirando hasta que la perdió de vista.

Sora llegó hasta donde estaban los niños con su peluche.

  • Aquí tienes - le dijo ofreciéndoles las chocolatinas.

  • Muy bien, aquí tienes a tu estúpido muñeco.

El niño tiró al osito al suelo, Sora lo miró y vió que le faltaba la cabeza. Sus ojos se llenaron de lágrimas, se tiró al suelo a coger el cuerpo del osito.

  • Dónde esta la cabeza? - preguntó la pequeña llorando.

  • Mmm, no lo se, te lo diré cuando me traigas mas chocolatinas.

  • No!, dame su cabeza.

  • Haz lo que te digo y te daré la cabeza.

Sora lloraba muy fuerte, estaba abrazada al osito, ya no tenía dinero asi que no podía comprar mas chocolatinas. Sora se levantó he intentó quitarle la cabeza al niño que la tenía, pero el se la pasó a su compañero. Se la pasaban de uno al otro mientras Sora corría de su lado para otro intentando recuperar la cabeza del osito. En uno de esos pases, la cabeza del oso quedó suspendida en el aire. Todos miraron y vieron a una niña alta de pelo negro.

  • Oye!, devuélvenos eso.

  • No es vuestro - respondió fríamente.

  • Si no quieres que te hagamos daño dánoslo.

Sora pudo reconocer a la niña, era la que la había dejado pasar en la tienda. Sin pensarlo se acercó hasta ella.

  • Por favor, la cabecita del oso es mía - sus ojos verdes llorosos sorprendieron a la morena.

La niña de cabello oscuro no dudó en entregarle la cabeza del osito. Sora no dudó en sonreírle cuando recuperó la cabeza.

  • Ya que por tu culpa hemos perdido ahora nos servirás tu - dijo uno de los niños.

  • Iros antes de que me enfade.

  • Y si no qué?

La morena se acercó a ellos con mirada desafiantes, cuando estuvo lo suficientemente cerca de ellos les gritó.

  • MARCHAOS!

Los dos niños salieron corriendo sin pensarlo. La morena se les quedó mirando con media sonrisa en sus labios. Cuando se dió la vuelta para mirar a la pequeña rubia la vió de rodillas llorando, se acercó a ella y se arrodilló a su lado.

  • Por qué lloras?

  • Porque me han roto mi osito - dijo llorando.

  • Si quieres... puedo arreglártelo.

  • De verdad? - preguntó entusiasmada aun con los ojitos húmedos.

  • Si, déjamelo y esta tarde te lo traigo.

  • No me lo vas a quitar?

  • Si quisiera quitártelo, ya lo abría hecho.

  • Vale, confió en ti.

"Confió en ti" aquellas palabras resonaron en la cabeza de la niña morena. Nunca antes nadie había confiado en ella.

  • Cómo te llamas pequeña? - le preguntó la morena.

  • Me llamo Sora - le contestó cerrando los ojos y sonriéndole ampliamente - y tu?

  • Me llamo Summer.

  • Muchas gracias por todo Summer - la pequeña rubia se acercó a ella y la abrazó por el cuello.

La morena no sabía como reaccionar, ella no era nada cariñosa y no estaba acostumbrada a ese tipo de gestos. La pequeña Sora se separó de ella y la miró a los ojos.

  • Tienes unos ojos muy bonitos - dijo con voz alegre.

  • Gracias, los tuyos también lo son.

  • Gracias.

  • Bueno, tengo que irme, ven esta tarde aquí, te tendré listo el peluche.

  • Vale! - dijo entusiasmada - aquí estaré.

Summer se levantó y se fue para su casa. No sabía muy bien como arreglar el peluche, sabía que tenía que coserlo, pero nunca lo había hecho, así que le pidió a su madre que le explicara como se hacia.

La morena ya tenía listo el peluche. Estaba contenta por haberlo conseguido, pero le dolían mucho los dedos. Se había pinchado varias veces con la aguja.

Una pequeña rubia yacía tendida en la hierba, donde había quedado con Summer. La morena no tardó en llegar. Vió que Sora estaba tumbada en la hierba, despacio se acercó hasta ella, se agachó y puso delante de los ojos de la rubia al osito moviéndose, la morena cambio su voz por una mas dulce.

  • Ya estoy aquí! - dijo como moviendo al osito como si lo dijera el.

  • Tadeo! - gritó la niña rubia mientras lo cogía y lo abrazaba.

Sora se puso de pie y empezó a saltar y a reirse mientras lo movían de un lado para otro. Summer miraba cada movimiento de la pequeña rubia. No sabía por qué, pero esa niña despertaba algo en ella. Sora se acercó corriendo donde estaba la morena y se tiró a abrazarla. Rodeó con sus pequeños brazos su cintura y apoyó su cabecita en su pecho.

  • Muchas gracias por todo Summer, eres mi mejor amiga.

  • Tu... mejor amiga? - dijo en un susurro.

Summer tenía diez años, en esos años nunca tuvo una amiga, siempre se cerraba en ella misma y se alejaba de todo el mundo. Summer pensó en lo que le había dicho la pequeña. Algo la decía que podía confiar en ella. La morena ya estaba cansada de estar sola, quería tener a alguien, a alguien como... esa pequeña niña. Summer rodeó con sus brazos el pequeño cuerpo y con una leve sonrisa la dijo.

  • Tu eres mi única amiga.

Desde ese día se hicieron inseparables. Cada tarde iban juntas a tumbarse en la hierba a mirar las nubes. Summer la protegía contra todo y contra todos. En tan solo dos meses había llegado a abrirse las puertas de su corazón de en par en par. Sora se había vuelto la persona más importante de su vida. Lo mismo le pasaba a Sora, le encantaba estar con Summer, el rato que no estaba con ella la echaba mucho de menos. La pequeña Sora estaba muy confundida, No veía a Summer como una hermana mayor ni tampoco como su mejor amiga, era algo distinto, era mucho mas que eso.

Como cualquier día, Sora estaba sentada en la hierba esperando a Summer, ya llevaba largo rato esperándola. Algo la decía que esperara, que ella vendría, y se quedó esperándola con lágrimas en sus ojos mientras abrazaba a su osito Tadeo.

Ya eran las diez de la noche. Summer estaba tumbada en su cama, había estado llorando por que su madre la castigó y no la dejó reunirse con Sora. Alguien llamó a su casa, la morena bajo ilusionada pensando que sería ella, pero no fue así. Era la madre de Sora, estaba muy nerviosa y empapada. Estaba lloviendo y tronando muy fuerte. Le dijo a la madre de Summer que necesitaba hablar con su hija.

  • Summer cariño, sabes algo de Sora?, no ha vuelto a casa desde las tres de la tarde - dijo muy fatigada.

  • No, no se nada.

  • La he estado buscando por todos sitios pero no la encuentro - la madre de Sora se puso a llorar, la madre de Summer fue a su lado y trató de calmarla.

Summer estaba muy preocupada por la pequeña rubia, necesitaba saber que estaba bien, y sin pensarlo salió corriendo de casa con la intención de encontrarla a pesar de que la lluvia que estaba cayendo, no le importó, solo quería encontrarla.

Sora estaba debajo de un árbol, estaba completamente empapada, y muy asustada. Abrazaba a Tadeo con fuerza. Lloraba no por que hiciese frío, ni por los truenos, lloraba porque Summer no había ido, no había ido a buscarla. Se sentía tan sola y tan desprotegida...

Sus ojitos verdes se abrieron en la oscuridad, a pesar de la tormenta pudo distinguir una figura bajo la lluvia, venía corriendo hacia ella y gritaba su nombre. Sora forzó su vista para intentar ver quién la llamaba, pero no le hizo falta, reconoció su voz.

  • Sora!, Sora dónde estas?!

  • Summer!!!

La morena se paró en seco bajo la lluvia, pudo ver que una pequeña figura salía corriendo de debajo de un árbol. Summer salió corriendo en cuanto reconoció a la pequeña. Tras una corta carrera Summer y Sora se abrazaron muy fuerte. La morena quería proteger a Sora de la lluvia, miró a su alrededor y vió un tejadillo, enseguida la cogió en brazos y corrió hasta el protegiéndose de la lluvia.

  • Sora, dónde has estado?, te estaban buscando por todas partes.

  • Y tu?, dónde has estado tu?, te he estado esperando todo este tiempo - dijo llorando - pensé que yo te importaba.

Summer no se contuvo mas y la abrazó, la abrazó con todas sus fuerzas.

  • Claro que me importa, perdóname, mi madre me castigó y no pude salir de casa. Siento no haber venido antes, podrás perdonarme?

  • Prométeme que no volverás a dejarme - dijo la pequeña llorando en su pecho.

  • Te lo prometo.

Se quedaron abrazadas por unos instantes. Summer sabía que si no se ponían algo seco y caliente cogerían frío. Summer cogió a la pequeña Sora en brazos y cargó con ella hasta casa.

Habían pasado tres meses. Después de aquello la relación de Sora y Summer se hizo mas fuerte. Las dos estaban muy felices por tenerse. Se querían muchísimo. Las dos se acostumbraron a darse la mano cada vez que se tumbaban en la hierba a mirar las nubes. Siempre estaban jugando. Summer siempre llevaba a casa a la pequeña Sora a caballito. Una de esas veces Sora se quedó dormida en la espalda de Summer, abrazada a su cuello. A la morena la encantaba verla dormir. Se sorprendió cuando la pequeña hablaba en sueños, la llamó a ella y la pidió que no la dejara nunca, a pesar de saber que estaba dormida Summer la dijo.

  • Nunca te dejaré... te lo prometo.

Como un día normal, Summer fue hasta la casa de Sora para ir a buscarla. Antes de llegar pudo ver que enfrente de su casa había un gran camión. Los padres de Sora estaban metiendo muebles. La morena se acercó y pregunto por ella. Su madre la dijo que estaba donde quedaban siempre, y sin pensarlo ´Summer se fue a buscarla.

Cuando llegó allí, vio a su pequeña amiga sentada en la hierba. Tenía las piernas encogidas, los brazos se apoyaban en ellas y su cabeza escondida entre sus brazos. Summer se acercó y se sentó a su lado.

  • Hey Sora, qué haces aquí?, quedamos en que iría a buscarte a tu casa recuerdas?

  • ... - no hubo respuesta de la rubia.

  • Sora...

Summer le tocó el hombro, en ese momento Sora se tiró a los brazos de Summer y comenzó a llorar con fuerza. La morena estaba preocupada, pero se limitó a abrazarla con fuerza y esperar a que la pequeña se calmara.

Cuando por fin se calmó, Sora miró esos ojos azules que tanto la gustaban y sonrió al ver la cara de preocupación de su querida amiga.

  • Sora qué te pasa?

  • Es que... me voy... - dijo agachando la cabeza.

  • Cómo que te vas?

  • Mis padres se han comprado una casa y tengo que ir a vivir allí.

  • Vaya, tendrás que darme la calle para ir a buscarte.

  • No...

  • No me la quieres dar? - preguntó angustiada.

  • No es eso, es que la casa no esta en esta ciudad, esta muy lejos de aquí...

El corazón de la morena se paró. Un tremendo dolor la hizo apoyarse la mano en el pecho. No podía soportar la idea de que Sora se marchara, la quería demasiado. Lágrimas caían por sus mejillas, Summer no se molestó en limpiárselas, las dejó rodar libremente. Era la primera vez que lloraba delante de Sora, pero le daba igual, lloraba porque no quería que Sora se fuera, porque quería estar con ella, necesitaba estar con ella!. Sora la miró con los ojos humedecidos. Le dolió mucho ver a Summer llorar, Sora se levantó y se puso de rodillas enfrente de Summer, entre sus piernas. En una de sus manos tenía a Tadeo, con la mano libre acarició el rostro de Summer y le levantó la cara para que la mirara. La morena se apoyó en la caricia y cerró los ojos con fuerza, mientras las lágrimas salían con mas fuerza. La morena la miró directamente a los ojos y le suplicó.

  • No me dejes por favor... no te vayas de mi lado...

La pequeña Sora se abalanzó sobre ella y la abrazó con todas sus fuerzas mientras lloraba desconsoladamente. Las dos lloraban abrazadas, era un llanto lleno de dolor, de tristeza, de angustia. Aun abrazadas Sora le dijo.

  • Por favor... no llores Summer, tu nunca lloras.

  • Quiero llorar, necesito llorar para expresar este dolor que siento y este vacío que me esta llenando!

  • Siempre seremos amigas, pase el tiempo que pase, jamás te olvidaré! - dijo apretando más el abrazo.

  • Yo a ti tampoco!

Sora se separó un poco de Summer y la miró directamente a los ojos, la morena hizo lo mismo. Ambas los tenían rojos de tanto llorar. La pequeña rubia extendió la mano que estaba agarrando a Tadeo y se lo ofreció. Summer lo miró muy sorprendida, después miró a la rubia, que se lo ofrecía con una gran sonrisa.

  • Sora... no puedo aceptarlo, Tadeo es muy importante para ti, es tu peluche favorito.

  • Por eso quiero que lo tengas tu, porque es muy importante para mi... al igual que tu.

  • Sora...

  • Por favor, cuídalo bien, y acuérdate de mi siempre que lo veas, un día volveré por él, espérame por favor - Sora empezó a llorar otra vez.

Summer agarró la mano que sostenía a Tadeo y tiró de ella para volverla a abrazar. Se quedaron así mas de diez minutos, en completo silencio, solo sintiéndose. Despacio y sin ninguna ganas ambas se fueron separando.

  • Yo... yo no tengo nada para darte - dijo la morena tristemente.

  • Podrías... - Sora agachó la cabeza y se puso roja.

  • El qué?

  • Podrías darme... un beso?

A Summer le pilló de sorpresa, no se lo esperaba, pero la idea le encantaba. A pesar de su corta edad se dió cuenta de que amaba profundamente a Sora. La rubia se fijó en la cara de duda de la morena.

  • Lo siento yo... ha sido una tontería.

  • No, no... Sora... claro que te lo doy, quiero dártelo.

  • De... verdad?

  • Si.

Las dos se miraron fijamente a los ojos, sonrisas tímidas se dibujaban en sus labios. Summer se acercaba muy despacio a ella. Sora tenía los ojos abiertos, veía como la morena cada vez estaba mas cerca. Cuando solo estaba a unos centímetros de sus labios, Summer cerró los ojos para disfrutarlo. Sora no cerró los ojos en ningún momento, y le extrañó que Summer si lo hiciera. Antes de que la diera el beso Sora llamó su atención.

  • Espera...

  • Qué pasa?

  • Por qué cierras los ojos?, es que no quieres verlo?

Summer la miraba con gran asombro. Tras oír las palabras de Sora no pudo evitar reírse. Miró tiernamente a la pequeña rubia que miraba hacia abajo con tristeza. Con su mano levantó la cara de la pequeña y se acercó casi hasta rozar sus labios.

  • Sora... esto no hay que verlo, hay que sentirlo, y cerrando los ojos es la mejor manera de hacerlo.

Sora cerró sus ojos cuando sintió unos labios suaves sobre los suyos. Ninguna abrió la boca, simplemente juntaron sus labios en un tierno beso de amor. Despacio se separaron y se miraron directamente a los ojos. Los de la pequeña rubia se estaban humedeciendo.

  • Gracias Summer, gracias por haber cuidado de mi, por ser mi mejor amiga y por... por ser la persona a la que...

Una voz les llamó la atención. Era el padre de Sora.

  • Sora cariño, tenemos que irnos, despídete ya.

Summer miró totalmente angustiada a la rubia que estaba llorando.

  • Ya voy papá! - la rubia se giró para mirarla a los ojos - tengo... tengo que irme ya.

  • No... por favor... Sora...

Sora rodeó con sus brazos el cuello de la morena abrazándola.

  • Volveremos a vernos, hasta entonces piensa en mi.

La pequeña le dió un beso en la mejilla y salió corriendo. Summer quería seguirla, quería detenerla, pero se quedo inmóvil.

Sora ya estaba subida al coche. Miraba por la ventanilla esperando ver a Summer, deseaba verla una vez mas. El coche comenzó a moverse cuando vió por la ventana que Summer corría detrás del coche con Tadeo en su mano.

  • Sora!, Sora!!!

Sora se asomó por la ventanilla. El coche aun iba lento, pero Summer no corría tanto como para llegar a su lado. Con gran esfuerzo estiró su brazo ofreciéndole algo a Sora.

  • Póntela!, y no te la quites nunca, yo también te buscaré para recuperarla!, recuerda... es una promesa!

Sora estiró su brazo y consiguió alcanzar la pulsera que Summer le estaba dando. Sus dedos se rozaron por última vez.

El coche comenzó a acelerar. Summer cada vez estaba mas lejos, antes de alejarse mas la morena quiso decírselo antes de que se fuera.

  • SORA TE QUIERO!

En ese momento la morena cayó al suelo, pero no dejó de mirar a la pequeña Sora. Antes de que el coche desapareciera por completo consiguió oír la voz de Sora.

  • Yo también te quiero!

Summer se quedó tirada en el suelo llena de lágrimas, abrazando a Tadeo. Era lo único que quedaba de su pequeña.

Por otro lado Sora se puso la pulsera que Summer le había dado. Sus ojos verdes derramaban lágrimas sin parar. Besó la pulsera y susurró en ella.

  • Volveremos a estar juntas...

Había pasado 15 años desde aquel entonces. Summer a sus 25 años se había convertido en una gran francotiradora. La consideraban la mejor que había hasta ahora. Lo bueno que tenía este trabajo es que eran pocas las veces las que se requería su habilidad, solo en casos extremos.

Su belleza había aumentado. Media más de 1,80 tenía el pelo largo y negro como el carbón. Sus ojos azules congelarían hasta el mismo infierno. En su interior guardaba esa parte tierna que solo le mostró a una persona, a una niña.

Summer tenía su propio piso. Vivía sola. Desde Sora nunca tuvo una amiga, solo un compañero de trabajo, él era policía. Le consideraba un gran amigo, tal vez el mejor. Se llama Zell, era dos años más joven que la morena.

Eran las cinco de la tarde. Una taza de café humeante estaba sobre la mesa. Summer estaba sentada en un sofá, estaba limpiando su PSG1.

El PSG1 está considerado el mejor rifle de francotirador. Es semiautomático y permite disparar varias balas con gran precisión, incluso desde distancias muy largas. Puedes disparar cinco proyectiles por cargador y tiene un alcance de unos 270 metros. También está equipado con una mira telescópica especial con zoom ajustable. Summer conocía su arma tanto como la palma de su mano.

En eso que lo limpiaba, solo la puerta de su casa. Dejó el arma sobre la mesa y fue abrir la puerta. Una vez la abrió sus ojos se encontraron con su buen amigo Zell.

  • Hola morena! - saludó el joven entrando a la casa.

  • Qué tal Zell?

  • Genial!

  • Y eso? - preguntó con medía sonrisa Summer.

  • He conocido a la mujer de mi vida.

  • Vaya!, la cuarta mujer de tu vida en un mes ya - empezó a reírse la morena.

  • Oye!, no te rías, encontrar una mujer fiel en estos tiempos es casi imposible.

Summer arqueó una de sus cejas y lo miró con cara de "retira eso".

  • Bueno, y ya has quedado con ella?

  • Si!, por eso venía, tengo que pedirte un favor.

  • Ya decía yo...

La morena se sentó y se puso a acabar de limpiar su arma.

  • Bueno, me vas hacer el favor?

  • Dime de que se trata y me lo pensaré.

  • Esta bien, mira, hoy hemos quedado para cenar, pero ella se va a traer a una amiga, entonces necesito que me acompañes para que tu hagas compañía a su amiga.

  • De eso nada, ya sabes que yo no soy nada sociable.

  • Lo sé, lo sé, pero por favor... - Zell puso su mejor cara de perrito abandonado.

  • Por cuánto tiempo?

  • Mmm, no sé, tres horas como mucho.

  • Esta bien, pero después de esto me debes una.

  • Trato hecho! - Zell se acercó a ella y le dio un beso fugaz en la mejilla - bueno me tengo que ir ya, mira, esta es la dirección del restaurante, allí a las nueve entendido?

  • Si, si, si, y ahora largo si no quieres que te ponga en la mira de mi PSG1 - dijo con una sonrisa la morena.

  • Ja ja ja, no serías capaz, sabes que disparar en el trasero a tu mejor amigo no está bien - Zell la guiño un ojo y salió de la casa.

Summer fue a su habitación y guardó el arma en su estuche. Se tumbó en su amplia cama, pero su cabeza se apoyó encima de un bultito. Con su mano sacó lo que había debajo de su cabeza y lo miró. Era Tadeo, el osito de peluche que le regalo Sora. La morena aún se acordaba de ella, más de lo que se imaginaba. Abrazó el peluche contra su pecho y cerró los ojos para recordar el tiempo que estuvieron juntas. Sin darse cuenta se rindió en los brazos de Morfeo.

Eran las seis y media. Despacio la morena abrió los ojos y se los frotó para aclararse la vista. Miró el reloj y vio que era muy tarde.

  • Mierda!, tengo que darme prisa, y todavía tengo que bajar a comprar la comida de Teddy.

Teddy era el perrito de la morena, se lo había comprado hace solo una semana, aún era un cachorrito. Summer se levantó corriendo y salió de la casa. La morena corrió hasta el supermercado, estaba algo lejos de su casa pero ella era muy rápida. Summer corría por los pasillos del súper. Había mucha gente, eso la impedía correr más deprisa. Llegó hasta el pasillo de comida de perros, una vez cogió la comida echo a correr de nuevo. Después de esquivar a un montón de gente, miró delante y vio que no había nadie, corrió a gran velocidad aprovechando que no había nadie, pero no se dio cuenta de que una joven salía de uno de los pasillos. Sus ojos se abrieron de golpe al darse cuenta de que era demasiado tarde para frenar.

Tras un duro golpe la morena miró a la joven a ver si se había hecho daño. La muchacha era más o menos de su edad, tal vez algo más pequeño. Tenía el cabello corto y rubio. Estaba de espaldas a Summer. La morena se acercó y le tocó el hombro.

  • Perdona, te has hecho daño?

La chica se giró y miró a la mujer que le estaba haciendo la pregunta. Summer dejó de respirar por un instante cuando vio los ojos verdes de aquella chica. No eran unos verdes cualquiera, eran unos verdes intensos, solo había visto ese color una vez. Los ojos de Sora.

La muchacha que estaba en el suelo agradeció estar así, porque si llega a estar de pie se habría caído de culo. Los ojos azules que la miraban ahora mismo eran totalmente desconocidos, pero a la vez extrañados. Esos ojos la hicieron recordar tanto a Summer... hasta el día de hoy no había vuelto a ver unos ojos azules. Pero estos ojos azules la hicieron ponerse nerviosa.

Summer estaba arrodillada ante Sora. Al ver que no tenía respuesta de la joven volvió a preguntárselo.

  • Disculpa, estas bien?

  • Si, sí. Estoy bien, gracias - respondió Sora.

  • Ha sido culpa mía, lo siento, iba muy deprisa.

  • No te preocupes, no me he hecho daño - dijo sonriente a la vez que cerraba los ojos.

Sora tenía la costumbre de cerrar los ojos cuando sonreía, tal y como lo había hecho el primer día que conoció a Summer.

Summer cuando vio ese gesto se asustó. Por un instante llegó a creer que era ella, que por fin la había encontrado. Se quitó esa idea de inmediato, el vacío que Sora había dejado en su corazón el día que se fue hizo acto de presencia. Sintió una presión en el pecho y pensó que sería mejor salir de allí cuanto antes.

  • Tengo que irme, te pido perdón otra vez.

Summer salió corriendo de allí. Sora se la quedó mirando por detrás. Cuando la morena ya no estaba a su alcance miró su muñeca, en ella llevaba la pulsera que Summer le dio. Estaba desgastada pero aún tenía pulsera para rato. Confundida volvió a mirar por donde hacia un momento se había ido la morena.

  • Quién eres?... - preguntó en un susurro Sora.

Ya eran las nueve. Summer ya casi había llegado a la puerta del restaurante. Por el camino no pudo dejar de pensar en aquella chica. Cuando vio a Zell esperando en la puerta pensó que sería mejor olvidarse de lo ocurrido esta tarde. Llegó al lado de su amigo.

  • Vaya!, qué guapa - dijo Zell con una gran sonrisa.

  • Gracias, tú también estas muy guapo.

  • Esta noche... arraso por donde paso - dijo divertido a la vez que levantaba la cabeza con aires de superioridad.

  • Ja ja ja, que modesto - dijo divertida Summer - tus amigas no han llegado todavía?

  • No, estará a punto de llegar. Además las dije que las esperaríamos dentro.

  • Pues vamos.

Summer y Zell entraron en el restaurante. El sitio estaba bastante bien. Les pusieron en una mesa para cuatro. En una esquinita de la sala.

  • Ese sitio es muy bonito - dijo la morena.

  • Verdad que si?, lo descubrí yo solito - dijo orgulloso.

  • Oh!, que mayor - dijo en burla la morena.

  • Bueno, y qué tal vas, has tenido muchos casos?

  • Que va, antes de llamar a un francotirador utilizan a las fuerzas especiales.

  • Ya veo... así que no hay mucho trabajo eh.

  • No, pero para mi mejor. A mí me siguen pagando cada mes haga algo o no.

  • Que suerte la tuya.

  • Y tú qué?

  • Mañana tengo guardia todo el día, menuda lata.

  • Pobrecito, anda, háblame de tu nueva conquista.

  • Es una preciosidad!, la conocí hace una semana. Es de estatura medía, morena, con el pelo a media melena y con una par de...

  • Por tu descripción diría que es la mujer que acaba de entrar. - dijo Summer divertida.

Zell miro a la puerta y vio aparecer a su cita. La chica se acercó a la mesa con una sonrisa.

  • Buenas noches - saludó educadamente.

  • Lis!, estas preciosa! - dijo Zell levantándose y dándole un beso en la mejilla.

  • Muchas gracias.

  • Mira, te presentaré. Ella es mi amiga Summer.

La morena se levantó y le dio la mano a la chica.

  • Mucho gusto Summer.

  • Lo mismo digo Lis.

  • No ibas a traer a una amiga? - pregunto Zell.

  • Si, ella ahora viene, está buscando un sitio donde aparcar, no es fácil aparcar por aquí.

  • Es verdad, bueno, pues esperaremos a que venga y luego pedimos - dijo Zell sonriente.

  • Muy bien - dijo Lis.

Zell y Lis hacían muy buena pareja, al menos eso pensó Summer que se mantenía ajena a la conversación de ellos dos. La presencia de alguien frente a la mesa le llamó la atención.

  • Buenas noches a todos, siento haber tardado tanto, no encontraba sitio.

Otra vez. Los ojos de la morena se fundieron en aquellos ojos verdes que aún no había hecho contacto con los suyos.

Zell se levantó y saludo a la chica amablemente.

  • Ella es mi amiga Sora - dijo Lis.

Sora!, ahora sí que la morena no se lo podía creer. Tenía los mismos ojos verdes y se llamaba igual que ella. Pero cómo era posible?, se preguntaba la morena en su interior.

Sora miró al otro lado de la mesa, allí se encontró con esos ojos azules que tanto la habían confundido. Al reconocer a la mujer se acercó hasta ella.

  • Volvemos a encontrarnos... - dijo Sora.

  • Eso parece...

  • Os conocéis? - preguntó Zell.

  • Chocamos hoy en el súper - dijo la morena sin dejar de mirar a la rubia.

  • Vaya, que casualidad - dijo Lis.

  • Buenos Sora, ella es mi amiga Summer - dijo Zell.

La sonrisa de Sora se borró de su cara al oír el nombre de la morena. Summer... por un momento la mente de la rubia se trasportó al pasado y recordó a su amiga de la infancia. Su largo pelo negro, sus ojos azules tan intenso, sus labios... Sora jamás pudo olvidar los labios de Summer. Sabía que si ahora la besaba podría reconocerla por el tacto de esos labios que tanto marcaron en ella.

Summer extendió su mano para saludar a la joven. Enseguida Sora le dio la suya y ambas se juntaron en un suave agarre.

  • Encantada Sora...

  • Lo mismo dijo Summer.

  • Bien, pues ya que estamos todos, pidamos.

Zell y Lis se sentaron. Se extrañaron cuando vieron que sus dos amigas aún estaban de pie dándose la mano y mirándose casi sin parpadear.

  • Y a estas qué les pasa? - cuchicheo Zell a Lis.

  • No tengo ni idea... parece un flechazo.

Zell miró sorprendido a Lis, cuando pensaron en lo que habían dicho los dos comenzaron a reírse a carcajada. Sora y Summer se vieron sorprendidas por las carcajadas de sus amigos. Inmediatamente soltaron su agarre y los miraron pensando que se habían fumado algo.

  • Qué es lo gracioso? - preguntó la morena una vez sentada.

  • Eso, a mí también me gustaría saberlo - dijo Sora que se sentó a su lado.

  • Nada, nada!

Los dos siguieron riéndose. La paciencia de Summer se estaba acabando y Zell se dio cuenta cuando la miró.

Una vez les sirvieron la cena los cuatro comenzaron a hablar para conocerse entre ellos.

  • Y tú a qué te dedicas Sora? - preguntó Zell.

  • Trabajo en un banco, y también estoy intentando ser escritora.

  • Eso está muy bien Sora, espero que lo consigas.

  • Gracias Zell y vosotros a que os dedicáis?

  • Yo soy policía.

  • Yo soy francotiradora - dijo Summer.

  • La mejor! - señaló Zell.

  • En serio? - preguntó la rubia muy sorprendida mirando a Summer.

  • Tanto como la mejor... - dijo Summer.

  • No lo niegues - dijo Zell - a pesar de lo que consiguió no se crees que sea la mejor.

  • Y qué fue lo que consiguió - pregunto Lis.

  • Ella solita tenía que estar pendiente de tres asesinos que habían secuestrado a una familia. Las fuerzas especiales no podían entrar porque el interior de la casa estaba llena de explosivos. Solo tenía una oportunidad. Tenía que matar a los tres de un tiro limpio en la cabeza en nada más y nada menos que en diez segundos.

  • Dios mío! - dijeron Lis y Sora a la vez.

  • Increíble eh! - dijo orgulloso Zell.

  • Ya lo creo! - dijo Sora.

La rubia miró atentamente a la morena que ahora tenía la vista distraída en su plato. Summer levantó la vista al sentirse observada por esos ojos verdes. Tras mirarse unos instantes, Sora le hablo.

  • Summer después de hacer eso no te consideras la mejor? - preguntó Sora.

  • No me considero ni mejor ni peor. Simplemente salve las vidas independientemente de ganar el mejor puesto.

  • Si... claro - dijo algo cortada la joven.

  • Summer se toma su trabajo muy en serio, nunca compite con nadie - dijo Zell orgulloso.

Summer pensó que había sido algo brusca con la chica. Lo cierto es que la ponía muy nerviosa y ella no estaba acostumbrada a ser amable con nadie, pero sabía que tendría que disculparse.

  • Chicas yo enseguida vengo - dijo Zell

  • Yo también, voy a retocarme un poco.

Zell y Lis se levantaron de la mesa y cada uno se fue hacer sus cosas. Summer estaba algo nerviosa por haberse quedado con la rubia a solas, pero sabía que este era el momento para disculparse

  • Oye... Sora, quería disculparme si antes fui algo torpe, es que no suelo tener mucho contacto con la gente...

Sora la miró sorprendida, pero agradecida por su disculpa, ahora se sentía mejor.

  • No te preocupes Summer, no pasa nada - Sora cerró los ojos y sonrió a la morena.

Otra vez!, pensó Summer, solo sabía de una persona que hiciera eso, y era su pequeña Sora. Y si ella fuera... se planteó. Sora se levantó un momento para quitarse la chaqueta y quedarse en manga corta. Cuando se volvió a sentar apoyó su brazo encima de la mesa. Summer miró su muñeca en ella tenía una pulsera puesta, parecía vieja. Se acercó un poco más para verla mejor. Una punzada en el pecho la hizo dejar de respirar cuando reconoció esa pulsera. Volvió a mirar a Sora que ahora la miraba con cara extrañada.

  • Te encuentras bien?, estas pálida... - dijo con un poco de preocupación.

  • SSSS... si, si, disculpa enseguida vengo.

  • Claro...

Summer se levantó corriendo y se fue al baño, justo antes de entrar vio como Zell salía del de caballeros. Summer lo agarró y lo volvió a meter dentro. Lis salía del baño, peor en vez de volver a la mesa se quedó esperando en la puerta de los servicios de caballeros. En su interior...

  • Summer qué pasa?

  • Zell creo que es ella - dijo muy nerviosa.

  • Ella?, a quién te refieres?

  • A Sora, creo que es la misma Sora.

  • Estas segura?

  • No, no se!, necesito tiempo.

  • Será mejor que volvamos.

Liz que había oído todo salió corriendo para la mesa otra vez, se encontró a su amiga y habló con total normalidad con ella. En los baños aún estaban Zell y la morena.

  • No, no, yo no pienso volver, será mejor que vayas tú.

  • No!, quedamos en que me harías el favor.

  • Lo sé, lo sé, pero esto lo cambia todo.

  • No cambia nada Summer!, ni siquiera estas segura de que sea ella.

  • Por eso mismo!, necesito tiempo para conocerla más.

  • Entonces sal allí y habla con ella.

  • No puedo, de verdad...

  • Summer...

  • Por favor, diles que me he tenido que ir porque no me encontraba muy bien si?, te llamaré.

  • Espera!

Summer salió corriendo del restaurante dejando tirado a su amigo. Zell salió para reunirse con las chicas, una vez llegó...

  • Chicas tendréis que disculpar a Summer, no se encontraba muy bien y se ha marchado. Me ha dicho que por favor que la perdonéis.

  • No te preocupes Zell, espero que no sea nada - dijo Liz.

  • Espero que se recupere pronto Zell - dijo Sora tristemente.

  • Gracias chicas. Bueno, ahora sigamos con la cena os parece?

Los tres amigos siguieron cenando tranquilamente. Sora echaba de menos a la mujer morena, lo cierto es que estaba algo preocupada, casi sin conocerla la había atraído algo de ella, tal vez el recuerdo de su querida amiga de la infancia Summer.

Había pasado una semana. Summer no había vuelto hablar con Zell desde el día que lo dejó en el restaurante. La morena estaba pensando en qué hacer con aquella joven. Quería conocerla y saber más de su pasado, solo así averiguaría si es ella.

El teléfono sonó. Summer salió de sus pensamientos y contestó.

  • Si?

  • Summer!, es urgente! - era Zell.

  • Qué pasa Zell?

  • Un tipo ha atracado el banco del centro, justo en el que trabaja Sora, y ahora estaba en mitad de la calle. La tiene secuestrada a punta de pistola, nadie se puede acercar porque tiene puesto un chaleco de explosivos!, Summer necesitamos que vengas ahora mismo!

  • Sora!

Sin perder un minuto más la morena colgó. Se puso su traje especial y agarró su PSG1, ahora todo dependía de ella.

Un coche a gran velocidad derrapaba junto a los coches de policía que tenían rodeado al hombre que había cogido a Sora. Summer salía del coche con su traje especial de francotiradora. Iba toda de negro, con un cinturón en el que colgaba todos los cargadores del arma. La morena se acercó hasta donde estaba Zell a cubierto.

  • Zell!

  • Summer, menos mal, estas preparada?

  • Si, pero necesito un sitio desde donde poder situarme.

  • Lo sé, por eso te he buscado uno.

  • Dónde?

  • Allí

Zell le señaló lo alto de un edificio que estaba enfrente del banco.

  • Perfecto, voy para allá.

  • Summer!

  • Qué?

  • El capitán no quiere que lo mates.

  • Qué?? - preguntó sorprendida.

  • Dice que utilices el PSG1-T.

  • El rifle de tranquilizantes?

  • Exacto!

  • Zell tu sabes que aun que le dé en la cabeza los dardos tardan su tiempo en hacer efecto.

  • Lo sé.

  • En ese tiempo podía matarla.

  • Eso mismo le he dicho yo al capitán pero es lo que me ha dicho.

  • Lo siento pero no correré ese riesgo - Summer salió corriendo.

  • Summer!

Sora estaba muy asustada, el hombre la tenía presa por el cuello con un brazo y con el otro la apuntaba a la cabeza con la pistola. Pudo ver Zell estaba allí tratando de calmarla. Miró detrás de él y vio a una mujer vestida de negro que corría hacia un edificio.

  • FUERA TODO EL MUNDO O LA MATARÉ! - gritó el hombre.

  • SOCORRO! - gritó Sora.

En ese momento Summer se giró para ver qué pasaba. Sora miró a la mujer que hace un momento corría. Sus ojos encontraron unos azules preocupados. Se dio cuenta de que era Summer, al verla se sintió algo más aliviada. Summer la sonrió de medio lado como para decirle que todo iba a salir bien. Sora se la devolvió y después vio como Summer salía corriendo y entraba en el edificio.

Summer ya estaba en lo alto del edificio. Su arma estaba a punto. Estaba tumbada en el suelo. Su ojo ya estaba mirando a través de la mira telescópica del rifle. La ajustó lo suficiente como para apuntar a la cabeza del hombre. Le estaba costando encontrar un punto fijo ya que el hombre no dejaba de moverse. Summer tenía una radio CODEC por la que se podía poner en contacto con sus superiores o con Zell. Normalmente por el CODEC le daban las instrucciones a seguir. Ahora estaba hablando con Zell.

  • Zell me recibes?

  • Si Summer.

  • Bien, escucha ya le tengo a punta de mira, pero se está moviendo mucho.

  • Ya lo sé, pero es que no hay manera de que se quede quieto, está muy nervioso.

  • Zell necesito un Sensor AP.

  • Un sensor AP?

  • Si, con el podré detectar los campos electromagnéticos y el latido del corazón de él para saber cuándo está más calmado.

  • Entiendo, enseguida te mando uno.

  • Bien, pero date prisa.

La trasmisión se cortó. Summer no perdió de vista al hombre en ningún momento. Tras esperar cinco minutos entró un agente al edificio y le dio el sensor AP a Summer. Una vez lo puso a funcionar podía detectar el corazón de ambos. El de Sora estaba que explotaba. El del hombre estaba bastante agitado también. Puso el sensor de firma que solo se oyera el de él hombre. Zell la llamó al CODEC.

  • Summer ya lo tienes?

  • Si Zell.

  • Y ahora qué?

  • Solo tengo que esperar a que se tranquilice un poco para pillarle.

  • Summer por aquí los equipos de fuerzas especiales están diciendo que van a atacar ellos.

  • No!, que ni se les ocurra, si disparan harían que el chaleco explotará.

  • Summer yo solo soy un simple policía, no puedo detenerlos, Summer van a atacar!

La morena miró y vio como los hombres de las fuerzas especiales estaban rodeando al hombre apuntándole con las armas.

  • Maldita sea! - dijo Summer.

La morena miró el sensor AP y notó como el corazón del hombre estaba latiendo muy deprisa, cada vez estaba más nervioso, sabía que con un movimiento brusco empezaría a disparar. Summer sabía que solo podía hacer una cosa. Sacó un cargador vacío de su cinturón y lo lanzó justo para que cayera detrás del secuestrador.

El cargador cayó justo detrás de él. El hombre estaba tan nervioso que al oír el ruido pensó que le estaban disparando. Quitó la pistola de la cabeza de Sora y apuntó donde había oído el ruido girándose de cintura para arriba, sin soltar a Sora comenzó a disparar a diestro y siniestro.

Summer aprovechó ese momento para apuntarle a la nuca y disparar sin perder más tiempo.

(Tiro certero, dio sin control y el cayó).

El secuestrador cayó al suelo en redondo. Sora se vio liberada del hombre, cuando notó que ya no la sujetaba salió corriendo para donde estaba Zell.

Summer se quedó tendida en el suelo boca arriba, cerró los ojos y sonrió ampliamente.

Sora estaba llorando por el miedo que había pasado.

  • Tranquila, ya ha pasado todo - trató de calmarla Zell.

  • Zell, ha sido Summer la que me ha salvado verdad?

  • Si, ha sido ella.

  • Dónde está?

  • Allí arriba - dijo señalándola el edificio.

  • Podrías decirle que venga, quiero darle las gracias.

  • Claro, espera.

Zell llamó a Summer por el CODEC.

  • Summer?

  • Dime Zell.

  • Sora está aquí conmigo, me ha dicho que si puedes venir, quiere hablar contigo.

  • Enseguida voy.

  • Aquí te esperamos.

Zell cortó la trasmisión.

  • Enseguida viene.

  • Gracias Zell.

  • No hay de que - dijo con una sonrisa.

  • ZELL! - un hombre mayor de bastante mal humor se acercó hasta ellos.

  • Si señor?

  • Dónde está Summer?

  • Ahora viene señor.

  • Maldita sea!, la dije que no lo matara.

  • Señor no tenía otra opción, ella habría muerto si no - dijo señalando a Sora.

  • Cuando la veas dile que quiero verla en mi despacho urgentemente! - dijo muy enfadado.

  • Si señor!

El hombre se fue de allí dejando a Zell algo preocupado.

  • Qué pasa Zell? - preguntó Sora.

  • Me parece que Summer va a tener problemas.

  • Por qué?

  • El capitán dijo que no había que matar al hombre, quería que Summer lo durmiera.

  • Y por qué no lo hizo?

  • Se lo dije a Summer, pero ella sabía que el dardo tardaría en hacer efecto, y en ese tiempo te habría matado, me dijo que no se arriesgaría a que te mataran.

Sora se quedó pensando en lo que le había dicho Zell. Por su culpa Summer tendría que pagar las consecuencias. Sus ojos a pesar de estar llenos de lágrimas consiguió ver a una alta morena acercarse a ellos con su PSG1 colgado al hombro. La morena se paró frente a ellos.

  • Buen trabajo Summer - dijo Zell sonriente.

  • Gracias...

Summer miró a la rubia que la observaba con los ojos llenos de lágrimas.

  • Estas bien? - preguntó la morena a la vez que ponía una mano en el hombro de la joven.

  • Yo...

Las lágrimas no la dejaron seguir hablando, se tiró a los brazos de la morena y lloró en su pecho. Zell al verlas guiñó un ojo a la morena que tenía cara de no saber qué hacer y se fue dejándolas solas. Sora abrazaba a Summer por la cintura, la morena rodeo el pequeño cuerpo protegiéndolo de todo.

  • Tranquila Sora, todo saldrá bien.

  • Muchas... gracias Summer - dijo llorando Sora.

Se quedaron así hasta que la mujer menuda se calmó, de repente comenzó a sonar su teléfono, Sora lo cogió, era Liz.

  • Sora!, estas bien?

  • Si, si, no te preocupes.

Mientras tanto Summer fue llamada por Zell.

  • Pasa algo? - preguntó la morena.

  • Sí, he estado hablando con los agentes, me han dicho que al menos por hoy alguien tiene que vigilar a Sora por si acaso. No sabemos si la cogieron simplemente por ser una de las que estaban allí o tenían algo contra ella.

  • Ya veo... y quién cuidara de ella.

  • Ese es el problema, aun no se sabe. Oye, tu no podrías encargarte de ella?

  • Yo?

  • Si, quien mejor que su salvadora?

  • No sé...

  • Venga, así tendrás la oportunidad de conocerla.

La morena se lo pensó durante unos segundos, tras una corta mirada a Sora volvió a mirar a Zell.

  • Esta bien Zell, se quedara en mi casa.