Volver a Empezar

Les contaré de mi primer aventura como algere viudo maduro y mi despertar al sexo, cuando conocí a Rafael en un gimnasio. Despacio la amistad nos llevó a coger como locos en la piscina de mi casa.

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A veces la vida nos lleva por caminos que nosotros pensamos "¡pero esto no lo he elegido yo!, ¿cómo llegué hasta aquí?" ¡Mentira! Solamente en muy contadas ocasiones no tenemos oportunidad de elegir, casi siempre nosotros vemos por donde queremos pasar y, como se dice en buen chapín, nos matamos con nuestra propia mano. Ya sea por decisiones reflexionadas o por simple negligencia, notros trazamos nuestro camino.

Me llamo Enrique Augusto Estrada, pero todos me dicen Tito o "Gato", por mis ojos verdes esmeralda. Fui esposo y soy padre, actualmente soy un ranchero guatemalteco maduro (tengo ya más de 60) pero bien conservado, pues siempre he llevado un estilo de vida muy sano, con una dieta balanceada, practicando constantemente deportes, además de no fumar y de tomar solamente en ocasiones especiales. Vivo de la tierra, poseo una finca de ganado y últimamente he invertido en otros negocios y me va bastante bien.

Enviudé hace años ya, una enfermedad devastadora me arrebató a mi esposa, fue un duro golpe para mí. Miren, yo creo que una persona, homo o heterosexual, puede sentir cierta atracción física por el sexo que, supuestamente, no le gusta, todo está en la mente. Además, el amor depende mucho más de otros factores más allá del sexo.

Soy gay, como se habrán dado cuenta ya, me casé a los 20 porque me tenía que casar, decisiones de la familia que no podíamos objetar en ese momentos. Gracias a Dios tuve la esposa que tuve, mi dulce Estela Virginia, día a día, me entregaba su vida, su sonrisa y su corazón a manos llenas, se metió profundamente en mi alma. A pesar de que cuando me casé no sentía atracción por ella, al final de nuestra vida juntos la adoraba, era el ser humano más maravilloso que he conocido.

Disculpen a este viejo sentimental, pero media vida al lado de una persona no pasan como si nada.

Después de su muerte pasé un año bastante deprimido, mis hijas se preocuparon pues temían que no me recuperase. Pero yo ya tenía hecho mi plan, iba a llorar todo lo que fuera necesario llorar, pero me iba a poner de pié y a seguir adelante, despacio.

Poco a poco, el dolor de la pérdida iba menguando y dejaba paso a una creciente confianza en mi mismo, comprendí que era importante empezar a caminar de nuevo y a cuidarme, por lo que comencé a comprar productos de belleza masculina y me metí a un gimnasio en mi natal Zacapa para recuperar mi forma (aunque debo decir que me conservaba en muy buen estado) y expandir mi mapa social. Pronto las lociones finas, los geles para el cabello, las cremas humectantes y otras cursilerías se veían poblar la estantería de mi baño. Asimismo empezaba a hacer amistades en otros ambientes y con otro tipo de personas.

Mis hijas, Estelita y Virginia (que en ese tiempo eran unas solteronas que vivían conmigo, junto a sus hijos) me alentaban a salir y conocer nuevas personas, tener más amigos. Y haciéndoles caso terminé enredado en una aventura que me despertó, que me hizo salir de mi sopor, un emocionante encuentro sexual, de esos que no se olvidan, tenía 54 años entonces.

En el gimnasio empecé a conocer una gran diversidad de personas nuevas. Entre ellos a Rafael, un ranchero como yo, hermoso ejemplar de garañón humano, alto y fuerte, de tez tostada por el sol, ojos almendrados, peludo como un oso, cara amable y mirada aniñada, un hermosos efebo cruzado con un ogro.

Me pareció guapísimo desde que lo vi, debía tener unos 30 años ya (31 para ser exacto) y me atrajo inmediatamente. Me recordaba mucho a algunas experiencias que tuve en mi juventud, pues tenía justo el aspecto que a mi me gusta, machotes salvajes, duros y bruscos. Pero quiero aclarar que, si bien me atraía mucho, nunca pensé en hacer algún tipo de avance con el, era pura cobardía. Me dije que no era buena idea, que seguro era hetero y homofóbico. Pero no fue así, afortunadamente

Trabamos amistad y poco a poco nos hacíamos más cercanos. Me di cuenta pronto que la atracción era mutua por… por… bueno, lo leí entre líneas por la forma en que me trataba. Todo ocurrió un día en que lo invité a pasear por mi hacienda, le dije que cabalgaríamos y luego asaríamos carne para acompañar con cervezas. Inmediatamente aceptó, y aquel día, desde muy de mañana, anduvimos a caballo por toda mi propiedad. Mentiría si dijera que no deseaba con ansias que algo pasara, pero yo no iba a provocar nada, no me sentía preparado ni seguro.

Regresamos al rancho, asamos la carne y tomamos cerveza, más o menos como a las 4 de la tarde esta había empezado a hacer efecto y no encontrábamos un poco más desinhibidos, solo eso, nada de borrachos. Debo anotar también que mis hijas no estaban, andaban fuera con sus hijos y regresarían tarde, por lo que el escenario estaba más que montado

Hace calor Don Gato, – así me decía el, Don Gato – no tiene una pileta por allí

Si, si, allá atrás tengo una piscina de piedra… si quiere nos metemos.

Ta´bueno, vamos ya que me muero del calor. – me dijo.

La mentada piscina era una que mandé a construir cuando la salud de mi esposa ya no la dejaba ir a las piscinas de un club para realizar su actividad favorita, la natación. Era un estanque mediano hecho de piedra verde, muy bonito la verdad.

¿Trae ropa para bañarse Rafael?

No

¿Quiere que le preste?

¿Necesito pues? ¿Acaso no andamos entre machos? – asentí con la cabeza, pero la verdad es que hubiera preferido que se pusiera calzoneta o algo… mi pene reacciona solo el muy cabrón.

Nos metimos desnudos a la piscina, me quedé admirado de su físico, era un espectáculo digno de verse su gruesa pelambrera cubría un cuerpo impresionante, curtido y desarrollado bajo el sol de los campos de trabajo. Era de 1.80, de complexión delgada pero estaba bien marcado, hacía juego con ese rostro bello que tenía. Y por abajo, vi un par de adornos que no me daban razones para quejarme, una vergota gruesa y deliciosa que colgaba por delante de un par gordo de huevos.

No hallaba hacia donde ver ni en que cosa pensar para distraer mi atención de ese hombre, como dije, no quería que se me parara la verga delante de el. Pero Rafa no me ayudaba para nada, cada vez que tenía oportunidad me rozaba como por accidente las piernas o mi espalda, y mi pene, inevitablemente, se me paró como un mástil de izar banderas.

¡Puta madre Gato, qué vergota! – me dijo al ver mi largo y grueso falo más rígido que un pastor evangélico, no pude hacer otra cosa que ponerme rojo como un tomate – Pero bueno, yo no me quedo atrás. – me dijo, frotándose la paloma hasta que se le paró y alcanzó 22 cm. – No estaré tan bien dotado, pero tampoco soy chiquito

Nuestras miradas se encontraron, sus almendrados ojos se toparon con los míos de color esmeralda y todo quedó dicho, el decidió lanzarse y se me acercó poco a poco.

Tito, mire como estamos… yo creo que a estas alturas los 2 ya sabemos lo que quiere el otro, ¿o no? – asentí con la cabeza tragando saliva – Qué bien… que quiero probar esa pijota que tiene.

Me empezó a besar, su bigote raspaba mis labios y yo lo sentía bien rico. Nuestras lenguas se unieron y comenzaron a jugar, nuestras manos estrechaban el cuerpo del otro y nos acercaban hasta que nuestras vergas estaban apresadas en medio de nuestros vientres.

Quise dejarme llevar por completo y recordar viejas glorias… y mi papel de pasivo (gozo como un loco que me partan el culo). Lo empujé a la orilla e hice que se sentara, arrodillándome despacio, fui bajando hasta su enhiesto falo mientras besaba y lamía todo a mi paso. Me encanta ese aroma a macho que solo tienen los ojos peludos, me encanta. Hallándome ya de rodillas en medio de sus piernas abiertas me dispuse a darle una chupada de banano con todo el arte que me era posible

Capturaba su glande con forma de hongo con los labios y lo succionaba como a un caramelo. Luego me lo sacaba y lo frotaba por toda mi cara llenándome de sus flujos y asegurándome que sintiera la fricción que hacía contra mi barba. Luego bajaba hasta sus bolas y hacía otro poco, lamiéndolas con pasión, como si esa fuera la última vez que podría lamer un par de bolas como esas. Hice todo eso durante unos 10 minutos, llevándolo al borde del orgasmo varias veces. Pero, aunque me moría por saborear su semen, quería alargar aquello todo lo que pudiera.

¡¡TITO, TITO!!… ¡¡¡QUE BOCA TITO!!!… pare, pare… me lo quiero coger ya

Estiró un brazo y jaló su pantalón, de la bolsa trasera sacó un condón y se lo puso allí mismo. Mientras yo, caliente a más no poder, de espaldas, sostenido en el borde de la piscina, parando el culo y metiéndome 3 dedos ensalivados en el para dilatármelo. Con la otra mano me masturbaba mis 30 cm. con fuerza.

Se aproximó manipulando su grueso pene, se agachó y me besó por un momento las nalgas. Luego colocó la cabeza de su talega sobre mi hoyito, restregándole el glande varias veces sobre el antes de dar la estocada final. Despacio fue haciendo presión hasta que, por fin, el grueso glande se alojó dentro de mi ser. ¡Arrrggghhh!… me dolió pero me gustó, hacía muchos años que un miembro masculino no me penetraba, mucho menos de esas dimensiones.

Empujó más y la resistencia de mi ano terminó de ser vencida y este fue totalmente atravesado, dejándome ir hasta el fondo su poderosa herramienta y penetrándome hasta el fondo. Se quedó quieto por unos segundos, esperando a que me acostumbrara al invasor que se alojaba en mi interior. Luego, a un ritmo constante, me comenzó a coger, ¡qué sensación la de ser empalado hasta las bolas por un príapo largo, grueso y duro! Rafa era un maestro cogedor, sabía dónde y como meterme su larga verga para darme un buen masaje en la próstata.

Gradualmente Rafa fue acelerando sus embates e imprimiéndoles una mayor potencia y fuerza, acelerándolas a ratos para volverlas lentas después, ese cambio de ritmo solo aumentaba mi calor y placer.

Me tomó del pelo, jalándome la cabeza hacia atrás, comenzando a nalguearme con fuerza a la vez, me hacía sentir de su propiedad, un objeto con el que se estaba masturbando y eso me encantaba, me decía cosas obscenas y me insultaba, el trato duro me excita.

¡Perra! ¡Perra sucia!

¡¡¡SIIIIIII!!! ¡¡¡DAME MÁS RAFAAAAAGGGGHHH!!! ¡¡¡¡DAME MÁS DUROOOOUUUGGGHHH!!!!

¡¡TE VOY A PARTIR A LA MITAD, PERRA ASQUEROSA!!

¡¡¡SIIIIIII, SOY TU PERRA, TU PERRA SUCIA Y ASQUEROSA!!! – le gritaba, con un fuerte orgasmo a la puerta que no tardaría en llegar - ¡¡¡¡OOOOUUUGGGHHH!!!! ¡¡¡AH, AH, AH, AH!!!

¡¡¿YA VAS A TERMINAR TITO, PERRITA PUTA?!!

¡¡¡YA CASI, YA CASI!!! – y tras tomar una bocanada de aire, exploté – ¡¡¡OUH, OUGH, OUGH!!! ¡¡¡¡OOOOUUUGGGHHH!!!!… ¡¡¡¡¡¡PUTAAAAAAMAAAAADREEEEEEEEGGGGGGHHHHHH!!!!!! – no me importó que alguien pudiera escucharme, lo único que quería era celebrar aquel glorioso orgasmo que derramé sobre el suelo, justo en la orilla de la piscina.

¡¡¡LAMÉ TU SEMEN PERRA!!! – me ordenó, sujetándome de los brazos desde atrás, tomándolos como asideros para poder cogerme con mayor fuerza.

Lamía mi semen con deleite, la fuerza de la sodomización que Rafa me estaba dando hacía que mi cara se embarrase mucho de mi leche de macho. Rafael me dio duro como por 15 minutos, al final me había colocado sentado con las piernas abiertas sobre la orilla, el me sujetaba de la cintura y de la nuca, yo lo rodeaba de la cintura con las piernas. Lo vi resoplando con fuerza, lo vi poner en blanco los ojos hasta que comenzó a mujer como un auténtico garañón.

¡¡¡EN MI CARA!!! – le supliqué - ¡¡¡EN MI CARA RAFA!!! – me sacó la verga y se quitó el condón al tiempo que yo me metía al agua y me arrodillaba debajo de su palo duro, que, luego de 2 o 3 sacudidas, empezó a escupir una copiosa cantidad de esperma, casi tanto como yo.

¡¡¡AAAHHH, AAAHHH, AAAHHH!!!… ¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAYYYYYYYYGGGGGGRRRRRRRR!!!!!! – rugió y gruñó como una fiera cuando los primeros chorros de su pene fueron a dar contra mi rostro - ¡¡¡¡¡¡MMMMMMMMFFFFFFFFGGGGGGGGRRRRRRRRRRRHHHHHHHH!!!!!!

Yo mantenía la boca abierta para capturar cuanto pudiera y no la cerré hasta que la sentí totalmente llena, las últimas 2 lechadas de mi amante fueron a dar a mi cuello. ¡Ah, qué rico, coger con un garañón es siempre lo máximo! Y el sabor a semen que dejó en mi boca y en mi piel no hacía otra cosa que calentarme más.

La cogida continuó, Rafael era todo un semental y yo estaba dispuesto a compensar a mi hambriento ano tantos años de abandono. Pero después de nuestros respectivos orgasmos decidimos descansar un poco. Nos quedamos jadeando y sudando, tendidos sobre el suelo, junto a la piscina, uno al lado del otro. Nuestros cuerpos mojados y sudados brillaban bajo el inclemente sol, cada uno acariciaba el cuerpo del otro con una mano.

Rodó a mi lado y se apoyó sobre mi pecho, mirándome de frente. Empezó a acariciarme la barba y el bigote, también el cabello.

¿Satisfecho? – le pregunté.

Si… mucho… – me dijo – tiene un culito bien rico Tito, bien, bien rico.

Gracias, ahí está para lo que se le ofrezca.

Gracias, muy amable

Usted también tiene una muy buena verga… ¡qué rico sentirla bien adentro!

Gracias… pero usted me gana de corbata, la verdad… ¡qué paloma Tito, qué paloma!

¡También está allí disponible para lo que se le ofrezca Rafa!

¡Ja, ¿y si se me ofrece que me la meta?!… ¡no´mbre, esa cosa me desgarra!

No, si se sabe hacer bien no

¿Ya ha podido metérsela a alguien entre el culo Tito?

¡Muchas veces!… – era cierto, pero no le dije que hacía mucho tiempo – pero como le dije, si se hace con cuidado en lugar de dolor y daño, hay placer y solo placer… ¿quiere probar? – le pregunté, con una erección empezando en mi miembro, Rafa no terminaba de decidirse.

Nos volvimos a unir en largos y profundos besos, me encanta sentir otra barba raspándome la cara. Rafa me besaba la cara y lamía el semen que tenía en ella embarrado, yo lo abrazaba y le acariciaba las nalgas y la espalda. Poco a poco fue bajando hasta llegar a mi mástil ya tieso, metiéndoselo a la boca. Me la mamaba con fuerza, mordiendo suavemente y jaloneándomela, me encantaba eso.

Despacio me fui levantando hasta quedar de rodillas y Rafa en 4, continuando con la mamada. Poco a poco lo fui jalando hasta conseguir ponerlo en un ángulo de 45º con respecto a mi cuerpo, y el cuerpo encorvado para poder tener yo un fácil acceso a su ano. Lo dejé solo en la mamada al tiempo en que, con una mano le agarraba la paloma y se la apretaba y jaloneaba, y con la otra empezaba a acariciar su ano, preparándolo poco a poco para mi virilidad.

Notando una veta de sumisión en su actitud, quise probarlo y lo sujeté con fuerza del pelo, obligándolo a tragarse lo más que podía de mi enorme palo. Rafa cooperaba bien, rápidamente me di cuenta de que le gustaba tanto como a mí ser sometido y usado como una cosa, solo sería cosa de irme despacio para conseguir cogérmelo como yo quisiera.

¡Siiii! ¡Buena perrita, buena perrita! – le decía mientras le acariciaba las nalgas, metiéndole los dedos entre la raja del culo – Vamos a cambiar de posición y a hacer lo que yo quiera ahora

Me coloqué detrás de el, poniéndolo sobre sus rodillas y rostro, tomándolo con fuerza de los antebrazos y los obligándolo a mantener abierto su ano para mi. Me agaché y comencé uno de los besos negros más esmerados que he dado en mi vida, buscando obtener la máxima lubricación y dilatación posible, quería cogérmelo ya.

Podía ver su gran verga venosa de 22 cm. colgando como un péndulo, rozando el suelo con la punta, su par de gordos y peludos huevos, y más arriba un mojado ano, grueso y grande (un ano muy usado es así siempre) que daba de si a medida que lo trabajaba con más esmero. Podía ver como se iba excitando un poco más cada vez, mis esfuerzos iban a dar frutos y este sería una cogida monumental.

Desde abajo le jalé la paloma y me la metí entre los labios, logrando tragarme hasta la mitad aquel hermoso tronco de carne dura mientras con mis dedos le daba un vigoroso masaje en la rajita, metiéndole sin dificultad hasta 3 e incluso 4. Dejaba por momentos su falo para lamerle los huevos, subiendo despacio hasta su culito y hurgándolo nuevamente con lengua y dedos, luego volvía otra vez a su pene hinchado y a punto de estallar.

¡¡¡OOHHH!!! ¡¡¡OOHHH DIOOOOSMIOOOOTITOOOO!!!

¿Le gusta Rafita, le gusta?

¡¡SIIIIIII!!… ¡¡QUIERO MAAAAASSSS!! ¡¡ME VA A COGER O NO TITO!! ¡¡¡YA NO AGUANTOO!!!

¡Qué enorme placer se siente al ver a un semental como ese rendido y a tus pies, prácticamente suplicándote que te lo cojás ya! Como rayo me enfundé un condón XXL (recuerden que calzo 30 de verga) y coloqué mi belicoso pene en medio de los cachetes. Le abrí las nalgas y se la fui metiendo poco a poco, despacio, quería que la sintiera entrar y horadarlo. Les juro que el hombre sintió cada vena de mi pene, debieron verle la cara, el pobre hombre tenía el ceño completamente fruncido, los ojos cerrados con fuerza y gemía como un toro. Mis 6 cm. de diámetro lo estaban partiendo en 2 y lo estaba disfrutando como un loco.

¡¡¡¡MMMMMMMFFFFFFF!!!! ¡¡¡¡AAAARRRRFFFFFFMMMM!!!! MMMMMGGGGGGHHHHH!!!! – gemía a medida que lo iba penetrando hasta los huevos.

Aquel fabuloso macho pujaba roncamente, entregado a mi poderosa talega que se abría paso entre sus calientes, tiernas y apretadas carnes. Su ano se abría en flor ante mi inexorable paso, se veía divino.

¡¡¡SI, SI, SI!!… ¡¡¡DEMELA TODAAAA, LA QUIERO SENTIR TODAAAA ADENTRO YAAAA!!!

¿Quiere que lo parta en 2 Rafael?

¡¡¡SIIIIIIII!!! ¡¡¡EN DOOOOSSSS, PÁRTAME EN DOOOOOOSSSS!!!

Empecé entonces a sodomizarlo, primero despacio para que se acostumbrara, y luego rápido, pero nunca dejé de hacerlo con firmeza. Sentía como su ano se cerraba con fuerza sobre mi largo mango de carne, aprisionándolo con fuerza, mientras el no hacía otra cosa que gemir roncamente, desesperado ante tan deliciosa y fuerte cogida.

Le di duro por un buen rato, cambiándolo a mi antojo de posturas varias veces, variando la velocidad y profundidad de las estocadas para aumentar su excitación y la mía, yo quería alargar el encuentro lo más posible. Sus gemidos y gritos eran tan fuertes que no me di ni cuenta de cuando acabó a chorros sobre el suelo… y luego sobre su vientre cuando lo puse boca arriba.

Lamentablemente todo tiene un final, las cogidas también. Fui sintiendo como poco a poco un dulce y fortísimo clímax iba naciendo de mi largo y sensible pene y subía por todo mi vientre invadiéndome completo.

¡¡¡VOY A ACABAR!!! ¡¡¡VOY A ACABAAAAARRRRRGGGGHHHH!!

¡¡¡¡DELE TITO, DELE, CON FUERZA, SOBRE MIIIIIIIII!!!!

¡¡¡¡¡AAAAAAAAAUUUUUUUUUGGGGHHHHHH!!!!! – grité cuando el primer chorro de semen salió de mi pene - ¡¡¡¡¡OOOOOOOOUUUUURRRRRRGGGGGGGHHHHH!!!!!

Lancé furiosamente una abundante andanada de leche que regó y empapó su cuerpo desde su vientre hasta su rostro. El se lo esparcía con delectación por todo el cuerpo, llevándose después las manos a la boca para lamerlas y chu8par los restos de mi acabada.

Así terminó aquella increíble experiencia en la que cogí como un loco con un oso hermoso, bello, lindo y, sobre todo, delicioso. Después de eso, pues, me decidí tirar otra canita al aire, y luego otra, y otra, y otra… y ¡living la vida loca! Ya nadie me paró, me volví un exitoso conquistador… de hombres primordialmente, claro está. Un lobo con piel de oveja, pues todo el mundo que me conocía me respetaba como una gran persona, campeón de los principios éticos, modelo de padre y de hombre para mis hijos, mis amigos y conocidos me tenían como un gran señor. No es que eso fuera mentira, pues son cualidades que me esforcé en cultivar a lo largo de mi vida, pero también tenía mi lado… digámosle "oscuro".

En este momento llegan a mi mente un montón de imágenes de aventuras que he tenido. Se las voy a contar… pero otro día. Gracias por su atención y los invito a escribirme a mi correo electrónico y que me comenten sobre este relato. Gracias.

Tito (Garganta de Cuero).