Volver
Un amo recibe la petición de una antigua sumisa de volver con él.
Cuando recibí tu llamada, me sorprendiste, pues hacía exactamente cuatro años que no sabia nada de ti. Desde que decidiste marcharte a Bruselas. Me dijiste que necesitabas verme y hablar conmigo.
Hemos Quedado para comer en un restaurante del puerto deportivo. Has llegado con un poco de antelación, pues estas nerviosa, hoy vas a encontrarte con tu antiguo Amo, y le quieres pedir que te vuelva a aceptar como esclava. No sabes como voy a reaccionar, pues tu marcha fue muy rápida y no acabaste demasiado bien conmigo. Cuando llego ahí estas tu. Sentada en una de las mesas del bar. Estas preciosa. Llevas una falda corta de color salmón, una blusa blanca y sandalias de tacón anudadas a los tobillos, el pelo corto y engominado hace resaltar tus facciones.
Llevas puesto el collar, que te regale en su día, el cual señala tu condición de sumisa. Al entrar me miras e instintivamente abres tus piernas. Me sonríes mientras me acerco a la mesa. "Hola Susana, ¿cómo estas?" Te digo devolviéndote la sonrisa. "Querías verme y aquí estoy". Tu te levantas y me das un ligero beso en la boca. "Bien estoy bien", me contestas, bajando la mirada. Se nos acerca el encargado del local y nos dice que nuestra mesa estaba preparada.
Una vez pedimos la comida nos quedamos solos. "Bien dime ¿qué puedo hacer por ti?" Pregunto. "Veras, en todo este tiempo, te he echado en falta. Sé que no me porte bien cuando me fui, pero ha pasado mucho tiempo, y querría que me perdonaras y me volvieras a aceptar como la más humilde de tus esclavas" Me dices sin atreverte a mirarme. Yo te miro sorprendido, pues es lo último que me esperaba. "¿Estas segura de lo que me pides?" "Nunca he estado más segura de nada en mi vida", respondes. "El tiempo que pase contigo, fue el más feliz de mi vida Tu me hiciste sentir sensaciones, que ningún otro ha conseguido que sintiera. Y lo que más deseo es volver a ser tu esclava". "Si, ¿pero estás dispuesta a acatar todas mis condiciones y normas?" "Si mi Amo, seré la más sumisa de tus esclavas. Sé donde me meto y lo hago voluntariamente y con todas las consecuencias".
"De acuerdo, te aceptaré, pero tendrás que pasar por un periodo de prueba, y si no me satisfaces, te dejare" "Gracias Amo, sé que no me lo merezco, pero te aseguro que no te arrepentirás" respondes. "Sabes que una de mis normas es que no puedes llevar ropa interior ¿verdad? Y por lo que puedo observar, hoy la llevas" "Perdona, no sabia si me aceptarías o no. Y por eso la llevo" "Muy bien, pues quiero que ahora mismo, te quites las braguitas y la dejes sobre la mesa" Tu me miras sonrojándote y sin decir nada, procedes a quitártelas. Al principio te cuesta un poco, pero una vez las pasas por tus muslos, y las colocas a la altura de las rodillas es mucho más fácil, con un movimiento de piernas las bajas hasta los pies, te agachas y pasándolas por los pies, te las quitas. Luego las depositas encima de la mesa. Nadie se ha dado cuenta de tu maniobra y al ser blancas, no se notan en la mesa, a no ser por el encaje, parecen una servilleta.
"Tambien llevas sujetador, ve al servicio y quítatelo, luego vuelve y déjalo en la mesa" Tu te levantas y te vas al servicio, al volver llevas el sujetador apretado en el puño. Al llegar a la mesa lo dejas en ella. Esperas de pie a que te deje sentar. "Siéntate y ábrete tres botones de la blusa, quiero ver un poco tus pechos, y también que los pueda ver el camarero" Luego seguimos comiendo como sí no hubiera pasado nada. Tu ropa interior sigue encima de la mesa, cuando el camarero, nos sirve el café. Puedo ver como te mira, sorprendido, pero no dice ni palabra. Al traernos la cuenta, mira con deseo tus pechos, tu te das cuenta y te sonrojas. Pago y metiendo tu ropa interior en un bolsillo me levanto de la mesa y nos marchábamos.
En la puerta nos espera el coche, el portero te abre la puerta, tu le sonríes y entras en el coche levantándote la falda y apoyando tu culito directamente en la tapicería. Al hacerlo el portero puede ver perfectamente tu falta de ropa interior. Una vez en camino, te doy las bolas chinas y tu sin decir nada procedes a metértelas en tu coñito. "Sabes que no puedes correrte sin mi permiso ¿Verdad?" "Si Amo, lo sé y así sera. Aunque el llevar las bolas me excite aguantaré sin correrme" contestas. Estas nerviosa, pero contenta tu Amo, ha decidido aceptarte como esclava, aunque sea a prueba. Una vez llegamos a nuestro destino, nos dirigimos directamente a la sala de sesiones. Solo entrar te desnudas y te pones de rodillas mirando al suelo, esperando mis ordenes. "Muy bien putita, veo que aun te acuerdas de cómo debes comportarte ante tu Amo", te digo. Tu no me contestas, pues sabes que no puedes hablar sin autorización.
"Levántate descálzate y colócate debajo del trapecio, como bienvenida vas a ser azotada" Te colocas debajo del trapecio, con las piernas abiertas y las manos en la espalda. Me acerco a ti y mis dedos se introducen en tu coñito, estas completamente mojada. Luego coloco tus manos en las muñequeras del trapecio, y unas tobilleras en tus pies. Trabo las tobilleras a las argollas del suelo, separadas por una distancia de medio metro y procedo a elevar el trapecio hasta que solo los dedos de tus pies se apoyan en el suelo. Ves un látigo de cinco colas en mi mano. Recorro tu cuerpo con él, acariciándolo. Luego te coloco una venda en los ojos y ¡Zas!, El primer azote cae en tus pechos, sientes un dolor lacerante que recorre tu cuerpo, pero que te reconfortaba. ¡Por fin volverás a sentir, las sensaciones que anhelas! Siguen diez azotes más, luego le toca el turno a tu vientre, coño y piernas.
En total la parte delantera de tu cuerpo recibe cuarenta azotes. Vuelvo a introducir mis dedos en tu coñito, esta vez tus jugos se salen, resbalando por tus muslos. Toco tus pezones, están erguidos y duros, los pellizco y retuerzo un poco, un gemido sale de tu boca. "¡Silencio, puta! Sabes que no me gusta oírte quejarte" Cogiendo un pezón procedo a pinzarlo con una pinza de la cual cuelga una pesa, luego te pinzo el otro pezón, y los labios vaginales, con el mismo tipo de pinzas. Luego les toca el turno a tu espalda y culo, los cuales reciben su ración correspondiente. A cada azote tu cuerpo se mueve, trasladando el balanceo a las pesas, las cuales tiran de su presa haciendo que el dolor sea más intenso si cabe. Tu sigues sin quejarte.
Procedo a bajar el trapecio, y a quitarte las muñequeras y tobilleras. Todo tu cuerpo tiene marcas del castigo recibido. Al quitarte las pinzas un dolor agudo recorre todo tu cuerpo. Tu no dices nada. Procedo a ponerte crema hidratante para aliviar el dolor. Me miras y sonríes dándome las gracias. Luego te coloco un arnés que inmoviliza completamente tus brazos en la espalda, desde encima de los codos hasta las muñecas. Está posición hace que tus pechos salgan más hacia fuera, lo cual me permite manipularlos mejor. Te hago sentar en una banqueta baja, la cual en el centro del asiento tiene un consolador.
"Quiero que te sientes, abras tu culo y te introduzcas el consolador en él" Tu abres las piernas, yo te ayudo a apoyar la entrada de tu culo encima del consolador y poco a poco empiezas a introducirlo en el culo. Al no poder utilizar las manos, tienes que utilizar las piernas lo cual aumenta la incomodidad. Notas como entra poco a poco abriéndose paso a través de tan estrecho agujero, al no estar lubrificado te duele cada milímetro introducido. "Amo, por favor, ayúdame. Me duele y no puedo terminar de meterlo" "Relájate, respira hondo" te digo apoyando mis manos en tus hombros. "¿Preparada?" "Si Amo, cuando quieras" Hago presión sobre tus hombros y el consolador entra profundamente en tu interior. Tu sueltas un bufido. "Tranquila, relájate, espera que tu culo se dilate y lo acepte" Poco a poco notas como tu culito se adapta al intruso. "Ahora quiero que empieces a masturbarte el culito, levantándote y sentándote. Pero recuerda que no debes correrte" Empiezas el movimiento, lo que al principio es dolor, se va convirtiendo en placer. Yo mientras juego con tus tetas, tiro de tus pezones, los pellizco, retuerzo. Luego poniéndome de rodillas, empiezo a pasar mi legua por ellos, les doy mordisquitos. Tu sigues con el sube y baja, sintiendo como el placer empieza a inundar tu cuerpo. Sabes que no puedes correrte, pero entre el sube y baja y yo jugando con tus pechos, no estas segura de conseguirlo. Además, las bolas chinas siguen en el interior de tu coño, excitándote más si cabe. Tu te muerdes los labios, para retrasar todo lo posible lo que esta a punto de ocurrir. "La boca abierta, putita" "Si Amo, perdona" Cuando piensas que no puedes aguantar mas, un fuerte tirón de tus pezones te hace reaccionar. "Ya vale, si sigues así seguro que te corres" te digo.
Te quito el arnés que te inmovilizaba los brazos. "Levántate y échate en la cama, espérame con las piernas y brazos bien abiertos" Tu te levantas, y sientes un vacío en tu culito. Te echas en la cama. Yo procedo a inmovilizar tus manos y pies, atándolos a los extremos de la misma. Luego te tapo los ojos, y te quito lentamente las bolas de tu coñito, las cuales salen completamente llenas de tus jugos. Las acerco a tu boca y te ordeno limpiarlas. Tú las lames hasta dejarlas completamente limpias. Ahora no sabes lo que te esperaba. De pronto notas como abro tus labios vaginales y los pinzo, luego tiro de las pinzas y te las ato a tus muslos dejando tu coñito completamente abierto.
Sientes algo frío en tu ombligo, es un cubito de hielo. Luego te abro la boca y te introduzco otro cubito en ella. Notas como algo frío empieza a recorrer, tu cuello, luego tus pechos, pezones, los cuales reaccionan irguiéndose inmediatamente. Luego tu vientre, tu pubis, rodeo el coñito y bajo por tu pierna, llego a tus pies, subo por la otra pierna, levanto tu culo y lo introduzco dentro. La diferencia de temperatura hace que tu culo se contraiga y se cierre, luego le toca el turno al coñito, primero acaricio el clítoris, luego introduzco mis dedos en él y cuando te noto excitada te meto un cubito dentro. Primero el frío te quema, pero inmediatamente, se cierra tu coñito. Estas sintiendo mucho gusto, la sensación es placentera.
De pronto notas como te meto algo rígido en tu coño, y sientes calor entre tus piernas. "Tienes una vela encendida en el coño. Procura no moverte mucho o te quemaras" te digo. Luego algo caliente cae en tus pechos, es cera, notas como pinchazos en tus pezones, los estoy cubriendo de cera, la vela recorre el mismo camino que el hielo. Te gusta la sensación que sientes. Pero tienes miedo a quemarte. Te saco la vela del coñito y procedo a verter cera en tu clítoris, ahora los pinchazos son más agudos. Una vez bien cubierta de cera, procedo a desatarte. Tu no te mueves y esperas la siguiente orden.
"Ponte de rodillas y cómeme la polla" Como que la venda te impide la visión la buscas con tus manos. "Las manos quietas" te digo. Tu las colocas a tu espalda y con la boca buscas mi polla, la encuentras te la metes en la boca y empiezas a succionar. Tu lengua juega con ella, notas como poco a poco se hincha en tu boca. Sabes que me gusta como mamas las pollas, eres muy buena como come pollas. Te esmeras, la recorres entera con tus labios, tus dientes la acarician, tu lengua juega con el capullo.
"Ya basta Ahora ponte a cuatro patas" Tu lo haces y estas feliz por que sabes que tu Amo va ha penetrarte, ¡hace tanto tiempo! Notas como mi polla se coloca en la entrada de tu coñito y de golpe entra en el. Empiezo a bombear, primero despacio, luego cambio el ritmo, de vez en cuando un azote en tu culo. Notas como el orgasmo esta a punto de llegar, pero sabes que no puedes. Yo sigo con el mete y saca. Cada vez más rápido. "Ahora puta, ahora puedes correrte" al oírlo te dejas ir y un orgasmo recorre tu cuerpo, yo sigo penetrándote. De pronto me salgo de tu interior y poniéndome delante de ti te digo "Abre la boca" tu lo haces y mi semen inunda tu cara, boca, pelo. Cae sobre tu pecho, y el suelo. Te quito la venda. "Limpia lo del suelo" te digo. Tu lo limpias con tu lengua. Una vez limpiado te echo en la cama, ato tus manos y pies y te digo "hasta mañana".
Espero que os haya gustado. Si queréis hacer comentarios o bien si sois mujeres y tenéis vocación de sumisas escribir a domjordi@hotmail.com . Os espero.
Amo Jordi.