Volver
Ella volvia tarde a casa cuando ...
Como todas las noches Sandra bajó del autobús y se dispuso a caminar los trescientos metros que la separaban de su casa. Esa noche había llegado más tarde que de costumbre pues era viernes, ultimo día de trabajo de una semana con un calor insoportable.
Después de la oficina fue a beber una cerveza helada con sus compañeros.
La calle estaba desierta, a medida que avanzaba el ruido de los vehículos era cada vez más lejano. Solo oía el motor de los acondicionadores de aire al pasar frente a las casas.
No se movía una sola hoja de los árboles, y su mini estaba pegada a sus muslos transpirados.
En casa la esperaba Víctor, su pareja. Hacía unos meses que habían alquilado el departamento en el que vivían. Ambos trabajaban todo el día y el reencuentro por las noches era habitualmente apasionado.
La noche anterior fue Sandra quien llegó primero a casa con tiempo suficiente para esperar a Víctor bañada, perfumada y vestida para la ocasión.
Llevaba un corsé blanco del cual emergían provocativamente sus pechos, que si bien eran medianos presentados de esta manera lucían mas que apetitosos.
Una tanga blanca con encajes dibujaba unas nalgas redondas capaces de atraer las manos del más indiferente de los hombres. A continuación medias blancas sujetas por un portaligas al corsé dejaban al descubierto la parte superior de sus hermosos muslos.
Él llegó y fue abordado por Sandra con sus cabellos aun húmedos quien lo besó apasionadamente para luego empujarlo para poder desatar el nudo de su corbata.
El se desabrochó uno a uno los botones de la camisa y luego volvieron a fundirse en un beso. Su erección estaba alcanzando un punto en el que no soportaba la presión del slip.
Sandra lo comprendió y arrodillada frente a él desabrocho su cinturón y el pantalón cayó al suelo. Metió la mano dentro del slip y él penó inflamado quedó frente a ella, quien naturalmente abrió su boca para agasajarlo.
Luego de unos minutos de saborear el glande de su amante se acostó boca arriba sobre la alfombra de la sala con sus piernas abierta y con sus dedos corrió su tanga dejando al descubierto su excitada vagina mostrando a Víctor cual era su misión. El comenzó a darle el placer que ella pedía haciéndola lanzar sus primeros gemidos.
- Así, mi amor , así , ahhhh !!!!!!!! Gritó elevando su pelvis haciéndole comer toda su vulva.
Ambos estaban a punto por lo que la penetración no se demoró. Ella se incorporó indicándole a Víctor que ocupara su lugar, ella sería quien cabalgaría sobre él.
Introdujo con su mano el pene en su vagina y comenzó unos movimientos rítmicos que al cabo de unos instantes provocó un grito al unísono de ambos. Victor llenó a su mujer con su semen y ella lo recibió en el punto máximo de su éxtasis.
Miguel deambulaba por las calles sin sentido, había logrado hacerse de unas monedas amenazando a unos niños que iban a comprar unos refrescos. Poco tardó en cambiarlas por vino blanco que lejos de refrescarlo al poco tiempo hicieron subir su temperatura.
No tenía a donde ir, o mejor dicho no deseaba volver al único lugar a donde podía. Una casa con paredes y techo de chapas donde no se distinguían habitaciones ni cocina ni nada.
Era solo eso, cuatro paredes de chapa, una mesa ,colchones desparramados por el suelo y una mujer, que lidiaba con cuatro niños para darles de comer lo poco que había podido obtener (no viene al caso como) durante el día.
Hacia poco tiempo Miguel había vuelto a vivir con su familia , días atrás había dejado su segundo hogar , la cárcel del estado, en la cual transcurrió la mayor parte de sus últimos ocho años.
La conoció luego de asaltar armado una tienda, pero su primera visita duro poco.
La última vez el motivo de su visita no fue visto con tanta admiración por los otros internos. Un nuevo robo, armado , pero a diferencia de las veces anteriores la víctima estaba realmente buena y no pudo resistir la tentación de hacerle probar su miembro hasta derramar en su boca toda la excitación que la muchacha había provocado.
La noticia se corrió a voces y poco tiempo tardó en ser proclamado nuevo miembro del club de los "violetas".
Pertenecer al club le otorgó un sinnúmero de privilegios, que en cualquier momento y lugar podían sorprenderlo.
Cómo el momento de su primera ducha cuando cinco compañeros lo ayudaron a arrodillarse mientras Aarón , el mas viejo del penal le ofrecía su miembro rodeado de vellos canosos.
Cuando tuvo el miembro del viejo en su boca oía a los demás:
- Así que le inundaste la boca a la pendeja????? , Ahora vas a saber que gusto tiene !!!!!
Tuvo que trabajar largo rato, aunque pudo hacerlo tranquilo, salvo en el momento en que se quito el miembro de la boca para intentar una protesta que fue interrumpida con una soberana patada en el culo que lo sacudió hacia delante haciéndolo chocar contra el pene erecto del viejo que esperaba el final de su faena.
Esto solo fue el comienzo, ya que a la noche siguiente sus tres compañeros de celda desvirgaron sin contemplaciones su ano. Con la complicidad del encargado de cocina, consiguieron un poco de manteca y el resto se consumó por la superioridad de fuerzas que tenía que enfrentar. Lo acostaron boca abajo, uno posó su rodilla sobre su nuca y los otros dos bajaron sus pantalones. Le untaron su agujero y el primero que logró una erección apoyó la cabeza en la entrada del orificio para luego hundirla de un solo golpe. Tuvieron que sujetarlo entre los otros dos para luego terminar dejándose hacer.
El muchacho encontró un ritmo de mete y saca formidablel que lo llevo a un orgasmo fenomenal dejando todo su semen dentro de Miguel.
Así transcurrió un año al cabo del cual su abogado logró sacarlo de allí.
No salió el mismo Miguel de siempre, salió una bestia llena de odio y resentimiento, ya no recordaba lo que era la piedad. Pero tampoco podía mirar a sus seres queridos a la cara.
El rugido de motores había quedado atrás , mientras apresuraba el paso, un poco por el temor que le causaba esa calle desolada pero también por la intriga de saber que sorpresa la esperaría al llegar a casa.
Víctor había encendido las velas y el champagne en el freezer parecía llamar a quien lo bebiera. Estaba todo listo.
Ella introdujo su mano en la cartera , buscando las llaves que abrirían su puerta cuando sintió una mano cubriendo su boca y un filo plateado en su garganta.
Quiso gritar , patalear , agitar sus brazos pero no pudo. Estaba paralizada.
Caminó hacia donde la guiaron, un terreno abandonado lleno de malezas, que lo convertía en un sitio propicio para la ocasión.
La empujó al suelo, le mostró la sevillana y la obligó a desnudarse. Ella no podía moverse.
Recibió su primer golpe. Lanzó un leve chillido que fue rápidamente sofocado por su atacante. Comprendió que era inútil resistirse. Permaneció tendida en el suelo mientras Miguel subía su mini para arrancarle su tanga. Se lanzó encima de ella sin dejar de apoyar la sevillana en su víctima, penetrándola, con los ojos cerrados sin atreverse a mirarla. Para él fue rápido , tuvo la decencia de acabar fuera de ella, mostrando el ultimo dejo de humanidad que le quedaba. Para ella fue eterno pero el final también llega.
Permaneció inmóvil unos minutos sin fuerza siquiera para llorar. Cuando pudo se incorporó y se vistió. Dudó. Finalmente volvió a casa.
Llegó un poco desarreglada, pero jamás Víctor conocería la verdad, tejió una historia con una caída, un revolcón y una ducha borraría toda huella exterior de lo sucedido.
Esa noche la excusa de la caída evitó lo imprescindible para Víctor pero imposible para ella.
Los días fueron pasando y el rechazo hacia las relaciones que antes eran el pan de cada día
volvió loco a Víctor quien vio como su pareja de desmoronaba sin poder entender nada.
Lo había intentado todo , pero el sexo había desaparecido de su pareja. Había buscado mil y una maneras de acercarse a ella pero todo resultó inútil.
El día que ella le dijo que necesitaba estar sola implorando una separación sintió una mezcla de alivio y desazón ya que seguir en esa situación era una tortura.
Ella volvió a la casa de sus padres y le prometió que cuando fuese el momento lo llamaría para poder hablar.
Transcurrieron cuatro largos meses en los que Víctor deambuló por la vida sin rumbo fijo,
El estaba realmente enamorado de Sandra y el no conocer el motivo de su separación lo torturaba.
Tuvo algunos desahogos visitando prostitutas a las que cogía desapasionadamente solo para evitar masturbarse, pues las veces que lo había hecho se sintió invadido por una sensación de vació insoportable.
Durante ese tiempo Sandra dejó que el tiempo cure sus heridas, las físicas más pronto que las otras. El suceso ya estaba casi olvidado pero no imaginaba el momento de estar con un hombre. Pero a estas alturas extrañaba a Víctor con locura.
Dudó una y mil veces hasta decidirse a coger el teléfono. Quedaron en encontrarse.
El departamento sería el mejor lugar para charlar tranquilos.
Llegó. Tocó el timbre y la puerta se abrió al instante.
Se sentaron en el sillón. Ella lo miró y no pudo evitar romper en llanto. El la abrazó lo más fuerte que pudo. Al sentirse contenida pudo calmarse y alocadamente buscó los labios de Víctor. Lo besó casi con desesperación. El respondió a su beso intentando ser lo más dulce posible.
Se moría de ganas por hacerle el amor pero las dudas lo detenían. La respuesta de ella lo calmó
-Este no es el momento , pero pronto te contaré todo.
El confió en ella y volvieron a besarse. Le besó el cuello y ella se encendió.
De fondo la música que decía: -Dame ,sencillamente, lo que más te guste, lo que más te guste. Dame sencillamente lo que más te guste y nada mas...
Era la música de fondo ideal para esta escena pensó Víctor y la dejó hacer.
Suavemente ella comenzó a desabrochar la camisa de su hombre. Pasó la mano por su pecho viril y se sintió como si nunca hubiese existido esa noche maldita.
Deslizó la misma mano hasta sentir el miembro que parecía decirle No sabés como te extraño !!
Abrió el pantalón y lo tomó entre sus manos mientras él se dejaba hacer.
Se agachó y lo besó, al principio muy tímidamente para luego ir abriendo ese capullo y ver el glande inflamado, rojo de excitación que clamaba por una buena dosis de sexo oral.
Se la metió en la boca como venía deseando desde hacía tanto tiempo, lo hizo temblar de excitación y en cuanto sus miradas se cruzaron él la interrogó con sus ojos. Ella con un guiño cómplice le hizo sentir que estaba todo bien. Se pararon y ella se quitó la blusa mientras él le quitaba su falda. Traía una de esas tangas que tan bien le quedan. El color negro combinaba con sus piernas bronceadas.
El arrodillado delante de ella se la bajó hasta sus tobillos sumergiendo su boca en el sexo de ella. Se la besó con dulzura para seguir comiéndole el coño como un perro hambriento.
Ella estaba completamente mojada pero sabía que el momento de la prueba de fuego se acercaba. Dudó un poco, tanto como su calentura se lo permitía hasta que al final se recostó sobre la alfombra separando sus piernas , ofreciéndose por completo.
El se lanzó sobre ella , que le pedía:
-Sé dulce , mi amor.
Y enjugó su pene en la puerta de la vagina húmeda. Primero introdujo la cabeza y la miró.
Ella le devolvió la mirada invitándolo a seguir. Y entró hasta el fondo y entró y salió una y mil veces. Ella levantó sus piernas y la penetración fue mas profunda. Encontró su primer orgasmo y se sintió volver a la vida. El siguiente llegó cuando sintió el semen de Víctor inundar su cavidad vaginal, quien extasiado cayó sobre ella besándola profundamente.
Ya habría tiempo para hablar.
Al cabo de un rato comenzaron de nuevo, ella quería volver a sentirse como antes.
Se agachó sobre él quien yacía a su lado boca arriba y comenzó a excitarle el miembro con su boca .
Cuando lo consiguió, se montó sobre él y comenzó a cabalgarlo como la última vez.
Víctor sintió que ya era hora de tomar las riendas en el asunto y la hizo poner en cuatro.
La penetró lentamente para comenzar a entrar y salir cada vez con mas fuerza, la excitación de ambos iba en aumento. El espectáculo que apreciaba Víctor al ver su polla en acción le hizo ver que el ano de Sandra se veía algo dilatado y él hacía rato que lo extrañaba.
Le pasó un dedo haciéndole caricias en círculos mientras la seguía penetrando por su concha. Mojó su dedo en sus jugos e introdujo la yema en el culito de Sandra quien dio un leve respingo pero lo disfrutó.
Al sentirse aprobado Víctor se salió de dentro de ella para dedicarse a dilatar aun más el ansiado orificio. Al sentir que el primer dedo entraba bien, pronto le envió compañía.
Luego apoyo la cabeza en la entrada y Sandra, siempre en cuatro patas volvió su cabeza para mirarlo con lujuria.
El la introdujo de a poco, quería tratarla con delicadeza. Al principio el vaivén era lento, mientras el conducto anal se acostumbraba al tamaño que lo ocupaba. Luego se intensificó
Haciéndole alcanzar a Sandra un orgasmo fabuloso, que luego se repitió producto de las caricias que Víctor se ingeniaba para darle al clítoris de ella.
Cuando Víctor no pudo contenerse más ella lo supo y le pidió que la inundara. Quería sentir su calor dentro de ella. El se contorsionó y su leche desbordó saliendo en hilos delgados que comenzaron a caer sobre la alfombra.
Ambos cayeron rendidos y se durmieron abrazados mientras de fondo se oía:
-Dame, sencillamente lo que más te guste y nada más...............