VNVN 01 Érase una vez
Un día como cualquiera, sucesos cambian el panorama; el pasar del tiempo es inexorable. ¿Qué pasa cuando el juego se vuelve en nuestra contra?
Este es un relato que ya había subido antes con otro alias. Después de mucho pensarlo he decidido subirlo de nuevo, cambiarle más de una cosa y darle un final. Me estoy adelantando a escribir más capítulos para terminar todo lo que empecé.
Desperté de nuevo, por alguna extraña razón sabía que no era un día cualquiera; en fin, ya era hora de que vaya a la escuela, así que la rutina empezaba de nuevo. Lo sé, puede que la historia de mi vida no está llena de drama, de acción o suspenso, pero este día en especial se alejaba de lo cotidiano.
Mi nombre es Ángel Lozano, tengo 17 años, estoy a punto de cumplir 18, mi vida siempre ha sido aburrida y monótona, salvo por el hecho de que no era como cualquier chavo, si no que mi familia era una de las grandes familia de los “altos”. A mí eso no me había importado, siempre quise ocultar que era parte de esa familia, que en ocasiones creía sin escrúpulos, pero eso para ellos era bueno. Siempre he sido lo que muchos llaman “la oveja negra” de la familia. Todos me consideraban un chico rebelde, desaliñado, hiperactivo, con una conducta particularmente extrovertida, en fin nada de lo que soy les gusta. No es que me importe demasiado, pero son mis padres y como quiera, me afecta su desprecio, en fin ya me he acostumbrado.
Asisto a una escuela privada llamada “El Colegio Anglo-Galés de México” (lo sé, cada vez que escucho el nombre me rio aún cada vez más), la única condición con la cual acepte estudiar allí fue: que me hicieran pasar por un chico becado. Si, ahora la escena se completa un becado medio friky con tendencias sexuales poco definidas… pues hasta el momento me considero bisexual pues eso del género no se me da mucho que digamos, lo único que busco es pasarme un rato agradable y divertirme.
Pero basta de presentaciones y formalidades, empezaré.
Como iba diciendo anteriormente, ese día se sentía algo raro, el ambiente no era el mismo que el de todas las mañanas. No le preste mucha atención ni le brinde mucha importancia. Quería llegar a la escuela, no porque me gustara, pero necesitaba hacer algo. Rápidamente me metí al baño me di una ducha y luego me cambie, al mirarme al espejo me di cuenta de que no soy tan feo, mido 1.72 m, tengo la piel dorada, ojos cafés claros, cabello castaño rojizo y cuerpo no desarrollado pero formado (Doy gracias a mis genes españoles). Después me vestí como siempre con la playera del uniforme mi chamarra negra de piel y mis ya clásicos converse blancos. Salí de mi habitación y me dirigí hacia el comedor, me puse a desayunar como siempre solo con mi hermana y hermano, si porque se me olvido mencionarles que tengo dos hermanos una chica de 25 y un chico de 20 años, pero por mi carácter casi no congeniamos para evitar peleas mejor no hablo con ellos, ni ellos intentaban hablar conmigo. Varias veces me preguntaba si en realidad éramos familia, o ¿acaso era adoptado?
Termine de desayunar y me dispuse a ir a la escuela, pero no podría hasta que mi hermano Omar se decidiera a llevarme, así que mientras esperaba decidí matar el tiempo escuchando música, lamentablemente mi iPod no tenía nada de batería. Así que me senté en la puerta y me puse a pensar…
A días de haber empezado, siento de nuevo que nada es diferente, como si ir a la escuela ya sea parte de mi vida. Que frustrante es no poder cambiar eso, vivir una vida diferente, que diario me exija algo nuevo. Pero quien sabe, por algo nos toca esta vida.
-Hey se que nunca piensas mucho “ enano” pero ya es hora de que nos vayamos – Omar me llama así porque el mide 1.80, es un gorila cabeza hueca – Vamos o ¿Qué?
Malhumorado me levante y me subí al carro, el trayecto a la escuela era relativamente corto, en menos de quince minutos ya estábamos en la puerta. Me baje del carro, me dirigí a la puerta y rápidamente me hice parte del caudaloso rio de gente que se apresuraba a llegar a sus aulas, como si en realidad quisiera llegar a tomar clases. Mi escuela era muy pintoresca, los profesores apoyaban la expresión del alumno diciendo que esta era una forma de formar su personalidad, se podía de ver de todo en los pasillos desde “los chicos rudos”, “las chicas populares”, hasta los chicos que se creían personajes de comic. En ocasiones sentía que todo eso era demasiado, pero en fin, entre gustos, se rompen géneros.
Después de un tiempo de esquivar gente, empujar y ser empujado llegue a mi salón. Al entrar no pude evitar ver algo nuevo, mejor dicho alguien nuevo. Un chico de esos que al primer contacto te cautivan; cabellos negros, ojos miel, tez blanca, cara deliñada, en fin todo un chico guapo. No pude aguantarme, así que me dirigí hacia él y le dije:
-Hola, ¿Cómo estás? mi nombre es Ángel. ¿Tú cómo te llamas? – aunque me miro extrañado por un momento, me contesto rápidamente.
-Me llamo Benjamín, me dice Benja. Vengo de Chile, pero tengo familia aquí en México. Mucho gusto en conocerte – Tenía que reconocer que su voz no era la que me imaginé, pero le sentaba muy bien.
-¡Qué bien!, espero que te guste todo por aquí, cualquier cosa que no tenga que ver con asaltar un banco, me puedes pedir ayuda - ambos reímos un momento, pero por ahora no podía seguir charlando con él – espero que nos llevemos bien. Me tengo que ir, es que no hice una tarea y se la tengo que fusilar a un amigo.
Podría sonar algo estúpido, pero ese chico me cayó muy bien. Su imagen diciéndome esa única frase estaba dando vueltas en mi cabeza, no es como si me enamorara de él, pero al menos de algo estaba seguro: me cautivo. Pero en estos momentos, lo último que quería era un amor en mi haber. Además eso de enamorarse no se me da muy bien, después de lo último que pasó con… mejor no.
Deje de pensar en eso, la simple idea hacia que me llenara de mal humor. Salude a unos compañeros y luego fui a donde estaba mi único amigo.
-¿Cómo está mi amigo al que más quiero en este mundo? – le dije Fernando como si se tratase de un bebe - ¿Verdad que hoy es un día para hacer muchas cosas buenas?
-Ni pienses que te voy a pasar la tarea – Fer, que es como le decía, es mi mejor amigo, en ocasiones se da sus aires de niño bueno, siempre trata de hacerse el difícil, pero claro como buen mejor amigo que soy, sabia como hacer que cambiara de opinión – Si me dices te cuento una cosa, se que te va gustar.
- No Angelito, no caeré de nuevo en tus trucos, te aprovechas de mi curiosidad.
Después de un tiempo como siempre cedió antes mis encantos. Siendo sincero le rogué por más de diez minutos, el muy desgraciado ya no caía tan fácilmente. Apenas me mostro su libreta me puse a copiar como loco, ni yo me creía que pudiera mover el lápiz tan rápido, claro que mover la mano se me daba muy bien, además practicaba demasiado, no es que… - Señor Lozano, lo llaman en la dirección, por favor levante sus cosas y apresúrese. A continuación clase habrá sus libretas en la página… - No sé en qué momento entro mi profesor, pero me saco de mis pensamientos.
Los murmullos de mis compañeros se escuchaban por toda el aula. Mi sangre se bajo hasta mi pies, mi corazón se aceleraba muy fuertemente, rogaba con todas mi fuerzas que no fuera lo que me imaginaba. Mis compañeros me miraban como preso que iba su condena, Fer me hizo con un gesto que me apurara, él también sabia de que se trataba. Tome mis cosas de manera algo torpe y salí “como alma que se lleva el diablo”. Intentaba tranquilizarme pero a cada paso que daba sentía como si a mis pies le pusieran una tonelada. Era raro caminar por los pasillos cuando todos estaban en clases, se encontraban tan vacíos y apacibles, me hacían querer llorar, no porque fuera algo conmovedor, me hacían querer llorar porque el silencio hacia que solo escuche los fuertes y acelerados latidos de mi corazón.
Fue el camino corto más largo que he tenido. Al llegar a la dirección, la secretaria me indico que entrara, muy torpemente tome el pomo de la puerta y lo abrí, no pude evitar escuchar el chirrido de la puerta.
-Señor Lozano qué bueno que ha llegado, por favor siéntese – El “honorable director” José Sabina, con su estúpida voz tranquila se dirigía a mí de una manera muy ventajosa – Debo de confesar que es una decepción que este aquí. Normalmente solo llamo a un Lozano cuando los voy a felicitar – El gran estigma de ser el más pequeño de la familia. – Dejémonos de rodeos, usted sabe porque está aquí así que no hay que hacer mención del embarazoso incidente que usted y la “joven” Vázquez protagonizaron. – siempre odiaba cuando el vejete este se hacia el chico bueno – Por la gran amistad que tengo con su padre y la excelente trayectoria académica, le daré una oportunidad de que me dé una excelente excusa, así que empiece.
-Amm… yo señor – No podía creer que me pusiera así, el nunca me había causado nada que no fuera lastima y risa. Así que mejor me decidí y saque valor de donde no tenía, trague saliva, di un fuerte respiro y como si de una bala se tratara dije - ¿Qué?, o sea que incluso en esta situación no me va dejar de “joder” con mi familia. Lo que hice se que está mal, pero aun así por su estúpida “amistad” sería capaz de pasarlo por alto. Qué asco me da en serio; lo que hice no tiene explicación alguna, no es que me arrepienta de haberlo hecho, pero acepto las consecuencias y si me va a expulsar hágalo. No me interesa en lo absoluto, me haría un gran favor.
Se quedo atónito con mi respuesta, pensó que como los demás alumnos rogaría por mi permanencia en uno de los colegios más caros y prestigiados de la ciudad, pero se llevo una sorpresa.
- La cuestión no es esa, mire, es bueno divertirse pero hay límites debe de entenderlo muchacho, no importa donde este o de que familia venga, hay pequeñas reglas que se tienen que seguir en todo el mundo. Si hago esto por usted, es porque lo conozco desde que era un niño.
-¡Estoy hasta la madre de reglas y protocolos! – El director logro que se desbordara mi ira – Estoy harto de “tienes que...”, “no debes de…” ¿Sabe cuán frustrante es vivir siempre teniéndose que comportar y fingir ser algo que no eres?
-Señor Lozano, se que las reglas son castrantes la mayoría de las veces, pero eso no es motivo para que… - interrumpió su sermón e hizo una cara de asco – haga ese tipo de cosas.
-¡Dígalo! – Me sacaba de quicio el que intentara evadir las cosas – estamos en pleno siglo XXI, el que un chico aparezca drogado teniendo sexo no le debería de parecer tan raro, pasan peores cosas en el mundo. Además la misma sociedad dice que debemos de expresarnos, que el sexo el algo natural, que nuestra sexualidad es nuestra y decidimos como vivirla.
-En efecto pero también tienen que entender que ese tipo de actos no se deben de hacer en un salón y más aun cuando hay clase. Y menos que entre en estas condiciones a un salón de clases de esta institución. ¡Me decepciona! siempre pase por alto toda su indiferencia ante las reglas porque usted siempre fue un alumno modelo. No entiendo como un chico con su nivel académico, puede ser así, enserio me decepciona mucho, me espere mejores cosas de usted.
-No se ponga sentimental – ya no me podía controlar, me exasperaba mucho su presencia –No de más vueltas y haga lo que tenga que hacer.
-¡Esto es suficiente! – por fin, nunca en mi vida había visto a José Sabina tan molesto – Esto es demasiado Ángel me tienes harto, no te voy a seguir cubriendo, así que no tengo más que hacer, las reglas son muy explicitas en situaciones de este aspecto, lo siento señor Lozano usted queda expulsado de esta institución.
Esperaba que esto sucediera, incluso ansiaba este momento, pero siendo sincero me sentí muy apagado al enterarme de esta decisión, me empecé a preparar mentalmente para el sermón en casa, los problemas con toda la familia, la típica frase de “avergüenzas” a la familia y por un momento pensé en que no podría conocer al chico nuevo. No había nada que hacer, así que con una desfachatez que nunca había conocido en mí le dije al director:
-Señor Sabina les podría decir a los señores Lozano que su hijito está expulsado. – A cada minuto podía ver como su ira aumentaba, así que mejor me despedí – No se preocupe solo me voy a despedir de mis “amiguitos”. ¿Sabe…? Fue un gusto hacerle enfadar – puse una sonría sínica, me dila vuelta y salí de su oficina azotando la puerta a mi espalda. Me sentí tan libre, como si toda la ansiedad que había sentido hace un momento nunca hubiera existido. Llegue muy rápido a mi salón, toque la puerta y pedí que saliera Fernando. Apenas me vio me dijo:
-¿Qué paso Ángel, te expulsaron verdad?
-Si por lo visto no aguantaron ni una más, pero no importa… ¡hoy hay fiesta! ¿Me acompañas? necesito unos tragos para relajarme y aguantar lo que sigue.
-Oye ¿neta no te importa? – Fer se escuchaba muy preocupado o enojado, creo que fue una mezcla de ambos – esta vez sí pasaste la línea. Ángel ¿no te das cuenta que estas destruyendo tu vida? últimamente te desconozco y no sé quién eres, neta no sé cómo un tiempo me llegaste a confundir,neta no sé cómo un tiempo me llegaste a gustar. – No le quería hacer caso así que mejor lo ignoraba - Ángel por si no lo sabías me tienen prohibido andar contigo, pero claro a ti no te importa, siempre has sido egoísta. Con todas tus locas ideas de que el mundo no te merecía y que nadie te comprendía, te digo algo, últimamente me he metido en muchos problemas por tu culpa y ni siquiera eso sabes valorar. Estoy harto no quiero nada que ver contigo, es mas no sé cómo te puedo seguir considerando mi mejor amigo.
-O sea que eso soy para ti, un hijo de puta que te friega la vida. Fernando, eres la única persona en la que podía confiar, pero todo este tiempo estuviste pensando así – uno no espera encontrarse con este tipo de comentarios de parte de su mejor amigo – sabes que… es todo.
No podía mirarlo a los ojos, me di la media vuelta, mi cara no mostraba expresión alguna aunque por dentro el alma se me partía en dos, me dirigí con el estúpido de mi hermano a decirle que me iba a casa, no me acuerdo siquiera que le dije. Salí del colegio, me fui derecho a buscar un taxi, pero no quería llegar aun a casa. Mire mi billetera y me quedaba suficiente dinero como para irme de fiesta, así que tome un taxi y le dije que me llevara a una centro comercial. El trayecto no duro mucho, apenas llegue le pague al chofer y me baje. Empecé a caminar y entre al centro comercial, el aire climatizado hizo que me estremeciera, pero poco a poco me fui acostumbrando. El centro comercial estaba vacío, se podían observar lo grandes pisos de azulejo brillar, la música de fondo se escuchaba, el murmullo incesante de toda la multitud no se escuchaba. Por primera vez después de mucho tiempo pude detenerme a mitad del pasillo y observar el techo de cristal, la luz del sol pasaba a través de ella, se veía tan hermoso, me preguntaba ¿Cómo hace mucho que no veo este tipo de cosas?
Camine un poco y observe la cartelera, no había nada especialmente interesante pero solo quería pasar un rato. Compre mi boleto, una soda y me dirigí a la sala que me fue asignada, cuando entre los trailers previos a la película habían empezado; no estaba atento para nada en eso, fue como si mi mente estuviera en blanco. Estuve sentado por un muy largo tiempo, no tenía ni la más mínima idea de lo que trataba la película, pero lo que mi primitiva conciencia me decía, es que tenía mucha hambre. No espere que terminara la película, me dirigí al área de comida.
Tenía mucha hambre, pero nada me apetecía, todo se veía tan asquerosamente cargado. Después de mucho pasear y deambular, decidí mejor comer un helado de vainilla. Mientras lo comía me puse a pensar en todo lo que había pasado el día de hoy y de repente unas palabras retumbaron en mi cabeza: “neta no sé cómo un tiempo me llegaste a gustar” . Entonces me di cuenta de algo, a mi amigo que yo creía completamente hetero ¿le llegué a gustar?
Todo el día de hoy había sido demasiado novelesco. Por lo que presentía lo sería aun más. Todo esto ocasionó que me sintiera profundamente deprimido. Nunca pensé que pudiera llegar a pasarme siempre pensé que todo sería mas ¿Alegre?, no sé. Mire mi reloj y las horas se habían pasado algo rápidas, el medio día se acercaba y mi cuerpo seguí teniendo mucha hambre. Haciendo caso omiso a lo que mi apetito decía, compre una hamburguesa y me la comí. Fue la comida más lenta que tenido en toda mi vida, pero no quedaba de otra, ya no soportaba el hambre.
Me había cansado de estar en el centro comercial. Tal vez parezca y sea un chico muy predecible pero lo que más quería en ese momento era algo que me ayude a olvidar, aunque sea por un momento. Me dirigí a la barra que estaba en el centro comercial; al llegar pedí una copa de las más fuertes, me la tome de un trago. La sensación de tomar alcohol era fantástica, al menos me hacía sentir un poquito mejor. Pronto se había acabado pedí otro, después otro y otro, me estaba sintiendo algo mareado.
-Joven está usted muy borracho, es política del centro comercial que no permitamos que nadie salga en estado inconveniente. Le he pedido un taxi – el empleado se dirigía a mi – por favor acompáñeme.
No me negué, de todas maneras pensaba irme, así que le dije que no se preocupara. Me levante y después de hacerle ver que conservaba mi cordura, salí por mi propia cuenta de ese lugar. Estaba caminando lentamente, pero era algo torpe, estaba en eso cuando sentí la mano en el hombro, cuando me voltee hacia él era Benja. Le sonreí, por un momento platicamos, me dijo que vino a ver a su papá o algo así, no le entendía mucho. Me despedí y me fui a seguir de fiesta.
Deambulaba por la zona comercial, entraba a las tiendas, me entretenía pero eso no llenaba mi ansiedad. Como sea la tarde estaba terminando y la noche empezaba a caer, andaba medio perdido y con ganas de seguir pasando el tiempo, me dirigí a otro bar, esa noche quería tener algo de acción. Al entrar no había ninguna chica así que me dije a mi mismo que el destino quería que me acostara con algún chico, así que al primero que vi me le lance al ligue. El era un hombre de unos 28 años bastante normal, pero qué más daba, que podía perder. Para mi sorpresa me mando un trago así que decidí ir a su mesa y le dije:
-En verdad los dos sabemos que queremos así que vamos de ese lugar y divirtámonos un rato –al principio se quedo con cara de sorpresa pero luego me dijo- Que me propones, si quieres conozco un hotel cerca –a lo que yo no me negué. Nos apresuramos y al llegar al hotel y registrarnos nos dirigimos hacia nuestra habitación con rapidez.
Al abrirse la puerta no hubo ni una sola palabra solo un intercambio de besos apasionados, éramos como dos bestias salvajes hambrientas de sexo, en el aire solo se podía respirar olor a sexo, se oían nuestras respiraciones muy aceleradas; como dos niños torpes y primerizos nos fuimos quitando la ropa, poco a poco para que la sensación que estábamos experimentando no acabara, pero no me pude contener mas, baje a la altura de la cintura le baje el pantalón y vi que ya se le marcaba un bulto no muy largo como de 17cm pero demasiado grueso, no me aguante más le baje el bóxer y lo metí en mi boca centímetro a centímetro, podía percibir pequeñas gotas que salían de su pene pero no le di mucha importancia seguí chupando ese aparato que no era nada despreciable.
Jugaba con su rosada cabeza pero nunca lo saque de mi boca, su excitación era tal que me empezó a follar la boca, era bastante rudo, pero eso me excitaba aun mas de repente un empujón tremendo hizo que me llegara su pene hasta el fondo de mi boca y de repente sentí una descarga de algo caliente que inundaba toda mi boca, fue bastante ese liquido que no puede contenerlo todo, sentí como se me derramaba en la cara. Desesperadamente limpie los restos hasta dejar su pene reluciente, pero eso solo fue el comienzo, después de ese delicioso comienzo el se dirigió hacia a mí, bajo hasta mi bulto que ya estaba a reventar y lo lamio por encima de la fina tela que separaba sus labios de mi verga, inmediatamente la saco, la lamia tan lento que hacía que cada vez lo deseara mas, esa mamada no podría ser de un humano. Ese ser que por casualidad había encontrado me estaba dando la mejor mamada del mundo, de repente con una simple succión hizo que me corriera en sus labios inundándolo con todo mi néctar.
Después nos fundimos en un apasionado beso que hizo que en un momento ya estuviera de nuevo a la carga, la diversión siguió, me enfunde con un condón y le fui introduciendo mi pene por su ano, cada centímetro podría sentir como me habría paso por esa estrecha, húmeda y cálida cavidad, me hizo ver que a él también le gustaba, así que empezó con un bombeo tan suave y sutil que era poco perceptible, pero pronto la excitación se apodero de mi cuerpo y bombee tan fuerte que pensé que el pene se me arrancaría por tanta fuerza, pero lo único que logro que ese hombre diera gritos de placer que se oirían hasta afuera de la habitación pero la excitación era más fuerte que la razón, así que el bombeo se convirtió en un alocado frenesí de gritos y gemidos, hasta que todo termino. Sentía como mi cuerpo se contraía y terminaba en una venida monumental.
Terminamos tendidos en la cama y tiempo después me levanté y fui al baño abrí la regadera con agua caliente y deje fluir el agua toque mi pene y aun se sentía sensible, de repente sentí su aliento detrás en mi hombro cosa que no me molesto, me seguí bañando y sentí que su ya excitado bulto se paraba, pero yo no tenía interés alguno a lo que dije: -si quieres me salgo de la regadera, que tu verga tiene ganas de una paja –a lo que él me respondió con un golpe en la cara y me dijo – no me gustan los niños malos que calientan la sopa y luego no se la comen –el miedo me inundo, no sabía qué hacer, si intentaba escaparme podría resultar contraproducente. ¿Qué era lo mejor que podía hacer en este momento? No supe que hacer, así que solo atine a decirle– No es necesario ser agresivo pendejo, si quieres sexo solo dilo.
Estaba seguro de que estaba pasando el peor momento de mi vida. Por primera vez tener sexo me dio asco, me untaba su bulto ya erecto, se puso un condón y sentía como se introducía centímetro a centímetro, gemía y gritaba pero no lo hacía por placer lo hacía por dolor y para que esto acabara de una vez, con tan solo sentir el contacto de su piel generaba una sensación de repugnancia, pero esto apenas iniciaba. Sentía su aliento y el taladrar de mi ano ahora sangrante me hizo sentir que lo poco que me quedaba de dignidad se desvanecía, pero esto empeoro cuando con su manos me tomo, me levanto y me llevo a la cama se puso encima de mi diciendo – Ahora si putita, quiero ver tu cara cuando un verdadero macho te coja – un miedo intenso se apodero de mí, porque si para algo no soy bueno es para fingir placer y eso lo hice notar pronto con mi cara de angustia. El reaccionó ahorcándome y preguntándome si no me gustaba, yo asentí con la cabeza, esto lo convenció e intente hacer mi mayor esfuerzo, al final logre convencerlo de que fue la mejor noche de mi vida, de repente sentí que su cuerpo se contraía y supe que el fin de mi agonía llegaba, saco su pene y se vino en mi en toda la cara, lo que hace algunas horas creía excitante ahora me parecía humillante.
Fue la noche más larga de mi vida, más de una vez pensé en salir corriendo, pero no quería que esto empeorara, así que me quede quieto por toda la noche; sobra decir que no pude dormir en toda la noche. Cuando por fin los primeros rayos de luz iluminaron la habitación, sentí su despertar. Él se levantó, se comenzó a vestir, ni siquiera fue capaz de darme la cara. YA no me pude contener más y le dije:
-¿Por qué todo tuvo que ser así?
-No te hagas el niño santo, que ambos sabemos que no lo eres. Además yo no te hice nada que no te hubieran hecho antes.
Al terminar de vestirme, se levanto y me indico que antes de las 12 no debería de estar ahí, me quede tendido en la cama desnudo, pensando en que mi vida ha sido un fracaso, que todo lo que yo quería culminaría siempre en eso, me di cuenta de que era tiempo de reestructurar mi vida y cambiar todo. Me vestí, me levante y salí de la habitación, revise mi celular eran ya las 9:00am y tenia infinidad de llamadas perdidas y tres mensajes de texto, no quería revisarlos. Me dio una enorme flojera saber algo de lo que había pasado en el día. Me fui a desayunar y al momento de pagar me di cuenta que mi dinero en efectivo no estaba. Era lo único que me faltaba, ese era un verdadero maldito. Vague por un rato y recibí una llamada que ignoré, quería estar solo, pero la hora de afrontar mi realidad llegaba, pronto enfrentaría que estaba expulsado y también de soportar el sermón de mis padres. Pero no tenía cabeza para pensar en nada, solo quería dormirme, estaba muy cansado…
CONTINUARÁ….
La primera vez que subí la historia me dijeron que era muy irreal y que alentaba la promiscuidad, pero en ocasiones, la realidad supera la ficción. Solo es una simple historia, que nace de mi imaginación para entretenerlos.
Saludos
Azazel