Vivo de las mujeres decentes-libro 2 (Capítulo 7)
Pilar se presenta en Londres el viernes por sorpresa, decidiendo irse el sábado por la mañana.
Vivo de las mujeres decentes - Libro 2
Capítulo 7
El miércoles con más tranquilidad lo dediqué a pasarlo bien con Tali y Toñi que también disfrutaron lo suyo. La verdad es que aparte de que disfrutáramos los tres de un buen sexo, nos habíamos cogido un cierto cariño que nos hacía sentir muy cómodos en nuestra convivencia del día a día y si nunca tenía ningún motivo de queja, ahora las dos se afanaban por darme una vida a cuerpo de rey. A pesar de mi insistencia en cenar juntos, nunca lo hicieron aduciendo que cada uno tenía su sitio en aquella casa.
Ese jueves me volvió a recoger Malory porque según ella ya se conocía el camino, pero luego se quedó con las otras dos y con alguna ayuda del chófer, pudimos satisfacer a estas hermosas mujeres que no se saciaban nunca, pero a mí me daba mucho morbo follarme a madre e hijastra en la misma cama. Además Ginger llamó a su marido cuando comenzaba a follarla de nuevo y dejó el teléfono en manos libres para que él no se perdiera nada de los sonidos que producíamos durante esos menesteres. Él se encontraba en la habitación de un hotel, por lo que no tuvo problemas en hacerse una paja oyendo los gemidos más sonoros que nunca, de su esposa.
Cuando nos despedimos me volvieron a dar otras mil libras. El sábado lo hablaría con Pilar y sus tíos a ver qué opinaban ellos sobre esos regalos, que a mí ya me estaban pareciendo más un cobro por servicios prestados.
En el curso conocí a varios chicos españoles, pero siempre comía y charlaba más con una chica de Madrid, muy simpática y bella por cierto, pero estaba casada como ella misma se jactaba de decirnos a todos mostrándonos su anillo reciente de boda, cosa que provocaba muchas risas entre nosotros. Ella era Carmen de 28 años y uno de casada, con la carrera de derecho terminada, aunque no ejercía todavía y estaba haciendo el curso para mejorar su inglés, que por cierto, lo hablaba mejor que los nativos. Los fines de semana los pasaba en España con su marido, o bien, él volaba a Londres para estar juntos esos días.
Según nos decía a todos, estaba súper enamorada de su marido, que trabajaba en un bufete de abogados del que era socio. Desde luego se notaba que económicamente estaban más que sobrados, con casa en la capital y en la sierra, vacaciones en todas las estaciones de esquí, ropa que estrenaba prácticamente todos los días, en fin, que estaba claro que por ese lado todo iba muy bien, pero yo detectaba que algo le pasaba, aunque tampoco iba preocuparme más de lo debido, pues era lo único que me hacía falta.
Ese jueves me cambié de ropa en el servicio de hombres, porque en el coche era bastante incómodo. Cuando salí para subirme al auto donde me esperaba Malory con su chófer, Carmen andaba todavía de cháchara con uno de los compañeros en la puerta de la sede, quedándose anonadada al ver mi vestimenta cuando la saludé, más aún cuando vio el coche en el que me subía, con chófer de uniforme y toda la parafernalia de abrirme la puerta para que yo entrara con Malory, que me dio un beso en la boca nada más tenerme a su lado.
El viernes no dejó de preguntarme por lo que vio el día anterior, yo me reía pero no le comentaba nada, tanto llegó a insistir que al final le dije que solo fui a su casa a follarla con su marido delante, porque eran una pareja swinger que conocí en un evento hacía una semana. Quiso que le explicara más cosas, pero ya no le dije nada más y se lo negaba con tantas risas que terminó por no creerse la historia que le había contado, o eso fue lo que me dio a entender.
Esa noche llegó Pilar directamente a la casa en un taxi, cosa que nos pilló de sorpresa a todos, menos mal que no estaba en la cama con una de las chicas. Nada más verme mientras esperaba en el salón haciendo tiempo para la cena, se vino corriendo a mis brazos, llorando como una Magdalena.
-No puedo seguir así Rigo, necesito estar a tu lado más tiempo, me encuentro muy sola... -todo eso me lo iba diciendo sin despegarse de mí un milímetro, repitiéndose una y otra vez, hasta me dio pena de verla así.
-Anda, tranquilízate y cuéntame cómo van las cosas por allí. ¿Sigues centrada en tu trabajo?
-Sí, en eso es en lo único que me centro, porque en el resto...
-Venga, sigue contándome, ¿Cuántas sesiones has tenido con la psicóloga?
-Dos, pero necesito tres todos los días Rigo, estoy fatal.
-Cuéntame que haces cuando llegas a casa.
-Llamo a Cristina y la tengo dos horas al teléfono contándole mis penas, luego ceno como te prometí y me voy a la cama.
-Y sobre el asunto de los mensajes, ¿Habéis tomado alguna medida?
-Mi tío ha puesto más vigilancia por si intenta abordarme en la calle, solo va a ser un mes, si no vuelve a hacer nada, creemos que no lo va a intentar más.
-Y de sexo como te pedí, ¿Qué tal?
-Esta semana nos hemos visto con Samuel y Adela, haciéndote caso, no estuvo mal Rigo, pero es que no tiene nada que ver como cuando estoy contigo.
-Cuando tengas sexo con otra persona no está bien que hagas comparaciones, Pilar, lo disfrutas y ya está. ¿Fueron tus tíos también?
-Sí, claro, no voy a ir sola.
-Pues tienes que hacerlo también sola Pilar, la próxima semana búscate una cita con Julia y Rafael. ¿Quieres que les llame yo primero?
-No, no, es que no lo voy a hacer y menos yo sola. ¿Cómo se te ocurre?
-Necesitas aprender a tener sexo de nuevo, ahora sin mí y sin el otro que tú sabes. Rafael y Julia son dos buenos amigos que te harán pasar una buena tarde o noche.
-Está bien, no vengo aquí a discutir, haré lo que me pidas, pero llámalos tú.
No era un farol, llamé a Julia en ese mismo momento.
-Hola Rigo, ¿Cómo está mi príncipe?
-Ya estoy como un rey guapísima, así me tratan aquí. -Le respondí con unas risas inevitables.
-No me extraña, ya te advertí que ahí no te ibas a aburrir, ¿Ya te las has tirado?
A eso no le iba a responder delante de cualquiera y menos de Pilar.
-Ya te contaré. Julia te llamo porque estoy hablando con Pilar que ha venido a verme y necesita que vosotros tengáis un privado con ella, ya lo tuvo esta semana con tu hermana. ¿Te importaría?
-Que va, si está ahí contigo dile que se ponga para ver qué día nos viene mejor.
Le pasé el móvil a Pilar quedando ellos para cenar y follar el martes a las 8 de la tarde, según pude entender.
-Toma que quiere hablar contigo.
-Dime preciosa.
-La semana que viene volveremos a ir el jueves, y ya nos quedamos hasta el lunes, Rita va también con José y nuestros maridos llegarán el viernes por la tarde.
-Joder, menudo fin de semana nos espera.
Luego nos despedimos dándole las gracias por quedar con Pilar.
-¿Ves? Quiero que no lo dejes tú, porque a mí ya has podido comprobar que tampoco me va mal. ¿Piensas venir con ellos?
-Lo que tú digas, eso haré. -Me dijo algo más seria.
-Pues te vienes también, pasaremos un fin de semana brutal los dos. ¿Vienen tus tíos mañana para el privado con los amigos swingers de aquí?
-No pueden, tienen un compromiso y no les da tiempo para llegar. Irán al suyo de allí.
-Joder, qué pena, ¿A ti te gustaría ir? Quisiera que los conocieras, son una gente encantadora. Ayer tuve una sesión privada con las tres mujeres y el chófer de una de ellas.
-Ya te he dicho que lo que tú decidas, eso haré. Estoy a lo que tú me digas hasta el lunes por la mañana.
Luego se quedó pensativa mirándose muy interesada las manos, hasta que decidió girar su cara hacia mí para mirarme a los ojos intensamente.
-Una pregunta que quiero que me respondas de verdad cielo, ¿Tú verías muy mal que yo quedara nuevamente con León?
Me dejó boquiabierto con la cuestión que me planteaba, pero era mejor que ella me aclarara a qué venía ahora con esa pregunta.
-Explícate mejor Pilar, porque no logro entender por donde vas. -Le respondí.
-Verás, no paras de proponerme tener sexo con unos y con otros, lo tenemos también entre nosotros, pero me dices continuamente que ya no vamos a ser pareja nunca jamás, de ahí mi pregunta, porque me gustaría saber si estar con él para ti sería igual que si estuviese con otro de los que tú me propones.
-No, no sería igual para mí, porque creo que ese hombre nos ha jodido la vida a los dos, pero si tú quieres seguir con él, yo no te voy a poner ninguna pega.
-Solo quería saber tu opinión, no vayas a creer que me estoy viendo con él, pero si en un futuro lo vuelvo a ver, tú serás el primero en saberlo, no te lo ocultaré nunca más, no habría motivos para hacerlo.
Los dos guardamos un tenso silencio al que tenía que ponerle fin, porque seguir con ese elefante en medio de los dos no nos iba a llevar a ninguna parte.
-Bueno, vamos a cenar y luego haremos planes para el fin de semana. -Le propuse al ver que Tali aparecía en el salón para poner un segundo cubierto en la mesa.
Mientras cenábamos quise comentar con ella el asunto de los regalos que me hacían, me hubiera gustado que sus tíos también me aconsejaran, pero no los tenía a mano y si al día siguiente iba con Pilar a la sesión privada que pretendía Malory, podía ser muy violento que me hicieran otro regalo en presencia de ella.
-Pilar, estas personas me han hecho unos regalos al final de cada relación sexual con ellos, ya me dijo tu tío José Luis que si lo hacían, lo tomara como lo que es y que mientras que no trabaje no tengo porqué rechazarlos. Pero yo me siento como si cobrara por tener sexo con ellos. Quería hablarlo con tus tíos nuevamente, pero no van a venir.
-¿Y porqué esa urgencia? De todos modos, no sé, ¿Es que tú has puesto un precio por estar con ellos?
-No, que va, jamás lo he hecho Pilar, solo faltaba. La urgencia es porque si mañana me vuelven a dar otro sobre de regalo delante de ti, me sentiría muy incómodo y tú seguro que también.
-Sí que sería embarazoso, pero a ti te viene bien ese regalo y si mi tío te dijo que lo aceptaras, yo no le voy a dar más importancia. De todos modos, si te hace falta dinero, te dejo de nuevo tu tarjeta de crédito, no la he llegado a anular todavía.
-No Pilar, solo quería conocer tu opinión. De todas formas no creo que mañana lo hagan estando tú presente y si lo hacen no lo aceptaré, al menos yendo contigo, no.
-Si lo ves más conveniente, anula el compromiso de mañana. A mí me sobra con estar contigo.
-Es que creo que no es conveniente que estemos tanto tiempo solos, será mejor compartir el sexo con otros.
-¿Temes que eso afecte más a mi recuperación?
-Totalmente, a ti y a mí mismo. Si no dejamos de acostarnos, a los dos nos va a costar más trabajo comprender que ya no somos pareja. Si tenemos sexo con otras personas lo asumiremos más rápidamente.
-Tú... ¿Tú también estás afectado por nuestra separación?
Me pareció que había metido la pata un poco por lo menos. Claro que me afectaba estar con ella de nuevo en la cama y forzarme a pensar al mismo tiempo que ya no me importaba nada, que al día siguiente me acostaría con otra y asunto solucionado, pero sabía que ni acostándome con dieciocho mujeres todos los días la olvidaría, más aún si nos seguiríamos viendo cada semana “ como folla-amigos sin compromiso ”.
-Pues claro Pilar, tú eras la mujer con la que quería formar una familia en cuanto terminara mi carrera, casarnos y tener hijos, bueno, todos esos proyectos de los que tanto hablamos los dos, pero ocurrió lo que ocurrió y todo se fue al garete. Claro que estoy afectado, no termino de asimilarlo Pilar, pero tengo que hacerlo, mejor dicho, tenemos que hacerlo los dos.
-¿Tú crees que acostarnos con otras personas es la solución? Hasta el otro día casi me llegaste a pedir que siguiera con León, que con nuestra separación ya no había obstáculos.
Otra vez el cabrón ese jodiéndonos nuestro encuentro.
-No Pilar, lo que te dije era que no entendía porqué lo habías dejado a él también y sigo sin entenderlo, incluso muchas veces pienso que lo sigues viendo.
-Lo sé Rigo, sé que es inevitable que pienses que sigo con él, o que lo dejé por una pataleta y que luego volveré a recaer. Contra lo que tú pienses no puedo luchar, para ti siempre seré una puta embustera. Será mejor que me vaya a mi habitación y adelantar el regreso, a ver si encuentro un vuelo para mañana.
-No te precipites Pilar, quedamos que seguiremos viéndonos como amigos y por mí, nunca cortaré esa amistad, me gusta que sigamos siéndolo y continuar teniendo sexo también, porque contigo es algo sublime, pero si ese es tu deseo, no me puedo oponer.
Ella no dijo nada más y se marchó a su habitación. Más tarde estando echado en mi cama intentando dormir, pensaba en el incidente que habíamos tenido Pilar y yo, pero no me sentí culpable de nada, porque era verdad que en algunas ocasiones pensaba que ella seguía teniendo relaciones con su amante y que todas sus aflicciones no eran otra cosa, que una estrategia más para hacernos creer a todos que esta vez lo había dejado de verdad, aunque la conversación anterior a la cena parecía indicarme todo lo contrario.
A medianoche me pegué a ella como una lapa a su roca favorita. Estaba en la gloria, como siempre que dormía con ella, si no estaba en su interior tenía que tenerla abrazada para sentir su maravillosa piel presionando la mía. Si me volvía para darle la espalda hacía que ella me abrazara por detrás, e incluso con mi mano apretaba su trasero para que su pubis quedara más pegado a mis nalgas. Nosotros podíamos dormir perfectamente en una cama de 80 que hasta nos sobraría. Estaba amaneciendo cuando me levanté a hacer un pis y retornar de inmediato al calorcito que me daba el cuerpo de mi novia, pero cuando más feliz era soltando esa meada, el pis se me cortó, ¿Qué leches de novia tenía yo y qué hacía Pilar en mi cama y cuánto tiempo llevaba allí? Lo primero era terminar mi micción porque podría coger piedras en el riñón. Luego me lavé las manos y metí la cabeza debajo del grifo del lavabo, ya que por allí estaba saliendo agua y a mí me venía bien refrescar mi embutido cerebro.
Con lo bien que estaba y el despertar tan desagradable que me propiné yo mismo por culpa de una simple meada. A ver, el problema era que posiblemente ella hubiese estado con el cabrón de León la noche pasada, ¿Pero a mí que coño me importaba? Si llevaba una racha que no paraba de follar con otras y lo mejor era que pensaba seguir haciéndolo, ¿Lo haría con ella como si fuese una más? No sé coño, no sé. Con ella el sexo cobraba otra dimensión, mis corridas las sentía de otra manera, incluso me dejaban más relajado y quizás más cansado también, qué tontería, ¿No? Y qué haría ahora, pues eso, acostarme a su lado y retomar ese calorcito que me daba su contacto a presión, a lo demás que le vayan dando por ahí.
Pero ya no pude dormir más, todo lo contrario que ella que hasta emitía unos pequeñísimos ronquidos, que más se parecían a gemidos de satisfacción. Procuraba que mi brazo quedara abrazado por sus lindas peras, como si me estuviera haciendo una cubana en él, solo que no nos movíamos, bueno, de vez en cuando lo hacía como recolocándolo en su sitio, ya tendría tiempo de hacerme el sorprendido cuando nos despertáramos los dos, luego también sería el momento de echar un polvo mañanero, máximo dos, porque nos esperaba un día de lo más ajetreado.
Pero ella se despertó antes que yo y me di cuenta porque mi brazo cubano se mojó ostensiblemente por las lágrimas de ella. Enseguida la hice girar hacia mí para ver que verdaderamente estaba llorando más que un sauce de esos.
-¿Pilar qué te pasa y cómo es que estás en mi cama? -Le pregunté, para ver si me enteraba qué era lo que pasaba por su cabeza, porque en verdad desconocía las dos cuestiones que le planteé.
-Me vine aquí porque no soportaba la idea de dormir sola estando tú aquí a mi lado y lloro por no poder hacerlo todos los días como lo hacíamos antes. Pero solo es por mi culpa, no te enfades conmigo Rigo.
-¿Porqué me iba a enfadar? Dame un beso, pero dámelo tú, como hacías antes.
Ella se colocó a horcajadas sobre mi cuerpo y me besó largamente hasta meterme la lengua en la boca buscando la mía a la que entrelazó afanosamente. Mi polla cobró vida de inmediato y después de cinco minutos acariciándonos y besándonos, hizo el movimiento perfecto para dejar más de medio pene en su interior, pues la postura al estar tan tendida encima mía no la dejaba profundizar más, pero fue suficiente para que los dos sin movernos de donde estábamos, llegáramos al clímax en unos pocos minutos.
-¿Te quedas entonces? -Le pregunté cuando nos recuperamos sin cambiar aún de postura, ya que en esa era muy agradable la sensación que me producía su cuerpo al aplastarme, sobre todo durante su orgasmo, donde no era capaz de mantener sus codos apoyados en el colchón para ser más ligera.
-No sé, solo si me prometes que no vamos a hablar más de ese que tú sabes... aunque imagines lo que sea, no me hables más de él.
Entonces se desmontó de mí para quedar tendida a mi lado, dejando mi polla tomando el frescor de la mañana.
-De acuerdo, eres mi amiga y como tal, respetaré lo que me pides, faltaría más, pero tú tampoco me preguntes sobre lo que yo pienso sobre eso.
-Una cosa Rigo, ¿Tú estás pensando en otra para formalizar una nueva relación de pareja?
-¿Yo? Qué va Pilar, ahora lo único que hago es follar con todas las que se me ponen delante, es como si estuviera recuperándome de la escasez de sexo que he tenido últimamente... vamos, que en esta última semana ya lo he hecho tres veces con el mismo matrimonio y sus allegados. Esta tarde lo volveré a hacer y espero que me acompañes tú también, así los conoces. La semana que viene también compartiré con las tres parejas que ya conoces, aunque seguro que algo caerá antes de que lleguen. ¿Cómo voy a pensar en tener una nueva pareja? Ni conozco a nadie ni tendría tiempo para dedicarle a tan entrañable criatura.
Ella volvió a ponerse seria, seguro que no esperaba que fuera tan claro en mi respuesta, pero hasta recibió estoicamente el puyazo de la escasez de sexo que le acababa de endosar, aunque tampoco le comenté nada de Toñi y Tali, porque no venía a cuento poner en evidencia a aquellas chicas tan simpáticas.
-Está bien, solo era para saberlo... es una probabilidad que me tiene muy preocupada, Rigo.
-Pero no sería el fin de lo nuestro como pareja Pilar, eso ya ocurrió hace poco, no olvides que ahora solo somos amigos. Igual eres tú la que encuentra un nuevo amor para el resto de tu vida.
Ella hizo una mueca que parecía como de asco, agradable no era, eso seguro.
-Eso es imposible, yo desaproveché mi mejor oportunidad y no quiero nada de aquí en adelante que no sea igual a lo que tuve.
Ahora era ella la que me decía claramente que o conmigo o con nadie más, pero ya mencioné lo del tiempo que todo lo cura y eso no eran unas fórmulas matemáticas, era una realidad.
-Tengo que llamar a Malory para que sepa que tus tíos no vienen, igual ya la ha llamado Cristina para advertirla.
Luego le estuve contando lo de su ahijada, que aunque en verdad no lo era ni de ella ni de Colin, su marido, morbo sí que tenía la cosa, también le hablé del matrimonio formado por Daisy y Thomas, aunque no lo hice sobre Angie, porque ésta no formaba parte del mundillo swinger.
-¿Sabes que Pedro quiere que me folle a su novia delante de él? Éste va también camino de enrolarse en un club.
-Pues si no tienen experiencia en esto, que tenga cuidado, no vaya a ser que se quede compuesto y sin novia después de estar contigo.
-No creo mujer, es un deseo de los dos que les cumpliré cuando vuelva. Espero que solo lo quieran hacer una vez.